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1. MODERNIZACIÓN
a. Separación de funciones administrativas y
jurisdiccionales en el Organismo Judicial y el
Ministerio Público
1. Diagnóstico inicial. El propósito de tender hacia esta separación
presupone que jueces, magistrados y fiscales no pueden impartir
una justicia pronta y cumplida en cuanto destinan más tiempo que
el deseable a la atención de cuestiones de estricta índole
administrativa, tales como las relativas a manejo de personal,
adquisición de insumos, mantenimiento de lugares físicos, etc.
Diversos trabajos sobre el sistema de justicia guatemalteco,
coinciden en que el gran volumen de trabajo y el régimen
organizativo de la labor judicial conducen a que el juez concentre
tareas que no son propias de la labor jurisdiccional; asimismo, se
señala que esta concentración es uno de los factores del retraso en
la gestión del despacho y da lugar a la delegación de funciones
Una nueva justicia para la paz 171
c. Corrupción e intimidación
I. Corrupción en la administración de justicia
1. Relevancia del tema y definición metodológica. El Acuerdo
sobre Fortalecimiento del Poder Civil y Función del Ejército en
una Sociedad Democrática, estableció como prioridad la reforma
del sistema de justicia a fin de que, entre otros aspectos, se erradique
la corrupción y los factores estructurales que la favorecen.
La preocupación de esta Comisión obedece a la convicción de que
asistimos a la difusión del fenómeno de la corrupción y en general al
escaso valor de la ley en todos los estratos de la sociedad. Es común la
actitud de aquél que justifica su propia inmoralidad amparándose en
que ése es el comportamiento de todos los integrantes de la sociedad.
Lamentablemente, es la percepción de esta Comisión de que la
corrupción en nuestro país es intensa y generalizada, por lo cual
deben encararse programas globales que eliminen este flagelo. Desde
el punto de vista económico, la difusión de prácticas corruptas con-
duce a graves perjuicios económicos para la sociedad debido a la
dilapidación de recursos y la distorsión de políticas públicas.
La corrupción puede generar graves daños en los países en
desarrollo debido a su efecto devastador sobre el imperio de la ley,
la vigencia de los derechos humanos, el derecho de propiedad y los
incentivos para la inversión. En lo que respecta al sistema de justicia,
se debe destacar la estrecha vinculación del fenómeno de la
corrupción con la credibilidad y la fortaleza de las instituciones
que lo integran, lo que concita la atención y la preocupación de esta
Comisión, creada para proponer mejoras del funcionamiento de la
justicia en el país.
Sin embargo, es difícil arribar a un análisis detallado acerca de
lo que realmente ocurre, en virtud del carácter furtivo de esta
actividad, que por su propia naturaleza tiende a ser encubierta por
protagonistas que actúan preservando la difusión de sus prácticas.
Determinar entonces la amplitud del fenómeno y de sus
manifestaciones concretas e implicaciones resulta de gran
complejidad, debido a que no se cuenta con información estadística
182 La justicia en Guatemala
II. Intimidación
1. Antecedentes. Otro de los graves problemas que condicionan a
la administración de justicia en Guatemala es, sobre todo en mate-
ria penal, la obstaculización de los procesos mediante amenazas a
testigos, abogados y operadores del sistema de justicia.
Entendemos por intimidación aquellas amenazas o anuncios,
realizados directa o indirectamente, de provocar ilegítimamente un
daño al amenazado o a un tercero -como, por ejemplo, un familiar-
para obligarlo a hacer, no hacer o tolerar algo en contra de su
voluntad; en este caso, con particular referencia a conductas
vinculadas con un proceso: fallar en uno u otro sentido; acusar o no
por determinadas conductas; dejar de promover un proceso penal;
comparecer o no como testigo o declarar como tal en determinado
sentido. Las amenazas pueden también ser equívocas o encubiertas.
Una nueva justicia para la paz 193
2. EXCELENCIA PROFESIONAL
a. La carrera judicial y el sistema de nombramiento
de magistrados de la Corte de Apelaciones
Pese a que la carrera judicial aparece establecida en el artículo
209 de la Constitución vigente, el país ha visto transcurrir más de
una década desde la entrada en vigencia del texto constitucional sin
que jueces y magistrados sean regidos por la respectiva ley. Esta
ausencia normativa se ha traducido en un bajo nivel de
institucionalidad del ejercicio judicial. La falta de normas de tipo
disciplinario, por ejemplo, ha provocado que la Corte de
Constitucionalidad ordene la reinstalación de jueces destituidos por
la Corte Suprema, en virtud de no hallarse legalmente previstas las
faltas que pueden dar lugar a tal medida, ni encontrarse normas
legales del procedimiento necesario para tal efecto.
El Acuerdo de Fortalecimiento del Poder Civil y Función del
Ejército en una Sociedad Democrática incluyó la concordancia de
196 La justicia en Guatemala
III. La institucionalización
La carrera judicial debe expresarse en un sistema institucionalizado.
El sistema está compuesto por normas, procedimientos y entidades
responsables del manejo o administración de la carrera judicial. Cuanto
202 La justicia en Guatemala
V. Conclusiones y recomendaciones
1. La ausencia de una carrera judicial, en normas y en prácticas, ha
provocado en Guatemala un bajo nivel de institucionalidad del
ejercicio judicial.
2. La ley de carrera judicial, más que ocuparse de condiciones
laborales, debe reglar las garantías adecuadas para que el
desempeño de la función judicial se realice con niveles de
excelencia profesional e independencia funcional.
3. La propuesta de la Comisión en materia de reformas
constitucionales puede ser tomada como base para definir el
núcleo normativo propio de un texto constitucional, en lo
atingente a la carrera judicial.
4. En cuanto al modelo de carrera judicial necesario y adecuado
para Guatemala, la Comisión sugiere que combine grados de
apertura y cierre de la carrera, y descarte el plazo de
nombramiento para incluir sólo la edad de jubilación como límite
del mandato en el cargo.
5. Un objetivo fundamental de la carrera judicial consiste en
garantizar la mejor calidad profesional posible. Bajo esta premisa,
el procedimiento de selección, para todos los niveles de jueces
y magistrados, debe tener base en los méritos de los candidatos,
determinados de manera objetiva y transparente. El acto de
nombramiento debe corresponder a la culminación de ese
procedimiento de selección, abierto y público. En el caso de los
magistrados de la Corte Suprema, el nombramiento debe ser
efectuado por el Congreso de la República.
6. Los salarios judiciales deben atarse a los de altos funcionarios
públicos, para cancelar el olvido presupuestal que han sufrido.
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3. ACCESO A LA JUSTICIA
a. Mecanismos alternativos de resolución de
conflictos
En varios países del mundo, y de América Latina en particular,
la extensión en el uso de conciliación, mediación y arbitraje ha
producido soluciones (i) más rápidas y menos onerosas que las
226 La justicia en Guatemala
I. Consideraciones de la Comisión
En Guatemala, país de base pluricultural, el tema de la justicia
se ha entendido, desde el punto de vista oficial, como justicia de
Estado. Esto es, como responsabilidad del aparato estatal de re-
solver conflictos sociales, de una manera exclusiva y excluyente,
mediante legislación formalmente adoptada, procedimientos
regularmente establecidos e instancias profesionalmente
organizadas.
Tal comprensión de la justicia no se ha hecho cargo de la
existencia de otras formas de resolver conflictos que tienen vigencia
en un importante sector de la población y corresponden a raíces
culturales propias. La ausencia de reconocimiento y consideración
de estas formas de “justicia tradicional”, alternativa a la oficial, ha
correspondido en Guatemala a una falencia mayor del sistema de
justicia, consistente en su falta de correspondencia con el carácter
multicultural y pluriétnico del país.
Esta Comisión, al abordar este tema, ha encontrado las siguientes
dificultades:
a. Desde el punto de vista del conocimiento científico, no se
cuenta en el país con un perfil claro del llamado “derecho
consuetudinario”. Sin embargo, el esfuerzo de investigación
que se está realizando al respecto es sumamente importante.
b. Existe un debate público que aún no ha generado consensos
en cuanto a las posibles opciones de reconocimiento de las
formas de administrar justicia de los pueblos indígenas. En
esa falta de consenso incide la tradición de una forma de
Estado centralista y monocultural, que hace muy difícil
concebir otra forma de Estado.
c. Por otro lado, no puede ignorarse que el trabajo de esta
Comisión ocurre cuando el Organismo Judicial ha emprendido
un esfuerzo de modernización y reforma, en el que se ha
trazado como objetivo mejorar, tanto cuantitativa como
cualitativamente, el acceso a la justicia estatal valiéndose,
entre otros recursos, de una ampliación de la cobertura de la
Una nueva justicia para la paz 233
II. Recomendaciones
1. En materias no penales. Los diversos procedimientos en la
justicia no penal de Guatemala deben modificarse a fin de
estructurarlos modernamente en torno a los principios de oralidad,
publicidad e inmediación. Esta Comisión promueve que:
1.1. La ley limite el carácter escrito de los actos procesales a una
primera etapa en el proceso, con el único objetivo de que las partes
fijen los hechos controvertidos; se depuren las cuestiones tendientes
a constituir la relación procesal; y establezcan sus pretensiones para
la audiencia.
1.2. La audiencia sea la etapa central y culminante del proceso. En
esta fase de carácter obligatorio, el juez debe intentar, en un primer
momento, conciliar a las partes. De no lograrse ello, se daría paso a
una segunda fase en la que se producirían las pruebas, se formularían
los alegatos y, por último, el juez dictaría sentencia.
1.3. La presencia del juez en el proceso tenga carácter obligatorio,
indelegable e irrenunciable, bajo sanción de nulidad de las
actuaciones realizadas en contravención de esta disposición, y
responsabilidad del titular del órgano jurisdiccional. La participación
del juez en el proceso -inmediación- tiene como resultado que la
sentencia que se dicte se funde en el diálogo entablado con las partes
y no en la lectura de los escritos incorporados por el oficial de trámite.
1.4. Se establezca un solo procedimiento, para resolver controversias
de igual naturaleza, evitando así la aplicación de principios y
estructuras procesales diferentes para cada caso.
1.5. Se limite el uso abusivo de los medios de impugnación,
estableciendo efectivos sistemas de sanción y facultando al órgano
jurisdiccional a que ponga el hecho en conocimiento del Tribunal de
Honor del Colegio de Abogados. Es responsabilidad de jueces,
abogados y litigantes romper con la postura tradicional de litigar con
la intención de retrasar -en algunos casos, maliciosamente- los procesos.
de los últimos años revela que más de 70% de ellos versan sobre
asuntos que son materia de conocimiento judicial; respecto de estos
últimos, es importante saber que aproximadamente cuatro de cada
cinco resultan denegados en definitiva por ese alto tribunal.
Esa información y las entrevistas efectuadas a jueces y abogados
sugieren que, en una gran mayoría de los casos, el amparo se
interpone como un simple recurso dilatorio que, sin base o
consistencia jurídica suficiente, busca retrasar el advenimiento de
la decisión judicial que habrá de producir la cosa juzgada, o detener
los efectos de ella. Así utilizado, este mecanismo de protección de
los derechos humanos deja de ser tal y, de hecho, se convierte en un
impedimento para la plena y pronta realización del derecho funda-
mental a la justicia y, tras éste, de otros derechos humanos
sustantivos cuyo incumplimiento motivó el inicio del proceso judi-
cial respectivo. Ello ocurre en perjuicio no sólo de la otra parte en
el proceso -que ve preterido el reconocimiento de su derecho- sino,
sobre todo, que lesiona potencial y factualmente el derecho de todos
los ciudadanos que acuden legítimamente a reclamar la protección
de un sistema judicial abarrotado de recursos y, por lo tanto, inidóneo
para brindar oportunamente la protección que se le pide.
Diversas causas concurren a la gestación de esta práctica viciosa
en torno al amparo. La principal probablemente reside en la forma
como algunos abogados y jueces encaran su actividad profesional: los
abogados, creyendo éticamente válido cualquier tipo de acto en defensa
del interés del cliente; y los jueces, renunciando a utilizar sus potestades
de dirección de la tramitación del juicio para evitar dilaciones que
desvirtúan la finalidad del proceso y dañan severamente a la justicia.
Esta actitud judicial llega al punto, señalado por algunos comentaristas,
de que prevalece la práctica de no enviar un informe al tribunal de
amparo sino remitir todo el proceso, lo que conduce a su paralización.
Vale la pena notar que esta práctica -a cuyo destierro se dirige una
reciente modificación de la Ley del Organismo Judicial- ha estimulado
la multiplicación de interposiciones de amparos dilatorios que, aun
cuando el tribunal decida no otorgar el amparo provisional, producen
igual efecto en favor del recurrente.
También la regulación normativa del amparo en Guatemala
favorece la distorsión que esta institución sufre al ser utilizada
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los intereses del cliente; (ii) una actitud de los juzgadores que, a
partir de una renuncia a la dirección efectiva del proceso, prefiere
transferir el caso al tribunal de amparo, tendencia que resulta
complaciente con el propósito dilatorio del abogado y estimula este
tipo de utilización ilegítima; y (iii) un marco normativo
excesivamente amplio, en el cual ha resultado posible desvirtuar su
sana y recta intencionalidad.
3. Esta Comisión estima necesario que se estudie una reformulación
del tratamiento normativo del amparo respecto de decisiones
judiciales, a fin de desterrar la práctica nociva de éste actualmente
existente. Al efecto, recuerda que existen estudios y propuestas que
han sido formulados en diversos ámbitos jurídicos nacionales,
incluido el de la Corte de Constitucionalidad.
5. SEGURIDAD Y JUSTICIA
a. Violencia social, acciones colectivas y víctimas de
la delincuencia
Violencia y delincuencia constituyen, indudablemente, uno de
los problemas más graves que atraviesa Guatemala hoy. Para una
adecuada comprensión del fenómeno se deben tener presente dos
aspectos fundamentales: (i) la delincuencia organizada es, sin duda,
uno de los componentes más palpables de la violencia, (ii) la cultura
de violencia se halla en la base del comportamiento de cualquier
ciudadano que no se dedica a la actividad delictiva pero que, en
Guatemala, tiende a valerse fácilmente de un medio violento con el
objeto de conseguir aquello a lo que cree tener derecho.
Ambos aspectos generan un alto grado de inseguridad ciudadana;
sin embargo, sólo el primero de ellos -debido a la cobertura de los
medios de comunicación- se halla en el centro de la opinión pública,
mientras el segundo recibe una atención insuficiente.
b. Sistema penitenciario
La Comisión de Fortalecimiento de la Justicia ha incluido este tema
dentro de su agenda de trabajo debido a su gran impacto social, para
destacar la necesidad de ponerle atención a la situación y proponerle
soluciones.
I. La situación penitenciaria
Los estudios realizados han detectado que hay una gran cantidad
de personas privadas de libertad que no son visitadas por, ni tienen
comunicación con, sus abogados defensores. La actuación de éstos,
en el momento de la primera declaración, está generalmente limitada
a solicitar una medida sustitutiva, sin dar a la petición mayor
contenido.