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12- Que los Organismos de Derechos humanos han entregado una orientación clara sobre cuándo se requiere
despenalizar el aborto, y han puesto énfasis en que el acceso al aborto es un asunto de derechos humanos y
que asegurar el acceso a estos servicios, de conformidad con los estándares de derechos humanos, es parte
de las obligaciones del Estado para eliminar la discriminación en contra de las mujeres y garantizar el derecho
de éstas a la salud, así como a otros derechos humanos fundamentales;
12-a. Los órganos internacionales de derechos humanos han calificado las leyes que penalizan el aborto como
discriminatorias y como un obstáculo para que las mujeres tengan acceso a atención médica y han
recomendado que los Estados eliminen todas las disposiciones punitivas hacia las mujeres que se han
sometido a abortos. Estos organismos también han solicitado que los Estados permitan el aborto en ciertos
casos;
12-b. Que la jurisprudencia de los órganos creados en virtud de tratados ha indicado claramente que negar
el acceso al aborto a las mujeres cuando existe una amenaza a la vida o salud de la mujer, o cuando el
embarazo es el resultado de una violación o de incesto, viola los derechos a la salud, a la privacidad, y en
ciertos casos, a ser libres de tratos crueles, inhumanos y degradantes;
12-c. Que el aborto legal debe ser seguro y accesible también es una postura apoyada por compromisos
políticos asumidos por los Estados en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (CIPD),
llevada a cabo en El Cairo en 1994. En dicha Conferencia, los Estados reconocieron al aborto en condiciones
de riesgo como una importante preocupación de salud pública y se comprometieron a reducir la necesidad
de abortos a través de servicios de planificación familiar más amplios y mejores, a la vez que reconocieron
que, en los casos en que el aborto no fuera contrario a la ley, éste debía practicarse en condiciones
adecuadas. La Plataforma de Acción de Beijing, que fue acordada en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la
Mujer en 1995, también afirmó esto;
12-d. Que la revisión y evaluación de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la implementación
de la CIPD en 1999 acordó asimismo que, en los casos en que el aborto no es contrario a la ley, los sistemas
de salud deben capacitar y equipar a quienes prestan servicios de salud y tomar otras medidas para asegurar
que el aborto se realice en condiciones adecuadas y sea accesible. Se deben tomar medidas adicionales para
salvaguardar la salud de la mujer;
13- Que un informe del Comité de Derechos del Niño de la Organización de Naciones Unidas (ONU) advierte
al Estado argentino que debe garantizar "el acceso a servicios de aborto seguro y atención postaborto para
niñas y adolescentes, garantizando que sus opiniones siempre se escuchen y se tengan debidamente en
cuenta como parte del proceso de toma de decisiones". El organismo manifestó preocupación por las
barreras que enfrentan los y las adolescentes respecto al acceso a la educación y servicios de salud sexual y
reproductiva, además de "la alta incidencia de embarazos adolescentes y los riesgos elevados de mortalidad
materna entre madres adolescentes y el acceso insuficiente a los métodos modernos de anticoncepción y a
la planificación familiar";
14- Que oportunamente la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre violencia contra la mujer, Dubravka
Simonovic, denunció en Buenos Aires que la falta de implementación del protocolo sobre el aborto no
punible en dos de cada tres provincias argentinas supone una "violación de los derechos humanos" y
"contribuye a la alta tasa de mortalidad materna" en el país, exigiendo al Gobierno de Mauricio Macri que
haga cumplir el protocolo existente e impulse un proyecto de ley sobre la interrupción voluntaria del
embarazo;
15- Que dada su importancia presentamos a continuación el marco legislativo de la República Argentina
respecto a la cuestión que nos ocupa.
Marco Normativo
La historia de la interrupción legal del embarazo en Argentina comienza en 1886 con la sanción del
primer Código Penal. Desde entonces el marco legislativo ha variado. Actualmente, de acuerdo con
el artículo 86 del Código Penal y la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso
“F.A.L” de 2012, las personas tienen derecho a la interrupción legal del embarazo en los siguientes
casos:
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Si el embarazo representa un peligro para la vida de la mujer y este peligro no puede ser
evitado por otros medios;
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El Protocolo considera algunas situaciones especiales
Edad:
La persona menor de edad tiene derecho a ser escuchada e informada, así como a participar en las
decisiones sobre sí misma.
Entre los 13 y 16 años, mientras que una persona cuente con el grado de madurez suficiente para
ejercer por sí los actos que le son permitidos por el ordenamiento jurídico, se entiende que tiene
aptitud para decidir respecto de aquellos tratamientos que no resulten invasivos, ni comprometan
su estado de salud o pongan en riesgo su integridad o su vida. Para ese tipo de tratamientos, al
considerarse invasivos, la adolescente debe prestar su consentimiento con la asistencia de sus padres
o representantes legales. Si esta adolescente por alguna razón fundada se niega a que se le informe
a sus progenitores, debe intervenir el Ministerio Público.
A partir de los 16, la adolescente es considerada como un adulto para las decisiones respecto de su
propio cuerpo. De todos modos, se recomienda que las adolescentes cuenten con la compañía y el
apoyo de una persona de su confianza. En caso de violación, la declaración jurada puede ser realizada
sin la autorización de un adulto.
Discapacidad:
Si la persona requiere asistencia para la toma de decisiones, deben asegurarse los sistemas de apoyo
e información comprensibles para que se preserve su autonomía para decidir sobre su cuerpo.
Información sobre aborto y atención post-interrupción del embarazo:
Todas las personas tienen derecho a acceder a información válida y confiable sobre aborto seguro,
así como sobre prácticas que pongan en riesgo su salud o su vida. Esta información puede circular en
cualquier ámbito, sin que esto constituya un delito. Asimismo, tienen derecho a recibir atención
médica después de una interrupción del embarazo, haya sido legal o ilegal.
Tomando en cuenta
16- Que cada año en Argentina más de 3000 niñas menores de 14 años son obligadas a ser madres. Así lo
informó el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (CLADEM)
en un informe en el que recordó que el camino de esas chicas, solitario e impuesto, tiene similitudes: suelen
ser víctimas de abuso sexual, que quedan embarazadas -muchas veces se enteran tarde, cuando las llevan al
médico por un “dolor estomacal”- y luego son victimizadas por el Sistema de salud, que les niega el acceso a
la ILE y las fuerza a ser madres;
17- Que Argentina es miembro de la Asociación Médica Mundial;
18- Que los profesionales aquí denunciados no solo no han cumplido con el Protocolo de Interrupción Legal
del Embarazo sino que han obstaculizado el acceso de las menores al mismo, y sometiéndolas a una violencia
institucional y mediática pocas veces vista violando su juramento médico, y avasallando sus derechos como
menor, en particular el artículo 3 que declara que “Los Estados Partes se asegurarán de que las instituciones,
servicios y establecimientos encargados del cuidado o la protección de los niños cumplan las normas
establecidas por las autoridades competentes, especialmente en materia de seguridad, sanidad, número y
competencia de su personal, así como en relación con la existencia de una supervisión adecuada”.