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Ciencia del derecho

Como instrumento de ordenación social, que integra los conceptos correspondientes, el Derecho
puede encuadrarse en las ciencias sociales. Hasta qué punto el Derecho es una ciencia, depende del
contenido que otorguemos al concepto Derecho: como experiencia humana vista en conjunto o como
ordenamiento propio de un Estado determinado. Mientras es posible valorar como ciencia social lo
que se ha conseguido y consigue a través de los ordenamientos jurídicos más logrados en cada
momento histórico, parece difícil estimar como científicos todos los ordenamientos jurídicos vigentes.
En todo caso, confluyen en el Derecho la ciencia, la técnica y, en cierta medida y por ser una ciencia
inexacta, el arte como impulso creativo. Los logros del Derecho, sin embargo, no hay que buscarlos
en las formulaciones literarias de los autores que exponen o reflexionan sobre el Derecho, sino en las
manifestaciones de los ordenamientos jurídicos, tanto en su vertiente normativa como en la de su
aplicación.
La expresión ciencia del derecho, se emplea en tres sentidos:
1) Sentido amplísimo, abarcando todas las disciplinas jurídicas, inclusive la filosofía del derecho;
2) En un sentido más restringido, comprendiendo todas las verdaderas ciencias jurídicas, con
exclusión de la filosofía del derecho;
3) En sentido estricto y más usual- como sinónimo de dogmática jurídica. Conviene aclarar que
cuando se habla de ciencia del derecho, así a secas, se hace referencia a la dogmática
jurídica. Además, se habla de ciencias jurídicas, empleándose esta expresión, igual que la de
ciencia del derecho, en los tres sentidos apuntados.
Concepto. Es la ciencia que tiene por objeto el estudio, o mejor aún, la interpretación, integración y
sistematización de un ordenamiento jurídico determinado, para su justa aplicación.
Este análisis es el que hace principalmente el jurista, es decir, por ejemplo, el Abogado en su
actividad profesional cuando aconseja a una persona sobre una determinada controversia o asunto, o
bien cuando fundamenta jurídicamente las pretensiones de su patrocinado al actuar ante los
tribunales; el juez, como paso previo a la aplicación del derecho, para administrar justicia con pleno
conocimiento del mismo; el tratadista, en las obras que se refieren a las diversas ramas del derecho
(civil, comercial, penal, etcétera), o a ciertas instituciones jurídicas.
Esto no quiere decir que ellos prescindan de la Historia, la sociología y aun la filosofía del derecho,
pero en este caso sólo intervendrán como auxiliares de aquella investigación principal; además es
necesario reconocer que, al margen de su importancia teórica para poseer una auténtica cultura
jurídica, estas disciplinas tienen interés práctico en muchos aspectos del ejercicio mismo de la
profesión de Abogado.

http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/d/ciencia-del-derecho/ciencia-del-derecho.htm
¿Cuál es el Objeto de la Ciencia del Derecho?

La ciencia del derecho tiene por objeto el estudio del conjunto de las normas jurídicas positivas de un
Estado. Tiene por cometido conocer del modo más completo el sistema jurídico vigente y sus
instituciones, y luego precisar el contenido de cada norma, determinando el alcance del deber que
impone, las condiciones que lo hacen nacer o extinguirse, las personas a quienes toca cumplirlo y a
quienes corresponde exigirlo. Además, se ocupa de fijar el espacio dentro del cual se aplica, el
tiempo que ordena la conducta humana y, por último, las consecuencias que acarrea su
incumplimiento.
DOGMÁTICA JURÍDICA, CIENCIA DE LA CULTURA
Introducción al derecho.
CONTENIDO:
1.- LAS FORMAS DEL SABER.-
2.- NOCIÓN DE CIENCIA.-
3.- CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS.-
3.1.- CIENCIAS IDEALES.-
3.2.- CIENCIAS REALES.-
4.- CIENCIAS DE LA NATURALEZA.-
5.- CIENCIAS DE LA CULTURA.-
6.- OBJETO DE LA CIENCIA DEL DERECHO.-
7.- LA TRADICIÓN DOCTRINAL.-
1.- LAS FORMAS DEL SABER. -
La actitud del hombre ante el mundo, frente a cuanto le rodea, es siempre activa; un constante e
ininterrumpido hacer, tenso o lánguido, es la trama dinámica de su existencia.
Las maneras como cumple esta incesante actividad, han inspirado dos imágenes hipotéticas y
contrapuestas que no han de tomarse por reales: el homo faber y el homo sapiens. En el primero la
acción es externa, de inmediata percepción; el homo faber aparece empeñado en una batalla por el
dominio físico de las cosas; "hacer", en la mente común, tiene este significado casi exclusivo: acto de
material transformación de objetos corpóreos. Esta forma de actuar suele velar la actividad del homo
sapiens que asume la tarea del control mental del mundo, mediante su conquista imperceptible por el
entendimiento que se filtra a través de las cosas, para conocerlas desde dentro, en su íntima
estructura, hasta aprehender los principios que rigen su manera de ser.
En la vida, cada hombre participa de ambas formas de actividad que se complementan; el predominio
de una u otra es una resultante netamente personal: en el sabio, la fase intelectual; en el hombre
ordinario, el aspecto material.
Empero, la humanidad en conjunto aviva el fuego del saber porque es su más segura guía para la
progresiva domesticación de la naturaleza y para su propia elevación espiritual.
En la totalidad del saber forjado en el transcurso de la historia hasta nuestros días, pueden
distinguirse segmentos gradualmente dispuestos, con sus caracteres propios.
De acuerdo a un esquema de Francisco Romero, el saber de la humanidad está distribuido de la
siguiente manera1:
1°.- Saber vulgar.- Es el cúmulo de creencias, ideas, nociones, pensamientos, conocimientos y
supersticiones que cada individuo adquiere a lo largo de su vida. Este acervo mental, propio de la
gente de la calle, se lo obtiene sin especial esfuerzo, gratuita y espontáneamente, tomándolo de los
círculos sociales en la medida que las coyunturas de la existencia lo hace necesario.
2°.- Saber científico.- Es el resultado de ahincada y metódica búsqueda de conocimientos y la
subsiguiente ordenación de éstos en una estructura orgánica, en que cada uno ocupa un lugar
congruente con los demás y de acuerdo a su jerarquía.
¿En qué radica la diferencia entre uno y otro saber? Sencillamente en que el conocimiento científico
es metódico y sistemático, en tanto que carece de ambos requisitos el saber vulgar.
Advertimos que la diferencia entre el saber vulgar y el saber científico no puede establecerse
mediante la separación de los objetos que conocen, pues, uno y otro enfocan, en principio, la misma
realidad: el mundo que rodea y condiciona nuestra vida. Tanto el hombre corriente como el científico
conocen la utilidad de los antibióticos y otras nociones que van pasando de los dominios científicos a
la "sabiduría" popular; sin embargo, conviene remarcar que "lo que se difunde es el resultado, la tesis
bien o mal entendida, y no los recaudos y condiciones que son su justificación; por lo que, con
frecuencia, la adhesión al darwinismo o a la relatividad no difiere fundamentalmente de la creencia de
duendes y aparecidos".2
3°.- Saber filosófico.- Estudia críticamente qué es el conocimiento y sus fundamentos. Examina los
alcances y límites de la inteligencia humana y, consiguientemente, sus posibilidades para revelar el
verdadero ser de las cosas.
Además, mientras el científico no problematiza la existencia de los objetos que estudia y llanamente
los maneja para descubrir sus componentes y sus relaciones mutuas, el filósofo escarba
porfiadamente, y con renovados bríos, la realidad toda, ordenando los objetos que la integran de
acuerdo a su naturaleza y tratando de captar su esencia íntima y sus modalidades radicales. Llega a
interrogar, con acuciosa ansiedad, si cuanto contemplamos en nuestro contorno existe de manera
plena y suficiente, o es nada más que una apariencia falaz y contingente de algo profundo que hurta y
esconde obstinadamente su efectiva manera de ser.
Otro problema suyo es el estudio del espacio y el tiempo como categorías de la realidad.
Desde sus albores, la filosofía comprende el vasto campo de los valores: lo bello, lo bueno, lo justo, lo
útil, etc.
Finalmente, le incumbe ofrecer un cuadro general del saber humano en que se conjuguen los
resultados obtenidos por las ciencias particulares, cuyos conocimientos son parciales, en una
concepción unitaria y sin contradicciones.
2.- NOCIÓN DE CIENCIA.-
En la concepción actual, ciencia es el conocimiento racional, metódico y sistemático de un sector del
ser real o ideal.
La ciencia al investigar la materia, la naturaleza, la sociedad o el hombre no está demasiado
preocupada por la "realidad" total y profunda de cada objeto, pues descuenta que es polifacético y
muy complejo. Deja el "ser" de las cosas a la ontología. Sobriamente abstrae elementos o aspectos
de los entes y fenómenos, y con ellos elabora conceptos operacionales que le permitan actuar
eficientemente. Por lógica, si se verifica la eficiencia de dichos conceptos operacionales en la
práctica, es que corresponden a una cierta y determinada manera de ser de la realidad; es decir,
aciertan en la "versión" que dan del objeto estudiado.3
Francisco Romero define la ciencia como "un conjunto de conocimientos ciertos y probables
metódicamente fundados y sistemáticamente dispuestos, según los grupos naturales de objetos". En
síntesis, la ciencia consta de conocimientos, métodos y sistemas.
Con respecto a los conocimientos, continúa el profesor Romero: "No es lícito adjudicar a la ciencia la
certeza indiscutible de todo el saber que la compone. Al lado de los conocimientos ciertos, la masa de
los probables es enorme (...). En ciencias como la geología y la biología, no sólo se admiten
conocimientos de cuya verdad no se está absolutamente seguro, sino que conviven hipótesis o
teorías distintas para dar cuenta de los mismos hechos. En la física actual ocurre lo mismo.4
Estos conocimientos no son fruto del azar como el saber ingenuo; se los alcanza por medio de
procedimientos racionales y adecuados. Cada ciencia tiene sus métodos propios, reelaborados
constantemente y, sobre todo, después de los tropiezos que jalonan el progresivo aunque lento
avance científico: los métodos de la química de hoy son muy diferentes a los de la alquimia, su
predecesora medieval. Un refinamiento pertinaz perfecciona los métodos que son los rieles por donde
avanza el saber científico.
La aprehensión mental de lo que se conoce (procesos físicos, génesis biológica, imperativos éticos,
etc.) ha de realizarse, en lo posible, con absoluta prescindencia de motivaciones subjetivas y, por
tanto, con garantía de una efectiva y limpia captación de los fenómenos y de sus relaciones. Superar
influjos perturbadores en la obra científica requiere vigilancia empeñosa. Romero dice: "La
deformación del conocimiento ocurre al adquirirse y también al conservarse en la memoria. En la
adquisición del saber opera una actividad selectiva guiada por intereses. Vemos bien, y retenemos
bien, por lo tanto, lo que de alguna manera nos interesa o conviene; lo demás lo advertimos apenas y
lo retenemos difícilmente".5
No sólo estas preocupaciones están contenidas en el método; en él van involucrados procedimientos
para probar los conocimientos adquiridos que deben estar fundados en la realidad y asistidos por
razones claras y suficientes de manera que no haya la menor duda de su acierto.
Los conocimientos logrados con todas las exigencias y previsiones metódicas no se entreveran
caóticamente; están subordinados a una totalidad sistemática y, por ende, han de ser explicados y
comprendidos en función del todo. Cada conocimiento ocupa un lugar inequívoco dentro de la
estructura de la ciencia, como las piedras de un arco, de suerte que forman un conjunto orgánico. "No
entenderemos qué es un tejido si no tenemos en cuenta el órgano de que forma parte; y sólo
entenderemos el órgano si tenemos en cuenta el aparato a que pertenece; y sólo entenderemos el
aparato si tenemos en cuenta la totalidad del organismo. Cuando existe esa relación de todo a parte,
tenemos un sistema. La ciencia es conocimiento sistemático".6
3.- CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS.-
Muy difundida es la siguiente clasificación de las ciencias;

En esta forma de dividir las ciencias se ha tenido en cuenta el modo de ser de los objetos que cada
una conoce.7
3.1.- CIENCIAS IDEALES. -
Se ocupan de entes que se hallan fuera de la experiencia y que son captados racionalmente, por
abstracción, en una operación puramente intelectual. Este grupo de ciencias estudia los objetos
ideales: estructuras lógicas, relaciones y entes matemáticos.8
3.2.- CIENCIAS REALES. -
Son las que conocen objetos reales, es decir, los que se dan en la experiencia y cuya nota más
general es la temporalidad, pues, el mundo, con todos sus estratos, tal como lo contemplamos, es
algo que advino y que tendrá fin, aunque algunas de sus formas, dada la brevedad de la existencia,
aparezcan imperecederas al hombre: las especies zoológicas, la forma de la corteza terrestre, etc.9
Percibimos los seres reales con los sentidos, empíricamente. Así aprehendemos cosas, hechos,
fenómenos concretos y otro jaez de entes tales como signos, sonidos, actitudes, palabras, acciones,
esculturas, cuadros y libros, plenos de significado, sentido y expresión, porque en ellos encaman,
diríamos que en cierto modo se materializan, las artes, los mitos, las religiones, las costumbres, las
creencias, los sentimientos y el lenguaje, en suma, el espíritu humano.
Las ciencias reales se dividen en ciencias de la naturaleza y ciencias de la cultura.
4.- CIENCIAS DE LA NATURALEZA. -
Estudian objetos y procesos que no son productos del hacer humano, que existen con independencia
del hombre: zoología, botánica, geología, mineralogía, etc.
5.- CIENCIAS DE LA CULTURA. -
Son aquellas que conocen objetos y procesos creados o modificados por el hombre: historia,
economía, política, etc.
6.- OBJETO DE LA CIENCIA DEL DERECHO. -
La ciencia del derecho tiene por objeto el estudio del conjunto de las normas jurídicas positivas de un
Estado.10
Tiene por cometido conocer del modo más completo el sistema jurídico vigente y sus instituciones, y
luego precisar el contenido de cada norma, determinando el alcance del deber que impone, las
condiciones que lo hacen nacer o extinguirse, las personas a quienes toca cumplirlo y a quienes
corresponde exigirlo. Además, se ocupa de fijar el espacio dentro del cual se aplica, el tiempo que
ordena la conducta humana y, por último, las consecuencias que acarrea su incumplimiento.
Como toda ciencia auténtica, reatada a la realidad y no esterilizada por fantasías, hipóstasis y
creencias, la ciencia del derecho ha de ser fiel a su objeto, la norma jurídica positiva integrada en un
orden jurídico y los principios en que se funda. Esto no implica relativismo moral y menos
indiferentismo social, simplemente una actitud mental para analizar y conocer por separado y en
profundidad, el derecho positivo tal y como es. La visión global de los fundamentos axiológicos junto a
los fenómenos sociales del "universo" dentro del que se halla el derecho, es tarea interdisciplinaria a
la cual concurren la filosofía jurídica, la ética social, la política legislativa, la sociología jurídica, la
historia del derecho, el derecho comparado y la propia economía política.
Por la limitación inherente a su condición científica, la ciencia del derecho no puede rebasar su objeto
propio para deambular por cotos ajenos. Circunscrita al conocimiento de la norma jurídica positiva
dentro del sistema positivo, es dogmática y reproductora.
La ciencia jurídica es dogmática en razón de que las normas que estudia las recibe del legislador, de
la costumbre jurídica y de la jurisprudencia, sin que pueda alterarlas, en la misma forma que el
teólogo recibe de la revelación divina principios ante los cuales ha de guardar reverencia, y cuya
misión se contrae a conocerlos con máximo esmero. En este sentido, la ciencia del derecho también
se llama Dogmática Jurídica. Pero no ha de extremarse la semejanza; sería caer en "dogmatismo"
pensar que las normas jurídicas son sagradas y eternas como la palabra de Dios.
Se dice que es reproductora porque debe reflejar, sin alteraciones, en un orden claramente asequible
a la razón, los preceptos jurídicos positivos, con absoluta prescindencia de "ideales" subrepticiamente
introducidos por quienes tratan de convalidar, so capa de ciencia, tendencias subjetivas o intereses
bastardos.
El instante en que sedicentes juristas, a título de hacer ciencia jurídica, admiten principios no
contenidos o no formulados en normas positivas y más bien deducidos de utópicos axiomas casi
siempre impregnados de fines políticos, desertan de su labor científica.
Aquí se hace patente el sino del hombre de derecho. Su labor está ceñida al honrado conocimiento
de la norma jurídica; no le es dado substituirla por otra que repute más justa o mejor. Esa es misión
del legislador.
Explicando la tarea del jurista que pudiera aparentar gran sencillez, Filippo Grispigni, expresa
claramente cómo hay efectivo progreso en la ciencia jurídica: "La actividad del jurista jamás es
creadora, en el sentido de que establezca normas nuevas y, mucho menos, diferentes. El jurista
puede solamente encontrar en las normas un contenido más amplio y diverso de aquel que otros
hasta entonces habían advertido, pero que existía ya en ellas. La actividad del jurista no es fuente de
derecho, y en cambio es siempre (¡o por lo menos debería serlo!.) meramente reproductiva, vale decir
que su función consiste en la fiel reproducción de determinado ordenamiento jurídico".11
Por lo expuesto, incluimos la ciencia del derecho, sin duda alguna, entre las ciencias de la cultura,
porque conoce un objeto que es creación del hombre, pues, las normas jurídicas son instituidas por
quienes invisten la condición de legisladores o por el consenso popular.
7.- LA TRADICIÓN DOCTRINAL. -
Un factor utilísimo en la ciencia jurídica es la tradición doctrinal que, en mucho tiempo, y por encima
de la legislación de cada país, ha elaborado conceptos, métodos, sistemas y principios de aceptación
y uso general. Hay un esquema común para la ciencia jurídica que estudia los ordenamientos
positivos de raíz romanística (continente europeo, Estados latinoamericanos y algunos africanos y
asiáticos). Asimismo, encontramos puntos de contacto importantes con el derecho anglosajón, pese a
su diferente evolución y menor influencia romana.
La tradición doctrinal gravita sobre el propio legislador que puede innovar en diversa medida el
contenido de las normas positivas, pero no improvisar la técnica, el lenguaje y los métodos de análisis
y sistematización habituales. "Incluso en los períodos de mayores cambios legislativos esa
continuidad no se ha interrumpido. La legislación de la revolución francesa está hecha con la técnica
de los juristas del antiguo régimen, aparte de que los cambios legislativos de esta época en muchos
campos no fueron sino el resultado mismo de la doctrina de juristas anteriores. La misma revolución
soviética, la más radical que ha existido en el sentido que nos interesa, la que más rompió con las
tradiciones anteriores, no se apartó tan tajantemente de la tradición jurídica rusa como pudiera
parecer a primera vista, y los estudios actuales más autorizados ponen cada vez más de relieve la
permanencia de esa tradición por encima de los violentos cambios legislativos".12
Esta tradición doctrinal justifica por qué las obras de autores franceses, italianos, alemanes,
españoles, austríacos, argentinos, mejicanos, chilenos, peruanos y aun ingleses, norteamericanos y
escandinavos, son continuamente consultadas. Basta ver cualquier libro de derecho para encontrar
alusiones y referencias a doctrinas de profesores y expositores extranjeros que enriquecen el criterio
jurídico.
1 Francisco Romero, Significado y Alcance del Conocimiento Científico, artículo publicado en el
número 66 de "Kollasuyo", revista de la Facultad de Filosofía y Letras, La Paz, 1951.
2 Francisco Romero, Filosofía de las Personas, 1a. ed., Losada S.A., Buenos Aires, 1944, pág.84.
3 Angel Latorre, Introducción al Derecho, 1a. ed., Ariel, Barcelona 1968, pág 119. Maurice Duverger,
Sociología Política, pág. 15.
4 Lógica, pág. 125.
5 Id. id., págs. 120 - 121.
6 Vicente Fatone, Lógica y Teoría del Conocimiento, 1a. ed., Kapeluz, Buenos Aires, 1945, pág. 163
7 Para lo que sigue véanse los capítulos VIII, XI y XII de Lógica, de Francisco Romero.
8 Véase supra capítulo II.
9 Véase supra capítulo I.
10 "Sólo éste (el derecho positivo) puede ser objeto de la ciencia; ¡y sólo él constituya el objeto de
una teoría pura del derecho que no sea metafísica sino ciencia jurídica’ Kelsen, Teoría General del
Derecho y de! Estado, pág. 15.
11 Filippo Grispigni, Derecho Penal Italiano, t. I del vol. I, pág. 12.
12 Angel Latorre, Introducción al Derecho, pág. 121.

http://www.laultimaratio.com/24-introduccion-al-derecho/30-cual-es-el-objeto-de-la-ciencia-del-derecho

Axiología jurídica
La axiología jurídica es el estudio de los valores jurídicos en la creación y aplicación de normas
jurídicas. Es uno de los objetos de estudio de la Filosofía del Derecho. En ocasiones se utilizan otros
términos como Teoría del Derecho Justo o Teoría de la Justicia, destacando la importancia del valor
de la justicia en este ámbito.
Las distintas consideraciones que se pueden realizar en torno a los valores determinan la redacción,
aprobación, aplicación o derogación de normas jurídicas. Un ejemplo es el estudio del valor de la vida
y de la dignidad en relación con otros valores como la justicia, la responsabilidad y la libertad en
temas relativos a la pena de muerte o la cadena perpetua.
https://www.significados.com/axiologia/

Objeto de estudio del Derecho

Según la Teoría Tridimensional del Derecho


La Teoría Tridimensional del Derecho sostiene que el objeto del Derecho surge de la interacción
dinámica de vida humana social, valores y normas. Como resultado del interactuar de tales tres
objetos es que aparece el concepto unitario de “Derecho”. De ahí que ni la vida humana social, ni los
valores, ni las normas, por sí solos, se constituyen en el objeto del derecho, no obstante lo cual
ninguno de ellos puede faltar. No se concibe el objeto de estudio del derecho en ausencia de alguno
de dichos tres objetos, pero ninguno de ellos aparece como tal. Solo de su interactuar es que surge el
unitario concepto de ‘derecho’.

Verbi gratia de la interacción de objetos:


Ejemplo de interacción de objetos que conducen a un concepto unitario podemos citar, entre otros el
rol que juegan las piezas de un “motor”. Ellas interactúan por lo que ninguna puede faltar pero
ninguna de ellas, por sí sola, es el unitario concepto “motor”. De otro lado, el famoso pisco sour, que
contiene básicamente pisco, limón, y amargo de angostura, no se reduce a alguno de ellos desde que
el concepto “pisco sour” surge por la interacción de dichos tres elementos. En otras palabras, ni el
pisco, ni el limón ni el amargo de angostura, por sí solos, constituyen el “pisco sour”, sino que este es
el resultado de su interacción por lo cual, sin constituirse en el objeto de la bebida, ninguno de ellos
puede faltar.

Fuente: FERNÁNDEZ, Carlos (2016). Derecho de Personas, Décimotercera Edición.


Lima: Editorial Pacifico S.A.C. p. 94.

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