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MODULO II SEGUNDA PARTE

JUICIOS ORALES

3. JUICIO DE RENDICION DE CUENTAS:

Se lleva mediante un juicio oral la rendición de cuentas por parte de todas las personas a quienes les
impone esta obligación la ley o el contrato. El art. 1515 CC establece que la obligación de rendir
cuentas que tienen todos los que administran bienes ajenos y la acción para cobrar el saldo de ellos
prescriben por el termino de tres años.

Las normas aplicables al procedimiento son las mismas explicadas para el juicio oral. Las únicas
disposiciones específicas que trae el Código son las relativas a la declaración preliminar art. 217
CPCYM. Para obtener esa declaración preliminar, se requiere obligatoriamente que se presente
prueba documental con la demanda. Es con base en esa prueba documental que el juez declara
provisionalmente la obligación que tiene el demandado de rendir las cuentas, lo que supone que si
los documentos acompañados no demuestran de manera fehaciente esa obligación, el juez se
abstiene de darle curso a la demanda.

Si por el contrario, tales documentos ponen de relieve la obligación, la prevención del juez es seria
y drástica, ya que ordena que el demandado rinda las cuentas en la primera audiencia, bajo
apercibimiento de tener por ciertas las afirmaciones del actor y de condenarlo en los daños y
perjuicios que prudencialmente fijara el juez. Aquí encontramos otra manifestación de la confesión
dicta, para el caso de que el demandado incurra en rebeldía en la rendición de cuentas en la primera
audiencia.

El art. 217 CPCYM en el párrafo 2º. Dispone que contra las afirmaciones del actor, puede el
demandado rendir la prueba que hubiere ofrecido al contestar la demanda. El trámite para la
recepción de la prueba, debe acomodarse a la celebración de las distintas audiencias como hemos
visto anteriormente para el juicio oral. Pero, este párrafo nos confirma que si el demandado no ha
contestado la demanda, ni comparece a la audiencia o no rinde en ella cuentas de su administración,
el juez tendrá por ciertas las afirmaciones del actor y dictara sentencia, dando por concluido el
juicio y condenándolo en los daños y perjuicios que prudencialmente fije.

La sentencia que dicte el juez en los diversos supuestos que puedan darse en el juicio de rendición
de cuentas, depende del grado de intervención que haya tenido el demandado, puesto que puede
incurrir en rebeldía, o bien rendir cuentas y aportar pruebas, todo lo cual colocara al juez en
situación de resolver el litigio conforme a las posibilidades que le da el art. 218 CPCYM, que se
refiere al contenido de la sentencia, precisamente, según los casos que se presenten. Al concluir la
tramitación del proceso, el juez tendrá que pronunciarse sobre lo siguiente:

a) La aprobación o improbación de las cuentas, cuando se han rendido cuentas durante el juicio y
se han aportado prueba sobre las afirmaciones de las partes.

b) La condena al pago del saldo que resulte de las mismas


c) La condena en daños y perjuicios, que se fijaran prudencialmente por el juz para el caso de la
rebeldía a rendir cuentas o de improbación de las mismas, tomando como base las afirmaciones del
actor, esta condena en daños y perjuicios contempla dos hipótesis: una, para el caso de la rebeldía a
rendir cuentas y la otra para el caso de que se imprueben. En ambos casos el juez estima
prudencialmente los daños y perjuicios, tomando como base las afirmaciones del actor.

d) La condena al pago de intereses legales y las costas, este pago de intereses opera cuando se ha
determinado que existe un saldo deudor. La condena en costas es aplicable a todos los supuestos en
que resulte vencido el obligado a rendir cuentas.

e) la fijación del plazo dentro del cual deberá hacerse el pago, tanto para el caso en que se haya
condenado al pago del saldo resultante de la rendición de cuentas como para el evento de que haya
habido condena en daños y perjuicios y desde luego, para el pago de los intereses legales, en el caso
de que se tratara de un saldo deudor.

f) la absolución del demandado con base en que no estaba obligado a rendir cuentas todos los
anteriores acasos se refieren a situaciones en que el demandado resulta condenado. Pero bien puede
ocurrir que, con la prueba producida, se haya desvirtuado la obligación de rendir cuentas. Por
ejemplo si en un principio al juez se le presento, como prueba fundamental el testimonio de una
escritura de mandato, el juez declarara provisionalmente la obligación de rendir cuentas en lo que
respecta al mandato ejercido, pero, muy bien, puede suceder que ese mandato haya sido revocado, y
que en consecuencia el demandado no tenga derecho a pedir la rendición de cuentas a partir de la
fecha en que fue notificada la revocación.

4. JUICIO DE DIVISION DE LA COSA COMUN:

Según el art. 492 CC ningún copropietario estará obligado a permanecer en la comunidad, cada uno
de ellos podrá pedir, en cualquier tiempo, que se divida la cosa común, salvo los casos en que la
indivisión este establecida por la ley, como sucede, por ejemplo, en el régimen de propiedad
horizontal, en la cual los elementos y partes comunes se han de mantener en indivisión forzosa,
mientras dure ese régimen, siendo nulo cualquier pacto en contrario. Art. 534 CC

Se escogió la via oral porque generalmente las cosas en común pertenecen a familiares o a personas
ligadas por especiales lazos, y en esas circunstancias es sumamente útil la aplicación del principio
de inmediación subjetiva, conforme al cual la presencia del juez en relacion directa con las partes
contribuye, muchas veces a terminar prontamente esta clase de litigios.

En consecuencia, el juicio se desarrolla con un máximo de tres audiencias, y con el régimen ya


descrito para el juicio oral en cuanto a la demanda, contestación de la demanda, interposición de
excepciones, prueba, sentencia, recursos y ejecución. Sin embargo, en los arts. 219 al 224 CPCYM
se incluyen normas específicas para este juicio.

a) Casos en que procede este juicio: cuando los copropietarios no estén de acuerdo, pueden pedir la
división o la venta en pública subasta de la cosa común por lo que se presentan dos posibilidades;
una de ellas es pedir la división de la cosa y la otra pedir su venta. Esto es lógico porque no todas
las cosas admiten cómoda división y cuando eso sucede, procede su venta en pública subasta y será
el producto de la venta lo que se repartirá a prorrata entre los condóminos.
También es necesaria la declaración judicial de división de la cosa común cuando hubiere intereses
de menores, ausentes, incapaces o del Estado. Este supuesto está contemplado en el párrafo segundo
del art. 219, el cual dispone que en esos casos, los afectados serán citados por medio de sus
legítimos representantes.

Debe tenerse presente que el CC permite que pueda celebrarse el pacto de indivisión, ver art. 493
CC, en el caso de que se promoviera litigio es aplicable el juicio oral de división de la cosa común
ya que según el inciso 5º. Del art. 199 CPCYM este juicio procede para resolver todas las
diferencias que surgieren entre los copropietarios en relacion a la cosa común.

La única limitación que tiene la petición de división de la cosa común resulta de la prohibición
establecida en el art. 494 CC sobre que los copropietarios no podrán exigir la división de la cosa
común, cuando se hacerla resulte inservible para el uso a que se destine. En este caso, dice ese art.
si los condueños no convinieren en que se adjudique a uno de ellos indemnizando a los demás, se
procederá a su venta y se repartirá su precio. Para esta venta, en caso de litigio, también procede la
via del juicio oral que estamos tratando.

b) Nombramiento del Partidor: de acuerdo al art. 220 CPCYM el partidor deberá ser notario y es en
la primera audiencia, en la fase conciliatoria, cuando el juez procurara avenir a las partes sobre el
nombramiento del partidor, y solo si no hubiere acuerdo hará el juez la designación. En esa misma
fase procurara que los interesados determinen las bases de la partición. Una vez llenados los
trámites de aceptación y discernimiento del cargo al partidor nombrado, el juez le fijara término
para que presente su proyecto de partición o manifieste la imposibilidad de llevarlo a cabo. Esta
imposibilidad puede resultar porque la cosa no admita cómoda división y sea necesario proceder a
su venta. Establece la misma disposición que el partidor podrá pedir privadamente a las partes
interesadas las instrucciones y aclaraciones que juzgue oportunas, previamente a formular el
proyecto de partición y que, si no se obtuvieren, ocurrirá al juez para que convoque a una audiencia,
a fin de que en ella se fijen los puntos que crea indispensables. El notario en todo caso se asesorara
de ingenieros o arquitectos a fin de llevar a cabo este proyecto.

c) Discusión del proyecto: de acuerdo al art. 221 CPCYM una vez que el notario nombrado haya
presentado el proyecto de partición, el juez lo hará saber a las partes y las convocara a una
audiencia para que hagan las observaciones y rindan las pruebas que estimen convenientes, esto
podría llevarse a cabo en la segunda audiencia ya que en la primera se define la designación del
partidor. En esa audiencia las partes pueden formular objeciones al proyecto de partición y si el juez
estimare fundadas tales objeciones, podrá disponer por una sola vez, que se formule nuevo proyecto
por el partidor, a quien le fijara plazo para ese efecto. De este nuevo proyecto debe darse audiencia
por cinco días a las partes.

d) Terminación del proceso: el proceso puede terminar de dos maneras: una, por medio de un auto
razonado que dicta el juez, cuando transcurridos los términos para que las partes expresen sus
observaciones sobre el proyecto de partición, no medie oposición de parte. Esta situación supone la
conformidad absoluta de las partes con el proyecto de partición presentado. La otra situación es
cuando el proceso termina por sentencia que dicta el juez. Este caso supone que ha habido
oposición, y en tal caso, el juez debe pronunciarse, en la sentencia, sobre si aprueba el proyecto
presentado por el notario partidor, o bien si lo modifica, determinando concretamente los puntos
que deben ser cambiados. Ver art. 222 CPCYM y en ambos casos el juez debe ordenar la
protocolación de la partición.

Aunque el supuesto común y corriente es que el proceso termine con la aprobación del proyecto de
partición, en cualquiera de las formas indicadas, debe tenerse presente que el mismo art. 222 faculta
al juez para que, según las circunstancias, ordene la venta de la cosa en pública subasta. Esta
determinación la tomara el juez a solicitud de la parte, que debe expresarse de conformidad con lo
dispuesto en el art. 219 CPCYM y se dará, cuando la cosa objeto del proceso no sea susceptible de
comida división.

En este último caso, conforme el art. 224 CPCYM si el juez ordenare la venta de la cosa en pública
subasta, señalara de una vez día y hora para que se lleve a cabo, para cuyo efecto se observaran los
trámites del procedimiento ejecutivo, en lo que fueren aplicables.

f) Protocolación: finalmente, concluido todo el trámite de aprobación del proyecto de partición, el


tribunal entregara al notario partidor certificación de dicho proyecto y del auto que lo apruebe, o de
la sentencia en su caso, para que proceda a protocolar la partición. Así lo dispone al art. 223
CPCYM el cual, a fin de que la partición sea fácilmente leída y entendida, también establece que la
certificación será extendida respetando en todas sus partes la forma que le hubiere dado el partidor.
Art. 63 CdeNOT1

1. Dr. Mario Aguirre Godoy. DERECHO PROCESAL CIVIL. Tomo II. Volumen 1 Págs. 58-68

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