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ADORACIÓN SANTÍSIMO JMV 2019

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

De Profundis - Gluck: https://www.youtube.com/watch?v=UyUWxACC6Fo


LECTOR 1: Señor Jesús: Esta noche vengo ante Ti a darte las gracias porque me has elegido. No
soy yo quien te ha elegido y ha decidido pasar un rato de la noche contigo, sino que eres tú quien has
llamado a lo más profundo de mi corazón para que venga a tu lado, y por eso estoy aquí.

Hace muchos años, llamaste a un grupo de personas para que viviesen contigo, y fueron tus amigos,
los apóstoles. A lo largo de la historia has llamado a muchas personas más, unas te han dicho que sí y
han organizado su vida junto a Ti, uniendo su corazón al tuyo, pero otras te dieron la espalda.

Hoy soy yo quien me siento elegido y llamado por Ti para seguirte. Quiero responderte
afirmativamente y no abandonarte nunca, pero tú me conoces y sabes que soy débil, que aunque
quiero hacer el bien, y muchas veces me comprometo con ilusión a ir contigo, soy inconstante y
olvido mis buenas intenciones.

Te necesito. Necesito estar junto a Ti para ser mejor, por eso quiero acompañarte en este rato de
oración, para pedirte fuerzas y ser feliz. ¡Gracias por todo , Señor!.

CANTO: VENGO AQUÍ, MI SEÑOR

PRESIDENTE. El Señor se hace presente entre nosotros, especialmente en el Pan Consagrado que
se encuentra en el Sagrario. Ante Él nos arrodillamos un momento y cada uno, en silencio, conversa
con el Señor...
(Todos se arrodillan mientras tanto se pone música de fondo...)

LECTOR 3. “Yo soy el pan vivo bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. El
pan que Yo daré es mi carne, y la daré para vida del mundo.” (Juan 6, 51)

PRESIDENTE. “Sea por siempre Bendito y Alabado el Santísimo Sacramento del Altar”

TODOS: “Sea por siempre Bendito y Alabado el Santísimo Sacramento del Altar”

(Sentados)

CANTO: “Dios está aquí” “Quiero alabarte” ...

(Breve silencio)

LECTOR 4: Señor Jesús: Nuestra vida está llena de proyectos, ilusiones y buenos deseos.
Queremos hacerlos realidad, aunque no desconocemos que encontraremos muchos obstáculos. Hay
algo que mantiene viva nuestra esperanza y que nos da ánimo y fuerza, que hace que no nos asusten
los grandes retos y que los afrontemos sin temor: es tu presencia.

Siempre tenemos ante nosotros tus palabras de aliento: “Yo estoy con vosotros todos los días
hasta el fin del mundo”. Señor, te necesitamos. Sin ti nada somos ni podemos. Queremos pedirte que
nunca faltes en nuestras vidas; que nos des valor para que en los momentos difíciles nunca te
abandonemos; ya que no eres tú, sino nosotros quienes repetimos en muchos momentos de nuestra
vida la historia de la noche de la pasión, huyendo y dejándote. Que al igual que María, siempre
permanezcamos a tu lado, porque tú nunca nos abandonas. ¡Gracias, Jesús, por tu presencia y por tu
amor!.

(Silencio – Música)
LECTOR 5. “Este es el Pan vivo bajado del cielo; no como el que comieron nuestros padres, y
murieron; el que coma este Pan vivirá para siempre.” (Juan 6, 58:)

Presidente: Adoremos a Cristo realmente presente en el Pan consagrado. Expresemos nuestra


confianza en el Señor. Elevemos nuestras peticiones ante el Señor sacramentado, hagámoslo con la
certeza de que Él nos escucha y atiende nuestras súplicas. Tengamos presente estas palabras del
salmista:

LECTOR 6. “Espero en Ti, Señor con gran confianza, inclínate hacia mí y escucha mi clamor”
(Salmo 40)

(Luego de un momento de silencio se invita a hacer peticiones espontáneas. Este tiempo concluye
con la oración del Padre Nuestro.)

PETICIONES ESPONTÁNEAS

PRESIDENTE. Rezamos unidos la oración que nos enseña Jesús.

PADRENUESTRO… (puede ser cantado)

LECTOR 7. “Le dijo Pedro: “Hombre no sé de qué hablas”. Y en aquel momento, estando aún
hablando, cantó un gallo, y el Señor se volvió y fijó su mirada en Pedro... Y Pedro saliendo afuera,
se puso a llorar amargamente” (Lucas 22, 60 – 62)

(Música)

LECTOR 8. Yo he mantenido una relación bastante buena con el Señor. Le pedía cosas, conversaba
con Él, cantaba sus alabanzas, le daba gracias... Pero siempre tuve la incómoda sensación de que él
deseaba que lo mirara a los ojos..., cosa que yo no hacía. Yo le hablaba, pero desviaba la mirada.
Cuando sentía que él me estaba mirando, yo miraba siempre a otra parte. Y sabía porqué: tenía
miedo.

Pensaba que en sus ojos iba a encontrar una mirada de reproche por alguna falta de la cual no me
hubiera arrepentido. Pensaba que en sus ojos iba a descubrir una exigencia: que había que Él deseaba
de mí. Por fin, un día, reuní el suficiente valor y lo miré a los ojos y descubrí que en su mirada no
había reproche ni exigencia. Sus ojos se limitaban a decir: “Te quiero”... Me quedé mirando
fijamente durante largo rato y seguía escuchando el mismo mensaje: “Te quiero”.
Y, al igual que Pedro, salí afuera y lloré.
(Silencio)
CANTO: Nadie te ama como yo

LECTOR 9. Señor Jesús: Tú eres la razón de nuestra vida. Estamos en tu presencia sabiendo que te
necesitamos y que en Ti encontramos la Vida que nutre nuestro espíritu y llena nuestra existencia.
Tú eres, sobre todo, nuestro amigo, el Amigo que se ha entregado por nosotros hasta dar la vida, el
Amigo que nunca nos olvida ni abandona, el Amigo siempre dispuesto a oírnos y acompañarnos.

En la Eucaristía nos esperas, acoges, confortas y animas. Quieres llenar nuestras vidas para que,
rebosantes de Ti, seamos testigos fieles de tu palabra, de tu amor y de tu presencia.

Nos llamas, Señor, y nos invitas a llevarte a nuestros ambientes; quieres que todas las personas te
conozcan y nos has invitado personalmente a cada uno de nosotros para ser portadores de esta
hermosa misión.

Queremos, Señor, ser dignos de Ti, no defraudar la confianza que depositas en nosotros y tras
acompañarte en la oración y recibir la gracia que nos das en los sacramentos, hacer de tu testimonio
el objetivo de nuestras vidas.
Nos queremos implicar en la tarea de evangelizar el mundo, poniendo nuestro grano de arena para
que todos te conozcan y te amen como Tú quieres. Sabemos que siempre contamos con tu presencia
y con tu ayuda, que tú estás con nosotros y nunca nos abandonas. ¡Gracias por todo, Señor!.

Presidente: Estamos llegando al final de esta adoración. Sin duda el Señor ha estado presente entre
nosotros. En silencio nos acercamos al altar y encendemos nuestra vela desde el cirio.

(mientras tanto se pone música de fondo).


LECTOR 10. “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas”.

Todos (levantando velas): “Esta es la luz de Cristo”.

Con la vela encendida, de rodillas, se reza y se repite:

Presidente (todos repiten):


Bendito sea Dios,
Bendito sea su Santo Nombre,
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sagrado Corazón.
Bendita sea su Preciosa Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo, consuelo nuestro.
Bendita sea la incomparable Madre de Dios, la Santísima Virgen María.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
(Los presentes dirigen la vela y la mirada hacia la imagen de la Virgen).

Presidente. El Cuerpo de Cristo que hemos adorado se formó en el seno de la Virgen María. Los
ojos de Cristo que nos han mirado se formaron en la contemplación de su Madre, María. El corazón
de Cristo que nos ha amado se formó junto al corazón de María. Por eso a ella cantamos.

CANTO A LA VIRGEN

ORACIÓN FINAL

Cuando estamos a punto de concluir este rato de oración y cuando cada uno de nosotros va a volver a
nuestras actividades diarias... queremos decirte: Señor, al igual que hace casi dos mil años invitaste a
seguirte a un grupo de personas que se comprometieron contigo y extendieron por todo el mundo tu
mensaje de amor, hoy nosotros queremos continuar su labor. Queremos dedicar nuestra vida a
seguirte y servirte, viviendo y anunciando tu mensaje.

Aunque sabemos que no va a ser fácil, contamos con tu presencia, ya que te llevamos en nuestro
corazón y queremos que siempre sea así.

Nos comprometemos a no dejar pasar ningún día sin oración, y a llevar tu mensaje y tu vida a
nuestros amigos. ¡Danos fuerza para lograrlo!

¡Gracias, Jesús, por tu presencia y por tu amor!.

MÚSICA INTERIORIDAD: https://www.youtube.com/watch?v=hXmlz-NWCdM


Salmo desde la llamada humilde

Señor, escucha mi oración; viene de un corazón joven.


Te invoco, Señor; he decidido buscar en ti ayuda.
No mires mis palabras torpes; mira mi interior empobrecido.
Alarga tus manos y aprieta entre las tuyas mis pobres manos.

Tú eres fiel y leal; eres diferente a como yo soy.


Tú eres bueno y transparente; yo quisiera ser así.
Tú eres compasivo y misericordioso; necesito de tu experiencia
Tú eres justo y verdadero; necesito cambiar de verdad.

Mi corazón dentro de mí está frío y enmudece.


No sé dar respuestas a las cosas negras que me pasan.
Busco la paz y quiero salir de esta guerra que llevo dentro.
Busco el amor y no acabo de romper con este egoísmo que me deshace.

No sé dónde mirar cuando la sociedad me ofrece cosas contradictorias.


No sé escoger entre caminos que marchan sin encontrarse.
Me siento indeciso ante (o que es o no es esencial en la vida.
No soy capaz de hacer opciones en esta dura encrucijada.

Mi alma es como una tierra buena que tiene sed de ti, Señor.
Mi alma es como una semilla buena que quiere germinar,
Mi alma es como el agua libre que busca libertad en su camino.
Mi alma es como la raíz del árbol bueno que se agarra a la tierra.

Me falta el aliento y el cansancio se apodera de mis pasos;


me siento flojo y sin ganas para superar mi dolor.
Despierta mi corazón joven y hazlo limpio como la nieve pura;
alegra mi vida joven y enraízala en la ternura de tu amor.

Haz que sienta tu amor en la mañana y me acompañe todo el día.


Hazme saber el camino que debo seguir dentro del tuyo.
Da respuestas a mis llamadas cuando golpeo en tu puerta;
y no me dejes abandonado y solo por el camino sin destino.

Enséñame, Señor, a cumplir tu voluntad que es buena;


y líbrame de los agentes del mal que ofrecen lo malo;
que tu Espíritu guíe mis pasos hacia la verdad plena,
y no me dejes seducir por el engaño del mal.

Dame vida, Señor del hombre y de la historia, por tu nombre;


por tu justicia saca mi alma de la angustia y la ansiedad;
por tu amor líbrame de los que buscan mi destrucción;
y aparta de mi camino a los que quieren perder mi alma.

Mira mi corazón pobre que te llama con ternura y en ti confía;


mira mis ojos que quieren tu luz para ser limpios;
mira mis pasos que están orientados por tu Palabra;
mira el rumbo de mi vida que busca en tu vida un sentido profundo.
(Salmo 142)

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