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COLOMBIANO
Nominado en 2014 en dos categorías a los International Latino Books Awards como
best educational children's picture book- Spanish or bilingual y Most inspirational
children's picture book –spanish or bilingual, y al Premio Lápiz de Acero en la
categoría de editorial, Conferencia de los pájaros es un libro-taller-lúdico en formato
blanco y negro para que los niños lo intervengan y se apropien de él. Con un CD
respaldado por la emisora HJCK de Bogotá para apoyar la lectura del texto central,
además de juegos y actividades que incluyen la investigación, la memorización, el uso
de las nuevas tecnologías y la fotografía, actualmente es utilizado por los colegios
bogotanos San Carlos, Gimnasio Británico, Gimnasio los Robles y Gimnasio
Femenino, para poner en práctica la ley 120 de convivencia escolar para el aula.
Pero para llegar a Conferencia de los Pájaros, Lisa y su equipo tuvieron que pensar en
cómo pasar algo complejo como los derechos a través del poema, pues el material que
existía para niños, según su percepción, o lo estaban volviendo muy sencillo, o le
estaban quitando toda la complejidad al punto de casi asumir a los niños como si
fueran brutos.
Que todo el mundo habla de paz, dice Lisa, y que nadie se sabe ni siquiera el artículo
primero de la declaración de los Derechos Humanos. Por eso, la idea fue buscar que
se aprendan el artículo primero, y ya después ver cómo ponerlo en práctica a través
de internet, de jugar, de colorear, de irlo integrando en el cotidiano de los niños.
Cuando volvió encontró al país muy polarizado. Muy radical: negros y blancos, poca
capacidad de escucha y de poder mantener sanamente una conversación entre dos
polos opuestos. Pero ahora lo ve peor: toda reflexión sobre el ser humano está
eliminada, nos ponemos en bandos, dice. Ponemos un color, un nombre, y allí está, y
nos atrincheramos.
La pregunta que nos hacíamos en la Comisión, dice de Zubiría, empezaba por ello:
¿Para qué vamos a investigarlo? Tenemos que, además, hacer una cartografía, de cómo
se ha analizado el conflicto en Colombia: si el acento ha sido jurídico, filosófico (que
ha sido muy escaso), sociológico, cultural, ético en la comprensión, y hasta llegamos
a decir que en América Latina, Colombia es el país que más ha aportado en Ciencias
Sociales porque hemos creado una rama que se llama la Violentología, un tema que
produciría bastantes dificultades, pero que sí, en el fondo, una de las labores que está
por hacerse, y ya Jefferson Jaramillo, decano de la facultad de Sociología de la
Universidad Javeriana, ha empezado la senda, por lo menos, es mostrar, de las doce
comisiones del esclarecimiento histórico que ha habido en Colombia, cómo han
operado tres de ellas, cómo han abordado metodológica y filosóficamente el problema
del conflicto, y nos quedan pendientes nueve.
En ese sentido, el papel de los medios masivos de comunicación, como dice el padre
Javier Giraldo abanderado de la Comunidad de paz de San José de Apartadó: algún día
en Colombia habrá que hacer un tribunal, casi un tribunal de Núremberg, a los medios
masivos monopólicos de Comunicación, porque aquí hay muchos actos que se dicen
en nombre de la Paz, que solamente son actos de guerra, exterminio, venganza,
crueldad.
Allí, la pedagogía del dilema funciona muy bien, dice Lisa, porque un dilema bien
planteado sigue siendo un dilema mientras uno no contesta. Las preguntas de la forma
¿cómo se les ocurre irse con los paramilitares?, o ¿cómo se les ocurre darle un vaso de
agua a la guerrilla?, no se resuelven fácil. Por eso para Lisa y su equipo fue muy
enriquecedora la experiencia. Nadie salió ileso de ahí, cuenta. La estrategia para hacer
pedagogía de la masacre estuvo basada en varias voces, escoger un mismo hecho, y
verlo desde diferentes ángulos: plantear un dilema a ver si lo contestan tan fácil,
además de un abordaje cronológico pero siempre desde diferentes voces que se
contradicen, que se contrastan, y en esas contradicciones siempre hay una parte de la
verdad. No cerrar el discurso, abrir el debate acerca de qué hubiera pasado.
Las herramientas que usaron en ese trabajo fueron muy importantes. El equipo es
interdisciplinar, y ofrece herramientas para que la gente pueda leer su cotidiano de
manera crítica, pero también constructiva, y para eso trabajan mucho la imaginación.
Tienen claro que alguien sin imaginación es alguien sin la posibilidad de soñar.
Otra parte importante de esa pedagogía es estar en un lugar en donde uno no sabe.
Porque todo el mundo tiene que saber. Promueven el reconocimiento del no saber,
porque cuando alguien no sabe, se abre más, está dispuesto a entender, a escuchar. Y
sumado a eso, análisis de documentos, fotografías.
Es muy complicado porque uno comparte momentos con los actores armados y sale
diciendo que son unos bacanes, unas personas chéveres. Uno se encuentra con una
persona que le cuenta una historia, que le sirve un café, que le cuenta un chiste, que
le explica la situación desde su punto de vista. Esos encuentros con esa gente tan
diversa fueron muy importantes. Y para eso había que llegar abiertos. Yo le decía al
equipo: respirando y dispuestos a escuchar. Había por ejemplo, militares con todo un
discurso montado para nosotros les creyéramos, pero teníamos que dudar, dice.
No hablaron con altos mandos. Hablaron con soldados rasos, y eran historias muy
similares. Que las botas pesaban un montón, que tenían sed y nadie les quería dar
agua. En el Centro de Memoria Histórica quedaron con las herramientas que se
construyeron, pero el equipo decidió salirse porque, según ellos, faltó rigor en el
trabajo por parte desea institución.
Según Lisa, eso les sirvió también para entender que Colombia está llena de una jerga
absurda. Una de las premisas del Centro de Memoria Histórica era: esta masacre se
presentó porque estigmatizaron a todos los campesinos como guerrilleros. Entonces
el estigma era una de sus líneas y ellos se dieron cuenta de que esa no era la base y
decidieron pasar de la retórica a los objetos.
Entre los objetos están: Dale la vuelta, que sirve para trabajar la identidad, la empatía
y los puntos de vista a partir del movimiento corporal que de acuerdo a la ubicación
posibilite abstraer informaciones acerca de algo particular; la Camiseta del silencio,
que tiene que ver con que quien se la pone tiene posibilidades de silencio y de escucha,
es decir, quien se la pone tiene que escuchar; La Matrushka, que funciona para
entender lo chiquitos que somos frente al mundo y los poderosos que podemos ser,
para ubicar desde el sistema solar en dónde estamos, quiénes somos; La vasija de la
reconciliación, que se rompe, y plantea cómo rehacer eso. Son vasijas para romper.
Este objeto está inspirado en una reflexión que tienen los japoneses frente a eso. Ellos
rellenan los vacíos con oro y la vasija rota después de reconstruida se vuelve más
bonita. De ahí sale la invitación a pensar reflexivamente sobre qué hacer cuando uno
rompe algo y sobre qué significa cuando uno trata de reconciliar eso. Además de
incluir el concepto de reparación porque en todas las apuestas que desde ya se le están
haciendo al postconflicto, el concepto de reparación es muy importante para pensar
cómo van a reparar a las víctimas.
Hay otros objetos que están en construcción como el juego de la diferencia que
trabaja, no sólo sobre la diferencia, sino también sobre la igualdad para entender que,
a pesar de las diferencias de todo tipo, estamos en el mismo lugar: enfatizar la
diferencia para llegar a la igualdad.