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JULIO CÉSAR GÁMEZ MÉNDEZ

Filósofo, Teólogo, Lic. en Psicología Educativa,


Maestría en Psicoterapia Guestalt, Especialidad en
Programación Neurolingüística por el Instituto de Terapia
Guestalt Región Occidente (INTEGRO). Ex religioso, autor
del material de audiohipnósis “Vitaminas para el
espíritu”, fue Director del Centro Vicentino de Estudios
Teológicos de la Congregación de la Misión en la Ciudad de México. Asesor
Nacional de Laicos de la Familia Vicentina, Director del Centro de Formación
Integral “El Buen Pastor”. Conferencista e Instructor en “Evolución Coaching
S.C. (hoy LQ Coaching & Training”).

Durante más de 25 años ha impartido diversos cursos, conferencias,


talleres y campamentos vivenciales, cuenta con amplia experiencia en el
Coaching Empresarial, el área Educativa y en el campo de la Psicoterapia
individual y grupal.

Se desempeñó como Psicoterapeuta y Director de la Casa de Medio


Camino en la Clínica para el Tratamiento Profesional del alcoholismo y
drogadicción “Regreso a la Vida A.C.”, de la Ciudad de Guadalajara, Jal.

En el área de la Educación ha tenido a su cargo diferentes áreas


Directivas: ejerció como Director del Departamento de Formación en Valores
en el Colegio Gregorio Mendel de la Ciudad de Zapopan, Jal. Docente para la
Universidad Regiomontana en su Proyecto “Preparatoria Empresarial” en la
ciudad de Guadalajara, Jal. Docente y Asesor de Tesis en el Instituto de Terapia
Gestalt Región Occidente. Del 2012 al 2017 fue Director Académico del
Instituto de Terapia Gestalt Región Occidente (INTEGRO), en la Ciudad de
Guadalajara, Jal.

Fundador y Director General de “Surérema, tener corazón” Un


equipo de profesionales dedicados a la Capacitación Educativa – Empresarial
y Consultoría Psicoterapéutica, al que actualmente le dedica todo su tiempo,
su atención y su amor.

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EL VACIO AFECTIVO Y SUS
REPERCUSIONES
La maravilla del vínculo afectivo o el Síndrome de la carencia afectiva
“Hay personas que tienen pareja, pero se sienten tan solas y vacías como si no la tuvieran.
Hay otras que, por no esperar, deciden caminar al lado de alguien equivocado y, en su egoísmo, no permite que ese alguien se aleje aún sabiendo que no le
hace feliz.
Hay personas que sostienen matrimonios o noviazgos ya destruidos, por el simple hecho de pensar que estar solos es difícil e inaceptable.
Hay personas que deciden ocupar un segundo lugar tratando de llegar al primero, pero ese viaje es duro, incómodo y nos llena de dolor y abandono.
Pero hay otras personas que están solas y viven y brillan y se entregan a la vida de la mejor manera. Personas que no se apagan; al contrario, cada día se
encienden más y más. Personas que aprenden a disfrutar de la soledad porque les ayuda a acercarse a sí mismas, a crecer y a fortalecer su interior.
Esas personas son las que un día, sin saber el momento exacto ni el por qué, se encuentran al lado del que las ama con verdadero amor y se enamoran de
una forma maravillosa”.
Teresa de Calcuta

BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA:
“Recobra tu intimidad. Como superar la adicción a las dependencias afectivas”, Anne Wilson
Schaef, Ed. EDAF, 1999.

“Miedo a la intimidad”. Osho, Ed, Camino Rojo Ediciones, 2013.


“Crecer en intimidad: guía para mejorar las relaciones interpersonales”, Wentworth Kris;
Amodeo John, Desclée de Brower, 1999.
“Amor o codependencia”, Medina de Wit, Aura, ed. Vergara, 2011
“Cuando el amor es odio”, Forward, Susan, Ed. Grijalbo, 2013
Te perdono todo… pero no me dejes. Adictos al Amor”, Reyes García, Miguel.

ESQUEMA:

1. ¿Qué es el vacío afectivo?


2. Vacío afectivo es vacío existencial.
3. Ausencia de vínculos: confusión de intimidad con intensidad
4. Manifestaciones de una persona que se vive en el vacío afectivo.
5. Vacío afectivo desde la Gestalt: vacío fértil para la trascendencia.
6. Maneras adecuadas de “llenar” un vacío afectivo.

¿QUÉ ES EL VACÍO AFECTIVO?


En principio, era la relación (CHISTE DEL GATO QUE CAMBIO DE TEMA).
El amor es la energía vital que mueve al mundo. Todos nacimos para amar y recibir amor,
pero ¿qué nos sucede cuando el amor que recibimos en la infancia no es el que esperábamos?
«Cuando no se ha podido establecer el vínculo afectivo, sobre esa relación pende, como una
sombra, una inexplicable falta de intimidad» -

Estos vínculos afectivos básicos no se establecieron debido a dos posibles causas:

1. Recibimos de nuestras figuras de apego (cuidadores) algo que no deseábamos: desaliento,


rechazo, abandono, traición, maltrato, humillación, ridículo, etc…

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2. No recibimos de ellos lo que sí esperábamos: amor, afecto, seguridad, atención, guía,
intimidad, compromiso, etc…

El sentimiento de vacío que, de seguro todos lo hemos sentido en algún momento de


nuestra vida, con mayor o menor intensidad es debido a la pérdida de algún vínculo o relación
importante en nuestra vida.

Entonces, lo que era una habilidad para crear relaciones se convirtió en una habilidad para
crear “Pseudorelaciones”: hay 4 pseudorelaciones básicas para huir de la Intimidad:
1. MI “relación” con TU MÁSCARA.
2. TU “relación” con MI MÁSCARA.
3. MIS proyecciones SOBRE TI en relación a QUIEN YO CREO QUE TÚ ERES.
4. TUS proyecciones SOBRE MI en relación a QUIEN TÚ CREES QUE YO SOY.

Estas pseudorelaciones, a la larga, van creando el llamado “Desvalimiento afectivo” que tiene a la
base las siguientes creencias:
1. Yo no me siento capaz de valerme por mí mismo.
2. Yo no soy capaz de dar y despertar amor.
3. No lo merezco.
4. Mi necesidad de amor nunca es suficiente, no me llena, quiero y necesito más.

La intimidad es un proceso (NO SOLO UN ACONTECIMIENTO) de conocimiento, información,


conciencia y presencia con el “YO”:

PERSONA 1 PERSONA 2
CON CON
INTIMIDAD INTIMIDAD

Hay 5 relaciones sanas que se dan simultáneamente:


1. CON EL PROPIO SER.
2. CON UN PODER SUPERIOR.
3. CON NUESTRAS FANTASÍAS.
4. CON QUIEN EL OTRO ES Y ESTA SIENDO REALMENTE
5. LA RELACIÓN INTENSA EN SÍ MISMA.

EL VACÍO AFECTIVO ES, EN SÍ MISMO, UN VACÍO EXISTENCIAL.


Aunque nos encontremos rodeados de personas, somos conscientes de que, en el estado
más radical de nuestra interioridad, estamos solos. Freud escribió sobre el "malestar de la
cultura". Pero hoy sabemos bien que el entorno sociocultural es nuestra vía de escape para que
nuestro Yo nunca se encuentre a sí mismo. No es la cultura la que genera el malestar: es la fuga
del Yo de su propia condición de soledad radical. El Yo no soporta encontrarse solo, y entonces
'baja' a la sociedad general para fugarse de sí mismo.

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Detrás del malestar de la cultura freudiano se esconde el malestar del Yo derivado de no
comprender el sentido de su existencia. ¿Y qué mejor fuga para el Yo que la propuesta por las
atracciones y diversiones (y pérdidas de tiempo) de la sociedad general?

Tras la soledad, el vacío existencial


Es importante realizar un proceso en el que podamos destruir todas las “vestimentas” que
ocultan la realidad. ¿Qué se oculta, entonces, en ese sujeto que llena su agenda de reuniones, de
actividades, con la excusa de crecer en el campo de la materia? Un Yo solo, un Yo desesperado por
no querer encontrarse a sí mismo.

¿Qué encontrará el Yo cuando se sienta a solas con sí mismo? El vacío existencial, el sin
sentido de su existencia. Y entonces, el Yo, en su interioridad, va en busca de todo lo que le distraiga.
El Yo construye diversos métodos de defensa para evadir el interrogante que me produce el sentido
de mi existencia, para no pensar en mi vacío interior.

De la coquetería también habla definiéndola como: "el equilibrio entre la promesa y su falta de
garantías"

AUSENCIA DE VÍNCULOS: CONFUSIÓN DE INTIMIDAD CON


INTENSIDAD.
La falta de afecto maternal se caracteriza por producir en el niño un estado psicológico de
avidez afectiva y miedo de pérdida o de ser abandonado, tanto si ha padecido en la realidad una
privación afectiva de la madre o como si lo ha sentido como tal. Es tal la necesidad de recibir una
señal de afecto que permanece en un cierto estado de búsqueda afectiva, de necesidad de
saturación, que se manifiesta por una actitud de reasegurarse de la existencia permanente del
afecto del otro y así sentirse seguro.

La carencia afectiva o las alteraciones por carencia relacional se refieren a aquellas


situaciones en que la maduración de la personalidad del niño se interfiere por la falta grave de
estimulación afectiva. En el ser humano no existe la posibilidad de una maduración correcta sin el
calor afectivo del amor. Aunque, en cualquier circunstancia, cualquier persona puede sentir no
haber amado lo suficiente o no haber sido amado de forma adecuada, la ausencia grave de
estimulación afectiva durante la infancia por parte de los adultos, que juegan un rol relacional
afectivo importante, provoca la aparición de trastornos, no tan solo de la maduración, sino también
síntomas clínicos que se expresan en trastornos somáticos, afectivos y conductuales.

MANIFESTACIONES DE UNA PERSONA QUE SE VIVE EN EL VACÍO


AFECTIVO.
"Los adictos a la evitación temen la intimidad porque están convencidos que se aprovecharán de
ellos y se verían absorbidos y controlados por ella. Al mismo tiempo los adictos a la evitación temen verse
abandonados. Puesto que no tuvo en su infancia contacto en su niñez con otro ser que aliviara su dolor,
temor y vacío de abandono, no aprendió que una relación puede aliviar una experiencia de abandono.
Evita ser conocido por el otro por su temor a ser usado, controlado o manipulado como lo fue en su

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infancia. Se reserva informar, dar todos los datos, descubrirse por completo llegando incluso a falsificar o
manipular la información que da, le hace parecer poco transparente o tramposo."

ABANDONO EMOCIONAL INFANTIL: 7 SEÑALES PARA RECONOCERLO


El abandono emocional infantil se define como la falta persistente de respuestas a las expresiones
emocionales (sonrisas, llantos) y los comportamientos de aproximación o interacción que inician los
niños. Además de la ausencia de inicio de estos comportamientos por las figuras de apego
principales (los padres).

¿Qué señales ayudan a reconocer el abandono emocional?


1- Problemas para identificar y comprender las propias emociones y las de los demás.
2- Dificultades para confiar en los demás.
3- Sensación de vacío, “algo no va bien”.
4- Autoestima baja e inseguridad.
5- Demandas excesivas de atención.
6- Elevadas ansias de perfeccionismo-
7- Falta de empatía.

La carencia afectiva es un mal que afecta a todas las edades, culturas y clases sociales. La
evolución de las personas que manifiestan este síndrome depende en gran medida de la situación
social en la que se desarrollen, pudiendo establecer unos patrones que definan el comportamiento
de estas personas desde su infancia a la edad adulta.

- En la primera infancia: son niños que lloran para llamar la atención, sonríen poco y son más
propensos a contraer enfermedades infecciosas. En esta etapa suelen aparecer problemas
digestivos (estreñimientos, disfagias motoras y hernias de hiato son los más frecuentes), aunque
pueden llegar a remitir con el crecimiento.

- En la edad preescolar y escolar: el niño presenta trastornos del lenguaje, y otros retardos
importantes: problemas de elocución, pobreza de vocabulario, dificultades gramaticales y
sintácticas (verbalización). En el plano lógico-matemático suelen presentar buen comportamiento.

- En la edad escolar: muchos niños presentan trastornos de aprendizaje: el CI se sitúa, a menudo,


en un nivel de inteligencia limite o de debilidad ligera (CI entre 65 y 95), pero no porque el niño no
sea inteligente, sino porque no consigue centrarse al hacer las pruebas (mentalización). Estos niños
tienen frecuentes fracasos escolares y su grado de autoestima comienza a caer. Sentimientos de
desvalorización o baja autoestima: el niño carencial niega su valía, se considera como un fracasado,
se destruye psíquicamente, se desprecia a sí mismo; se complace en el masoquismo de considerarse
desgraciado, es una forma de culpabilizar a la madre o padre de su falta de afecto. Su autoestima es
baja: el niño duda de sí mismo en cuanto a despertar afecto o simpatía (nadie me quiere; no soy
amable, lo que me ocurra no le preocupa a nadie), por lo que tiene una importante inseguridad:
sentimiento obsesivo de exclusión, de no estar en ningún lugar, de molestar o estar de más.

- Entre la edad escolar y la preadolescencia: el sujeto presenta trastornos del comportamiento,


actitudes de inhibición, de retraimiento, actitudes de oposición y de rebeldía, aunque relativamente
sociables y en ocasiones extrovertidos, sienten miedo a sentirse rechazados en un grupo, por lo que
tienden a integrarse a toda costa. De aquí la importancia de las relaciones sociales en esta etapa ya
que determinará su conducta futura.

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- En la adolescencia: los comportamientos extraños y los actos impulsivos son muy frecuentes
(hiperactividad); en cambio los trastornos psicóticos o los comportamientos neuróticos son raros.
Son personas fácilmente ilusionables por adolescentes mayores que él o por adultos. Huyen de
responsabilidades y son rebeldes con las normas. En esta fase suelen aparecer las primeras
adicciones (hipersexualidad, drogadicción, alcoholismo,…) El paso al acto es la única expresión
posible de oposición a la verbalización y a la mentalización de la infancia; estos síntomas del estado
limite se pueden observar en un deseo por buscar afectividad continuamente en alguien o algo que
les aumente la autoestima.

- En la juventud: la pérdida de la capacidad de amar y una importante disminución del amor propio
les lleva a estas personas a llenar su vida con acciones hiperactivas o que causan dependencia. Salir
de la rutina con desenfreno seria su lema para esta fase. El único momento en que la persona
afectada puede sentirse segura y querida se encuentra en su vida sexual. Es un instante
tranquilizador, en el que el hombre o la mujer se deja llevar. El riesgo: una vida sexual
desproporcionada, incluso incontrolable. En general carecen de sensibilidad y huyen de las
expresiones afectivas hacia los demás. Utilizan a las personas como instrumentos para sentirse
seguros.

- En la edad adulta: el duelo por la pérdida de la juventud y el prepararse para la madurez, el estrés
y la fatiga, la dificultad adaptativa, la inestabilidad en las relaciones personales, los conflictos
conyugales y la pobreza de la competencia parental (sentirse malos padres) son los aspectos más
significativos. Aparece la infidelidad emocional, no porque estén insatisfechos con su relación, sino
sólo por sentirse todo el tiempo queridos y deseados. El porcentaje de divorcios alcanza el 80%,
intentando buscar en todo momento la pareja que le asegure esa estabilidad emocional y que no
consiguen encontrar.

VACÍO AFECTIVO DESDE LA GESTALT: VACÍO FÉRTIL PARA LA


TRASCENDENCIA.
VACÍO FÉRTIL (indeferencia creativa): Después de cada experiencia, cuando está terminada,
en el "ideal", pasamos por una etapa dónde hay algo que ha terminado (del todo), y al mismo tiempo
hay algo que no ha comenzado verdaderamente (hay un vacío que contiene semillas de lo que va a
comenzar, aunque aún no lo ha hecho). Es un vacío y es fértil por lo mismo: porque esa experiencia
que ha acabado contiene ambas cosas, lo que ya ha acabado y lo que aún no ha comenzado pero
que ya contiene semillas de lo que va a surgir. Es decir, hay una necesidad satisfecha que ha
desaparecido, y al mismo tiempo es una necesidad antes de que otra vuelva a surgir (tanto a nivel
fisiológico como psicológico).

No es un vacío "esteril", o lo que solemos coloquialmente experimentar como "la nada" o


la necesidad de hacer algo o escapar para "evitar el darnos cuenta", sino que hay una aceptación
del vacío al sentir que es fértil.

Perls dice: "La terapia gestáltica es la transformación del vacío estéril al vacío fértil".

La persona evita el vacío (al experimentarlo como "nada", como un vacío estéril) poniéndose
en situación de estrés, o deprimiéndose, o ... Así nos abocamos al vacío estéril del que hablaba Perls,

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un vacío desvitalizante y donde parece que no hay "nada". Así la persona puede llegar al bloqueo
autopresionándose, o el deprimido llega al sin sentido. ¿Cómo lo haces tú?.

Claudio Naranjo dice: "La nada, el vacío, la falta de significación, la trivialidad, son todas
experiencias en que no hemos abandonado totalmente las expectativas o los estándares, mediante
los cuales medimos la realidad. No surgen de un puro darse cuenta sino de comparaciones."

NOTA: EN TODO VACÍO AFECTIVO HAY EXPECTATIVAS NO CUBIERTAS.

MANERAS ADECUADAS DE “LLENAR” UN VACÍO AFECTIVO.


5 formas “inteligentes” de superar un vacío afectivo:
1. Fortalecer la autoestima. Entender que eres responsable de tu felicidad o de tu
frustración y que el vacío afectivo no significa que no puedes ser amad@ no tienes que
ser perfect@.
2. Siente el vacío afectivo como un vacío fértil. Vas a sanarlos en el momento en que los
reconozcas (no si sigues negándolos o rechazándolos), expresa lo que tengas que
expresar, explora tus necesidades esenciales e identifica qué es lo que estás ganando al
conservar ese agujero emocional (INTENCIÓN POSITIVA).
3. Rodéate de personas felices y no de vampiros emocionales.
4. Respira y haz ejercicio.
5. Ve a Terapia.

“EL APLANAMIENTO AFECTIVO (tal como se lo entiende en psicología y psiquiatría) consiste en la


imposibilidad de la persona de reaccionar ante los objetos, situaciones y personas. Se manifiesta
como una total indiferencia hacia todo lo que lo rodea” (Taylor, 2003: 333). Quienes la padecen,
presentan incapacidad afectiva y, por lo tanto, incapacidad de expresar las emociones
verbalmente.

CONCLUSIÓN:
La tradición espiritual de casi todas las religiones afirma que existe "un silencio hablante",
que posee un lenguaje superior al lenguaje estructurado y al lenguaje emocional. En ese silencio
hablante es donde nos encontramos a nosotros mismos. Y encontramos al Yo y su vacío existencial.
Encontramos el reclamo del sentido de toda nuestra existencia.

Quienes nos dedicamos a la Psicoterapia y al Contacto con el Ser sabemos que no es fácil
pasar por la sensación del vacío existencial, pero cuando pasamos al 'otro lado' se nos revela la
divinidad en su esencia, aparece la divinidad interior que tenemos cada uno de nosotros.

El grado de libertad que alcanzamos, la madurez que obtenemos, el nivel de independencia,


de flexibilidad mental, la ruptura de todas las ataduras sociales y la destrucción de todos los miedos
que hemos construido a lo largo de nuestra formación... todo esto se produce en un solo 'instante'.

Ese 'instante de Eternidad' que opera en nuestro interior aparece cuando nos reconocemos
como fragmentos del Todo, cuando reconocemos la felicidad de pertenecer al proyecto general de
manifestación de una conciencia universal. Cuando nuestra subjetividad, que nos empujó hasta

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donde estamos, ya no nos es útil, simplemente porque para construir el sentido existencial tengo
que abandonar, no solo al Ego, sino también a mi Yo. Porque el encuentro radical con mi vacío
interior destruye todas mis posiciones estáticas dentro de la realidad, y ahora soy elemento
integrante de la realidad general que se ha manifestado.

Conciencia de ser parte de la totalidad


Ya no hay vacío, porque todo está lleno de Dios. El vacío simplemente se había creado para crear
mi Yo. Pero sin la existencia de mi Yo, todo se encuentra en un estado de plenitud (todo está lleno:
mi Yo se ha llenado completamente, ha tomado consciencia de ser una parte del Todo).

“Sin el amor que encanta, la soledad de un ermitaño espanta. ¡Pero es más espantosa todavía la
soledad de dos en compañía!”
-Ramon de Campoamor-

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LA OSADÍA DE DEJARSE GUIAR.
Para vivir una vida espiritual, ante todo debemos hallar el coraje para entrar en el desierto de nuestro
aislamiento y cambiarlo mediante suaves y persistentes esfuerzos en un jardín de soledad. Esto requiere no solo valor sino
también una fuerte fe. Si nos despojamos de distracciones, preocupaciones y obsesiones podremos conectarnos con quien
somos realmente y así encontraremos lo sagrado dentro de nosotros.

HENRI NOUWEN
¿QUÉ TAN DÉBIL TE PERMITES SER?
Quiero iniciar mi presentación con una pregunta básica para ti y para todos aquéllos que se
reconocen en el camino de tu vida: ¿eres lo suficientemente débil para adentrarte en medio de un
camino largo, difícil y aventurero? Permíteme explicarte lo que quiero decir: ¿eres lo suficientemente
débil como para ser testigo de la fragilidad y de la tenacidad del espíritu humano?, ¿estás en las mejores
condiciones como para dejar tu soberbia y dejarte guiar por Dios? ¿Eres capaz de vivir el fracaso y sentirte
como un hombre cualquiera? Porque es en la deficiencia, en la carencia interior, en la debilidad en donde
se manifiesta la fuerza de Dios.
¿Qué quiero decir con debilidad? No es la experiencia de perderlo todo, aunque ello sea una
de sus consecuencias, se trata más bien de una actitud interior de abandono, de soledad, de
aislamiento. Se trata de experimentar una incapacidad profunda para hacer, cumplir, realizar aquello que
hemos planeado o pretendido –a veces de manera soberbia-, es la incapacidad de asegurar el futuro, de
protegerte, de vivir con claridad y seguridad libre de toda tentación. En definitiva, es permitirte vivir con
humildad, sabiduría y serenidad, la filosofía del AQUÍ Y EL AHORA y esto, además de valor y osadía,
precisa de tener mucha fe.
Cuando pretendes ser autosuficiente, lo único que logras es limitar tus horizontes y medio
engañarte creyendo que estás logrando tus objetivos sin embargo, y dado que no hay una auténtica actitud
de derrota, tarde o temprano tu soberbia te pasará la factura de tu prepotencia. Si en cambio, te permites
vivir la experiencia de la derrota, de la fragilidad y la debilidad humana, estarás entrando en el
misterio de la fuerza de Dios. Ahí es donde radica exactamente el secreto de una auténtica espiritualidad:
la debilidad nos relaciona profundamente con el resto de los hombres, nos permite sentir con ellos los
límites de nuestra condición humana, la lucha de cada día, las oscuridades, los miedos y las inseguridades.
Y también nos relaciona profundamente con el poder y la fuerza de Dios, porque es ahí, en la debilidad,
en donde su poder se manifiesta y se mueve, unidos al gran Apóstol Pablo podemos decir: “Con todo
gusto presumo de mis debilidades, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2Cor. 12, 10).

¿QUÉ ENTENDEMOS POR “ESPIRITUALIDAD”?


Henri Nouwen describe tres movimientos principales en el crecimiento espiritual (Nouwen, H.,
Extender la mano: los tres movimientos de la vida espiritual, Doubleday, Nueva York, 1986):
1. El primero es la conexión con el propio yo, literalmente la transformación de aislamiento en
soledad. La señal de esta transformación, dice, es la capacidad de estar con uno mismo. Es la
aceptación fundamental de lo que somos como seres humanos individuales. Una vez que
podemos confiar en nosotros mismos, el segundo movimiento viene naturalmente.

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2. Ahora asumimos que hay otras personas en el mundo en las que podemos confiar y que
confían en nosotros. No sólo vemos que valemos la pena y somos dignos de confianza, sino
que también proyectamos ese sentimiento de valía sobre los demás. Somos vistos como una
persona de méritos, como alguien que cuenta, que despierta respeto y es respetuoso.
3. Una vez que confiamos en nosotros mismos y en los otros, el movimiento final que debemos hacer
es confiar en nuestra conexión con algo superior a nosotros mismos, a lo que
denominamos Dios.

¿Qué es entonces la espiritualidad?¿No es este mismo deseo, que surge de nuestro sentido
de estado incompleto y manifestado en un impulso hacia la totalidad y en un anhelo de lo Divino? Si
reconozco que vivo en lo divino, inmediatamente tengo que remitirme a mi propia vulnerabilidad, intimidad,
amor, necesidad de desprenderme de mi narcisismo y fortalecerme afectivamente. Cuando haga esta
conexión dejaré de caer en relaciones con objetos o personas que aparentemente “llenan” mi vacío
interior.
De un modo general podemos decir que es ese “ENCUENTRO” entre el Espíritu humano
y el Espíritu divino. No hay espiritualidad sin que por una parte, el ser humano se encuentre consigo
mismo, en lo interior y profundo de su ser, en aquél espacio íntimo donde se da la plena
autoconciencia, el tomar en peso la propia existencia y ponerla sencillamente en la presencia de Dios.
La espiritualidad supone, pues, unas ciertas condiciones humanas que no se dan en la superficialidad,
en la inconciencia, en el tomar la vida como un juego sin importancia.
Pero tampoco es suficiente esa interioridad. La espiritualidad no es sinónimo sólo de profunda
reflexión, sino poner el espíritu de cada persona en la tensión de un proyecto unificador, de una
Orientación fundamental. El ser humano que está presente a sí mismo es capaz de hacerse “proyecto”,
es decir, lanzarse hacia delante para querer ser algo distinto y mejor. La espiritualidad como “proyecto”
supone el punto de partida de donde se sale y un punto de llegada que nos ha elevado, nos ha
purificado, nos ha puesto más cerca del Señor.
Precisamente allí, en el espacio de un proyecto que expresa el “deseo de ser”, se hace
presente el Espíritu. Así como lo profundo del ser humano aparece en la profundidad de sí mismo, así
lo profundo de Dios se da en la profundidad de Dios, allí donde el amor realiza el encuentro del Padre
y del Hijo, allí donde el Padre envía a su Hijo y al Espíritu en el designio de salvación.

La espiritualidad así entendida es, pues, el encuentro del espíritu humano con el
Espíritu de Dios que sintonizan en la realización de un proyecto. Pero éste no es el propósito de
la persona humana, sino el deseo de Dios. En la espiritualidad hay una propuesta de Dios y una
respuesta de la persona. El tema específico del encuentro marca el eje articulador de cada
espiritualidad (misionera, laboral, etc...) donde el cada caso, el ser humano se proyecta a sí mismo en
ese punto articulador y allí encuentra la mirada de Dios, la voluntad del Padre que le da sentido a su
vida.

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LA OSADÍA DE DEJARSE GUIAR .
Dejarse llevar es toda una osadía de cara a la libertad y requiere, además, una libertad osada.
La libertad no es una fuerza ciega, está cimentada siempre en la racionalidad de las cosas, pero se atreve
a proceder ciegamente por donde la razón ya no puede acompañar las actuaciones humanas, confía ciega
y descansadamente en la fuerza de Dios que no te falla.
Dejarse llevar no es escoger entre el bien y el mal, sino optar siempre por el medio más eficaz,
el que me coloca en la disposición espiritual por excelencia de abandonarme hasta el grado de
confirmar y ratificar lo que he descubierto en la interioridad o, por el contrario, me disuade de ello
e invita a una reconsideración total.
Hay varias maneras de “dejarse llevar”:
o Un dejarse llevar “personal” cuando requiero hacer una elección diaria en base a mi inventario
cotidiano.
o Un “dejarse llevar personal compartido” cuando frente a un grupo de amigos compartimos lo que
cada uno está viviendo y descubriendo en nuestro proceso de vida.
o Un “dejarse llevar comunitario” cuya finalidad es descubrir qué exigencias va postulando Dios y
por dónde va impulsando un proceso de vida común.
o Un dejarse llevar motivador de otros, que nos impulsa a reorientar nuestra vida en favor de los
menos favorecidos.

LA PRIMERA ETAPA: DESOLACIÓN.


En este periodo se atacan preferentemente los sentimientos, especialmente el de tristeza y
desolación, se atacan las heridas psicológicas no superadas o las fragilidades humanas temperamentales
no asumidas. Es decir, es el momento en el que se ataca el lado más vulnerable de la persona.
La desolación es en general, toma toda clase de tristeza, inquietud, sentimientos de
indiferencia, ansiedad, pereza, descontento, sentimiento de abandono, separación, experiencia de
muerte y sequedad hasta el hastío.
La desolación puede presentarse como una treta pasajera pero fuerte, o puede por así decirlo
establecerse por un periodo más largo de tiempo. Una desolación que se percibe como una prueba
del poder superior, tiene como efecto la consolidación de la voluntad.
Todos los rasgos descritos se pueden medir, tanto por su duración como por su intensidad:
Pueden ir desde algo que podemos llamar “sequedad” (diríamos que algunas veces es el umbral de
la desolación), hasta los sentimientos y experiencias más profundas y dolorosas de sentirse abandonado
por el poder superior y de perder la paz.
Causas: Pueden ser tres las causas de la desolación:
A) Las que se derivan de uno mismo: estas pueden deberse en primer lugar a razones
psicológicas, por ejemplo: depresiones típicas de la personalidad de cada uno, reacciones
desproporcionadas de vida a heridas psicológicas, la muerte de un amigo, , el simple cansancio,

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la enfermedad o el hastío frente a las propias inadecuaciones y fragilidades. Todo ello puede
provocar un estado psicológico depresivo, caldo de cultivo para la Desolación.
B) Las provenientes del Mal Espíritu: Para San Ignacio de Loyola la desolación proviene del Mal
Espíritu. Cuya acción típica es la de engañar, seducir, quitar la vida.
C) Las pruebas que vienen de Dios: algunas veces, con todo y lo que esto pueda implicar, la
Desolación es una prueba del Poder Superior, que convoca y provoca para un proceso de
conversión y cambio.

¿Qué hacer cuando estamos en Desolación?


o Lo primero que hay que aclarar es que se debe actuar de acuerdo al origen y la naturaleza de la
desolación.
o Dialogar con un Director EspirituaL y/o un Terapeuta y trabajarlo en tu oración y en tu terapia
personal.
o Tomar la decisión de darse a un proceso de aclaración y curación de heridas personales y
espirituales que propicien mayor libertad de espíritu para dejarse guiar por Dios.

LA SEGUNDA ETAPA: CONSOLACIÓN.


La Consolación tiene un efecto pragmático y edificante. Se da la Consolación cuando se sienten
mociones internas por las que la persona se siente llena de generosidad, de amor y de entrega a sí mismo
y a los demás. También es Consolación todo género de exteriorización de esa alegría, como puede ser la
risa, las palabras y/o las lágrimas.
Causas:
*Una Consolación es clara y evidentemente del Poder Superior cuando es sin causa.
*Cuando la Consolación tiene causa entonces su origen es ambiguo, puede ser del Poder Superior
o también una usurpación del Mal espíritu.
*Dentro de la Consolación incluiríamos el “tiempo tranquilo” (en paralelo a la sequedad del
tiempo de Desolación), que es el umbral de la Consolación y puede ser un período prolongado.
El significado de la consolación adquiere su máxima relevancia en la “confirmación”: Se
confirma un modo de proceder, un camino comenzado, una elección de vida. El primer paso para la
consolación es la indiferencia, que consiste en la práctica de disponibilidad, libertad para el espíritu en
nosotros.
Ante la consolación, pueden tenerse diversas posturas: aceptación o rechazo, colaboración o
frialdad. Muchas veces se acepta la consolación como algo que “tenía que llegar”, sin embargo, la
consolación es el momento más propicio para pedir, para desear los vientos fecundos y favorables. En
tiempo de consolación hay que aprovechar, hay que pedalear en bajada para obtener los frutos del camino.

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EL DESIERTO:
El tema del desierto hace referencia a diversos significados: Es lugar de batalla espiritual con el
enemigo, es lugar de la elección de Dios, lugar de la alianza, del encuentro con Dios, sin distracciones ni
estorbos de nada ni de nadie.
Se necesita una voluntad decidida de vivir este desierto, que implica silencio exterior e interior,
interiorización total, sin distracciones exteriores, ni pensamientos, fantasías, recuerdos y preocupaciones,
en pocas palabras se trata de alejarse de todo para ubicarse en el corazón.
Cuentan que el Abad Arsenio rogó a Dios: “Señor, condúceme por el camino de la salvación”, y
una voz vino a decirle: “Arsenio, HUYE de los hombres y te salvarás”. Y habiéndose retirado a la vida
solitaria, hizo nuevamente la misma plegaria, y escucho una voz que le decía: “Arsenio: HUYE, CALLA Y
BUSCA EL REPOSO”. Estas tres palabras (HUYE, CALLA, BUSCA EL REPOSO) pueden ser entendidas
en un sentido literal, después darle una interpretación psicológica pero, finalmente, tienen un profundo
sentido espiritual (para nada tienen que ver con la evasión y la “fuga mundi”, es más bien una experiencia
de contacto interno y profundo consigo mismo y con Dios).
o HUYE: Cambia de lugar, de medio, de modo de vida. Huir de la dispersión, de lo que nos desvía de lo
esencial. No huyas DE sino HACIA (En el desierto NO SE PUEDE OLVIDAR QUIÉNES SOMOS Y LO
QUE SOMOS).
o CALLA: El silencio forma parte de la higiene mental y es una condición de salud. Por la palabra
desperdiciamos energía; por el silencio recogemos esa energía. La meta del silencio no es otra cosa
más que disponer nuestros sentidos para la escucha. El silencio no hay que “hacerlo”, ya está ahí,
basta quitar las palabras (callarse).
o ENTRA EN EL REPOSO: Es descansar, dis-tensarse, eliminar preocupaciones, sentimientos y
pensamientos. La tensión muscular y nerviosa nos impide, no sólo estar bien, sino abrirnos a los otros.
El hombre tenso es menos abierto a la Presencia del Otro que nos busca (complementando el primer
tema).

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LA BRÚJULA DE LAS EMOCIONES
El objetivo de esta herramienta es distinguir “qué emoción sientes, en el momento
que la estás sintiendo”. Éste es el primer paso en la Inteligencia emocional, se llama:
Autoconciencia emocional.

Hay muchísimas emociones, tantas como gamas de colores. Para comprenderlas, las
simplificaremos en unas pocas, al igual que los colores primarios.

1. Al Norte, colocamos la ALEGRÍA, una emoción agradable, color anaranjado. Es lo


que solemos sentir cuando logramos algo… algo que esperábamos o algo que nos
sorprende. Te hace sentir expansivo, a veces lleno, a veces flotando.

ALEGRÍA

2. Al Sur, colocaremos la emoción opuesta, la TRISTEZA. Color azul, es lo que sentimos


cuando perdemos algo. Te hace sentir vacío, sin fuerzas, hundido. Por lo tanto,
cuando nos sentimos tristes, cabe preguntarnos... ¿QUÉ HE PERDIDO? Esta
pregunta será la clave para comprender la información que trae la tristeza. Es la
manera de conectar el hemisferio derecho (emocional) con el izquierdo (lógico)
pasándose información.
ALEGRÍA
Pregunta clave: ¿Qué he logrado?

TRISTEZA

Pregunta clave: ¿Qué he perdido?

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Ante la alegría también hay una pregunta clave, que es más fácil de responder. ¿QUÉ
HE LOGRADO? Y esta facilidad para responder se debe a que estamos muy abiertos a
conectarnos con la alegría.

La alegría y la tristeza se encuentran en eje, que es el del LOGRO. Si logro algo, siento
alegría y si pierdo algo, que tenía o algo que imaginaba que iba a lograr, siento tristeza.

ALEGRÍA
Pregunta clave: ¿Qué he logrado?

L
O
G
R
O

TRISTEZA

Pregunta clave: ¿Qué he perdido?

Es importante destacar que las emociones se sienten aunque sea imaginario: puedo
sentir la misma tristeza porque no me han dado un ascenso que esperaba que por perder
un objeto que consideraba valioso.

3. Al Este, ubicaremos el ENOJO. Es una emoción fuerte, picuda y a menudo, ciega.


Enojo es lo que sentimos al percibir peligro, un ataque que nos hace poner en
guardia, necesidad de defendernos y si es necesario, atacar.

Pregunta clave: ¿Qué es más


grande que yo? ¿Qué es lo que no
puedo enfrentar?

MIEDO ENOJO

Pregunta clave: ¿Qué me ataca?


¿Qué está en riesgo?

Para buscar la información que trae el enojo, tendremos que ubicar ese “enemigo”
que provoca mi estado de ánimo.

4. Y al Oeste, el opuesto del enojo: el MIEDO. Es una emoción que, o bien nos detiene,
o bien da ganas de correr a esconderse. El miedo es lo que sentimos cuando el
enemigo es más grande que nosotros.

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El enojo y el miedo se encuentran en otro eje, el eje de la AMENAZA. Si me siento
atacado por algo igual a mí, o menor que yo, siento enojo. Pero si es más grande que yo,
siento miedo.

Pregunta clave: ¿Qué es más


grande que yo? ¿Qué es lo que no
puedo enfrentar?
MIEDO AMENAZA ENOJO

Pregunta clave: ¿Qué me ataca?


¿Qué está en riesgo?

una de estas emociones tiene VARIAS FORMAS de manifestarse. Por ejemplo, la


“tristeza” contiene la desilusión, nostalgia, agobio, etc.

Hay otras emociones que son un color intermedio entre estos, por ejemplo: la
FRUSTRACIÓN es mezcla de Enojo con Tristeza. La ANSIEDAD es una mezcla de Alegría con
Miedo.

Para completar la brújula, podemos ubicar otras emociones:

ALEGRÍA

ANSIEDAD TRISTEZA

MIEDO ENOJO

VERGÜENZA FRUSTRACIÓN

TRISTEZA

EMOCIONES “BUENAS O MALAS”: TODAS ADECUADAS


El enojo, la tristeza y el miedo no son emociones negativas en si, y no se sienten
negativas cuando se les permite su expresión natural.
Sucede que estamos habituados a reprimirlas, porque nos resultan desagradables.
Una vez que hemos podido extraer información de esa emoción, le permitimos fluir. Es el
bloqueo de la energía que tiene la emoción la que resulta negativa.

Mirándolo con el pensamiento reversible, cada emoción contiene una dualidad: La


característica doble proviene de buscar el TALENTO que corresponde a cada emoción:
1. el ENOJO implica VALOR.
2. el MIEDO implica PRECAUCIÓN.

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3. la TRISTEZA implica ACEPTACIÓN.
4. la ALEGRÍA implica DESPREOCUPACIÓN

El enojo, el miedo y la tristeza son considerados negativos en la vida social. Solamente


la alegría, que es una emoción valorada socialmente, está acompañada de su DEFECTO.

Ya te imaginas que toda esta descripción depende de cómo mires tú el mundo que te
rodea. .... Lo que en TU MAPA sea completar, perder, defendible etc. La idea es que puedas
descubrir:
1. ¿Qué es aquello con lo que TU TE ALEGRAS, ENOJAS, etc.?
2. ¿Cómo INTERPRETAS TÚ lo que otro hace o dice, de modo que TE PRODUZCAS estas
emociones?
3. ¿Qué INTENTAS COMUNICARME TÚ cuando respondes a las acciones de otro? ¿Y
qué logras con tu estrategia?

Las emociones son saludables. Cuando dejan de ser breves e intensas, al llevarlas AL
EXTREMO, dejan de ser saludables. La tristeza se convierte en depresión, el enojo en
resentimiento y venganza, el miedo en fobia y la alegría en manía y negación.

MANÍA
ALEGRÍA

FOBIA MIEDO ENOJO RESENTIMIENTO

TRISTEZA

DEPRESIÓN

LA EMOCIÓN CONTIENE ENERGÍA


Fíjate que tanto la alegría como el enojo son emociones “HACIA FUERA”, te ponen
potentes. Mientras que la tristeza y el miedo son “HACIA ADENTRO”, te sientes con pocas
opciones y pocos recursos.

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ALEGRÍA
HACIA AFUERA

MIEDO ENOJO

TRISTEZA

Las emociones pueden ser vividas como bestias salvajes. El objetivo es que tú logres
subirte a la bestia y conducirla, llevarla hacia donde deseas (Conducir la emoción). El
objetivo no es encerrar la bestia en el establo, para que no te asuste (Reprimir la emoción).

Como dice el sabio refrán: las emociones pueden ser tus mejores sirvientes o los peores
tiranos. Si sientes que el caballo te domina a ti, y te lleva donde quiere.... es hora de empezar
a “Aprender de las emociones”.

- Aceptar que las emociones existen y son una información valiosa sobre mi mismo.
- Darse cuenta que es necesario reconocerlas en el momento que suceden para lograr
conducirlas, integrarlas a tu vida y que resulten posibilitantes.

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EL PODER DE LAS EXPECTATIVAS
Y LA AUTOESTIMA
¿QUÉ ES LA AUTOESTIMA?
Es la percepción evaluativa de uno mismo. Nadie puede dejar de pensar en sí mismo
y de evaluarse. Todos desarrollamos una autoestima suficiente o deficiente, positiva o
negativa, alta o baja..., aunque no nos demos cuenta. Importa, por tanto, desarrollarla de
la manera más REALISTA y POSITIVA posible y que nos permita descubrir nuestros recursos
personales, para apreciarlos y utilizarlos debidamente, así como nuestras deficiencias, para
aceptarlas y superarlas en la medida de nuestras posibilidades.

¿CUÁLES SON LAS BASES DE LA AUTOESTIMA?


A) El autoconcepto (imagen que una persona tiene acerca de sí misma y de su mundo
personal) en dos áreas: como una persona hábil (capaz de valerse por sí misma) y
como una persona sexual (capaz de relacionarse sexualmente con otras personas).
B) La autoaceptación (sentimiento de poseer un yo del que uno no tiene que
avergonzarse ni ocultarse; implica una disposición a rechazar la negación o
desestimación sistemática de cualquier aspecto del sí-mismo).

¿QUÉ ES EL EFECTO PIGMALIÓN?


El efecto Pigmalión es un término que utilizó el psicólogo social Robert Rosenthal
para referirse al modelo de relaciones interpersonales generado a raíz de unos
experimentos realizados en 1965 según el cual, las expectativas y creencias de una persona
influyen realmente en el rendimiento de otra con la que se relaciona. La clave del efecto
es la autoestima, pues las expectativas positivas o negativas del pigmalión emisor se
comunican al receptor, el cual, si las acepta, puede y suele experimentar un refuerzo
positivo o negativo de su autoconcepto o autoestima, que, a su vez, constituye una
poderosa fuerza en el desarrollo de la persona.

Este concepto, más allá de lo que podamos pensar puede resultar increíblemente
útil. De hecho, si hay algo que sabe bien todo buen líder, es que al transmitir expectativas
positivas sobre un grupo determinado impacta en el buen rendimiento de ese grupo de
personas. Estamos por tanto ante un constructo psicológico de gran interés.

Rosenthal bautizó este efecto con el nombre del mito griego Pigmalión (presente en
la obra del poeta Ovidio). Pigmalión era un escultor que vivía en la isla de Creta y que se
enamoró de una estatua que él mismo había creado: Galatea. Tan fuertes eran sus
sentimientos por ella que pidió a los dioses que la convirtieran en una mujer de carne y
hueso, para poder amarla como una a una mujer real. Afrodita cómo no, le concedió su
deseo. Más tarde Pigmalión se casó con ella y fruto de su amor, nació Pafo, su hija.

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Pigmalión y Galatea
También conocido como la profecía autocumplida, la esencia del efecto Pigmalión,
consiste en cómo las altas expectativas de alguien en relación a otra persona dan como
resultado un alto rendimiento en esta última, o en cómo unas expectativas bajas influyen
en el otro de manera negativa, afectando a su rendimiento. Cuando estas expectativas, ya
sean altas o bajas, proceden de un individuo hacia sí mismo el fenómeno se conoce como
efecto Galatea.

Así, el proceso clave que subyace tanto al efecto Pigmalión como al efecto Galatea
es el poder de las expectativas y cómo estas influyen en las conductas y rendimientos,
tanto de los demás como de nosotros mismos. Por lo que si tenemos en cuenta estos
efectos, nuestras creencias son más importante de lo que pensamos.

Por otro lado, algo que nos explica Susan H. McLeod, de la Universidad de California
en un estudio titulado “Efecto Pigmalion o efecto Golem”, es que esta dimensión se da en
cualquier escenario social. Lo vemos en la crianza de los niños, en la educación, en el ámbito
de empresa y en cualquier lugar donde una persona o grupo de personas deban
desempeñar una labor.

EL PODER DE LAS EXPECTATIVAS


Una de las investigaciones más importante sobre este efecto fue llevado a cabo por
Rosenthal y Jacobson. Podemos profundizar en ella a través de publicaciones como la
realizada en la Universidad de Duquesne, Pennsylania. En ese trabajo llevado a cabo en
1968, se informó a un grupo de profesores que a sus alumnos se les había realizado una
prueba para evaluar sus capacidades intelectuales.

Más tarde, se les indicó cuáles habían sido aquellos que habían obtenido los
mejores resultados afirmando además que serían los que mejor rendimiento tendrían. Al
finalizar el curso así fue, aquellos que habían sido considerados mejores tuvieron un
rendimiento mayor. La cuestión estaba en que la prueba que evaluaba la capacidad
intelectual de los alumnos nunca se realizó.

¿Qué sucedió entonces para que unos chicos señalados al azar como los “mejores”
llegaran a convertirse en ello? La respuesta la encontramos en que los profesores se
crearon altas expectativas en relación a ellos y actuaron a favor para que estas se
cumplieran. Así, el clima, la actitud y la predisposición a enseñarles era diferente y más
especial. Además, estudios posteriores con estudiantes de diversas edades confirman estos
resultados.

Visto así, parece que el efecto Pigmalión es un fenómeno positivo al que podemos
sacarle mucho partido. ¿De qué manera? Mostrando a los jóvenes lo mucho que se espera
de ellos. El problema es que esto es algo más complejo de lo que parece, ya que estas

20
expectativas tienen que ser reales y estar fundamentadas y arraigadas en la mente del
adulto que supervisa la educación de esos jóvenes.

Es decir, el efecto Pigmalión se produce por lo que comunicamos a través de


nuestros gestos, actitudes y mensajes implícitos en lo que decimos por lo que si queremos
buenos resultados tenemos que creer en nuestras palabras.

Efectos nocivos del efecto Pigmalión


El hecho de verse reflejado en un hijo o en un alumno y querer que sea como
nosotros, que consiga lo que hubiéramos querido o lo que consideramos que debe ser,
puede provocar que las consecuencias del efecto Pigmalión se tornen negativas. Las
expectativas sobre el otro se manipulan al pasarlas por un filtro personal.

De este modo, muchos padres/profesores consiguen que su hijos/alumnos se


conviertan justo en lo contrario de lo que quieren ellos mismos porque su lenguaje, sus
reproches, sus mensajes se centran constantemente en ello.

Cuando un niño oye constantemente cosas como “Siéntate a hacer los deberes, que
así no vas a llegar a nada en la vida” o “Si sigues haciendo eso vas ser un desgraciado”, lo
que está oyendo es que va a ser un desgraciado y que no va a llegar a nada en la vida. Esos
mensajes que los adultos entienden como motivadores lo que hacen es mostrarle al niño
unas expectativas muy poco positivas, porque no lo entiende así, puesto que no es capaz
de evaluar las consecuencias de algo tan abstracto.

Es mucho peor cuando un niño oye algo parecido a “¿Quieres ser tan inútil como tu
padre/madre?” o “¿Quieres seguir siendo un miserable toda la vida?”. De modo que no se
trata de decir constantemente al otro lo que no queremos que haga, sea o suceda, sino
todo lo contrario si queremos obtener buenos resultados e influirle de manera positiva.

PARA EVITAR LOS EFECTOS NOCIVOS DEL EFECTO PIGMALIÓN


Para evitar los efectos nocivos del efecto Pigmalión es fundamental que los padres,
profesores o adultos que tienen influencia sobre un niño o adolescente hagan un ejercicio
de autoexploración. Es lo que les permitirá descubrir cuáles son las expectativas reales que
tienen hacia el otro y por qué. En este sentido habría que analizar la realidad, aunque no
sea exactamente como nos hubiera gustado.

Se trata, por una parte, sacarle el máximo partido a las posibilidades reales y por
otra, no imponerle creencias limitantes, sino ayudarle a superarse.

Es vital cambiar el modo de expresarse y de formular las afirmaciones, preguntas


y comentarios, así como la actitud, la forma de mirar y el tono de voz al hablar para decir
lo que queremos transmitir. En este sentido, reconocer al otro por lo que es, cuáles son sus

21
habilidades y todo lo que tiene de positivo ayuda a acompañarlo y a que se sienta
acompañado y sobre todo, a que mejore su autoestima y su actitud ante la vida.

Asimismo, no podemos concluir este artículo sin insistir una vez más en la abundante
evidencia de que el efecto Pigmalión funciona. Hace unos años, el psicólogo Ulrich Boser,
creador de un centro de aprendizaje, progreso social entrenamiento de líderes, llevó a cabo
un programa en un centro de educación secundaria de Boston (situado en un entorno
desfavorecido). La idea era aplicar las bases del efecto Pigmalion entrenando primero al
profesorado.

Los resultados no pudieron ser más positivos y alentadores. La puntuación


académica mejoró, sobre todo en lectura y matemáticas. A día de hoy 40 estados de Estados
Unidos aplican ya este mismo programa. Un ejemplo sobre el que reflexionar y en el que
todos podemos invertir esfuerzos y voluntades.

Características del pigmalión positivo


1. Las expectativas realistas del padre, educador, directivo, etc., influyen
positivamente en el hijo, alumno, empleado, etc.
2. Los mejores padres, educadores, directivos se caracterizan por su cualidad de
pigmaliones positivos.
3. Los padres, educadores, directivos ineficaces se caracterizan por carecer de esta
cualidad de pigmaliones positivos.
4. Hijos, alumnos, empleados, etc. suelen hacer lo que sus pigmaliones (positivos o
negativos) esperan de ellos.
5. Lo más eficaz del pigmalión es su comportamiento (coherente con sus palabras): el
aspecto no verbal es el más influyente.
6. En general, las expectativas negativas (del pigmalión negativo) se transmiten más
fácilmente que las positivas.
7. Las expectativas positivas, realistas y alcanzables del pigmalión positivo potencian
lo que ya existía en el hijo, alumno, empleado, etc.
8. En último término, todo depende del grado de autoestima del pigmalión; el
pigmalión positivo de sí mismo es el mejor pigmalión positivo de los demás.
9. El pigmalión positivo funciona, no por arte de magia, sino porque crea un clima más
favorable al crecimiento del otro, da más feedback, suministra más información o
input, ofrece más oportunidades para que se le hagan preguntas y se le den
respuestas (output).
10. Cuanto más jóvenes, más susceptibles somos a nuestros pigmaliones de uno a otro
signo.

22
EL DESARROLLO DE LA
AUTOESTIMA DE NUESTROS
HIJOS
¿CÓMO INFLUYE LA AUTOESTIMA EN LA VIDA COTIDIANA DE NUESTROS
HIJOS?
1. En todos los pensamientos, sentimientos y actos que lleva a cabo: Un hijo con
autoestima demostrará sus sentimientos positivos hacia sí y hacia los demás de
muchas maneras sutiles: sonreirá, mirará a los ojos, se mantendrá erguido, alargará
la mano para saludar y, en general, creará a su alrededor un "ambiente" positivo.
Los demás le responderán de modo parecido: le aceptarán, se sentirán atraídos por
él, se encontrarán cómodos en su presencia y, por lo mismo, se sentirán cómodos
consigo mismos. Por el contrario, un niño o adolescente con baja autoestima,
emitirá vagas señales de angustia al proyectar sus propios sentimientos de
inadaptación sobre los demás. Los que le rodean interpretarán esas vagas señales
de dos modos: o “algo le pasa” o “algo nos pasa a nosotros”; en ambos casos, la
respuesta es parecida: alejamiento.

2. Sobre el comportamiento: Nuestros hijos suelen comportarse según se vea y según


la autoestima que tenga. Y, a la vez, su comportamiento suele confirmar la imagen
que de él tiene; es un círculo cerrado que no hace más que reforzar sus actitudes y
sus puntos de vista básicos. Tiende a actuar de manera que confirme la imagen que
tiene de sí mismo, comportarse de manera que aumente el sentido de su valía y
actuar para mantener una imagen coherente de sí mismo, sin tener en cuenta lo que
puedan cambiar las circunstancias.

3. En el aprendizaje: Un niño o adolescente que posea una buena autoestima


aprenderá con mayor facilidad y más contento que uno que se sienta poco hábil;
abordará las cosas nuevas que tenga que aprender con confianza y entusiasmo. Lo
normal será que obtenga buenos resultados porque sus sentimientos y
pensamientos son anteriores a sus actos, y se encontrará "entrenado" mediante
expectativas positivas; el éxito, entonces, reforzará sus sentimientos positivos; se
verá a sí mismo más y más competente con cada éxito que obtenga. El niño o
adolescente que se crea inadaptado e incapaz de aprender se acercará a cada nueva
tarea de aprendizaje con un sentimiento de desesperanza y temor. Es el "síndrome
del fracaso": el muchacho que ha tenido en el colegio una serie de fracasos, suele
desarrollar después actitudes del tipo "no puedo hacerlo... no merece la pena que
lo intente otra vez". Y en consecuencia, estará prácticamente condenado al fracaso

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en las sucesivas tareas que se plantee y que siempre acometerá a "medio gas", a no
ser que se pueda romper ese círculo vicioso dotándole de una sensación renovada
de su propia valía y capacidad.

4. En las relaciones y recibe también la influencia de éstas: si nuestro hijo se siente


cómodo consigo mismo no está pendiente de los demás para que le reconozcan, le
motiven o le dirijan, y por ello se encuentra en mejor situación para las relaciones
sanas, sabe aceptar lo que los demás dan sin necesidad de "engancharse" a ellos
para que corroboren su valía. El forma su imágen y su sentido de la autoestima a
partir de las reacciones de los demás hacia él. Si tiene muchos amigos y se siente
integrado en grupos formados por sus compañeros verá acrecentada su sensación
de valía, pero si se encuentra aislado y es poco "mañoso" para establecer relaciones
en esta etapa tenderá a valorarse de forma negativa. El adolescente necesita recibir
la aceptación y el respeto en las relaciones que mantiene, y sólo si ha aprendido
cómo influir en la respuesta de otros y cómo predecir dichas respuestas, y ha
recibido aceptación y respeto en la familia y en el colegio en la etapa anterior será
capaz de mostrar actitudes semejantes hacia los demás durante la adolescencia.

5. En la creación y la experimentación: Cualquier expresión creativa o experimental


supone riesgos. Lo único que le permite al adolescente afrontar esos riesgos es tener
seguridad en sí mismo y en su capacidad. El adolescente que posee autoestima suele
demostrar una creatividad elevada en casi todo lo que hace; y, en consecuencia,
recibe aprobación por todo lo singular y destacable que hace, lo cual contribuye a
incrementar su autoestima, ya de por sí firme. Los adolescentes con poca
autoestima, por el contrario, tienen miedo de cometer errores que puedan
traducirse en la desaprobación de los demás; y por ello se muestran excesivamente
cautelosos y eluden, cuando pueden, cualquier expresión creativa y experimental.

INFLUENCIA DE LOS PADRES:


Todos, querámoslo o no, tenemos una influencia, positiva o negativa, en aquellos
con quienes convivimos, sobre todo en nuestros hijos, para quienes solemos ser figuras
significativas por excelencia. Es el efecto Pigmalión: cuando nos relacionamos con una
persona, le comunicamos las esperanzas que abrigamos acerca de ella, las cuales pueden
convertirse en realidad; las expectativas que una persona concibe sobre el comportamiento
de otra pueden convertirse en una "profecía de cumplimiento inducido". Los padres son
para sus hijos espejos psicológicos a partir de los cuales ellos van construyendo su propia
imagen. Desde que nace, el hijo se mira en sus padres y va aprendiendo lo que vale por lo
que siente que ellos le valoran. Si tú, padre o madre, crees de verdad que tu hijo es "más
torpe que los demás" y que "no tiene iniciativa", le comunicarás, aún sin pretenderlo, estas
expectativas negativas a través de tus gestos y de tus palabras. No te extrañe, pues, que tu
hijo acabe comportándose torpe y sin maña. Por el contrario, si eres una persona que confía
en su hijo y estás convencido de que puede crecer y mejorar, tu "espejo" le infundirá
confianza y seguridad en sí mismo, y tu hijo asimilará positivamente tu mensaje: "Puedes

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hacerlo si lo intentas seriamente... Verás cómo lo consigues". Aprenderá a confiar en sus
propios recursos y en sí mismo.

FACTORES QUE CONTRIBUYEN DECISIVAMENTE A LA FORMACIÓN DE LA


AUTOESTIMA POSITIVA O NEGATIVA DE UN HIJO:
1. El primero en importancia es el LENGUAJE CORPORAL, NO VERBAL, con que le
"hablan" y se comunican con él quienes le rodean. Es el lenguaje de las miradas, de
las caricias, del tono de la voz... y también de los silencios, las caras largas, las
ausencias, los gritos, los golpes...
2. Otro factor importante en el desarrollo de la autoestima es la propia EXPERIENCIA
DEL HIJO. Se trata de que el hijo vaya descubriendo y "conquistando", con su propio
esfuerzo y en la medida de sus posibilidades, el mundo que le rodea. Conviene no
hacer por él lo que él ya es capaz de hacer. Conviene, en suma, enseñarle a valerse
por sí mismo, para que vaya tomando conciencia de sus recursos y aprenda a
valorarse. Los padres que desean que sus hijos aprendan a descubrir sus propios
recursos y confiar en sí mismos, conviene que se pregunten a menudo: ¿Qué puede
hacer ya él o ella sin mi ayuda?; y deben animarles a que lo hagan y, en lugar de
prohibiciones, ofrecerles oportunidades para que actúen por cuenta propia.
3. La PALABRA es un tercer factor que influye poderosamente en la autoestima de
nuestros hijos. No basta con quererles y estar satisfechos con ellos; hay que
decírselo claramente, para que ellos se sientan realmente queridos y apreciados. Las
palabras son armas de dos filos: pueden reforzar o debilitar la autoestima del
muchacho, según sean el contenido, el tono de voz y el gesto que las acompañen.
La corrección (y las sanciones apropiadas) forma parte normal y saludable de la
educación de los hijos. Pero, para que sea constructiva y duradera, en lugar de
destructiva y efímera, conviene aprender a corregir comportamientos concretos sin
descalificar globalmente a la persona del muchacho. Jamás debemos utilizar
epítetos denigratorios o descalificadores de la persona cuando nos dirijamos a
nuestros hijos. La descalificación personal fomenta el sentimiento de culpa. que
constituye el núcleo de una baja autoestima... y de muchos desórdenes psíquicos.
En la relación padres-hijos, debemos utilizar con sumo cuidado la reprensión,
desterrar las descalificaciones e incrementar, sin excesivo temor a propasarse, "las
caricias verbales", las palabras amables, laudatorias y alentadoras.
4. Por encima de todo, tratemos de mantener la COHERENCIA entre nuestras palabras
y los gestos no verbales que las acompañan; entre nuestras recomendaciones
verbales y nuestros comportamientos reales.

QUÉ NECESITAN LOS HIJOS PARA TENER AUTOESTIMA

1. No basta con querer a nuestros hijos; es necesario que ellos se sientan queridos y
valorados. Hay, pues, que expresárselo, verbal y no verbalmente, con claridad
meridiana. Si hacen algo bien, hay que reconocérselo y animarles. Si hacen algo mal,
también hay que decírselo (pues la mentira es enemiga de una autoimagen
25
sanamente positiva), corrigiendo sus fallos serenamente y sin descalificar a su
persona (no confundir un error puntual con una característica de la personalidad).
Nuestras críticas deben ser constructivas.
2. Esperar de nuestros hijos lo mejor que puedan de sí; creer de veras en su capacidad
para el bien y la verdad; proponerles metas elevadas, para que tengan que
esforzarse y descubran su capacidad de mayor rendimiento, pero también
accesibles a sus posibilidades reales, y respetando su ritmo de maduración, para que
no se desanimen; proporcionarles oportunidades de que, con sus talentos y
habilidades, puedan experimentar el éxito.
3. No abrumar al hijo con alabanzas desmesuradas e infundadas, que pueden hacerle
creer que es un ser superior y propiciar una dependencia morbosa de la
aprobación de los demás. Esa hipervaloración y esa dependencia le dejan indefenso
ante la crítica y la desaprobación que, tarde o temprano, encontrarán fuera del
ámbito familiar.
4. No proyectemos en nuestros hijos nuestros propios temores y experiencias
negativas. Hay que intentar que nuestro hijo no se vea "predestinado" a curar
nuestras frustraciones o a cumplir nuestras esperanzas. Debemos aceptar a nuestro
hijo con sus ideas y actitudes y dejarle tener las experiencias a él. Analicemos
nuestros propias ideas y temores y reflexionemos si hay alguna que pueda ser
"irracional", fruto de alguna experiencia dolorosa que el muchacho no tiene por qué
pasar. Esa idea es la que no tenemos derecho a intentar "colar" a nuestro hijo sin
que él nos lo haya pedido ni sus experiencias nos lo hayan hecho necesario
transmitir. Si podemos darle consejos o contarle nuestras experiencias, pero nunca
de forma categórica ni estableciendo reglas ("todo el mundo es así", "nadie te va a
ayudar", "no te fíes de nadie", etc.)
5. Esforzarnos en crear en nuestro hogar un ambiente caracterizado por:
 LIBERTAD de equivocarse, para que nuestros hijos aprendan a tomar decisiones por
su cuenta, sin miedo a que les rechacen o les humillen. Al hijo hay que darle
oportunidad de que manifieste su capacidad de decisión, su posibilidad de
equivocarse, su riesgo a errar en sus criterios, porque sólo eso le llevará a la
madurez. Hay que admitir la competencia del hijo mientras no demuestre lo
contrario.
 DISCIPLINA, porque se ha comprobado que los jóvenes educados en un entorno
excesivamente permisivo suelen tener menos autoestima que los formados en un
entorno razonablemente estructurado, firme, exigente y, a la vez, cordial.
 RESPETO visceral hacia la persona de nuestro hijo, porque, si le tratamos con
verdadero respeto, su autorrespeto aumentará, y él aprenderá a respetar a los
demás. Ello supone que nunca el padre o la madre hable en lugar del hijo, que nunca
suplanten al hijo en decisiones que puede tomar por sí mismo, ni impongan lo que
ha de hacer, decir o pensar, ni invadan el campo de lo que ha de hacer el hijo.
 ACEPTACIÓN de los aspectos positivos y negativos propios y de los demás.

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APRENDER DE LAS EMOCIONES
“Todas las tristezas pueden ser soportadas si las pones en una historia o cuentas una historia sobre ellas”
ISAK DINESEN

Los adultos intentan enseñar a los niños casi todo lo que les parece importante: lo
que (a su parecer) está “bien” o “mal”, cómo se agarra la cuchara, qué se puede tocar o
romper, cómo se baila el vals, qué significan las palabras, cómo se resuelve una
multiplicación, dónde se encuentra Oceanía,... sin embargo no les enseñan qué hacer con
las emociones.

Lo aprendemos solos, a tropezones. A veces, probando formas de actuar que se


ajusten a lo que sentimos. Y otras veces, siguiendo los modelos de otros adultos.... que
también han aprendido solos.

Así nos encontramos a merced de nuestros estados emocionales. Cuando algo nos
atemoriza, nos enojamos con alguien y por algo, o nos ponemos tristes... el cuerpo
reacciona temblando o transpirando, y se derrama dentro nuestro un torrente de
emociones incontrolables. En esos casos no hay razonamiento que valga: la emoción
predomina sobre la razón.

A veces una emoción parece apoderarse de nosotros: nos sentimos arrastrados


como si un animal salvaje condujera nuestro auto a una velocidad increíble, a un destino
desconocido.

Otras veces, nos debatimos entre dos actitudes: nos sentimos tironeados entre dos
emociones contrapuestas, ahora sentimos como si dos animales salvajes, tiraran de
nuestros brazos, amenazando descuartizarnos en el intento

¿Cuál es el camino? ¿Encerrar las bestias en un armario? ¿Adormecerlos


eternamente? ¡Nada de eso! Las emociones son información que proviene de nuestro
interior.

Mis emociones pueden ser provocadas por un estímulo externo, pero siguen siendo
mías. Adecuadas o inadecuadas, útiles o descabelladas, son mías. No puedo extirparlas
como un tumor indeseable, narcotizarlas ni reprimirlas. Más vale que las conozca y me
entere de dónde vienen, para qué existen, etc… para saber qué quiero y puedo hacer con
ellas.

Se dice que “las emociones son los mejores sirvientes o los peores tiranos”, en el
sentido de que depende de nosotros que queremos que sean para nosotros.

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Es importante conocer a estos “personajes”, “hablarles” con ternura y tomarlos de
las riendas. Así estarán a nuestro servicio, podremos conducirlos hacia los objetivos de
nuestro espíritu y dejarán de dominarnos.

La Inteligencia emocional, término popularizado por Daniel Goleman en 1995, es la


capacidad que tiene una persona de conocer y controlar sus emociones y sentimientos y
ser capaz de dominarlos en cada situación de la vida.

La inteligencia emocional tiene unos componentes básicos que requieren ser


trabajados desde edades tempranas:

1. Autoconocimiento emocional (o conciencia de uno mismo): la persona que se


conoce a sí misma tiene la capacidad de saber lo que siente y le sirve para tomar
decisiones y para descubrir sus capacidades y limitaciones. Al reconocer nuestras
cualidades, habilidades y recursos, nos sentimos bien con nosotros mismos. Por
ejemplo: al sabernos y sentirnos aceptados, aprendemos a aceptar. Al sentirnos
queridos, aprendemos a querer. Por eso una sonrisa individualizada, una caricia, un
comentario positivo, un momento de escucha atenta..., cualquier ocasión es buena
para expresar que el otro nos importa y que lo tomo en cuenta (PORQUE, ADEMÁS,
ME VEO A MÍ EN ÉL O EN ELLA).

2. Automotivación: No es desconocida la importancia de una adecuada motivación


para las personas con las que nos encontramos más próximos, pues si reconocemos
sus esfuerzos y les animamos a persistir en su empeño, les ayudaremos a mantener
una actitud positiva y a conseguir cualquier meta que se propongan. De hecho, una
de las labores más importantes de nuestra vida es potenciar la capacidad de
gobernarnos a nosotros mismos y de actuar por propio convencimiento, y si además
se hace de una forma optimista, desde la perspectiva del éxito, llegando a considerar
que los acontecimientos se deben más a circunstancias controlables que no a fallos
personales, conseguiremos la automotivación. Es por ello importante conseguir que
aquéllas personas con las que nos encontramos se den cuenta de la importancia de
sentirse amados, valorados y comprendidos.

3. Autocontrol: Decía el filósofo Martin Heidegger: “el lenguaje es la casa de la


verdad del ser”, ya que somos seres sistémicos, sentimos, actuamos y decimos lo
que pensamos y es importante reconocer nuestros pensamientos y el impacto que
estos pueden tener en nuestra vida si no tenemos la capacidad de autocontrolarlos.

4. Sintonía, Rapport y Empatía: es la capacidad de comprender lo que sienten los


demás poniéndonos en su lugar para apreciar su perspectiva de las cosas. Y es que
es muy importante observar los sentimientos, palabras y acciones de los demás, a
valorar sus opiniones, gustos y necesidades diferentes a las propias, porque cuando
escucho desde mi corazón, impregno de significación afectiva todo lo que me rodea.

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APRENDIENDO A GESTIONAR
LAS EMOCIONES
Para Goleman, la Inteligencia Emocional puede organizarse en cinco capacidades
que son:

1. Conocer las emociones y sentimientos.


2. Aprender a reconocer las emociones y los propios sentimientos
3. Aprender a manejar las emociones y los propios sentimientos.
4. Aprender a crear nuestras propias motivaciones.
5. Aprender a gestionar nuestras relaciones.

Antiguamente solo se le daba importancia a la inteligencia mental, científica y


conceptual basadas básicamente en las notas académicas, aunque últimamente existen
diversos estudios científicos que demuestran que aquellas personas que mejor se
desarrollan en su trabajo, en sus relaciones sociales, familiares y en la vida en general, no
son las que obtuvieron mayores notas académicas sino aquellas que han desarrollado una
mayor inteligencia emocional.

Teniendo esto en cuenta, no es de extrañar que hoy en día existan trabajos en los que
no sólo valoran el currículum vitae de las personas candidatas a un puesto de trabajo
determinado, sino que también valoran su estado emocional, ya sea a través de dinámicas
grupales, de la grafología, y de otros diferentes tipos de test psicológicos que permiten
conocer e identificar el estado emocional de la persona más allá de sus notas académicas,
referencias y experiencia.

Hoy en día, ya nadie niega la importancia de la inteligencia emocional considerándola


incluso de gran relevancia en el desarrollo infantil y juvenil, hasta el punto de que se ofrecen
cursos en distintos centros tanto de inteligencia emocional, en general, como de
inteligencia emocional aplicada a las distintas áreas de la vida como: salud, trabajo, pareja,
escuela, relaciones…

Leer más: http://www.saludterapia.com/articulos/terapias-y-tecnicas/151-


desarrollopersonal/822-inteligencia-emocional-definicion.html#ixzz1nVpAKRDS

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