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P. Gumiel
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(coordinadores)
RIESGOS NATURALES
Ariel
Diseño de la cubierta: Vicente Morales
ISBN: 84-344-8034-4
Impreso en Espafia
2002 - RomanyllValls. S. A.
PI"". Verdaguer, I
08786 CapeUades (Barcelona)
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CAPiTULO 8
P. G UMIEL
pr he r
174 RIESGOS NATURALES
como «1m espacio métril.'o separable, cuya di- rentes ramas de la Geología ya fue antic ipada
mensión de Hausdorff es mayor que la dimen- por Mandelbrot cuando señaló que: las formas
sión IOpológicQ)) , de la naturaleza son fractales y múltiples pro-
La naturaleza de los fractales queda refleja- cesos de la misma se rigen por comportamien-
da en el propio significado de su nombre: frac- ros fractales . Por una parte, e tas ideas y por
tal, dellatfnfraclIIs (irregular o fragmentado), otra, el descubrimiento del caos determinista,
y se aplica a los objetos naturales que lienen en junto con el impacto de la ciencia computacio-
común el hecho de poseer una fama suma- nal, han provocado el enorme desarrollo e im-
mente irregulas o intenumpida. Con el témino portancia que en poco tiempo ha adquirido esta
fractal, Mandelbrot (1982) casacterizó aque- nueva geometría.
llos objetos geométricos de estructura irregu- Una de las percepciones ffsicas claves en
lar, que estaban presentes en muchos compor- la definición conceptual de un fractal es la ¡,,-
tamientos y famas de la naturaleza, aunque varianza al cambio de escala. es decir, ciertos
desde el punto de vista matemático ya habían procesos o estructuras (irregular. quebrad.,
sido tratados desde finales del siglo XJX, dentro aleatoria) muestran características estadísti-
de la Teoría Geométrica de la Medida. camente semejantes a diferentes escalas, por
Una consideración importante de un frac- consiguiente. es autosemejame. Muchos fe-
tal es que viene a ser el producto final que se nómenos naturales son fractales y una conse-
origina a través de la iteración «infinita», a di- cuencia importante de esto es que se puede
ferentes escalas, de un proceso geométrico obtener información cuantificable, a una de-
bien definido. Este proceso es generalmente teminada escala, que se. de interés pasa otra.
de naturaleza muy simple y detemina perfec- Generalmente. el comportamiento invariante
tamente la estructura finaJ, que debido a la re- de tales propiedades siguen leyes o distribu -
petic ión infinita produce una complicación ciones hiperbólicas (también llamadas de Pa-
apasente extraordinaria. Esta idea, que es más reto, pOlVer lalV o fractal) , donde la propiedad
intuitiva que la anterior, proporciona otra de (P) está relacionada con el tamailo (1) median-
las definiciones (Mandelbrot, 1985): Unfrac- te la ecuación P oc r D , y el exponente D está
la/ es una estructura que está fonnada por frecuentemente asociado a una dimensión . va-
partes semejantes. en cierta manera, al con· lor habitualmente no entero, que se relaciona
junto completo. con la dimensión fractal del sistema, la cual se
Un ejemplo clásico es la construcción del obtiene de la ecuación anterior aplicando lo-
triádico de Koch (fig. 9.1). Partiendo de un garitmos,
segmento inicial de longitud unidad (L, = 1),
éste se divide en tres partes iguales; sustituyen- P oc rD [1]
do la parte central por dos segmentos que junto lag P oc - D lag 1,
con dicha pane forman un triángulo equilátero,
la suma de sus longitudes resulta mayor que la y por lo tanto
del original. Se obtiene as! una poligonal P, de
longitud 4/3. Con cada uno de los cuatro seg- D oc d lag Pld 10g(III),
mentos se repite la operación. obteniéndose
un. poligonal P, de longitud 16/9. Si se proce- verificándose que
de indefmidamente se genera en cada etapa una
poligonal P, de longitud (4/3)', la curva límite
a que converge la sucesión p.. cuando k tiende
a infinito, es la curva de Koch cuya longitud es siendo dT la dimensión topológica y dE la di-
infinita, y cuya dimensión fractal es un núme- mensión euclídea.
ro fraccionario que se obtiene de la ecuación El comportamiento autoscmejantc de los
D = log4/1og3 = 1.262. objetos fractales (Mandelbrot, 1985) es una
La importancia de los fractales en las dife- propiedad que presentan aquellos sistemas cu-
ASPECTOS CONCEPTUALES Y METODOLÓGICOS 175
yas estructuras permanecen invariantes en sus Este lipo de comportamientos suele ser carac-
propiedades, al variar la escala de observación; terístico de las estructuras espaciales.
es decir, cuando . las panes», por pequeñas que Por el contrario, existen otros cuerpos que
éstas sean, se parecen al «todo». Esto se puede suelen asociarse con la variación en el espacio,
expresar mate máticamente mediante la ley que a..d C0l110 en el tiempo t en 1D. de un parámetro
aplica dicha invarianza a un cambio r de escala o comportamiento, o evolución del tipo Z(/).
/, como En éstos, para que se mantenga dicha ¡nvarian-
za, los cambios de escala son diferentes según
P(/) ex ",'1 . P(r · /) [2] las diferentes direcciones del espacio euclídeo
que los contiene. Este tipo de fmctales son los
La dimensión fractal (DJ, en sentido gené- denominados allloafilles.
rico, es un número que sirve para cuantificar el aIra diferenciación de los fractales se
grado de irregularidad y fragmentación de un basa en su comportamiento con respecto al
conjunto geomélrico, o de un objeto u objetos grado de alealoriedad, distinguiendo entre
naturales. En relación con la Teoría de la Medi- deter",i,,(sticos y estocásticos (Mandelbrot,
da de Hausdorff, es el valor para el cual el con- 1982; Feder, 1988; Takayasu, 1990). D e/er-
junto que forma el fractal. el espacio métrico, miníst;cos son aque llos en los que no hay nin-
es medible (medida finita no nula). guna componente perrurbadora en forma de
ruido en su conceplUalización. Son, por ejem-
plo, los fractales matemáticos verdaderos.
1 .2. TIPOS DE OBJETOS FRACTALES. como por ejemplo el conjunlo de Cantor, la
F RACTALES AUTOSEMEJANTES curva de Peano. o la curva de Koch (fig. 8. 1).
y AUTOAFINES. MULTlFAACTAlES Sin embargo, los estocásticos son los que más
frecuentemente se encuentran en la naturale-
Los tipos de objetos frac tales se dife ren- za, ya que es muy difícil especificar una reg la
cian en función del va lor de la lasa de ¡nvarian- que los genere, si no es en el sentido de las dis-
za al cambio de escala, en GlJlosemejantes y tribuciones estadísticas de sus elementos. De
alllOafilles (Mandelbrot, 1982; Falconcr, 1990; todas formas, no por ser dCIcrmin(stico su es-
Feder, 1988). Los autosemejames son aquellos tructura es más simple, pues e l resultado de un
que permiten realizar una cambio de escala en fractal determinístico puede ser tan complejo
la ntisma proporción r sobre las direcciones como el de uno aleatorio.
(XY2) del espacio donde se encuentran, mante- Por otm pane, hay que mencionar que las
niéndose las propiedades de distribución al estructuras rmctales también pueden ser clasifi-
cambio de escala de la medida de Hausdorff. cadas atendiendo a su comportantiento fractal
FIG. 8.1. El friddico de Km:". de IOl/ gillld blji"ita. y CIIYO llimellSM/lfraCUlI es 1111 número fracciOllario
que se obliene de la ecuació" O =log411og3 = 1. 262 (exp!;cac:;ón enlu to).
176 RIESGOS NATURALES
EURASIA
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O' 30' 60' 90" 1200 150" 180" 150 0 120" 90' 60' 30' O'
FIG. 8.2. Movimiento de ltlS placas actuales en la superficie del globo. Epicentros de los prillcipales sismos representados por pI/lUOS. Los veClores
indican sentido y veloc idad de los movimientos relativos (segú n Le Pi chon et aL, 1973).
178 RIESGOS NATURALES
CUADRO 8.1 . Comparodón de Esca las de Magnitud e Intensidad de Terremotos, en f unción de la en ergía
liberada y de los daños observados. (Modificado de Petak y Afkinsofl, 1982 y el Boletín de InfOlmación
de Terremotos, 1974, sepli embre- ocll~bre)
100 años se produce un terre moto deSlrLlcti VO, peq ueña magnitud. Por consiguien te, las fallas,
y hay que tener en cuenla que hay una media de y fracturas en general, juegan un papel fu nda-
un terremoto de magnitud;::: 6 cada 10-15 años mental en la generación de los terremotos, y
(Mezcua eral. , 199 1). El último terremoto des- muestran propiedades de escalado y leyes esta-
tructi vo se produjo en Gran ada en e l año 1884, dísticamente fractales.
causando entre 750 y 900 víctimas mortales, de
las que no hubo más porque el índice de pobla-
ción de la zon a era entonces muy bajo, junto 4. Fractales en Geología:
con cuanti osos daños en edificios de varias po- su aplicación al estudio
blaciones de Granada y Málaga. En España de la deformación tectónica
también se dej ó sentir el tristeme nte famoso te- y a la sismicidad
rremoto de Lisboa en 1755, el cual está consi-
derado como el terremoto de mayor magnil11d Los problemas fund amentales en la inves-
conocido (8,6 en la escala de Ricbter). Éste tigación geológica se encuentran en el estudio
produjo UD tswlQmi (maremoto) que afectó, y manipulación de los datos obtenidos (Kor-
además de a Lisboa, a las costas espai'iolas del vin, ) 992), a partir de muestreos sobre la su-
SW (golfo de Cádiz). perficie del terren o, en afloramientos, son-
Los terremotos causan daños por las sacu- deos. calicatas, trincheras, testigos, minas o
d idas del suelo y por las vibraciones, que pro- galerías. tomados con el objeto de reconstruir
vocan el colapso de edificios y viviendas,junto la geología de los almacenamientos de petró-
con roturas en las conducciones de gas, electri- leo, acuíferos. o simplemente de determinar la
cidad., etc. Por las roturas superficiales debidas distribución espacial de una formaci ón litoló-
a los des plazamientos horizontales o verticales gica O de una red de fracturas , ya sea con fines
de la superficie del suelo, por el desarrollo de económicos o de exploración y prospección.
grietas y fisuras abiertas, así como por los des- En estos estudios, no sólo la escala espacial,
lizamientos inducidos y por las coladas de ba- en cuanto a distribución de formas es impor-
rro qu e originan. Otros efectos que provocan tante, sino que también la temporal cobra inte-
los terremotos son los tsunamis (olas oceánicas rés, desde el punto de vista del análisis de la
o maremotos), erupciones volcánicas y gran- dinámica de las estructuras del subsuelo. Di-
des deslizamientos cuyos efectos pueden ser námica que queda patente, por ejemplo, al
devastadores. Por ejemplo. el maremoto que monitorizar las respuestas en el tiempo a los
provocó el terremoto de Lisboa en 1755 causó esfuerzos tectónicos, sismos, efectos de ero-
más de 1.000 muertos. sión. procesos de degradac ión química. diso-
Según la Temía de la Tectónica de Placas, lución y precipitación, o el efecto de la lluvia
la deformación en la corteza terrestre tiene lu- y su infiltrac ión sobre la cantidad de ag ua que
gar principalmente en los bordes de placas, mana de una fuente.
bien sean bordes constructivos, destructi vos o La geometría fractal proporciona una he-
fallas transforman tes, ta1 es el caso de la falla rramienta para el estudio de cómo las distribu-
de San Andrés en Califomia. Los grandes te- ciones espaciales y las respuestas temporales
rremotos estan generalmente asociados a gran- se comportan a diferentes escalas en el espacio
des desplazamientos en zonas de fallas princi- yen el tiempo, respectivamente (Hnrst, 1957;
pales. como por ejemplo el de San Francisco en Maodelbrot y Van Ness, 1968; Mandelbrot,
1906. Pero la deformación cortical es más 1982; Turcotte, 1992). De hecho, muchas ve-
compleja y generalmente se produce en zonas ces se observa cómo, por ejemplo, un plieg ue
o «bandas» en las que la deformación se trans- está constituido por pequeños micropliegues. y
fiere de forma heterogénea, siguiendo segmen- éstos a su vez por otros, comportamiento que
lOS de falla que se reactivan en un momento de- se produce en un rango muy amplio de escalas.
tenninado, dando lugar a desplazamientos que Otros ejemplos pueden observarse, por ejem-
favorecen la fo nnación de sismos de mediana y plo. en las concreci ones de calcita en las pare-
•
des de una cueva, en las irregnlares superfici es obvio para cualquier tecto ni cista, qu e, por
cstilolíticas, en los macizos fracturados, etc. ejemplo, lafábr;ca de una rectonita es diferen-
(Jacquin y Adler, 1987). E n tocios e llos se ob- Le según sea la orientación en el plano de trans-
serva que existe un co mport amj ento repetitivo, porte tec tónico o en un plano ortogonal. Igual-
una semejan za estadística e n las es tru cturas, mente, las irregu laridades de la superficie de
que es invariante a los cambios de escala. Esto una falJ a son diferentes en la dirección de m o-
es una de las características que permite sugerir villl iento, que en la direcció n ortogonal a la
que e l comportamiento es de tipo fractal. misma. Cuando tal anisotropía está presente,
La aplicación de la geometría fractal ha lal es el caso de l as superficies de fa lla y posi-
sjdo muy útil en estudios de lon gitudes de cos- blemente los procesos sismogénicos asociados
tas, Mandelbrot (1967, J 975), topografía, geo- a fallas activas, no se conserva e l grado de 3U-
morfología (véase Kaye, 1989) y en estudios tosemejanza, por lo que hay qu e hablar defrac-
tec tónicos (Avilés el al., 1987; Ribe iro el al., toides anisótropos, cu ya dimensión fractal es
1991a). Aunque en la naturaleza no existen de naturaleza tensoria l y no únj ca, que ha de
fractales matemáticos verdaderos, sin embar- caract erizarse en ténninos de multifractales
go, la naturaleza fractal de los objetos naturales (Ribeiro el al., 1991 b).
es un a buena aproxim ación a su escalado y a Otros procesos multifrac tales en Geología
las leyes qu e lo gobiernan. son, por ejemplo, los yacimi entos de oro. esta-
La deformación tectónica se produce en un ño y wolframio que se encuentran CIlla Unidad
amplio rango de escalas, en el espacio y en el denominada Macizo Hespérico en la península
ti e mpo, de aquí que la utilizac ión de los fracta- Ibérica (Gu miel el al. , 1992; Sanderson el al. ,
les puede ser una herramienta muy útil para la 1994; Gurniel el al., 1995, 1996). Las in ves ti-
unificación y comprensión de tal rango de es- gaciones realizadas han puesto de manifiesto
calas espacio-temporales, y la geometría frac- que su caracterización geométrica debe reali -
tal pueda aplicarse a la deformación natural de zarse en base a que son sistemas multifractales,
rocas en medio discontinuo (frágil) y continu o con al menos tres dimensiones fracta les carac-
(dúctil). De hecho, muchas leyes en tectónica y terísticas que son: la dimensión de di stribución
en el componamiento reológico de los ma{eria- de potencias ID,), la de espaciado ID,) y la di-
les, esfuerzo y deformación (strain), etc. , res- mensión de información ID,), siendo Ir) la po-
ponden a funciones hiperbólicas (fractales). tencia de las venas, (s) el es paciado intervenas
Por consiguiente, el análisis de las dimensio- y IN) el número de venas.
nes fractales puede explicar muchas leyes y va- Los procesos tectónicos cambian de un ré-
lores empíricos, que con frecuencia no son va- gimen frágil (discontinuo) a dúctil (continuo)
lores enteros sino fraccionarios. Por lo tanto, con transiciones a dúctil-frágil y frágil -dúc til
los fractales, que son una parte de los Sistemas con el cambio de escala (micro-meso y ma-
Dinámicos. van a ser de gran utilidad en el es- croscópico). En este caso, los procesos en sí no
tudio de los complejos procesos que ri gen la son estrictamente frac taJes a la misma escala,
geodinámica terrestre. pero están controlados por procesos o entida-
A medida que el campo de ap licaciones de des estadísticamente fractales, con un compor-
los fractales fue creciendo, el concepto inicial tamiento determinístico a pequeña escala y es-
de frac tal, basado en la noción de autosemejan- tocástico a gran escala. Esto corresponde con
za, se fue extendiendo para incluir casos de la alometría en tectóni ca (Ribeiro et al.,
autoa fiJüdad y IDultifractates, en los que la di- 1991b). Por consiguiente, dado el amplio ra n-
mensión fractal no es constante y varía en go de escalas en el que se produce la deforma-
func ión de la escala. Se ha señalado que las su- ción tectónica, la aproximación multifractal es
perfic ies de faBa son sistemas m~lltifrac ta1es más satisfactoria que la simple unidimensiona-
(Avilés el al., 1987; Okubo y Aki, 1987), por- lidad indépendi ente de la escala de observa-
que la dimensió n fractal varía según las dife- ción. De hecho, hay similaridad entre el campo
rentes orie ntaciones de las trazas de la falla. Es de deformaci6n dúctil -frágil , a escala micros-
b
•
cópica, y las rupturas macroscópicas relacio- un amplio rango de tamaño de terremotos, tan-
nadas con procesos sísmicos. to global, como localmente, y el «valor b» va-
Los procesos tectónicos de la corteza te- ría depencliel1do de la zona considerada, pero
n"estre, en general, y Jos terremotos en p3Iiicu- generalmente está comprendido entre 0,8 < b <
lar, son probablemente ejemplos de caos deter- 1,2 (Everndel1, 1970). La relación [3J se em-
minístico (earlso n y Langcr, 1988; Huang y plea en el Análisis Probabilístico de la Peli-
Turcotle, 1990; Turcone, 1989). En los proce- grosidad Sísmica (Mezcua, 1995), siendo a el
sos de generación de tenemotos cabe pregun- número de terremotos de magnitud 111 que se
tarse: ¿ qué parámetros son estables y por tanto espera ocurran en el mismo periodo y b la pen-
previsibles, y cuáles son in.estables y consi- diente.
gu.ientemenTe imprevisibles. pero determinís- En estudios sismológicos realizados en la
licos? zona de la falla de San Andrés (Avilés el al.,
En la misma zona sisluogénica, grandes y 1987) se descubrió que los sismos de magn itud
pequeños terremotos pertenecen a diferentes 6 o menor tenían una distribución fractal en el
conjuntos fractales (Scbolz y Avilés, 1985) y espacio y en el tiempo, al observar que los tem-
no siguen las mi smas propiedades de escalado. blores se presentaban en grupos autosemejan-
Esto explica el concepto de «terremo tos carac- tes y no en intervalos regulares. Los telTemotos
terísticos» (Schwartz y Coppersmith, 1984). muestran una relación fractal entre su magni-
En una misma falla, los sismos de pequeña tud y su frecuencia. Main y Burtan (1986), ba-
magnitud siguen distribuciones fractales y tie- sándose en la actividad sísmica ocurrida en un
nen pTopiedades de escalado diferentes, que período de cuarenta años, comprendido entre
los sismos de mayor magnitud. Por consi- 1932 y 1972, comprobaron que el número de
guiente, el análisis (ractal ha puesto de mani- terremotos por año (N), y su magnintd (m), se-
fiesto la necesidad de es tos terremotos carac- guían la relación empírica [3] de Gutenberg y
terísticos, los cuales no son aut.osemejantes, Richter (1954). De esta forma, con una climen-
con los de pequeña magnitud eo la misma falla, sió n fractal que caracteriza la irregularidad en
pero pueden ser autosemejanles con otros «le- la distribución de los temblores, puede identifi-
rremotos característicos» en otras fallas, a es- carse el número de sismos, en función de su
cala global. La alometría y el análisis de las magnitud (m), en un rango comprendido entre
ditnensiones fractales muestra que el área de 4,25 y 6,5 (cota inferior y superior), que pre-
ruptura (r') es el parámetro más estable, y es senta una clara distribución fractal con un D =
función de las climensiones de las fallas y de la 1,78. La relación empírica [3J lag N = - bm +
tasa de deslizamiento (Ribeiro, 1992). loga es válida global y regionalmente, y el «va-
Por otra parte, varias correlaciones estadís- lor b» , en este caso b = 0,89, es un valor utiliza-
ticas se han utilizado para relacion ar la fre- do con frecuencia como medida de sismicidad
cuencia de los telTemotos con su magnitud, regional.
pero la que está generalmente aceptada es la Aki (1981) ha demostrado que la relación
relación lag-lineal de Gutenberg y Richter de Gutenbergy Richter es equivalente a la defi-
(1954): nición de distribución fractal [1] .
Por otra parte, la magnitud de un sismo
lag N = - bm + loga [3) puede expresarse en base al área de la ruptura
r', que es probablemente el parámetro más es-
en la que N es el número de terremotos por table que caracteriza a los t~nemotos, y el re-
unidad de tiempo, con Wla magnitud mayor sultado es también fractal. según una ecuación
que m, que ocurren en un área determinada,
siendo a y b constantes. La relación de Guten- [4)
berg y Richter se aplica a un número N de terre-
motos que suceden en un intervalo de tiempo siendo b = cte y r el área de ruptura. Comparan-
considerado. La relación [3] es aplicable para do [4] con la ecuación [1] , resulta que O = 2b,
182 RIESGOS NATURALES
que es la dimensión fractal de la actividad sís- López Arroyo (1972), Udías el al. (1976), Rí-
mica regional mundialmente aceptada. En la beiro (1982), Mezcua y Martínez Solares
actualidad, se estao apli cando técnicas de aná- (J 983), Moreira (1985), Grimison y Chen
lis is fractal a la sismicidad regional , en base a ( 1986), Bufom el al. (1988 a y b), Mezcua el al.
mi crosi smos, para la predicción de zonas de (1991), Mezcua y Udías ( 1991).
alto ri esgo sísmico (Mc CleUand el al., 1989). De acuerd o con la sismicidad, morfología
del fondo marino y mecanismos focales se
pueden considerar tres zonas con sus tipos de
5. Análisis de los terremotos del área co ntactos de pl acas, con sus fallas asociadas y
Ibero-Magrebí las co ns ec uencias que se derivan desde el
punto de vist a de la sisrrllcidad (Mezc ua el al.,
La distribución de la sismicidad en el área 1991):
Tbcro-Magrebí no es homogénea, de tal fonna
que las áreas con mayor regisu'o de Lerremotos - El área de Azores, que corresponde a la
son el sur y sureste (Andalucía y Murcia), la re- unión uiple de las placas de América, África y
gión del Pirineo y la zona Costero-Catalana (fig. Eurasia (fig. 8.3), Y la sismicidad asoc iada es
8.3). Excepto en algunos terremotos más pro- de moderada magnitud y focos superficiales.
fundos, en la región de Granada, los focos de los - E l Seclor Central, que en dirección
terremotos en España son poco profundos y se Este es la prolongación del anterior y represen-
pueden considerar intraplaca. Toda la sisrrll ci- ta una zona de colisión oceánica. con una com-
dad está relacionada con la situación geodiná- ponente de falla transforman le (movimiento en
mica de la peninsula Ibéri ca, cerca del lúnite en- dirección), que es en donde se han registrado
tre las placas de Eurasia y África. Estas dos pla- terremotos de mayor magnitud, concretamente
cas, que se aproximan una hacia otra desde el el terremoto de Lisboa del año 1755. Hac ia el
Terciario, producen el choque entre ambos con- Este se observa un aumento en e l número de
tinentes, y debido a ello se formaron las Cordi- sismos asociados a una compleja segmenta-
lleras Béticas y los Pirineos, dejando en medio ción de la denominada «Zona de Palla Gloria».
un área menos defonnada que es la Meseta. La La ausencia de sismicidad en la distribución de
velocidad actual del movimien to de aproxima- terremotos de este sector coincide con la mayor
ción es de unos 2 cm al año, y esto da lugar a un influencia de la co mponen te de movimiento en
esfuerzo de compresión que se orieota según la dirección e n dicha zona de falla.
dirección NNW-SSE (Vegas, 1985; Capote, - El Sector Oriental, cuya principal ca-
1997). ractelÍstica es que el contacto entre la placa de
Si se consideran en detalle los terremotos Eurasia y África es de tipo continental. Lo más
del área Ibero-Magrebí se observa que están re- destacable desde el punto de vista sísmico es la
lacionados con la unión de las placas Euroasiáti- coexistencia de focos profu ndos y superficia-
ca y Africana, siguiendo un área activa que po- les. En la parle occidental (golfo de Cádiz), los
dría trazarse desde las Islas Azores hasta Túnez, focos son de origen profundo, así como el te-
con una orientación aproximada Este-Oeste rremoto de Durcal en Granada en 1954 (650
(fig. 8.3) Mezcua el al. (1991). Los sismos de km), co n una relación no muy clara con el resto
esta zona tienen diferentes características y me- de la sisrnicidad, que en general es de origen
canismos a lo largo de esta línea, y están locali- poco profundo (por ejemplo, en el ex tremo no-
zados tanm en medios continentales como oceá- roriental de la Cordillera Bética -Murcia-).
nicos, lo que añade dificu ltades a la hora de su
estudio, ya que no puede considerarse como una
Hacia el Norte de la (dílle·a sísmica principal)
(zona de Falla Gloria), la sismicidad está aso-
,
seri.e de sisnllcidad homogénea, de no ser que se
usen umbrnles de alta magnitud. Muchos son
los autores que han trabajado en la zona, entre
ciada con zonas de falla importantes ; com o son
la de Cádiz-Alicante. Lorca-Alhama. Alente-
jo-Plasenc ia y Nazaré.
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los que cabe destacar Rolhé (1 951 ), Udías y En este trabajo, y aun sabiendo que la re-
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Fig.8.3. Distribución de sismos en el área Ibero-Magrebi, para el período comprendido entre 1920 y 1980
(según Mezcua et al., 1991).
184 RIESGOS NATURALES
gión sísmogénica considerada 110 es homogé- Cjuei'ia magni tud « 3) y mayor magnitud (e ntre
nea, pues se han mezclado focos sísmicos de 3 y 7) no son fract¡,¡}es a la m.isma escala, es de-
los tres sectores, de direrente profundidad y cir, no conservan el grado de autosemejanza,
magnitud , se ha optado por estudiar las relacio- por lo que habría que considerarlos fractoides
nes entre el número de terremotos ocurridos en anisótropos cuya dimensión fractal es de natura-
todo el área Ibero-Magrebí y su magnitud, du- leza tensorial y no única, ya que se trata de siste-
rante tres períodos de tiempo: 20 años (enrre mas naturales l1'Iultifractales. Esto estaría de
1977 y 1997), 10 años (1987 y 1997) Y 5 años acuerdo con lo propuesto por Ribeiro el al.
(1992-1997), para lo cual se ha utilizado el ca- ( 199lb). No obs tante, la sismicidad global en la
tálogo de registros sísmicos del Instituto Geo- zona es estadísticamente fractal , o se organiza
gráfico Nacional (IGN). El objeto ha sido com- siguiendo leyes fractales. Esto significa que el
probar la aplicabilidad global de la ley de Gu- comportamiento del proceso sismogénico pue-
tenberg y Richter en es ta ZODa simogénica y su de considerarse probablemente deterrninÍstico a
invarjanza al cambio de escala temporal (ley pequeña escala y estocástico a gran escala.
fractal). Hay que seílalar que desde un punto de
Se ha comprobado que la relación de Gu- vista predictivo, del análisis de los gráficos
tenberg y Richter para sismos con magnitudes (fig. 8.4), se puede constatar que en ciclos de
entre 3 y 7 en la escala de Richter (cota inferior 20 años, tan sólo se han producido tTes sismos
y superior) es invariante al cambio de escala de magnitud 6, o mayor que 6. en la escala de
(fractal), temporal en este caso, para ciclos de Richter y que al descender a ciclos de 5, o 10
20 años (J 977-1997), 10 años (1987-1997) y 5 años, sólo se ha registrado WlO superior a 5,5.
años (1992- 1997) y de aplicación global en el Comportamiento que cabe esperar se siga pro-
área Ibero-Magrebí (figs. 8.4-1 B, 2B Y 3B). El duciendo en los mismos ordenes de magnitud.
valor b = 0,99 obtenido pnede considerarse En estos periodos de recurrencia de los terre-
como un Índice de sismicidad global, y la di - motos, que deben obedecer leyes de auto-orga-
mensión D = 1,98 como la dimensión fractal de nización critica, probablemente deben interve-
la actividad sísmica regional para el área. nir procesos relacionados con la migración sis-
Al introducir los terremoros instrumenta- mica cíclica, establecida por Mezcua el al.
les, con magnitud (mb < 3), se produce una ( 1991 ), en sentido E-W y durante períodos
pérdida de verticalización de la recta de ajuste comprendidos entre 20 y 40 años (I925-l964;
(figs. 8.4- IA, 2A Y 3A), co n diferentes valores 1964-1980; Y 1980-1995").
de b y D. lo que refleja que en la misma zona La diferencia entre las falJas de las áreas
sismogénica, grandes y pequeños terremotos más «estables», como Galicia o el Sistema
coexisten, pero pertenecen a diferentes conjun- Ibérico, y las de mayor actividad sís mica, es la
tos frac tales y no siguen las mismas propieda- velocidad de deformación (en las zo nas más
¡ des de escalado. Por consiguiente, este análisis
fractal global de la zona corrobora la discrimi-
estables son del orden de 0,5 a 0,05 mm/año),
por consiguiente. los terremotos de gradq 6 se
"
nación entre los sis mos de magnitudes com- producirán con períodos de recurrencia mu-
prendidas enU·e 3 y 7 en la escala de Richter y cho mayores, del orden de 1.000 a 10.000
los terremotos instrumentales, no siendo auto- años.
semejantes entre ellos. Es posible que los de Por otra parte, en el regi stro sísmico anual
mayor magnitud puedan ser autosemejantes de los años 1995, 1996 Y 1997 (fig. 8.5) se ob-
con terremotos relacionados con OtTOS segmen- serva una ctistribuci6n gaussiana de la,;; magni-
tos de fallas en la nusma zona sismogénica, tudes de los terremotos, y a título orientativo, el
pero con una auto-organización crítica dife- grado medio anual que se puede eSlirnarestá por
rente (disti nta critica/idad aUlO-organizada, debajo de 3 (2,80), salvo en los años donde se
Ribeiro, comu ni cación personal, 1998). hayan producido más sismos con gmdo 5 O 6.
Por consiguiente, los procesos sislllogéni- No obstante, no puede predecirse la magnitud
cos que dan lugar a grupos de terremotos de pe- de los tenemotos, basándose en modelos estric-
'.
ASPECTOS CONCEPTUALES Y METODOLÓGICOS 185
o '0000 o 10.000
.0 ~
1 I'.
'.
ID
m
TI
o
¿
"
100
~
",
o
;¡• ~,
'5
§ 10 ,E
~
~ ~
2 3 4 5 6 7 4 5 6 7
Magnitud (mb) Magnitud (mb)
1A) 18)
o 10.000 o 10.000
·0 'o
~ ~
'.
~ 1.000
ID
TI
¿ 100
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~~=1==1~
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E
1: ~m
"~
~
2 3 4 5 6 3 3,5 4 4,5 5.5 6
Magnitud (mb) Magnitud (mb)
2A) 28)
o 10.000 o 10.000
.0
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'.
~ 1.000 1
ID
TI
",
c: 100
'.
y,
ID
TI
c:
1.000
100
~
~
o 2 3 4 5 6 33,544,55 5,5 6
Magnitud (mb) Magnitud (mb)
3A) 38)
FIG. 8.4. Diagramas lag N (frecuencia acumulada del n. o de sismos) - mb (magllilud) de los sismos
registrados en el área lbero-Magrebf.l. Emre los míos 1977-1997; 2. Entre los afias /987-1997;
3. Entre los años 1992-1997; A) Se incluyen sismos con magnitudes instrumentales, < 3 en la escala
de Richter, y B) Sismos COIf magniIudes elUre 3 y 7 en la escala de Richrer
(Registro Sismico del Instituto Geográfico Naciona.l).
186 RIESGOS NATURALES
30o ~ r------------------
1 2
000
200
[ 300
1,15 2.25 2,75 3.25 3.75 4.25 4,75 .so 1,SO 2,50 3.50 4.50
300 , - - - - - - - - - - -- - - -- - - -- -- - ,
3
1\
'00
Sld . Dev = ,54
Mean = 2,80
N = 1.097,00
FIG. 8.5. Histogramas de frecuencia de las magninides de los terremotos registrados en los años 1995 (1 J,
/996 (2) Y / 99 7 (3) en la p ellÍnsula Ibérica (Registro Sísmico dellnstill/to Geográfico Nacional).
Se han rea li zado es tudios sobre probabi li- Pese a e llo, las inundac iones reali zan uoa iro-
dad y vuln erabilidad en movimi entos de ladera porlante funci ón, cada vez más patente. en Jos
(Ayala Carcedo, 1995) que ligan la di stribu- equili brios am biental es, regionales y locales.
c ión espacial de probabilidad a las zonas geo- Una inundación es cualqu ier fl uj o de ¡as
morfológi cas susceptibles de movimientos. agu as superfici ales mayo r del habitual , de tal
conc luyendo que es necesari o definir y modeJi - forma que éstas su peran su co nfin amiento nor-
zar geomorfológica, hjdrogeológica y mecá ni- ma.l , c ubriendo una parte de tierra que por lo
came nte los procesos de inestabilidad. Por otra general permanece seca. Las inundaciones na-
parte, parece que la mayoría de los desliza- tural es se producen cada cJelto tiempo en la
mientos se pueden predecir (González de Va- mayoría de los sistemas fluviales más impor-
Hejo y Ferre r, 1997), y hay una serie de indica- tantes del planeta.
dores de inestabilidad natu ral que sue len utili - Las mayores inundaciones flu viales se pro-
zarse en la previsión de de s li z~uiento s, entre ducen principalmente por eventos me teorol ó-
los qu e destacan los siguientes: l. Historia de gicos, tales como hurac anes O gotas frías', que
antiguos desli zamientos en zonas próximas y causan lluvias muy intensas sobre una región ,
en la misma tmidad litoes tratigráfica. 2. El tipo o por súbitos des hielos en una primavera pre-
de suelo limo-arcilloso con arcillas expansi- coz. Las denomi nadas inundaciones relclmpa-
vas. 3. Orientación y distribución de planos de go se producen de forma natural, cuando algu-
debilidad en los macizos rocosos (planos de nas tonnentas ocasjonales vierten grandes ca n-
fracturas, esqui stosidades, diaclas as) . 4. Exca- ti dades de lluvia sobre pequ eñas c uencas ver-
vaciones del pie de laderas y taludes. 5. Talu- tientes. Aunque son de corta duración, sus
des críticos sometidos a lluvias intensas y 6. efectos suel en ser devastadores. Otro tipo de
Movimientos sísmicos. inundaciones son las debidas a tormentas cos-
Actualmente se están aplicando técnicas de teras, que tienen lugar en áreas litorales depri-
análisis frac tal en el estudio de la topografía de midas. Se puede producir ulla elevación local
los deslizamie ntos en el oeste de Japón, y la di- del nivel del mar, por encima de las llanuras li-
mensión fractal (D) de vari os grupos de desliza- torales y el agua del mar se precipita por las de-
mientos, que oscila enu'e 1,0 y ) ,5, se está utili- se mbocaduras de los ríos, c ubriendo las llanu-
zando como índice de susceptibilidad de desli- ras de inundación, así co mo los deltas . La in-
zamiento o <<nivel de riesgo» (Kubota, 1996). fl uencia humana en e l medio fluvial, sobre
Igualrn ente ~ se ha comprobado que la dis- lodo en los cauces, es probablemente e l factor
tribución espacial de muc hos desliza mientos principal causallle de las catástrofes que produ-
superficiales en Japón es fractal , con dimensio- cen las illllOdaciones.
60,00 2
80,00
SO.OO
.-"
g ".00 "
.-g 40,00
8 40,00 g 30.00
20,00
20,0 0
10,00
0.00 0.00
1930
H'" 1952 1956
""
1970 1976
"'" '''' 1948
"'66"" 1972
1975
1978
198 1
,"'"
1987 1993
1943 1~9 1955 1961
Años
1967 1973 1979 1985 1945
Anos
"""
30.00 r----------------------------, 400.00
3 4
300.00
~ 20.00
1 "g
;;- r
200,00
o
o
g
~vv\
10,00
~ ~
100, 00
o.oo.'::::--::=-:~_:_::::___::o:;,_-:-::::;,_"":;:_=:;:_= 0.00
1962 1966 \970 1974 1978 1982 1986 1m 199-1 1950 1956 1962 1968 1914 1980 1986 1992
1964 196a 1972 1976 1980 1984 1988 1992 1953 1959 1965 1971 19n 1983 1989 1995
Años Años
FIG . 8.6. Diagramas de varia ción temporal del Caudal instantáneo máxi mo an ual (Qc i en 11/3/S ),
en cuatro ríos espQ110les pertenecientes a cl/atro cl/en eas hidrogdIjicas dife renTes: J. El río Noya
en Jorba, perteneciente a la Cuenca Hidrogr{ifica del Pirineo Oriental, con dalos desde el año 1942,
hasta 1985, en la Estación de Aforos n. " 11. 2. El río Sabar en Alfarranejo, perlelleciellle a la Comisaria
de Aguas del Sur, con daros desde el año 1944, hasta 1993, el¡ la Estación de Afo ros n." 13. 3. El río
Riaza, en Riaza, pertenecienre a la Comisaría de Aguas del Duero, eOI1 dalOS desde 1961, hasta J 995~
en la Estación de Aforos IZ. 9. 4. El río CablieI, en Pajaroncillo, perteneciente a la Comisaría de Aguas del
D
Júcar, con dalas desde 1949, hasta 1995, en la Estación de Aforos /1 . o 90.
lado, que las mayores inundaciones no se pro- tos desde el año 1944, hasta 1993, e n la Esta-
ducen a intervalos de tiempo regulares. sino que ción de Aforos o." 13.
la distribución de estos eventos es fractal, y es , 3. El río Riaza, en Riaza, p erteneciente a
similar a la de la llu via en un lugar determinado. la Comisaría de Ag uas del Duero, con datos
En el trabajo que aquí se presenta se han desde 196 1, basta 1995, en la Estación de Afo-
conside rad o los datos de Caudal instantáneo ros n." 9.
máximo anual rQci en m3/s), en cuatro ríos es- 4. El río Cabriel, en Pajaroncillo. perte-
pañoles pertenecientes a cuatro c uencas hidro- neciente a la Comisaría de Aguas del Júcar,
gráfi cas diferentes: con datos desde 1949, hasta 1995, en la Esta-
ción de Aforos n." 90.
1. El río Noya en Jorba, perteneciente a la
Cuenca Hidrográfica del Pirineo Oriental, con Los resultados obtenidos en el estudio del
datos desde el año 1942, hasta 1985, en la Esta- Caudal instantáneo (Qd) de los cuatro ríos mues-
ción de Aforos n." 11. tran UD patrón de vanación temporal similar. Se
2. El río Sabar en Alfartanej o, pertene- u'ata de series temporales, en las que la variación
ciente a la Comisaría de Aguas del Sur, con da- por períodos anuales l del Qci, en los años consi-
l . Los años representados en la fi gura 8.6 son anualidades . de fonna que, aunque por f3cilidad e n la represe,nración gráfica.
tan sólo se haya puesto un año (p. ej., 1962), en real idad es el tiempo tIanscurrido en el año 1961 - 1962.
ASPECTOS CONCEPTUALES Y METODOLÓGICOS 189
defados, muestra registros de ti po brow ni ano gramas; los diagramas [a] y [bl representan la
(fig. 8.6). Los vacíos existentes en las gráficas proyección de la frecuencia acumulada de los
son debidos a falra de datos en el registro. Caudales instantáneos (en %), en una escala
Para analizar la di stribu ción del Qci se han nonual, versus el Qci en 01 3/ 5 [al, yel log-Qci
utilizado diagramas de frecuencia acumulada [b}, lo que va a producir una línea recta de ajus-
(%) versus Caudal ilISIQl1Iáneo Qc! (ng. 8.7) te, si la di stribución es normal [a] o lognol71lOl
para cada uno de los ríos. La figura 8.7 con'es- [b] respectivamente. Si se proyectan estos mi s-
ponde a los datos del río Riaza y es muy similar mos datos, pero con la frecuencia acumulada en
a las de los otros ríos. Consta, a su vez, de4 dia- escala logarítmica, fre nte al Qci, en una escala
99,9
o
o lo
8 o
\ %. I a I b
50
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00 "Q,
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10
o 25,16 10 10'
Oci (ni'/5)
H G. 8.7. Diagramas defrecuellcia acumulada (%) versus Caudal ú¡stallrúneo Qci. para el Río Riaza.
Esraflgura consta. a ~u vez. de 4 diagramas; los diagramas [ a] y l bl representan Ja proyección de la
frec uencia acumulada de los Caudales installtáneos (en %). en ww escala normal. versus el Qci en m 3/s
[al, y ellog-Qci lb], lo que va a producir ulla línea recta de ajuste, si la dislribución es normal [a]
o lognormal [bJ respectivamente. Si se proyectan estos mismos datos, pero conlafrecuellcia acumulada
en escala logarítmica, jre1lte al Qci, el/lIlla escala lineal [cl, o logarítmica Id). el ajuste se aproximará
a una linea recta si la distribución es exponencial negati va rel o hiperbólica -(fracla l)- {dj.
190 RIESGOS NATURALES
lineal [e], o logarítmica [d], el ajuste se apro- ludes comprendidas entre 3 y 7 es es tadísti ca-
ximará a una línea recta si la distribución es ek mente fractal, o se organiza siguiendo leyes
ponencial negativa [e] o hiperbólica -ifrac- fractales, cumpliéndose la relación de GUlen-
tal)- [dJ. berg y Ri chler.
En base a los resultados obtenidos se puede - La predicción de riesgos asociados a te-
concluir que la distribuc ión del Qci para cada rremotos e inundaciones tiene necesariamente
uno de los lÍos considerados no es estrictamen- que contemplar modelos más detemünísticos.
te log-normal ni tampoco estrictamente fractal. Los modelos de predicción de tiempos de re-
Es fractal en algún rango de magnitud, por torno y magnitudes de los terremotos se han de
ejemplo en el río Riaza entre Caudales instan- contemplar dentro del marco de los Sistemas
táneos (Qci) comprendidos entre 3 y 20 m3/s. Dinámicos No Lineales, que de hecho han su-
Esta anisotropía reflej a que estos sistemas pro- puesto un avance e n la explicación de un gran
bablemente también tienen un comportamien- número de fe n6menos naturales, incluidos los
to multifractal, por lo que no se pueden carac- mecanismos asociados a la fractu ración y a la
terizar por una única dimensión fractal, sino sismicidad. La aplicación de estos modelos di-
que habría que recurrir al espectro mu ltifractal. námicos en sismotecrónica ha puesto de mani-
fiesto la coexistencia de elementos ordenados
y caóticos en los procesos de generación de te-
8. Conclusiones rremotos, de lo que se deduce que son delermi-
n{sticos pero difícilmente previsibles.
- Las conclusiones de este trabajo po-
drían resumirse diciendo que existen analogías
en el compOltamiento de los sistemas natura-
les, en este caso entre terremotos e inundacio-
nes, cuya distribución y comportamiento no
son estrictamente fractales, dado el amplio ran -
9. Agradecimientos
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