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ANÁLISIS DEL DISCURSO

ADRIÁN RAMÍREZ
6to “C”

Benveniste, Émilie

El aparato formal de la Enunciación en Problemas de la lingüística general II

“Piensa, lector, el miedo que me entró al escuchar palabras tan malditas, que pensé que
ya nunca a la tierra regresaría.” (Alighieri, 2018, pág. 29) Éste es el gran primer momento
que “la enunciación supone la conversación individual de la lengua en discurso” en el
texto literario. (Benveniste, 1999, pág. 83) Pero, ¿Reúne completamente las condiciones
necesarias para la enunciación? En Adelante, no compararé pasajes literarios, sino traeré
las ideas de Benveniste sobre la enunciación y todo lo que esta engloba.

El locutor moviliza la lengua por su cuenta. Esta acción determina los caracteres
lingüísticos de la enunciación. La lengua es un instrumento que marca su relación con el
locutor. Walter Benjamín puede reforzar esto que menciono. Las cosas recibieron nombre
por el hombre y “se puede definir el nombre como la lengua del lenguaje.” (Benjamin,
2011, pág. 38) Benveniste explica tres modos principales para estudiar: 1) la realización
vocal de la lengua, 2) el mecanismo de producción y 3) la enunciación en el marco formal
de su realización.

El primero implica un sujeto que emite de sonidos. Estos pueden ser estudiados en el
marco de un idioma particular. El segundo, implica al sentido cómo se forma en palabras.
Comienza a complejizarse desde este punto. Otros autores como dice: “Habar un lenguaje
es tomar parte en una forma de conducta gobernada por reglas. Aprender y dominar un
lenguaje es aprender y haber dominado esas reglas”. (Searle, 1994, pág. 22)

El tercer modo, la enunciación es un acto mismo, se define como un proceso de


apropiación, textualmente, “el locutor se apropia del aparato forma de la lengua y enuncia
su posición mediante indicios específicos y por medio de procedimientos accesorios.”
(Benveniste, 1999, págs. 84-85) El locutor implanta a un otro delante de él, un alocutor y
una alocuación. Al final, la lengua se halla empleada en relación con el mundo siendo el
ser humano “el portavoz del lenguaje y por ellos mismo el único”. (Benjamin, 2011, pág.
38)

No es suficiente para afirmar ese fragmento que cite al inicio es el primer momento de
enunciación de él en sus cantos. Tampoco quiero que ese sea el foco de este escrito, pero
es una buena referencia. Ahora me centraré en lo que Benveniste considera un dato
constitutivo de la enunciación: “Cada instancia de discurso constituye un centro de
referencia interna, cuando el locutor está presente.” (Benveniste, 1999, pág. 85) Para
coloca al locutor en relación constante y necesaria con su enunciación tenemos: la
emergencia de los indicios de a persona, 2) los indicios números s de la ostensión, y 3) el
paradigma entero.

El primero explica una relación entre un yo-tú, uno que profiere la enunciación y otro que
está presente como alocutorio. El segundo, designa al objeto al mismo tiempo que se
pronuncia la instancia del término. Y el tercero, formas temporales que se determinan
relación con el EGO, con el ‘presente’: De la enunciación procede la instauración de la
categoría de presente nace la categoría del tiempo. El presente es propiamente la fuente
del tiempo”. (Benveniste, 1999, pág. 86)

“Les pido que nos detengamos a pensar en la grandeza a la que todavía podemos aspirar
si nos atrevemos a valorar la vida de otra manera. Les pido ese coraje que nos sitúa en la
verdadera dimensión del hombre. Todos, una y otra vez, nos doblegamos. Pero hay algo
que no falla y es la convicción de que los valores del espíritu nos puedan salvar de este
terremoto que amenaza a condición humana”.

Tanto el primer fragmento como este último, cuentan con las condiciones necesarias y el
dato constitutivo de la enunciación. Ahora el aparato de funciones que dispone el
enunciador para influir sobre e alocutorio: 1) la interrogación, conformada todas las
formas léxicas y sintácticas; 2) la intimación, una relación inmediata con e otro; y 3) la
aserción, comunica certidumbre con dos instrumentos, el sí y e no que aciertan positiva o
negativamente.

Benjamin, Walter
Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los hombres en Conceptos de Filosofía
de la Historia.

Una pregunta encierra la idea central de este texto: “¿Qué comunica el lenguaje?
Comunica la esencia espiritual que le corresponde. Es fundamental saber que esta esencia
espiritual se comunica en el lenguaje y no a través del lenguaje”. (Benjamin, 2011, págs.
34-35) Este fragmento contiene el punto de partida y llegada de su pensamiento sobre el
lenguaje. La lengua de este último es el nombre y “antes de la enunciación, la lengua no
es más que la posibilidad de la lengua (…) la enunciación puede definirse como un
proceso de apropiación” del hombre sobre el objeto. (Benveniste, 1999, pág. 84)

Los objetos del mundo exterior comunican. Caminaba por un parque y mire que las raíces
de los árboles salían a la superficie. Es un fenómeno que parecerá cotidiano. Pero, si lo
atendemos, entenderemos que comunica algo. Parecerá un ejemplo incoherente lo que
escribo, pero es un hecho que me permitirá abordar una de las idea del autor, la
comunicación. Al decir “si lo atendemos” al hecho, me refiero a que hay uno o unos que
pueden atender a esta comunicación: el hombre (ser humano). Benjamín dice: “No hay
acontecimiento o cosa en la naturaleza animada o inanimada que no participe de alguna
forma del lenguaje, pues es esencial a toda cosa comunicar su propio contenido
espiritual.” (Benjamin, 2011, pág. 33)

Todo objeto del mundo exterior comunica su contenido espiritual. El fenómeno de los
árboles de aquel parque está comunicando. No me centraré en qué comunican, porque
sería introducirme en otro campo. Lo que interesa es saber que comunica un contenido
espiritual a través de su propio lenguaje. Benjamin afirmó que la naturaleza “animada o
inanimada” tiene un lenguaje, pero “mudo y sin nombre”. El hombre (ser humano) recibe
esta comunicación y la nombra para comunicar el objeto a otros hombres (seres
humanos). El autor dice:

“El hombre es aquel que nombra, y por ello vemos que habla el puro lenguaje.
Toda naturaleza, en cuanto se comunica, se comunica en el lenguaje, y por lo tanto
en última instancia en el hombre. Por ello el hombre es el señor de la naturaleza y
puede nombrar las cosas. Solo a través de la esencia lingüística de las cosas llega
el hombre desde sí mismo al conocimiento de estas cosas: en el nombre”.
(Benjamin, 2011, pág. 38)
El recorrido que hice en el parque me permitió comprender que el mundo exterior
comunica. A veces no lo oímos, por ser un lenguaje “mudo y sin nombre”, como lo
menciona Benjamin, pero al final lenguaje. El hombre recibe el contenido espiritual de la
comunicación de los objetos (o cosas). Este contenido le eleva a un ser espiritual que
comunica a través del nombre, la lengua del lenguaje1.

Me detengo a pensar en el Cura Rojo, el veneciano Antonio Vivaldi. Él atendió el lenguaje


mudo y sin nombre de los fenómenos climáticos del siglo XVIII. La Primavera, el Verano,
el Otoño y el Invierno le compartían su contenido espiritual. Elevado a un ser espiritual
lo comunica a otros hombres (seres humanos), músicos y oyentes. Pero no podemos ir
más allá, sería nuevamente introducirnos en otro campo, el Arte.

Con lo que menciono en el párrafo anterior, Benjamin presentó otro concepto: “la
traducción”. Él explica que todo lenguaje superior puede ser considerado como
traducción a todos los otros. La precisión de comunicar el fenómeno climático tal y cómo
lo asimiló Il prete rosso, le llevó a colocar una descripción de la estación, para que el
intérprete logre una mejor interpretación, es decir, la obra incluye un lenguaje musical y
un lenguaje parlante. Incluso en los primeros compases, los violines primeros deben
lograr el sonido de pájaros:

Llegó la primavera y jubilosas


la saludan las aves con alegre canto,
en tanto que las fuentes, con los soplos de los céfiros,
discurren con dulce murmullo.
Este fragmento fue traducido al español. Las diferencias entre lenguajes son diferencias
de médiums. Hay una doble densidad: comunicante (nominante) y comunicado
(nombre). El lenguaje de las cosas es imperfecto. La comunicación del ser espiritual se
produce a través del ser lingüístico, el lenguaje de las cosas:

“La esencia lingüística del hombre es su lenguaje. Es decir que el hombre comunica su
propia esencia espiritual en su lenguaje. Pero la lengua de los hombres habla en palabras.
El hombre comunica por lo tanto su propia esencia espiritual nombrando todas las cosas.

1
Walter Benjamin hace una aclaración: Se puede definir el nombre como la lengua del lenguaje (con tal de
que el genitivo no signifique a relación del instrumento sino del médium, y en este sentido ciertamente,
puesto que el habla en el nombre, el hombre es el portavoz del lenguaje y por ello mismo el único.”
(Benjamin, 2011, pág. 38)
(…) La esencia lingüística del hombre es por lo tanto nombrar las cosas.” (Benjamin,
2011, pág. 36)

El hombre (ser humano) en su necesidad de comunicar lo que percibe del mundo exterior,
objetos u otros hombres (seres humanos), lo nombra. Su lenguaje limitado le lleva
también hacer traducciones para llevar la comunicación a otros lenguajes, muchas veces
a reducir de lenguajes superiores a inferiores. Antonio Vivaldi en su obra Las cuatro
estaciones, comunica la esencia espiritual con la esencia lingüística, un lenguaje nominal,
parlante, y un no nominal, musical.
Austin, John

Conferencias I y II en Cómo hacer cosas con palabras

Benveniste planteó que una enunciación consiste en poner a funcionar la lengua por un
acto individual. El discurso es producido cada vez que se habla. (Benveniste, 1999, pág.
83) Walter Benjamin sobre esto mencionó que cada expresión, al comunicar se vincula
con el lenguaje: “El lenguaje comunica el ser lingüístico de las cosas.” (Benjamin, 2011,
págs. 35-36) Sobre esta base, Austin examinó un fenómeno que a su consideración, no lo
han advertido: Un enunciado puede solo “describir” estados de cosas o enunciar hechos,
verdaderos o falsos. “Se ha llegado a advertir que muchas palabras, especialmente
desconcertantes, incluidas en enunciados que parecen ser descriptivos no sirven para
indicar una característica adicional (…) sino para indicar las circunstancias en que se
formula el enunciado o las restricciones a que está sometido, o la manera en que debe ser
tomado, etc.” (Austin, 1990, pág. 43)

Un rasgo de un realizativo no es una expresión lingüística ‘sinsentido’. Hay expresiones


disfrazadas de enunciados fácticos, descriptivos o constatativos. Habrá expresiones que
satisfacen requisitos pero no describe, ni registran. Austin las denomina oraciones
realizativas, emitir una expresión es realizar una acción y “no se concibe como el mero
decir algo (…) expresar las palabras es, sin duda, por lo común, un episodio principal, en
la realización del acto, cuya realización es también la finalidad que persigue la expresión.”
(Austin, 1990, págs. 47-49)

“¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados o decirle:
Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre
tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo:
Levántate, toma tu lecho y vete a tu casa. Entonces él se levantó en seguida, y
tomando su echo, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y
glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.” (Marcos, 1960, págs.
913-914)

Dos actos lingüísticos son puestos en realizados: perdón y sanación a un paralítico. El


primero no verificable, pero es locutado, mientras que el segundo es verificable en el
mismo texto. Pero el actor hace una acción verificable para asegurar que la primera
también lo será. Entonces, ¿Qué diría Austin? ¿Es dicho y es hecho?
Primero, Austin señaló que el signo característico de un enunciado es ser “Verdadero” o
“Falso”. (Austin, 1990, pág. 53) De ser falsa la expresión lingüística, Austin sugiere sea
reconocida como desafortunada, dentro de una doctrina que define como de los
infortunios. Violar seis reglas propuestas por él, definirá si es o no un infortunio2.

El acto es asumir un cargo, no realizado satisfactoriamente, no tiene lugar o no se ha


llevado a cabo. Los infortunios desaciertos son aquellos que no se consiguen llevar a cabo.
Los infortunios de abusos son aquellos los que el acto es llevado a cabo. Planteó también
Malas apelaciones, Malas aplicaciones y Malas ejecuciones. La primera está afectado ya
sea porque hay un vicio en la realización o no se realizó de forma completa; la segunda
es cuando existe el procedimiento y es aplicable a la situación pero fallamos en el rito por
alguna calamidad; y la tercera está en oposición a la primera.

Me propongo y propongo con las ideas de Austin, revisar La misión casa para todos.
¿Será un enunciado infortunado o afortnado?:

“Misión Casa para Todos, constituye una intervención emblemática integral, que
configura una propuesta de política pública que va más allá de la construcción de
vivienda en su sentido estricto. Su piedra angular es la generación de condiciones
que promuevan el acceso a vivienda segura, adecuada y digna, siendo éste el punto
de partida para la mejora de las condiciones de vida de las personas y la
consecución de su movilidad social ascendente. De esta manera, se busca reducir
las brechas sociales de desigualdad social y asegurar el acceso universal a
servicios básicos, en el marco de la construcción de comunidades participativas,
resilientes y emprendedoras.” (Secretaría Técnica Plan Toda una Vida, 2018)

2
Austin enunció un esquema necesario para el funcionamiento ‘afortunado’ de un realizativo. (Austin,
1990, págs. 55-56)
Searle, Jhon

Filosofía del lenguaje en Actos del habla

“Sólo el hombre tiene lenguaje perfecto en universalidad e intensidad” (Benjamin, 2011,


pág. 38) Las cosas o más bien objetos del mundo externo tienen una esencia lingüística.
El ser humano llega al conocimiento a través de esta esencia haciendo uso de ‘el
nombre’.3 Pero “hablar un lenguaje es tomar parte en una forma de conducta (altamente
compleja) gobernada por reglas. Aprender y dominar un lenguaje es (inter alta) aprender
haber dominado esas reglas.” (Searle, 1994, pág. 22) Es necesario distinguir entre: a)
discurso, b) discurso caracterizador y c) discurso explicativo).

“Después de la enunciación, la lengua se efectúa en una instancia de discurso, que emana


del locutor, forma sonora que espera un auditor y que suscita otra enunciación de
cambio.” (Benveniste, 1999, pág. 84) Un discurso es producido cada vez que se habla. La
enunciación es la lengua puesta a funcionar en un acto individual de utilización. La lengua
es un instrumento. Searle indicó que b y c, son caracterizaciones y explicaciones
lingüísticas; a, es lo que subyace, explica la posibilidad del conocimiento de ciertos
géneros de enunciados. Los datos del género de a, que registrados en el género b, explican
al género c. Una vez que se habla, se toma parte de una conducta gobernada por reglas:
“hablar un lenguaje consiste en realizar actos de habla”, como hacer enunciados, dar
órdenes, hacer preguntas, hacer promesas, etc. (Searle, 1994, págs. 24-25)

Cualquier lenguaje proporciona un conjunto finito de palabras y formas sintácticas para


decir lo que queremos decir; lo que no es posible expresar, se trata de un hecho
contingente. Searle se refiere al principio de expresabilidad que “no implica encontrar o
inventar una forma de expresión que produzca en los oyentes todos los efectos que se
intentan producir” (Searle, 1994, pág. 29) Benveniste en su concepto ‘acto individual’
explicó que a través de la lengua se enuncia con la existencia de un locutor. (Benveniste,
1999, pág. 83) La hipótesis de acto de habla que propone Searle se define como:

La unidad básica de la comunicación, tomada juntamente con el principio de


expresabilidad, sugiere que existe una serie de conexiones analíticas entre la noción de
actos de habla, lo que el hablante quiere decir, lo que la oración significa, lo que el

3
Para Walter Benjamín “la creación de Dios se completa cuando las cosas reciben su nombre del
hombre, de quien en el nombre habla sólo el lenguaje.” (Benjamin, 2011, pág. 38)
hablante intenta, lo que el oyente comprende y lo que son las reglas que gobiernan los
elementos lingüísticos.” (Searle, 1994, pág. 30)

Referencias bibliográficas

Alighieri, D. (2018). El infierno: Canto VIII. En Divina Comedia. España: Plutón


ediciones X,s. l.
Austin, J. (1990). Conferencias. En Cómo hacer cosas con palabras. Barcelona:
Editorial Paidós Ibérica, S. A.
Benjamin, W. (2011). Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los hombres.
En Conceptos de Filosofía de la Historia. Buenos Aires: Agebe.
Benveniste, E. (1999). El aparato formal de la enunciación. En Problemas de la
lingüística genera II. Madrid: Siglo XXI.
Marcos. (1960). San Marcos. En La Bibia. México D. F.: Sociedades Bíblicas Unidas.
Searle, J. (1994). Filosofía del lenguaje. En Actos del habla. Barcelona: Planeta-
Agostini.
Secretaría Técnica Plan Toda una Vida. (2018). Misión casa para todos. Obtenido de
https://www.todaunavida.gob.ec/11192-2/

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