You are on page 1of 50

Tema 1: Delincuencia juvenil: delimitación

Concepto

El concepto de delincuencia juvenil no es pacífico en la doctrina


Quizás el término más extendido sea el de delincuencia juvenil, aunque también se
utiliza el de criminalidad juvenil o criminalidad de la juventud.
Recientemente la moderna sociología criminal al término “delincuencia” ha añadido el
término desviación, comportamiento desviado o conducta desviada, con el objeto de
ampliar el campo de análisis de la simple violación de las normas jurídicas a la violación
de todas las normas que regulan la vida colectica, comprendiendo las normas culturales
y sociales.
Una conducta desviada o inadaptada realizada por un menor constituye un signo de
alarma y también una útil advertencia sobre defectos de la organización social que se
deben remediar. Ejemplo podrían ser: un alto índice de absentismo escolar, consumo
de alcohol y/o drogas, fugas del domicilio paterno, etc.
Ahora bien, es necesario tener muy claro que no se puede catalogar de delincuente a
los que no han cometido ningún delito, de este modo, una conducta delictiva,
delincuencial debería ser, siguiendo a Cloward y Ohlin una categoría especial de
conducta desviada, inadaptada o antisocial, es aquella conducta cuya forma de
comportamiento, no solo se opone o viola las normas sociales o de conciencia, sino que
además está prohibida por la sociedad complicando una reacción por parte de la misma,
a cargo de la administración penal de justicia.
A parir de la publicación de las Directrices de las Naciones Unidas para la prevención
de la Delincuencia Juvenil (1990) surgió n nuevo término más acorde con la realidad
actual: jóvenes en situación de riesgo social
Este concepto engloba o acoge a menores que manifiestamente están en peligro y que
requieren medidas no punitivas determinadas por una autoridad competente. Responde
en gran medida a la necesidad contemporánea de brindar atención y protección a
determinados menores.

Edad penal y edad criminológica

La criminología al estudiar la delincuencia juvenil amplía el concepto jurídico – penal


(formal) del delito, incluyendo una serie de conductas no constitutivas de infracciones
penales pero que se interesan sobremanera a la criminología en cuanto factores y
situaciones criminógenas o conductas asociadas al delito (por ejemplo, el alcoholismo,
drogadicción)
Por otro lado, amplía también el concepto de “menor”. Al derecho penal únicamente le
importan los menores con edades comprendidas en la franja fijada en la Ley, de cara a
su enjuiciamiento por el CP de adultos o por la Ley penal juvenil. Con la entrada en vigor
de la Ley orgánica de Responsabilidad Penal del Menor (LORPM), desde la órbita del

1
Derecho penal, las actividades delictivas que le preocupan serán las cometidas por
aquellos jóvenes de 14 años y menores de 18.
Sin embargo, la criminología amplía esa franja de edad tanto por su límite mínimo como
por su límite máximo. Se suelen considerar como delincuentes juveniles todas aquellas
personas menores de 25 años.
Los jóvenes y adolescentes son personas que se encuentran en una dase de
maduración, en la que han dejado de ser niños, pero todavía no son considerados como
adultos, esto los lleva a una inseguridad respecto a su posición en la sociedad que se
manifiesta en un intento de ser como los mayores, lo que al no conseguirlos se traduce
en conductas caprichosas, egoístas, impulsivas, exageradas, egocéntricas, etc.
La criminalidad juvenil es por tanto una manifestación específica de la edad, sin
embargo, no se trata en gran medida de un destino inmodificable, sino de un acontecer
socialmente influenciable.
Por ello, la delimitación entre delincuencia y no delincuencia en la infancia y juventud
presenta dificultades al introducirse en el marco de una personalidad en proceso de
evolución, desarrollo y maduración
A la criminología le ha interesado por tanto conocer cuáles son las edades más proclives
a la comisión de delitos y, para ello, se sirve de las curvas de criminalidad.
En ellas puede observarse una curva de criminalidad en ascenso hasta los 20 o 25 años
y en claro descenso a partir de esa edad, mientras que la edad media de
encarcelamiento se halla entre los 21 y los 30 años, incrementándose hasta los 40 años,
edad en la que comienza a disminuir en notable proporción.
No obstante, lo cual la delincuencia juvenil no implica meros delitos cometidos por
personas menores de edad (ya que es un concepto legal cambiante de acuerdo a las
legislaciones y los tiempos) es una delincuencia que posee características propias.

Aspectos generales

 Características
Gran parte de esta delincuencia queda sin detectar, no llega al conocimiento de las
instancias de control social formal (policía y tribunales). Sólo un porcentaje ínfimo de
niños, jóvenes y jóvenes adultos son registrados por la policía como sospechosos, y
más aún, un porcentaje más ínfimo condenado judicialmente.
Normalidad de la delincuencia juvenil: la realización única y a menudo múltiple de delitos
es normal en el sentido de que en su mayoría es un proceso concomitante normal del
desarrollo del sujeto:
 De una parte, se encuentra la mayoría de los niños y jóvenes que no cometen
delitos o que cometen delitos poco importantes y con poca frecuencia (carácter
episódico)
 De otra parte, se sitúa una minoría de niños y jóvenes cuyos delitos son graves
y frecuentes, se convierten también con un alto grado de probabilidad en
reincidentes cuya delincuencia se consolida y se desarrolla hacia la criminalidad
alta. Por lo tanto, estos últimos son los delincuentes juveniles que necesitarán

2
una atención extrema por parte de los poderes públicos, a niveles de prevención
y de tratamiento para evitar que el inicio en la actividad delictiva devenga en una
carrera criminal.
La delincuencia es sobre todo un fenómeno de grupo (t. de interacción de grupos). Se
comete en su mayoría junto con jóvenes de la misma edad. Las actividades delictivas
son frecuentemente una forma de identificación, con lo que se busca el aplauso y el
reconocimiento del grupo, es por ello que el delito se convierte en una actividad digna
de mención y de la que sentirse orgulloso.
Los delitos más frecuentes y graves son cometidos por los niños y jóvenes de las clases
sociales y económicas más bajas; aunque hay que tener en cuenta que las infracciones
cometidas por estos jóvenes se denuncian y son perseguidas por las instancias de
control formal con más frecuencia.

 Clases según género y edad


Delincuencia infantil
En la delincuencia infantil (delincuencia de menores de 13 años), se suele afirmar que
todos los niños cometen actos que infringen las normas.
La delincuencia infantil es una conducta normal del niño en amplios ámbitos, que
pertenece al proceso de crecimiento de los niños en la sociedad y que desde el punto
de vista el pronóstico tiene muy limitada su extensión. Resulta parte del aprendizaje del
niño, que, por el desconocimiento de las reglas y normas, en determinados casos las
incumpla, por lo que las infracciones esporádicas son morales.
Las infracciones son realizadas por el niño como una especie de juego.
La mayor parte de la delincuencia infantil es nada más que un episodio que se olvida
rápidamente y que no deja posteriores efectos negativos.
Solo una minoría de niños delincuentes inicia una carrera criminal.
Pero los niños que se ven envueltos en el sistema de justicia juvenil a una edad
temprana estás más expuestos a continuar delinquiendo que sus homólogos de mayor
edad (el riesgo de convertirse en un delincuente habitual es 2 o 4 veces más alto para
niños que comienzan a delinquir a la edad de 7 a 12 años que para jóvenes que
comienzan más tarde).
Delincuencia juvenil
Mayores de 13 años.
La delincuencia juvenil tiene una mayor importancia que la delincuencia infantil y unas
características que la difieran netamente de la delincuencia de los adultos (difieren
cualitativamente más que cuantitativamente).
La criminalidad de los jóvenes es un reflejo de la sociedad en la que habita, ya que el
menor raramente innova o crea, generalmente se limita a realizar conductas donde imita
y repite lo que ve (leyes de imitación). Aquí se pone de manifiesto la importancia que
tiene que los jóvenes tengan modelos donde observarse en la familia, en la escuela y
en la sociedad, ya que, si no los tienen o no son los adecuados, los buscarán en los
medios de comunicación o entre su propio grupo (aprendizaje de la delincuencia).

3
Al igual ocurría en la delincuencia infantil, “la delincuencia juvenil es un comportamiento
absolutamente normal durante la adolescencia, está presente en cada joven y disminuye
a medida que los jóvenes se acercan a la edad adulta”.
Los jóvenes cometen actos en su mayoría sin planearlos, por lo que su delincuencia
parece a primera vista menos grave y más sencilla que la de los adultos. La delincuencia
juvenil busca el placer inmediato por recreación o por rebeldía, demanda aventura,
emoción, excitación, en una palabra, satisfacer sus deseos, aunque sea en forma hostil
o dañosa.
Además, los jóvenes por falta de rutina son detenidos más rápidamente por la policía y
confiesan sus delitos más fácilmente.
Delincuencia juvenil femenina
Partiendo de la premisa de que la delincuencia es una cosa de hombres al cometer las
mujeres y niñas muchos menos delitos y de menor importancia, la investigación
criminológica ha relega un segundo plano el problema de la criminalidad femenina.
Los datos que nos ofrecen las estadísticas reflejan que la criminalidad masculina muy
superior a la femenina, en los adultos y también en los jóvenes. En el año 2000, las
detenciones de mujeres menores de 18 años alcanzaron la cifra de 2170 mujeres, lo
que representa únicamente 8.03% del total de las detenciones practicadas sobre
menores de 18 años.
Lo que no logran explicar satisfactoriamente ninguna de las teorías criminológicas es el
por qué de esa diferencia cuantitativa entre la delincuencia juvenil masculina y femenina.
Una posible explicación a este desfase sería debido a que el control social al que están
expuestas las niñas previene su implicación en la delincuencia. Así las chicas son
supervisadas más estrechamente los chicos (por la sociedad en general) y ellas se
imponen a sí mismas más barreras morales que los chicos.
En la actualidad en países como EE. UU. o España parece que existen síntomas de que
el porcentaje femenino en la delincuencia juvenil se aproxima al masculino, lo cual es
debido, según SUTHERLAND, en que se trata de países en los que las mujeres disfrutan
de gran libertad y de igualdad con los hombres, siendo menos determinantes por tanto
las diferencias biológicas que las diferencias de tradición y posición social.
Sin embargo, esta explicación que tiende a igualar el comportamiento problemático de
chicos y chicas no resulta del todo convincente y satisfactoria pues investigaciones
recientes han demostrado la intensa relación existente entre una previa victimización
mediante abusos y malos tratos y una posterior actividad ilegal en las niñas y mujeres.
Esta victimización puede proceder (no ocurre en todos los casos) como el
desencadenante de la entrada de las niñas y jóvenes en la delincuencia al tratar de
escapar de un medio ambiente hostil y agresivo.
Delitos más comunes cometidos por los jóvenes
Como delitos específicos de la juventud, por la importante participación de los jóvenes
en los mismos, nos encontramos con una serie de delitos que lesionan diferentes clases
de bienes jurídicos, pero tienen en común principal, entre un componente considerable
de agresividad en forma de exteriorización violenta y ánimo de dañar en los jóvenes
delincuentes.

4
Dentro de los delitos más comunes cometidos por los jóvenes podemos destacar:
alteración del orden público (desordenes públicos y alborotos), atentados contra los
agentes de la autoridad, vandalismo (causar graves daños o la destrucción de cabinas
telefónicas, paradas de autobús, mobiliario urbano), agresiones sexuales, hurto,
utilización ilegitima de vehículos de motor, robo con violencia o intimidación (con uso de
armas blancas, el método del tirón), extorsión, daños en las cosas, incendio, lesiones
dolosas y delincuencia por drogas.
Sin embargo, el conjunto de la criminalidad de menores viene determinado,
esencialmente, por delitos contra la propiedad, principalmente, delitos de hurto que
vienen a representar alrededor del 70% de dicha criminalidad.

Tipología de menores delincuentes

 Reacción social agresiva


Los niños con reacción social agresiva han sufrido en su primera infancia un marcado
rechazo paterno, alternado en ocasiones con una hiperprotección irreal. Nunca han
conocido un modelo coherente de disciplina. Han sufrido siempre una severidad y una
brutalidad irracionales, muchos habían sido maltratados despiadadamente, habiendo
sido privados en todos los casos del afecto necesario para un desarrollo normal.
La conducta agresiva del niño rara vez parece ir dirigida hacia un objeto determinado, y
les proporciona escaso placer, éxito o ventajas con respecto a sus compañeros mas
próximos. Arremete de forma salvaje contra todo, irritándose y criticando sin cesar.
Responde a la frustración con agresión (baja tolerancia a la frustración). En el fondo hay
un núcleo interior de odio hacia sí mismo, amargura y desamparo, que manifiesta una
baja autoestima y labilidad emocional.
Estos niños son desobedientes, hostiles, agresivos tanto verbal como físicamente,
vengativos y destructivos. Las rabietas, la cleptomanía, el engaño y la burla haca los
demás son también síntomas comunes.
Criterios para el diagnóstico de “Trastorno negativista desafiante”
A. Un patrón de comportamiento negativista, hostil y desafiante que dura por lo
menos 6 meses estando presentes 4 o más de los siguientes comportamientos:
1. A menudo se encoleriza e incurre en pataletas
2. A menudo discute con adultos
3. A menudo desafía activamente a los adultos o rehúsa cumplir sus
demandas
4. A menudo molesta deliberadamente a otras personas
5. A menuda acusa a otros de sus errores o mal comportamiento
6. A menudo es susceptible o fácilmente molestado por otros
7. A menudo es colérico y resentido
8. A menudo es rencoroso o negativo
B. El trastorno de conducta provoca deterior clínicamente significativo en la
actividad social, académica o laboral
C. Los comportamientos en cuestión no aparecen exclusivamente en el transcurso
de un trastorno psicótico o de un trastorno del estado de ánimo.

5
D. No se cumplen los criterios de trastorno disocial, y, si el sujeto tiene 18 años o
más, tampoco los de trastorno antisocial de la personalidad.

 Reacción de huida
La reacción de huida tiene también unos antecedentes de rechazo paterno, siendo la
diferencia principal con la reacción social agresiva en que los primeros responden a la
frustración con la huida y los segundos con la agresión. Nota importante es que ambas
enfermedades constituyen e 50% de la delincuencia infantil y juvenil.
Los niños con reacción de huida suelen ser menos robustos que los asociales agresivos
y son poco propensos a tener compañeros de fuga. Se sientes débiles, abandonados,
maltratados, inútiles, desamparados y sin esperanza. Suelen ser solitarios y cuando se
unen a un grupo o banda de delincuentes, o son aceptados plenamente y permanecen
como marginados. Son insinceros y desconfiados, impresionan por su desaliño y
suciedad y asumen en la vida un rol de perdedores.
El delito más habitual es el hurto dentro del hogar, a su propia familia, generalmente
para financiarse la huida.

 Reacción de delincuencia de grupo


Hay niños cuya socialización se realiza en el seno de un grupo de delincuentes, con los
que se identifica. El grupo desempeña una función adaptativa en el que le ofrecen la
oportunidad del compañerismo, a incitación y la actividad, y además son como un reflejo
de los valores dominantes.
El niño con reacción de delincuencia de grupo por sí solo puede ser básicamente
normal, incluso notoriamente inhibido y con excesiva conformidad, lo que ocurre es que
los individuos del grupo adquieres los valores, la conducta y los hábitos del grupo al que
pertenecen.
La conducta delictiva más habitual es la comisión de hurtos, hacer novillos, trasnochar
con frecuencia, realizar acciones destructivas y vandálicas, agresiones, conducir coches
robados y consumir drogas y bebidas alcohólicas.

 El menor delincuente que padece una psicosis


se trataría de menores cuyo comportamiento antisocial procede de una psicosis y en los
que la delincuencia es un síntoma de la enfermedad.
Se agrupan aquí una serie de comportamientos antisociales caracterizados por tener su
causa en un “trastorno de la personalidad” (anteriormente denominados “psicosis”). En
este grupo nos encontramos con:
 Trastorno paranoide de la personalidad: caracterizado por un patrón de
desconfianza y suspicacia general hacia los otros, de forma que las intenciones
de éstos son interpretadas como maliciosas.
 Trastorno esquizoide de la personalidad: cuya característica esencial es un
patrón general de distanciamiento de las relaciones sociales y de restricción de
la expresión emocional en el plano interpersonal.
 Trastorno esquizotípico de la personalidad: cuya característica esencial es un
patrón general de déficits sociales e interpersonales caracterizados por un
malestar agudos y una capacidad reducida para las relaciones personales, así

6
como por distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades del
comportamiento.
Estos trastornos pueden manifestarse por primera vez en la infancia o la adolescencia
a través de actitudes y comportamientos solitarios, escasas relaciones con los
compañeros, ansiedad social, bajo rendimiento escolar, hipersensibilidad, pensamiento
y lenguaje peculiares y fantasías idiosincrásicas. Estos niños pueden parecer “raros” o
“excéntricos” y atraer las burlas de otros.

 Personalidad antisocial en niños y adolescentes. Trastorno disocial.


Psicópatas y/o sociópatas juveniles menor delincuente que padece una
psicosis
Incluye este grupo individuos no socializados, cuya conducta les coloca en repetidas
ocasiones en situaciones de conflicto con la sociedad. Son niños y jóvenes incapaces
de guardar lealtad a nada, n nadie, salvo a sí mismos. No tienen sentimientos de culpa,
sino que por el contrario siempre culpa a los demás de sus desventajas. Son autistas,
insensibles e irritables. Su tolerancia a la frustración es muy baja.
Según garrido los principales rasgos de la psicopatía serían los siguientes: locuacidad
y encanto superficial; una autoestima muy elevada, un gran narcisismo, un egocentrismo
descomunal y una sensación omnipresente de que todos les está permitidos, se sienten
el centro del universo; no experimentan ninguna preocupación por los efectos de sus
actos en los demás lo que implica una falta de remordimientos o de sentimientos de
culpa; falta de empatía, parecen poseer una incapacidad manifiesta para sentir de modo
profundo el completo rango de emociones humanas. Son impulsivos, violentos, se
aburren en seguida y les gusta vivir al límite, son irresponsables y les trae sin cuidado
las consecuencias negativas de sus actos en los demás.
Como factores que predisponen al desarrollo de un trastorno disocial de la personalidad
podemos citar: rechazo y abandono por parte de los padres, temperamento infantil difícil,
prácticas educativas incoherentes con disciplina dura, abusos físicos o sexual, carencia
de supervisión, primeros años de vida en instituciones, cambios frecuentes de
cuidadores, familia numerosa, asociación a un grupo de compañeros delincuentes y
ciertos tipos de psicopatología familiar. Aunque miembros nacidos en familias de status
socioeconómico elevado, pueden también desarrollar rasgos antisociales.
Son signos infantiles precoces de estas personalidades las mentiras reiteradas, los
robos, la crueldad, con las personas y los animales, la inadaptación a la escuela, las
fugas del domicilio familiar, la holgazanería, la provocación y la rebeldía.
A medid que va creciendo la situación se complica. No toleran la escuela, copian o
falsean exámenes, quieren disfrutar con mucha insistencia las ventajas de la
adolescencia: más dinero, más libertad de movimientos. La casa paterna le va
pareciendo poco a poco un lugar asfixiante… con sus hermanos y con sus amigos.
Los principales delitos y comportamientos antisociales cometidos por jóvenes sueles ser
a la estafa, el robo, la piromanía, el vandalismo y la crueldad con animales y personas,
entre los varones y entre las mujeres, el robo, el hurto en comercios y la promiscuidad
sexual.
Criterios para el diagnóstico de “Trastorno social”
Un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que se violan los derechos
básicos de otras personas o normas sociales importantes, manifestándose por la

7
presencia de 3 o más de los siguientes durante los últimos 12 meses y por lo menos de
1 criterio durante los últimos 6 meses:
Agresión a personas y animales
1. A menudo fanfarronea, amenaza o intimida a otros.
2. A menudo inicia peleas físicas.
3. Ha utilizado un arma que puede causar daño físico grave a otras personas (bate,
ladrillo, navaja…)
4. Ha manifestado crueldad física con las personas.
5. Ha manifestado crueldad física con animales.
6. Ha robado enfrentándose a la víctima.
7. Ha forzado a alguien a una actividad sexual.
Destrucción de la propiedad
1. Ha provocado deliberadamente incendios con la intención de causar daños
graves.
2. Ha destruido deliberadamente propiedades de otras personas (distinto de
provocar incendios)
Fraude o robo
1. Ha violentado el hogar, la casa o el automóvil de otra persona.
2. A menudo miente para obtener bienes o favores o para evitar obligaciones.
3. Ha robado objetos de cierto valor sin enfrentamientos con la víctima.
Violaciones graves de normas
1. A menudo permanece fuera de casa de noche a pesar de las prohibiciones
paternas, iniciando este comportamiento antes de los 13 años.
2. Se ha escapado de casa durante la noche por lo menos dos veces, viviendo en
casa de sus padres o en un hogar sustitutivo.
3. Suele hacer novillos en la escuela, iniciando esta práctica antes de los 13 años.
El trastorno disocial provoca un deterioro clínicamente significativo de la actividad social,
académica o laboral
Si el individuo tiene 18 años o más no cumple criterios de trastorno antisocial de la
personalidad.
La importancia cuantitativa y cualitativa de este trastorno de la personalidad, no se
puede poner en duda, ya que, por una parte, parece haberse incrementado durante las
últimas décadas, y, por otra parte, se corresponde con conductas delictivas de
gravedad, observándose que un inicio precoz predice un pronóstico peor y un riesgo
creciente en la vida adulta de sufrir un trastorno antisocial de la personalidad.
Dado que los niños y jóvenes con estos trastornos mentales se encuentran mucho más
expuestos que otros jóvenes a implicarse en comportamientos antisociales y violentos,
es de suma importancia el diagnóstico y tratamiento de estos jóvenes, ya que sin un
efectivo tratamiento la mayoría de estos jóvenes seguirán manteniendo
comportamientos peligrosos para ellos mismos y para la comunidad, y, en un futuro,
muchos de ellos, se verán inmersos en el sistema de justicia penal de adultos.
Mantovani señala tres características en el comportamiento de los jóvenes que pueden
operar como síntomas precoces de la inadaptación del joven:

8
a) La dificulta de cumplir de modo suficiente sus propias ocupaciones escolares,
familiares, laborales.
b) La dificultad de socialización, esto es de integrarse y comunicarse con sus
coetáneos y consigo mismo.
c) Dificultad de relaciones con las figuras que representan la autoridad, sea en el
ámbito familiar, en la escuela, en el trabajo o en las relaciones sociales.

9
10
Tema 2: Factores de la delincuencia juvenil I

Factores individuales

 Factores biológicos y físicos


Estudios recientes han acumulado evidencias que sugieren que las características
biológicas incrementadores de la conducta delictiva pueden transmitirse genéticamente,
por lo que, cuanto menos, existen indicios acerca del papel genético en la probabilidad
de cometer delitos.
Para garrido la explicación biológica puede explicar plenamente la delincuencia de unos
pocos sujetos, pero en la generalidad de los casos su rol parece limitado al de favorecer
o no una mayor probabilidad de cometer delitos.
Así una simple condición de sobrepeso, baja estatura, un defecto físico que altere su
estética, etc. llevan aparejados en muchos casos un complejo de inferioridad que puede
ser considerado como un elemento impeditivo de un normal desarrollo evolutivo y
emocional y ser invocado como una causa favorecedora de una futura actividad
delictiva.
La realidad parece indicarnos que estos factores, por sí solos no inciden en la
criminalidad de los jóvenes, si no van asociados a otros factores, ya que el delito no es
el hecho de un individuo aislado, sino de un individuo social.

 Factores psicológicos.
Factores inhibidores y facilitadores (protectores) de la competencia social
Muchos estudios e investigaciones asocian a las conductas violentas y delitos cometidos
por jóvenes y adultos una serie de factores individuales de carácter psicológico que se
aprecian en esas personas durante su infancia: desórdenes internos como nerviosismo,
preocupación o ansiedad, problemas psicológicos como hiperactividad, problemas de
concentración… comportamiento violento o delincuente.
Estas carencias, trastornos o problemas de índole psicológica, pueden influir en el
adecuado desarrollo de la personalidad de los jóvenes, creando niños y jóvenes
inmaduros, egocéntricos, impulsivos o agresivos, o que les puede acarrear graves
problemas en aras a una concreta socialización de estos.
Profundizando sobre las características de la personalidad que concurren en la mayoría
de los delincuentes juveniles, garrido señala una serie de factores inhibidores de la
competencia social. A estos factores les opondremos sus contrarios, esto es, factores
facilitadores de la competencia social, citados por García Pablos, lo que nos mostrará
claramente, por un lado, cuáles son las carencias cognitivas de los delincuentes
juveniles y, por otro, los aspectos que se deben potenciar en los menores para aumentar
sus posibilidades de llevar un comportamiento prosocial.
A esos factores, les opondremos sus contrarios, esto es, factores facilitadores de la
competencia social, lo que nos mostrará claramente, por un lado, cuáles son las
carencias cognitivas de los delincuentes juveniles y por otro, los aspectos que se deben

11
potenciar en los menores para aumentar sus posibilidades de llevar un comportamiento
prosocial.
Los recursos y técnicas para transformar esas carencias cognitivas en habilidades
sociales forman parte de los programas de prevención y rehabilitación de la
delincuencia, desde un enfoque cognitivo de intervención en la delincuencia.
Los recursos y técnicas para transformar esas carencias cognitivas en habilidades
sociales
1. El desarrollo de las estructuras cognitivas: existen suficientes indicios que indica
una relación entre delincuencia y baja inteligencia.
 Rigidez cognitiva: es la dificultad de captar los matices de la situación concreta,
de la realidad y la incapacidad para desarrollar opciones distintas a las
anteriormente adoptadas en situaciones diferentes. Sus mentes están cerradas
a nuevas ideas. Su pensamiento es inflexible, estrecho, rígido intolerante ante la
ambigüedad y el dogmatismo. Eso explica la conducta repetitiva del joven
infractor.
 Flexibilidad cognitiva: se trata de otra al infractor de las habilidades cognitivas
necesarias para superar o, cuando menos, mitigar esa incapacidad cognitiva,
posibilitando la aparición de nuevas ideas y opciones distintas.
2. Locus de control externo: creen tener poco domino sobre las circunstancias y
piensa que es el destino o los factores externos los que define por él. Las
investigaciones demuestran que los delincuentes tienen un locus de control más
externo que los no delincuentes.
 Los de control interno: El joven debe comprende que su futuro no depende de
otras personas, ni del azar, sino de su propio esfuerzo, de sí mismo,
fomentándose actitudes de compromiso y responsabilización.
3. Bajo autoconcepto: en los jóvenes delincuentes aparece una baja autoestima, con
expectativas fe fracaso altas.
 Autoestima: el sujeto comuna elevada autoestima mantendrá expectativas
elevadas de éxito.
4. Invulnerabilidad percibida: muchos delincuentes manifiestan una distorsión
perceptiva, una forma peculiar de percibirse a sí mismo y al mundo. Es la creencia
errónea de que esto no me va a pasar, el problema no me puede afectar, no me va
a coger, etc.
 Percepción social: Se ha de dotar al infractor de la capacidad necesaria para
captar las reglas, actitudes y conductas de los diversos grupos sociales.
5. Pensamiento egocéntrico: el egocentrismo vicia y deforma la comprensión de la
realidad y aporta al joven una información errónea sobre las expectativas de los
demás. Para Ross, supone el déficit más importante, ya que estos delincuentes, ven
el mundo únicamente desde su propia perspectiva por lo que tienen una falta de
conciencia de cómo piensan o sienten los demás incluso sus víctimas.
 Toma de perspectiva social: se abandona el estilo egocéntrico para abrirse a los
sentimientos y necesidades de los demás.
6. Déficit en el comportamiento afectivo de la empatía: se da una correlación
significativa y de signo negativo entre empatía y conducta antisocial
 Fomento de la empatía: implica distinguir las ideas, percepciones y expectativas
propias de las ajenas. Poner en el lugar del otro.

12
7. Déficit en el conflicto familiar: conflictos familiares, falta de supervisión paterna,
métodos disciplinarios erráticos y estrictos, conductas agresivas, etc.
 Entrenamiento de padres: son programas en los que los padres aprenden
información baica acerca del proceso de desarrollo del niño y les asisten a la
hora de identificar las conductas apropiadas e inapropiadas de sus hijos. Se les
enseña a usar disciplinas eficaces y consistentes.
8. Déficit en habilidades sociales: los jóvenes infractores disponen de un escaso y
limitado repertorio de habilidades cognitivas para abordar ciertos problemas
interpersonales y que dicho déficit o bajo nivel de habilidades aparece asociado una
especial agresividad e impulsividad.
 Habilidades sociales especificas: Se debe promover la sensibilidad necesaria en
el joven para captar los problemas potenciales en el trato con los demás, la
habilidad social indispensable para comprobar la eventual relación de causa a
efecto entre las conductas propias y las reacciones de terceros a las mismas. Se
les debe enseñar habilidades que les ayuden en situaciones sociales a lograr
refuerzo positivo en vez de rechazo.
9. Pensamiento concreto: es el que dificulta a internalización de los valores,
restringiendo el desarrollo del razonamiento moral, el cual requiere la capacidad
para conceptualizar a un nivel abstracto. Los delincuentes, al parecer posee una
forma de pensar y rar orientada a la acción, ates que a la reflexión. Encuentran una
gran dificultad en pensar en algo abstracto, algo que no se hace patente a su
percepción inmediata.
 Razonamiento abstracto: este le permitirá planificar su futuro, postergar a
aplazar el placer, diseñar metas y objetivos, en definitiva, la apertura al mundo
de los valores, el desarrollo moral. Mayores dosis de razonamiento y reflexión.
10. Impulsividad: los delincuentes son, con frecuencia, impulsivos. No consiguen
pararse y pensar antes de actuar. Actúan en base a sus emociones, no a su
razonamiento
 Autocontrol: hay que enseñar a los delincuentes a pararse y pensar antes de
actuar, a considerar todas las consecuencias antes de tomar una decisión. Como
utilizar estrategias de pensamiento para controlar sus emociones y su conducta.

Factores familiares

 Falta de control o supervisión de los padres


Supervisar consiste en saber qué hace el mentor dentro y fuera de casa. A medida que
los niños van creciendo es necesario que los padres ejerzan un cierto grado de control
sobre sus actividades, modificándolo en relación con las experiencias, las capacidades
y el grado de madurez de los mismo, de tal forma que aprendan a asumir
responsabilidades, pero sin correr riesgos ni sufrir daños.
Esta escasa supervisión se caracteriza por una serie de evidencias de entre las que se
pueden destacar: desconocimiento por parte de los padres sobre lo que hace el niño o
donde está. La ausencia de preocupación o intervención cuando el niño se encuentra
en situaciones de riesgo o peligro.

13
 Actitudes crueles, pasivas y negligentes de los padres con los hijos.
Violencia de padres contra hijos
En estos supuestos, los padres muestran unos sentimientos negativos, hostiles o
crueles hacia el niño, que en su forma más extrema lleva al abuso psicológico del niño,
a través del cual éste es humillado, atormentado y denigrado sistemáticamente, lo que
se puede manifestar a través de una tendencia irracional a culpabilizar automáticamente
al niño de los problemas, dificultades o fracasos de la familia; atribuir al niño
características negativas, denigrarle como persona, tratarlo injustamente y castigarle
severamente.
Numerosos estudios realizados con niños maltratados consolidan la hipótesis de que el
haber experimentado una situación prolongada de violencia o abusos durante la
infancia, puede suponer un elemento causal en la manifestación de una posterior
conducta agresiva o violenta por parte de la víctima.

 Disciplina férrea
El exceso en la disciplina y la rigidez en las relaciones familiar, junto al uso excesivo de
castigo en la educación de los niños y adolescentes, suele llevar a una situación de
tensión e la que los niños desarrollan una agresividad latente contra sus progenitores
que al no poder sacar a la luz dentro de casa tienen necesariamente que exponer en
sus relaciones con los demás, teniendo un comportamiento agresivo, que en un futuro
desarrollarán con sus propios hijos.
El comportamiento antisocial de los jóvenes también puede ser debido a lo que se ha
denominado como disciplina alternada. Este concepto se aplicaba a aquellos padres
que alternan entre la libertad y severidad de modo caprichoso, por ello la disciplina es
aplicada de forma inconsecuente que lleva a la constante alternativa entre la frustración
y a gratificación produciendo en los jóvenes un sentimiento de inseguridad y frustración,
ya que no saben si por sus actos va a ser premiados o castigados. Esta conducta puede
observarse por la falta de reglas o pautas reconocibles acerca de lo que el niño pude o
no hacer; la aprobación o el castigo por parte de los padres es más el resultado del
estado emocional de los padres que el comportamiento del niño.

 Conflictos familiares
La ruptura de la familia tradicional sobre lo que el aumento de separaciones y divorcios,
que dejan con frecuencia, a los hijos a cargo de uno de los padres (madre) que tiene
que trabajar obligatoriamente para sacar adelante a sus hijos, produciéndose una
desatención de los mismo, en muchos casos, ha sido esgrimido como una de las causas
generadoras de la delincuencia juvenil. La criminología norteamericana suele asociarlo
al síndrome del padre ausente y a la incidencia de la desorganización familiar.

 Familia numerosa
Farrington y West establecieron que cuando un niño tenía más de 5 hermanos antes de
cumplir los 10 años, la probabilidad de llevar una conducta delictiva en un futuro no muy
lejano aumentaba casi el doble.
Sin embargo, para que el tamaño de la familia pueda influir en la conducta de los hijos,
es necesario además que se den los siguientes factores: una mala posición económica
de la familia y un bajo status social que lleva a que los padres no puedan dedicar a sus

14
hijos los cuidados y atenciones necesarios produciéndose una desatención y la falta de
control de los hijos por parte de sus padres.
Eb estrecha relación, algunas evidencias apoyan que en el comportamiento delincuente
de los jóvenes adquiere el orden de nacimiento, señalando que los hijos medianos
tienen más posibilidades de delinquir que los mayores o los pequeños ya que los
primeros reciben la total atención y afecto de sus padres, y los pequeños se benefician
de la experiencia adquirida por sus padres, así como de la presencia de otros hermanos
que sirven de modelos.

 Malos ejemplos conductuales


Los padres son responsables de garantizar que sus hijos tengan unas experiencias de
aprendizaje apropiadas y adecuadas. Está demostrado que los niños tienen una
tendencia natural a imitar el comportamiento que observan en casa, como modelo a
seguir, por lo que los hijos con padres o hermanos mayores delincuentes poseen una
más alta posibilidad de llegar a delinquir.
También pueden influir en la futura delincuencia de los hijos, comportamientos de los
padres que sin llegar a ser delictivos sí son claramente perniciosos o negativos:
prostitución, drogadicción, alcoholismo, ludopatía, etc.

 Falta de comunicación entre padres e hijos


Es uno de los problemas de la sociedad actual sobre todo en las familias de clase
media/alta pues el exceso de trabajo, el ritmo de vida, el estrés, las relaciones sociales,
etc. por parte de los padres y las actividades escolares y extraescolares por parte de los
hijos, unido al “culto a la televisión” llevan a veces a una total incomunicación entre
padres e hijos.
Esto implica una desatención de los padres para con sus hijos, lo que conlleva un
desconocimiento de las actividades que realiza, los lugares que frecuenta, los amigos
con los que sale, etc. lo que dará lugar a que sea imposible prever por parte de los
padres, posibles conductas problemáticas o delincuenciales cometidas por los hijos.

 Carencias afectivas
La ausencia de cariño se caracteriza por un fracaso a la hora de resaltar las cualidades
o logros del niño positivamente o con orgullo (amor de padres), por una incapacidad de
demostrar afecto, cariño, y amor hacia sus propios hijos. Las carencias afectivas de
carácter absoluto conducen a un deterioro integral de la personalidad del niño que esta
siempre dispuesto a procurarse por cualquier vía sucedáneos del amor no recibido.
En sentido contrario un efecto excesivo y un exceso de protección produce en muchos
casos lo que se conoce como un “niño mimado”. Estos niños se convierten en débiles
de espíritu y de voluntad. Al serles solucionados todos sus problemas; al tener que
enfrentarse a ellos se produce un complejo de inferioridad que para las personas
jóvenes es un gran obstáculo en la vida y restringe mucho sus posibilidades.
El hijo único predomina en a clases sociales de nivel económico medio o medio-alto, en
el que generalmente a trabajar el padre y la madre, dejan desatendido a su hijo,
intentado compensarle proporcionándole todos sus caprichos, y convirtiendo en muchos
casos a sus hijos en “dictadores en miniatura”.

15
 Falta de enseñanza de valores prosociales
En la actualidad, nuestra sociedad se caracteriza por una falta de valores humanos,
éticos y religiosos, en los que prima el individualismo personal sobre la colectividad. Al
menor, para un adecuado desarrollo de su personalidad, se le deben inculcar valores,
como: la solidaridad, la generosidad, la humanidad, la tolerancia, la compasión, el
sentido de autocrítica, la empatía, etc. Muchos padres no se preocupan ya de enseñar
a sus hijos reglas y principios sólidos.

 Marginación socioeconómica
Unas condiciones de vida pobre hacen que la paternidad sea más difícil, la educación
de los hijos más defectuosa y el control y supervisión de estos más deficientes, además
de generar situaciones de estrés en los padres lo que puede, a su vez, influir en
carencias afectivas y ausencia de muestras de cariño. Las situaciones de pobreza,
marginalidad, hacinamiento, falta de recursos y oportunidades, se consideran factores
influyentes en el desarrollo de la violencia en familia.

Factores socioeducativos

La escuela es junto a la familia el otro gran agente de socialización de nuestra sociedad,


en la que los niños y adolescentes aprenden a tener un comportamiento socialmente
correcto acorde con las más elementales normas de una convivencia pacífica en
sociedad. No se debe olvidar que la época escolar es un tramo en la vida de las
personas por el que todos los niños deben de pasar y que incide profundamente en su
desarrollo personal.
En la escuela, además de aprender una serie de materia que conformarán una base
cultural, se enseña, sobre todo, a los niños como deben comportarse, cuál debe ser la
relación con sus compañeros, con los profesores y con el resto de la comunidad, de tal
forma que se realice la socialización del individuo, con el objetivo de convertirlo en un
“buen ciudadano”.

 Escuela
Fracaso escolar
Se viene reconociendo que el éxito escolar es uno de los mejores preventivos de la
delincuencia ya que ésta suele ir asociada a negativas experiencias escolares.
El problema resude en que la escuela que en principio debía de ser junto a la familia
uno de los principales apoyos en la educación y socialización d ellos niños y jóvenes,
resulta que es también uno de los principales factores criminógenos de la delincuencia
infantil y juvenil.
Uno de estos factores reside en que, en la escuela, con el fin de socializar al individuo,
según los valores de la sociedad, se estimula un fuerte sentido de individualismo y
competitividad (teoría de la tensión o frustración) además las exigencias educativas son
cada vez mayorees. Este espíritu competitivo impregna la vida del niño y e condiciona
en su comportamiento frente a la escuela y sus compañeros.

16
En la mayoría de los casos, el niño procurará afrontar esa “competición”, para con la
ayuda de los maestros superarla, superándose entonces a sí mismo mejorando. Pero
habrá casos, de estudiantes menos brillantes o dotados, en los que el niño se verá
superado por ese espíritu competitivo y entonces comenzará a mostrarse indiferente,
abúlico, irrespetuoso y violento, empezará a faltar a la escuela y renunciará, a lo que
representa.
La escuela comenzará entonces a seleccionar un grupo de niños a los que considerará
desadaptados, creándoles un etiquetamiento social (teoría del etiquetamiento) que no
podrá ser superado cuando la familia del niño no se encuentre capacitada para
sostenerlo adecuadamente compensando eficazmente las carencias escolares de este.
Por ellos, la escuela refuerza la inadaptación, de los niños y adolescentes con
problemas sociofamiliares o procedentes de medios marginales. Pues cuando se les
exige un tipo de actitudes y conocimientos acordes con los valores de las clases
dominantes estos encuentran extraños esas actitudes y conocimientos y se sienten
incapaces de adaptarse, siendo etiquetados por parte de los maestros y de los demás
compañeros como gamberro, golfo, et. Con lo que reforzará su conducta inadaptada.
Vandalismo escolar
Otro factor que está alcanzando un gran auge en nuestros días y que por ello preocupa
es el considerable aumento de la violencia en la escuela.
Esta violencia en la escuela, también denominada vandalismo escolar, se puede
producir de varias maneras: puede consistir en agresiones físicas por parte de los
alumnos contra profesores o contra sus compañeros. Es frecuente también la violencia
contra objetos y cosas de la escuela. Dicha violencia se puede cometer dentro de la
escuela o fuera de ella, en los alrededores de la misma.
El bullying es una forma de violencia entre niños que suele ocurrir en el colegio y en sus
alrededores. Bajo este término se engloban tres formas de violencia: física, verbal y
psicológica.
Según un estudio del NICHD los niños tienden a maltratar y a ser maltratados más
frecuentemente que las niñas, siendo de forma de bully más común para los niños el
maltrato físico y verbal, mientras que las niñas realizan más a menudo maltrato verbal y
el divulgar chismes o rumores.
Este fenómeno de bullying afecta al entorno social de la escuela, creando un clima de
miedo o temor entre los estudiantes, además de favorecer la aparición de futuros
comportamientos antisociales.
En los últimos años han aparecido varios estudios e investigaciones acerca de este
fenómeno, que tanto preocupa a la sociedad. A la vista de los resultados, es en verdad
un tema preocupante, aunque no alarmante, ya que la percepción de esta violencia es
a menudo más grave que la realidad, lo que no es óbice para que se estudien y
desarrollen estrategias efectivas para prevenir la violencia en las escuelas y que
incrementen la seguridad en las mismas.

17
18
Tema 3. Factores de la Delincuencia juvenil II

Factores socioambientales. La clase social

Pobreza y delincuencia son dos términos que mucha gente identifica como sinónimos
o, cuando menos, como factores interrelacionados parece ser que la gente pobre
delinque más que los pertenecientes a clases más acomodadas. Ahora bien, esta
afirmación popular que debe ser corroborada por datos fidedignos, únicamente puede
ser cierta para una delincuencia cometida por necesidad, pero no se adecúa a la mayor
parte de la delincuencia juvenil.
Es un hecho comprobado que los niños y jóvenes pertenecientes a las clases sociales
bajas tiene una tasa más alta de delincuencia que los pertenecientes a las clases media
y alta. Principalmente cometen delitos con más frecuencia y con daños más graves en
las personas y en las cosas.
Estos datos según la teoría del labeling se debían principalmente a la criminalización
secundaria de los niños y jóvenes de la case social baja, los cuales sufrían una
persecución penal más frecuente y un peor trato por arte de la policía y lo tribunales
juveniles que los menores de clases sociales más favorables.
La causa de la carga más alta de delincuencia grave de los niños y jóvenes de la clase
social baja reside más bien en el ambiente social malo y en las prácticas educativas
deficientes en las familias de la case social baja: las dificultades y los reducidos recursos
socioeconómicos hacen que muchas familias de la clase social carezcan de relaciones
sociales y de una orientación hacia valores conformes con la sociedad.
A esto hay que añadir otros factores relacionados directamente con las denominadas
“teorías ecológicas”, como pueden ser:
 Un entorno social deteriorado, generalmente situado en barrios periféricos en las
zonas mas deprimidas económicamente de la ciudad, con proliferación en las
zonas más deprimidas económicamente e la ciudad, con proliferación de
chabolas, inmigrantes, etc. y situados en zonas densamente pobladas en las que
se observa una carencia de zonas verdes, deportivas o de ocio, servicios
culturales y asistenciales.
 Las condiciones de las viviendas en las que viven estos jóvenes no cuentan con
las adecuadas condiciones de habitabilidad: suelen ser espacios reducidos en
los que se amontonan los numerosos miembros de la familia, por lo que no
disponen de intimidad alguna, algunas tienen graves carencias de servicios
mínimos como agua corriente y luz.

El grupo de amigos

Los efectos del grupo generacional (relaciones con os amigos y compañeros de su


edad) en la delincuencia y en comportamientos violentos y antisociales, es decir, es un
factor ampliamente verificado en Criminología.

19
La adolescencia y la juventud son etapas en la vida de las personas que se caracterizan
por la búsqueda de la propia identidad, lo que implica la adquisición de la independencia
emocional y personal frente a los padres y adultos en general, impregnando a la mayoría
de sus acciones un halo de rebeldía e incomprensión frente a los adultos. Es esta
situación, la influencia y aceptación de los amigos y compañeros de la misma edad suele
ser más importante para los adolescentes, que las que puedan ejercer sus padres en
casas y sus profesores en el colegio.
Además, en la sociedad actual, en lo países industrializados, los niños y adolescentes
pasan la mayor arte de su tiempo en el colegio y en la realización de actividades
extraescolares, con sus compañeros, asumiendo en sus decisiones y reflejándose en
sus estilos de vida, las expectativas de los compañeros de su edad.
El gozar de amistades que realizan con cierta asiduidad conductas desviadas o
comportamientos antisociales o delincuenciales, será un factor de riesgo en el
comportamiento presente y futuro de los jóvenes, favoreciendo en gran medida el que
el joven con esos amigos se comporte como ellos para evitar sentirse discriminado y
excluido de su círculo o grupo de amigos.

Desempleo

En nuestro país la tasa de paro juvenil es más alta en comparación con las cifras del
paro en los adultos y registra, además, la tasa de paro juvenil más alta de la OCDE. La
consecución del primer empleo resulta, muy problemática
No obstante, no parece que el parto juvenil sea un factor criminógeno de primer orden.
Es evidente que no afecta por la edad de los sujetos, en edad escolar, a la delincuencia
infantil. Respecto de la delincuencia juvenil, principalmente para los menores con
edades comprendidas entre 18 y 21 o 25 años, a los que se conoce como jóvenes
adultos su influencia es mayor, aunque quizás de cara a una criminalización secundaria.
Como se cometen los primeros delitos cuando los jóvenes son alumnos y, por tanto,
todavía no se encuentran inmersos en el mundo laboral, el desempleo juvenil
generalmente no puede desencadenar el inicio de una carrera criminal. Solamente
puede contribuir a su ulterior desarrollo y a su intensificación.
La precoz inmersión en el mundo laboral puede constituir una grave fuente de
frustraciones, impedir un normal desarrollo intelectual, condicionar un irreversible
destino en trabajos no cualificados, de bajo nivel y escasamente remunerados
Ello puede dar lugar a reacciones impulsivas y de rabia, contra el sistema y la sociedad,
lo que determinará en el individuo continuos cambios de trabajo, un sentimiento
permanente de insatisfacción que tratará de aliviar manteniéndose desocupado durante
períodos cada vez más largos, así como, la alta posibilidad de realizar actividades ilícitas
para obtener las compensaciones y satisfacciones que no encuentra en el trabajo.

20
Los medios de comunicación

 Tratamiento informativo de la delincuencia juvenil


O informaciones en las que de alguna manera aparezcan implicados en menores de
edad deben ser tratadas con una veracidad y una riguridad informativa extrema, además
se debe tener mucho cuidado para no causar ningún daño al menor.
Este respeto hacia los menores del que se puede decir que generalmente tienen los
medios de comunicación en nuestro país, se observa que no se respeta cuando se trata
de un delito cometido por niños o por jóvenes. En estos casos, de delitos violentos como
homicidios o asesinatos (que son noticia por lo raro e infrecuente), agresiones violentas
por grupos juveniles el tratamiento informativo suele ser exagerado.
La consecuencia más grave de este tratamiento informativo, además del futuro daño
que pueda causar al menor, se traduce en la creación ante la opinión pública de un
estado de alarma social, la mayoría de las veces infundado, y cuyas consecuencias
resultan claramente negativas de cara al tratamiento de futuros delincuentes juveniles.

 Violencia en los medios de comunicación


Respecto la violencia en la televisión, está presente prácticamente en todos los
programas, desde los infantiles ya sean películas, series, concursos, o dibujos anímanos
hasta los programas de adultos en informativos, documentales, películas, etc.
Esto hace que la violencia se convierta en algo habitual desde la infancia con los
perjuicios que ello conlleva, ya que, en nuestra sociedad, el ver la televisión se ha
convertido en la afición favorita de los niños.
La repetición permanente de violencia en la televisión tiene también como consecuencia
que la capacidad emocional de reaccionar a la violencia disminuye y que se aceptan
más y más actitudes y valores agresivos, lo que favorece el desarrollo de un ambiente
violento en la sociedad.
Esta habituación de los niños a la violencia conlleva a que cuando se vean envueltos en
diversas situaciones que hayan visto en el cine o en la televisión, hagan uso de ella, ya
que, para ellos será un comportamiento normal, ya que los niños no tienen la capacidad
de raciocinio de los adultos y no identifican claramente la diferencia entre la realidad y
la ficción.
Es por ello necesario regular legalmente cuales deben ser los programas, contenidos,
así como los horarios de emisión de la programación infantil. Para ello el Miisterio de
Educación y Ciencia y todos los representantes de las cadenas de televisión públicas y
privadas, firmaron el 26/04/1993 un convenio en el que se comprometían a aceptar un
código deontológico para la autorregulación de la programación con vistas a asegurar
la debida protección de la infancia y juventud.
Ahora bien, toda esta regulación legal, resulta claramente insuficiente si no se lleva a
cabo un mayor control y una mejor supervisión por parte de los padres respecto a las
actividades del niño.
Recientemente amnistía Internacional ha publicado un informe alertando sobre el
contenido de algunos “videojuegos” puesto que muchos promueven la tortura, la

21
violencia, la xenofobia y los malos tratos. Por ejemplo: el “Karmagedón” en el que el
jugador gana puntos a medida que va atropellando a la gente y alguas personas, como
las embarazadas, puntúan doble; el “Mortal Kombar”, que es un videojuego de combate
en el que el jugador disfruta arrancando cabezas; o el “Doom Quake II” en que se
descuartizan unas a otras con toda clase de armas: hachas, pistolas, escopetas, etc.

Las drogas

No se puede afirmar – ya que la evidencia empírico-científica lo desmiente – que la


mayor parte de las personas que se drogan delinquen, ni que la mayor parte de las
personas que delinquen sean drogadictas. Ahora bien, aunque no pueda hacerse
sistemáticamente una asociación mecánica entre droga y delincuencia, no puede menos
que concluirse que el crecimiento de la delincuencia juvenil y el aumento del consumo
y tráfico de drogas están íntimamente relacionados.

 El consumo de drogas por la juventud


Como factores que inciden en la gran propagación del consumo de drogas por la
juventud, podemos citar los siguientes:
 La creencia de que sólo el abuso de las drogas producirá funestas
consecuencias, y no, por tanto, el uso moderado.
 Que drogas tan reales como las prohibidas sean toleradas, aceptadas y
propagadas por la sociedad de forma impune (alcohol y tabaco)
 El desconocimiento de los trastornos físicos y psíquicos que realmente producen
las sustancias tóxicas consumidas.
 La inmadurez propia de la juventud, que generalmente acude al recurso de la
droga como una manifestación de rebeldía o como medio de combatir la
dificultad que para algunos jóvenes supone la adaptación social, presidida por
crisis de identidad y falta de maduración de la personalidad.
El uso de las drogas por la juventud, ya sean esta legales o ilegales, ha aumentado de
forma significativa en nuestro país, generalmente, en lo que se conoce como el consumo
de fines de semana.
Hoy en día puede afirmarse que la droga se ha extendido de forma muy significativa
entre la juventud. Si en los años 80 primaba el consumo de heroína y, por los jóvenes,
el cannabis o hachís; en la década de los 90 el consumo de drogas por los jóvenes se
ha generalizado, no pudiendo ya caer en el estereotipo de uso de drogas = marginación
social. Citando fuentes mencionadas por COMAS se puede establecer que el número
total de jóvenes (entre 15 y 29 años) que declaran ser consumidores habituales de
drogas – que no es lo mismo que ser toxicómano o drogodependiente – se sitúa en
700.000 para el cannabis, 200.000 para la cocaína, 40.000 para la heroína, 105.000
para las drogas de diseño, 125.000 para el speed y 30.000 para los inhalantes.

 Delincuencia juvenil y drogodependencia


Hemos de diferencias entre la delincuencia funcional, que es aquella en la que el adicto
se encuentra obligado a delinquir ara proporcionarse los medios económicos que le
permitan comparar el producto, y la delincuencia inducida que se corresponde con la

22
situación del individuo que, tras consumir drogas, los efectos de estas le aumentan la
probabilidad de que se involucre en actividades delictivas.
Delincuencia funcional
Hay que señalar que la particular idiosincrasia de los toxicómanos o drogodependientes,
hace que este grupo de jóvenes se distingan de otros delincuentes juveniles, porque
cometen sus delitos con el único objetivo de poder adquirir las sustancias
estupefacientes, pueden cometer diversos tipos de delitos (la mayor o menor gravedad
de los mismos irá acorde con la influencia que le cause la intoxicación por el consumo
de estupefacientes o la influencia del síndrome de abstinencia) pero bajo una única
motivación: conseguir los medios económicos necesito para asegurarse la próxima
dosis. Como delitos más habituales se pueden citar: los robos con fuerza en las cosas
o con violencia o intimidación en las personas, falsificación de recetas médicas, etc.
Delincuencia inducida
Tiene menor relevancia, aunque no cabe duda de que opera (sobre todo el alcohol)
como un facilitador o desinhibidor de conductas violentas. Se puede relacionar con
delitos contra las personas, contra la libertad sexual, contra la seguridad del tráfico y,
ocasionalmente, contra el patrimonio.

 Delincuencia juvenil producida en torno al mundo de la droga


Aquí vamos a examinar únicamente la utilización de menores por parte de la
delincuencia adulta relacionada con las drogas.
Se observa una preocupante utilización por parte de la delincuencia organizada adulta,
de menores para la realización de ciertas tareas como: correo (para transportar la droga
de un lugar a otro), funciones de vigilancia (para avisar de la llegada de patrullas de
policía o de cualquier otro problema que pueda perturbar el mercado de la droga que
allí se desarrolla), depositarios de la misma, pequeños camellos (generalmente para la
venta de droga a otros menores, en ambientes donde los adultos tienen difícil acceso),
etc.
El problema más grave de esta delincuencia juvenil, creada al amparo y baja el manto
de las mafias de la droga es, las desorbitantes cantidades de dinero que llegan a mover
estos niños y adolescentes. Se trata de sumas de dinero de tal entidad que pueden
trastornar el equilibrio familiar, especialmente cuando son familiares de escasos
recursos económicos o en las que el único que aporta dinero es el hijo, por estar el padre
desempleado.
En estos casos, el dinero de la droga penetra en el fondo de las relaciones familiares y
las condiciona fuertemente, llegando a producirse un cambio de rol en las relaciones
familiares, convirtiéndose el hijo, gradualmente, en el cabeza de familia para terminar
por contar más que el padre. Además, para no perder el beneficio económico que el
dinero de la droga representa, la familia entera se convierte en cómplice de esa
criminalidad organizada y entra en la cultura del silencio. No sólo no se reprenderán la
conducta del hijo, sino que le ayudarán en sus trapicheos y le defenderán en caso de
una posible detención de este.

23
Conclusión

A modo de concusión – para de alguna forma corroborar los factores o causas


favorecedoras de la delincuencia juvenil, que hemos examinado – vamos a señalar las
variables empíricas y los constructos teóricos que, según los resultados obtenidos por
Farrington y West, en el estudio de Cambridge en el desarrollo del delincuente aparecen
como candidatos más admisibles para incluirlos como causa de la delincuencia.
1. Privación socioeconómica, que incluye bajos ingresos, vivienda deficiente,
familia numerosa y desempleo
2. Padres y hermanos con comportamiento antisocial
3. Escasa vigilancia paterna y comportamiento severo y errático en la crianza de
los hijos.
4. Hogares rotos y separaciones tempranas, causadas por la falta de armonía
familiar.
5. Baja inteligencia y fracaso escolar
6. Elevada impulsividad
7. Toma de decisiones racional.
8. Amigos delincuentes.
Ahora bien ¿por qué ciertos niños en los que concurren estos factores de riesgo no
llegan sin embargo a convertirse en delincuentes?
Una posible respuesta, según garrido y Lopez Latorres, es que todo parece apuntar a
la existencia de una serie de factores indíqueles y ambientales que funcionan como
protectores reales ante la presencia de eventos severos y acumulativos y situaciones
estresantes de vida.
Señalan los mencionados autores como factores protectores más importantes, tanto
personales como ambientales que pueden fomentar la resistencia o inmunidad ante la
antisocialidad y delincuencia los siguientes:
 En la infancia o niños: ser primogénito; tener pocas enfermedades graves y un
buen desarrollo físico, motor, verbal y de autocuidado; tener un temperamento…
en actividades extraescolares.
 En la adolescencia ser responsable y tener motivación de logro; tener pocas
enfermedades grandes y de recuperación rápida; ser sociables, de
temperamento flexible y poco nervioso… mostrar satisfacción con el apoyo
recibido.
 Factores amiéntales (familiares y sociales). Familia poco numerosa espacio
entre hermanos igual o menor de dos años; patrones de crianza consistentes;
buena comunicación familiar y fuertes lazos afectivos; atención y cuidado de los
hijos durante los primeros años; compromiso de la familia con valores sociales
y morales presencia paterna en los primeros años de vida; …Con autonomía y
cohesión.

24
Tema 4: La imputabilidad y la responsabilidad penal de los
menores

Concepto de imputabilidad

Concepto de inimputabilidad
La imputabilidad es un concepto eminentemente jurídico que encuentra su fundamento
en el sistema normativo. Dentro de la estructura de la teoría del delito, el concepto de
imputabilidad no ha sido siempre asociado a la culpabilidad, sino que ha sido entendido
desde diversos enfoques: imputabilidad como capacidad de acción, como capacidad
jurídica de deber (capacidad de oración), como “capacidad de pena y como capacidad
de curabilidad.

 Imputabilidad como capacidad de culpabilidad


La imputabilidad es la capacidad de actuar culpablemente por o que su estudio se
circunscribe al ámbito de la culpabilidad, de la que no puede disociarse; se discute entre
los partidarios de la teoría normativa de la culpabilidad si la imputabilidad es un
presupuesto – porque le antecede – o un elemento de la culpabilidad – porque forma
parte de ella.
Concepto formal
El concepto de imputabilidad no viene recogido expresamente en el código penal, por
lo que se debe extraer, a contrario sensu, de las causas que excluyen la responsabilidad
criminal, reguladas en el art. 20 del código penal que, entre otras eximentes, contiene
las causas de exclusión de la capacidad de culpabilidad o causas de inimputabilidad.
El concepto de imputabilidad o de capacidad de culpabilidad debe ser definido, en su
aspecto formal siguiendo a Cerezo Mir, como la “capacidad de comprender el carácter
ilícito de la conducta y de obrar conforme a ese conocimiento”.
El concepto formal de la imputabilidad se compone de dos elementos:
1. Elemento intelectual: constituido por la capacidad de comprender el carácter ilícito
de la conducta o la capacidad de comprensión de lo injusto. Esto se traduce en una
capacidad intelectual – valorativa que merite estimar una conducta como ilícita o
licita.
El objeto y contenido de esa compresión, lo explica Cerezo Mir de la siguiente
manera:
1º. No se trata de conocer la punibilidad de la acción o la omisión, sino únicamente
su ilicitud
2º. No es preciso que el sujeto pueda conocer los preceptos legales, sino
únicamente si su conducta resulta contraria al orden de la comunidad
3º. No basta, sin embargo, la capacidad de comprender el descaro ético social o lo
injusto material de la conducta
No es necesario que el sujeto conozca que esta conducta esta descrita en un tipo
penal y castigada con una pena. Es suficiente con que sepa su conducta resulta

25
licita (No permitida) o contraria a las normas. No basta, por el contrario, con saber
que el echo realizado es malo, injusto, inmoral, etc.
2. El elemento volitivo: viene constituido por la capacidad de obrar conforme a la
comprensión del carácter ilícito de la conducta o la capacidad de autodeterminación
conforme a derecho. Implica, por tanto, que en supuesto de hecho concreto el sujeto
tenga la suficiente fuerza de voluntad para resistir la tentación o el impulso de obrar
ilícitamente.
Si no ocurre el primer elemento relativo del hecho ilícito; tampoco ocurrirá el segundo;
pero puede concurrir la suficiente capacidad de comprensión y hallarse ausente el
elemento (volitivo) de autodeterminación o autocontrol según dicha compresión. Si falta
uno solo de ellos, el autor será inimputable, esto es no será capaz de culpabilidad
Ejemplo: en el niño de corta edad falta de capacidad de comprensión y, por tanto,
también la necesaria autodeterminación. En un joven, al borde de la mayoría de edad,
generalmente, será capaz de advertir la ilicitud del hecho, pero le faltará o podrá faltarle
la voluntad necesaria para obrar conforme a esa comprensión. …
Concepto material. Críticas al fundamento material de la culpabilidad
La culpabilidad, en el aspecto material, consiste en la capacidad de obrar de otro modo,
es decir, en la capacidad de adoptar una resolución de voluntad diferente, acorde con
las exigencias del ordenamiento jurídico, solo aquellos actos de alguna forma dependen
de la voluntad humana pueden ser reprochados como culpables. La culpabilidad
supone, por ello, en primer lugar, un determinado desarrollo o madurez de la
personalidad y unas determinadas condiciones bio – psíquicas que le permitan al sujeto
conocer la ilicitud o licitud de sus acciones u omisiones y obrar conforme a ese
conocimiento.
La inmutabilidad o capacidad de culpabilidad es, por ello, un presupuesto de
culpabilidad.

Desarrollo o madurez de la personalidad como


requisito de la imputabilidad

 ¿Qué se entiende por madurez?


Ara que a una persona se le reconozca la capacidad de culpabilidad, es preciso
reconocerle un grado suficiente de madres, es decir, de desarrollo de su inteligencia
(conocimiento de los hechos y valoración de su significado) y de u voluntad com dominio
independiente de la propia conducta (ya sea, entendido como libertad,
autodeterminación o autonomía), presupuestos que se consideran hic et nunc
indispensables para poder atribuir responsabilidad.
Por tanto, el concepto de imputabilidad o capacidad de culpabilidad conecta, en primer
lugar, con la edad.
La capacidad de culpabilidad se presupone respecto del autor adulto, ya que se entiende
en él concurre un desarrollo o madurez de la personalidad que le permiten conocer la
ilicitud o licitud de sus acciones u omisiones (elemento intelectual) y actuar conforme a
la comprensión de carácter ilícito de la conducta (elemento volitivo).

26
Respecto de los niños se entiende de forma unánime por la doctrina, que no tienen
capacidad de culpabilidad, eso es se consideran inimputables, ya que su personalidad
no ha alcanzado, todavía, el grado de desarrollo o madurez necesario que les permita
comprender el carácter ilícito de su conducta y, por tanto, obrar conforme a ese
conocimiento.
En cuanto a los jóvenes adolescentes, la situación no aparece ya tan clara. En principio,
un joven será jurídico. penalmente responsable cuando en el momento del hecho sea
suficiente maduro, según su desarrollo moral y mental; para comprender el injusto del
hecho y actuar conforme a esa comprensión.
El principal problema que nos encontramos a la hora de delimitar si los menores son
imputables o no, reside en que tenemos que operar con unos conocimientos que se
escapan de las ciencias jurídicas para entrar de lleno en aspectos biológicos y
psicológicos, además de sociológicos ya que el grado de madurez de las personas viene
también influenciado por el ambiente familiar, educacional y sociocultural en el que se
desenvuelve.
El desarrollo biológico, el crecimiento físico de las personas y si correspondiente
desarrollo intelectual y grado de madurez personal, es un proceso evolutivo continuado,
no es algo que se pueda dividir en fases o periodos. El desarrollo evolutivo del niño, el
progreso hacia la madurez, no se realiza mediante cambios ordenados prefijados y
coherentes.
Desde la más tierna infancia, mientras se producen cambios físicos y biológicos, en los
individuos, paralela y simultáneamente se va produciendo otro proceso evolutivo en el
ámbito intelectual cognitivo. A través del mismo, el joven dotado desde los 7 años de
una inteligencia fundamentalmente práctica y operativa, (pensamiento concreto del aquí
y ahora) adquiere las claves del pensamiento abstracto (razonamiento o uso de razón).
A partir de los 6-7 años, de manera progresiva (hasta, más o menos los 12 – 13 años)
va comprendido las relaciones personales, se desarrolla la inteligencia (mediante la cual
mejora las relaciones, comprende los símbolos abstractos y posibilita la adaptación a
situaciones nuevas si el ejercicio contraste de ensayo y error) y aparece la conciencia
moral.
El continuo desarrollo vivencial del mismo fortalece y enriquece su personalidad
contribuyendo a su madurez individual y a si integración social. A os 18 años se alcanza
el techo dl desarrollo de inteligencia, aunque la lentitud bio-psicológica no se encuentra
todavía a esta edad que termina la adolescencia y comienza la juventud.
Desde criterios o parámetros exclusivos y de responsabilidad penal, la doctrina se
muestra unánime en dos aspectos: a presunción iruris et de iure (presunción que no
admite la capacidad de imputabilidad/responsabilidad) de responsabilidad penal de los
adultos, y de irresponsabilidad penal de los niños. Alos primeros se les presume la
capacidad de culpabilidad, y a los segundos la incapacidad de culpabilidad o
inimputabilidad. Ahora bien, el tránsito de la niñez a la edad adulta, no se realiza de un
día para otro, sino que es un proceso continuo y progresivo, a lo largo de una fase del
desarrollo humano denominada adolescencia.

 Adolescencia
¿tienen responsabilidad penal los adolescentes? ¿han alcanzado un grado de madurez
suficientes para comprender el carácter ilícito de una determinada conducta, y por tanto,

27
obtar de acuerdo a ese conocimiento? ¿cuándo comienza y cuando termina la
adolescencia?
Podemos señalar algunas características que conforman el periodo de la adolescencia:
 Se sitúa en la inmadurez de la niñez y deseable madurez de la edad adulta,
siendo una etapa breve, pero crucial para el desarrollo del ser humano. Supone
una situación de incompetez y de tránsito.
 No se debe confundir los términos de pubertad y adolescencia. Pues la pubertad
se describe como el periodo durante la cual el cuerpo adquiere las
características adultas, y la adolescencia como el tiempo en que la personas
crece y se desarrolla psicológica, emocional y socialmente.
 La pubertad es un hecho biológico inevitable, mientras la adolescencia es una
creación social. El termino adolescencia se refiere al crecimiento psicológico
relacionado con los procesos de crecimiento físicos definidos peor el termino
pubertad.
 Constituye un proceso, la etapa de transición desde la irresponsabilidad a la
responsabilidad
 La principal tarea de la etapa adolescente consiste en configurar y consolidar la
propia identidad como persona única y madura. Es una época de transformación
y de reestructuración de la personalidad, repleta de connotaciones negativas y
problemáticas caracterizada por algunos autores como un periodo de trastornos
semejante a una enfermedad.
 En la adolescencia se produce una maduración de las funciones cognitivas,
adquiriendo el joven una nueva capacidad para pensar de manera lógica,
conceptual y con visión de futuro, sucediendo al mismo tiempo, un desarrollo
psicosocial que permite al adolescente una menor comprensión de uno mismo
en relación a los demás
 Este periodo de la vida se extiende entre la niñez y la edad adulta es una
característica de la especie humana. No hace ni u siglo que el niño pasaba,
directamente y sin etapas de transición, de la feliz y despreocupada infancia al
mundo de los adultos. Cuanto más compleja es una sociedad, más conflictiva y
larga es la adolescencia y resulta más difícil y compleja la inserción del
adolescente en el mundo adulto.
Por último, se puede fijar el final de la adolescencia a los 18 años, edad en la que
comienza la juventud.
En estrecha relación con lo afirmado hasta el momento, podemos decir que el menor
infringe las normas jurídicas es únicamente una persona en desarrollo que no ha podido
internalizar dichas normas, por falta de madre, carece de la capacidad suficiente para
motivarse por las normas, o en la que se da la falta de n completo desenvolvimiento en
las facultades intelectuales por un desarrollo incompleto d las mismas, por lo que no se
puede partir de la base de que ha defraudado las expectativas que la sociedad pudiera
tener respecto de él, sino que ni siquiera, en gran número de supuestos, esa misma
sociedad le ha dado la oportunidad de adquirir la maduración necesaria para la
internalización de las normas.

28
Responsabilidad penal de los menores: delimitación
de la edad

 Una primera etapa de irresponsabilidad penal absoluta por ausencia de


culpabilidad
Infancia o niñez y la primera adolescencia o adolescencia temprana hasta los 14

 Segunda etapa, en la que los jóvenes se encuentran en una fase o período


de maduración, crecimiento y desarrollo intelectual, moral y psicosocial.
Esta etapa comprendería la adolescencia propiamente dicha, desde los 14 hasta los 18
Tercera, de los 18 hasta los 21/23 en la que los jóvenes han estrado ya de facto en la
fase adulta, por lo que son imputables y responsables penalmente
Lo que sucede, es que por la prolongación excesiva de la adolescencia en la sociedad
actual () de estos jóvenes se comportan más como….
Por estos motivos resulta conveniente, como así proceden la mayoría de las
legislaciones actuales, modular una serie de mecanismos ….

 La última etapa, la correspondiente a la edad adulta en la que la


responsabilidad penal y la capacidad de culpabilidad, se presume siempre

Fórmulas para precisar la imputabilidad: biológicas,


psicológicas y mixtas

Hay que recordar que si no hay imputabilidad tampoco puede haber culpabilidad y la
ausencia de ésta última provoca la inexistencia del delito. Para precisar la imputabilidad,
o su faz negativa la inimputabilidad, esto es si en el sujeto está presente esa doble
capacidad de comprensión injusto y de conformar su voluntad según esa comprensión,
se han manejado diversas fórmulas: psiquiátricas, o biológicas, psicológicas y las mixtas
o bio-psicológicas.
 La fórmula psiquiátrica o biológica hace depender la exclusión de la
responsabilidad penal, únicamente, de la existencia de la menor de edad (o, en
su caso de la enfermedad, anomalía o trastorno mental).
 La fórmula psicológica no alude a los estados anormales del sujeto, sino a las
consecuencias psicológicas de tales estados. Se basa en la influencia en la
esfera psíquica de la edad en el momento de la comisión del hecho. Es preciso
comprobar si en el omento del hecho el sujeto tenía o no la capacidad de
comprensión del injusto y de conformar su voluntad según esa comprensión.
Las fórmulas psicológicas puras son más doctrinales que legales, lo que explica
su rareza en la legislación penal.
El principal problema de la fórmula biológica reside en afirmar, apelando al criterio
biológico puto, y en aras de un mayor grado de seguridad jurídica, que por debajo de
cierta edad () los menores son siempre inimputables, a veces conduce a resultados

29
insatisfactorios. A la vista de la ineficacia de las dos fórmulas examinadas, se propuso
una fórmula mixta o integradoras de ambas, para intentar paliar sus deficiencias.
La fórmula mita o biosociológica establece para precisar la imputabilidad do
inimputabilidad de las personas dos elementos: la capacidad de comprensión del injusto
y, además, la capacidad de actuar en consecuencia con esa comprensión. Nombra, en
primer lugar, los fundamentos biológicos de la imputabilidad y adjunta luego a ellos las
características psicológicas decisivas para un exacto conocimiento y su correspondiente
obrar. La presencia de una determinada edad es condición necesaria pero no suficiente,
del juicio de inimputabilidad. Se exige que, como consecuencia de esa edad, el sujeto
se hubiera visto privado de la capacidad de comprender el carácter ilícito de su conducta
o de obrar conforme a ese conocimiento.

Criterios o sistemas para delimitar la responsabilidad


penal de los menores

 El criterio del discernimiento


Regulación legal
Este era el criterio de la doctrina penal ya que al fundamentar la imputabilidad en la
inteligencia y libertad del agente, es lógico que subordinase la responsabilidad del
menor a la condición de obrar con discernimiento cuya ausencia se presumía durante la
infancia y se sujetaba a examen durante la adolescencia.
Este fue el criterio seguido por los CP españoles de 1822, 1848 y 1870.
Concepto
La doctrina no se manifestó de forma unánime sobre el alcance de dicho concepto. Ara
algunos autores consiste en la distinción entre el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto
(concepto ético). Otros entre los que destaca Von Liszt lo entiende como la capacidad
de comprender la antijuridicidad y la punibilidad del acto. Concepción mixta defiende
Florian, para que el discernimiento consiste en la capacidad de concebir y comprender
la importancia moral y jurídica…
En cualquier caso, el criterio del discernimiento tenia una serie de graves inconvenientes
como su imprecisión. Vaguedad y arbitrariedad, lo que otorgaba una gran incertidumbre,
además de que entrañaba una extraordinaria dificultad que, en la practicarse planteaba
a la hora de concluir si existía o no discernimiento en cada caso concreto.
Pudiendo, en un mismo individuo, aceptarse el discernimiento para algunos delitos
(delitos naturales: conta personas) y no aceptarse para otro tipo de delitos (delitos de
creación política)
Por ello el criterio del discernimiento fue progresivamente cayendo en desuso y fue
abandonado y sustituido por el criterio biológico.

 Criterio biológico cronológico


Dicho criterio se instauró en nuestro país con el CP de 1928 que declaró inimputable al
enero de 16 años y terminó con el sistema del discernimiento.

30
En base a este criterio, se establece un límite de edad fijo cronológicamente, de modo
que sólo a partir de una determinada edad se puede responder penalmente y no antes.
De edad establecida fundamentalmente para sacar a los menores del derecho penal de
adultos. Hasta los 16 años se consideraba los menores inimputables, por lo que no
tenían responsabilidad penal y erna colocados bajo la competencia de los tribunales
tutelares para que estos ejercitaran en ellos, su facultad reformadora, la cual no tendría
un carácter represivo o aflictivo, sino educativo y tutelar.
Este limite
Como límite de inimputabilidad por razón de la edad, no se fijaba demasiado alto (15 o
16), a los jóvenes mayores de esa edad y menores de 18 años se les consideraba como
semiimputables, por lo que, aunque legalmente eran considerador responsables
penalmente como los adultos – en base a una cierta inmadurez y a un deficiente o
escaso…
Este modelo era criticado en cuanto que la imputabilidad es siempre un concepto relativo
pues el proceso de madurez no se prodiga del mismo modo en todos los
comportamientos del individuo, ya que puede adelantase en unos y retrasarse en otros,
determinando la existencia de diversos grados de madurez dentro del mismo individuo.
La solución a estas críticas no es otra que la adopción de un criterio que prevea un
sistema de edad variable, individualizado caso por caso. Pero esta solución, es de todo
punto inviable, ya que nos situaría ante los mismos problemas por los que se desechó
el criterio del discernimiento. Por lo que se establece un límite fijo, por razones de
seguridad jurídica y para evitar dudas y vacilaciones en el caso concreto.
Este criterio biológico – cronológico ha estado vigente en nuestro país, hasta la entrada
en vigor …

 Sistema legal vigente.


A la vista de la redacción y colocación sistemática del art. 19 CP, se puede afirmar que
la elevación de la mayoría de edad penal a los 18 años haciéndola coincidir con la
mayoría de edad civil, supone la ruptura de un modelo histórico en nuestro derecho que,
de manera ininterrumpida, consideraba inimputables absolutamente a los menores de
16 años desde el CP de 1928.
Esta diferencia reside en que los menores de 18 años “no será responsables
criminalmente con arreglo a este código” pero “el menor en dicha edad que cometa un
hecho delictivo podrá ser responsable con arreglo a lo dispuesto en la ley que regule la
responsabilidad penal del menor. Por tanto, los menores de 18 años no serán
responsables criminalmente según el CP, pero si podrán tener responsabilidad penal de
acuerdo con la ley del menor que regule dicha responsabilidad.
A la vista de la nueva regulación establecida por el art. 19 del CP y la LORRPM, la
situación actual queda de la siguiente manera:
1º. Los menores de 14 años. Inimputabilidad e irresponsabilidad penal
(presunción iuris et de iure – no admite prueba en contrario). Según el art. 3
LORRPM al menor de 14 años no se le exigirá responsabilidad (ni con arreglo a
la presente ley n con arreglo al CP), sino que se le aplicará lo dispuesto en las
normas sobre protección de menores previstas en el Código civil y demás
disposiciones vigentes.

31
 Se puede afirmar tajantemente que los menores de 14 años están fuera de
Derecho Penal.
 En todos los casos se entiende que, por el grado de inmadurez de los niños,
deben quedar fuera no sólo del DP, sino de cualquier intervención del aparato
judicial sancionador del Estado, siendo suficiente una respuesta de los servicios
sociales.
2º. Los mayores de 14 años y menores de 18 años. Responsabilidad penal. No
conforme al CO si no en base a un DP juvenil, específico para estos menores.
El fundamento de su exclusión del DP no reside en criterio de imputabilidad sino,
única y exclusivamente, de política – criminal por entender que la
responsabilidad penal de los menores presenta frente a la de los adultos un
carácter primordial jurídica y que determina considerables diferencias ante el
sentido y el procedimiento de las sanciones en uno y otro sector.
 El límite de los 14 años establecido por ley, en base a un criterio biológico puro,
puede quizá crear problemas en materia de culpabilidad, ya que con carácter
general la LORRPM no permite excepciones. Ha optado el legislador español,
por presuponer la imputabilidad el principio de seguridad jurídica, sobre otros
aspectos, cerrando la puerta la ley a las posibles excepciones en base a la
inmadurez de los mayores de 14 años.
3º. Los mayores de 18 años y menores de 21. Imputabilidad y responsabilidad
penal. En principio, como regla general a estos jóvenes se les considera
imputables y, por tanto, responsables penalmente.

32
Tema 5: Tratamiento jurídico – penal del menor. Modelos de
justicia penal de menores

Consideraciones generales

Con el devenir del transcurso de os tiempos, el tratamiento de la delincuencia juvenil ha


sufrido importantes transformaciones.
En una primera época (escuela clásica) estuvo en vigor el “modelo punitivo o
penitenciario” que consideraba a los niños como “adultos en miniatura” por lo que eran
sometidos a las mimas reglas que los adultos. Si el menor es recogido culpable se le
condena siendo su máxima expresión de benignidad concederles una atenuación de las
penas.
Este modelo, fue sustituido por el denominado “modelo de protección cuya introducción
y aceptación se debió a movimientos filantrópicos norteamericanos y europeos”. Este
modelo considera al menor como una víctima a la que hay que proteger, por lo que
considera merecedores de protección todas aquellas situaciones denominada
“irregulares”: menores moralmente abandonados, situaciones de riesgo, menores
delincuentes, etc. (alrededor de 1880, aparecen las primeras leyes de protección de la
infancia en europa, relativas a temas como: prohibición del trabajo escolarización
obligatoria, medias sanitarias, etc.)
La entrada en escena de nuevos profesionales (psiquiatras, pediatras, asistentes
sociales, etc.), alrededor de los años veinte, no modifica el fin de la protección, pero
contribuye a racionalizar los modos de tratamiento de los menores.
Por último, los nuevos instrumentos supranacionales relativos a la justicia de menores
y la Convención de los Derechos del Niño, consiguen que los países realicen una serie
de reformas que cuestionan al modelo de protección. Dichas reformas se basan en una
nueva representación de la infancia promovida por la Declaración de los Derechos del
Niño. En efecto los menores dejan de ser víctimas inocentes necesitadas de la
protección de los adultos, y pasan a ser considerados “sujetos titulares de derechos”.

El modelo tutelar o de protección

A finales del S XIX y principios del S XX, con el nacimiento de la sociedad industrial la
inmigración urbana procedente de sectores rurales y, en definitiva, el nacimiento de un
nuevo concepto de sociedad, e produce un aumento, sobre todo en las grandes
ciudades, de pobreza, marginación y miseria que afecta con fuerza a los niños y jóvenes,
llenándose las calles de jóvenes mendigos, vagabundos, rateros y maleantes.
A la vista de esta situación, movimientos filantrópicos y humanitarios se lanzan a la
salvación de estos niños, que, de acuerdo con las leyes imperantes en la época, estaban
destinadas a sufrir rígidas y severas intervenciones penales.
Este modelo aparece ligado a la ideología positivista y correlacionista, por lo que parte
de la consideración del delincuente como un individuo débil, débil de cuerpo, de espíritu,

33
o de ambas cosas, los niños delincuentes se equiparan, por ello a los enfermos ya que
se les considera con un carácter anormal o patológico y por tal motivo necesitado de
fortalecimiento y ayuda.
Los criterios de la escuela positivista se centran esencialmente en os siguientes
aspectos:
 El principal objetivo es sustituir el sistema penal propio de adultos y escoger un
sistema de principios y de normas especiales para los menores, creando un
nuevo Derecho penal específico para ellos, inspirado en un espíritu puramente
tutelar y protector.
 Debe aplicarse y regirse rigurosamente el criterio antropológico y por ello se
debe tener en consideración la individualidad del menor delincuente, evitando
la mezcla de jóvenes de índole e inclinaciones diversas. Para ello se realiza una
triple distinción.
a) Menores vagabundos, díscolos y viciosos
b) Menores delincuentes
c) Menores abandonados, necesitados solo de asistencia
 Aplicación de medidas preventivas: en vez de imponer penas mediante
sentencias judiciales, resulta más efectivo ejercitar una saludable función de
profilaxis mediante medias de prevención y de educación. La defensa social
conta la delincuencia juvenil actúa mediante procedimientos de educación,
corrección de medidas de seguridad dirigidas a promover la mejoría de los
jóvenes “…
 Se crean tribunales especiales para jóvenes. Los Jueces gozan de un amplio
grado de discrecionalidad a la hora de imponer una u otra medida, no estando
sometidos al “principio de proporcionalidad” entre la gravedad de la acción
cometida y la medida impuesta. Con el fin de alcanzar la curación del menor se
instaura el principio de la duración “indeterminada” de las medidas
 A la vista de lo anterior, se prescinde del criterio de la “imputabilidad”. Cuando
un menor comete un delito, no ha de verse si es imputable o no, responsable o
no; la cuestión es otra. Mediante la comisión del delito, el menor ah demostrada
adversidad a sus coetáneos y ha revelado actitudes e inclinaciones peligrosas,
por lo que debe adoptarse contra él, rápido y siempre, un sistema de educación
y de corrección propio de los menores delincuentes.
A modo de conclusión podemos establecer como principios básicos de este sistema, los
siguientes:
 Elección de la clase y duración de la medida según la necesidad de tratamiento
de menor.
 Investigación de la personalidad con ayuda de expertos.
 Medidas privativas de libertad temporalmente indeterminadas.
 Determinación del momento de la puesta en libertad por expertos in status
judicial.
 Aplicación de tratamiento médico, farmacológico y social. terapéutico sin
consentimiento del menor afectado.
 Introducción del tratamiento “predelictual”, por medio de medidas privativas de
libertad, para formas de vida desviada.
 Rechazo de las siguientes garantías predilectuales, argumentando que ese
modo de tratamiento se lleva a cabo precisamente para bien del afectado.

34
El modelo educativo

El modelo educativo se implanta en Europa (no así en España, donde pasó totalmente
inadvertido) tras la 2º guerra mundial, como consecuencia del nacimiento del Estado de
Bienestar (Welfare State)
En este modelo, lo que prevalece es que la justicia penal no debe intervenir respecto de
los menores, hay que evitar que todos los casos posibles que los jóvenes entren em
contacto con el sistema de justicia penal se buscan para ello soluciones extra –
judiciales, debiendo prevalecer la actuación educativa frente a los mismos.
El modelo educativo parte de un talante tolerante
El sistema educativo se configura como un “modelo social …
Se sigue confundiendo en todo caso entre el joven necesitado de protección y el
infractor, dándose también en coherencia con el alejamiento de lo judicial, la ausencia
de garantías jurídicas en el tratamiento de menores, con arreglo a este modelo, no
pertenecería al orden penal sino al civil.
A finales de los años setenta el modelo educativo fue duramente criticado
demostrándose que la afirmada finalidad de educación y rehabilitación enmascaraba,
en realidad, una acción de marginación que golpeaba a un gran número de jóvenes
pertenecientes a las clases sociales más desfavorecidas.

El modelo de responsabilidad

Este modelo se inspira en el movimiento de reforma de las legislaciones europeas y


norteamericanas durante los años 60 y se va desarrollando durante las décadas
siguientes, baja el abrigo protector de los textos internacionales que proliferan es esta
época. Se postula el reconocimiento a los menores de su derecho a ser tratados com
personas diferentes de los adultos.
Se va a caracterizar por el reforzamiento de la posición legal del menor, produciéndose
un acercamiento a la justicia penal de los adultos, en lo que a reconocimiento de
derechos y garantías se refiere, así como por la afirmación de una mayor
responsabilidad del joven en relación del hecho realizado.
Este modelo se trata de conjugar lo educativo y lo judicial, aplicando un modelo
garantista y unas medidas de contenido, eminentemente, educativo. Debe tratarse
ciertamente de una respuesta “responsabilizarse” …
Se recogen una serie de principios que gozan de un amplio consenso a nivel
internacional:
 Los menores no son considerados seres psicológicamente débiles,
jurídicamente incapaces y socialmente inadaptados, sino que son personas
titulares de derechos. No son adultos, pero no dejan de ser personas.
 Una plena y neta distinción entre el menor autor de una infracción (menor
delincuente) y el resto de los supuestos (menores abandonados, maltratados,

35
víctimas, inadaptados autores de conductas irregulares, etc. → concepción
amplia de delincuencia juvenil). El tratamiento adecuado para unos y otros es
totalmente diferente.
 Se debe limitar al mínimo indispensable la intervención de la justicia. este
modelo propone que pueda reducirse el derecho y la intervención de la justicia.
 La justicia de menores no es un derecho penal en miniatura, sino un
procedimiento con unas notas y caracteres específicos. La retribución por el
hecho debe estar adecuada al estado de madurez del joven y ajustada a la idea
educativa; por eso se le ha independizado del marco del Derecho Penal general.
 Especialización de os órganos de control social formal intervinientes en el
sistema de justicia juvenil.
 El recurso a la privación de libertad del menor se articula como ultima ratio. E
utilizará en todo momento como último recurso y durante el mas breve plazo
posible.
 Instauración de respuesta penales alternativas; ordenes en materia de atención
orientación y supervisión; libertad vigilada; la mediación; la reparación;
prestaciones en beneficio de la comunidad; probation, etc.
 Garantía y reconocimiento de derechos a lo largo de todo el procedimiento:
antes (detención), durante (presunción de inocencia, derecho a asistencia
letrada, a conocer la acusación, a proteger su intimidad, a recurrir, etc.) y
después del proceso (durante la ejecución de medida). Son unos derecho y
garantías fundamentales para un juicio imparcial, justo y equitativo.
 Proporcionalidad de las medidas. “cualquier respuesta a los menores
delincuentes será en todo momento proporcionada a las circunstancias del
delincuente y del delito”.
 Las medidas deben tener una duración determinada legalmente.
 Rigen criterios de prevención especial, sobre otros basados en ideas retributivas
o preventivo – generales.
 Una mayor atención a la víctima, bajo la concepción de la necesidad de
reparación de a víctima por la sociedad.

Los modelos de justicia restauradora: el principio de


oportunidad. La mediación

Bajo la denominación de justicia reparadora o restauradora se ofrece una alternativa al


sistema clásico de justicia penal, intentando que todas aquellas personas relacionadas
íntimamente con el delito (delincuente, víctima, perjudicados y comunidad) tengan una
participación activa de cara a solucionar el conflicto, ayudando a los infractores a
enfrentarse a su responsabilidad, integrando a la víctima como parte activa del proceso
e implicando activamente a los miembros de la comunidad en la resolución de conflictos
que ponen en peligro la paz social en el contexto de iniciativas de reconciliación entre
la víctima y el infractor, mediante programas de mediación y reparación, entendidos
como una manifestación del principio de oportunidad en aras a la des- judicialización de
la justicia penal.

 El principio de oportunidad. La conformidad

36
El principio de oportunidad en el proceso penal de adultos adquiere su justificación en
razones de política criminal que desaconsejan la apertura del juicio y la imposición de
una pena privativa de libertad, como son:
 Evitar los efectos criminógenos de las penas privativas de libertad en quienes
nunca con anterioridad han delinquido (sobre todo jóvenes autores de un primer
delito).
 Existencia de delitos que producen una escasa lesión social o que generan u
mínimo interés en su persecución.
 Obtener la rehabilitación del delincuente mediante su sometimiento voluntario a
un procedimiento de readaptación;
 Estimular la propia reparación del daño y, sobre todo o en gran medida.
 La conveniencia de evitar juicios innecesarios y razones de economía procesal.
El principio de oportunidad aparece en el proceso penal juvenil, íntimamente conectado
con el principio de intervención mínima con objeto de evitar procesos de estigmatización
social, en el sentido de dotar de relevancia a las posibilidades de no apertura del
procedimiento, renuncia al mismo, al resarcimiento anticipado o conciliación entre el
infractor y la víctima, y a los supuestos de suspensión condicional e la mediad impuesta
o de sustitución de la misma durante su ejecución.
Lo que presupone es conceder amplias facultades al MF para decidir sobre el ejercicio
de la acción penal, es decir para no ejercitarla en determinadas condiciones con lo que
no se llegaría a inicial bien el procedimiento preliminar bien le juicio oral, y ello a pesar
de constar la existencia de un hecho aparentemente delictivo.
Esta situación es la que describe el art. 18 LORRPM al disponer que “El MF podrá
desistir de la incoación del expediente cuando los hechos denunciados constituyan
delitos menos graves sin violencia o intimidación en las personas, o faltas tipificadas en
el CP o e las leyes penales especiales”.
El desistimiento como manifestación del principio de oportunidad reglada, consiste en
una decisión discrecional (pero no arbitraria) el MF, que una vez conocida la notitia
criminis mediante denuncia o atestado policial dará lugar a la correspondiente apertura
de diligencias preliminares, y seguidamente, en su seno habrá de dictarse el Decreto de
archivo, no dando inicio al procedimiento.
La conformidad, como elementos integrantes del mencionado principio de oportunidad
supone, en principio, la aceptación por el acusado del escrito de acusación, alcanzando
a los hechos, la calificación jurídica y la pena que se le va a imponer. Aspectos estos, a
los que el juez queda indefectiblemente vinculado.
La conformidad del menor infractor en el ámbito del proceso penal de menores (dada
su especialidad) no responde al mismo fundamento y finalidad que al regulado en la
LECrim para el proceso penal ordinario. Ambas tienen, desde luego, la misma
naturaleza jurídica y son manifestaciones del principio de oportunidad en cuanto
condicionan la actividad procesal del órgano decisor, pero, la conformidad del menor no
atiende a razones de utilidad ni de economía procesal alguna.
Las razones para defender la conformidad en la jurisdicción de menores deben
circunscribirse, únicamente, a evitar la continuación del proceso para esta manera de
evitar o disminuir, en la medida de lo posible, el carácter estigmador que tiene el proceso
penal.

37
Del art. 32 LORRPM se infiere en que los casos en los que el MF solicite cualquier
medida, salvo las de internamiento () si hubiere conformidad del menor y de su letrado,
el juez “dictará sentencia sin más trámite imponiendo la medida solicitada”.
No obstante lo anterior, el Juez en el procedimiento abreviado sí podrá imponer una
pena inferir a la solicitada por la acusación, ya que si se entendiese “la estricta
conformidad como intención legal de exclusión de todo arbitrio judicial, constreñido el
juzgador a la aceptación de la pena propuesta en su literal significado y duración, en
rigorista entendimiento el principio acusatorio, aquel que vería privado de una de las
facultades más destacadas y significativas que asisten a todo Juez o Tribunal, la de
establecer la debida adecuación proporción entre la acusación y la pena.
Por ello, la imposición de una pena inferior a la solicitada, siempre que se halle dentro
de los límites que la Ley señala, no contradice ningún principio procesal.
Pues una cosa es intentar buscar la solución del conflicto a través de los mecanismos
de des-judicialización (como la reparación o conciliación) y otra muy distinta, que una
vez iniciado el procedimiento, entre el MF y el menor () se llegue a un acuerdo, que el
Juez deba acatar aunque sea contrario al mismo, que en algunos casos puede ser
contraproducente con los intereses del menor y que el modelo de responsabilidad penal
juvenil instaurado en nuestro sistema legal propugna sobre los principios de prevención
especial y educación y resocialización de los menores infractores.

 La reparación en la política criminal actual


La justicia reparadora nace con el movimiento político - criminal a favor de la víctima
(victimología, redescubrimiento de la víctima) y la recuperación del papel de la misma,
en el proceso penal, configurándose estos movimientos a factor de la reparación como
una de las más importantes corrientes político – criminales de nuestros días.
El modelo de justicia reparadora se asienta en tres ideas fundamentales.
1. El delito es un conflicto entre individuos que produce un daño a la víctima, a la
comunidad y a los propios infractores, siendo a misión del proceso judicial penal
repara todos estos daños.
2. El objetivo es crear paz en la comunidad reconciliando a las partes y reparando
los daños ocasionados.
3. El proceso judicial penal debe facilitar la participación activa de las víctimas,
infractores y sus comunidades para encontrar soluciones al conflicto.
Han sido Roxin, quien ha propuesto la introducción de la reparación como un tercer
elemento “autónomo” dentro de las consecuencias jurídicas del delito, junto a las penas
y a las medias de seguridad.
Fundamento y fines de la reparación
Siguiendo los postulados del Proyecto Alternativo sobre Reparación penal podemos
citar los siguientes:
 Conforme al principio de subsidiariedad, la reparación antecede a la pena allí
donde la renuncia a una reacción penal ya no es posible y la imposición coactiva
de la responsabilidad aún no es necesaria o sólo lo es de forma atenuada.
 Condición básica de a reparación es el principio de voluntariedad, irrenunciable
en el derecho penal. Voluntariedad a la hora de realizar la reparación, tanto por
parte del autor del delito, como por parte de la víctima.

38
 La reparación sirve al establecimiento de la paz jurídica también a través de fines
de prevención general y especial
Prevención general positiva, orientada a la restauración de la paz jurídica, en cuanto
que es capaz de proporcionar a la comunidad un efecto de confianza y un efecto de
satisfacción.
Prevención especial, en cuanto, que la vía de la reparación conduce desde un principio
a la integración social del culpable, al reconocer su culpabilidad…
Aplicación de la reparación según la gravedad del delito: e un primer nivel de la
criminalidad de bagatela no es necesario ni la pena ni la reparación la culpabilidad es
pequeña y fata el interés público en la persecución.
En el ámbito de la criminalidad leve, la dimensión de desvalor del hecho originalmente
dada puede ser reducida mediante actos de compensación, procurándose la reparación
extrajudicial con ayuda de las correspondientes instancias de compensación autor –
víctima.
En el ámbito de la criminalidad mediante grave, en caso de reparación el Tribunal puede,
tras una declaración de culpabilidad, prescindir de la pena cuando sea superflua en
atención al efecto preventivo.
Por último, en los casos de criminalidad grave, cuando las necesidades de prevención
especial o general no puedan ser satisfechas de otra manera, el Tribunal debe
finalmente recurrir la pena también cuando se haya producido reparación.

 Reparación en el derecho penal de menores


El papel de la reparación, poco utilizado todavía, en el derecho penal de adultos, resulta
ideal para la Justicia de Menores por un escaso valor estigmatizante, a su alto valor
pedagógico, su concepción de media educativa y su carácter de menor represión.
El fundamento de la reparación reside, por lo tanto, en que el menor infractor asuma la
responsabilidad de s actuación y proceda a reparar el daño causado, lo que resulta
altamente beneficioso tanto para l menor como para la víctima.
Existen tres posibles cases de reparación que son: la conciliación, la reparación directa
(con la víctima) y la reparación indirecta (con la comunidad); pudiéndose definir, la
mediación como el “procedimiento negociador” para conseguir la reparación entre el
menor infractor y la víctima.
La mediación. los programas de mediación. El rol de mediador
La mediación se puede definir siguiendo a Stangeland como “una forma de arreglar
conflictos directamente entre las partes, con un intermediario respetando por ambos”.
Las estrategias utilizadas por el mediador no son estándar, sino que varían en función
de la relación existente entre las partes en conflicto y el objeto centrar de la disputa,
resultando la característica fundamental en el proceso de mediador, la de la
“flexibilidad”.
La investigación empírica ha valorado la eficacia de estos programas de mediación,
sobre la base de los siguientes criterios:
1. La voluntad libre de las partes en conflicto de participar en el programa
propuesto.

39
2. El logro de un acuerdo entre las partes. El conseguirlo o no, depende no sólo de
ellas mismas, sino de la capacidad conciliadora del mediador.
3. La satisfacción de cuantos ha participado en el programa. El motivo principal de
satisfacción tiene casi siempre un contenido psicológico y emocional:
Para la víctima, consiste en la oportunidad que se le ofrece de encontrarse
personalmente al responsable del delito, de comprender los motivos de su acción
y de conocer su background social. Relevante, pero no del todo preeminente, es
para la víctima la consecución de la compensación (económica o reparativa) del
daño sufrido y la demostración de disponibilidad y la actividad por arte del
mediador (como representante de la Ley) con el fin de conseguir un acuerdo.
Para el delincuente, el motivo principal de satisfacción vendrá dado por el hecho
de haber encontrado a la víctima y descubrir que está dispuesta escucharle,
ofreciéndole así, la posibilidad de expresarle personalmente su arrepentimiento.
Además, no nos engañemos, el autor del delito saldrá satisfecho si evita la condena o
la medida
4. Las consecuencias del programa sobre el comportamiento del delincuente
(respecto de reingresos en prisión y reincidencia). Investigaciones llevadas a
cabo en Alemania han puesto de manifiesto que en los casos en que a los
menores que delinquen por primera vez se les impone una medida informal la
tasa de reincidencia disminuye notablemente frente a los casos de
conformidades.
La conciliación
La conciliación tiene por objeto que la víctima reciba una satisfacción psicológica a cargo
del menor infractor, quien ha de arrepentirse del daño causado y estar dispuesto a
disculparse. La medida se aplicará cuando el menor efectivamente se arrepienta t se
disculpe, y la persona ofendida lo acepte y otorgue su perdón.
La LORRPM se refiere a la conciliación en dos momentos procesales diferentes: el
primero, recogido en el art. 19, que produce el sobreseimiento del expediente y, el
segundo, regulado en el art. 51.2 que conlleva que se deje sin efecto la medida
impuesta.
Ahora bien, el legislador no ha aceptado que la conciliación produzca dichos efectos en
todos los casos, sino que ha establecido unos requisitos, limitando la conciliación a los
siguientes supuestos:
 Que el hecho imputado al menor constituya delito menos grave.
 Atendiendo a la gravedad y circunstancias de los hechos y del menor, de modo
particular a la falta de violencia o intimidación graves en la comisión de los
hechos.
 Que la víctima acepte las disculpas ofrecidas por el menor.
El fundamento de esta conciliación, en aplicación del principio de oportunidad, reside en
un sobreseimiento del proceso y una solución extrajudicial del conflicto.
Por su parte el papel del mediador no puede ser realizado por una persona cualquiera,
ni tan siquiera por el Juez, debiendo se un experto, u mimbro del equipo técnico
especialmente preparado para ello. El art. 19.3 LORRPM, designa al “correspondiente
equipo técnico para realizar las funciones de mediación entre el menor y la víctima
perjudicado”.

40
La reparación
En esta el acuerdo no se alcanza únicamente mediante la satisfacción psicológica, sino
que requiere que el menor ejecute el compromiso contraído con la víctima/perjudicado
de reparar el daño causado, bien mediante trabajos en beneficio a la comunidad, o
mediante accione adaptadas a las necesidades del sujeto, cuyo beneficio sea la propia
víctima o perjudicada.
Según el art. 19.2 LORRPM, “se entenderá por reparación el compromiso asumido por
el menor con la víctima o perjudicado de realizar determinadas acciones en beneficio de
aquellos o de la comunidad, seguido, de su realización efectiva”.
La ley recoge la reparación en dos supuestos: en el primero, la reparación entre el menor
y la víctima podrá dar lugar al sobreseimiento del expediente y, en el segundo, aparece
recogida en el art. 7.1. j. como la medida autónoma de prestaciones en beneficio de a
comunidad.
Según el art. 19 LORRPM una vez cumplidos los compromisos de reparación asumidos
con la víctima/perjudicado por el delito cometido, o cuando no pudieran llevarse a efecto
por causas ajenas a la voluntad del menor, el MF dará por concluida a la instrucción y
solicitará del juez el ….
Reparación directa a la víctima:
 consiste en que el menor infractor realice algún tipo de actividad que beneficie a
la víctima. Se puede realizar junto a, y, además, de la conciliación.
 Generalmente las víctimas individuales suelen mostrarse más reacias a
admitirla, realizándose en casos de delitos a víctimas “indeterminadas”, esto es,
cuando la víctima es una persona jurídica, corporación, sociedad, etc.
Reparación indirecta:
 Se aplicará, mediante servicios en beneficio de la comunidad, en aquellos
supuestos en los que la menor una vez asumida su responsabilidad por el hecho
esté dispuesto a reparar el daño causado, pero se desconozca la víctima o, ésta
no se encuentre predispuesta a aceptar la reparación.
 El quipo técnico debe relacionar los hechos cometidos con la personalidad del
menor infractor para adecuar el trabajo a realizar, que suele ser de dos tipos:
delitos de daños contra la propiedad, trabajos de jardinería o limpieza, sencillos
y sin riesgo, o actos de vandalismos respecto a personas, en residencias de
ancianos, minusválidos, etc.
 E debe llegar a un acuerdo con el menor sobre el tiempo de realización
(generalmente, más corto que la medida de prestación de servicios a la
Comunidad, impuesta por orden judicial, duración que en ningún caso se podrá
superar), y debe realizarse fuera el tiempo escolar (fines de semana, festivos y
vacaciones escolares)
 Es la medida que más satisfacción ofrece al menor infractor actual, - que ya que
no el “gitanillo” o marginado, sino que es de clase media, con todas sus
necesidades básicas cubiertas, lo que se conoce como “niños vacíos” - Son hijos
de padres que trabajan y que no han pasado tiempo con ellos en su infancia, por
lo que al menor le ha faltado es referencia paterna o materna en la que apoyarse
y reflejarse. El educador, en estos casos, es el primer adulto que tiene tiempo
para hablar con ellos.

41
42
Tema 6. La legislación sobre la responsabilidad penal del
menor

Introducción

En el contexto internacional e ha realizado un gran esfuerzo para conseguir el


establecimiento de unas reglas mínimas para el tratamiento de los infractores menores
de edad, reconociéndoles una serie de derechos y garantías que han de ser siempre
respetadas por los Estados (El principio de legalidad penal, el de presunción de
inocencia, el derecho da la tutela judicial efectiva, el derecho a la intimidad, el derecho
aun juicio justo, el principio de oportunidad procesal y el de proporcionalidad).
Igualmente se han elaborado numerosas recomendaciones orientadas a desarrollar
alternativas al proceso penal y evitar la imposición de medidas privativas de libertad
Con el final de la 5º guerra mundial se marcan los efetos negativos del sistema penal de
enjuiciamiento de menores y surge un movimiento humanista - liberal internacional del
que es expresión la Declaración universal de Derechos Humanos, adoptada por la
Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948 (), y posteriormente, los Pactos y
Convenciones relativos a los derechos humanos que les han dado virtualidad jurídica,
con una especial atención al tratamiento penal y procesal de los menores delincuentes.
La delincuencia juvenil y el tratamiento que se les da a los menores que han cometido
un hecho delictivo, es un problema que tiene unas connotaciones internacionales y por
lo tanto ha sido abordado….

Legislación internacional

 Naciones Unidas
En cuanto a la Normativa Internacional, el texto más importante es la Convenció de las
Naciones Unidas de 20 de noviembre de 1989 sobre los Derechos del Niño, la cual fue
ratificada por España el 30 de noviembre de 1990 (=. La convención entró en vigor con
carácter general el 2 de septiembre de 1990 y para España el 5 de febrero de 1991, de
conformidad con lo establecido en su art. 49.
En el apartado segundo del Art. 1 de la LORRPM, se establece que “Las personas a las
que se aplique la presente ley gozarán de todos los derechos reconocidos en la
Constitución y en el ordenamiento jurídico, particularmente….
En los artículos 1, 2, 3 y 12 de la convención nos encontramos una serie de principios
importantes a tener en cuenta:
 Art. 1. La convención nos da la definición de niño, “menor de 18 años, salvo que
en virtud de la Ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de
edad”.
 Art. 2. Recoge el principio de no discriminación, los derechos deben ser
aplicados a todos los niños, sin excepción alguna, independientemente de las

43
circunstancias de cada uno, debiendo los Estados adoptar las medidas
necesarias para protegerlos de cualquier forma de discriminación.
 Art. 3. Trata de interés superior del menor. Todas las medidas que se adopten,
deberán basarse en el interés superior del niño. Corresponderá a los Estados
Parte asegurar la adecuada protección y cuidado, cuando los padres u otras
personas responsables, no tengan capacidad de hacerlo, tomando las medias
legislativas y administrativas adecuadas.
 Art. 12. Recoge el derecho del niño a ser oído en función de su edad y madurez.
Se le dará la oportunidad desear escuchado en todo procedimiento
administrativo y judicial que le afecte, ya directamente, a través de un
representante u órgano apropiado.
En los artículos 37 y 40 es donde vamos a profundizar un poco más, debido a que, en
cuanto a la responsabilidad penal del menor, proclaman una serie de derechos y
garantías aplicables a los menores infractores, que son reflejo de los principios de
intervención mínima subsidiaria y respeto a la dignidad del menor y a sus derechos.
Así el art. 37 hace referencia a aquellas consecuencias penales que no pueden
imponerse en ningún caso a una persona menor de edad (pena capital, cadena perpetua
y aquellas que impliquen trato inhumano o degradante) y el marco mínimo de las que
implican privación de libertad.
El art. 40 en su apartado primero establece: “Los Estados Parte reconocen el derecho
de todo niño de quien se alegue que ha infringido las leyes penales o a quien se acuse
o declare culpable de haber infringido esas leyes a ser tratado de manera acorde con el
fomento de su sentido de la dignidad y el valor, que fortalezca el respeto del niño por los
derechos humanos y las libertades fundamentales de terceros y en la que se tenga en
cuenta la edad del niño y la importancia de promover la reintegración del niño y que
asuma una función constructiva en la sociedad”.
En el artículo 37 se recoge como anteriormente hemos citado el tratamiento del menor
privado de libertad y el marco básico de las medidas privativas de libertad, realizando
una pequeña síntesis de estos dos apartados y enlazándolos con la legislación podemos
mencionar:
 Se proscribe la tortura y los tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes.
El art. 15 CE recoge el derecho a la vida y la integridad física, así como
prohibición de la pena de muerte, asimismo el art. 56 LORRPM recoge de forma
expresa, entre los derechos de los menores internados, el que la entidad pública
de la que dependa el centro vele por su vida, su integridad física y su salud sin
que en ningún caso, ser sometidos a tratos degradantes o malos tratos de
palabra o de obra, ni ser objeto de rigor arbitrario o innecesario en la aplicación
de las normas.
Actualmente, al menos 31 países, el castigo corporal está permitido como
condena por delitos cometidos por niños, lo que en algunos países puede incluir
palizas con vara, flagelación, lapidación o amputación.
 Proscripción de la arbitrariedad y principio de legalidad: Establece la convención
que la privación de libertad no puede hacerse de forma ilegal o arbitraria y que
deberá hacerse siempre conforme a la Ley.
Tales previsiones vienen recogidas en los artículos 17 y 25 CE. Estacar el
principio de prohibición del exceso o proporcionalidad en un sentido amplio, que

44
recoge la idoneidad y respeto de los derechos fundamentales en la aplicación de
las medidas de criterios de última ratio. “La detención, encarcelamiento o la
prisión de un niño, etc. se utilizará tan solo como medida de último recurso y
durante el periodo más breve que proceda”.
 Privación de la libertad como última ratio: limitar la privación de liberad a los
supuestos más graves y a los delincuentes.
 Recoge la convención una serie de derechos…
a) Derecho a ser tratado con humanidad.

b) Respeto a la dignidad inherente a la persona humana.
Recogido en el apartado c del art, 56.2 de la LORRPM (derecho a que se
preserve su dignidad)
c) Separación de adultos: la convención expresa que “todo niño privado de
libertad estará separado de los adultos, a menos que ello se considere
contrario al interés superior del niño”.
Este derecho ya aparece recogido en la legislación penitenciaria art. 16
LOGP y 99 RP al establecerse que las medias se ejecutaran en centros
específicos de menores, diferentes de los penitenciarios. Pero hay que tener
en cuenta dos matizaciones, la Convención entiende por niño a todo ser
humano menor de 18 años y la LORRPM se aplica a los mayores de 14 años
y menores de 18, y a aplicación de la ley penal del menor va siempre referida
al momento de la comisión del hecho delictivo.
d) Derecho a la comunicación con su familia.
Este derecho viene expresamente recogido en el apartado h del art. 56.2
LORRPM, que establece el derecho del menor internado a comunicarse
libremente con sus padres, representantes legales, familiares u otras…
En relación al artículo 40 de la Convención de las Naciones Unidas dedicado a la
administración de Justicia de Menores, en su primer apartado recoge que a todo niño
que se alegue que ha infringido las leyes penales, o que sea acusado o declarado
culpable de haber infringido tales leyes, por actos u omisiones que estaban prohibidos
por las leyes nacionales o internacionales en el momento que se cometieron, tienen
derecho a que se respeten sus derechos fundamentales entre los que se encuentran:
 Principio de presunción de inocencia
 Derecho a ser informado de la acusación y derecho a la asistencia técnica para
su defensa
 Derecho a la tutela judicial efectiva, a un juicio sin dilaciones indebidas, a un
juicio justo y a la asistencia de la defensa técnica.
 Derecho a no declarar, a no confesarse culpable y a la defensa
 Derecho al recurso y a la tutela judicial efectiva en el mismo
 Derecho a un interprete
 Derecho a la intimidad
 Principio de la legalidad criminal o penal.
En su apartado 3º de la Convención dice que, “los Estados Parte tomaran todas las
medidas necesarias para promover el establecimiento de leyes, procedimientos,

45
autoridades e instituciones específicas para los niños de quien se alegue que han
infringido las leyes penales o a quienes se acuse o declare culpables de haber infringido
esas leyes, y en particular:
a) El establecimiento de una edad mínima antes de la cual se presumirá que los
niños no tienen capacidad para infringir las leyes penales. Se introduce el
principio de seguridad jurídica.
b) Siempre que sea apropiado y deseable, la adopción de medidas para tratar a
esos niños sin recurrir a procedimientos judiciales en el entendimiento de que se
respetaran plenamente los derechos humanos y las garantías legales” Esto
supone la introducción de la discrecionalidad, del principio de oportunidad, como
medio para introducir instrumentos de des judicialización.
Posteriormente, a través de diversas resoluciones, se han desplegado un conjunto de
reglas mínimas a la justicia de menores, prevención de la delincuencia juvenil y
protección de los menores privados de libertad entre las que podemos citar:
Directrices de las naciones Unidas para la Prevención de la delincuencia juvenil.
Aprobadas mediante resolución 45/112 de 14 de noviembre de 1990
Las directrices tienen por objeto prevenir la delincuencia juvenil e la etapa “anterior al
conflicto”, antes de que los jóvenes entren en conflicto con la ley, así mismo se favorecen
las políticas de prevención que incluyan la socialización e integración de los jóvenes,
prestando una especial atención a la familia, la educación, la comunidad y los medios
de comunicación.
Establecen unos principios básicos sobre “legislación y administración de justicia de
menores”, entre los cuales podemos destacar:
 Deberán promulgarse y aplicarse leyes que prohíban la victimización, los malos
tratos y la explotación de niños y jóvenes, así como su utilización para actos
delictivos.
 Ningún niño o joven deberá ser objeto de medida de corrección o castigo severo
o degradante en el hogar, en la escuela, ni en ninguna otra institución.
 Con el fin de evitar la estigmatización, victimización, criminalización de los
jóvenes, se deberán promulgar leyes que garanticen que ningún acto que no sea
considerado delito ni sea sancionado cuando lo comete un adulto, se considere
delito ni sea objeto de sanción cuando lo realiza un joven (Regla 56)
 Se debería considerar la posibilidad de establecer un punto de mediación u
órgano análogo independiente para los jóvenes que garantice el respeto de su
condición jurídica, sus derechos y sus intereses.
 Deberá capacitarse personal de amos sexos encargado de hacer cumplir la ley
y de otras funciones de los jóvenes; ese personal deberá estar al corriente de
los programas y posibilidades de remisión a otros servicios, y recurrir a ellos en
la media de los posibles con el fin de sustraer a los jóvenes al sistema de justicia
penal.
Reglas de Beijing. Reglas mínimas de la Naciones Unidas para la administración
de justicia de menores.
Estas reglas básicas tienen su origen en el 6º Congreso e las Naciones Unidas sobre
Prevención del delitos y tratamiento del delincuente celebrado en Caracas en 1980…
Estas reglas mínimas fueron presentadas en el 7º Congreso, celebrado en Milán en
agosto y septiembre de 1985…

46
Estas reglas constituyen principios generales que deben aplicar los estados miembros
de esta institución considerando las características especiales de sus distintos sistemas
penales, atendiendo las características especiales de sus distintos sistemas penales,
atendiendo a sus particulares circunstancias, como son sus costumbres y realidades,
pero siempre teniendo en cuenta que son las condiciones mínimas aceptadas por la NU
en el tratamiento de los delincuentes juveniles en cualquier sistema penal.
Es por esta raco que sus normas se rencuentra redactadas con tanta amplitud, sin
contener indicaciones precisas y de esta forma poder ser incorporadas en cualquier
sistema jurídico.
Dos cuestiones importantes que son estudiadas en estas reglas, son el principio de
proporcionalidad de la sanción que se aplica al menor con relación a la gravedad del
delito cometido y teniendo en cuenta las circunstancias personales del menor, y por otro
lado se hace hincapié en la necesidad de especialización de las personas que
intervienen en el proceso.
Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de Menores Privados de
libertad. Aprobadas por resolución 45/13 de 14 de diciembre de 1990
Estas reglas se pueden considerar como un desarrollo de las anteriormente expuestas
reglas de Beijing, con el objeto de complementar los instrumentos internacionales que
aseguran derechos a los niños y reafirmar los principios fundamentales de la justicia
juvenil.
Como ya lo menciona a su título estas reglas regulan amplia y detalladamente todo lo
relacionado…
Es destacable que estas reglas establezcan que se entenderá por menos a los menores
de 18 años y el límite inferior lo ceden a las legislaciones internas, a su vez entienden
por privación de libertad, “toda forma de detención o encarcelamiento, así como el
internamiento en un establecimiento público y privado del que no se permita salir a
menor por su propia voluntad, por orden de cualquiera autoridad judicial, administrativa
u otra …
También se encargan de reafirmar los derechos de que gozan los menores que se
encuentran en estos lugares, resaltando las normas concernientes al derecho y la
obligación del estado de dar educación obligatoria que debería impartirse fuera del
recinto penitenciario, a la formación profesional y al trabajo con una justa remuneración,
actividades recreativas, garantizarles el ejercicio de su religión, atención médica tanto
preventiva como correctiva, contactos con la comunidad; estas normas buscan lograr
una efectiva reinserción del menor una ve que se encuentre en libertad.

 Normativa del consejo de Europa y de las instituciones europeas


Reconocimiento e Comité de Ministros del consejo de Europa a los Estados miembros
sobre formas de tratamiento de la delincuencia juvenil y la función de la justicia de
menores de 24 de septiembre de 2003
Se parte de la idea de la justificación de los sistemas tradicionales de justicia penal para
ofrecer soluciones adecuadas al tratamiento de los delincuentes jóvenes que exige una
intervención multidisciplinar que abarque os factores individuales, familiares, escolares
y comunitarios del menor infractor.

47
Se postula la necesidad de desarrollo de nuevas respuestas que nos permitan evitar los
procesos judiciales, haciendo mención a la posibilidad de instaurar programas de des
judicialización.
Estas recomendaciones tienen presente un sistema de Justicia de Menores en el que
se objetivo sea la educación y reinserción social del menor, suprimiendo en la medida
de lo posible su encarcelamiento y en donde las garantías procedimentales estén
plenamente reconocidas, tratando al menor en su medio natural y a la vez
comprometiendo a la colectividad.
Entre los fines que se recomienda a los estados miembros podemos mencionar:
 Una actuación preventiva de la delincuencia juvenil a traes de programas de
inserción social.
 El desarrollo de procedimientos de des judicialización o mediación.
 Asegurar la rapidez de la justicia de menores.
 Evitar la detención preventiva.
 Excluir la prisión provisional salvo casaos graves, limitando su duración y
separada de los adultos.
 Reforzamiento de la posición legal del menor durante el procedimiento incluida
la fase policial.
 Promover la formación especializada de las personas que intervengan en el
procedimiento.
 Asegurar la confidencialidad de los registros.
 Realizarlas intervenciones sin sacar al menor de su ámbito natural de su vida.
 La duración de la intervención deberá estar determinada por la autoridad judicial
y esta podrá poner fin a la misma ates del plazo fijado.
 Que las formas de internamiento de carácter educativo sean diversas para
ofrecer las más adaptadas a la edad.
 Eliminación progresiva de la reclusión mediante sustitutivas que favorezcan la
inserción social.
 Cuando la pena privativa de libertad sea inevitable, aplicar la escala de penas
que se adapte al menor.
Las normas penitenciaras europeas aprobadas por el Comité Ministros del
Consejo de Europa de 11 de enero de 2006 y que hacen referencia a los menores
infractores privados de libertad
Recomendación del Consejo de Europa sobre reglas europeas para menores
sujetos a sanciones o medidas
Esta recomendación fue adoptada por el Comité de Ministros el día 5 de noviembre de
2008, en la 104ª reunión de los Delegados de Ministros.
Consta de 142 reglas que se dividen en 8 partes y en las que se recogen ciertos
principios básicos entre los que podemos destacar:
 El tratamiento respetuoso de los derechos humanos de los mentores sometidos
a sanciones o medidas
 Las sanciones o medias, así como la forma de ejecución deberá estar
especificada por la Ley y a su vez basada en los principios de interacción social
y de la prevención de la reincidencia

48
 Las sanciones y medidas deberán ser impuestas por un órgano jurisdiccional o
si son impuestas por otra autoridad legalmente reconocida, deberá someterse a
control judicial.
 La edad mínima para la imposición de sanciones ha de estar determinada por la
ley.
 La composición y ejecución de sanciones o medidas deberá estar basada en el
interés superior del menor y en los principios de proporcionalidad e
individualización.
 La privación de libertad com último recurso debe ser impuesta y ejecutada por el
período más corto posible.
 Ka mediación y tras medias restaurativas deberá ser incentivadas en todas las
fases del tratamiento de menores.
 La involucración de los padres y guardadores en el procedimiento y ejecución de
las medidas o sanciones.
 El derecho a la privacidad del menor debe ser íntegramente respetado en todas
las fases del procedimiento.
 La selección y formación del personal que realice trabajo con menores deberá
asegurar una capacitación para realizar sus funciones de manera positiva.
 Se deben proporcionar medios materiales y personales para que la falta de estos
no justifique la infracción de los derechos humanos de los menores.
 La ejecución de todas las medias o sanciones deben estar sujetas a
inspecciones públicas regulares y a controles independientes.

 Normativa del Consejo de Europa y de las Instituciones Europeas


En el marco de la Unión europea el tratamiento de los menores delincuentes no ha sido
abordado en producida, aunque ciertamente se ha prestado cierta tención al problema;
nos interesa hacer referencia a:
La carta Europea de los Derechos del niño, de 8 de julio de 1992, que estableció en 18
años la edad mínima a efectos penales para la exigencia de responsabilidad
correspondiente y que propugna un tratamiento adecuado de los menores infractores…
Decisión Marco 2001/220JAI del Consejo de 15 de marzo de 2001, relativa al estatuto
de la víctima en el proceso penal, que definiría en el artículo 1. e) la “mediación en
causas penales”, como la búsqueda, antes o durante el proceso penal, de una solución
negociada entre la víctima y el autor de la infracción, en la que medie una persona
competente.
Es decisión Marco ha sido reemplazada por:
La directiva 2012/29/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de octubre 2012
por la que se establecen normas mínimas sobre los derechos, el apoyo y la protección
de las víctimas de delitos, en la que se incluye que los “servicios de justica reparadora,
incluidos, por ejemplo, la mediación entre víctima e infractor, las conferencias de grupo
familiar y los círculos de sentencia, pueden ser de gran ayuda para la víctima, pero
requieren garantías para evitar toda la victimación secundaria y reiterada, la intimidación
y las represalias.
Que exige pues a los servicios de justicia reparadora:
 Que se recurra a los servicios de justicia reparadora si redundan en interés de la
víctima, atendiendo a consideraciones de seguridad, y se basan en el

49
consentimiento libre e informado de la víctima, el cual podrá retirarse en
cualquier momento.
 Antes de que acepte participar en el proceso de justicia reparadora, se ofrecerá
a la víctima información exhaustiva e imparcial sobre el mismo y sus posibles
resultados, así como sobre los procedimientos para supervisar la aplicación de
todo acuerdo.
 El infractor tendrá que haber reconocido los elementos fácticos básicos del caso.
 Todo acuerdo deberá ser alcanzado de forma voluntaria y podrá ser tenido en
cuenta en cualquier otro proceso penal.
 Los debates en los procesos de justicia reparadora que no se desarrollen en
público serán confidenciales y no se difundirán posteriormente, salvo con el
acuerdo de las partes o si así lo exige el Derecho nacional por razones de interés
público superior.
La directiva prevé pues que “Los Estados miembros facilitación la derivación de casos,
si procede, a los servicios de justicia reparadora, incluso mediante el establecimiento de
procedimientos u orientaciones sobre las condiciones de tal derivación”.
El dictamen del Comité Económico y Social Europeo, de 15 de marzo de 2006
relativo a “la prevención de la delincuencia juvenil, los modos de tratamiento de
la delincuencia juvenil y el papel de la justicia del menor en la Unión Europea”
Dicha norma proponía 3 líneas de acción fundamentales en esta materia:
 Prevención
 Medidas sancionadoras educativas
 Integración y reinserción social de los menores y jóvenes infractores
La resolución del Parlamento Europeo sobre la delincuencia juvenil de 21 de junio
de 2007
En su punto 18º, en relación a las políticas nacionales señala el interés, “que representa
desarrollar en los Estados miembros medidas que prevean penas alternativas a la
reclusión y de carácter pedagógico que los jueces nacionales puedan utilizar, como la
oferta de trabajo social, la reparación y mediación con las víctimas así como cursos de
formación profesional en función de la gravedad del delito, así como de la edad, de la
personalidad y de la madurez del delincuente”.
 Dentro del marco esta normativa internacional se elabora, promulga y desarrolla
la LORRPM.

50

You might also like