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© STAINER

Historia de Chile
1808-1994

© STAINERHEAD
EOE PTO.

Historia de Chile
1808-1994

SIMON COLLIER
Universidad Vanderbilt, Nashville, Tenn.

WILLIAM F. SATER
Universidad del Estado de California, Long Beach

*
Traducción de
MILENA GRASS

CAMBRIDGE
UNIVERSITY PRESS

© STAINERHEAD
PUBLICADO POR THE PRESS SYNDICATE OF TIIE UNIVERSilY OF CAMBRIDGE
The Pitt Building, Trumpington Street, Cambridge, United Kingdom In memoriam

CAMBRIDGE UNIVERSilY PRESS


Harold Blakemore
11le Edinburgh Building, Cambridge CB2 2RU, UK (1930-1991)
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Nuestro amigo. Amigo de Chile
Ruiz de Alarcón, 13, 28014 Madrid, España

Título original A Hist01y ofCbile, 1808-1994 (ISBN 0-521-56827-7)


publicado por Cambridge University Press 1996
© Cambridge University Press 1996

Edición y adaptación española como Historia de Chile (1808-1994)


Plimera edición 1998
Primera reimpresión, octubre 1999
© Cambtidge University Press, Madrid 1999
© Traducción española, Milena Grass, 1998
ISBN 84 8323 033 X rústica

Quedan rigurosameme prohibidas, sin la auwrización escrita de Jos titulares del copyright,
bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción !Otal o parcial de esta obra
por cualquier medio o procedimiemo, comprendidos la reprografia
y el tratamiento inform:ítico, y la distribución de ejemplares de ella
mediante alquiler o préstamo público.

Producción: Fotomecánica y fotocomposición ANORMI, S.L.


Compuesto en Garamond Narrow 10 pt, en QuarkXPress'"
Impreso en Espa1ia por C+I, S.L.
Depósito legal: M-42492-1999

© STAINERHEAD

..
,.. )

Índice

Prefacio.. ....................................................................... ...... 9


Notageográfica......... ......................................................... 12

Primera parte. Nacimiento de una nación-Estado .. .. .. ... 15


Las bases coloniales, 1540-1810.... ................................. 17
2 La Independencia, 1808-1830 .... .. ................................ .. 40
3 El nuevo orden conservador, 1830-1841...................... 56

Segunda parte. El auge de una República .. .. .. .. .. .. .. ... .. .... 73


4 Tiempo de progreso, 1831-1886 ....................... :........... 75
5 El impulso liberal, 1841-1876......................................... 102
6 La crisis y la guerra, 1876-1883 ...................... ................ 119

Tercera parte. La era del satélite.................................... .. .. 139


7 El periodo parlamentario, 1882-1920........................ .... 141
8 El León y la mula, 1920-1938 .......... ............................... 183

Cuarta parte. El desarrollo industrial y el nacimiento


de la política de masas .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 209
9 Los radicales, el general de la esperanza y el hijo del
León, 1938-1964......... ................... .................................. 211
10 El impulso industrial, 1930-1964 .... ................. ..... ......... 231

Quinta parte. Democracia y dictadura.............. ......... ... .... 263


11 Revolución en libertad, 1964-1970 ................................ 265
12 La vía chilena hacia el socialismo, 1970-1973 ............... 284

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13 Los años de Pinochet.... ... ... ...... ..... .... ......... .. ..... .. ... .... ..... 307

Iniciales y acrónimos.. ................................................... 333


Bibliografía...................................................................... 335
Índice de nombres........................................................... 349
Prefacio*
Índice de contenidos.... ................................................... 357

1\sl · libro es una versión abreviada de nuestro A History of Chile, 1808-1994, Cambridge
llnlvc.:rsity Press, Cambridge, 1996. Con el objetivo de reducir esta versión, hemos elimi-
11:1 lo muchas explicaciones útiles e, incluso, indispensables para los lectores anglosajones,
p ·ro mucho menos necesarias para los lectores del mundo hispanohablante. Habría que
t' alar, también, que algunos detalles que aparecen en la versión en lengua inglesa con la
lcl ·a ele amenizar un relato relativamente largo se han sacrificado para llegar a una simpli-
1ca ·ión del texto. Creemos, no obstante, que un ochenta por ciento de nuestro relato ori-
gln;¡l se ha conservado en el libro actual, el cual ofrece nuestra visión de la historia de Chile
t•n la época «nacional", es decir, en la época comprendida entre la Independencia y media-
dos ele la última década del siglo xx.
Nuestra fórmula fundamental al redactar el libro fue combinar una narración básica
d · la historia política del país con una serie de descripciones y análisis de su trayectoria
·conómica y social. Alo largo del libro hemos intentado realizar <<bosquejos panorámicOS>>
d · la economía y de la sociedad chilenas en tres épocas distintas: a mediados del siglo XIX
capítulo 4), la época parlamentaria (parte del capítulo 7) y mediados del siglo xx (ca-
pftulo 10). En los demás capítulos, hay secciones sobre la dimensión socioeconómica que
:1 ·ompai'ian la narración política. Nuestros lectores podr.án juzgar si este esquema les
parece adecuado.
La tarea de escribir la historia de Chile es algo que, en lo fundamental, corres-
ponde a los estudiosos chilenos. No tenemos duda alguna al respecto. Lo único que
dos estudiosos foráneos -en este caso, un inglés y un norteamericano- podemos ofre-
·cr es una aportación un tanto diferente, una visión de la historia chilena «desde fuera»,
si se quiere. Sin embargo, nuestras conexiones personales con Chile -un país que
admiramos y queremos- se remontan a la presidencia de Jorge Alessandri, el siempre
r ·corclado «Paleta", y tales conexiones vitales constituyen un elemento entrañable e
Ineludible de nuestras propias identidades, un elemento que sería imposible eliminar
ele nuestras vidas.

' Redactado en castellano por los autores.

8 © STAINERHEAD 9
Historia de Chile 1808-1994 Prefacio

Pero, al mismo tiempo, vale la pena subrayar que, a pesar de nuestra admiración por lll.il l'I110re iba a ser nuestro coautor, y su muerte (20 de febrero de 1991) fue un golpe
IIII IYdu ro tanto para nosotros dos como para muchísimos chilenólogos en todas las lati-
Chile y los chilenos, no ha sido nuestro propósito presentar una visión idealizada o
1111 1 ·~. llarold, como se sabe, se había granjeado una gran reputación, no solamente por
romántica del pasado chileno. La historia de todos los países es una mezcla de lo bueno
11~ t·snitos, sino también por sus excepcionales cualidades humanas. Quisiéramos mani-
y de lo malo, de lo positivo y de lo negativo, y -un contraste que se descubre en toda la
11' 1:11' 1;1mbién nuestra gratitud a muchos amigos chilenos, los cuales nos han ayudado de
civilización occidental desde la Ilustración europea- de lo progresista y de lo retrógrado.
Se cuenta que el pintor sir Peter Lely, al retratar a Oliver Cromwell, le preguntó qué tipo 1111\ttt'l'a directa o indirecta a lo largo de los años, entre ellos: Mario H. y Nana Faivovich
Vl lit. dt: Bronfman, Eduardo Cavieres, Sofía Correa, Ricardo Couyoumdjian, tPatricio
de retrato deseaba. Había que retratar todo, le respondió el famoso general y dictador
11 lt'li ", tGonzalo Izquierdo, Alfredo .)ocelyn-Holt, t Rolando Mellafe, t Claudio Orrego V. ,
inglés, •todo, inclusive los granos y las verrugas••. La historia tampoco se debe falsificar:
1.11 1. 1'tega, tDr. Arturo Prat, Elena Walker vda. de Prat, Sol Serrano, tJuan Uribe
no es una línea recta; tiene sus altibajos, sus capítulos hermosos y feos, sus propios gra-
nos y sus verrugas. l\1·l!,•v 'ITÍa y Sergio Villalobos R. , cuya tenacidad intelectual ha sido una inspiración. Entre
l1 1~ ltls1oriadores chilenos de la generación anterior, sería imperdonable no mencionar a
Sin embargo, es importante llamar la atención sobre una faceta específica de nues-
Hh ,tt·do Donoso, Eugenio Pereira Salas y Guillermo Feliú Cruz. Los tres fueron auténticos
tro relato. Kingsley Amis, el novelista inglés, cuenta en sus memorias una observación de
llhH '~ I ros y tuvimos el privilegio de conocerlos. Deseamos agradecer calurosamente las
un profesor de la Universidad de Oxford: ••No hay que tener miedo a lo obvio». La sabi-
illillll líiS atenciones del personal de la Biblioteca Nacional de Chile (Sala Medina, Sala
duría de esta observación ha quedado olvidada quizá en nuestro mundo finisecular, en el
M.11111Vial, Salón Los Fundadores, Hemeroteca, Sección Microfilm) y del Archivo Nacional
cual ciertas tendencias filosóficas nos conducen a la idea de que ningún fenómeno en
el plano epistemológico tiene una superioridad intrínseca sobre otros fenómenos. tlt '[l\'ll{liente de la misma.
Hntre nuestros amigos del mundo anglosajón que han aportado una colaboración
Cualquiera que sea la utilidad de tales enfoques en otras disciplinas -y no cabe duda de
lf\1111 ·miva de una manera u otra, debemos mencionar a Jaime Rodríguez y Linda
que resultan utilísimos para los intelectuales baratos que quieren convertirse en ayato-
l!111 1t Huez (Los Ángeles, California), Christon Archer (Calgaty, Canadá), Michael Varley
llahs periodísticos en muchas latitudes-, su posible aplicación a la historia es cuestiona-
(olt'lllil lmente rector del Colegio Wenlock School, Santiago de Chile) y tRichard Sou-
ble, ya que los historiadores, de una manera o de otra, tenemos la obligación de ordenar
llit'lll , residente durante muchos años tanto en Cambridge (Reino Unido) como en La
los hechos. Sin dicha ordenación, la historia no es sino una crónica.
'' 11'11(1 (IV Región, Chile). Nuestro empleo de la cita del gran poeta inglés W. H. Auden
Con respecto a este libro, no vacilamos en afirmar que una visión de Chile que exclu-
11111 \'encuentra en el capítulo 10 cuenta con la amable autorización de la editorialFaber
yera la continuidad más importante de su historia nacional sería una visión gravemente
distorsionada. Si se contempla la historia de Chile a vuelo de pájaro, desde la irrupción tllltf ll(lber, de Londres.
pelucona de 1829-1830 hasta la época del segundo presidente Frei, se puede afirmar que
Simon Collier William F. Sater
su trayectoria de estabilidad política, de continuidad institucional, es notablemente supe-
Nashville, Tennessee Beverly Hills, California
rior a la de la may01ia de las Repúblicas iberoamericanas e incluso, vale agregar, a la de
países europeos, como, por ejemplo, Francia. En el mismo periodo (1830-1997), Francia Enero de 1998
ha pasado por cuatro Repúblicas y dos Monarquías, sin mencionar el nefasto Régimen de
Vichy. Se podría pensar también en los cambios catastróficos que ha conocido Alemania
en los cien años posteriores a la proclamación del Segundo Reich en el Palado de
Versalles en 1871. ¿y qué ocurrió en Chile en el mismo lapso de tiempo?: la guerra civil
de 1891, los regímenes de hecho entre 1924 y 1932, y el régimen de Pinochet; éstos son
los únicos interregnos dentro de una trayectoria perfectamente patente.

***
Hemos contraído muchas deudas personales y profesionales en el curso de nuestra
labor. Es fácil señalar nuestra deuda más importante: nuestro íntimo amigo el tDr. Harold

11
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Nota geográfica

~u pu cs to: entre las motas de tierra que contiene se incluye la isla de Pascua, el pie de
;hile en la Polinesia (anexionada espontáneamente por un oficial naval en 1888), a cinco
11 oras ele avión del continente suramericano. Inmediatamente antes de la costa ya lo largo
d · gran parte del país (aunque no de todo el país), se eleva la Cordillera de la Costa. Es
IIIU ·ho más baja que la cadena principal de los Andes; a pesar de ello, alcanza en algunas
Nota geográfica pnncs (cerca de Santiago, por ejemplo) alturas de más ele 1.800 metros. La agreste cordi-
11 ·ra ele Nahuelbuta, nombre que esta cadena secundaria recibe al sur de Concepción, es

un poco más baja. Alrededor de los 42° de latitud Sur, a unos 1.000 kilómetros al sur de
Santiago, el cordón costero se hunde en el mar, para volver a emerger más al sur for-
Quienquiera que eche una mirada al mapa del hemisferio Sur quedará impresionado por m~ ndo islas, como Chiloé. Entre ambas cordilleras se produce una depresión poco pro-
la forma inusual de la República de Chile: <<quizá la nación [... ] peor ubicada y estructurada runcla. En el Norte Chico, la depresión se ve interrumpida por cerros y valles formados
del planeta>>. Este veredicto del escritor argentino Ezequiel Manínez Estrada! es sin duda por los ríos. En el Norte Grande se trata más bien de una ondulada plataforma que canee-
exagerado. Sin embargo, no se puede negar que el país, con sus 4.200 kilómet;os de Ion: In 1 cordón costero (que aquí se eleva desde el océano en enormes riscos) con la cordi-
gitud y un promedio de 140 kilómetros de anchura, es indiscutiblemente <<una larga y 11 ·ra principal. Entre Santiago (33° de latitud Sur) y Puerto Montt (42° de latitud Sur), sin

angosta faja de tierra>>, como los mismos chilenos suelen decir. De qué manera la faja llegó ·n bargo, una serie ininterrumpida de cuencas entre las montañas forman el llamado
a ser tan larga es parte de la historia revelada en este libro. Va lle Central, cuya mitad septentrional (los aproximadamente 480 kilómetros que unen
En términos de área, con sus 756.946 km 2, Chile no es mucho más grande que Snnriago y Concepción) ha constituido el verdadero corazón del territorio chileno por
Francia o Tejas, pero, a diferencia de ellas, se extiende a lo largo de unos 38° de latitud: m ~s de cuatro siglos. Se puede decir que el Sur comienza a la altura de Concepción y el
su punto más austral, la isla de Hornos, se encuentra exactamente en el paralelo 56°S. Ewemo Sur, un poco más allá de Chiloé.
Además, una parte de Chile entra dentro de los trópicos y otra constituye el territorio con- Los primeros europeos que se vieron y escucharon en alguna parte de lo que ahora
tinental más cercano a la helada extensión de la Antártida, una fracción de la cual es chi- ·s ,hile fueron Fernando de Magallanes y los miembros de su expedición, alguno de los
lena. Abarcar tal amplitud en el rango de latitudes da lugar a una gran variedad de climas. ·uales completarían luego el primer viaje en barco alrededor del globo. Entre octubre y
En el clima desértico del norte, la lluvia es escasa. Santiago, la capital, goza de lo que suele noviembre de 1520, tres barcos de Magallanes se abrieron paso a través del estrecho que
llamarse un «clima mediterráneo». En el sur, la humedad alcanza proporciones inglesas 0 ahora lleva su nombre (una distancia de 574 kilómetros) y alcanzaron el océano que
irlandesas. La parte más austral de Chile se asemeja a la ventosa Nueva Zelanda. Áridos Magallanes decidió llamar Pacífico (abrigando la esperanza de una travesía en calma). Este
desiertos, valles-oasis, tranquilos y verdes pastizales, selvas tropicales, lagos rodeados de h · ·ho, sea cual sea su interés intrínseco, no tiene ninguna conexión real con la historia
montañas, helados glaciares, rocosos archipiélagos: es impresionante la diversidad del ti ·Chile. No fue hasta que Francisco Pizarra conquistó e!" Imperio inca del Perú a comien-
paisaje, el cual, en sí mismo, suele ser un deleite para la vista. zos ele la década ele 1530, cuando los españoles (que ahora arrasaban con el continente
Aveces, los geógrafos dividen el territorio chileno en zonas, segmentando el mapa r ·cién bautizado como americano con la más ruda y espectacular invasión jamás vista en
siguiendo los paralelos: el Chile desértico, el Chile mediterráneo, el Chile forestal, etc. En ·1territorio) organizaron su primera incursión a Chile (1536), una expedición dirigida por
este libro hemos evitado esa terminología, aunque sí aparecen ciertas expresiones de uso icgo ele Almagro, el principal lugarteniente de Pizarra. Tras explorar parte del Valle
común: Norte Grande, Norte Chico, Valle Central, Sur, Extremo Sur. Todas las zonas com- ' ·ntral, los hombres de Almagro tuvieron que emprender la retirada hacia el Perú. En
parten una misma configuración física fundamental, aunque a veces disfrazada. Hacia el 15/¡Q, los conquistadores españoles volvieron a Chile. Esta vez llegaron para quedarse.
este, la línea del horizonte aparece siempre dominada por la gigantesca cordillera de los
Andes, cuya cumbre más alta, el Aconcagua (7.000 metros) se alza en la frontera chileno-
argentina a menos de 160 kilómetros de Santiago. Hacia el oeste está el océano, por
1
Radiografía de la pampa, B.' ed., Buenos Aires, 1976, pág. 81.

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Historia de Chile 1808-1994

Primera parte
2005 Nacimiento de una nación-Estado
NORTE GRANDE

Antofagasta •

l•\ 1111ilecida por los conquistadores españoles en la década de 1540, la Capitanía gene-
Copiapó • u ti d' Cbile se convirtió en una pequeña y desatendida colonia agraria situada al
t'\'l l'!' llt O del Imperio americano de España, cuyo aislamiento marcó lo que, tras dos
NORTE CHICO 1/,J.¡ /osy medio, seria una cultura nacional con características propias, aunque todavía
la Serena •
3005
1111 ciernes. La conformación de grandes latifundios estratificó verticalmente la sacie-
¡/ td colonial: trabajadores pobres, en su mayoría mestizos, dominados por una clase
!lila uya composición se vio modificada por la inmigración del siglo xvm. Las guerras
drtllldependencia dieron nacimiento a la nación-Estado chilena: sus soldados y mari-
VALLE CENTRAL 1/I'I'IISjugaron un papel clave en la emancipación contra el Virreinato del Perú. La pre-
111' 11pación de los primeros líderes de la nueva nación por establecer un orden político
111/l.~j'actorio culminó con la amplia consolidación de los políticos conservadores en la
rli mela de 1830. Como resultado, la nación ostentó un récord de continuidad institu-
t /o11al poco habitual en la América hispana del siglo XIX, agitada por continuos levan-
lrtlllíentos.
40"5
SUR

OBIERNOS

l817-1823: General Bernardo O'Higgins


1823-1826: General Ramón Freire
EXTREMO SUR 1827-1829: General Francisco Antonio Pinto
1829-1830: junta
1830: Francisco Ruiz Tagle
l830-1831: José Tomás Ovalle
50" S
1831: Fernando Errázuriz
1831-1841: General .Joaquín Prieto
800 km

Mapa 1: Nota geográfica.

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Historia de Chile 1808-1994 El León y la mula, 1920-1938

Los primeros <<decretos transitorios•• de la Constitución -entre muchos otros pOI' temporáneos, tenía experiencia en combate: en 1906, partió en prestación de servicios
venir- separaban la Iglesia del Estado. El gobierno aceptaba pagar a la Iglesia un subsidio temporal a El Salvador como instructor militar, tomó parte en una breve batalla entre ese
de 2,5 millones de pesos durante cinco años. Decidido a solucionar definitivamente este país y Guatemala, y fue condecorado por los salvadoreños. En su biografía no había
antiguo debate, Alessandri había aprovechado su estancia en Roma: logró un acuerdo muchos indicios de que probablemente se convertiría en un dirigente nacional. Él mismo
directamente con el papa Pío XI y los funcionarios del Vaticano. Dicho acuerdo fue acep· diría en repetidas ocasiones que su papel le había sido impuesto por «las circunstancias y
tado de mala gana por la jerarquía y el clero chilenos. Es difícil pensar que esto haya al te· mis enemigos». Su conducta después de septiembre de 1924 muestra, sin embargo, que
rada la posición de la Iglesia en la vida chilena. esto probablemente no era toda la verdad.
La nueva Constitución aumentaba el poder presidencial, pero no afectó ni disminuyó Tras la segunda renuncia de Alessandri, varios oficiales de alto rango trataron de que
de manera alguna el papel de los partidos políticos. Aquí, el legado de los años parla· lbáñez desistiera de su candidatura presidencial. No obstante, él insistió en que los parti·
mentarios era profundo. La competencia entre los partidos se había vuelto algo inseparable dos debían encontrar un candidato común. La elección recayó en el liberal-demócrata
del estilo de vida de los chilenos. Los partidos, de hecho, se estaban convirtiendo en •los Emiliano Figueroa Larraín (vicepresidente de 1910), que fue elegido (octubre de 1925)
pilareS>> fundamentales de la sociedad: sus redes unían Santiago con las provincias, su con el 72% de los votos. Su inesperado contendiente, el Dr. ]osé Santos Salas, un popu·
influencia a menudo se extendía a otras esferas más allá de la política. lar ministro de Bienestar Social bajo la segunda Junta, obtuvo un resultado sorprenden-
El mandato de Alessandri terminaba en diciembre de 1925 y había que elegir un temente bueno, respaldado (entre otros) por los comunistas (que contaban con cinco
nuevo presidente. El mismo Alessandri se mostraba a favor de que hubiera un solo can· diputados y un senador en el Congreso recién elegido).
di dato, posiblemente su amigo liberal Armando Jaramillo. Sin embargo, se produjo una Aunque de ninguna manera tenía la personalidad tan insulsa que muchas veces se le
imprevista oleada de apoyo al ministro de Guerra, el coronel Ibáñez, cuyas relaciones con quiere achacar, Figueroa Larraín estaba lejos de ser el tradicional presidente de éxito. Las
Alessandri se habían vuelto muy tensas. Afinales de septiembre, Ibáñez recibió una petl· luchas internas en el Congreso y los ataques al gobierno una vez más se convirtieron en
ción firmada por miembros de la mayoría de los partidos, en la que se le instaba a pre· la orden del día. En estas circunstancias, resultaba inevitable que Ibáñez realizara otras
sentarse como candidato a la presidencia. Aceptó la invitación. Dado que esto parecía una maniobras. En febrero de 1927, se las arregló para ser nombrado ministro del Interior y,
candidatura oficial, el gabinete renunció (todos sus miembros excepto Ibáñez). El coro- poco después, sus esfuerzos por purgar el poder judicial obligaron a Figueroa Larraín a
nel publicó una carta abierta a Alessandri, negándose de plano a renunciar e insistiendo hacerse a un lado (nombrando a Ibáñez vicepresidente) y luego a renunciar. Ibáñez con-
en que los decretos presidenciales debían llevar en adelante tanto su firma como la del taba ahora con el apoyo político de casi todos los sectores y, el 23 de mayo de 1927, fue
presidente -exigencia que, si bien era técnicamente legal, sólo podía verse como una pro- elegido presidente con el98% de los votos (con una participación en las urnas del83%).
vocación deliberada-. La respuesta de Alessandri fue inmediata: nombró a su antiguo rival Al parecer, Ibáñez siempre contó con un gran apoyo público, al menos mientras las
.de 1920, Luis Barros Borgoña, como ministro del Interior y vicepresidente, y luego, el 2 condiciones económicas le favorecieron, como ocurrió hasta 1930. Después de los dis·
de octubre de 1925, renunció a la Presidencia por segunda vez. turbios de 1924-1925 y del claro relajo de los lazos disciplinarios en la sociedad chilena,
el atractivo de un •hombre fuerte» era innegable: se hacían paralelos con O'Higgins,
Portales y Manuel Montt. El historiador Alberto Edwards, cuyo clásico ensayo Úl fronda
EL RÉGIMEN DE IBÁÑEZ, 1927-1931 aristocrática apareció en 1928, afirmó que el •gran servicio» que Ibáñez le había rendido
a Chile descansaba en su •reconstrucción radical del hecho de la autoridad»8. El régimen
Si Carlos Ibáñez es hasta el día de hoy una figura histórica algo enigmática, la principal que Ibáñez comenzó a construir en febrero de 1927 era de un autoritarismo incuestiona·
razón se debe a que era un hombre de pocas palabras. •Siempre he creído», dijo una vez, ble. El propio Ibáñez no mostraba ningún descontento cuando era descrito como •el
«que uno debe hablar solamente cuando tiene algo que decir,,7 -filosofía que nunca gana- Mussolini chileno». Se establecieron restricciones a la prensa. Proliferaron los informantes.
ría mucho apoyo entre los políticos-. La carrera de lbáñez en el Ejército había sido exitosa Unos 200 políticos (desde conservadores hasta comunistas) fueron •relegados» o expul-
y convencional; en la Escuela Militar, se le conocía como «Botas». Adiferencia de sus con- sados -Alessandri entre ellos-. Deseoso de extirpar el •comunismo y el anarquismo»,

7
Luis Correa Prieto, El presidente Ibáñez, 1962, pág. 105. 8 La fronda aristocrática, 7' ed., 1972, pág. 266.

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Historia de Chile 1808-1994 El León y la mula, 1920-1938

Ibáñez ordenó la represión del Partido Comunista (declarado fuera de la Ley en marzo mente, éste era un bastión del régimen de Ibáñez. Sin embargo, es justo señalar también
de 1927; muchos de sus dirigentes fueron enviados a Más Afuera); y un violento asaltO que, durante toda su historia posterior, Carabineros ha mostrado9 una particular venera-
(incluidos asesinatos) al movimiento obrero. ción por su fundador. Mientras tanto, el Ejército (27.000 hombres en 1928) fue manteni-
A estas alturas, los políticos se encontraban completamente disciplinados. El do bajo estricto control por un leal ministro de Guerra, el general Bartolomé Blanche.
Congreso, en un espíritu inusualmente sumiso, delegó muchas de sus prerrogativas en el lbáñez mismo no recibió el grado de general hasta 1930. El resentimiento de la Marina,
gabinete, en el que Ibáñez había encontrado un poderoso colaborador: Pablo Rarnírez, su cuyo alto mando fue purgado discretamente, fue suavizado por los seis modernos des-
tenaz ministro de Hacienda. A él se le concedieron poderes por decreto en agosto de tructores construidos en Inglaterra que llegaron en 1929. La innovación decisiva de esos
1927. A finales de 1929, Ibáñez insistió en que dirigentes de los partidos entregaran una <H1os, no obstante, fue ia creación de la FACH, la Fuerza Aérea Chilena (marzo de 1930),
sola lista de candidatos para el Congreso de 1930-1934, haciendo innecesaria de esta con aeroplanos y oficiales transferidos de las ya existentes ramas ele la aviación militar y
manera la elección. Ibáñez aprobó la lista en un centro de baños termales cerca de naval. Entre las primeras responsabilidades de la FACH cabe señalar la operación de la
Chillán, de allí el sobrenombre del nuevo poder legislativo: «el Congreso termal>>. Sus pt·imera aerolínea del país, la Línea Aeropostal Santiago-Arica (marzo ele 1929), conocida
propios esfuerzos por crear un partido político (el CRAC: Confederación Republicana desde 1932 como LAN (Línea Aérea Nacional) o LAN-Chile.
para la Acción Cívica) no fueron demasiado serios. El telón ele fondo de gran parte del régimen de Ibáñez fue la prosperidad. Las con-
Ibáñez dejó una huella permanente en Chile. Había puesto en marcha un programa diciones económicas habían mejorado tanto a mediados de la década de 1920 que más de
de obras públicas a gran escala. Entre 1928 y 1931, La Moneda invirtió casi 760 millones cuarenta oficinas salitreras entraron nuevamente en funcionamiento y el empleo en la
de pesos en diversos proyectos: desagües, caminos, puentes, barracas, prisiones, pistas pampa alcanzó su máximo esplendor (60.000 trabajadores). Esta prosperidad resultó
de aterrizaje, instalaciones portuarias, 500 kilómetros de ramales para ferrocarriles, la efímera. Los competidores extranjeros, especialmente Alemania, comenzaron a usar el
nueva fachada sur de La Moneda, la residencia de verano del presidente en Viña del Mar proceso Haber-Bosch para producir amonios sintéticos. Este sustituto del salitre pronto
/
(Cerro Castillo). La administración pública (que se había expandido mucho a mediados copó el mercado. Por un momento pareció que la industria salitrera chilena simplemente
de la década de 1920) fue racionalizada y revisada: se creó una nueva Contraloría General podía desaparecer. No obstante, los Guggenheim tenían intereses comprometidos e
(1927) para supervisar la burocracia y la constitucionalidad de las medidas fiscales. Ibáñez introdujeron una nueva técnica de refrigerado que aceleraba la extracción del salitre.
también logró poner cierto orden en la enojosa cuestión de los derechos de propiedad Puesto que la nueva técnica aumentaba en diez veces la productividad del mineral barato y
· en las provincias entre el río Biobío y Puerto Montt, donde las demandas en conflicto de baja ley, los Guggenheim confiaban en que así podrían competir con los productos
entre el Estado, los terratenientes privados y los mapuches llevaban atascadas varias déca· sintéticos. Sin embargo, a pesar de sus innovaciones (que incluían la extracción de yodo y sul-
das sin esperanzas de solución. Los mapuches eran los afectados: un tercio de las tierras rato ele sodio) y a sus inversiones por más de 130 millones de dólares, los Guggenheim no
que se les habían asignado habían sido usurpadas. Más al sur, se comenzó con la colon!· lograron revivir las salitreras por mucho tiempo. Debido a los impuestos sobre las exporta-
zación del desierto territorio de Aysén. ciones, los salitres chilenos todavía eran más caros que los sintéticos. Afinales de la década
En la esfera diplomática, Ibáñez fue capaz de resolver la antigua disputa por Tacna- ele 1920, la participación de Chile en el mercado mundial cayó a menos ele una cuarta parte.
Arica, que penaba sobre las relaciones con Perú desde la guerra del Pacífico. Ibáñez res· Los Guggenheim (comprensiblemente) presionaron al gobierno para que suprimiera
tableció las relaciones diplomáticas con el Perú y, en parte, gracias a los buenos qficios de el impuesto a las Exportaciones. Ibáñez, sin embargo, veía la industria como una fuente
los Estados.Unidos, finalmente logró un acuerdo directo Qunio de 1929). Tacna volvía a de ingresos y, al mismo tiempo, ele empleo. Más que contrincantes, él y los Guggen-
manos peruanas; Arica permanecía en Chile, que pagaba al Perú 6 millones de dólares. La heim se volvieron socios. En 1931, formaron la Compañía de Salitre de Chile (COSACH).
nueva frontera se trazó satisfactoriamente en 1932. La nueva corporación, propiedad del gobierno en un 50%, debía emitir bonos para adqui-
Ibáñez no descuidó su fuente de poder más evidente. En 1927 emprendió una gran rir todas las salitreras restantes, contra lo cual se le garantizaba el monopolio. A cambio
reforma de la policía, uniendo todas las fuerzas locales con el Regimiento de Carabineros de eliminar el impuesto a las Exportaciones, el gobierno recibiría 80 millones ele dólares
(fundado en 1906). Carabineros de Chile, la nueva policía nacional, contaba con 19.000
hombres y altas normas ele inteligencia y disciplina; y, con el tiempo, sus miembros lle- 9Como los lectores de las crónicas de sucesos publicadas en los periódicos chilenos sabrán, Carabineros
garon a ser considerados los mejores policías de América Latina. A corto plazo, natural· siempre se usa como un sustantivo singular.

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en un periodo de cuatro años; tras lo cual compartiría las ganancias o las pérdidas de la beneficiaban las industrias metalúrgica, minera o salitrera (hasta un 50%). La Moneda tam-
COSACH. Además, al menos el 80% de la fuerza de trabajo de la COSACH debía estar bién le permitió otorgar a discreción exenciones tributarias específicas en materias primas
constituida por chilenos. Este matrimonio del nacionalismo económico de Ibáñez con el o maquinaria extranjera necesarias para la industria nacional.
interés de producir ganancias por parte de los Guggenheim fue un fracaso. La producción Los aspectos negativos de la gestión económica de Ibáñez fueron que hipotecó el
per cápita subió sustancialmente durante un tiempo, pero la nueva tecnología que aba· futuro del país. En 1930, Chile le debía a los bancos norteamericanos, ingleses y suizos un
rataba los costes pronto redujo la fuerza de trabajo que Ibáñez quería proteger. total de 62 millones de libras esterlinas (más del doble de la deuda externa de 1920). En el
A mediados de la década de 1920, el gobierno había recogido el consejo de Edwin momento en que se solicitaron estos préstamos, sin embargo, la economía parecía abso-
Kemmerer, profesor de economía en Princeton, de revisar los sistemas fiscales y tributa· lutamente capaz de soportar la creciente deuda. En 1928-1929, el salitre producía grandes
ríos del país. Kemmerer restauró el patrón oro, ayudó a crear el Banco Central y reformó ganancias. Los impuestos internos aportaban alrededor del30% de los ingresos del Estado,
el ineficiente sistema ferroviario. También hizo que el sistema tributario fuera más efi· casi tanto como la aduana. Las políticas fiscales del gobierno, por ende, parecían lógicas:
ciente y algo más justo, aboliendo numerosas exenciones tributarias y compensando este había un presupuesto equilibrado y un excedente comercial; el peso chileno se había esta·
acto audaz con un nuevo impuesto del 6% sobre, prácticamente, todos los tipos de acti· bilizado, al igual que el circulante; las reservas bancarias seguían estando por encima de los
vidades económicas y, en especial, con un gravamen del6% a las compañías del cobre. La niveles mínimos necesarios; y las reservas de oro parecían perfectamente adecuadas.
combinación de medidas tónicas de Kemmerer con el retorno a la estabilidad política Ningún gobernante autoritario, sin importar lo exitoso que fuera en producir pros-
incentivaron la inversión extranjera. La industria manufacturera siguió creciendo. El salitre peridad, puede pretender ser inmune a los intentos de derrocado. Alessandri estaba tras
parecía sustentar a los suyos; y el cobre, como un signo astrológico, estaba en ascenso (al la mayoría de las conspiraciones contra Ibáñez. La primera de ellas fue incubada en un
igual que los ingresos provenientes de los impuestos nacionales). hotel en Calais (enero de 1928), por Alessandri, el coronel Marmaduke Grove y otros dos
A pesar de estas mejoras, la aduana seguía siendo el eje del sistema tributario, y ni oficiales. El •Pacto de Dovef>•, como se lo conoció (debido a que Alessandri, acompañado
los aranceles aduaneros ni los nuevos impuestos directos proporcionaron los ingresos ele otras personas fue visto por un agente chileno en ese puerto inglés pocos días des-
necesarios. Al igual que Alessandri y Figueroa Larraín (ambos habían aumentando la pués), provocó la <<relegación» a la isla de Pascua de una serie de alessandristas. En sep·
deuda del país a 2 millones de libras esterlinas y aproximadamente 70 millones de dóla· tiembre de 1930, el coronel Grove, el general Enrique Bravo yotros, volaron en un Fokker
res), Ibáñez solicitó enormes préstamos. Para ser justos hay que decir que no todos los trimotor rojo desde San Rafael (Argentina) a Concepción, creyendo que la guarnición se
préstamos contraídos fueron utilizados para parchear los agujeros en la trama fiscal. Más alzaría contra Ibáñez. Ésta no lo hizo, y Grove y Bravo pronto se encontraron también en
que sus predecesores, Ibáñez era un nacionalista económico que creía en que el gobierno isla de Pascua.
<<resuelva y ejecute, que no postergue la solución de los problemas nacionales» 10• De ah{ Al final, el general Ibáñez fue derrotado no por los desalmados complots de
ios programas de obras públicas y los gastos en infraestructura que ya hemos señalado. Alessandri, sino por el colapso de Wall Street y el comienzo de la Depresión. Sus efectos
En 1927-1928, Ibáñez fundó dos útiles bancos del desarrollo: la Caja de Crédito se dejarían sentir en Chile en la segunda mitad de 1930.
Agrario y la Caja de Crédito Minero, concebidos para beneficiar a los pequeños agricultores
y las operaciones mineras a pequeña escala. El Instituto de Crédito Industrial (1928)
usaba los fondos de pensiones así como dinero del gobierno para estimular la industria LA CAÍDA DE IBÁÑEZ YLOS MESES DE TURBULENCIA
manufacturera. Al igual que los bancos agrario y minero, el Instituto obtuvo excelentes
resultados, canalizando créditos para el sector metalúrgico así como para las fábricas de Al igual que una enfermedad degenerativa, el colapso de la bolsa norteamericana erosionó
muebles, textiles, alimentos y bebidas. En 1928, el Congreso <<autorizó• a Ibáñez para progresivamente la prosperidad de Chile. A medida que la economía internacional se
aumentar (entre un 35% y un 50%) los derechos sobre las importaciones que competían hundía, lo mismo ocurría con el precio del cobre: de 17,47 centavos la libra en 1929 pasó
con la producción local. Se le dio poder para reducir los gravámenes sobre las importa· ~~ 5,06 centavos en 1932. Además, en 1932, los Estados Unidos impusieron un derecho de
ciones esenciales, como los medicamentos (hasta un 25%), y sobre los materiales que importación de 4 centavos por libra: entre 1931 y 1933, las exportaciof".:s de cobre a los
Estados Unidos bajaron de 87.000 a 5.000 libras. En forma bastante p.edecible, las tasas
w Patricio Bermedo, •Prosperidad económica bajo Carlos Ibáñez,., Historia, 24, 1989, pág. 62. ele empleo siguieron las mismas impresionantes espirales descenden;es.

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La Depresión dio el golpe de gracia a las ya debilitadas salitreras. En 1930-1931, la mañana siguiente (27 de julio de 1931), tomó el tren transandino rumbo al exilio en
l producción de salitre había llegado prácticamente a la mitad. Desde finales de 1930, aire· Argentina. Un día después, el Congreso declaró vacante la Presidencia y nombró vicepre-
dedor de 29.000 personas dejaron el norte. En 1932, la producción de las once salitreras sidente a Juan Esteban Montero, a quien se le había encargado apresuradamente la
restantes (que ahora no empleaban a más de 8.000 trabajadores, donde sólo tres aiios cartera de Interior.
antes había habido casi 60.000) se redujo a un 20% del volumen que había alcanzado en Agradable y honesto, Montero encarnó de alguna manera las esperanzas de muchos
1929. En el mismo periodo, las ventas al extranjero bajaron en más del90%. En 1932-1933, de los que querían volver a un verdadero régimen constitucional. Los grupos profesiona-
de hecho, no sólo el volumen total de todas las exportaciones chilenas había caído en les que tanto habían ayudado a la caída de Ibáñez lo arrastraron rápidamente a la candi-
un 64% con respecto a los volúmenes de 1928-1929, sino que su poder adquisitivo habfa datura presidencial. Alessandri, que ahora había vuelto con otros exiliados en medio ele
bajado en un impresionante 84%. grandes ovaciones, no se mostró demasiado interesado en un principio, pero pronto
Ibáiiez no tuvo que hacerle frente a esta crisis de forma inmediata. El dinero de los aceptó presentar también su candidatura. Con el fin de realizar su campaña, Momero
préstamos externos todavía estaba llegando. Durante algunos meses, los negocios se delegó temporalmente la vicepresidencia en su ministro del Interior, Manuel Trueco (20
mantuvieron como siempre. En 1930, de hecho, las importaciones aumentaron. A co- ele agosto de 1931).
mienzos de 1931, con sus principales exportaciones postradas y sin los banqueros de Prácticamente de inmediato, Trueco tuvo que enfrentarse a un motín navaP 2. Como
Wall Street para que lo socorrieran, el hombre de La Moneda finalmente tuvo que enfren- una reacción contra las reducciones salariales que se habían anunciado, los marinos ele
tarse a la realidad. Ibáiiez y sus consejeros probaron primero con las tradicionales pana- los buques de guerra estacionados en Coquimbo apresaron a sus oficiales e hicieron una
ceas: reducción de los gastos junto con un aumento de los impuestos a las exportaciones serie de demandas; algunas profesionales, otras semirrevolucionarias. Otros motines se le
(aproximadamente del 71%). No obstante, sin importar cuán rápida y drásticamente sumaron: en la base naval de Talcahuano, la escuela ele comunicaciones de la Marina en
recortara los gastos, Ibáiiez no podía cubrir el déficit. Los pagos de la deuda externa y la Las Salinas y la base aérea de Quinteros. Todos fueron prontamente reprimidos. La escua-
compra de productos importados esenciales pronto se tragaron las reservas de oro. El dra rebelde permaneció en la bahía de Coquimbo: el 6 de septiembre, un ataque aéreo
gobierno abandonó el patrón oro y dejó de pagar a sus acreedores extranjeros. muy poco efectivo (uno ele los aviones atacantes fue derribado) intimidó a los amotina-
La situación económica empeoró en una semana. Desesperado, Ibáñez nombró dos, que zarparon en sus barcos hacia Val paraíso y se rindieron.
(el 13 de julio de 1931) un «gabinete de salvación nacional» con Pedro Blanquier como Aunque Momero ganó las elecciones con el64% de los votos (4 de octubre de 1931),
ministro de Hacienda y un radical, Juan Esteban Montero, en la cartera de Interior. había muy poco que pudiera hacer para aplacar los turbulentos ánimos del momento.
Montero retiró rápidamente las restricciones a la prensa, con los resultados predecibles. Poco después ele tomar el mando en diciembre, algunos comunistas trataron de tomar los
El anuncio de Blanquier del colosal déficit presupuestario causó amplia consternación. cuarteles de La Esmeralda en Copiapó. Cuando las noticias llegaron a Valienar, los carabi-
Habiendo llegado a la conclusión de que no podían trabajar con Ibáñez, Montero y neros dinamitaron la sede comunista local y sacaron a varios conocidos comunistas de sus
Blanquier renunciaron. De pronto, la multitud se lanzó a las calles. Los estudiantes de la casas, matando a más de veinte.
Universidad de Chile y de la Universidad Católica comenzaron una huelga. Las asociacio· Montero se hizo cargo de un país que después sería descrito por la Liga ele las
nes profesionales, partiendo desde los médicos y los abogados, les declararon su solida- Naciones como la nación más devastada por la Depresión (JVorld Economic Survey
ridad. Los inevitables desórdenes callejeros fueron controlados duramente por la policía: 1923-1933). Un nuevo asedio a los bancos había agotado de tal manera el circulante (en
cerca de una docena de personas fueron asesinadas. El movimiento se volvió incontrola· agosto de 1931 se había contraído en un 40%) que, por primera vez en décadas, los pre-
ble y el régimen se vio obligado a rendirse ante las protestas civiles. cios para el consumidor bajaron. Sin embargo, esta bajada de los precios no fue sino una
Alberto Edwards nos ha dejado una impactante descripción de la última reunión de broma cruel para los hombres sin trabajo. El gobierno trató de paliar los efectos del enorme
Ibáñez con sus ministros: <<Sí, estoy resuelto, dijo el señor Ibáñez, esto no puede conti· desempleo creando un Comité de Ayuda a los Cesantes, que entregaba alojamiento y
nuar [... ] ¿Qué habré hecho para merecer tanto odio? Ysus ojos [...] se humedecieron» 11 • comida. También redujo los arriendos y las contribuciones en un 20%y un 80%, respec-
El gabinete renun ,·ió. Ibáñez nombró al presidente del Senado como vicepresidente. Ala tivamente. No obstante, el gobierno estaba tan necesitado de ayuda como los ciudada_nos.

12 Se dio la coincidencia de que el motín naval británico de lnvergordon estalló ui1 par de semanas después.
11
Citado en Anuro Alessandri, Recuerdos de Gobierno, 3 vols., vol. ll, 1967, pág. 444.

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Aunque Chile logró terminar 1931 con un saldo positivo en la balanza comercial, el pafs preparado para apoyarlo. El 8 de julio, por tanto, Dávila se autodesignó presidente provi·
seguía sin percibir ingresos, lo que obligó a Montero a pedir prestado al Banco Central. sional de la República Socialista. lbáñez volvió a Buenos Aires.
A pesar de todas las buenas intenciones con que había comenzado, el gobierno de Dávila siguió adelante en sus planes de reorganizar la economía chilena estableciendo
Montero rápidamente pasó por muchos tropiezos, atrapado en la telaraña de las rivalida· líneas fuertemente estatalistas: la imagen que él tenía del país comprendía una serie
des subterráneas entre los alessandristas y los !bañistas. Al menos tres complots pro· de grandes corporaciones públicas a cargo de la agricultura, la minería, la industria, el
Ibáñez fueron descubiertos en los primeros meses de 1932; uno de ellos concebido por transporte y el comercio exterior, coordinadas por un consejo económico nacional. Todo
el ambicioso periodista y antiguo diplomático Carlos Dávila. A comienzos de junio de esto era una quimera. Dávila no contaba con ningún apoyo real fuera del Ejército,
1932, Dávila y algunos oficiales !bañistas se aliaron con el indómito comodoro del aire convertido ahora en el verdadero árbitro de los acontecimientos y que, por lo demás,
Grove (a quien Montero había puesto contra su voluntad al mando de la FACH) y con el tampoco lo respaldaba en su totalidad. El 13 de septiembre, en medio del ya habitual
abogado socialista Eugenio Matte, cabecilla de otra conspiración. Su objetivo era derrocar panorama de los aviones que sobrevolaban La Moneda, los •Cien días» de Dávila (y de la
al gobierno. Esta extraña banda de rebeldes entró en acción el sábado 4 de junio. Aviones República Socialista) llegaron a un abrupto fin : Dávila transfirió la presidencia provisional
de la base de El Bosque, reducto de Grove, sobrevolaron La Moneda atemorizando a los a su ministro de Interior, el general Bartolomé Blanche, !bañista. Inmediatamente,
transeúntes y arrojando panfletos sobre la ciudad. Enfrentado a un inminente golpe de Blanche llamó a elecciones presidenciales y parlamentarias, programándolas para el30 de
estado, Montero se dirigió a Arturo Alessandri para pedirle consejo. Entonces Alessandrl octubre.
fue a El Bosque y dialogó con Grove. Luego se dijo (Grove) que Alessandri había impul· A esas alturas, cada vez más personas anhelaban un gobierno civil. Un siniestro
sado la rebelión con las palabras <<iNo afloje, coronel!,,, afirmación que a su vez Alessandrl grupo paramilitar, las «milicias republicanas», se habían organizado en Santiago yen otras
negó. De vuelta en La Moneda, Alessandri le dijo a Montero que no había cómo resistir el partes. Los militares se habían vuelto muy impopulares y lo sabían. Afines de septiembre,
golpe. Al caer la noche, un batallón de soldados tomó el palacio de gobierno. un grupo de líderes civiles de Antofagasta convenció al comandante militar local de que
Los victoriosos revolucionarios proclamaron entonces la <<República Socialista de se pronunciara en favor del gobierno civil. Blanche mandó a un destructor a bloquear el
Chile» y crearon una Junta formada por el general Arturo Puga, Dávila y Matte. Grave puerto de Antofagasta, pero el movimiento prendió en otras provincias, especialmente en
asumió el cargo de ministro de Defensa. En su primera declaración pública, la Junta señaló Concepción, y la presión fue suficiente para obligar a Blanche a entregar el poder al pre·
que «la economía liberal» había fracasado; en adelante, el Estado debería asumir un fuer· sidente de la Corte Suprema, Abraham Oyanedel (2 de octubre).
te papel directivo. En los próximos días, la actividad del nuevo régimen fue frenética: El breve mandato de Blanche dio tiempo para que se organizaran las candidaturas
disolvió el Congreso y, entre otras medidas, declaró un cierre bancario de tres días (seguido presidenciales. Los radicales, los demócratas y los liberales habían reconstituido una
de estrictos controles en la retirada de dinero), suspendió los desalojos de las propiedades Alianza Liberal y designaron candidato a Arturo Alessandri. Los conservadores, los liberal·
de baja rentabilidad y ordenó que la Caja de Crédito Popular (banco de ahorro y préstamo demócratas y los comunistas también presentaron candidatos. Marmaduke Grove, quien
para las personas de escasos recursos fundado en 1920) devolviera las ropas y herra· todavía languidecía en isla de Pascua, fue seleccionado por varios grupos socialistas.
mientas de quienes las hubieran empeñado allí. Cuando llegó el día de la elección (30 de octubre), los votantes chilenos prefirieron al
En su composición inicial, la junta duró menos de dos semanas. Grove no tenfa único candidato cuyo nombre ofrecía una perspectiva de futura estabilidad y de retorno
tiempo para Dávila, Dávila no lo tenía para Grove. Dávila estaba detrás de un juego más a la normalidad: Arturo Alessandri obtuvo el 54% de los votos populares. Apesar de haber
complejo: el16 de junio, con el respaldo del Ejército, tomó La Moneda y desterró a Grove vuelto de isla de Pascua el mismo día de las elecciones, el efusivo «don Marma», el <<Socia·
y a Matte a la isla de Pascua. Al cabo de unos días, se declaró el estado de sitio en todo el lista» Grove obtuvo un sorprendente segundo lugar (18%). La República Socialista había
país. Se introdujo una estricta censura a la prensa, mientras las estaciones de radio sólo fracasado, pero el socialismo, de una u otra forma, se encontraba ya firmemente asenta·
podían transmitir bandos oficiales. do en la política chtlena. Desde entonces, nunca ha dejado de estarlo.
Para entonces, habían cundido los rumores de que se estaba preparando el camino El Congreso recién elegido comenzó sus sesiones el 19 de diciembre de 1932. La
para que el general lbáñez reasumiera el mando. Sin embargo, todavía faltaba un extraño víspera de Navidad, tomó el mando Arturo Alessandri, el primer presidente en más de
giro en los acontecimientos. El 6 de julio, el mismo Ibáñez llegó a Santiago para parla· sesenta años que comenzaba un segundo mandato.
mentar con Dávila y varios jefes militares. El Ejército, como un todo, sin embargo, no estaba

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EL SEGUNDO PERIODO PRESIDENCIAL DE ALESSANDRI, 1932-1938 Los nacistas no compartieron ese destino. Los nacional-socialistas y su <<Führer
criollo» de impresionante elocuencia, .Jorge González von Marées, eran un reflejo local del
El mayor logro de Alessandri en la década de 1930 fue restaurar la estabilidad, asentando fascismo que ascendía espectacularmente en Europa. Sus camisas pardas, su estilo para-
las bases para cuatro décadas de creciente democracia. Sus métodos (que inch.iyeron el militar y sus ansias por verse envueltos en refriegas a veces sangrientas con sus oponentes
uso ocasional de los poderes excepcionales) fueron duros, pero efectivos. Un leal minis- (generalmente socialistas), les dieron gran notoriedad en el agitado mundo político de la
tro de Defensa, Emilio Bello Codesido, y un comandante en jefe completamente profe- década ele 1930. Las peleas callejeras entre los nacistas y los jóvenes socialistas (que tam-
sional, el general Óscar Novoa, se preocuparon de que el Ejército no se involucrara más bién tenían sus «milicias») llevaron a Alessanclri a la larga (febrero ele 1937) a introducir la
en política. Como una precaución contra tal intromisión, el propio Alessandri incentivó Ley ele seguridad interior del Estado, singularmente dura y que armaba al gobierno con
las llamadas milicias republicanas (unidades paramilitares organizadas secretamente ante una amplia batería ele nuevos poderes para controlar las reuniones y las publicaciones.
la alarma de 1932 y reclutadas entre las clases alta y media). Ya a mediados de 1936, fu e- Dentro y fuera del Congreso, la Ley encontró una amarga resistencia por parte ele los socia-
ron desmovilizadas y sus armas pasaron al Ejército, de donde muchas de ellas habían pro- listas, los comunistas, los demócratas, muchos radicales y (por supuesto) los nacistas. Aún
venido originalmente. así, nunca fue revocada; era demasiado útil. El mismo Alessanclri no se encontraba al margen
Con el retorno a la normalidad, se hizo evidente que los trastornos de 1924-1932 ele usar la nueva Ley para resolver sus propias rencillas personales. Un hecho notable se
habían cambiado el espectro político. Algunos políticos de clase media (y, cada vez más, produjo en enero ele 1938, cuando la policía se incautó ele todas las copias del número 285
de la clase trabajadora) tenían ahora un papel mucho más importante que en el periodo ele la admirable revista satírica Topaze . Las garras del León podían ser muy agudas a veces.
parlamentario. Los conservadores y los liberales, todavía muy fuertes, constituían la derecha Alessandri comenzó su segundo periodo presidencial con un gabinete que incluía a
del nuevo espectro 13 ; mientras los radicales representaban un clásico partido de centro liberales, conservadores, radicales y demócratas. Los liberales y los conservadores, de
que podía inclinarse ya hacia la derecha, ya hacia la izquierda. Porque entonces sí existía hecho, fueron el elemento más fundamental en su administración. Sin embargo, los radi-
ya en Chile una verdadera izquierda, pequeña pero en aumento. En abril de 1933, varios cales se fueron interesando cada vez más en una alianza con la izquierda y, en abril de
minúsculos grupos de izquierda se unieron para formar el nuevo Partido Socialista ele 1934, dejaron el gobierno, para volver a él (brevemente) en septiembre ele 1936. La reti-
Chile. Sus principales fundadores eran veteranos ele la <<República Socialista>> como rada radical no complicó a Alessanclri en términos electorales, pero sin eluda ayudó a
Marmacluke Grove y Eugenio Matte. Proclamando los principios revolucionarios marxis- acentuar la línea divisoria entre la derecha y la izquierda, cuyas batallas ideológicas, dis-
tas (aunque el pintoresco e indómito Grove a menudo se jactaba de no haber leído nunca putadas en la prensa, en las calles y sobre el suelo del Congreso, eran mucho más serias
a Marx), los socialistas se mostraron muy deseosos ele entrar en el juego político. que las de los píos y los impíos del periodo parlamentario. Hubo varios episodios que
Inmediatamente se convirtieron en los rivales del Partido Comunista, que pasaba entonces hicieron más profunda esta división entre la izquierda y la derecha. Entre junio y julio ele
por un mal momento: lo había debilitado una defección trotskista Oa Izquierda Comunista) 1934, un violento movimiento ele protesta protagonizado por unos campesinos que ocu-
y también la política de ese momento del Comintern, exclusivista e intransigente. paban ilegalmente algunas viviendas en la provincia de Cautín y que habían sido desalo-
Entre los otros grupos que surgieron en la década ele 1930, dos merecen ser desta- jados . Oa <<rebelión Ranquil») fue reprimido por Carabineros, que masacraron por lo
cados: el Movimiento Nacional Socialista (fundado en abril ele 1932) y la Falange Nacional menos a cien campesinos. Pocas semanas después, el periódico socialista La Opinión fue
(partido independiente desde 1938). Esta última fue formada por un grupo ele jóvenes asaltado. En febrero ele 1936, cuando los empleaclo"s ele ferrocarriles iniciaron una huel-
conservadores disidentes inspirados en las encíclicas <<sociales» del papado y en el pensa- ga, Alessandri envió al Ejército, cerró el Congreso (que entonces estaba en sesión extra-
miento del filósofo católico francés .Jacques Maritain (seguido con admiración por el ordinaria) y decretó tres meses ele estado de sitio.
joven Eduardo Frei en París en 1934). Los falangistas crecieron después hasta convertirse Estos acontecimientos, que produjeron furor en la opinión pública, encubrían el
en el partido más popular ele la segunda mitad del siglo xx. hecho ele que el movimiento obrero no tenía ninguna dificultad para operar dentro del
esquema ele la legislación promulgada en -y después de- 1924 (eficazmente codificada
por Ibáñez en 1931). La cantidad de sindicatos legales aumentó rápidamente: en 1938, sus
n Los términos «derecha, e «izquierda, han sido usados aquí (algo artificialmente) durante la República
parlamentaria. No obstante, para esta época ya estaban totalmente integrados en el discurso político chileno - a
miembros superaban las 100.000 personas. Su confederación (1934) pronto se alió con lo
menudo (desde la década de 1930 a la de 1950) en plural-, es decir, «las derechas, las izquierdas». poco que quedaba de la FOCH, antiguamente controlada por los comunistas, y juntas for-

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maron una nueva Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH). La mayoría de los trucción, siempre y cuando estuvieran terminados a fines de 1935. Con esta medida, el
delegados a su convención de apertura (diciembre de 1936) eran socialistas o comunis· negocio de la construcción se convirtió en uno de los más prósperos de la década de 1930
tas, que competían por el control del movimiento obrero. Mientras el sindicalismo del y, como siempre, el auge de la construcción benefició a todos los negocios relacionados
comercio avanzaba en las ciudades, los hacendados impidieron sin mucho esfuerzo que con ella. Para impulsar aún más la actividad en este sector, el gobierno incentivó a los fondos
se extendiera en el campo. de pensión para que invirtieran en vivienda y, de manera más directa todavía, promovió
Por otra parte, la política económica de Alessandri, lentamente modelada por su las obras públicas. La construcción del Barrio Cívico -esas poco inspiradas planchas
acerbo pero brillante ministro de Hacienda, Gustavo Ross, estaba sacando a Chile de la grises en torno a La Moneda- remodeló el corazón de Santiago. Con diferencia, el más
depresión. Sin embargo, no hay que atribuirle todo el crédito a Alessandri y a Ross. Los popular de estos esfuerzos, sin embargo, fue la construcción de un Estadio nacional de
precios mundiales de las materias primas aumentaron a mediados de la década de 1930, fútbol, terminado en 1938.
revitalizando la industria del cobre, cuya producción aumentó de 103.000 tonelada.~ La agricultura fue el sector más sobresaliente durante los años de la Depresión. En-
métricas en 1932 a 413.283 en 1937. Incluso se produjo un momentáneo renacimiento en tre 1929 y 1938, la cantidad de tierra cultivada aumentó aproximadamente en un 20%; el va-
las pocas salitreras que aún quedaban. En 1933, Alessandri abolió la COSACH, reemplazán- lor total de los productos agrícolas, casi en un 10%. La producción de cereales mejoró
dola al año siguiente por una nueva Corporación de Ventas de Salitre y Yodo (COVENSA), discretamente, al igual que la producción de cebada, porotos y papas. Las cosechas de
lo que traspasó al Estado el control efectivo sobre lo que quedaba de la industria, y el25% maíz decayeron, pero los chilenos se estaban dedicando cada vez más al cultivo del arroz.
de todos los ingresos. Entre 1930 y 1936, la cantidad de tractores aumentó a más del doble. En lo que se refiere
Alessandri aumentó los impuestos a la industria del cobre de un 12% a un 18% y la a las exportaciones agrícolas, sin embargo, las cifras siguieron siendo pobres: los hacenda-
sometió a un sistema de tasas cambiarias diferenciales. Desde entonces, las compañías dos no tenían posibilidades reales de competir con los agricultores de Canadá, Estados
estaban obligadas a venderle sus dólares al gobierno a una tasa de cambio oficial artifi· Unidos o Australia. Como había solido ser durante décadas, los únicos mercados impor-
cialmente alta. El gobierno revendía los dólares luego en el mercado libre. En la medida tantes para los frutos del campo eran las ciudades del mismo Chile, que cada vez eran más
en que la diferencia entre el mercado oficial y el mercado libre se hacía mayor, el meca· grandes. El gobierno, no obstante, no descuidó el secror agrícola. Una nueva .Junta de
nismo actuaba como un impuesto oculto. La combinación de mayores impuestos y dife- Exportación Agrícola comenzó a operar en 1932 con dos objetivos fundamentales: ayudar
renciales cambiarios aumentó aproximadamente cinco veces los ingresos del gobierno a las haciendas y granjas manteniendo niveles de precio mínimos y subsidiar las exporta-
provenientes de las minas de cobre. ciones. Alessandri le dio a !aJunta poderes para controlar el cultivo, la venta, la importa-
Aunque las circunstancias eran diferentes, Alessandri parecía tan partidario del ción y la exportación de trigo.
nacionalismo económico como su archirrival Ibáñez. Aumentó los aranceles aduaneros El gobierno también extendió su mano protectora (pero provisional) hasta el consu-
en un 50% y luego los duplicó. También impuso una sobretasa en los derechos a las midor. La breve República Socialista había creado un Comisariado general de Subsistencia
importaciones, efectiva si no se las pagaba en oro; a la larga el arancel llegó a equivaler y Precios con autoridad para fijar el precio de los alimentos de primera necesidad.
al 300%. Toda una serie de nuevas estrategias (múltiples controles cambiarios, cuotas, Al mismo tiempo, el gobierno asumió poderes (incluido el derecho de expropiación)
permisos de importación, el racionamiento de las divisas) ayudaron a impulsar y proteger extensivos virtualmente a cualquier empresa involucrada en la producción, el transporte
la industria nacional. Los industriales se portaron a la altura de las circunstancias. La can- o la venta de alimentos esenciales, así como a cualquier terreno que estuviera siendo cul-
tidad de fábricas aumentó a más del doble; la fuerza de trabajo industrial casi se duplicó. tivado de manera ineficiente o hubiera sido dejado en barbecho. Podría haberse esperado
Bien protegidas por altas barreras tributarias, las fábricas chilenas pudieron satisfacer que Alessandri desmantelara el Comisariado; sin embargo, con un informe de la Liga de
el 97% de las necesidades de consumo del país, reduciendo así las importaciones. Al igual las Naciones que indicaba que más del 75% de todos los chilenos se estaban alimentando
que antes, los productores de bienes durables e intermedios crecieron más rápidamente, de modo deficiente o estaban seriamente desnutridos, La Moneda claramente tenía que
aumentando casi en un 50%; mientras que la producción de las industrias que sólo fabri- tratar de equilibrar las iniquidades, aunque sólo fuera para protegerse políticamente. Por
caban bienes de consumo, en realidad, declinó levemente. tanto , la administración de Alessandri mantuvo el control de los precios, limitando los ingre-
Un mecanismo particularmente eficaz para estimular la economía fue una Ley de sos gracias a los alimentos básicos entre un 15% y un 35%. Puede decirse que, de esta mane-
1933 que suspendía temporalmente los impuestos sobre todos los proyectos de cons- ra, se sacrificaba al campo en pro del trabajador urbano. Sin embargo, Alessandri sentía

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Historia de Chile 1808-1994 El León y la mula, 1920-1938

también un profundo respeto por la elite terrateniente (de la cual, por lo demás, depen- tuvieron que superar sus pocas simpatías por los radicales y los comunistas, ya que
día políticamente), que le impedía considerar seriamente una reforma de las haciendas. Alessandri les gustaba aún menos. La nueva CTCH también fue incorporada, en gran
Parte de la recuperación de mediados de la década de 1930 puede atribuírsele a la medida, para reforzar la fuerza electoral del Frente. A pesar de su opaco desempeño en
capacidad de Chile para manejar las demandas de sus acreedores internacionales. El las elecciones parlamentarias de 1937, la nueva alianza se mantuvo unida, los comunistas
gobierno obstinadamente se negó a pagar los intereses que se habían acumulado desde y los socialistas dejaron su retórica revolucionaria (así como sus programas) en pro de los
1931 (cuando, como ya se vio, comenzó la moratoria) hasta 1935. Ross llegó todavía más intereses de una causa mayor. Toda la atención estaba centrada ahora en la elección pre-
lejos, comprando los depreciados bonos de Chile a un precio muy bajo. Se gastaron unos sidencial de 1938.
15 millones de pesos para retirar más de 139 millones en bonos, reduciendo así la deuda Las convenciones para las designaciones de los candidatos del Frente Popular y de
externa del gobierno en un 31%. Esta táctica no sólo redujo los pagos por conceptos de la derecha se realizaron en abril de 1938. En la primera de ellas, se necesitaron diez vota·
intereses de Chile, sino que también le ahorró millones al Estado -lo que, evidentemen· ciones antes de que el siempre popular Marmaduke Grove (cuyos defensores cantaban
te, impulsó la recuperación-. «iQuién manda el buque?: iMarmaduke!») se retirara ostentosamente en favor del radical
La forma en que Alessandri manejó la deuda interna fue mucho más torpe. Durante inevitable, Pedro Aguirre Cerda, un afable y recatado abogado, dueño de viñas (de allí su
la República Socialista, los préstamos del Banco Central habían aumentado en más del400%. apodo: «Don Tinto»). La convención liberal-conservadora, con igual inevitabilidad, eligió
Alessandri parecía casi igualmente generoso: entre 1932 y 1937, los préstamos del Banco a Gustavo Ross. La conducta personal de Ross no le ganó muchos amigos. Alessandri real-
Central aumentaron en un 50% y los medios de pago totales se duplicaron. Sólo era cues· mente no lo quería como sucesor. La oposición detestaba al <<ministro del hambre», como
tión de tiempo antes de que la inflación volviera a aparecer. Para cuando Alessandri d,ejó lo habían bautizado. Su desprecio por los chilenos de a eie era bien conocido: en junio
el cargo, todos los precios habían subido en un 30%. ele 1935, dijo que había que gastar unos pocos millones de pesos para incentivar la <<inmi-
Sin embargo, los logros de Alessandri y Ross son innegables: en 1937, la producción gración blanca». La derecha lo vio como a un posible <<hombre fuerte». El pudiente Ross
agrícola y manufacturera había superado los volúmenes de 1929. Además, habían equili· estaba preparado para gastar una fortuna para alcanzar la Presidencia. Su campaña fue
brado el presupuesto reduciendo los gastos y aumentando los impuestos, especialmente conducida con el espíritu de un hombre que afirmaba que <<el empobrecimiento de los de
los aranceles aduaneros, e imponiendo un nuevo impuesto a la ventas del 5%. El desem- arriba no enriquece a los de abajo» 14 •
pleo disminuyó sostenidamente. Durante el segundo mandato de Alessandri, en efecto, se Lo más desconcertante fue la aparición de un tercer contendiente: nada menos que
llevaron a cabo importantes cambios estructurales. El sector industrial de la nación había el general Ibáñez, quien había vuelto a Chile en 1937 para gran disgusto ele Alessandri. Sus
crecido y también se había diversificado. Las fábricas no sólo producían más bienes de con· seguidores, organizados en junio ele 1938 como la Alianza Popular Libertadora, atrajeron
sumo, sino que también empezaban a fabricar productos durables e intermedios (produc- a una buena cantidad de disidentes socialistas y recibieron el apoyo entusiasta de los
tos textiles, papeleros, químicos, metálicos y no metálicos). En 1938, las fábricas locales nacistas de González von Marées, que, de hecho, fue quien le dio más ímpetu a su cam-
podían satisfacer el 70%de la demanda de ese tipo de artículos del país. paña. Ibáñez era una apuesta incierta, pero su reaparición sirvió para aumentar la tensión
Apesar de todo lo anterior, la política, al igual que la competencia entre los partidos, a medida que se acercaba el momento de las elecciones.
era, más que nunca, parte esencial de la vida chilena. A mediados de la década de 1930, Las elecciones mismas estuvieron marcadas por un acontecimiento terrible. El lunes
la izquierda, que comenzaba ya a jugar un papel importante y aún peleaba por los votos, 5 ele septiembre, hacia el mediodía, unos grupos de nacistas tomaron la Universidad de
dio un paso decisivo. Los comunistas ya habían abandonado su postura intransigente y Chile y la Caja del Seguro Obligatorio, un alto edificio ele oficinas justo frente a La Moneda
estaban promoviendo (según la nueva política del Comintern, concebida para combatir el (alto para las normas de Santiago). Allí, los rebeldes mataron a un carabinero y se atrin-
auge del nazismo de Europa) la formación de un «Frente Popular», que reuniera a todos cheraron en el séptimo piso. En la Universidad, una pieza de artillería hizo estallar las
los partidos de izquierda y a los «burgueses progresistas••. Los radicales consideraron que puertas principales y los nacistas (que ya contaban seis muertos) se rindieron. Los veinti·
ésta era la mejor forma de conseguir su anhelada coalición -<:!ominada obviamente por cinco sobrevivientes fueron conducidos al edificio de oficinas, donde el grupo del sépti·
ellos mismos-. Los dirigentes del Partido aceptaron unirse al Frente en junio de 1936, mo piso también se rindió pronto. Ambos grupos -sesenta y un jóvenes en total- fueron
aunque la decisión sólo fue ratificada en la convención nacional del Partido Radical (en
una votación cuyo resultado fue 316/138) en mayo de 1937. Los socialistas, por su parte, 14 Edecio Torreblanca, Ante la próxima elección presidencial, 1938, pág. 42.

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fusilados entonces por carabineros. Muchas personas pensaron que el propio Alessandri Cuarta parte
había dado la orden para la masacre. No estamos seguros. Es probable que, en el fragor
del momento, él dijera algo que fue interpretado de esa manera. El desarrollo industrial y el nacimiento
La impactante masacre de los nacistas dio un vuelco final a la campaña electoral, en
que la copiosa riqueza de Ross parecía estar ganando terreno respecto del entusiasmo
de la política de masas
por el Frente Popular. El general Ibáñez, que no había formado parte del intento de golpe
de estado, retiró su candidatura presidencial y aconsejó a quienes lo apoyaban que vota-
ran por el Frente Popular -un duro golpe para el odiado rival de Ibáñez, Alessandri-. Eso
fue suficiente para inclinar la balanza en favor de Aguirre Cerda. La elección (el25 de octu-
En las décadas entre 1932y 1964, Chile amplió su tradición democrática, acompañada
bre de 1938) resultó una competencia muy reñida que sólo se resolvió al final: de un
por la expansión de este derecho político y por la vigorosa competencia de los partidos,
total del 89% de los votantes, Aguirre Cerda ganó 222.720 votos (50,2%); Ross, 218.609
con la izquierda marxista ya como un actor establecido. Tras catorce años de predo- 1
(49,3%). Gracias al general lbáñez y los nacistas, Chile había elegido el único gobierno del
minio del Partido Radical (1938-1952), se produjo la elección del antiguo dictador Ibá- \
Frente Popular fuera de Europa.
ñez y, en 1958, la llegada de un gobierno de derechas encabezado por jorge Alessandri.
Como veremos, la carrera política de Ibáñez aún no había terminado. En lo que res-
Desde la década de 1930, el Estado fue tomando cada vez con más vigor las riendas de{
pecta a Alessandri, partió nuevamente de viaje a Italia, donde le dijo al ministro de
la economía, en la medida en que el crecimiento basado en las exportaciones era reem-
Asuntos Exteriores de Mussolini, el conde Ciano, que probablemente «bastante pronto•
plazado por un desarrollo ·dirigido hacia el interior»; aunque la exportación de cobre
volvería al poder. Nunca lo hizo. Pero no porque dejara de intentarlo. Nunca se dio por
siguió siendo un .factor vital para la economía. El impulso de la industrialización arrojó
vencido. En el momento de su muerte 15 , a la edad de 81 años (24 de agosto de 1950),
algunos resultados impresionantes en sus comienzos. La innovadora entidad estatal de
estaba nuevamente en el Senado y, de más está decirlo, era su presidente. Afin de cuen-
desarrollo, la CORFO, espoleó dicho avance industrial. El progreso urbano, sin embargo,
tas, fue un hombre extraordinario.
no iba acompañado del progreso en el campo, dominado por las haciendas. En la
década de 1950, el crecimiento económico había disminuido y aumentaba la presión
por una refonna •estructural•. Quedaba abierto el camino para los partidos con fue -
tes programas refonnadores.

GOBIERNOS

1938-1941: Pedro Aguirre Cerda


1942-1946: .Juan Antonio Ríos
1946-1952: Gabriel González Videla
1952-1958: General Carlos Ibáñez
1958-1964: .Jorge Alessandri'

,; En circunstancia~ similares, según algunos, a la~ del presidente Félix Faure de Francia en 1899. ' hijo del presidente de 1920-1925 y 1932-1938.

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Entre 1810 y 1817, los propios hijos de los españoles asentados en Chile
constituyeron una junta y proclamaron su independencia de la Corona de
España. Desde su primer gobernante independiente, Bernardo O'Higgins
-hijo de uno de los últimos gobernadores españoles-, hasta la actuali·
dad, se han sucedido en Chile más de treinta presidencias democráticas,
salpicadas por breves periodos dictatoriales, de los cuales el más
largo y traumático ha sido el protagonizado por el general
Augusto Pinochet (1973-1990) .
Esta singular tradición democrática de Chile, que la hace aparecer
ante el resto de los Estados latinoamericanos como una «República
modelo », junto con sus peculiaridades geográficas y la idiosincrasia
de sus habitantes, explican el apasionado interés que despiertan sus
circunstancias políticas, sociales y culturales en todo el mundo.
A explicar todos estos aspectos de la historia contemporánea chilena se
aplican en este libro Simon Collier y William F. Sater, reconocidos especia-
listas que aúnan su vinculación personal a Chile con su amor a la veraci-
dad histórica, nada más adecuado para acercarse sine ira et studio
a la historia de la República de Chile.

Diseño de portada: David G. Vega © STAINERH

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