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PARADIGMA DE LA VIOLENCIA
DE GÉNERO
DIPLOMADO MUJERES Y SISTEMA PENAL (2018)
PROFA. MYRNA VILLEGAS
METODOLOGIA DE ANALISIS
I. Marco conceptual
II. Normativa y estándares de derecho internacional de los derechos
humanos
III. Marco legal nacional
IV. Aspectos criminológicos: El ciclo VIF.
V. Aspectos sustantivos: Delitos de lesiones en contexto VIF
CONCEPTOS
• VIOLENCIA DE GÉNERO
violencia física o psicológica ejercida contra
cualquier persona sobre la base de su sexo
o género que impacta de manera negativa su
identidad y bienestar social, físico y/o psicológico
VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
• “cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause
muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer
tanto en el ámbito público como en el privado” (art. 1 Convención
de Belem de Pará).
VIOLENCIA INTRAFAMILIAR:
• Principales aspectos:
Para los efectos de esta Convención debe
entenderse por violencia contra la mujer cualquier
acción o conducta, basada en su género, que cause
muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o
psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público
como en el privado. (Art. 1)
Belém do Pará
• Se entenderá que violencia contra la mujer incluye la violencia física, sexual y
psicológica:
• a. que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier
otra relación interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el
mismo domicilio que la mujer, y que comprende, entre otros, violación, maltrato
y abuso sexual;
• b. que tenga lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona y
que comprende, entre otros, violación, abuso sexual, tortura, trata de personas,
prostitución forzada, secuestro y acoso sexual en el lugar de trabajo, así como
en instituciones educativas, establecimientos de salud o cualquier otro lugar, y
• c. que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, dondequiera
que ocurra. (Art. 2)
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas
de Discriminación contra la Mujer (CEDAW)
• Baja autoestima
• Dependencia emocional o económica
• Aislamiento social
• Sentimiento de Indefensión aprendida
• Justificación o minimización de los episodios de violencia
LEY 20.066
I.- Que se condena a Héctor René Sepúlveda Leal, ya individualizado, a la pena de tres años y un día de
presidio menor en su grado máximo, a las accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua para derechos
políticos y de inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos durante el tiempo de la condena y al pago de las
costas de la causa, por su responsabilidad como autor del delito consumado de lesiones graves a Doris Sandoval
Sepúlveda, ocurrido el día 10 de agosto de 2005, en la comuna de Pudahuel, ciudad de Santiago.
II.- Que no se le concede al sentenciado ningún beneficio alternativo de la Ley 18.216, por lo que deberá
cumplir efectivamente la pena corporal impuesta en el Centro de Detención Preventiva Santiago Sur, de
Gendarmería de Chile, reconociéndose como abono para el cumplimiento del castigo el período que permaneció
privado de libertad en este procedimiento, esto es 194 días, que comprenden el día 11 de agosto de 2005 que estuvo
detenido y desde el 23 de agosto de 2005 al 3 de marzo de 2006, lapso que permaneció con prisión preventiva,
según consta del auto de apertura de 3 de febrero último y del sistema computacional.
CASO NABILA RIFFO
Hecho 2: “En la madrugada del día 14 de mayo de 2016 el
imputado don Mauricio Orlando Ortega Ruiz se
encontraba al interior de su domicilio ubicado en calle
Lautaro N°1030 de Coyhaique en compañía de un grupo
de personas entre las que se encontraba su conviviente
doña Nabila Meliza Rifo Ruiz con quien tiene dos hijos en
común de iniciales K.O.R. de 4 años y M.O.R de 3 años.
Debido a la ingesta alcohólica, en ese lugar se inició una
discusión entre ambos donde el imputado la insulta, la
amenaza, se descontrola y la agrede, lo que provoca que
alrededor de las 06,00 horas de la mañana la víctima Nabila
Meliza Rifo Ruiz huya del lugar por calle Lautaro hacia el
oriente siendo seguida por el imputado Mauricio Orlando
Ortega Ruiz, quien luego de cruzar calle Monreal le dio
alcance procediendo a golpearla en reiteradas
oportunidades en la cabeza y tronco con dos trozos de
concreto que portaba en sus manos causándole las
• a.- Fractura occipital derecha.
• b.- Fractura de macizo facial en arco cigomático y piso órbita derecha.
• c.- Trauma auricular derecho que requirió cirugía de reconstrucción.
• d.- Múltiples lesiones contuso cortantes en cabeza, rostro y
extremidades.
• Todas estas lesiones provocaron compromiso de conciencia shock
hipovolémico y riesgo vital. Después de golpear a la víctima, el
imputado se retira del lugar volviendo casi inmediatamente sobre la
víctima y con un elemento punzante procedió a introducirlo en sus ojos
y remover ambos globos oculares cortando el nervio óptico y causando
la enucleación total bilateral que provocó en la víctima la pérdida total e
irreversible de la vista. Producto de las lesiones provocadas a la víctima
ésta resultó con riesgo de muerte que de no mediar atención médica
oportuna hubiere fallecido, lo que se evitó por la intervención de
equipos médicos del SAMU y Hospital Regional de Coyhaique”
• Calificación Jurídica del MP y de querellante:
Delito de femicidio en grado de frustrado, descrito en el artículo 390
del Código Penal; y delito de mutilación en carácter de reiterada,
descrito en el 3 artículo 396 del Código Penal, en relación al artículo 400
del Código Penal y 5º de la Ley de Violencia Intrafamiliar.
• Participación: Autor, de conformidad al artículo 15 Nº1 del Código
Penal. dos valientes jóvenes
• Atenuantes: No concurren.
• Agravantes: Artículo 12 N°14 del Código Penal
la defensa, en su alegato de apertura, sostuvo que a su lado hay una silla vacía que
corresponde a la persona alta, delgada, de negro, que debió haber sido llevada a juicio, que fue
en la madrugada del 14 de mayo pasado fue vista por dos valientes jóvenes golpeando
reiteradamente a la víctima, los mismos que una y otra vez llamaron a Carabineros pidiendo
auxilio; dejándola con sus calzas hacia abajo y su polera hacia arriba, quien ejerció un ataque
sexual en su contra, que tomó un trozo de concreto y la golpeó, rompiendo sus piezas dentales,
dejándola sorda, que con un movimiento experto sacó sus ojos y que llenó su cuerpo y ropa de
sangre; el mismo que la abandonó a su suerte, no para matarla, sino que para viva el resto de
su vida recordando la inmensidad del ataque; aquel que según los médicos que la
entrevistaron era un metalero alto que la quería abusar; ese hombre está seguro en la
impunidad, porque nadie lo condenará, ya que los fiscales y servidores públicos llamados a
proteger a la víctima se obsesionaron con el hombre equivocado; quien es un hombre de clase
media, de familia, de trabajo, que tiene su conciencia limpia; que está preso por un crimen que
no cometió, quien más que recuperar su libertad, tiene la esperanza que algún día la persona
que atacó a su pareja, ocupe esta silla vacía.
Al término del juicio, reiteró que el lugar del acusado no corresponde al Mauricio Ortega; no es
posible reemplazar los testimonios de los adolescentes que vieron golpear esa mañana a la víctima
una y otra vez hasta dejarla inconsciente; quienes dijeron enfáticamente que los trozos con que se
golpeó a la víctima fueron recogidos en otro sentido, que fueron golpeados por otra persona que no
era el acusado, dando cuenta que era una persona 100% distinta; ambos testigos tuvieron una
seguridad completa, que se mantuvo desde el día uno; desde el momento que el joven llamó a
Carabineros, lo que fue ratificado por su amiga; dieron cuenta de manera circunstanciada de los
hechos que observaron; Juan dijo que el sujeto traspasaba con una cabeza la lata; y el otro señaló
que medía de manera similar a su papá que medía 1,73 metros, pero el acusado medía 1,52 metros;
no puede ser que prueba circunstancial, lleve a otras conclusiones; el testimonio ha sido de tal
entidad que tiemblan las otras probanzas; ese lugar no es de Mauricio Ortega porque incluso
Nabila Rifo, a tres peritos y a siete testigos, en dos conversaciones, dijo que la persona que la
agredió fue ese metalero, joven, que la abordó en su casa, que sí se condice con las condiciones y
estado de ánimo con que estaba esa noche; nadie puede justificar las agresiones que sufrió la
víctima, pero la declaración de Nabila no tuvo en el juicio de la coherencia, fuerza y certeza
necesarios para dar cuentas de los hechos; además, ella estaba en un avanzado estado de ebriedad,
al borde de la intoxicación alcohólica, afectando su comprensión y su memoria;
Prueba hecho 2
• Asimismo, con los mismos testimonios, se estableció que durante ese encuentro, el acusado
discutió airadamente con la víctima por hechos puntuales, refiriendo, a modo de ejemplo,
Gonzalo Bahamonde, que Mauricio Ortega en un momento golpeó una lavadora con los puños
de arriba hacia abajo; que tuvo que calmarlo porque estaba alegando mucho con Nabila; que lo
tomaba de los hombros porque le gritaba y la apuntaba con los dedos; reconociendo que
incluso tuvo que agarrarlo para calmarlo; en tanto que Juan Mendoza indicó que Mauricio le
decía a Nabila que lo tenía cabreado, aburrido, que siempre le hacía lo mismo cuando tomaba
tragos, se lo decía a gritos; Mauricio estaba repugnante, agresivo; le decía que era una mala
agradecida, le mostraba el refrigerador y le decía: “mira cómo te tengo, como una reina”; en ese
momento la situación estaba peluda, un poco descontrolada; él con el chalo, cuando le fue a
pegar a la pared y lavadora, lo sacaron hacia afuera.
• En el mismo sentido, y aunque no asistió a la fiesta, la hermana de la ofendida, Katherine
Lisbeth Rifo Ruiz, fue testigo presencial de la discusión entre el acusado y Nabila Rifo, y los
intentos de agresiones de aquel a su hermana, ya que relató que los hijos mayores de la víctima
le enviaron mensajes a las cinco de la mañana, pidiéndole que los fueran a buscar porque
tenían miedo, ya que Mauricio estaba borracho y le quería pegar a su hermana, por lo que fue
hasta ese domicilio y pudo ver que el acusado discutía con su hermana, constató el miedo que
tenían los hijos de Nabila, y presenció, entre otros hechos, cuando Mauricio Ortega se le tiraba
a su hermana para pegarle y el primo y Juanito lo agarraban de sus brazos para que no le
pegue. Si bien no indicó la hora en que se fue, sí señaló que se fue a pie, que entre la casa en
que ella vivía y la del acusado había como cinco cuadras y que regresó a su domicilio alrededor
de las seis de la mañana.
DECISIÓN TOP (FALLO DE MAYORÍA)
• I.- Se ABSUELVE a MAURICIO ORLANDO ORTEGA RUIZ de aquella parte de las acusaciones
deducidas en su contra que le imputaron responsabilidad en calidad de autor en un delito de
amenazas que habría ocurrido el día 5 de junio de 2015, en horas de la mañana, en esta ciudad,
en perjuicio de Nabila Meliza Rifo Ruiz.
• II.- Se CONDENA a MAURICIO ORLANDO ORTEGA RUIZ a la pena de QUINIENTOS
CUARENTA DÍAS DE RECLUSIÓN MENOR EN SU GRADO MÍNIMO, y a la accesoria legal
de suspensión de cargo u oficio público durante el tiempo de la condena, por su
responsabilidad en calidad de AUTOR de un delito de VIOLACIÓN DE MORADA
VIOLENTA, en grado consumado, previsto y sancionado en el artículo 144 inciso 2° del Código
Penal, cometido en contexto violencia intrafamiliar, ocurrido el día 5 de junio de 2015, en horas
de la mañana, en esta ciudad, en perjuicio de Nabila Meliza Rifo Ruiz.
• III.- Se CONDENA a MAURICIO ORLANDO ORTEGA RUIZ a la pena de
DOCE AÑOS Y CIENTO OCHENTA DÍAS DE PRESIDIO MAYOR EN SU
GRADO MEDIO, y a las accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua
para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de inhabilitación absoluta
para profesiones titulares mientras dure la condena, por su responsabilidad en
calidad de AUTOR de un delito de FEMICIDIO, en grado de frustrado, previsto
y sancionado en el artículo 390 del Código Penal, cometido en contexto violencia
intrafamiliar, el día 14 de mayo de 2016, en horas de la madrugada, en esta
ciudad, en perjuicio de Nabila Meliza Rifo Ruiz.
• IV.- Se CONDENA a MAURICIO ORLANDO ORTEGA RUIZ a la pena de
DOCE AÑOS Y CIENTO OCHENTA DÍAS DE PRESIDIO MAYOR EN SU
GRADO MEDIO, y a las accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua
para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de inhabilitación absoluta
para profesiones titulares mientras dure la condena, por su responsabilidad en
calidad de AUTOR de un delito de LESIONES GRAVESGRAVÍSIMAS, en grado
de consumado, previsto y sancionado en el artículo 397 N°1 del 187 Código
Penal, cometido en contexto violencia intrafamiliar, el día 14 de mayo de 2016, en
horas de la madrugada, en esta ciudad, en perjuicio de Nabila Meliza Rifo Ruiz.
DECISIÓN CORTE SUPREMA
• 1°) Que, no habiéndose establecido en la forma requerida por el artículo 340 del
Código Procesal Penal que el acusado obró con dolo directo al propinar los
golpes en la cabeza a la víctima con trozos de concreto, no han podido estos
hechos ser calificados como delito de femicidio frustrado como proponen las
acusaciones, sino sólo como delito de lesiones simplemente graves consumadas,
previsto y sancionado en el artículo 397 N° 2 del Código Penal
• 2°) Que, en relación a la determinación del quántum de la pena, la sanción
asignada por ley al delito de lesiones del artículo 397 N° 2 del Código
Penal, es la de presidio menor en su grado medio, sanción que conforme al
artículo 400 del Código Penal, por haberse ejecutado estos hechos en contra
de alguna de las personas que menciona el artículo 5º de la Ley sobre
Violencia Intrafamiliar, debe aumentarse en un grado y, concurriendo una
mitigante, la del artículo 11 N° 6 del Código Penal, debe fijarse en su
mínimum, según lo ordenado por el artículo 67 del Código Penal.
• 3°) Que, dentro del marco penal antes señalado, conforme al artículo 69 del
Código Penal, para determinar la cuantía de la pena deben ponderarse el
número y entidad de las circunstancias atenuantes y la mayor o menor
extensión del mal producido. En este caso, en relación al número y entidad
de las minorantes, sólo beneficia al imputado una de ellas, debidamente
fundamentada su concurrencia en la sentencia reproducida, por lo que, en
cuanto al parámetro legal del “número”, ni siquiera se alcanza la
pluralidad.
4°) Que, en lo concerniente a la extensión del mal causado, se estará a
lo establecido por los jueces de la instancia en el razonamiento 110° del
fallo -dado que, como se dijo, de conformidad al artículo 385 del
Código Procesal Penal, en esta parte los magistrados realizan una
valoración de circunstancias de hecho que esta Corte debe reproducir
en su sentencia de reemplazo, atendido que esos hechos no fueron
objeto del recurso acogido-, esto es, “la brutal agresión que sufrió la
víctima, a pesar de no privarla de su vida, afectó su integridad física y
emocional con una intensidad de tal magnitud que únicamente con
dicho quantum se vería suficientemente aprehendido el injusto penal
cometido”.
Considerandos relevantes
• 25° De ese modo, en relación a lo fáctico y en lo que interesa a la materia aquí tratada, el fallo únicamente
establece en su considerando 84°, que el acusado golpeó en reiteradas oportunidades en la cabeza a la
víctima con dos trozos de concreto que portaba en sus manos causándole lesiones, que le provocaron
compromiso de conciencia shock hipovolémico y riesgo vital, “para acto seguido, retirarse del lugar y
volver casi inmediatamente sobre la víctima”, procediendo a introducir un elemento punzante en sus ojos
causando la enucleación total bilateral que provocó en la víctima la pérdida total e irreversible de la vista.
Luego, en el motivo 85°, sobre este mismo asunto, señala la sentencia que una vez terminado el primer
ataque, “el acusado se levantó, se retiró del lugar y volvió nuevamente”. Agrega este mismo considerando
que el primer ataque tenía el “claro propósito de privarle la vida” a la víctima -tenía “intencionalidad
homicida” como precisa en el mismo basamento-, mientras que con el segundo ataque “el acusado se
propuso extraer ambos ojos a la víctima”, y además se consideró respecto de la última oportunidad “las
particulares características del procedimiento mecánico que tuvo que hacer el agresor para extraer ambos
globos oculares”.
• el tribunal concluyó en su basamento 84° que se trataba de dos conductas distintas e
independientes que debían ser sancionadas separadamente, no en forma unificada, como
necesario resultado del mero establecimiento de los hechos reseñados en el considerando anterior,
sino producto de un análisis jurídico más complejo, el que toma en cuenta “la diferencia de
momentos entre la primera y segunda acción, las particulares características del procedimiento
mecánico que tuvo que hacer el agresor para extraer ambos globos oculares, ... el dolo específico
que requiere esta segunda acción y el bien jurídico tutelado, que si bien coincide en la protección
de la integridad física y de la vida de las personas, en este caso se concretó de un modo muy
particular y con consecuencias diferentes”.
• 40°. Así, honrando los hechos tal cual como fueron tenidos por verdaderos en el fallo, resulta
de claridad meridiana que, aunque próxima a la primera, la segunda agresión, consistente en
la extracción de ambos ojos a la víctima mediante un procedimiento mecánico corresponde a
un momento distinto, cercano sí pero distinto al fin de cuentas, de aquél en que previamente
se propinan los golpes con un objeto contundente, ya que el acusado “finaliza” la agresión
mediante golpes con trozos de concreto y se “retira” del lugar, volviendo luego para
concretar una acción distinta, dirigida, según el fallo, por una voluntad distinta de la que
impulsó los primeros golpes
• 54° Hasta ahora es opinión dominante en el pensamiento penal nacional, la que exige
en las fases imperfectas de ejecución del delito, el dolo directo, excluyendo, por ende,
el dolo eventual. Al respecto, puede citarse a los autores Labatut, Etcheberry y Cury,
mencionados con detalle de sus obras en la primera decisión de esta Corte Suprema,
recién aludida, que incluye, asimismo, varias opiniones de connotados autores
extranjeros, sin perjuicio de reconocer la existencia de pareceres discrepantes, como
ocurre entre nosotros con los profesores Novoa y Garrido Montt. Si en cuanto al dolo
de la frustración, no hay diferencia con el dolo de la tentativa, entonces, aquél se
integra con una voluntad dirigida a alcanzar la comisión total, plena, del tipo penal,
esto es, dolo directo de consumar la lesión del objeto jurídico protegido.
• Quincuagésimo tercero: Que, pues bien, en la especie los sentenciadores
llevaron adelante el reseñado “juicio de inferencia” a partir de las diversas
circunstancias de hecho que fueron fijando y concatenando sucesivamente y que
CPWXBXXHCN pasaron a conformar un cúmulo de prueba indiciaria o
circunstancial que condujo a dicho juicio, esto es, que el acusado realizó una
acción idónea para provocar la muerte de la víctima “revestida de una
intencionalidad homicida”. Empero, la conclusión de que el hechor obró con
dolo homicida al perpetrar la primera agresión, no permite por sí sola tener por
configurado un homicidio (femicidio) frustrado, como se dirá en el motivo
siguiente.
• Quincuagésimo cuarto: Que en relación al segundo reproche opuesto por el recurso
en este asunto, a saber, la ausencia de dolo directo en el obrar del acusado, debe
tenerse presente que según constante jurisprudencia de esta Corte Suprema, apoyada
en sólidas opiniones doctrinarias, el delito frustrado -estado de desarrollo alcanzado
por el delito de femicidio según el fallo- requiere dolo directo en el agente, ya que
esta etapa del iter criminis no se diferencia en nada -en el plano subjetivo- de la
tentativa, fase que, al exigir hechos directamente encaminados a la consumación, sólo
se realiza con dolo directo, esto es, con intención o propósito de lograr la
consumación del ilícito, mismo requisito que debe concurrir en la frustración (SSCS
Rol N° 1.719-2007 de 24 de septiembre de 2007 y Rol N° 6.613-2012 de 24 de octubre
de 2012).
• Si la primera agresión fue cometida -según el voto de mayoría del fallo del
Tribunal Oral en lo Penal- con dolo directo homicida, teniendo como meta a
alcanzar la muerte de la víctima, evento éste, respecto del cual nada quedaba por
hacer al autor, surge una pregunta obvia en este ámbito del debate sobre la más
precisa caracterización típica de una conducta humana: ¿por qué regresó el
hechor al mismo lugar donde había puesto de su parte todo lo necesario para
consumar el homicidio y atacó nuevamente a la mujer, causándole una
mutilación, lesión ésta, distinta y menos grave -natural y jurídico-penalmente-
del resultado letal que habría perseguido con el primer maltrato corporal?
Comentarios
• la Corte Suprema, como en pocas ocasiones, se hace cargo de la valoración de la
prueba que ha sido apreciada por el Tribunal Oral en lo Penal de Coyhaique, en lugar
de analizar el derecho en base a los hechos acreditados por él. En este sentido, y tal
como señala el voto disidente, el dolo de matar en dicha conducta ya había sido
establecido en la sentencia, y ese dolo es distinto del que gobierna la segunda
conducta consistente en extraerle los ojos. A su vez, la realización de esa segunda
conducta, extraerle los ojos, no implica que se haya extinguido la intención homicida
primera.
•
• Así como el máximo tribunal da por establecida la inexistencia del dolo de matar, debido a que el
imputado regresa y extrae los ojos de la víctima en vez de matarla, también, y por qué no, pudo
interpretar que, regresa para ensañarse con el cuerpo de la víctima, o cerciorarse de que en el caso
en que quede viva, no pueda ver nunca más. Este tipo de conductas son comunes en los femicidios
que se observan a diario en nuestra región latinoamericana, en donde es frecuente encontrar
cuerpos de mujeres asesinadas con los senos cercenados, o con signos que evidencian una ira
incontenible sobre el cuerpo de la mujer, con lesiones que se causan incluso posteriores a la muerte.
Al momento de pronunciarse sobre la conducta del imputado, el fundamento fáctico es el mismo,
sin que pueda comprenderse qué tipo de conducta es esperable, según el máximo tribunal, para
dar por acreditado un femicidio frustrado
• El razonamiento de la sentencia respecto a que el dolo directo en el femicidio se satisface con la
intención de consumar el delito, nos parece, echa por tierra la posibilidad de sancionar el femicidio
cuando éste no culmina con la muerte de la víctima. En este sentido, el voto de minoría es claro al
señalar “el citado artículo 7° exige que el autor haga todo lo necesario “para” que el delito se consume y no
“hasta” que el delito se consume” (Corte Suprema. Rol N°19.008-17, considerando octavo, voto de
minoría).
• De acuerdo al razonamiento de la Corte, podría incluso pensarse que aquel sujeto que golpea
habitualmente a su víctima con la intención de lesionar, y un día cualquiera se excede en los golpes
causándole la muerte, no podría ser condenado como femicida, supuesto que dicho delito, a juicio del
máximo tribunal, hace imposible su aplicación a título de dolo eventual. En palabras sencillas: si el
marido o conviviente solo quería pegarle, pero esta vez se le pasó la mano y la mató, ¿habría un delito
de lesiones con resultado de muerte en lugar de femicidio?
•
La opción de desestimar el femicidio frustrado, y que queda plasmada en el razonamiento
comentado, revela un déficit en el entendimiento que los tribunales tienen sobre la violencia de
género, incluso en los casos de violencia extrema. No solo por cuanto se ignora en el fallo que
los femicidios en la pareja son la culminación de una vida de violencia, sino también por la
especial connotación que tiene la conducta de extraer los ojos a la víctima, lo cual revela un acto
de dominación y violencia misógina, pues el hombre estima que la víctima es de su propiedad.
Es una agresión que ataca no solo su cuerpo, sino que la denigra en su dignidad humana.