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Aplicar etanol anhidro como aditivo para la mezcla de gasolina, ayudará a reducir las emisiones
contaminantes de los vehículos, y permitirá la importación de vehículos que cumplan las
normas Euro IV, un vehículo que cumpla estas normas, reduce casi la mitad de las emisiones
atmosféricas que un vehículo de norma Euro III, cabe resaltar que en Bolivia la mayoría de los
vehículos solo cumplen con la norma Euro II, lo que implica varias desventajas con relación a
otros países.
Se realizó un estudio que pretende mejorar la calidad de una gasolina base (RON 85),
aumentando el octanaje mediante la mezcla con alcohol anhidro, para ello se realizó una
simulación en el programa Aspen Hysys, en el que se desarrollaron varias pruebas de mezclado
de gasolina base con distintos porcentajes de alcohol anhidro, como ser 9, 10, 13 17, 20, 23 y
26%
Los resultados obtenidos mostraron un aumento del octanaje a medida que se agregaba
mayor proporción de alcohol anhidro en volumen y se seleccionó la gasolina con un octanaje
de 95, correspondiente al agregado de 20% de alcohol anhidro, dando un incremento de
octanaje del 11.8% en comparación con la gasolina especial y un 3.3% en comparación con la
gasolina Súper Etanol 92.
Por otro lado, alrededor de los años 1970 YPFB crea las plantas de refinación Gualberto
Villarroel de Cochabamba y Guillermo Elder Bell de Santa Cruz de la Sierra, actualmente ambas
se encuentran en funcionamiento y con una tecnología neumática, eléctrica-mecánicas, acorde
con la tecnología de ese tiempo. Ambas unidades producen gasolinas y lubricantes para una
tecnología de los años 70 y 80, donde los vehículos de esa época fueron creados con una
tecnología a Carburador, pero a partir de los años 1990 a la actualidad los vehículos ya no son
a carburador, ahora tienen una tecnología a Inyección con necesidades de gasolina de 90 a 98
octanos.
El octanaje o número de octano es una medida de la calidad de la gasolina, por lo tanto, una
gasolina baja en octanos puede causar desgate prematuro del motor, emisiones de carbono
altas y contaminaciones ambientales entre otros. Si bien años atrás se utilizaba un octanaje
más bajo (menor a 85 RON), no obstante, la tecnología vehicular ha evolucionado incluyendo
filtros y catalizadores, cada vez más eficientes para capturar las emisiones.
Una de las políticas asumidas por el gobierno actual, fue el de mejorar la calidad de la gasolina,
para ello promulga el Decreto Supremo N° 1499 (anexo), del febrero de 2013, el Reglamento
de Calidad de Carburantes y Lubricantes.
Y por otro lado se tendrá la Ley General de Transporte (165) emitida en agosto de 2011, que
permite, a partir de su vigencia, solo la importación de vehículos que cumplan con la norma de
emisiones atmosféricas Euro II y establece que en un periodo de cinco años se autorice
únicamente la internación de coches que cumplan con la Euro IV. Sin embargo, este plazo
quedó sin efecto con la aprobación de la Ley 165 de agosto de 2016, que determina que la
Euro IV “o equivalentes y otras posteriores serán aplicadas una vez que los combustibles
producidos e importados por el Estado cumplan con la calidad exigida por estas normas”. La
mejora de la calidad del combustible, de acuerdo con la ley, se ejecutará en un plazo máximo
de cinco años (hasta 2021), según el Gerente General de la CAB.
Sin embargo, y aun consientes de todas las ventajas y avances que representa el lanzamiento
de esta nueva gasolina, prevalece la problemática, puesto que si realmente se quiere alcanzar
la normativa Euro IV en Bolivia y cumplir con los plazos establecidos por ley para la
importación de vehículos modernos, los mismos requerirán gasolinas con octanajes altos y si
bien hasta ahora se tienen dos tipos de gasolinas que podrían suplir parcialmente esta
demanda, en un futuro no muy lejano y en vista del éxito que está teniendo la última gasolina,
será imperativa la producción de más Gasolinas que cumplan con las normas Internacionales.