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BIOGRAFIA DEL APOSTOL JUAN

a. Significado del nombre.


- Lleno de la Gracia de Dios.
- Dios es misericordia.
b. Otros Nombres.
- Boanerges que significa, (hijo del trueno). Mr 3:17.
- Discípulo amado.
c. Mencione su círculo familiar.
- Hijo de Zebedeo y hermano de Jacobo Mr 3.17.
- Se supone su Madre fue Salomè madre de Jesús, siendo Jesús primo
hermano de este. Se cree que pertenecía a una familia acomodada. Mr
1:20. Cuando se nombra a los hijos de Zebedeo, Juan aparece en
segundo lugar, por lo que se supone era menor que Jacobo.
II. Lugar y fecha de nacimiento.
- Nació en Betsaida, galilea, junto al lago de tiberiades, en año (12?_
101).
III. Experiencia de conversión.
- Discípulo de Juan Bautista, fue llamado por Jesús junto con su hermano
Jacobo cuando se hallaban con su padre pescando, e inmediatamente
dejaron las redes y a su padre y siguieron a Jesús. Mr 1:19,20.
IV. Ministerio desarrollado.
- Escogido por Jesús como uno de los doce Apóstoles Mr 3:17, y lo
admitió al circulo intimo que estuvo presente, cuando resucitó a la hija de
Jairo Mr 5:37; Para la transfiguración, Mr 9:2, y la oración agónica en el
Getsemanì Mr 14:33.
Las tres veces que en hechos. Se menciona Juan éste se halla
íntimamente relacionada con Pedro, cumpliendo así el ministerio
Apostólico de los tiempo de la iglesia. Hicieron milagros, enseñaron la
Palabra, fueron detenidos, asesoraron a Felipe en su ministerio,
ministraron el don del Espíritu Santo. El Apóstol Pablo menciona a Juan
solo en su numeración de las tres columnas de la iglesia en Jerusalén.
Con quienes él conferenció Gàlatas 2:9.
V. Evaluación de su carácter.
a. Puntos positivos,
-En Marcos 9:38, se describe su lealtad intensa y celo agresivo por las
cosas de Dios, muy devoto, esforzado, Juan 2:4.
b. Puntos negativos.
- En varios pasajes sugieren que el carácter severo y agresivo de Juan le
valió el apodo puesto por Jesús, de Boanerges. En Lucas 9:1-56. lo
describe con un espíritu vengativo, y en Mateo 20:24, Jesús rechazó su
petición egoísta.
VI. Crisis en su vida espiritual y ministerial.
- En Juan 21:1-14. Los discípulos se habían regresado para seguir
trabajando como pescadores, entre ellos Juan. Indicando así que él igual
que los demás discípulos habían perdido la perspectiva de su
llamamiento Apostólico.
VII. Contribuciones de su ministerio.
-La literatura Juanina. La tradición Eclesiástica atribuye al Apóstol Juan la
paternidad literaria del Evangelio de Juan, de 1,2, y 3 de Juan y del
Apocalipsis. Por medio de cada uno de estos escritos proporcionó a la
iglesia de ese tiempo y la de esta era, un conocimiento completo de la
vida y del ministerio de Jesucristo, conduciendo a sus lectores a una fe
sólida, sobre la base de la palabra y la obra de Jesús.
VIII. Influencia ejercida en otras personas.
- Influyó en la vida de otros motivándoles a ser testigos del poder de
Dios, sanándoles y dándoles palabra, según Hechos 3 y 4. Los
corazones de los creyentes eran afirmados en la fe y recibieron el
Bautismos a través de él, Hechos 4:23-31. Su ministerio tuvo influencia
en el ministerio de Felipe. Hechos 8:1-25.
IX. Lugar y fecha de su muerte.
Murió entre el 98 y 117 en ciudad de Efeso.

Pastores: Oscar Florez y Rosalba Garcia

~ Juan, Apóstol ~
Juan el apóstol era hijo de Zebedeo (Mt. 4:21) y de Salomé (Mt. 27:56; cfr. Mr. 15:40), hermano
de Santiago el Mayor, de Betsaida, pescador como su padre (Mt. 4:21; Jn. 21:1-14) y familiarizado
con la lengua de los pescadores. Sus padres eran acomodados: su padre tenía jornaleros a su
servicio (Mr. 1:20), poseía por lo menos una barca (Mt. 4:21) y pescaba con red barredera, no a la
manera de los pescadores pobres; su madre servía a Jesús con su hacienda (Mt. 27: SSs.; cfr. Lc.
8:3). Fue antes discípulo del Bautista (Jn. 1:25-40), y luego llamado por Jesús al apostolado (Mr.
1:19s.; cfr. Lc. 6:14).
Juntamente con su hermano Santiago y Simón Pedro, Juan fue uno de los tres amigos íntimos de
Jesús, testigos de su poder en la resurrección de la hija de Jairo (Mr. 5:37), de su transfiguración
sobre el monte Tabor (Mr. 9:2) y de su agonía en el huerto de Getsemaní (Mr. 14:33). Con la frase
«el discípulo a quien Jesús amaba», el cuarto evangelio se refiere, sin duda, a Juan (Jn. 13:23;
19:26; 20:2; 21:7, 20): éste se reclinó, en la última cena, sobre el pecho de Jesús (Jn. 13:23) y a
él Jesús encomendó su madre (Jn. 19:27). El sobrenombre de «Boanerges», o hijos del Trueno»,
que dio Jesús a los hijos de Zebedeo alude tal vez a su carácter impetuoso. Como los dos se veían
preferidos por Jesús, creyeron, como su madre, que ocuparían lugar especial en el Reino de Dios;
pero Jesús les predijo que beberían su cáliz (Mt. 20:20-23). El discípulo amado fue el único de
entre los apóstoles que estuvo junto a la cruz de Jesús (Jn. 19:26).
Juan era amigo de Pedro; era su compañero de pesca (Lc. 5:10); juntos recibieron de Jesús el
encargo de preparar el cordero pascual (Lc. 22:8); probablemente fue Juan quien introdujo a
Pedro en casa del sumo sacerdote, durante el interrogatorio de Jesús (Jn. 18:16); Juan es el
único entre los apóstoles que estuvo junto a la cruz de Jesús (Jn. 19:26); Pedro y «el otro
discípulo» se trasladaron juntos al sepulcro de Jesús (Jn. 21:20-23). Después de la resurrección
de Jesús, también aparecen los dos juntos: en la curación del cojo de nacimiento (Hch. 3:1-11) y
ante el sanedrín de Jerusalén (Hch. 4:13, 19). Los apóstoles enviaron a Pedro y Juan a Samaria
(Hch. 8:14). En la lista de los apóstoles de Hch. 1:13 se nombra a Juan inmediatamente después
de Pedro. Juan estaba en Jerusalén cuando fue allí Pablo, quien le cuenta entre las «columnas»
de la Iglesia (Gá. 2:9). Según una tradición que se remonta a Policarpo, discípulo de Juan (Ireneo,
Adv. Haer. 2:22, 5; 3:1, 1), Juan se estableció posteriormente en Efeso y desde allí gobernaba las
iglesias del Asia Menor (cfr. Eusebio, HE 3:31, 3; 5:24, 3); acaso llegó al Asia Menor hacia el año
60. Según otra tradición, fue deportado bajo Domiciano (año 81-96) a la isla de Patmos (Ap. 1:9;
Eusebio, HE 3:18), y de allí, bajo Nerva (96-98), volvió nuevamente a Efeso. Aquí murió bajo
Trajano (98-117).
Fuente:
La Santa Biblia-RVR 1960
Libros de Estudio del INSTE
Diccionario Bíblico Ilustrado de Vila Santamaría.-Editorial CLIE.
Creavit.

En esta serie sobre los apóstoles de Jesucristo, hemos llegado a la vida del último apóstol con que
sobrevive: Juan. Hacia finales del tumultuoso siglo primero, Juan había experimentado todas las
delicias y decepciones de la vida como seguidor de Jesús. Había estado allí desde el comienzo del
ministerio de Jesús, había sido testigo de la transfiguración de su Maestro y sabía quién era Jesús.
Había visto a miles de personas llegar a la recién formada Iglesia del Nuevo Testamento —tres mil un
día, y cinco mil más poco después— y había cuidado de la madre de Jesús, María, quizá llevándola
consigo a Éfeso.

Juan también había luchado con la expansión cada vez mayor de las ideas gnósticas. Un supuesto
compañero ministro incluso había evitado que impartiera sus enseñanzas. Había estado cautivo en
Patmos, una isla prisión romana, y durante su estancia allí a mediados de la década del 90 d.C. —
periodo en el cual ya estaba bastante anciano— recibió la abrumadora serie de visiones conocidas
como Apocalipsis, o las Revelaciones.
Todo esto sucedió en un periodo de aproximadamente 70 años. Se piensa que Juan vivió hasta el
reinado del emperador Trajano (98–117).

Como ya se señaló, al parecer Éfeso se convirtió en su base después de la partida de la Iglesia de


Jerusalén a finales de la década del 60, cuando huían de los romanos. El diccionario Anchor-Yale Bible
Dictionary señala que: «La tradición común de la iglesia afirmaba que, luego de su papel de liderazgo
en la iglesia de Jerusalén, Juan se mudó a Éfeso, donde vivió hasta una edad avanzada y murió de
muerte natural. La tradición fue resumida por Eusebio».

El historiador de la iglesia, Eusebio de Cesarea, quien escribió a finales del siglo tres y principios del
siglo cuarto, a menudo citaba a escritores anteriores cuya obra en algunos casos ya no existe. Eusebio
mencionó a algunos de ellos como seguidores de la tradición de que Juan vivió en Éfeso, que trabajó
allí y que se encontraba vivo a finales del siglo primero. Una de sus fuentes fue Ireneo (130–202),
cuyas obras aún existen. Ireneo señala que obtuvo informes acerca del ministerio de Juan en Éfeso
por Papías (60–130) y Policarpo (70–156), cuya vida se traslapó con la de Juan. Policarpo fue, de
hecho, un discípulo de Juan. Otros también testificaron sobre el ministerio de Juan en Éfeso, aunque
los textos pertinentes sólo existen en la medida en que fueron citados por escritores posteriores, como
Eusebio.

HIJOS DEL TRUENO

En la Biblia, el apóstol Juan es mencionado por su nombre 30 veces, en Mateo, Marcos, Lucas, Hechos
y Gálatas. Su primera aparición se encuentra en el libro de Mateo: «Andando Jesús junto al mar de
Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el
mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos
entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos,
Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus
redes; y los llamó. Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron» (Mateo 4:18–22).

Aquí se nos presenta a Juan como el hermano de Jacobo, ambos hijos de Zebedeo. Al parecer su
madre era seguidora de Jesús y estuvo presente en la crucifixión. Quizá ella era una de aquellas
mujeres que ayudaron a Jesús cuando estuvo en Galilea; a partir de algunas referencias en Marcos
15:40 y Mateo 27:56, su piensa que su nombre pudo haber sido Salomé. Cuando los hermanos
dejaron a su padre para seguir a Jesús, los jornaleros se quedaron para ayudarle en su negocio de
pesca. El hecho de que la familia tuviera suficiente dinero para contratar empleados sugiere que
probablemente se trataba de un negocio exitoso (Marcos 1:20).

En el Evangelio de Marcos también leemos que así como Jesús le cambió el nombre a Simón, también
les dio a estos hermanos un nombre especial: «Después subió al monte, y llamó a sí a los que él
quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y
que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: a Simón, a quien puso
por sobrenombre Pedro; a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó
Boanerges, esto es, Hijos del trueno…» (Marcos 3:13–17).

Quizá ésta sea una clave respecto a su naturaleza. Tres ejemplos muestran por qué Jesús pudo
haberles dado ese nombre, cada uno de los cuales brindó la oportunidad de enseñar ciertos principios.
Estas experiencias sin duda afectaron a Juan, quien no escribió los libros que tenemos sino hasta
cerca del final del siglo primero. Para el tiempo en que los escribió ya era una persona bastante
madura; sin embargo, tiempo antes parece que era un hombre muy diferente.

TRES EJEMPLOS

En cierto momento del ministerio de Jesús, Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que en tu
nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía. Pero
Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda
decir mal de mí. Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es. Y cualquiera que os diere un
vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa»
(Marcos 9:38–41).

Aquí Jesús hablaba de tener un enfoque más mesurado con respecto a los acontecimientos de la vida
y de no alterarse de inmediato por las cosas que suceden. No dice que Cristo consideraba a todos los
que hacían cosas en Su nombre como que Lo representaban, o como que de alguna manera eran
iguales. Muchas personas malinterpretan este pasaje pensando que significa que el trabajo de todos
es igualmente válido en tanto usen el nombre de Cristo, pero Jesús no dijo eso. De hecho, él solo dijo:
«Relájate y no te exaltes por ello. Si eso es lo que están haciendo, mientras no se nos opongan,
entonces está bien». No dijo: «Todos somos iguales» o «Vamos y unámonos a ellos». Simplemente
dijo: «Déjalos en paz».

En un segundo ejemplo, Marcos relata que «Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le
acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos» (Marcos 10:35). Ésa es
toda una expresión. «¿Por qué no simplemente nos das todo lo que pidamos?».

«El les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el
uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda» (versículos 36–37).

Ése fue un atrevimiento extremo, una ambición manifiesta. Jesús aprovechó la oportunidad para
enseñar sobre la humildad y no para comportarse como muchos líderes en el mundo, no como hacen
los seres humanos. «Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís… el sentaros a mi derecha y a mi
izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado. Cuando lo oyeron los diez,
comenzaron a enojarse contra Jacobo y contra Juan. Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los
que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre
ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros
será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo
del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos»
(versículos 38–45).

En ese entonces los hermanos ya habían estado con Jesús por alrededor de tres años, pero ¿cuál era
su estado de ánimo?

Aquí viene el tercer ejemplo, que quizá ilustre mejor la idoneidad del título que Jesús les dio: «Cuando
se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén. Y
envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para
hacerle preparativos. Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén. Viendo esto
sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo,
como hizo Elías, y los consuma? Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis
de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres,
sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea» (Lucas 9:51–56).

A pesar de este fuerte, demandante, exaltado e impetuoso aspecto de la naturaleza de los hermanos,
Juan fue posteriormente conocido, no como “hijo del trueno”, sino como el “apóstol del amor” por su
promoción del amor extrovertido como un atributo piadoso. Como vimos en el caso de Pedro (consulte
las Partes 13 a 15 de la Serie Los Apóstoles Parts 13–15), ésta es una muestra de cuánto puede
cambiar una persona bajo la guía de Dios.

UN LÍDER EN DESARROLLO

Conforme maduraron, los dos hermanos fueron escogidos para un rol importante. La pronta inclusión
de Jacobo y Juan en la lista de discípulos (Mateo 10:2–3) refleja, en parte, el orden cronológico de su
llamado, pero también indica su futuro liderazgo basado en sus experiencias desde principios del
ministerio de Jesús.

Por ejemplo, estuvieron presentes cuando Jesús realizó uno de los primeros milagros. «Al salir de la
sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. Y la suegra de Simón estaba
acostada con fiebre; y en seguida le hablaron de ella. Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la
levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía» (Marcos 1:29–31).

Los dos hermanos también se encontraban entre los pocos que presenciaron la resurrección de la hija
de Jairo (un líder de la sinagoga local): «Vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu
hija ha muerto; no molestes más al Maestro. Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree
solamente, y será salva. Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a
Juan, y al padre y a la madre de la niña… Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha,
levántate. Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó…» (Lucas 8:49–55).

Más tarde, Jacobo y Juan acompañaron a Jesús a la cima de un monte y vieron una visión de su
Maestro en el reino de Dios: «Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y
los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el
sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz» (Mateo 17:1–2). Juan lo vio y quedó convencido, y
esto se convirtió en un aspecto importante de su biografía.

De acuerdo con Marcos, la explicación de Jesús del final de los tiempos estuvo dirigida a Jacobo, Juan
y otros dos: «Y se sentó en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le
preguntaron aparte: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas
hayan de cumplirse?» (Marcos 13:3–4).

Y, una vez más, cuando llegó el tiempo de la última cena pascual, Juan fue uno de los dos discípulos
enviados a prepararla: «Llegó el día de los panes sin levadura [es decir, el inicio de la Pascua], en el
cual era necesario sacrificar el cordero de la pascua. Y Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id,
preparadnos la pascua para que la comamos» (Lucas 22:7–8).

Por último, durante el periodo de mayor intensidad en la vida de Jesús, en el huerto de Getsemaní,
«tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse» (Marcos
14:33).

MAYOR PRESENCIA DE JUAN

A Juan ya no se le vuelve a mencionar en los tres Evangelios sinópticos mientras continúan su relato
sobre la muerte y resurrección de Jesús, y el Evangelio de Juan no lo menciona en lo absoluto, al
menos no directamente.

Sin embargo, se le vuelve a mencionar al comienzo del libro de Hechos: «Entonces regresaron a
Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, situado aproximadamente a un kilómetro de la
ciudad. Cuando llegaron, subieron al lugar donde se alojaban. Estaban allí Pedro, Juan, Jacobo,
Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo… Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración,
junto con las mujeres y con los hermanos de Jesús y su madre María» (Hechos 1:12–14, NVI).

Observe que Juan, a quien Jesús le había pedido que cuidara de Su madre (Juan 19:26–27), ahora
tiene precedencia sobre Jacobo, un indicio de su papel en desarrollo.

Para entonces a Juan se le relaciona a menudo con Pedro, y esto continua a lo largo de los primeros
capítulos del libro de Hechos: «Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la
oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento… Entonces él les estuvo atento, esperando recibir
de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de
Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó… Y teniendo
asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al
pórtico que se llama de Salomón» (Hechos 3:1–11).

Pedro les explicó cómo es que todo había sucedido. El relato en el libro de Hechos señala que Juan
también participó en la conversación, y que su discurso atrajo la atención de los líderes religiosos:
«Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y
los saduceos, resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre
los muertos. Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya
tarde. Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como
cinco mil. Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los
escribas… y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis
hecho vosotros esto?» (Hechos 4:1–7).

Pedro les dijo cómo había sucedido y quién era Jesús. Aunque el crédito es para Pedro cuando habla,
fue el valor de ambos hombres el que desconcertó a los líderes religiosos: «Entonces viendo el
denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y
les reconocían que habían estado con Jesús» (versículo 13).

Incapaces de actuar en contra de los dos hombres, los líderes religiosos los liberaron. «Y puestos en
libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les
habían dicho. Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios… Cuando hubieron orado, el
lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con
denuedo la palabra de Dios» (versículos 23–31).

Ésa fue otra experiencia que muestra el ministerio continuo de Juan.

MÁS CRECIMIENTO

El papel de Juan continuó creciendo conforme la joven Iglesia iba en aumento. Cuando el evangelio se
extendió a la región norte de Judea a través de Felipe, y «los apóstoles que estaban en Jerusalén
oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales,
habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había
descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús»
(Hechos 8:14–16).

Uno de los bautizados era Simón el Mago, pero éste, involucrado como estaba en el gnosticismo
incipiente, tenía motivos ocultos. Juan estuvo presente cuando Pedro reprendió severamente al falso
maestro (versículos 17–23). Ése fue un acontecimiento importante, pues Juan más tarde tendría que
lidiar con las influencias gnósticas dentro de la Iglesia.

Con el tiempo, Juan fue mencionado por Pablo como uno de los tres líderes en Jerusalén luego de la
muerte y resurrección de Cristo. Pablo escribió: «Como vieron que me había sido encomendado el
evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión (pues el que actuó en Pedro para el
apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), y reconociendo la gracia que
me había sido dada, Jacobo [el hermano de Jesús], Cefas y Juan, que eran considerados como
columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros
fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión» (Gálatas 2:7–9).

En la próxima ocasión exploraremos aún más el papel en desarrollo de Juan, así como sus escritos.

DAVID HULME
david.hulme@visionjournal.org

ARTÍCULO RELACIONADO
Serie "Los Apóstoles"
¿Quién es Jesús, de acuerdo al apóstol
Juan?
De acuerdo al apóstol Juan, ¿quién es Jesús? ¿Es un simple hombre, un ángel encarnado, o el Dios hecho
carne? La respuesta a esta pregunta es muy importante ya que determinará el lugar donde Usted se encuentra
en comunión con la verdad. Ya que la fe es sólo tan buena como en quien Usted la coloca, es de suma
importancia entonces, colocar su fe en el Salvador verdadero. ¿Quién es entonces el Salvador verdadero? ¿Es
o no es Dios? ¿Es un ángel que se convirtió en hombre? ¿Es simplemente un gran maestro o un gran profeta?

El evangelio de Juan es diferente de los otros tres evangelios. De hecho, Mateo, Marcos y Lucas son llamados
los evangelios sinópticos ya que son muy similares entre sí. Juan, sin embargo, presenta a Jesús desde un
punto de vista diferente de los otros tres.

Juan, adicionalmente escribió las epístolas que llevan su nombre y el Libro de Apocalipsis. En cada uno de
éstos, Jesús es presentado de una forma especial. Vamos a echar un vistazo de cómo Juan ve a Jesús.

El concepto de Juan acerca de Jesús empieza con las introducciones de su evangelio en Juan 1:1-14 y su
primera epístola: 1ª Juan 1:1. Así que no es una simple coincidencia que Juan escribiera en forma paralela a
como está en los capítulos iniciales de Génesis. Sin duda, la opinión de Juan con relación a Jesús fue
suficiente para igualarlo a Él con la obra creativa de Dios: “En el principio...”. Vamos a echar un vistazo:

El Evangelio de Juan 1ª Juan Génesis


"Mas a todos los que le “Lo que era desde el principio, lo “En el principio…”
recibieron, a los que creen en que hemos oído, lo que hemos (1:1a)
su nombre, les dio potestad de visto con nuestros ojos, lo que
ser hechos hijos de Dios;" hemos contemplado, y palparon
(1:12). nuestras manos tocante al Verbo
de vida.” (1:1)
“Todas las cosas por él fueron “…creó Dios los cielos y
hechas, y sin él nada de lo la tierra.” (1:1b)
que ha sido hecho, fue
hecho.” (1:3)
4
En él estaba la vida, y la “…de vida” (1:1b). “Y dijo Dios: Sea la luz;
vida era la luz de los y fue la luz. 4 Y vio Dios
hombres. 5 La luz en las “…Dios es luz, y no hay que la luz era buena; y
tinieblas resplandece, y las ningunas tinieblas en Él.” (1:5). separó Dios la luz de las
tinieblas no prevalecieron tinieblas.” (1:3-4)
contra ella.” (1:4-5). “…porque las tinieblas van
pasando, y la luz verdadera ya
alumbra.” (2:8b).
"Y aquel Verbo fue hecho “(porque la vida fue manifestada, “Y oyeron la voz de
carne, y habitó entre y la hemos visto, y testificamos, y Jehová Dios que se
nosotros…” (1:14a). os anunciamos la vida eterna, la paseaba por el huerto, al
cual estaba con el Padre, y se nos aire del día…” (3:8a)
manifestó);” (1:2)

Los paralelos entre el evangelio de Juan, 1ª Juan y Génesis son evidentes. La terminología es muy similar.
Los temas, casi idénticos. Obviamente, Juan considera a Jesús de preeminente importancia y usa muchas
figuras al hablar igualando a Jesús con Dios. Pero Juan no abandona la comparación temática entre la Palabra
(el Verbo) y Dios después de iniciados sus libros; continúa mostrando las cualidades divinas de Jesús.

En el Evangelio de Juan
Ya hemos mencionado a Juan 1:1, 14 donde Jesús está al principio con Dios, y era Dios, la Palabra (el Verbo)
hecho carne. Juan también presenta a Jesús como:

1. Dador de vida eterna (Jn 10:27).


2. El pan de vida (Juan 6:35, 51: Una obvia alusión al maná que descendió del cielo y
dado por Dios de acuerdo a Juan 6:32-35).
3. El camino, la verdad, y la vida (Jn 14:6).
4. La luz del mundo (Jn 8:12).
5. Procede del Padre (Jn 8:24).
6. Es el “Yo soy” (Jn 8:58. Ver también Éxodo 3:14).
7. Es uno con el Padre (Jn 10:30) y por lo cual, los Judíos querían matarlo (Ver Levítico
24:16).
8. Comparte la gloria de Dios desde antes de la creación (Jn 17:5. Note que Dios no
comparte Su gloria con nadie: Isaías 42:8).
9. Cuando Jesús llama a Dios Su propio Padre, se hace igual a Dios (Jn 5:18).
10. Recibe el mismo honor que todos le dan al Padre (Jn 5:23).
11. Conoce todas las cosas; algo que sólo Dios puede hacer (Jn 21:17).
12. Y en Juan 18:5-6, en el Huerto de Getsemaní, cuando Jesús les responde a aquellos
que fueron a arrestarle con la declaración “Yo soy”, ellos retroceden cayendo a
tierra.

¿Es correcto decir entonces que Juan en su evangelio considera a Jesús escasamente como un hombre o como
un ángel especial? ¿Quién es el dador de la vida eterna: un simple hombre o un ángel? ¿O solo Dios es el
dador de vida? ¿Quién es el camino, la verdad, y la vida y la luz del mundo? ¿Un simple hombre o un ángel?
¿Es Jesús una criatura con el Padre? ¿Compartirá Dios Su gloria con una simple criatura o con un ángel?
¿Conocerá un simple hombre o un ángel los pensamientos que salen del corazón del hombre? No. ¡En lo
absoluto!

En el Libro de Apocalipsis
Juan continúa con los temas del Antiguo Testamento que tratan con Dios y los aplica a Jesús en el Libro de
Apocalipsis:

“…No temas; yo soy el primero y el “Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor,
ultimo; 18 y el que vivo, y estuve Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy
muerto; mas he aquí que vivo por los el postrero, y fuera de mí no hay Dios.” (Is 44:6).
siglos de los siglos, amén. Y tengo
las llaves de la muerte y del Hades.”
(Ap 1:17-18).
“He aquí yo vengo pronto, y mi “He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su
galardón conmigo, para recompensar brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene
a cada uno según sea su obra. 13 Yo con él, y su paga delante de su rostro.” (Is 40:10).
soy el Alfa y la Omega, el principio y
el fin, el primero y el último.” (Ap
22:12-13).
“Pelearán contra el Cordero, y el “La cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y
Cordero los vencerá, porque é les solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, 16
Señor de señores y Rey de reyes; y el único que tiene inmortalidad, que habita en luz
los que están con él son llamados y inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto
elegidos y fieles.” (Ap 17:14; 19:16). ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén.” (1 Ti 6:15-16).
“Porque el Cordero que está en “Jehová es mi pastor; nada me faltará. 2 En lugares
medio del trono los pastoreará, y los de delicados pastos me hará descansar;” (Sal 23:1-2)
guiará a fuentes de aguas de vida; y
Dios enjugará toda lágrima de los
ojos de ellos.” (Ap 7:17).

Los temas divinos corren a lo largo del Libro de Apocalipsis. Tanto Jesús como Dios son llamados el primero
y el último. Ambos vienen para dar Sus recompensas. Ambos son Señor de señores y Rey de reyes; ambos
son pastores divinos.

No hay duda que hay tres versículos significativos en el evangelio donde Juan registra los dichos de Jesús
acerca de Sí Mismo:

 "Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros
pecados moriréis." (Jn 8:24).
 "Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy,
y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo." (Jn 8:28).
 "Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy." (Jn 8:58).
 (Ver Éxodo 3:14).

Es claro que Juan consideró a Jesús más que un simple hombre y/o más que a un ángel. Él es Dios en carne:
“En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios… 14 Y aquella Palabra fue
hecha carne, y habitó entre nosotros…” (Jn 1:1, 14 – NBSA).

http://www.miapic.com/jesus-de-acuerdo-al-apostol-juan

Defendiendo la Biblia

En la Lección Anterior aprendió que la Biblia ha sido transmitida a nosotros


confiablemente y que existen miles de copias que apoyan los documentos originales
los cuales son 98.5% textualmente puros. También ha aprendido que necesita
preguntarle a los críticos que prueben lo que ellos dicen contra la Biblia y que
demuestren sus problemas con la Biblia. Usted entonces, mirará el contexto y aplicará
la lógica básica al tema. Sin embargo, a menudo se presentarán retos para la Biblia y
es bueno que Usted tenga siempre algunas respuestas listas. Vamos a mirar algunas
objeciones frecuentes con sus respectivas respuestas.

1. ¿No ha sido la Biblia copiada tantas veces que no puede ser creída?

Esta es una equivocación común. Algunas personas piensan que la Biblia fue escrita en
un idioma, traducida a otro, traducida nuevamente a otro y así sucesivamente hasta
que finalmente fue traducida al Español (o a cualquier idioma contemporáneo en la que
haya sido leída). La queja es que debido a que ha sido escrita tantas veces en
diferentes idiomas a través de la historia, ésta se ha descompuesto. La analogía del
"teléfono", es con frecuencia usada como ilustración. Sucede así: Una persona le dice a
otra persona una frase, la cual se la transmite a otra, la que a su vez se la transmite a
otra, y así sucesivamente hasta que la última persona escucha la frase que tiene poco
o prácticamente nada que ver con la frase original dicha por la primera persona. El
único problema con esta analogía es que no se puede aplicar en ningún momento a la
Biblia.
El hecho es que la Biblia no ha sido reescrita una y otra vez. Tomemos como ejemplo
el Nuevo Testamento. Los discípulos de Jesús escribieron el Nuevo Testamento en
Griego y aún cuando nosotros no tengamos los documentos originales, sí tenemos
cerca de 6.000 copias de los manuscritos en Griego y que fueron elaborados casi al
mismo tiempo que los originales. Estos manuscritos o copias están de acuerdo entre sí
con cerca de un 100% de exactitud. Estadísticamente, el Nuevo Testamento tiene una
pureza textual del 99.5%. Esto significa que solo la mitad del 1% de todas las copias
no están perfectamente de acuerdo entre sí. Pero si Usted toma esa mitad del 1% y la
examina, encontrará que la mayoría de los "problemas", son sólo errores de ortografía
y mínimas alteraciones en palabras. Por ejemplo, en vez de decir "Jesús", una
variación podría ser "Jesucristo". Así que la cantidad de variación textual de cualquier
índole es extremadamente baja. Por lo tanto, podemos decir que tenemos una
compilación sorprendentemente exacta de los documentos originales.

2. ¿No fue el Nuevo Testamento escrito cientos de años después de Cristo?

Aun cuando algunos afirman que el Nuevo Testamento fue escrito entre los 100 y 300
años después de que Cristo murió, la verdad es que éste fue escrito antes de que se
terminara el 1° siglo por aquellos que conocían a Cristo personalmente, habían tenido
encuentros con Él o que estaban bajo la dirección de aquellos que fueron Sus
discípulos.
En el artículo ¿Cuándo fueron escritos los Evangelios y por Quién?, demostramos que
Mateo, Marcos, y Lucas fueron escritos antes del año 70 D.C. El libro de los Hechos fue
escrito por Lucas; pero en Hechos, Lucas no menciona la destrucción de Jerusalén la
cual sucedió en el año 70 D.C., ni tampoco menciona las muertes de Santiago (62
D.C.), Pablo (64 D.C.), y Pedro (65 D.C.). Debido a que Hechos es un documento
histórico que trata con la Iglesia, esperaríamos ver naturalmente, importantes eventos
registrados si Hechos hubiera sido escrito después de los eventos antes mencionados.
Hechos 1:1-2 menciona que éste es el segundo escrito de Lucas, por lo tanto, el
Evangelio de Lucas fue escrito aún más temprano que el mismo libro de Hechos. Si
decimos que fue escrito cinco años antes, esto significaría entonces que el Evangelio
de Lucas fue escrito al menos en el año 55 D.C., aproximadamente 22 años después
de la muerte de Cristo. Marcos también fue escrito antes de Lucas, así que esto
significaría que lo registrado por los Evangelios fue escrito muy temprano y que había
gente alrededor que verificaría en forma acertada la historicidad de los Evangelios.
Permítame repetirlo: Jesús profetizó la destrucción del Templo en los Evangelios: "En
cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra,
que no sea destruída." (Lc 21:6. Ver también Mateo 24:1; Marcos 13:1). Sin duda, si
Mateo, Marcos y Lucas hubieran sido escritos después de la destrucción del Templo,
estos habrían mencionado esta destrucción, pero debido a que no fue descrita en
ninguno, es un fuerte indicador que fueron escritos antes del año 70 D.C.
El Evangelio de Juan fue escrito supuestamente por el apóstol Juan desde la
perspectiva de un testigo de los eventos de la vida de Cristo. El fragmento 52 del
papiro de John Rylands del Evangelio de Juan fechado en el año 135 contiene
porciones de Juan 18:31-33, 37-38. Este fragmento fue encontrado en Egipto y fue
necesaria una cantidad considerable de tiempo para la circulación del Evangelio antes
de que llegara a Egipto. Este es el último de los Evangelios y parece haber sido escrito
en los años 80 a 90 D.C.
Una anotación importante con relación a este Evangelio es la falta de mención de la
destrucción del Templo Judío en el año 70 D.C. Pero esto es entendible ya que Juan no
menciona la profecía de Jesús acerca de la destrucción del Templo debido a que no se
estaba enfocando en los eventos históricos. En vez de esto, Juan se enfocó en el
aspecto teológico de la persona de Cristo y enumeró Sus milagros y palabras que
afirmaban Su Deidad. Esto tiene sentido debido a que previamente conocía los escritos
de los otros Evangelios.

Los Escritos de Pablo:


Romanos, 1ª y 2ª Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1ª y 2ª
Tesalonicenses, 1ª y 2ª Timoteo, Tito, Filemón

El apóstol Pablo fue un convertido al Cristianismo; y el Libro de Hechos menciona su


conversión en Hechos 9. Debido a que Hechos fue escrito antes del 70 D.C.; Pablo
escribió las Epístolas Paulinas antes de su muerte en el 64 D.C. Aún más, en 1ª
Corintios 15:3-4 existe evidencia de un credo temprano de la Iglesia Cristiana donde
Pablo menciona que Jesús murió y resucitó. "Porque primeramente os he enseñado lo
que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las
Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforma a las
Escrituras;" (1 Co 15:3-4). Note que en el versículo 3 Pablo dice que el recibió esta
información muy probablemente de los apóstoles debido a que había interactuado con
ellos. Esto significa que Pablo recibió la versión del Evangelio a través de testigos. Los
apóstoles y Pablo fueron contemporáneos y ellos murieron antes de que se acabara el
1° siglo; por lo tanto, los escritos de ellos fueron terminados dentro del tiempo de vida
de los apóstoles de Jesús.

Hebreos

No se sabe con seguridad quién escribió el libro de Hebreos. Se ha propuesto su


autoría a Pablo, Bernabé (Hch 4:36), Apolos (Hch 18:24), etc. La única área geográfica
mencionada es Italia (He 13:24). La fecha más tardía posible para la escritura de
Hebreos es el año 95 D.C., pero la época más temprana en la que pudo haber sido
escrita es el año 67 D.C. El libro de Hebreos habla del sacrificio del Sumo Sacerdote en
el tiempo presente (He 5:1-3; He 7:27) esto significa posiblemente que la destrucción
del Templo de Jerusalén en el 70 D.C. no había sucedido todavía.

Santiago

Esta epístola afirma haber sido escrita por Santiago: "Santiago, siervo de Dios y del
Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud." (Stg 1:1). La
pregunta es: "Cuál Santiago?" ¿Es este Jacobo el hijo de Zebedeo (Nota: En algunas
versiones Santiago se traduce también como Jacobo.) (Mt 10:2-3); Jacobo, el hijo de
Alfeo (Mt 10:2-3), o el más comúnmente aceptado Santiago hermano de Jesús? "¿No
es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo,
José, Simón y Judas? 56 ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues,
tiene éste todas estas cosas?" (Mt 13:55-56). Note que el contexto de los versículos
sugiere la familia cercana desde que éste menciona a la madre de Jesús, sus hermanos
y hermanas: 1ª Corintios 15:7: "Después apareció a Jacobo; después a todos los
apóstoles;" Santiago fue martirizado por orden del Sumo Sacerdote Ananus después
de la muerte del "procurador Festus en el año 61 D.C. (Josefo, Antigüedades 20.9)".
Por lo tanto, la epístola de Santiago fue escrita antes del 61 D.C.1

1ª y 2ª Pedro

Ambas epístolas claramente establecen que fueron escritas por Pedro: Un testigo de la
vida de Jesús y las apariciones posteriores a Su resurrección Aun cuando algunos han
dudado de la autoría de estas dos epístolas, las declaraciones claras y abiertas de cada
una nos dicen que Pedro fue su autor: "Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados
de la dispersión..." (1 P 1:1) y "Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que
habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios..." (2 P 1:1). Por lo tanto, parece
ciertamente de mucha lógica que Pedro sea el autor de las cartas que llevan su
nombre. Pedro murió en Roma durante la persecución de los Cristianos en manos de
Nerón alrededor del 64 D.C., así que las epístolas fueron obviamente escritas antes de
ese tiempo.

1ª, 2ª, 3ª Juan

El escritor de 1ª Juan no se identifica a sí mismo en la carta. El escritor de 2ª y 3ª


Juan se refiere así mismo como el "anciano" (2 Jn 1; 3 Jn 1). Con relación a la Primera
Epístola, la autoría se puede determinar razonablemente como de Juan el Apóstol. El
inicio de Juan está escrito desde la perspectiva de alguien que estuvo con Jesús (Jn
1:1-4). También, "Eusebio en 'Historia Eclesiástica, 3.39'; ('Ecclesiastical History,
3.39') dice de Papías, un oidor de Juan, y amigo de Policarpa que 'él usó testimonios
de la Primera epístola de Juan.'" Ireneo, de acuerdo a Eusebio ("Historia Eclesiástica,
5.8"; ["Ecclesiastical History, 5.8"]), con frecuencia, citó esta epístola. De esta forma,
en su trabajo "Contra las Herejías (3.15; 5, 8)" él cita de Juan 1ª Juan 2:18, utilizando
su nombre. Clemente de Alejandría en "Miscelánea, 2.66, página 464" ("Miscellanies,
2.66, p. 464") se refiere a 1ª Juan 5:16, como a la "más larga epístola de Juan."2 "En
las listas canónicas más tempranas, fechadas al final del siglo 2°, 1ª Juan ya aparece.
Es más, la epístola 1ª Juan es citada como fidedigna por el Obispo Policarpo de
Esmirna (un discípulo de Juan el apóstol) antes de la mitad del siglo 2°. El testimonio
de 2ª Juan es casi tan bueno como el de 1ª Juan. No existe ninguna referencia a 3ª
Juan en el siglo 2°, pero no es sorprendente, ya que ésta trata con un tema específico,
local."3 Aún más, el estilo de las tres epístolas es muy similar al usado en el Evangelio
de Juan. 1ª Juan menciona al "Verbo" (1 Jn 1:1) así como lo hace el Evangelio en Juan
1:1, etc. Parece que las epístolas fueron escritas después del Evangelio ya que éstas
parecen asumir un conocimiento de los hechos del Evangelio. Las fechas de estos
escritos varían desde el 60 D.C. hasta los inicios de los 90.4

Judas

Judas se identifica a sí mismo como el hermano de Santiago (Jud 1). Es muy probable
que Judas, en verdadera humildad Cristiana, no quiera igualarse a sí mismo como el
hermano de Jesús como se sustenta tradicionalmente y por la misma Escritura: "¿No
es éste el hijo del carpintero? No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo,
José, Simón y Judas?" (Mt 13:55).5 En lugar de esto, se menciona a sí mismo como
siervo de Jesús de la misma forma como lo hace Santiago. La fecha del escrito parece
estar entre el 68 D.C., hasta los inicios de los 90. Recuerde, que si Judas era hermano
de Jesús nació después de Él lo que significaría lo tardío de la fecha del escrito: el de
Judas fue posterior al de Santiago. No se menciona la destrucción de Jerusalén la cual
podría haber estado incluida en el escrito considerando que Judas menciona los juicios
de Dios tanto sobre los creyentes como los no creyentes (Jud 5-12). Sin embargo,
parece ser que Judas pudo haber citado a Santiago.

Apocalipsis

El autor del libro de Apocalipsis es Juan. "La revelación de Jesucristo, que Dios le dio,
para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró
enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan." (Ap 1:1). "Justino Mártir 'Diálogo
con Trypho'", página 308; 139-161 D.C. ("Justin Martyr 'Dialogue with Trypho'", p.
308); cita del Apocalipsis, como la obra del apóstol Juan."6
Apocalipsis fue escrito probablemente al final de la vida del apóstol Juan. Algunos
sostienen que fue en los años 90 y que éste fue el último libro escrito del Nuevo
Testamento.

3. ¿No es la Biblia científicamente inexacta?

Lección 02.01
¿Qué es Apologética?

"Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza


cada día con los que concurrían." (Hch 17:17).

La palabra "apologética", viene de la palabra Griega "apologia", la cual se pronuncia:


"ap-ol-og-ee’-ah"; y significa "una defensa verbal". Es usada ocho veces en Nuevo
Testamento: Hechos 22:1; 25:16; 1ª Corintios 9:3; 2ª Corintios 7:11; Filipenses 1;7,
17; 2ª Timoteo 4:16, y 1ª Pedro 3:15. Pero el último versículo es el que más se usa
asociado con la defensa de la fe Cristiana.

"sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados


para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande
razón de la esperanza que hay en vosotros." (1 P 3:15).

La apologética Cristiana es la rama de la teología que trata con responder cualquiera o


todas las críticas que se oponen o cuestionan la validez del Cristianismo. Esta puede
incluir el estudio de temas tales como la transmisión de los manuscritos bíblicos,
filosofía, biología, matemáticas, evolución, lógica, historia, etc. Pero también consiste
en dar una respuesta simple a una pregunta acerca de Jesús o de un pasaje en la
Biblia. El caso anterior es el más común y Usted no tiene que leer toneladas de libros
para hacerlo.
La apologética puede ser defensiva y ofensiva. Filipenses 1:7 nos da instrucciones del
lado defensivo: "derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, 6 y
estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea
perfecta." 2ª Corintios 10:5-6 nos da instrucciones acerca de la defensa agresiva: "sino
santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para
presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón
de la esperanza que hay en vosotros." El apologista puede y tiene que defender las
razones de su creencia (1ª P 3:15); pero también puede ir al ataque. El apologista
también puede buscar aquellos que se oponen a la Cristiandad (2ª Corintios 10:5).
Claro está que además de estar preparado de antemano, debe hacerlo con suavidad
pero con firmeza.
La apologética consiste en convencer a la gente para que cambie sus puntos de vista.
En esto, la apologética es similar a la predicación debido a que su objetivo final es la
defensa y presentación de la validez y necesidad del Evangelio. Su intento es persuadir
a quien escucha para cambiar sus creencias y vivir en conformidad a la verdad Bíblica;
esto significa que la persona llegará a una relación salvadora con Cristo.
Básicamente, la apologética puede ser evidencial, clásica, o presuposicional. La
apologética Evidencial trata con la evidencia de la Cristiandad: la resurrección de
Jesús, los manuscritos bíblicos, la profecía cumplida, los milagros, etc. Jesús defendió
su resurrección con el uso de evidencia: "Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira
mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino
creyente." (Jn 20:27).
La apologética Clásica se enfoca en el uso de la razón combinada con las evidencias.
Pablo razonó con los Judíos en el templo: "Así que discutía en la sinagoga con los
judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían. (Hch 17:17). En este
versículo, la palabra Griega para "razón", es "dialegomai"; la cual significa "considerar,
resolver en la mente de uno ("dia" a través, y "legō", decir); conversar, disputar,
discutir, disertar con mucha frecuencia, razonar, o discutir con."1 Usted usa la lógica
cuando razona con alguien.
La apologética Presuposicional trata con las presuposiciones de aquellos que se
oponen al Cristianismo debido al efecto que esas presuposiciones tienen sobre el punto
de vista de las personas con relación a la evidencia. Este acercamiento es de mucha
utilidad cuando se encuentra tratando con ateos como verá más adelante. Jesús utilizó
este acercamiento cuando habló con la mujer en el pozo: "Nuestros padres adoraron
en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. 21
Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en
Jerusalén adorarán al Padre." (Jn 4:20-21).
Algunas áreas de debate en la Apologética Cristiana tratan con el uso y la relación de
la evidencia, la razón, la filosofía, las presuposiciones, etc. ¿Debería el apologeta
utilizar estos criterios aceptables sólo para los no creyentes? ¿Se nos está permitido el
uso de la Biblia para defender nuestra posición o debemos probar nuestra Cristiandad
sin ésta? ¿Cuál es la mejor forma de apologética? ¿Deberíamos usar acercamientos con
la Apologética evidencial, la clásica, o la presuposicional? ¿Es la sola razón suficiente
para probar la existencia de Dios o la verdad del Cristianismo? ¿Cuánta razón y
evidencia deberíamos usar a la luz de las enseñanzas de las Escrituras de que Dios es
el que abre la mente para entender? ¿Qué papel juega la oración, el uso de la Biblia, y
la naturaleza pecadora del no creyente en el testimonio? ¿Cómo se interrelacionan
estos factores para traer a un no creyente a la fe? Las preguntas son fáciles; las
respuestas no.
Jesús escogió a Pablo, una persona religiosa altamente educada como apóstol. El resto
de ellos fueron pescadores, un recolector de impuestos, un doctor, etc. Eran personas
regulares que estaban disponibles y dispuestas para ser usadas por el Señor. Fueron
llenos con el Espíritu de Dios y usados como vasos de Su justicia. Dios usa todas las
cosas para Su gloria. Así que, hacemos apología o defensa por fe, en obediencia a Su
mandamiento, y esperamos que Dios sea glorificado. Con relación a cuál acercamiento
es el mejor, le recomendamos que ore, crea a Dios, y dé la mejor respuesta que pueda
dar. Permita que el Espíritu Santo lo guíe. Como puede ver, diferentes acercamientos
apologéticos fueron usados en la Escritura, dependiendo de la situación; así también
Usted se adaptará al tema que tenga a mano.
El Señor ha llamado a cada Cristiano para que esté listo a defender su fe. Esto significa
que Usted está llamado para dar respuestas razonables a preguntas relacionadas con
el Cristianismo. Esto no significa que deba tener un Doctorado o que tenga que ir a un
seminario. Pero sí significa que tiene que estar dispuesto, por lo menos, a dar una
respuesta acerca de sus creencias. Si Usted cree que no puede, entonces en oración
hable con Dios acerca de esto y empiece a estudiar.

¿Qué estudiar?

Usted podría orar y preguntarle al Señor que le enseñe lo que él quiere que Usted
conozca. Pídale que le ponga en su corazón algo que Él quiere que Usted aprenda. No
importa el tema que sea. Sólo pida. Usted podría estar interesado en tratar con el
Mormonismo, el Ateísmo, la Evolución o con Evidencias Bíblicas. No importa. Cuando
Usted llegue a interesarse por algo, es lo que debe aprender, debido a que esto es lo
que probablemente Dios quiere que Usted aprenda para su uso posterior. Esto es como
tener las herramientas en su respectiva caja: entre más herramientas tenga, más
podrá hacer. Una vez que Usted se vuelva un "maestro", en un área particular, Usted
se encontrará interesado en algo más.
Otra forma de saber lo que Dios quiere que estudie es a través de las circunstancias.
Digamos que un Testigo de Jehová llega a su puerta y debate con Usted acerca de la
deidad de Cristo y descubre que no sabe cómo defenderla Bíblicamente. En este caso,
Usted sabe que necesita estudiar versículos que enseñen que Jesús es Dios en carne.
O tal vez un compañero de trabajo le pregunta cómo saber si la Biblia es veraz. Si
Usted no tiene una respuesta, ore y empiece a investigar. Vaya a una librería Cristiana
y adquiera algunos libros. Hable con su pastor. Estudie en MIAPIC; pero lo más
importante de todo es que Usted aprenderá.
Algunas veces Dios hará que un versículo o tema de la Biblia se "avive" en Usted y
esto podría llamarle la atención hasta llegar a interesarse. Podría entonces buscar un
comentario y leer acerca de esto o podría preguntarle a otros. Al hacerlo, Usted se está
preparando a través del aprendizaje para estar listo a responder preguntas y
señalarles a las personas la verdad. Se sorprenderá de cómo Dios usa esos pequeños
detalles para que le puedan ayudar como testigo, aun a través de esos momentos
aparentemente difíciles cuando los versículos súbitamente sean rhema ante Usted.

Cree su propio "Cuaderno de Nuevos Conocimientos"

Este cuaderno, lo puede utilizar pidiéndole a Dios que se lo ayude a llenar con las
cosas que Usted necesita aprender. Puede colocarle el nombre que quiera y el
cuaderno, puede ser de cualquier estilo.
Como en los ejemplos anteriores, Dios colocará cargas de temas particulares en su
corazón o hará que encuentre aquellos temas donde le falte conocimiento o que un
versículo en la Biblia le llame poderosamente la atención. Escriba todo lo que aprende
en este cuaderno y si así lo desea, colóquele fechas a las páginas en la medida en que
continúe su estudio. Una vez más, Usted se sorprenderá con lo que aprende.
Básicamente la apologética es equivalente a la expresión "teología en tenis". Esto
significa, bajar el heno del granero y colocarlo donde las vacas lo puedan comer. Para
poder "hacer" apologética, todo lo que se necesita es voluntad, un poco de trabajo, y
el Espíritu de Dios en Usted. Así que, ¿está dispuesto y listo? Si es así, prepárese para
dar un paseo.

------------------------ Puntos de Enfoque ------------------------

1. Dios le ordena que sea capaz de dar una respuesta a aquellos que le pregunten
(1 P 3:15).
2. La apologética puede ser defensiva y ofensiva. Está bien estar a la ofensiva,
derribando los argumentos del enemigo. No siempre tenemos que estar a la
defensiva, ni tampoco tenemos que esperar a que nos lleguen los ataques.
3. La apologética es similar a la predicación debido a que su objetivo final es la
defensa y la presentación de la validez y necesidad del Evangelio.
4. Hacemos Apologética por fe, en obediencia al mandamiento de Dios esperando
que Dios sea glorificado. Para decidir cuál es el mejor acercamiento en
apologética, ore, créale a Dios, y dé la mejor respuesta que pueda dar.
5. Debería orar y pedirle al Señor que le enseñe lo que Él quiere que Usted sepa.
De esta forma, estará preparado de acuerdo a la voluntad de Dios y no a la
suya.

________________
1. Vine, W., & Bruce, F. "Diccionario Exhaustivo de Vine de palabras del Antiguo y del
Nuevo Testamento", W. E. Wine; "Antiguo Testamento", editado por F. F. Bruce; 1981;
publicado en formato electrónico por Logos Research Systems, 1996. ("Vine's
Expository Dictionary of Old and New Testament Words"; W. E. Vine; Old Testament
edited by F. F. Bruce; electronic ed.). Old Tappan NJ: Revell.

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