Me gustaría empezar este escrito hablando sobre las intencionalidades, sin
antes mencionar que la palabra intencionalidad y según el diccionario de la real de la academia de la lengua, menciona que dicha palabra viene del latín in- tendere o “tender hacia”. Por lo anterior es posible mencionar que los discursos que se han configurado durante diversas épocas de la humanidad han fundamentado unas relaciones humanas determinadas. Por lo anterior, el discurso que plantea la lectura, concerniente a administración tiene un lugar y una intencionalidad determinada en los sujetos. Es válido reconocer que dicho discurso está plasmado desde la administración, administración del tiempo, del espacio, de los sujetos, del saber y de esta manera tener control sobre todo. Asimismo, muestra un lenguaje atractivo a los sujetos, posicionando un discurso, una aceptación y una puesta en práctica de las formas de relacionarse unos con otros, y de esta manera generar una intencionalidad. Por lo anterior me suscitan preguntas relacionadas con la intencionalidad de la lectura; algunas de ellas serían: ¿desde dónde habla dicho discurso?, ¿Qué busca finalmente este discurso en el momento de mencionar la administración del saber?, ¿se pueden o no configurar sujetos con dicho discurso?, ¿Qué tipo de escuela se busca acentuar con una administración del saber? A manera de conclusión, es posible mencionar que dicha lectura posee una excelente estructuración, causándome intriga, principalmente con la configuración del sujeto y la emergencia de una subjetividad como trabajador del conocimiento.