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2. El sistema argentino en términos histéricos
2.1. Distintas perspectivas
Frente a la “historia” comparada y antes de una valoracion general resulta
inevitable una escala adicional que sintetice la propia. Para hacerlo podemos
distinguir al menos tres perspectivas: una cuantitativa, otra cualitativa y la otra
esencialmente secuencial-normativa. La primera deriva del hecho sencillo se-
gun el cual una expresi6n estadistica de las distintas competencias tributarias,
responsabilidades de gasto y transferencias, pese a ser una consecuencia del
esquema normativo vigente en cada época, lo sintetiza quizas mas acabada-
mente. La segunda, también consecuencia de la expresi6n legislativa de la evo-
luci6n del sistema, permite compendiarlo en etapas que hacen comprensible
su largo proceso de transformacion. La ultima otorga con cierto detalle el im-
prescindible andamiaje constitucional y legal en que se asienta el proceso en
un amplio marco temporal.
La evolucién cuantitativa del esquema de distribucion y potestades insito al
federalismo fiscal argentino muestra que a principios del siglo actual, cuya rea-
lidad no debia ser muy distinta a la de fines del anterior, en una etapa en la cual
los impuestos aduaneros recaudados por la Nacién prevalecian, el gobierno
federal era responsat is del 63% de los gastos totales del sector publico
consolidado, mientras que las provincias y municipios agrupados se acercaban
al 37% (un 25% las primeras y 11,7% los segundos). En 1991, previo a la segun-
da transferencia relativamente reciente (las primeras lo fueron entre fines de la
década de los ’70 y principios de los ’80) de servicios educativos y de salud a
las provincias, el gobierno nacional habia reducido su participacion en los gas-
tos totales al 55,6%, las provincias aparecian “ensanchadas” con un 35% y los
municipios con un 8,7%.
El fenémeno opuesto al observado se producta del lado de los recursos: en el
afio 1991, antes incluso de importantes medidas recentralizadoras producidas
entre 1992 y 1995, el 82% de la recaudacion bruta total correspondia al gobier-
no nacional, un 14% a los gobiernos de provincias y el 4,1% a los niveles
municipales. Sin embargo, si se excluyen los ingresos correspondientes a segu-
tidad social, la participacién de la Naci6n seria del 76,7%, quedando 18,1%
para las Provincias y 5,2% para los Municipios. Si se alude estrictamente a los
recursos incluidos en el sistema de coparticipacion, en los tres afios posteriores
a 1991 se habia producido una casi reversién de las proporciones previstas en
la altima legislacién comprensiva del tema, concentrando la Nacién un 60%,
mientras las Provincias absorbian un 40%.
Desde su perspectiva cualitativa importa calificar el lipo de federalismo al-
canzado en las distintas etapas recorridas desde el siglo anterior. Podria acep-FEDERALISMO FISCAL 157
tarse inicialmente, siguiendo a Porto (Porto, 1995) que el mismo habia evolu-
cionado en el muy largo plazo de acuerdo con dos grandes esquemas: el de
federalismo “competitivo”, previo a la existencia de regimenes de coparticipa-
ci6n, y el de federalismo “cooperativo” —forzado a veces—a partir de la exis-
tencia de éstos. Con respecto a la primera fase, agregaremos nosotros que sin
perjuicio del reconocimiento del tercer nivel de gobierno en el Ambito consti-
iucional, tal tipo de federalismo se acercaba institucionalmente a su tipo “dual”,
seguin las calificaciones asumidas precedentemente y que, en la accién politica
y fiscal que relacionaba los dos niveles superiores operaba “competitivamente”.
Agregaremos también que la segunda fase (época de los regimenes de coparti-
cipacion) mantuvo un “dualismo atenuado” y modificado en ciertas experien-
cias provinciales, mientras se hacia tendencialmente cooperativo.
Resulta mas dificil la calificacién para la etapa reciente, donde la existencia
de una legislacion que prevé “repartos” no sujetos a bases objetivas ha susten-
tado su sefialamiento como coercitivo al menos para algunos de los actores del
sistema. A su vez, las condiciones de concrecién de Acuerdos contemporaneos
mas alla de su expresi6n jurfdica de “concertaci6n” podrian entenderse afecta~
dos por componentes de coercion, una vez mis, para algunos actores del siste-
ma y emergiendo de la dinamica especifica del proceso decisional y de confor-
macién de mayorias®.
La perspectiva que hemos denominado secuencial-normativa, no exenta de
acotaciones y comentarios, sera la que se abordara con mayor detalle seguida-
mente.
2.2, Evolucién de largo plazo
De acuerdo con la Constitucién de 1853 las provincias argentinas tenfan
potestad primigenia en materia de impuestos dire ocurriendo lo propio en
materia de impuestos indirectos, a excepcion de los impuestos aduaneros reser-
vados al gobierno federal. Hasta la crisis de 189 hubo una interpretacion
que sustentara la concurrencia nacional con resp: os impuestos indirec-
tos no provenientes del comercio exterior. A partir de la ultima década del Siglo
XIX, en el contexto de esa crisis y de! definanciamiento del Tesoro que habia
provocado, por iniciativa del Presidente Pellegrini y testimonios como los de
los Ministros Lopez y Terry, se sancionaron por ley cambios que introdujeron la
“concurrencia” del gobierno nacional en materia de impuestos indirectos junto
a las Provincias.
Aprincipios de la década del '30, la Gran Crisis y las carencias fiscales de un
estado nacional altamente dependiente de los recursos de un comercio exterior
a
89. Sobre la importancia de las “coaliciones en el caso argentino, ver Nota (106) posterior.158 MIGUEL ANGEL ASENSIO
menguante crearon las condiciones para el segundo “gran avance" del gobier-
no federal, el que se introdujo “temporariamente” en el campo de la imposi-
cién directa a través del impuesto a la renta, mientras creaba la tributacién a las
ventas y sobre combustibles, consolidando su rol en materia de impuestos indi-
rectos.
De forma contemporanea, en 1934, se produce la “unificacién’” de impues-
tos, denominacién que se empled para congregar a un conjunto de tributos
especificos recaudados por las provincias y el gobierno federal de acuerdo con
la concurrencia premencionada, los que habiendo sido reunidos en una legis-
lacién conjunta hubieron de ser repartidos entre ambos niveles jurisdicciona-
les. A esta “coparticipacién” de impuestos especificos se le agregaria paralela-
mente la de los grandes impuestos recién creados, el impuesto a las ventas
—también indirecto y legislado en el ambito federal— y el impuesto a la renta,
originariamente nacido en la tradicién argentina como “impuesto a los rédi-
tos”. La cesién de poder tributario y facultades legislativas se “compensaba”
con la posibilidad de participar en el producido.
La experiencia coparticipatoria posterior mostrarfa una suerte de juego de
compensaciones: mientras crecia el poder legiferante y normativo nacional,
ascendia la participacién del conjunto de provincias en la recaudacion Copar-
ticipable. Consecuentemente, como lo sefialé certeramente L6pez Aguado, la
creciente centralizacién normativa en el ambito federal de gobierno se vio
acompafiada por una tendencia al aumento en la porcién impositiva provin-
cial en la distribucién primaria. En cuanto a plenitud y detalle de las normas
se alcanza un pico a principios de la década del '70 con la Ley 20.221 (1973).
En ese momento se establecen criterios de distribucién secundaria basados en
pautas redistributivas. En cambio, el pico en cuanto a participacién conjunta
de las provincias en la distribucin primaria se alcanz6 con la posterior Ley
23.548/88 segtin la cual se reservaba a los gobiernos estaduales ms del 50%
de la masa tributaria sujeta a coparticipacién, la que, como se recordara, no
incluye los impuestos aduaneros™,
La coparticipacién, figura no prevista en el texto constitucional de 1853 yde
Cuestionada “personeria” legal', operaba en un contexto de distribucién de las
90 Con respecto a la “centralizacién” normativa ver LOPEZ AGUADO, Antonio (1977).
En relacién con los derechos aduaneros, lo sefialauu deriva de la exclusividad nacional
de origen constitucional, a contrario de un caso como el suizo. Existe una postura re-
ciente sobre la “coparticipabilidad” de las rentas aduaneras, atin en un contexto de
“exclusividad” federal (Bulit Gofii, 1996).
91 Como se sefiala en el texto, en Estados Unidos nunca ha sido importante la participa-
cién de impuestos (revenue sharing system), si lo son, en cambio, las asignaciones
globales 0 condicionadas, compensatorias 0 no compensatorias