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Los Qnivexes Scagtc De 4 Dicer! Dela Deora. vin LA RUTA DEMOCRATICA HACIA LA SOCIEDAD MODERNA Seguin nuestra perspectiva presente, podemos acto se- guido esbozar las caracteristicas mayores de las tres rutas hacia el mundo moderno. La més antigua de ellas, combiné capitalismo y democracia parlament una serie de revoluciones: la Revolucién P la Revolucién Francesa, y la Guerra Aunque con reservas, consideradas en lugar posterior de este capitulo, la he Hamado ruta de Ia revolucién burguesa,runa ruta en que Inglaterra, Francia y los Es- tados Unidos entraron en momentos sucesivos y con, sociedades profundamente distintas en el punto de arranque. El segundo camino fue también capi pero, al faltar toda oleada revolucionaria intensa, pasé por formas politicas reaccionarias hasta culminar en el fascismo. Vale la pena subrayar que, gracias a revolu- ciones desde arriba, la industria alemana y la japonesa pudieron desarrollarse y florecer. La tercera ruta es la comunista. En Rusia y la China, revoluciones que tu- vieron sus orfgenes principales, si bien no exclusivos, en el campesinado posibilitaron la variante comunista. Por itimo, a mediados de la década 1960-1970, la In- dia'atin no ha emprendido sino de un modo muy vaci- 585 dgs -21q searue[d souaus 0] auatatio9 oxad “exqo rasa ap or ~Iqury [op exany eLI9¥9 seurapoutosd sapepatsos se ap sa[erorur sosey Se] ap epelperop uoesopisuos eu, “sop seno se] ap soproouos warq soxsad “St OS [eID0s UaIq [9 ered JOIOW! 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Cierto, el punto de arranque no determina del todo el curso subsiguiente de la modernizacién. La sociedad prusia- na del siglo xrv presentaba muchos de los rasgos que preludiaron la democracia parlamentaria en la Europa occidental. Los cambios decisivos que alteraron fun- damentalmente el curso de la sociedad prusiana y, a la larga, de la alemana tuvieron lugar en. los siglos xv y xv1. Sin embargo, aunque los puntos de arranque no sean de por si decisivos, unos pueden ser mucho més favorables que otros a los desenvolvimientos democri- ticos. Hay buenos argumentos, pienso yo, para sustentar ~ Ia tesis de que el feudalismo occidental contuvo ciertas instituciones que lo distinguieron de otras sociedades en el sentido de favorecer las posibilidades democrati- cas. El historiador alemén Otto Hintze, con su exposi cidn de los 6rdenes sociales de la sociedad feudal (Stiin- de), ha acabado quiza de hacerla convincente, si bien continia siendo materia de animado debate entre los eruditos.’ Para nuestros propésitos, el aspecto més im- portante fue que se desarrollara la nocidn de la inmu- nidad de ciertos grupos y personas al poder del sobera- no, asf co 1 derecho de resistir a la autoridad injusta. Junto con la del contrato como un compromiso mutuo libremente convenido por personas libres, deri- vada de la relacién feudal de vasallaje, todo ese comple- 588 "jo de ideas y pricticas constituye un legado d la sociedad europea medieval a las modernas concep- ciones occidentales de una sociedad libre. Dicho complejo no ha existido més que en la Eu- ropa occidental. Sélo en ella se dio aquel delicads equilibrio entre exeesivo y escaso poder real que co- municé un fuerte impetu a la democracia parlamenta- ria. Se han dado en otras partes multitud de semejan- zas parciales, pero parece faltarles 0 alguno de los ingredientes constitutivos o la proporcién justa entre ellos observable en la Europa occidental. La sociedad rusa también desarroll6 un sistema de estados, los sos- lov pendiente. La tentativa de recuperar sus privilegios s6lo vino después de acabarse con la mano dura de Pe- dro el Grande y redundé en obtener privilegios sin las correspondientes obligaciones ni representacién cor- istema de gobierno. La China burocré: tica engendré el concepto del Mandato del Cielo, que dio algiin color de legitimidad a la resistencia contra la opresién injusta, pero sin ninguna idea firme de inmu- nidad corporativa, algo que los oficiales-eruditos crea- ron hasta cierto punto en la practica y contra el princi- pio basico de la politica burocrética. Hubo feudalismo en el Japén, pero con poco acento en la lealtad a los superiores y a un monarca divino, Carecié del concep- to de compromiso entre personas teéricamente igua- les. Ein el sistema de castas indio, cabe percibir fuertes tendencias hacia los conceptos de inmunidad y de pri- vilegios corporativos, pero asimismo sin la teorfa ni la prictica del contrato libre. 589

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