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DEPARTAMENTO: LETRAS
AÑO: 2015
BOLIVIANA CONTEMPORÁNEA
Entre las posibilidades que permitieron que la literatura española tenga su “siglo de
las artes. Se podría decir mucho sobre las posibilidades de los artistas en países con jornadas
laborales menores, así como también del legado histórico literario de países considerados
trabajo es analizar un momento literario en un país que tuvo algunos cambios significativos
historia. Al respecto Sergio de Nucci señala para la Antología de la Tricolor a la Wiphala “si
actuales tiempos políticos” (RECOARO, 2014, p.8) y más aún “las presidencias Evo
Morales han consagrado la autonomía de la literatura boliviana” (op. cit, p.15). Es decir,
el siglo XXI, desde la decadencia y caída de la República liberal hasta la consolidación del
avanzado y afianzado otros ámbitos que (…) no fueron nunca dominantes ni para los
Sin dudas el debate sobre la autonomía del arte es uno de las mayores polémicas tanto para
artistas como para teóricos y críticos, en tanto si resulta una característica positiva en el arte
o aún si es posible. Dejando de lado esos debates para la teoría literaria, y partiendo del
sociedades aymaras (GALINDO, 2005), entendiendo que esa autonomía ligada a lo político
o cultural tiene su correlato en el patrimonio artístico, este trabajo se propone polemizar con
esta lectura del momento literario boliviano en que lo político, al estilo de la estética
promovida por Adorno (2003), parece estar desplazado. Sobre la base de la antología
mencionada, se analizarán tres cuentos de allí, y se intentará demostrar que no sólo están
marcados por la violencia1, sino que, aún más, persisten cuestiones sociales que pueden
1
Partimos de la necesaria diferenciación de Fuerza, Poder y Violencia que Foucault y Arendt explicitan bien.
Véase al respecto FOUCAULT, 2001 y ARENDT, 1993
Las comparaciones con El pabellón de oro son evidentes: la guerra como expresión de la
El relato empieza de manera perturbadora, con el encuentro del narrador con una
amiga imaginaria, y ante la llegada del abuelo el chico teme que el viejo violente a la niña.
previamente el narrador había contado cuánto le gustaba escuchar respirar al abuelo, ahora
la percepción del mismo aparece extrañada2. A su vez, el joven enseguida cuenta que “odia
las familias”. Si partimos de que la narración del chico se despliega sobre la base de anunciar
que sus padres habían muerto en un accidente violento, encontramos justificada esta idea.
Sin embargo, esta autoreflexión articula todo el relato. No casualmente la amiga imaginaria
se llama “Odi”: una referencia nominal al odio bastante evidente. Es que justamente Odi es
la encarnación del odio más o menos inconsciente. Y decimos más o menos porque unas
líneas más arriba nos referíamos a la explicitación del odio por parte del narrador. Lo que
sucede es que Odi funciona a modo de Hyde con Jekyll. La amiga imaginaria explicita al
narrador las fantasías violentas que el chico no se le parecen ocurrir por su cuenta, pero que
sin lugar a dudas promueven ese odio interior. Motivado por Odi, el narrador se vuelve
pirómano.
A todo este entramado psicológico debemos sumar la historia del abuelo. Odi le
alcanza un diario del viejo al chico y este lee: “Furioso, abro los ojos a otro día más. Odio
este lugar, pero sobre todo odio a mis 'compañeros'. Los veo desde lejos y los odio, los
desprecio. Cuando digo odio me refiero a lo que son: indios, la mayoría” (op. cit. 43). Así,
la cuestión del odio y la violencia empieza articularse con el otro campo temático que trata
2
Véase al respecto SHKLOVSKI, 2004.
el cuento ligado a la ideología. Los breves retratos de la política de guerra boliviana están
impregnados de racismo. En la segunda lectura del diario el chico lee: “Ayer ya no pude más
y castigué a uno (…) Giraba la cabeza y me miraba con miedo y odio (…) Qué lindo es el
poder” (op. cit., 2014, p.45). Vemos como la representación del odio se vuelve una constante
en el relato. Así, parece haber una suerte de espiral de odio que va contagiando todo a su
alrededor. También vemos una crítica ideológica al ejercicio del poder en manos
La visión del narrador sobre su abuelo como una persona “hermosa” (op. cit. p.44) se
Luego de haber leído estos primeros capítulos del diario del abuelo ya no pude verlo
como antes. ¿Había violado a alguien y él ahora como si nada? ¿Cómo podía ser posible
que alguien de esa ternuda (creía yo) era capaz de semejante cosa? Los días posteriores
ya no fue lo mismo (op. cit., 2014, p.47)
Ya no solo hay extrañamiento sino una desfamiliarización3 acentuada. Las reflexiones que
siguen del narrador son igual de interesantes y claves para entender la lógica del cuento: “A
veces pensaba que todo era un invento de él, un proyecto de historia sobre la guerra, a veces
pensaba que tan solo era una proyección suya. Una forma de sacar su verdadero yo. Lo que
no entendía era la violencia” (op. cit., p.46). La idea dialéctica del unheilmicth al estilo Jekyll
y Hyde se refuerza pero se complejiza: el narrador supone que el diario funciona con el abuelo
como Odi con él. Es decir, sin darse cuenta el chico se proyecta en Odi y se reconoce en el
abuelo.
3
Véase al respecto FREUD, 1919.
Sobre esta base, el cuento se desenvuelve en los sucesos inevitables: el asesinato del
Un truco narrativo nos deja con varias preguntas cuando el narrador cierra el cuento con
“¿Creen que pase así?” (op. cit., 2014, p.52), pues vuelve al misterio de la fantasía y lo que
ella representa. Una pregunta que esto sugiere es ¿Podremos atrevernos a ejercer la violencia
en función de nuestra preservación y contra los opresores? Un interrogante que sin duda
Ladrando bajito
El segundo cuento de este trabajo tiene varias coincidencias con el anterior. El miedo,
que antes aparecía más o menos concentrado en la figura del abuelo, en este relato aparece
más disperso. Por un lado, en los militares que visitan a la familia. La asociación es evidente,
los militares vuelven a aparecer en escena, asociados a un mal social. Por el otro, el miedo a
la perra Yerka, un ser cercano que al igual que el abuelo, se vuelve objeto de temor. Otro
El relato empieza contando que esta perra es comprada para infundir respeto a los
soldados. En este relato, al igual que en el cuento anterior, se sugiere un hecho perturbardor,
“lo que ocurrió” (op. cit., p.71). Enseguida se nos dice “nunca hubo, por decirlo de algún
inteligencia humana” (op. cit., 2014, p.71). Otro aspecto que vuelve es el de la
incomprensión, el suceso de Yerka no puede ser racionalizado y entendido. Algo parecido
habíamos visto que pasaba cuando el narrador de “¿Será este el momento para quemar a
La vida en el campo evoca una y otra vez imágenes que pueden ser asociadas a lo
grotesco: el tojo bárbaro muerto, las ganas de estrangular pollitos de la joven narradora, la
familia saboreando los huesos de los animales que habían criado. Una prefiguración se nos
No confiaba demasiado en los humanos, sospechaba que éramos seres crueles, de modo
en que se puede ser cruel cuando eres humano. O cuando tienes nueve años y sabes que
es imposible seguir fingiendo, mintiéndole a todos sobre tu frágil bondad. Quiero decir
que hay formas de ser cruel y que los otros, estos seres a quienes creemos domesticar,
también pueden ser crueles. (op. cit., p.73)
Se ve ya acá una representación realista del humano e incluso una mención sobre la falsa de
inocencia de hasta lo que puede ser un niño. La crueldad humana llega al cuento enseguida,
alguien le ata un alambre de púas a Yerka, “quién sabe por qué desquiciadas razones” (op.
cit., p.73). Vemos una vez más la cuestión del mal y la incapacidad de percibir las
motivaciones.
diferencia del cuento anterior, no se presenta una heterogeneidad en la milicia sino que
directamente son agentes del mal, aun cuando se entiende que quienes tienen el poder los
sociología, puede dar fe de ello, pues le han arrancado las uñas en torturas. Sin embargo, la
narradora aún inocente no se percata de ello: “No me importaba vivir en el pequeño infierno,
Esta entiende que en la casa de los protagonistas no hay diferencia entre animales y bestias.
Así, se explicita todo el juego de mimetización que construye el relato. Los humanos se
comportan como bestias pero los animales a su vez se contagian de la crueldad humana. Un
elemento emblemático de esto es el loro, animal que justamente puede imitar el habla humana
y que repite a modo de alarma “judíos, judíos”. Así, ante la riña de la vecina, Yerka, ya
pervertida por la crueldad humana, ataca. El único aparentemente humanista corre el peligro
Sin embargo a pesar de que la vecina resentida denuncie al tío militante y que los
soldaditos golpeen a la abuela, la protagonista de la historia es Yerka. “Lo que ocurrió” era
nada menos que el hecho de que la perra se había comido a todas sus crías: un acto de
bestialidad grotesco. Entonces Yerka, como el abuelo del cuento anterior, se vuelve extraña,
se desfamiliariza:
La cita es larga pero explicita varias cuestiones con las que trabaja el cuento. Ya no es sólo
el miedo, el odio es otro elemento que se cuestiona como un sentimiento posible en un mundo
que tarde o temprano se percibe como lo que realmente es, “un infierno”. Pues el problema
no es Yerka sino todo lo que encarna: lo que motivó a tenerla, la opresión de los soldaditos;
lo que sufrió por la crueldad humana, el alambre de púas; y lo que desencadenó su violencia,
la riña de la vieja. El incidente con las crías no es más que una metonimia de lo podrida que
está la sociedad. Así, lo que sucedía con el abuelo violador se extremiza: “Miedo de quien
has amado mucho: de todas las cosas del mundo, de todas, todas, juro que esa es la más
Americano Feo II
Los análisis de los cuentos anteriores, en relación a la hipótesis planteada, pueden ser
a través de figuras de militares, responde a una época pasada. Claro que una afirmación de
tales características omitiría que el presente es el resultado de toda la historia. Pues el abuelo
militar no es un recuerdo pasado sino un personaje del presente narrativo, una representación
que parece recordar algo evidente: Bolivia no se ha vuelto una utopía, el mal persiste entre
quienes la habitan.
El tercer cuento resulta interesante porque persisten los elementos políticos y sociales,
pero a partir de otro tipo de evocaciones. Por momentos, “Americano feo II” se asemeja a
los relatos clásicos en que el extranjero es una otredad. Hay sin dudas una reivindicación del
nativo boliviano y una ridiculización de lo que vendría a ser la más absurda injusticia
imperialista. Una boliviana sumamente capaz se le planta al jefe yanqui incompetente. Pero
hace el cuento.
El cuento abre justamente con una de las últimas estrofas del himno nacional
estadounidense, con un evidente sarcasmo receloso. Es que todo el cuento es una parodia del
sujeto otro.
rasgo innato ineludible y una supuesta carga que ese enemigo debe llevar. Por eso justamente
lo apodan “Lucky”, como si por sí mismo no valiera más que por la suerte de haber nacido
yanqui. Así la narradora lleva adelante una narratología de la venganza, una suerte de “sos
Pero para la narradora, Luis Kular es esencialmente feo porque reniega su costado
latino. Es que Kular elige trabajar en su ciudad natal como un extranjero. En su elección de
“americanizarse” lo que hace es distanciarse de los que podrían haber sido sus compañeros.
Así, la narradora reconoce ese distanciamiento y se enuncia sobre un sujeto otro americano.
La otredad está bien marcada. Dice la narradora: “Ellos. Nunca ha podido pensar en la gente
del proyecto como en sus similares; siempre son “ellos” “(op. cit., 2014, p.115). Como
una violenta burla sobre el americano. Así lo caracteriza como un subordinado ideal a la vez
Kular, siempre actúas como si ser gringo te diera todos los derechos terrenales y
celestiales, mientras que los demás, tercermundista s de cuarta o quinta, deben plegarse
a todo mandato emanado de muchos más como tú: tarados hasta la médula, pero
“americanos”, votantes y contribuyentes cuyos impuestos se destinan a hincarles la puta
noción de cuán pobres son los developing countrios a los que se dignan donar una parte
de esa plata, en tanto la otra mitad vuelve sin pena a las arcas u los bolsillos de los hijos,
nietos y bisnietos del Tío Sam vía los sueldos que tú y tus similares ganan sin siquiera
quebrarse las uñas. (op. cit., p.117)
Vemos entonces una denuncia a la opresión económica y racial. El relato no solo presenta
una trama política, sino que la misma narradora presta su voz a la protesta contra la injusticia.
contra el soberbio jefe, en que en un acto de violencia rebelde, desenvuelve una catarata de
insultos mientras el otro permanecía en el baño. La respuesta violenta también llega del otro
lado, Kular alucina que la chica es un ave y la descuartiza. Así se cierra el círculo de violencia
en el que nadie triunfa, porque la narradora muere y Kular deberá pagar las consecuencias.
fuertemente presentes. Si bien por momentos parecería haber una representación banal de
los últimos. Militares, violadores, imperialismo, niños, animales, la violencia está dispersa.
Si está dispersa, se podría decir que entonces la representación de la misma responde a una
idea que plantea Di Nucci del borramiento de “lo boliviano” (op.cit., p. 20). En ese sentido
habría que preguntarse ¿Cómo se relaciona el fuego del niño, el horror de la perra, la sangre
de la gallina, con el presente político de Bolivia? El primer relato parece contrastar con la
ideología del gobierno, mientras que el niño es como un marxista que quiere terminar con
los vestigios del mal con un acto de violencia final, en el gobierno de Evo persisten en la paz
restos de una burguesía responsable de todos los males pasados. El segundo relato refuerza
una idea que estaba en el primero, más allá de quien esté en el poder, una sociedad la
conforma quienes la habitan. El tercer relato analizado parece estar en sintonía con la
cualquier caso los relatos coinciden, como decíamos, en representar temas que son fácilmente
análisis. A partir de la lectura propuesta se desprende una evidente presencia de los dramas
sociales, las particularidades de la sociedad boliviana, y aún de la política. Sin embargo, estos
por sí no nos permiten aseverar que no funcionen dentro de una intencionalidad estética pura.
Lo que es seguro es que conviven con representaciones que reconocen un mundo globalizado
se complejiza cuando paradójicamente, la forma con la que se intenta rastrear estas cuestiones
como estas pueden complementarse con recorridos históricos de la literatura boliviana, pues
si hay algo que sí podemos aseverar a partir del trabajo realizado es que esta literatura tiene
Barcelona.
7. Madrid: Akal.
- Galindo, Mario (comp.), (2007) Visiones aymarás sobre las autonomías. Aportes
Estratégica en Bolivia.
6/03/2019)
http://letras.filo.uba.ar/sites/letras.filo.uba.ar/files/documentos/susana-santos-
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