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Por Carlos Villacorta V.

Forjando la educación transformadora

L.- El burocratismo de la gestión educativa. Es problema


gravitante.

TRANSFORMAR EL CARÁCTER IMPERATIVO E INFLEXIBLE DE LA GESTIÓN EDUCATIVA


EN UNA GESTIÓN AMPLIA, FRESCA Y COOPERATIVA

Salvando algunas excepciones honrosas, las direcciones y subdirecciones de las


instituciones educativas, son un fastidio permanente. Peor si éstas se convierten en
agencias autoritarias, convirtiendo las gestiones en un acto desagradable y
desarmonizante. Seguramente siguen el mal ejemplo de sus instancias superiores o
de la gestión en general del país.

El Perú es una extensa prisión


administrativa, donde la gestión es un martirio. Escuchar es la habilidad para
desviar o simplemente para imponer. Un sistema donde los que tienen dinero abusan
de la ley y las normas y para el ciudadano común no se hace nada, porque “no lo
dice la ley”.
Sin ningún tipo de iniciativa, orientación y consideraciones con la realidad,
imponen las normas y directivas a pie juntillas, en una flagrante agresión al
necesario e indispensable sentido común y como tal agraden a las personas,
convirtiendo las instituciones en un antro del desorden y el desánimo y, las normas y
directivas en sus dioses.

En el caso del seguro social, que son centros de la salud, es patético, la gestión es
algo aberrante, el pobre enfermo, pierde lo poco de paciente que le queda y agrava
más su situación de salud. Actualmente Essalud está tugurizado, con medicinas
básicas que no curan nada.

Las municipalidades están peor, un certificado domiciliario tiene que pasar por
cuatro manos: Uno que te entrega el formulario, otro que chequea y mira, otro que
fedatea y finalmente a mesa de partes si los 4 han estado de buen humor. Cobran a
la gente de servicios que no prestan, nadie cuida los parques por ejemplo. Las
Unidades de Gestión Educativa (UGEL) están igual.

En el caso de nuestras instituciones educativas, este tipo de gestión y


administración, son una traba intelectual al trabajo pedagógico de calidad. Los
malos directores y subdirectores aluden siempre a las normas y directivas, para
hacer las cosas, ante alguna sugerencia o iniciativa novedosa de los docentes. En
todo caso dicen “voy a consultar”, buscando inferir sutilmente lo que ellos tienen
dentro, un amor enfermizo al cargo, tienen miedo de perder su puestecito; recurren
a la amenaza y el miedo de la sanción, ya sea velada o de frente, en una clara
confusión entre autoridad y autoritarismo.

Ahora bien, no se quiere decir que no se cumpla con la ley o estamos


pretendiendo que haya anarquía. Nada más lejos de la verdad. Por el contrario.
Anarquía ya existe. Buscamos más bien la armonía en el cumplimiento de la ley y la
realidad y los objetivos estratégicos que es inexistente por el supuesto del manejo
técnico. “Yo soy técnico” dicen algunos, sin conocer absolutamente nada de lo que
ello significa o para esconder sus limitaciones cognitivas.
Precisamente, lo técnico,
es el conjunto de actividades y tareas estratégicas y operativas para gestionar
correctamente y conducir los recursos, armonizando los medios, que son los
propios recursos, procesos y actividades, con los fines que son los objetivos o
propósitos a alcanzar.

Por tanto, técnicamente hablando, no sólo nos estamos refiriendo a los


procedimientos practicistas, sino al manejo teórico y práctico de lo que queremos
hacer, en este caso de la gestión.

La buena gestión o el buen administrador será el que sabe interactuar los dos
aspectos indispensables que tiene toda gestión: La estratégica, que son los objetivos
bien definidos y la operativa, que son las acciones y procedimientos para llegar al
objetivo y, si estos se amparan fundamentalmente en la realidad y necesidades del
usuario, será dialéctica y científica, dándole a la gestión, en nuestro caso,
educativa, una sensación y sobre todo definición amplia, fresca y cooperativa.

Por otro lado, un buen Director de institución educativa sólo debe tener tres
características básicas para empezar su labor de gestión. Lo demás lo dará la
práctica:

1.- Democrático-crítico.- Buscador en el desarrollo de su habilidad para coordinar,


escuchando y promoviendo todos los puntos de vista. Debe ser un promotor de la
participación. El mito del “buen profesor” del que no dice nada, no critica y se
dedica en exclusivo a su aula debe desaparecer.

2.- Científico renovador.- Saber cuando aplica una directiva en todas sus letras y
cuando la conjuga con la realidad. Un buen gestor, distingue claramente, normas y
directivas de función y normas y directivas de consenso Los seguidistas a pie juntillas
deben renunciar o hacerles renunciar porque anulan la iniciativa y el espíritu
renovador. Cumplen por cumplir.

3.- Organizador defensor.- Debe ser un gran organizador de las condiciones


democráticas y un gran defensor de sus trabajadores, porque fue maestro y sabe
cómo es. Los “patroncitos” o “representantes del Ministro de Educación” deben ser
combatidos, porque es desalentador. Es patético ver un tirano o reyezuelo sin
corona, vestido de harapos.

El peor error de la gestión es desalentar a los integrantes de la institución,


provocar en ellos, inseguridad y amargura. Y, ésta se da cuando el trabajador siente
que su participación es estéril o es burlado, cuando no se cumplen los acuerdos y lo
peor, cuando se hace lo contrario. Un buen Director, Subdirector o jefe, según el
caso, participan en todo, están en todas y sobre todo son conductores.

Por Carlos Villacorta V.


Forjando la educación transformadora

D.- El autoritarismo está latente en nuestras instituciones.

En los centros de estudios, los alumnos están sujetos al profesor, éste al Director,
quien ha su vez está sujetado por la UGEL (actuales Unidades de Gestión Educativa
Local) quien muestra sujeción al Ministerio de Educación, éste al gobierno de turno y
el gobierno por los que tienen el poder económico y éstos por el gran capital
financiero especulativo internacional y finalmente domina con pleno autoritarismo
“don dinero”, “don capital” (Que exageradamente ambicioso se vuelve capitalismo)
Pero, siempre subordinándose a lo político: Lo técnico se subordina a lo económico
y éste a su vez a lo político. Esta es la democracia que ha instalado el capitalismo.
Una democracia jerárquica, que se la ejerce de arriba hacia abajo, incluso cuando se
va a elegir gobernantes, su forma es determinada desde arriba. Por esta razón nos
alejan de lo político.

Los términos “democráticos” lo deciden los que tienen el poder de “don dinero”
Usando lo político como instrumento fundamental. ¿Por qué? Porque las
estructuras (economía) de la sociedad han sido organizadas de esa manera y la
superestructura (Política, educación, filosofía, religión, leyes etc.) se adecúan y se
adaptan para defender este sistema social y, ante cualquier conflicto extremo, está
el Estado como conciliador y las Fuerzas Armadas como soporte, brazo físico de
contención y represión, con estructura más autoritaria aún.

Se crea un hombre válido para todos los momentos, para todos los tiempos,
incluso para todos los países (esclavo, siervo, proletario, al final de cuentas
explotado). Se proclama solemnemente sus deberes y derechos; se exige el 100% del
cumplimiento de los deberes y, sus derechos, son simples declaraciones; mera
retórica para la ocasión.

Vale los dos motejos: “ese pobre hombre” o “ese hombre pobre”, no ha
participado, no ha decidido. Sólo cada 5 años, con su voto, es obligado a elegir a
alguien que le va a saquear sus impuestos, que después de ser su favorito, al final se
convierte en su enemigo.

En las instituciones educativas se reproduce este nivel de democracia, los


maestros que son los “agentes fundamentales de la educación” no han intervenido
en nada en los contenidos que enseñan y menos para elegir a sus autoridades y, si se
les pide su participación, deben hacerlo “de acuerdo a las normas”, “de acuerdo a lo
establecido”. Lo mismo que nada. ¿Puede ser eso democracia? De ninguna manera,
la democracia no es votación ni imposición, es coprotagonización.

Los maestros somos esclavos de lo que piensa una directiva, somos esclavos de la
administración y las incompetentes autoridades que no pueden cualificar una norma.
Estamos mediatizados por un mimetismo legal. La etiología no existe en nuestro
trabajo. No sabemos de psicología, menos de eugenesia infantil. El ínclito maestro
va desapareciendo.

Nuestra democracia es una gran mentira que hace centenas de años se tiene
como verdad.
Como se puede llamar Estado
democrático, a un Estado donde el Presidente de la República o un gobierno, no le
importa como vive una familia con menos de un dólar diario. Cómo enseña y vive un
maestro de a “china”. En este sistema, la democracia es una burda mentira. La
democracia presente es antidemocrática porque censura todo aquello que no se
alinea con sus objetivos. ¿Acaso la censura no es propia de los sistemas de gobierno
autoritarios? ¡Claro que sí!

La educación y un Estado para ser democráticos, deben ayudarnos a mejorar


nuestras formas de vida: La democracia debe ser para el pueblo un conjunto de
procesos participativos, a favor de una decisión, una ley, mejorar una norma o
directiva y sobre todo y ante todo para una revocación de malas autoridades. Una
democracia real asegura los mecanismos, instrumentos y medios económicos
necesarios para que con libertad, autonomía y justicia podamos desarrollar nuestras
vidas. Así debe ejercer su poder democrático el pueblo, optar por su propio destino
teniendo garantía de protección y seguridad. Lo demás es puro cuento.

El pueblo debe tener la posibilidad de revocar a sus gobernantes que no cumplen


con sus funciones y objetivos institucionales, sus promesas y compromisos. La
revocatoria debe ser el eje y acción de moralización de la actividad gubernamental y
función pública. Así como los gobernantes intachables deben ser apoyados en sus
funciones. El pueblo organizado debe ser su dirección ética.
Los maestros tienen la gran responsabilidad de iniciar esta gran tarea,
convirtiendo los centros de enseñanza y aprendizaje, en praxis de la democracia, en
escuelas de democracia. Usa maestro tu imaginación y tu firmeza.

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