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ENSAYO

NO MÁS VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES, UN CRIMEN ATROZ

PRESENTADO A:
BREIDY FERNANDO CASTRO

PRESENTADO POR:
GAIL LIZETH RIASCOS PALACIOS

ESPECIALIZACION EN DERECHOS HUMANOS

ESCUELA SUPERIOR DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

MOCOA

2018
NO MÁS VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES, UN CRIMEN ATROZ

Este ensayo expone el grave problema que se presenta contra las mujeres, un crimen atroz
relacionado con la violencia en todas sus manifestaciones. Se hace una reflexión desde la
perspectiva de la Biblia, de la Iglesia y sus documentos sobre el valor de la mujer, de su dignidad
y el rechazo que conlleva a ocultar o alentar la violencia hacia la mujer. Se realizará a lo largo del
ensayo, reflexiones sobre la violencia hacia la mujer, el problema inmenso que produce el
feminicidio en la sociedad colombiana y que últimamente se ha aumentado considerablemente.
También se dará conceptos sobre lo que es el feminismo, reflexiones sobre teorías de la violencia
contra las mujeres, los impactos a nivel psicológico y salud pública. Finalmente conclusiones
sobre este tema de impacto en la sociedad colombiana.

Es importante hacer ver la realidad que está padeciendo la mujer, para que la sensibilidad
de todos se haga manifiesta en una concientización y de compromiso, de que la mujer es muy
importante y valiosa para las generaciones. Es importante que los castigos se den en toda su
intensidad a los agresores, así los posibles victimarios podrán reflexionar y tomar decisiones
favorables a su comportamiento. Los medios de comunicación se comprometan
responsablemente a denunciar los hechos y no solamente mostrar a las víctimas y tratar de
encubrir a los potenciales victimarios. Que no se dé un discurso de odio, resentimiento, de
desprestigio de las o los defensores del feminismo. Se hace necesario crear una conciencia de no
violencia, de amor, de trato amable, gestos y palabras amables, llenas de afectividad, de amor,
desde el matrimonio, familia, escuela y sociedad. La no violencia debe triunfar sobre la violencia
y para ello se empezará hablando de los aspectos cristianos católicos basados en la Biblia y en los
documentos de la Iglesia. Esto generará que todos y todas tengan las mismas condiciones,
libertades y oportunidades para construir una Colombia con justicia social y paz.

El amor de Dios se hizo presente en la creación del hombre y de la mujer; como lo


manifiesta el Libro del Génesis: Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo. Hagámosle una
ayuda que sea semejante a él”. Y mientras Adán dormía, Dios formó a Eva del cuerpo de Adán.
Y cuando él la vio dijo: “Esta sí que es carne de mi carne y sangre de mi sangre”. Y dijo Dios:
“El hombre dejará a su padre y a su madre y se irá con su mujer, y serán los dos una sola carne”.
(Génesis 2, 18-24).

Uno de los documentos de la Iglesia, que reafirma el amor de Dios en la creación del
hombre y de la mujer, dándole importancia y dignidad a la mujer, es el Documento de Aparecida,
cuando los obispos expresan y enseñan que “el hombre y la mujer, creados a imagen y semejanza
de Dios, poseen una dignidad inviolable, al servicio de la cual se han de concebir y actuar los
valores fundamentales que rigen la convivencia humana” /n.537). Como se percibe, este mandato
de la Iglesia a todos los que creen en Dios Trinidad, es hacer caer en cuenta al hombre, de que la
mujer es hija de Dios, igual que el hombre; que es una ayuda, compañera y que en el matrimonio
los dos se convierten en ayuda mutua, por tanto, se hace necesario sensibilizarse, concientizarse y
comprometerse, desde cada hábitat, donde esté situado el hombre y la mujer o la familia, para
valorar la dignidad de la mujer. Esta toma de conciencia, es vital y fundamental en este mundo de
hoy, donde la mujer es despreciada, rechazada, asesinada, por hombres que dicen que creen y
aman a Dios. La violencia machista, ha sido enraizada en la cultura iberoamericana; donde las
múltiples formas de violencia a la mujer se expresan tanto en el hogar como fuera de ella.

Esta violencia que se expresa en el ocultamiento en el hogar, silenciada para que no se


note ni se comente por el qué dirán, se hace necesario que se la escuche, que se oiga el clamor de
las voces de las niñas y mujeres que sufren los impactos barbáricos de esta violencia que recorre
en la venas de los machistas. Como lo expresa el documento de Aparecida, urge un cambio
interior y exterior e invita: “Urge escuchar el clamor, tantas veces silenciado, de mujeres que son
sometidas a muchas formas de exclusión y de violencia” (n.454).

El rostro de la mujer, refleja en muchas zonas del país, las denuncias que hace la Iglesia a
través de sus documentos; reflejan la realidad que está pasando con la mujer y con otros rostros
sometidos a la exclusión por parte del hombre. La lucha es diaria, constante, de denuncia, de
evangelización como misión de la Iglesia por elevar la dignidad de la mujer y de otras personas
que están en la línea de la exclusión como los indígenas, los afroamericanos, los inmigrantes y
todas aquellas personas deshumanizadas por la opresión machista provocada por el mismo
hombre.
La Iglesia Católica Latinoamericana, siguiendo las ideas doctrinales del Magisterio de la
Iglesia, con su Pastor Francisco, invita al ser humano a tomar conciencia de que no se puede
aceptar que la dignidad de la mujer sea pisoteada; despreciada por el hecho de ser mujer, como
una cosa que se utiliza y ya no sirve. La Iglesia crea conciencia en la humanidad, para elevar la
dignidad de la mujer y está a favor de su libertad como persona humanizada para que humanice a
los demás. Gracias a estas doctrinas eclesiales, la posición de los creyentes en favor de la mujer,
crea conciencia y desde la misma escuela, familia, la educación armoniosa en favor de la mujer
se hace notar y está avanzando nuevamente en pro de lo más hermoso de la creación: la mujer.
Hasta Dios quiso tener una mujer por madre y a fe que la escogió muy bien el Padre para su hijo.

Estas orientaciones que dan los documentos de la Iglesia, sirven de fuente para considerar
a la mujer como la obra perfecta de Dios, porque da y defiende la vida, aunque actualmente con
la influencia de los medios de comunicación y de las teorías de negación de la vida, la mujer se
deje llevar lamentablemente por el camino del aborto, negando el principio de vida que Dios
quiere que se lo ame y se lo respete porque es su obra creadora.

No más violencia contra las mujeres, un crimen atroz; es violar el mandato de Dios, es
atentar contra la misericordia y ternura de Dios para con la mujer; es decirle a Dios que su obra
no es perfecta y por ende hay que exterminarla, excluirla de su dignidad y someterla a toda clase
de abusos y desprecios por parte del mismo hombre. Tanto la mujer como el hombre, son iguales
ante los ojos de Dios y no hay explicación cuando se oyen las noticias de feminicidios;
desvaloración de la mujer en el trabajo; de la desigualdad en sueldos, ocupaciones; desprecio por
su raza, religión, cultura, entre otros. No hay derecho, que la mujer sea el caballito de batalla de
toda desigualdad y violencia.

Volviendo a retomar el documento de Aparecida, la mujer en tiempos de Jesús, no tenía


valor social, dependía absolutamente de su esposo. Deberes del hogar, además de lavar el rostro,
los pies y las manos de su esposo; de cuidar a su marido, darle hijos, educarlos, por tanto, su
palabra no tenía valor, no tenía igualdad ante la sociedad machista judía; incluso existía una
norma de rechazo, desde tiempo de Moisés, donde el hombre podía repudiarla por motivos, por
ejemplo, el de no poder tener hijos, ya que su esterilidad se consideraba como un castigo de Dios;
pero llega a Jesús, a este tiempo machista y le da valor en todos los sentidos; ante el marido, la
sociedad y la religión. Jesús va al corazón de la mujer y del buen judío, rompe con aquellas
estructuras injustas y se acerca a ellas para hablarle como lo hizo con la Samaritana, con las
pecadoras (cf. Lc 7, 36-50; Jn 8,11); las curo de enfermedades; les dio importancia, cuando dijo:
“Dichosas mas bien las que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en Práctica” (Lc 11,28); las
reivindicó en su dignidad (cf. Jn 8, 1-11); y para resaltarlas como mujeres importantes de su
misión, las eligió como testigas de su resurrección y las hizo sus discípulas junto a los apóstoles.

Como se muestra, Jesús avanzó en la sociedad judía de romper esquemas y de valorar a la


mujer. Eleva a la mujer a través de María, que manifiesta en el cántico del Magníficat. Jesús atrae
a las mujeres por su lenguaje afectivo, su misericordia, su ternura, compasión, por la sencillez de
su vida y por ser la fuente de salvación. Libera a la mujer de la esclavitud del pecado y le
devuelve su grandeza y dignidad a la mujer.

Tomar conciencia sobre la dignidad de la mujer, exige de parte de todos mirar a la mujer
con otros ojos de comprensión, de afecto, de amor, de aceptación, de solidaridad, de misericordia;
de su liberación integral; de considerarla persona humanizada y si toca el caso humanizarla para
que sea multiplicadora de humanizaciones de otras personas, especialmente de la mujer, así sea
pobre, negra o afroamericana o indígena. Este un desafío, un reto, que exige de todos,
compromisos verdaderos, de aceptación, de reconocer la diferencia con amor, de valorar la
dignidad de la mujer.

No es salir en defensa de la mujer que está en la opresión y en la subordinación de otras


personas; no es solamente levantar humo por el problema que se está presentando; sino aumentar
la conciencia de las personas y a nivel social sobre las situaciones que se están presentando
como: discriminación y violencia de género; provocar abortos; discriminación laboral; brechas a
la mujer por su pobreza, por sus condiciones políticas, religiosas, sino ese tomar conciencia
implica actuar, tomar decisiones, comprometerse a buscar la igualdad de la mujer y liberar de su
subordinación ante otros.
Pensar y actuar en pro de la mujer es pensar en el valor de la vida y no en la extinción de
ella. El feminicidio, se ha convertido en la situación más problemática en la actualidad. Se está
creando un monstruo difícil de minimizar, de eliminar. El feminismo no es solamente para la
mujer, sino que el hombre puede participar para ayudar a concientizar a otros en la defensa de la
dignidad de la mujer.

Lo que se ve en la actualidad, es agresiones y no soluciones; el feminismo busca que esa


lucha por la igualdad de las mujeres y de los hombres, sea causa común de todos. La historia del
ser humano, ha creado en las culturas, de que la mujer no tenía ni voz ni voto. Los tiempos han
cambiado, el desarrollo social, industrial, económico, cultural, religioso, político, ecológico, ha
conllevado que se deben dar pasos firmes en pro de la mujer. Rescatar sus valores como mujer,
como hija de Dios, hermana de Jesucristo y Templo del Espíritu Santo, no ha sido fácil, pero los
conceptos, pensamientos, teorías apuntan a la igualdad con el hombre en todas las sociedades
existentes.

El feminismo es la puerta para que las mujeres encuentren alternativas de soluciones ante
la situación problemática que está afrontando. Es fundamental que en la sociedad, a pesar de las
evoluciones que ella sufre, deba también cambiar la forma de pensar, de que solucionar los
conflictos entre parejas o de otras formas, la solución sea el feminicidio. Se hace necesario, que
desde el interior de la familia, se vaya generando la igualdad con el varón; que la estructura
familiar, le dé importancia a la mujer y no solamente al varón. Que los movimientos religiosos,
las costumbres, culturas, tradiciones evolucionen favorablemente en pro de la dignidad de la
mujer; en pro de su humanización como personas importantes en la familia, escuela, universidad,
sociedad y campo laboral.

La igualdad es un principio importante, fundamental, que no se debe dejar a un lado y


atrás. La igualdad invita a ver al otro, igual a la mujer, con los mismos principios y valores de
cómo ha sido educado el varón. La igualdad al ser tomada con armonía, equilibrio entre mujer y
varón, posibilita, enriquece, potencializa tanto a la mujer como al hombre a encontrar las
soluciones de trato idéntico, sin interferir la diferencia por raza, sexo, condición socioeconómica;
física, mental, intelectual o de cualquier naturaleza. Esto debe llevar a que tanto el hombre como
la mujer tengan oportunidades, derechos y compromisos.

Lo contrario del feminismo, es el machismo, que ha hecho conceptualizar, percibir en el


concepto femenino, de acuerdo a los intereses de una sociedad; de acuerdo a los desarrollos que
se produzcan en ella. Aspectos como servir, ser utilizada, coser, labores de cocina, del hogar, de
realizar trabajos exclusivos en el hogar, tener hijos acordes a la voluntad del hombre, son
influenciados por el machismo. Estas influencias se han dado por muchísimos años, ahora la
mujer está rompiendo este molde; son mujeres decididas, que con su liberación femeninas,
encontraron sentido en otros horizontes que las han llenado de gozo, libertad, valor de ser
mujeres, elevada su dignidad y es así, que sobresalen en el arte, en la literatura, periodismo, en el
deporte, en la ciencia o en cualquier actividad a la que se dedique; se han roto las barreras y la
mujer no tiene techo para llegar a lo más alto si se lo propone.
A pesar de tener a sus espaldas la violencia en todos los órdenes, la mujer se sobrepone a
todo esto y la historia demuestra la valentía de la mujer por afrontar aquellas situaciones que
parecen imposibles y que ella con su tesón, voluntad, decisión las ha podido superar.

Actualmente, debido a los medios de comunicación, a los derechos adquiridos, rescatados


por la mujer ante el estado, la violencia dejó de ser privada para hacerse dominio público;
cualquier hecho cometido contra la mujer, se conoce inmediatamente por los medios de
comunicación y ahora el estado tiene la responsabilidad de darle soluciones rápidamente.

Gracias al movimiento feminista, a las leyes en defensa de la mujer, de los niños, de los
excluidos, se ha descubierto que la violencia hacia la mujer es producida por aquellas relaciones,
que han sido dadas como normales, entre la desigualdad estructural del hombre y la mujer. Esta
desigualdad estructural creada por la misma sociedad, genera una gran cantidad de violencia en
todas sus formas y la que recibe las consecuencias es la mujer, considerada sexo débil ante la
sociedad. Los estados con sus instrumentos jurídicos, sea nacionales e internacionales, tienen el
compromiso de prevenir, erradicar, sancionar, castigar a aquellos que producen violencia sin
importar el sexo. Los avances, en algunos países, son fundamentales, en otros, la violencia es la
reina del paseo y no se ha hecho nada por solucionarlo. Lamentablemente, las culturas de una
determinada sociedad, influye en el actuar de las personas y esto produce acatamiento, sumisión,
esclavitud en la personas que pertenecen a dicha cultura.

Esta violencia generada en las familias influyen en los hijos, al ver que sus madres,
hermanas y ellos mismos son maltratados por sus padres; esto hará que en un futuro no muy
lejano, cuando tengan hijos, traspasen esta forma de violencia en ellos. Esta influencia de
generación en generación de la violencia intrafamiliar, hace que vaya carcomiendo la estructura
familiar y así no se visualiza ningún futuro.

En el documento Violencia contra la Mujer, se da una definición de la Violencia contra la


mujer, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1993, la define así: como
“todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño
físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la
libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada” (OMS/OPS, junio 1998, pág.
3).

Esta definición, comprende todas las formas de violencia que se cometen contra la mujer
y los niños en el hogar, como dice el texto: la violencia relacionada con la dote, la violación por
el marido, la mutilación genital y otras prácticas tradicionales que atentan contra la mujer, la
violencia ejercida por personas distintas del marido y la violencia relacionada con la explotación;
la violencia física, sexual y psicológica al nivel de la comunidad en general, incluidas las
violaciones, los abusos sexuales, el hostigamiento y la intimidación sexual en el trabajo, en
instituciones educacionales y en otros ámbitos, el tráfico de mujeres y la prostitución forzada; y
la violencia física, sexual y psicológica perpetrada o tolerada por el Estado, donde quiera que
ocurra” (OMS/OPS, junio 1998. pág. 3)

Como se ve, todas las formas de violencia están tipificadas en esta definición, aunque
también debería considerarse como violencia a la mujer, el reclutamiento forzado por parte de los
grupos ilegales que todavía subsisten esta Colombia. Los abusos cometidos por estos grupos, se
conocían, pero ahora se están conociendo más debido a las denuncias hechas por las víctimas de
esta violencia absurda en Colombia.
La violencia tiene muchos tentáculos y acabar con todos, requiere de procesos largos,
lentos, de la disposición de todos por terminarlo. Se visualiza en estas formas de violencia, que
ya es necesario decir, no más violencia contra las mujeres, es un crimen atroz; se rechaza
rotundamente, esa violencia que afecta la totalidad humana de la mujer; que se da desde la
aprobación de la Corte Suprema de Justicia en Colombia de aceptar el aborto bajo tres
condiciones; que horror, un país cristiano católico, tenga que aprobar por situaciones de presión
de otros países, de los que están a favor del aborto, de cómo el ser humano en el vientre materno
no tiene valor y como la mujer se presta para que su vientre sea una tumba. Esta forma de
liberarse de un hijo no deseado, o porque está enfermo o porque corre riesgo su vida, no sabe el
sufrimiento existencial que va a tener a lo largo de su vida por permitir abortarlo. Esta violencia
hecha a sus hijos se devuelve como un boomerang hacia su vida, y el sufrimiento es peor que la
solución provocada de cometer un aborto. Se está violentando contra sí mismo y no sólo ella se
repercute este crimen sino que afecta a los que lo rodean y aquellos que lo provocaron.

Lo mismo ocurre con aquellas niñas indígenas de la etnia Embera, de Colombia, que
practican la ablación del clítoris o mutilación genital femenina y que afecta su salud e incluso han
conducido a la muerte. Por tanto, en este año, viendo que esta práctica sigue siendo una
problemática, la ONU declaró el 6 de febrero como el Día Internacional de Tolerancia Cero con
la Mutilación Genital Femenina. En esta fecha se debate el multiculturalismo y los derechos
humanos que subyacen tras la mutilación. (6 de Febrero 2018).

La violencia tiene varios caminos para agredir al ser humano y especialmente al ser
humano, considerado sexo débil, la mujer; en diferentes lugares del país, se da diferentes formas
de violencia intrafamiliar y extra familiar. Violaciones por parte de sus hermanos o miembros de
su familia; por personas que ejercen un poder; por personas ajenas a la familia; al interior del
hogar, disfrazando un silencio forzado, porque si lo divulga se somete al escarnio, a la amenaza
de muerte o se lo oculta para no tener vergüenza ante los demás. Es la sociedad familiar machista
que impone estas cosas en los corazones de los seres humanos; se han enraizado tanto, que todo
lo que conlleve esta violencia se la considera permitida.
Una violencia que se ha ocultado en los conflictos armados. Tanto los paramilitares como
los subversivos, y las fuerzas del orden estatal, usaron su poder para abusarlas sexualmente,
someterlas a sus ideologías e intereses políticos militares; afectaron su dignidad humana y se
sobrepasaron en la violación de sus derechos humanos y ay de la que proteste o denuncie o se
rebele, será sometida a castigos inhumanos o a la desaparición en algún lugar de la selva. Los
ataques a la mujer por estos grupos producen horror cuando se los escucha; la barbarie recorre la
selva y lugares donde las fuerzas en conflicto se hicieron presentes.

Estos abusos van acompañados del maltrato psicológico; la mujer vive en un clima de
miedo, terror, que prefiere morir que seguir sufriendo los horrores de la tortura a la cual se la
somete. La que sobrevive a estos horrores, acumula en su ser daños psicológicos que pueden ser
irreversibles, que la única forma de liberarse es en una sanación de liberación en una santa Misa
de liberación.

En las últimas décadas, en nuestro país, las conquistas en relación con la igualdad de
género y el empoderamiento de las mujeres, ha tenido sus avances, pero no como se quiere
totalmente: reducir a cero la violencia contra la mujer en todas sus formas.

Hay que reconocer que el estado a pesar de tantas limitaciones y algunas políticas que han
desorientado a la opinión pública, ha validado los tratados internacionales actuales y de
aplicación referentes a derechos humanos y derechos de las mujeres, como dice el artículo: Las
mujeres en Colombia de ONU-Mujeres: “ha hecho un progreso significativo en el desarrollo de
leyes para promover la igualdad de género y garantizar los derechos humanos de las mujeres”. El
documento muestra algunos ejemplos como son “los Lineamientos de la Política Pública para la
Equidad de Género para las Mujeres y el Plan Integral para garantizar a las mujeres una vida libre
de violencia aprobados en 2012, y la ley de Víctima y Restitución de Tierras, aprobado en 2011,
con disposiciones importantes sobre la igualdad de género, así como la Ley 1257 “Por la cual se
adoptan medidas para garantizar el acceso a la justicia de la víctimas de violencia sexual, en
especial la violencia sexual con ocasión del conflicto armado, de 2014, entre otras” ( Las
mujeres en Colombia de ONU-Mujeres).
A pesar de estas intenciones por parte del gobierno y de hacer su aplicación, se siguen
dando dificultades y limitaciones sobre estas situaciones presentadas, porque los datos que se
están dando en Colombia van aumentando la brecha sobre los problemas presentados.

Un país que está creciendo a pasos agigantados hacia el desarrollo económico en pro del
progreso social, del desarrollo humano no puede retroceder en la aplicación de los derechos de
las mujeres en materia de igualdad de género, de participación en lo laboral, político, económico
y social: por tanto, se debe luchar contra este flagelo del feminicidio, de la desigualdad de género
entre el hombre y la mujer; en la violación de los derechos de la mujer, con verdaderas políticas
de acción acordes a los compromisos realizados con los tratados internacionales relacionados con
estas situaciones problemáticas en este país y en todo el mundo.

El documento sigue visualizando la situación en cuanto a relacionados con el género;


informa que la participación de las mujeres en la política “ha aumentado del 6% al 11% en los
cargos de elección popular, y del 7% al 21% en las elecciones del Congreso en los últimos 20
años” (Las mujeres en Colombia de ONU-Mujeres). Y al compararlo con América Latina, el
documento hace ver que la representación de la mujer en la política es menor: “En 2015 son tan
solo el 14% de concejalas, el 17% de diputadas, el 10% de alcaldesas y el 9% de gobernadoras”
(Las Mujeres en Colombia de ONU-Mujeres); esto indica, que las mujeres en relación con esas
cifras, están muy por debajo de la participación de la mujer en estos cargos dentro de la sociedad.
Si esto se da en el ámbito político, ni que decir, en otros ámbitos como referente a su trabajo en el
mercado laboral, es decir, en el ámbito económico. La mujer aquí en este ámbito, su participación
laboral es mínima e incluso, su salario no compensa con sus capacidades, talentos, conocimientos
adquiridos y desarrollados. Colombia se raja en este ámbito, se discrimina laboralmente a la
mujer, se abusa de su condición de mujer, que para tener un puesto, a veces se la condiciona
sexualmente para adquirirlo o no se la tiene en cuenta por el hecho de ser mujer. Son pocas
mujeres las que han podido sobrevivir a este monstruo del machismo, que prima más el hombre
en un puesto público que una mujer; la brecha salarial, la brecha del desempleo, se aumenta cada
día más en vez de disminuirse, porque más prima la corrupción, las ideologías deshumanizantes
que el ser humano con cara de mujer. A pesar de que la mujer se está dando cuenta de que la
educación es la vía para el progreso en todas sus formas, se descubre que las mujeres
colombianas tienen una tasa más alta de educación que los hombres (Las Mujeres en Colombia
de ONU-Mujeres); esto implica, que a pesar de que se han profesionalizado, su participación
laboral es muy limitada; tienen dificultades de acceso al empleo y como decía, las diferencias
salariales en relación con el hombre se afecta significativamente sin reconocer su condición
profesional o su calidez humana en este trabajo.

Es así, que la mujer al ver que se le cierran sus puertas a pesar de su profesionalización,
dedica sus conocimientos al trabajo independiente, intentando sobrevivir a las exigencias que le
hace la sociedad, es así, que las estadísticas revelan que el índice de informalidad ha subido
considerablemente en este país. Lo mismo pasa en materia de salud, la mortalidad materna
aumenta considerablemente, por las condiciones precarias de salud de parte de las entidades del
estado o de aquellas que contratan con el estado, según los datos “500 mujeres que mueren cada
año a causa del embarazo y del parto” ((Las Mujeres en Colombia de ONU-Mujeres); esto
implica que la violencia en materia de salud se hace manifiesta con la mala atención; incapacidad
estructural de centros hospitalarios en atención al ser humano y especialmente a la mujer.

El documento sigue dando datos relacionados con la mujer y a pesar de las leyes
promulgadas en pro de la mujer como la ley 1257 de 2008. Según este documento revela datos
interesantes en relación con el tema de la violencia contra las mujeres. “Según el informe del
Instituto Nacional de Medicina Legal en Colombia (INMLCF) en 2014 fueron asesinadas 1.007
mujeres, se registraron 37.881 casos de violencia contra las mujeres en el ámbito de la pareja y
16.088 casos de violencia sexual fueron contra mujeres, el 86% del total de las victima de este
delito, siendo además las niñas y las adolescentes las principales afectas por esta forma de
violencia” (Las Mujeres en Colombia de ONU-Mujeres). Los datos desde ese año hasta el actual,
en vez de disminuir, ha aumentado considerablemente y se agravará si el nuevo presidente rompe
los acuerdos que se han hecho con el grupo guerrillero, promotor de violaciones de derechos de
las mujeres y de los niños, se volvería a recrudecer la guerra en los campos y se reactivaría más la
violencia en todos los órdenes y especialmente en las mujeres, que sufrirían las consecuencias de
una guerra que no se quiere revivir, porque el horror y la muerte no se la quiere volver a repetir
en este hermoso país.
La violencia no respeta edades, la violencia no tiene rostro de hombre o de mujer, tiene
rostro de destrucción total de todo lo que es vida y sus agentes por lo general son hombres, que le
hacen el juego a la muerte y la producen no solo en el campo sino también en las ciudades y en
las mismas esferas sociales altas del país. Lobos vestidos con piel de cordero, hacen de la suya,
ocasionando violencia, porque la corrupción produce violencia, las amenazas conducen a la
violencia, lo mismo con la extorsión, la salud inoperante conduce a muchos seres humanos a
morirse o los dejan morir por la falta de atención o por malos procedimientos quirúrgicos en
hospitales o en instituciones con doctores falsos que engañan a la usuaria por un cambio estético
y con la ilusión de ser más bella.

Las mujeres han recibido el impacto de la violencia y de la violación de sus derechos


humanos en todas sus edades. Ya desde antes de nacer, se la está matando con el aborto en todas
sus formas; mujeres víctimas de amenaza por grupos de ideología izquierdista y ahora de
ideología de extrema derecha; asesinatos de sus parejas o de sus exparejas, de grupos
delincuenciales o de grupos guerrilleros o paramilitares; los horrores de esta violencia hacen ver
lo que pueden hacer las personas en contra de un ser humano; terrorismo, torturas por parte del
estado, de los narcotraficantes, como se descubrió en el sector del cartucho en Bogotá y cuantos
cartuchos en otros lugares de Colombia, que también se ensañan contra la mujer, relacionadas
con torturas, amenazas, secuestros, esclavitud sexual, abusos sexuales, drogadicción, embarazos,
abortos forzados y toda clase de vejaciones en contra de la mujer colombiana.

Como dice el documento: “Datos oficiales indican que más de 400.000 mujeres han sido
víctimas de homicidio en el marco del conflicto armado y hay más de 57.000 mujeres víctimas de
desplazamiento forzado. Entre 1995 y 2011, la violencia en el conflicto armado ha generado el
desplazamiento interno de más de 2.700.000 mujeres (cerca del 6% de la población total del país
y el 51% del total de personas desplazadas), 15 % de las mujeres desplazadas declaran haber sido
víctimas de violencia sexual. Las mujeres pertenecientes a grupos étnicos indígenas y
afrocolombianas se han visto afectados de manera desproporcionada por la violencia derivada del
conflicto; de 3.445 casos de homicidios de personas indígenas y afrocolombianas, el 65,5% eran
mujeres.” (Las Mujeres en Colombia de ONU-Mujeres).
Estos datos de estos años demuestran que en vez de mejorar estas situaciones
problemáticas de lo que sucede en el país ha aumentado a pesar de los pactos actuales y de los
diálogos con el ELN, que también ha provocado violaciones a los derechos de la mujer y niñas de
Colombia. (Las Mujeres en Colombia de ONU-Mujeres).

Es importante conocer ante la pregunta ¿Cómo está la mujer en Colombia? Entrevista de


08 de Marzo de 2017, a tres mujeres muy importantes en la opinión pública: tres visiones sobre la
situación general de la mujer en Colombia; de la mujer en los medios de comunicación y en la
educación en Colombia.

Juanita León, directora de la Silla Vacía: comenta “La situación de la mujer en los medios
de comunicación es muy similar a la de los hombres en Colombia. Se puede decir que es tan buen
o tan mala como ellos. A las mujeres en Colombia –a diferencia de otros países- no les asignan
exclusivamente los temas de moda y vida moderna, y a los hombres los temas judiciales y de
conflicto. “Aquí en Colombia las mujeres hemos cubierto el conflicto armado y la política.”
“Tampoco me parece que exista diferencia en los términos de que los hombres tengan cargos
directivos y las mujeres tengan cargos menos pagados. Aquí en Colombia muchas jefas de
redacción de medios y periodistas son mujeres.” “En lo único que he visto una diferencia en
términos de composición de género en Colombia, es en la propiedad de los medios de
comunicación, somos muy pocas las mujeres que somos dueñas de medios de comunicación.”
(¿Cómo está la mujer en Colombia?, 08-marzo-2017).

CholeRutter-Jensen, profesora de estudios culturales de la Universidad de Los Andes:


opina así: “El estado de la mujer en Colombia y probablemente en el mundo entero es
lamentable.”“Las mujeres siguen sin poder negociar colectivamente su labor, estar seguras en
la calle, estar seguras en la casa y decidir sobre su propio cuerpo.”“La mujer todavía es víctima
de una guerra armada, simbólica, material y financiera.”“Realmente no veo con mucho
optimismo el puesto de la mujer hoy día.”(¿Cómo está la mujer en Colombia?, 08-marzo-
2017).
Paola Portilla de Todos por la Educación:"Las mujeres en el Sistema Educativo no
estamos muy bien. Faltan muchas brechas por cerrar.""1 de cada 10 niñas comparadas con 1 de
cada 12 hombres no entran al sistema educativo, esto se acrecienta aún más en zonas
rurales.""Para niñas con menos recursos económicos existen mayores riesgos de que nunca
entren al sistema educativo.""Cuando logramos entrar al sistema, en nuestra vida profesional o
laboral, ganamos menos que los hombres. Esto no puede seguir pasando."(¿Cómo está la mujer
en Colombia?, 08-marzo-2017).

Estas tres visiones, que presenta este documento, ante la pregunta: ¿Cómo está la mujer
en Colombia? De 8 de marzo de 2017, indico cada visión en los siguientes aspectos:

En la primera visión de la Periodista y jefe de Medios de Comunicación Juanita León,


directora de la Silla Vacía expresó lo siguiente:

 Que la mujer en los medios de comunicación, le ha ido bien en lineras generales en


cuanto a su participación laboral, porque la enviado a cubrir temas judiciales y de conflicto;
también sobre el conflicto armado y la política; habla de que las mujeres son jefes de redacción
y periodistas.

 Esto está bien, pero ella desconoce o no quiere reconocer que para llegar a esos
puestos, muchas mujeres han tenido que ceder a deseos sexuales de sus jefes y se han quedado
calladas para tener tal honroso puesto. No todas han subido con sus cualidades y capacidades
periodísticas; también ha habido discriminación en este medio; a muchas mujeres periodistas se
les han cerrado las puertas al trabajo periodístico y han tenido que dedicarse a otras cosas
menos al periodismo. Y aquellas que han subido al poder se han vuelto más reacias a aceptar
mujeres en este trabajo, a lo mejor temiendo, la competencia. De todo se ve en la viña del
Señor.
 Reconoce esta periodista que si ha visto una diferencia en términos de composición
de género en Colombia y es ser propietaria de los medios de comunicación y son pocas las
dueñas de estos medios de comunicación.

 Afortunada que es dueña de medios de comunicación, pero desconoce cómo vive la


mujer en aquellos trabajos periodísticos que dependen de jefes hombres y de compañeros
periodistas, en donde algunos las respetan como mujeres y otros las tratan como a sus sirvientas
o las discriminan por el hecho de ser mujer.

En la segunda visión de CholeRutter-Jensen, profesora de estudios culturales de la


Universidad de Los Andes expreso lo siguiente:

 Reconoce que la mujer no está en las mejores condiciones como se quiere hacer
creer; no hay seguridad para la mujer es víctima de la guerra armada, simbólica, material y
financiera y no ve con buenos ojos el puesto de la mujer actual. La profesora, mira con ojos
reales la realidad de la mujer colombiana; reconoce con sus opiniones, muchos obstáculos que
se le presentan a la mujer por avanzar como mujer y tener posición como mujer en Colombia.
La discriminación sigue vigente, a pesar de los intentos del estado, pero sus agentes que aplican
los compromisos internacionales, no han actuado como se merece, más bien han caído en la
inoperancia, indiferencia, corrupción y temor de hacerlo.

 Lamentablemente las situaciones así lo demuestran y para que la mujer se la


reconozca en igualdad con el hombre es una utopía, decir, que esto se cumple en toda
Colombia. Muchísimas mujeres en Colombia, son discriminadas por el hecho de ser mujer y
peor si son de las etnias o afroamericanas, pienso que la discriminación es peor, mirar el caso
de la ablación genital a las indígenas Emberas, donde se violan los derechos humanos, se les
afecta su salud e incluso ponen en riesgo su vida, por culpa de una tradición cultural hereditaria
promovida por los hombres de esta etnia y aceptada sumisamente por las mujeres. Así como lo
expresa en un artículo del Espectador de 5 de Febrero de 2015, con su título: “Colombiano,
único país latinoamericano donde se da la ablación genital”: Se está intentando cambiar esta
concepción cultural y desde 2007, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, el apoyo de
UNFPA, ha venido trabajando en conjunto con las autoridades embera, sus mujeres y sus
parteras en el departamento de Risaralda.

 La presión de la sociedad colombiana referente a este asunto, conllevó que las


autoridades embera de este departamento suspendieran este tipo de prácticas y se
comprometieran a formar a las mujeres para que conozcan sus derechos y los de sus hijas y a
las parteras para que renuncien a realizar la práctica, además de fortalecer la medicina
tradicional y apoyar el liderazgo femenino. (“Colombiano, único país latinoamericano donde se
da la ablación genital” El Espectador 5 Feb.2015).

En la tercera visión de Paola Portilla de Todos por la Educación, expreso lo siguiente:

 Ella reconoce que el sistema educativo no está bien; que hay brechas que no se han
cerrado todavía, por ejemplo, el no ingreso de niñas al sistema educativo, por cuestiones de
pobreza, de distancia hacia la escuela y si se logra ingresar al sistema educativo, vida profesional
o laboral se gana menos que los hombres. Es una crítica al sistema educativo, que a pesar de que
no se cobra la matrícula, hay dificultades en la movilización de transporte, en la alimentación,
porque las gobernaciones realizan contratos con oferentes que no satisfacen verdaderamente el
servicio en estos sectores. La corrupción hace su agosto conjuntamente con los administradores
del servicio a la educación en cada departamento. Como dice Paola Portilla, esto no puede seguir
pasando, las contrataciones tienen vicios de corrupción y ponerle la mano ha sido lento por parte
del estado, mientras tanto, las niñas y niños sufren esta inoperancia de parte de sus
administradores del estado, es así que los docentes del país, hacen paro por esta clase de errores y
corrupciones en la mayoría de los departamentos del país.

La atrocidad del hombre hacia la mujer no tiene límites, por eso es necesario, conocer
que formas de violencia se cometen contra las mujeres y que estas acciones son comunes en la
mayoría de los escenarios del mundo y especialmente en Colombia y departamento del
Putumayo.
Es importante conocer estas formas de violencia contra las mujeres, para sensibilizar,
concientizar, reflexionar y comprometerse en la región de Mocoa, para construir un mundo
mejor, de paz, de equidad y justicia social. Se hace necesario empezar desde el seno de la
familia, para que en la escuela, se complemente y se fortalezca en los años escolares.
Estructurando al ser humano con base en la eliminación a toda clase de violencia contra las
mujeres y las niñas, se podrá generar un ser humano de afecto, de amor por el otro, de
solidaridad, compromiso, respeto, convivencia pacífica, entre otros. Esto es lo que necesita el
país, valores humanos y espirituales para el desarrollo integral de los niños y niñas de
Colombia y especialmente de nuestra región.

Es importante para este ensayo, una definición de la violencia contra mujeres y niñas
que se da en todo el mundo y que también se manifiestan en Colombia y Putumayo. Así lo
muestra el artículo referente a la Definición de la violencia contra las mujeres y niñas, que lo
ha tomado de la Asamblea General de las Naciones Unidas: “la violencia contra mujeres y
niñas es una de las violaciones a los derechos humanos más sistemáticas y extendidas. Está
arraigada en estructuras sociales construidas en base al género más que en acciones
individuales o acciones al azar; trasciende límites de edad, socios económicos, educacionales y
geográficos; afectos a todas las sociedades; y es un obstáculo importante para eliminar la
inequidad de género y la discriminación a nivel global. (Asamblea General de las Naciones
Unidas, 2006).

Como se ha dicho anteriormente en el ensayo, la violencia sobrepasa todos los órdenes


mentales provocados por el hombre; se han disparado estadísticamente las violaciones a los
derechos de las mujeres y niñas en Colombia y Putumayo. La violencia promovida por
ideologías revolucionarias o de ultraderecha, han cometido toda clase de atropellos a la mujer y
también enraizada en la educación machista, hace explosión aberrante de manifestaciones de
violencia hacia la mujer. Causarle daño a la mujer, ya sea físico, sexual, psicológico y otros
actos aberrantes, rechazados por la sociedad, pero se siguen cometiendo cada día en cualquier
lugar de Colombia y especialmente en el Putumayo. Estas acciones se producen públicamente o
privadamente pero se realizan y a veces las víctimas, lo aceptan silenciosamente, debido a las
presiones del que lo realiza y de aquellos que rodean a su entorno humano, familiar y social.
El artículo muestras que las Naciones Unidas definen la violencia contra las mujeres
como “todo acto de violencia basado en basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o
pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así
como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se
producen en la vida pública como en la vida privada” (Resolución de la Asamblea General
Resolución 48/104 Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, 1993).
Según el artículo, es necesario diferenciar los términos “violencia basada en género” y
“violencia contra las mujeres” son usados de modo indistinto en la bibliografía y por los
abogados, sin embargo el término “violencia basada en género”, se refiere a aquella dirigida
contra una persona en razón del género que él o ella tiene así como de las expectativas sobre el
rol o ella deba cumplir en una sociedad o cultura. La violencia basada en el género pone de
relieve cómo la dimensión de género está presente en este tipo de actos, es decir, la relación entre
el estado de subordinación femenina en la sociedad y su creciente vulnerabilidad respecto a la
violencia. Sin embargo, resulta importante advertir que tanto hombres como niños también
pueden ser víctimas de la violencia basada en el género, especialmente de la violencia sexual.
(Resolución de la Asamblea General Resolución 48/104 Declaración sobre la eliminación de la
violencia contra la mujer, 1993).

En líneas generales, la violencia hacia las mujeres y niñas, se convierte en el mayor


acto barbárico que se comete contra ellas. La violencia se ha desatado y no hay día que se
enuncie por las noticias de los canales, que tal o cual acto en contra de las mujeres o de las
niñas se ha cometido por la mano de un hombre. Dios hasta cuando, se seguirá soportando esta
barbarie contra la violación de los derechos de la mujer.

Como así lo expresa, Formas de violencia contra las mujeres, se manifiesta a nivel
físico, sexual, emocional y económico. Este artículo, lo especifica así, además también informa
que: “las formas de violencia más universalmente comunes incluyen la violencia doméstica y
violencia dentro de la pareja, violencia sexual (incluyendo la violación), acoso sexual y
violencia emocional/psicológica. Así mismo, la violencia sexual es una táctica de guerra y una
secuela de situaciones de emergencia que es común en los países y áreas afectadas” (Formas de
violencia contra las mujeres). También habla de otras formas de violencia como: “explotación
sexual, trata y prácticas tradicionales nocivas tales como la mutilación genital
femenina/amputación de órganos genitales (FGM/C), así como el matrimonio forzado y el
matrimonio precoz” (Formas de violencia contra las mujeres).
El artículo especifica que existen formas de violencia menos documentadas incluyen:
crímenes cometidos en nombre del “honor”; feminicidio; selección prenatal del sexo;
infanticidio femenino; abuso económico; violencia política; abuso contra ancianas; violencia
relacionada a la exigencia de dote; ataques con ácido. (Formas de violencia contra las mujeres).
También se considera como: asimismo, grupos particulares de mujeres y niñas tales como
mujeres miembros de minorías raciales, étnicas y sexuales; mujeres con HIV positivo; mujeres
migrantes y trabajadoras indocumentadas; mujeres con discapacidad; mujeres prisioneras y
mujeres víctimas de conflicto armado o de situaciones de emergencia, pueden ser más
vulnerables y experimentar múltiples formas de violencia debido a complicadas formas de
exclusión socio económica y discriminación. (Formas de violencia contra las mujeres).

El artículo concluye que: “los perpetradores de la violencia pueden incluir al Estado y sus
agentes, miembros de la familia (incluyendo esposos), amigos, pareja íntima u otros parientes así
como extraños (Asamblea General de las Naciones Unidas, 2006).

Como se ve, la mujer es siempre la afectada y de grandes desproporciones. Acaso la


mujer fue creada para sufrir, servir, someterse a la voluntad del hombre, a la discriminación, a
estar en juego a los desequilibrios de poder en los hombres; esto causa gran daño a la mujer, a la
familia, afecta comunidades y da pie para que se sigan produciendo desigualdades y violencia
entre ellas. No, esto tiene que parar, ya es hora de levantar el poder de la mujer para ayudar a
construir un país sin violencia contra la mujer; hay que empezar por hacerlo, porque si se espera
que el mismo hombre reaccione y reconozca sus errores, pasaran años y la inequidad hacia la
mujer se seguirá dando; como decía anteriormente, la educación desde la familia, el
fortalecimiento de los valores humanos y espirituales en las familias; en la escuela e instituciones
educativas, ayudará a minimizar en un futuro el problema de la violencia contra las mujeres y
niñas de Colombia y especialmente del Putumayo.
Como la violencia ha recorrido tantos caminos en el país, el Putumayo, no se queda atrás,
desde los caucheros, pasando por los grupos subversivos, los paramilitares, las Bacrim,
narcotráfico, el estado mismo con sus agentes de seguridad, policial y militar, han producido
violencia en todas las direcciones, pero especialmente contra las mujeres y niñas de este
departamento. Ante estas atrocidades, en el acompañamiento y fortalecimientos de la mujeres a
través de la organización de mujeres; la defensa de sus derechos, el mejoramiento de sus
condiciones económicas, sociales; seguridad en materia de alimentos y de resistencia con la no
violencia a la guerra que se desataba en el campo y en algunos pueblos sin ley. Como dice el
documento Caracterización de la situación de la mujeres del Putumayo 2007-2008: esta fuerza
femenina venía manifestándose desde años atrás con los procesos organizativos de mujeres
promovidos por el sacerdote católico Alcides Jiménez (asesinado en 1998 por milicianos de las
FARC) y lideresas, en especial de la ciudad de Puerto Caicedo. Esto dio para comenzar a trabajar
como Alianza” (Alianza Departamental de Organizaciones de Mujeres del Putumayo: “Tejedoras
de Vida”). Todo el esfuerzo de lucha, capacitarse, defenderse contra los actores de la muerte; de
protestar y denunciar los hechos; de salir del miedo; de ser gestoras de la no violencia; de confiar
en Dios según sus credos, les ha permitido a estas valientes mujeres sobrevivir, aunque algunas
fueron asesinadas, pero su voz de protesta y de denuncia se sigue dando y a medida que pasa el
tiempo, se han ido fortaleciendo y organizándose ahora en “Tejedoras de Vida”.

El documento, resalta la contextura geográfica del departamento, rico en petróleo, en


otros minerales, que ahora se viene un problema, la mega minería que tanto se pregona y que
repercute en impactos ecológicos desastrosos para la región; rico en biodiversidad, que se
convierte en parte importante del pulmón amazónico. Su riqueza petrolera que todavía se
conserva en el suelo putumayense, ha permitido que una de las empresas grandes del país, como
ECOPETROL, tenga sus operaciones, beneficiando limitadamente a las comunidades pero
afectando el ecosistema con su explotación petrolera; esto ha provocado cambios socioculturales
en las regiones donde se asienta su trabajo petrolero. La llegada de toda clase de personas a la
región; el aumento de sitios de diversión y de trabajo sexual; libertad sexual, embarazos no
deseados de jovencitas ilusionadas ante los regalos costosos dados por estas personas que se
aprovechan de la falta de educación y orientación sexual; futuras madres solteras, porque muchas
de ellas, no se les reconocieron a sus hijos y otras tuvieron que abortar para mostrarse como
señoritas ante la sociedad; otras al tener libertad sexual, se convirtieron en prepagos porque la
afluencia de dinero ante la bonanza petrolera hicieron su agosto económico. El caos por llamarlo
así, ante el impacto petrolero y la llegada de diferentes culturas, posibilitó que el sector femenino,
sufriera las consecuencias de su permisividad sexual. Mujeres abandonadas, madres solteras,
hijos huérfanos sin padre porque no fueron reconocidos; otras al ver la situación apremiante a sus
necesidades, optaron por entrar en el circulo de trabajadoras sexuales y otras como decía de
prepagos, sometiéndose a posibles contagios de enfermedades venéreas.

También la explotación da para todo; la afluencia de movimientos cristianos se aumentó


considerablemente, si permanecían constantemente cinco grupos de cristianos reconocidos en
alguna región, al llegar estos movimientos, la cifra se aumentó considerablemente y hay para
todos los gustos en materia de fe. Los precios se elevaron y afectaron a sus residentes de años; la
economía de las familias se empobreció por el aumento a los precios en cuestión de alimentos y
la elevación en materia de arrendamiento. Todo elevó en sus precios y afectó considerablemente
a las familias; los valores se deterioraron y la espiritualidad fue dividida; se aprovecharon de la
ignorancia de unos y otras para enriquecer a los más vivos, que se disfrazan de corderos para ir
quitando poco a poco con sus famosos “diezmos” a la gente que trabaja y cree en las promesas
que se le hacen. La ignorancia hace su agosto en estos grupos de fe que llegaron a aumentar el
número de los ya establecidos.

Los grupos guerrilleros cuando dominaban, imponían también sus condiciones a las
empresas petroleras y a todos los que buscaban el desarrollo económico de este departamento;
luego llegaron los paramilitares e hicieron lo mismo que los grupos guerrilleros, se apoderaron de
las zonas del Putumayo, con la anuencia de las autoridades locales y empezaron a manejar a su
antojo las realidades de las comunidades; los abusos se dieron por doquier, los asesinatos, el
reclutamiento de mujeres y de niños como combatientes a su ideología, así como lo hacia la
guerrilla; estas situaciones violentas entre los grupos, produjo violación a los derechos humanos;
desplazamiento forzado, cambio en las normas de convivencia; enriquecimiento ilícito a costa del
trabajo del campesino sembrando hoja de coca; las aberraciones de la violencia en todos sus
órdenes se manifestó en esta región del Putumayo, hasta la delincuencia común, también hizo su
festín, la inseguridad ha crecido considerablemente, secuelas del narcotráfico y de la vida fácil a
la que estaban acostumbrados.

Geográficamente, el Putumayo perteneciente al pulmón del mundo, tiene una riqueza de


biodiversidad, que hace que los depredadores de la fauna, de la flora, realicen sus viajes con fines
turísticos, pero más de consecución de especies para transportarlas ilícitamente a sus destinos;
este contrabando de su especie, de su fauna, de su flora, de sus bosques, más el narcotráfico y el
caminar de los guerrilleros reincidentes al proceso de paz y de autodefensas, ha convertido esto
en un caldo de cultivo, que los beneficiados son los que están en la ilegalidad que los propios
campesinos asentados o colonizadores y que quieren a esta tierra como si hubieran nacido en ella.
Todo este panorama, es para presentar, que en el Putumayo, la violencia sigue caminando y sigue
dándose más en algunos sectores de la región. La violencia alcanza para todos, como decía un
campesino en su jerga popular; violencia a la naturaleza en su destrucción; violencia social,
porque hay hostigamiento de los grupos armados, como lo que sucedió en territorio ecuatoriano.
La violencia se manifiesta también en la carencia de recursos para las áreas rurales y la salud, han
posibilitado nuevamente el desplazamiento de familias, de niños, niñas, porque no quieren ser
reclutadas por estos grupos que empiezan a organizarse nuevamente; además la presión de otros
grupos: paramilitares y bandas criminales hacen que se esté volviendo nuevamente un caos en los
campos y los que sufren a esa violación de los derechos humanos son nuevamente sus moradores
y especialmente las mujeres y niñas de estas regiones.
Esto da pie para hablar de la mujer putumayense, que según datos del documento: la
población femenina en el Putumayo representa un porcentaje de cerca del 50%. En efecto más de
116.930' habitantes son mujeres, 63.474 en las cabeceras municipales (urbanas) y 53.456 en áreas
rurales. (Caracterización de la situación de las mujeres del Putumayo 2007-2008). Esto indica que
debido a la violencia, familias quedaron sin cabeza de hogar y les toco a la mujer liderar esta
situación, ser padre, madre, al mismo tiempo, ya que el tiempo apremiaba y las situaciones eran
alarmantes; los impactos sicológicos arrasaron a algunas mujeres que no pudieron soportar la
pérdida de sus hijos, esposos y se consumieron en la tristeza, otras se refugiaron en el
alcoholismo, drogadicción y otras pocas se suicidaron; pero las que pudieron soportar estas
situaciones, como dice el documento: Aunque no se dispone de datos más recientes, la tendencia
al aumento de este tipo de hogares de liderazgo femenino se considera como un aspecto a
contrastar con relación a variables tales como índice de homicidios, que son principalmente de
varones jóvenes, desplazamiento forzado y desempleo, que afecta también a hombres.
(Caracterización de la situación de las mujeres del Putumayo 2007-2008).

Esto ha permitido para que la mujer salga de su ostracismo, sometida del machismo y las
mujeres del Putumayo, participan, son protagonistas de las transformaciones a nivel de familia,
de comunidad, superando las dificultades, los retos que se le presentan por ser líderes de cada
comunidad del Putumayo. La mayoría de ellas han sido víctimas, tanto directas como indirectas
de la violencia en el campo y pueblos del Putumayo; afectadas por la marginación, pobreza,
desplazamiento forzado por aquellos grupos que estuvieron en guerra y que ahora se están
rearmando nuevamente. A pesar de habérseles vulnerados sus derechos, las mujeres líderes,
demuestran que se han apropiado de su rol, de ser líderes, dirigentes de sus comunidades; parece
absurdo la violencia las despertó y sacó de su interioridad, ese don de liderazgo, compromiso,
responsabilidad de luchar por otras mujeres, niñas, niños y hombres que se encuentran en las
condiciones que ellas estuvieron. Este capital humano de las mujeres líderes del Putumayo, de
cada región, muestra la valentía, el coraje, la fuerza indígena, mestiza, afroamericana, de sus
capacidades, de su fuerza como mujer para afrontar aquello que el temor, el miedo, las hacia
esconderse y salir huyendo y que hoy, con la unión de todas, son capaces de afrontar los retos
imposibles, pero con la ayuda de Dios, todo lo superan.

La lucha es continua, buscan mejorar sus perspectivas culturales, materiales y sociales;


que el mundo las escuche y por eso formaron “La Asociación Alianza Departamental de Mujeres
“Tejedoras de Vida” nace en 2005, cuando varias lideresas se unen con el fin de acompañar y
gestionar ayuda humanitaria para los habitantes del Putumayo, que quedaron inmersos en un paro
armado de más de 30 días que sitió de hambre a la población. El paro, paralizó todas las
actividades económicas, aún más las informales (ventas de empanadas, arepas, lavado de ropa,
etc.) y dejó especialmente a la población infantil, mujeres de cabezas de familia y desplazados en
una situación de total vulnerabilidad. (Alianza Mujeres Tejedoras de Vida).

El documento, sigue mostrando, que la preocupación por la ayuda humanitaria a estas


personas, las llevó pedir ayuda de algunas organizaciones de Bogotá; esto potencializó a este
grupo, que reconocieron, que tenían grandes capacidades, para organizarse, liderar, poder de
gestión y de convocatoria y es así, que: La Alianza Departamental de Mujeres del Putumayo,
nace “como una respuesta a la crisis humanitaria, a la intensificación de la guerra, como una
forma de mantener vivo el tejido social del departamento”. La idea de identificar esta fuerza
femenina y de unirlas, fue motivada este mismo año, por el informe de una organización Suiza
que habría identificado 65 iniciativas de paz, en su mayoría lideradas por mujeres, o cuya
mayoría eran mujeres, en el Putumayo. El informe concluye: “Muy significativo el
empoderamiento de las mujeres de este departamento en el trabajo por la paz como una realidad
sin precedentes en Colombia. (Alianza Mujeres Tejedoras de Vida).

Así lo reafirma el documento: Así de 2005 y 2006 se inicia la identificación y


convocatoria de las iniciativas, con visitas a terreno en los 13 municipios y dos encuentros
Departamentales en La Cocha-Nariño, en los cuales se congrega a 40 organizaciones y con las
que se crea oficialmente a la Alianza Departamental de Mujeres “Tejedoras de Vida” sobre tres
ejes temáticos: 1) Mujer, Derechos Humanos y Construcción de Paz; 2) Mujer, Historia y
Participación política; 3) Mujer y Desarrollo Social y Económico. Se define también una ruta de
trabajo y un proceso de empoderamiento sobre tres áreas:
 Caracterización y Diagnóstico de la situación de la mujer en el Putumayo.
 Formación en Derechos Humanos y de Género a las iniciativas.
 Visibilización, movilizaciones y recuperación de la memoria histórica.

Es importante conocer el termino empoderar, empoderamiento, cuando las mujeres del


Putumayo, que pertenecen a Alianza Mujeres Tejedoras de Vida, manejan este lenguaje.
Tomando el concepto de Empoderar, significa: desarrollar en una persona la confianza y la
seguridad en sí misma, en sus capacidades, en su potencial y en la importancia de sus acciones y
decisiones para afectar su vida positivamente. (Significado de Empoderamiento)

Y empoderamiento se conoce como: el proceso por medio del cual se dota a un individuo,
comunidad o grupo social de un conjunto de herramientas para aumentar su fortaleza, mejorar sus
capacidades y acrecentar su potencial, todo esto con el objetivo de que pueda mejorar su
situación social, política, económica, psicológica o espiritual. (Significado de Empoderamiento).
Por tanto, las mujeres del Putumayo, formaron este colectivo o grupo social de mujeres
afectadas por la violencia tanto directamente como indirectamente, en diferentes situaciones:
económicas, políticas o sociales, marginadas, excluidas por su sexo, raza, religión, entre otros
motivos. Su finalidad es organizarse, tener la oportunidad de trabajar, de luchar por mejorar las
condiciones de vida de otras personas, lo que importa es el otro como ser humano, sea hombre o
mujer, niño o niña, de un credo u otro; de una etnia o afroamericana; lo que importa es el ser
humano, para que se ayude y ayudarlo a mejorar sus condiciones de vida. Es así, que este grupo
que busca reivindicar a la mujer putumayense tiene como misión: Empoderar a las mujeres y sus
organizaciones, a través de estrategias de exigibilidad de derechos (políticos, sociales,
económicos, culturales y ambientales), con el fin de recuperar el tejido social afectado por el
conflicto armado y la violencia social y construir así, un Putumayo con equidad de género y en
paz. (Alianza Mujeres Tejedoras de Vida).

Fortalecidas por su trabajo tienen una visión que las ha llevado a ser protagonista de una
nueva construcción humana de mujeres en pro del desarrollo del Putumayo: una alianza
fortalecida y consolidada, con capacidad de incidencia política y movilización social; reconocida
a nivel regional, nacional e internacional, como un espacio de interlocución válido en la defensa,
promoción y generación de políticas públicas con perspectiva de género que se traduzcan en el
disfrute pleno de nuestros derechos (Alianza Mujeres Tejedoras de Vida).

Es así que las bonanzas, panaceas que se pintaban como el dinero fácil, el enriquecimiento
de la noche a la mañana, fue un sueño, una ilusión y en vez de traer felicidad, trajo todos los
males a la región del Putumayo. Como dice el documento: “La coca presentó un falso
bienestar y la idea de dinero fácil; la gente no quiere cultivar alimentos, pues no genera los
mismos recursos. Además, la dificultad de la comercialización y la imposibilidad de competir
con empresas grandes que llegan con productos baratos…, falta de asistencia técnica; nosotras
también podemos seguir sembrando alimentos, pero nos faltan conocimientos para hacerlo
mejor..., con mallas para defenderlos de los animales. El estado debe aportar y eso no son
imposibles; son apoyos que nos facilitarían... (Testimonio de mujer de Puerto Ospina, mesa de
trabajo Puerto Leguízamo). (Caracterización de la situación de las mujeres del Putumayo 2007-
2008).

Esto demuestra que la mujer putumayense, se encuentra en desigualdad económica, en


discriminación ante un empleo y al no tenerlo, implica falta de independencia económica, lo que
la lleva a reducir sus posibilidades y a ser vulnerable ante cualquier situación y cuando toma una
decisión para sortear esa dificultad puede ser peor la solución que la enfermedad o problema. Por
ejemplo, las penurias económicas u otro problema que la afecta tanto, que la hace sufrir porque
no puede superarlo, la lleva a vender su cuerpo como trabajadora sexual o prepago o a ser mula
del narcotráfico o ser sicaria, delincuente o guerrillera, entre otros. Es decir, la mujer siente la
presión por todo lado y sus posibilidades de sobrevivir son mínimas, porque si hace lo uno lo
puede hacer lo otro. Mujeres que trabajan más de la cuenta y reciben un salario miserable de sus
patrones; mujeres que llevan a sus hijos para completar el trabajo que les falta pero solamente
reciben el sueldo asignado a ellas; mujeres que se la pasan cocinando en las fincas de los
sembrados de hoja de coca y de recolección; otras obligadas por los grupos tienen que someterse
a la fuerza a ellas y otras que oponen resistencia son violadas y asesinadas o desplazadas a otras
tierras a volver a empezar a vivir con la secuela de la violencia en su corazón.

En conclusión: la mujer objeto de destrucción, de abuso sexual, de violencia continua por


parte del hombre. La mujer que puede ayudar a construir un mundo mejor, de justicia social, de
paz, que puede ser la educadora y formadora de sus hijos, recibe los ingratos más aberrantes de
parte del hombre y de la sociedad machista, que considera que el único que debe gobernar, dirigir
y tener el poder es el hombre. Estos tiempos han cambiado y se busca que la mujer también tenga
ese derecho como tiene el hombre.

Se ve, que la mujer a pesar de trabajar con verraquera, sigue viviendo en la pobreza; que
el ahorro se malgasta porque es la cabeza del hogar o lo pierde por culpa de los delincuentes o de
los grupos que extorsionan, que le exprimen lo poquito que tienen; así la mujer siente
deshumanizada, sometida a las condiciones de vida generada por los seres humanos y por la
inoperancia del Estado; zonas de esta región donde el estado es la guerrilla, la delincuencia, el
narcotráfico, que imponen su ley, su orden, organización y de cómo se debe vivir y qué hacer.
No se valora a la mujer en su trabajo como la educadora de sus hijos, la de ayuda mutua
para el hombre; no se le reconoce esta labor, más bien, se la utiliza como la sirvienta de la
familia, del hogar y el derecho a estudiar, profesionalizarse en algunas zonas rurales, es truncado
porque los padres de familia, no quieren que estudien, que mejor se dediquen a sus labores de la
casa, del hogar o también son truncadas por el reclutamiento de los grupos guerrilleros y ahora de
los reincidentes al proceso de paz; también de los grupos paramilitares, que todavía circundan por
la zona y que el estado se hace el de la vista gorda y de los grupos delincuenciales, que están a la
caza de estos seres indefensos para aumentar sus grupos o del narcotráfico, que ven la
desesperación de las familias por sobrevivir a los problemas y utilizan estas niñas o adolescentes
como mulas o juego de sus diversiones sexuales.

El mundo pareciera que estuviera patas arriba, la mujer es malmirada y de la gran mayoría
que debería educarse, profesionalizarse, son un pequeño número que llega a esta meta deseada,
pero la realidad, nos demuestra, que muchas de ellas, se quedaron en el camino, debido a
embarazos prematuros; drogadicción, alcoholismo, trabajadoras sexuales, prepagos, mulas,
suicidios, delincuencia, ingreso a la guerrilla o a grupos paramilitares y últimamente a un
crecimiento de lesbianismo. Los valores se trastocaron, el respeto a la mujer desde la niñez se
está perdiendo, más prima lo material que lo espiritual y aquellos valores artificiales creados por
la sociedad son más importantes que los valores heredados a través de nuestras familias. El tener,
el poder y el placer son los nuevos dioses, amos de los y las jóvenes de hoy; ya no quieren
estudiar, más bien quieren tenerlo todo fácilmente y los caminos que siguen, creen que lo van a
lograr, pero en el fondo el choque es impresionante para sus existencias, sus vidas como
personas.

Es así que el grupo “Alianza Mujeres Tejedora de Vida”, busca darle sentido a la mujer,
capacitarla, dotarla de conocimientos, de habilidades, de fortalecer su liderazgo, para que sea
protagonista en la construcción de un nuevo país, de eliminación de la violencia hacia las mujeres
y niñas; del rescate de los derechos humanos y de su aplicación en las comunidades donde cada
mujer trabaja como su líder. Se necesita más mujeres valientes, capaces de ayudar a otros a salir
de las situaciones en que se encuentran. A buscar el bienestar social, comunitario que el bienestar
individual y para ello se siguen fortaleciendo estos grupos de mujeres valientes Tejedoras de
Vida, que en un futuro no lejano los resultados serán halagüeños y de verdadero cambio del país.
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