Las unidades básicas resultaron complejas de regimentar por el Partido
peronista (Acha, 2004:pg 205), esto es debido al peculiar equilibrio entre la
sociedad política a la que adscribían y a la sociedad civil en la que participaban. El modo en que se vinculaban las unidades básicas y los vecinos no siempre respondía a la doctrina partidaria, debido a que reproducían prácticas de la “vieja política”. Es por este motivo que el partido apela a la publicación Mundo Peronista, extensión de la Escuela Superior Peronista, para adoctrinar y ordenar el ejercicio político. Para caracterizar la relación entre estructura partidaria y unidad básica tomaremos el nro. 54 de 1953 de Mundo Peronista, en particular el artículo ““Su” Unidad Básica Ejemplar”. Tanto un número anterior como en este se recuerda el pasado de las políticas de comités para situarlo como lo opuesto de lo que se espera de unidad básica, “Por eso en los antiguos comités - que usted debe siempre recordar para hacer lo contrario- había taba, y vino, y empanadas, y barajas” (Mundo Peronista,1954). Las unidades básicas debían representar el espíritu peronista y seguir atentamente las indicaciones del Consejo Superior. Orden, limpieza y trabajo arduo eran piezas fundamentales, pero no únicas ya que tanto el continente, la U.B., como el contenido, los hombres que la integraban, debían ser fieles representantes y predicadores de la doctrina peronista, “La tercera- son sus palabras- será la formación en cada unidad básica de una pequeña Escuela peronista local.” En todo momento el partido busca regimentar el desarrollo político de las Unidades Básicas instándolas a seguir los lineamientos planteados. Puede leerse un ejemplo de esto en el nro. 59 de 1953 de Mundo Peronista, donde explicita que las unidades básicas deben obedecer disciplinadamente lo dispuesto por las autoridades partidarias. Pero al mismo tiempo también desarrolla la idea de verticalidad cuando dirigiéndose al lector le indica que en caso de ver fallas en las políticas aplicadas deberá dirigirse a la autoridad partidaria inmediatamente superior y en caso de ser necesario continuar la línea ascendente administrativa hasta resolver el problema.
Para Balbi el encuadramiento del partido peronista responde a la
composición política original del primer peronismo donde podemos encontrar a nacionalistas, conservadores, UCR- Junta renovadora, laboristas, como también militares y sindicalistas. A partir de las nociones militares de conducción, Perón plantea la vinculación entre los peronistas a través de la lealtad y su par antagónico la traición. La lealtad es el fundamento de la conducción porque es la que asegurará la obediencia, a riesgo de ser declarado traidor. Tanto el conductor como los conducidos debían mantener esta lealtad Perón cuenta como orientó su trabajo hacia la lealtad en su paso por la Secretaría de Trabajo, “Entonces yo empleé un sistema distinto. No prometer nada y darles todo. En vez de la mentira, decirles la verdad. En vez del engaño, ser leal y sincero y cumplir con todo el mundo.” En otro párrafo explica “Me dicen, por ejemplo, que fulano de tal, que era un hombre influyente allí, hacia tal cosa; ahora resulta que anda medio tibio, porque parece que le han puesto los puntos en tal parte”, en este caso recurre a la traición para graficar que sucede cuando mengua la lealtad. El encuadramiento para Balbi sería entonces fruto de la particular conducción del Movimiento, basada en lealtad hacia Perón y por ende hacia los compañeros, porque para un peronista nada mejor que otro peronista. El partido comunista falla debido a que las instituciones, asociaciones etc., que infiltraban eran heterogéneas políticamente, pero estaban altamente “peronizadas”, en el sentido que no necesitaban la mediación del comunismo para realizar sus pedidos o reclamos al Estado dado que ellas mismas podían vincularse directamente con la sociedad política.