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SABORES DE RISARALDA: CONSTRUCCIÓN DE UN INVENTARIO

INTERCULTURAL DEL PATRIMONIO GASTRONÓMICO DE LA REGIÓN


Acta de Reunión No. 4.

Martes 5 de marzo de 2019 - 10:00 a 12:00 am

Asistentes:

Jhon Jaime Correa Ramírez, Carlos Julio González Colonia, Juliana Ospina Toro, Christian
Javier Niño Posada, Cristian Ferney Cubides Palomares, Cristian Felipe Cardona Osorno y
Edwin Mauricio López García.

Desarrollo:

Para esta sesión se invitó al antropólogo Carlos Julio González Colonia, profesor de la
Facultad de Ciencias Ambientales de la UTP, para que compartiera con el grupo que
realiza el proyecto de Sabores de Risaralda, una introducción o acercamiento a la
etnografía como método de investigación.

Dando inicio a la sesión, tomó la palabra el investigador principal Jhon Jaime Correa
Ramírez, quien hace un recuento del proyecto de extensión Sabores de Risaralda, su
enfoque, sus objetivos y la metodología de trabajo de campo realizada en las primeras
visitas hechas a algunos de los municipios del departamento de Risaralda. Y
seguidamente, le pregunta al profesor González sobre las relaciones entre el patrimonio
gastronómico, el trabajo de campo y la etnografía.

González comienza recalcando que la etnografía realizada durante el trabajo de campo


debe estar atenta a consignar el punto de vista propio de la gente sobre la comida,
teniendo en cuenta qué cocinan, por qué cocinan, y los significados y atributos que giran
en torno a tal actividad, y por ello es importante reconocer los sentidos atribuidos a la
cocina, los cuales en muchas ocasiones están naturalizados para las personas y por ende
no son conscientes de ellos.

Así mismo, el profesor recalca estar atentos a la categoría de Patrimonio, pues esta ha
sido usada generalmente por grupos de poder con una mirada elitista que tiende al
exotismo o la folclorización de una visión particular de la cultura local. Como ejemplos,
pone de manifiesto en primer lugar, el Paisaje Cultural Cafetero, el cual ha impulsado
una imagen de la cultura cafetera como un proyecto socioeconómico y productivista que
tiene su origen en un modelo económico difundido por la Federación Nacional de
Cafeteros desde los años 70´s, la cual ha realizado un proceso de aculturación y
pedagogía entre los caficultores para formar unos valores socioeconómicos y culturales
del campesino que hoy día giran alrededor de los denominados cafés de origen y la
figura de Juan Valdez. En segunda instancia, pone de relieve el caso de la campaña
Quindío Corazón Mío difundida por la Gobernación de ese departamento, donde se
desarrolló un modelo económico con base en el turismo, el cual incidió en la
transformación de la cultura cafetera, pasando esta a ser un elemento decorativo y de
exposición, en donde se alteró productivamente el uso del suelo, y además cambiaron
las tipologías de familia y las relaciones de parentesco en estos municipios; y por último,
también señala el tema de los balcones de las casas antiguas del municipio de Santuario
en Risaralda, en donde con el trabajo de campo pudieron encontrar que estos balcones
no son tan tradicionales como se pensaban, sino que fueron una innovación que hacia
los años 80 hicieron familias adineradas en las casas que conservaban la arquitectura de
la colonización antioqueña.

Por ello, hace hincapie en la necesidad de ser críticos con el uso de la categoría de
Patrimonio, pues los intereses que están en juego, invisibilizan para el caso del cafe otras
tradiciones y otras historias que no documentan la sensibilidad del campesino o del
caficultor, y por consiguiente, se debe ser consciente que en el patrimonio hay una
dimensión socioeconómica y política que pretende la conservación de prácticas o
costumbres de ciertos grupos de poder.

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