Hambre de Dios, De: Juan Carlos Moreno Romo

Por Enrique Rodríguez

Tengo el agrado de presentar un texto singular, no solo por el tema que trata sino también por su
autor. Algo curioso es que desde el momento en que tuve en mis manos el libro me sorprendió el
hecho de que al tener tal titulo el libro en la portada apareciera, aunque en pequeño, el escudo de
la universidad. Y es que la dogmatica laicidad de nuestras instituciones tiene por costumbre vetar
este tipo de temáticas.

El propio autor da cuenta de la sorpresa con la que me encontré y trata de explicar de donde viene
nuestra intolerancia hacia aquellos temas que tienen que ver con Dios o con la religión. Es
sorprendente que las universidades se nieguen a tratar de estos temas, no vaya a ser que en vez
de avanzar retrocedamos

Hambre de Dios aborda un tema de nuestro tiempo, al menos, para algunos. De antemano me
sorprendió que el tema lo aborde desde lo personal, mostrando cierta valentía y arrojo. Tal vez sea
su vivencia la que nos permita identificarnos en cierto momento con él.

Podríamos pensar que el texto pretende ser una apología del cristianismo, pero a mi parecer, es
sobre todo una apología de la filosofía, y no solo de ella, sino de su aspiración principal, la verdad.

Enfrenta con un escepticismo esperanzador al nihilismo que embarga a la filosofía desde hace ya
buen rato. Escéptico y crítico al analizar el papel de las instituciones y del Estado y su filosofía
actual.

Trata de dar nuevos horizontes para el dialogo entre la Fe y la razón, entre el cristianismo y la
filosofía. Cualquiera pensaría que esto es retrograda, sin embargo a lo largo del texto uno le puede
conceder que también es preciso criticar a la crítica ya establecida y que se ha vuelto dogma.

En su análisis aborda también aborda un tema de gran envergadura, y es que si occidente renuncia
a la filosofía, renuncia a si mismo. El hombre, en todo caso, también se ha perdido a sí mismo.