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Las falacias de Gloria Álvarez

Por MARCELA GONZÁLEZ | 8 de junio de 2016


Mucha gente en el mundo habrá tenido la oportunidad de escuchar el discurso libertario que
pronunciará Gloria Álvarez ante el Parlamento de Zaragoza en el 2014. Se trató de una
disertación cuya tesis se centró en un ataque al “Populismo”, al que ella considera un verdadero
flagelo para las instituciones, y en una defensa de la “República”.

Si bien este discurso cumple con los aspectos formales de un buen discurso ideológico, es
necesario refutar algunos argumentos falaces escuchados de la boca de la joven politóloga.
Antes del análisis de lo estrictamente argumentativo, vamos a cavilar brevemente en la
circunstancia de enunciación analizando los dos aspectos que conforman el entorno
comunicacional: La oradora y el auditorio. Con relación a la oradora, Gloria Álvarez es una joven
politóloga guatemalteca de ascendencia húngara, especialista en desarrollo y relaciones
internacionales; es también presentadora de televisión en el canal Azteca Guatemala y locutora
radial en la emisora Libertópolis. De marcada tendencia libertaria, formada en la Universidad
Privada Francisco Marroquín fundada en torno a la filosofía del libertarismo y también en la
elitista Universidad Sapienza de Roma.

Además de ser objetivamente bella, nuestra disertante es rubia, blanca y guatemalteca. ¿Qué
tiene que ver esto? Pues tiene que ver con el hecho de que en Guatemala, como en muchos países
de América Latina, las relaciones de clase están racializadas. Según datos del Instituto Nacional
de Estadística de Guatemala, solo el 20% de los más de 16 millones de guatemaltecos es de
origen europeo. Y cualquiera que conozca la región, aunque superficialmente, podrá dar fe de
que en Guatemala no hay “descendientes de europeos” en las clases populares. En una palabra,
blancos como Gloria Álvarez remándola desde abajo no hay, como se dice en “La batalla
cultural”. Por lo tanto, nuestra politóloga libertaria es, a todas luces, una hija dilecta de las clases
dominantes de Guatemala. Desde ese lugar habla, desde su carrera de grado en una universidad
privada y desde su maestría en Europa. Estos detalles son pertinentes a la hora de referir un
aspecto fundamental de los análisis críticos del discurso: Cada uno habla en nombre del grupo
social al que pertenece, según afirma el semiótico y comunicólogo holandés Teun van Dijk.
Hablamos, entonces, de una clásica variable intelectual orgánica de la clase dominante.
Con relación al auditorio, sabemos que la oradora participa de una especie de cónclave libertario
previo a la firma de un acuerdo entre organizaciones por la paz y la defensa de las instituciones
del mundo, a manos de los jóvenes liberales iberoamericanos. Entonces cómo está compuesta
su audiencia? Por los llamados por Verón, prodestinatarios, es decir un auditorio que comparte
su ideología, con lo cual el discurso cumple, con ellos, la función de refuerzo de la creencia o idea
dominante. Esto lo pone de relieve al citar repetidamente a un orador anterior, Florentino, del
que recoge líneas muy polémicas para sostener su argumento.

Una oradora al que un auditorio propicio le sirve como plataforma de despliegue de un discurso
plagado de inconsistencias, a través de la implementación de falacias, En lógica, una falacia es
un argumento que parece válido, pero no lo es. Algunas falacias se cometen intencionalmente,
para persuadir o manipular a los demás.
Distinguimos, en primer lugar la falacia de las etiquetas cargadas de supuestos, el simplismo, la
generalización, la afirmación compleja, el sobreentendido y la descontextualización:
En su exordio, afirma: “Desmantelemos el Populismo a través de la Tecnología”. Primero da a
entender que el Populismo es malo, por definición según el diccionario de la RAE, es Tendencia
o afición a lo popular en todos los ámbitos de la vida, en especial en el arte, o Tendencia política
que dice defender los intereses y aspiraciones del pueblo. En palabras de la oradora es una
maquinaria armada para engañar. Y es necesario desmantelarla a través de la tecnología, el
medio para el fin. Pero en ella, se trata de la tecnología en su sentido más restringido de
Tecnología, como el conjunto de conocimientos técnicos, al mencionar las redes sociales, los
avances en la comunicación. Por otra parte, habla de todos los populismos, y el populismo
americano no es expansionista como en Europa, En nuestra región los líderes populares no
persiguen la dominación sobre otras naciones, sino todo lo opuesto; las consignas en América
Latina han sido, desde siempre, la de sacudir el yugo del imperialismo, la liberación nacional y
la unión con pueblos vecinos.

La primeras falacias, entonces: simplismo, generalización, la afirmación compleja y el


sobreentendido.

Luego, afirma que los populismos anulan la oposición derecha e izquierda…tratando de volver
ambigua su propia posición: en la que pretende asentar: El populismo es el enemigo de la
política en general, no es un modelo o una ideología, es un engaño que anula las contradicciones
y potencialmente peligroso para la vida, la libertad y la propiedad privada. Dice que el
Populismo desmantela instituciones, reescribe constituciones: Otra vez ingresa en la falacia de
generalización al involucrar a todos los gobiernos populares latinoamericanos, sin discernir la
historia y cultura de cada región. Afirma de manera indemostrable, además, que son corruptos,
que justifican su permanencia en el poder por vía democrática…y surge la pregunta: ¿la
democracia entonces es mala porque legitima los populismos?: ¿Qué está en cuestión? ¿Los
populismos o la propia democracia? ¿Está poniendo en tela de juicio que cada pueblo se dé su
propio gobierno?

Entonces propone otra lucha en un viraje discursivo peligrosísimo: Populismo versus República,
(que, oh paradoja, etimológicamente república significa cosa de todos). Dice que la República
solamente, garantiza la institucionalidad del Estado….y el populismo, entonces ¿no respeta ni
tiene instituciones? Nuevamente simplismo y generalización.

La falacia de la apelación a la autoridad, es la falacia de la apelación a la tradición o argumentum


ad antiquitam la vemos cuando se sostiene en la antigua academia clásica. Así, todos los que
fundaron ciencia e ideología, son incontestables: Pero aquí, subliminalmente, hay otras
peligrosas intencionalidades discursivas. Lo que se cuestiona es la democracia. Sócrates y
Aristóteles, presentados como modelos, se opusieron a esos grandes defectos de la democracia,
que degeneraría en Demagogia. Sócrates, una víctima de ella, Platón, un manifiesto
antidemócrata y Aristóteles que se exilió voluntariamente de Atenas tras declarar que no veía
razón para dejar que Atenas pecara dos veces contra la filosofía, dejó la ciudad y viajó a Calcis,
en la isla de Eubea, donde finalmente murió.

Luego incurre en la falacia de accidente, el de “Regla general para caso particular”: Obedece a la
idea de deducir impropiamente una aplicación de una regla general a un caso particular que no
se ajusta a ella. ¿Cómo? Nombre tres derechos inalienables: la vida, la libertad y la propiedad
privada: siendo este último un derecho no personal e inalienable, sino de la persona en relación
con la comunidad, precedido por el derecho a la seguridad de la persona, según la Declaración
Universal de los Derechos Humanos El derecho a la propiedad es un bien inalienable, no es un
derecho natural, sino adquirido. En cuanto a la libertad, en general es peligroso usar el concepto
con esa vaguedad y simplismo, la libertad de mercado por ejemplo, es un tipo de libertad que
rivaliza con la igualdad en ocasiones. Gloria no habla aquí de la Libertad de los pueblos, la
soberanía de las naciones, la liberación de los que hoy son esclavos del gran capital
multinacional. Sino de la libertad privada y personal, como por ejemplo la de hacer negocios sin
que intervenga un Estado regulador.

Ella trata falazmente, de incluir el cuerpo de la persona como perteneciente a su propiedad, pero
suma luego las “cosas” que pudimos “lograr”, cayendo en un rescate del materialismo que luego
en su discurso condena, cuando el populismo da cosas materiales a los pobres.
Al atacar la pregunta del millón: ¿qué pasa con derechos como salud, educación, vestimenta,
etc….y otros? Ella dice que los griegos habían detectado esa gran FALLA que para otorgar
derechos, debía existir una renuncia de derechos de alguien para otorgárselos a otros. Vale decir
que igualar, o equiparar, como medidas de gobierno, constituye una falla de la democracia,
perdón, del populismo.

Y se refiere luego al auditorio pro destinatario: hay que estipular de antemano quiénes deben
renunciar a esos derechos para que luego nadie recurra al populismo. Y utiliza, como sinónimo
de populismo la terrible palabra TOTALITARISMO, que cae como un juicio de valor rotundo en
su discurso, recordándonos quién habla, y recordándonos también a la afirmación de Jauretche
que ya decía que “la multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca
alegría, mientras perder privilegios provoca rencor”. Ella habla, en la necesidad urgente de
evitar los gobiernos populares o populistas, de la necesidad de debatir en la región esta cuestión:
de dónde tomar los derechos. Comete, entonces la falacia de contradicción: imposible tomar
derechos sin privar a otros de otros, sin imitar el sistema democrático, que adolece de este
defecto.

Luego, citando a Florentino, habla de “Atajo”, para referirse a los populismos, que juega con las
pasiones de la gente, dejando fuera la razón y la lógica. El Populismo a través de la democracia,
atiende la necesidad de la gente para imponer una dictadura, contradiciendo su idea primigenia
de que la dictadura era la desvirtualidad de la monarquía. Vuelve a los griegos y afirma que la
República reúne los todos los tipos de instituciones: parlamento y presidente (aristocracia y
monarquía, olvidando el aspecto fundamental de que un presidente y los diputados se eligen
democráticamente), como si fuera imposible que alguno degenerara en su exceso, y las
institucionalidades se servirían de la democracia solo como vehículo y comunicación. La
república anularía los vicios de los tres y reuniría esa institucionalidad que el populismo está
destruyendo, en un simplismo argumentativo insólito e indemostrable. Una tautología absoluta.

Luego la falacia de la cita implícita que sobrevuela su discurso: Gloria Álvarez resucita a
Mussolini para repetir que “los populismos atropellan las instituciones”. Se trata de la falacia de
inversión de roles, o el clásico “acusar al enemigo de lo que uno mismo hace”. Solo tomando el
ejemplo de Argentina, podemos ver claramente que fue la dictadura neoliberal de 1976 la que
suspendió la Constitución y sometió las instituciones; Mientras tanto, en el “populismo
irrespetuoso de las instituciones” de los Kirchner, el poder judicial no solo era autónomo… ¡sino
que era directamente opositor! Y si de atropello a las instituciones hablamos, ¿qué decimos del
actual Gobierno liberal argentino, con los decretos DNU que saltean la constitución y el
parlamento? ¿Y qué diremos del Gobierno brasileño actual, autoimpuesto luego de atacar la
institucionalidad del terrible gobierno populista de Dilma?

Finalmente, la falacia de la Falsa Analogía, que consiste en comparar situaciones diferentes


como si se tratara de la misma el populismo es el mismo en toda AL: El populismo hace aumentar
la pobreza en argentina es el mismo que el de Cuba, Venezuela, Brasil, etc., sin ella usar una
estadística. Los gobiernos populares de América Latina han pujado, demostradamente, en el
sentido de la redistribución del ingreso y la renta nacional. Vamos a los números duros, que
derivan de este informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). De
acuerdo con la CEPAL, las bajas más notables en los índices de pobreza durante la última década
tuvieron lugar en países populistas como Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela,
aproximadamente un 7% menos de pobreza por año. Así, para la CEPAL (que no es populista),
en Argentina en noviembre de 2015 había un 8,1% de pobres. ¿Cuánto hay en la republicana y
distinta Guatemala? Pues un 70,3%. Sí, aunque no se registran atropellos a las instituciones,
siete de cada diez guatemaltecos están por debajo de la línea de pobreza. Pero Gloria Álvarez
pertenece al 29,7% restante.

Álvarez llama a desmantelar el Populismo a través de la tecnología. Dice que los cambios que
introduce la tecnología no van acompañados de la educación necesaria…Entonces, ¿no será
necesario reformular su tesis inicial: Desarmemos al populismo con Educación, en lugar de
tecnología, puesto que la técnica sin el sustento educativo no es sostenible? Dice que ya no hay
intercambio de ideas, no hay razón ni lógica, porque no hay educación. Pero es la misma Gloria
quien no respeta la argumentación seria, incluyendo falacias que ella endilga al populismo.
Afirma que el Populismo levanta pasiones y anula la lógica. La que anula la lógica es la
disertación de Gloria Álvarez….Esgrime la palabra empoderado, para referirse a quien toma
conciencia de clase, de su dignidad, y lucha por sus derechos, ¿me resuenan ecos de Marx, o de
la populista Cristina Fernández, quizás?

Las personas necesitan un líder con los Populismos y la propia Gloria se autodenomina líder
iberoamericana, a la manera de Cavallo o los economistas de Harvard, tecnócratas mesiánicos
destinados a salvar al mundo del populismo. Ellos trabajan en la verdad y la receta infalible del
futuro de los pueblos. Y cita nuevamente a Florentino: “El populismo ama tanto a los pobres que
los multiplica”. El populismo multiplica la miseria para recibir votos de los pobres a cambio de
objetos materiales. Ahora la propiedad privada es demonizada. El materialismo es malo en el
ejercicio de dar y es bueno en el ejercicio de conservar lo que conseguimos. Habla Álvarez
también de la pirámide de Maslow, la de las necesidades, y allí estaremos de acuerdo con Gloria:
En algunos pueblos de América Latina está en lo más bajo, la tarea es la de sobrevivir a los
ajustes, ni mirar hacia arriba, imposible. Es lo que pasa hoy en Argentina. Y no estamos en un
gobierno populista.

Finalmente, Gloria hace una conclusión programática para sus iguales: Sí a la república, no a los
regímenes como el cubano, por ejemplo, que carecen de razón y lógica. Porque admirar la
gratuidad es no tener conciencia. Y es una afirmación general sin sustento, pues se admira lo
que se conoce y se conoce que de algún lado el populismo extrajo los recursos para
administrarlos y evitar la concentración de capital, fenómeno que vivimos hoy con los
regímenes liberales de Chile y Argentina.

Ella opone al Populismo, la República, incurriendo en la conocida falacia lógica del falso dilema,
que involucra una situación en la que se presentan dos puntos de vista como las únicas opciones
posibles, cuando en realidad existen una o más opciones alternativas que no han sido
consideradas. Las dos alternativas son con frecuencia, los puntos de vista más extremos dentro
de un espectro de posibilidades. Qué populista se opone a la vida, a la libertad, a la República.
La República es una entelequia, una construcción que puede ser rellenada de las más variadas
maneras o significados y puede ser utilizada con muchas finalidades. El ideal republicano de
Hitler, de Mussolini, lo demuestran.

Para debatir en serio, como dice ella, usemos las herramientas de la era del conocimiento: redes,
tecnología y comunicaciones, pero ojo, los usemos como lo que son, herramientas. Dice que hay
que exponer al populismo como un mecanismo para someter a los pueblos en la ignorancia y la
miseria, bajo la ilusión de que solo importa lo material. Y es que de materialidades hablamos, de
materialidades en el sentido amplio, y es en esa disputa por las materialidades que se debate el
terreno de la política

Nadie duda de que el intercambio de ideas es sano: Si no estamos preparados para distinguir las
falacias en los discursos ideológicos, los medios masivos o los autodenominados líderes
contemporáneos, nos harán amar al opresor y odiar al oprimido, como dijo alguna vez Malcom
X.

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