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1.1. INTRODUCCIÓN.
Puede afirmarse que la libertad es la base sobre la que descansa el reconocimiento y
tutela de los demás derechos. El problema jurídico de la libertad y de los demás derechos,
es su reconocimiento formal como elemento propio de la naturaleza humana y su
manifestación en el ámbito social.
Las dimensiones de la libertad más relevantes para los regímenes democráticos actuales son:
a) La que permite el desarrollo libre del sujeto individualmente o a través de los grupos en que
se integra.
b) La que permite su contribución como ciudadano al desarrollo de la organización social, la
libertad política y la de participar en los asuntos públicos.
La libertad así conceptuada, en sus vertientes pública y privada, se manifiesta en una pluralidad
creciente de derechos y libertades concretos que afectan a diversos ámbitos de la vida del hombre.
El concepto ampliamente utilizado de Derechos Humanos ha alcanzado su formulación depurada en
tiempos recientes, manifestando los siguientes requisitos:
1. Incorporar una pretensión moral o consagrar un derecho básico.
2. Poseer un cierto grado de universalidad o generalidad.
3. Incorporar garantías efectivas para su cumplimiento o exigibilidad.
Aunque se trata de un concepto moderno, es interesante analizar los precedentes históricos que nos
conducen a él.
Precedentes, inspirados por la tradición del Common Law y por el iusnaturalismo racionalista:
Cuerpo de libertades de la Bahía de Massachussets (1641): pretende limitar el poder del
Gobernador y defiende que los derechos naturales deben ser considerados como leyes y no
deben imponerse penas que los infrinjan o incumplan.
Acta de Tolerancia de Maryland (1669-1670): reconoce la tolerancia religiosa (solo entre
cristianos).
Normas fundamentales de Carolina (1669-1670): organiza la comunidad política.
El iusnaturalismo se manifiesta mas intensamente tras la aprobación del Bill of Rights por Guillermo
de Orange en los siguientes textos:
Carta de privilegios de Pensilvania (1701)
Declaración de derechos y agravios (1765): firmada en New York por representantes de 9
colonias
contra la Ley del Timbre.
Declaración de deberes norteamericanos (1774): en el Congreso de Filadelfia, contra la
presión fiscal.
Declaración de levantamiento de armas (1775)
Y, sobre todo, en los mas significativos:
- Declaración de Derechos del Buen Pueblo de Virginia (1776): consagra una tabla de derechos y
libertades del hombre, proclamando la libertad, la vida, la propiedad, la seguridad y la libertad
religiosa como derechos básicos tutelados por el Estado. Las declaraciones de otros Estados
seguirían su ejemplo.
- Declaración de Independencia (4 de Julio de 1776): en línea con la anterior, contempla al
individuo como tal y no como miembro de un estamento.
a) La sociedad de Naciones:
Constituida a instancias del Presidente Wilson tras la 1ª Guerra Mundial, en 1919, contaba una
Asamblea, un Consejo y una Secretaría permanente. Su propósito era mantener la paz en el mundo,
asegurar la justicia y tutelar a las poblaciones incapaces de regirse por sí mismas. Tales principios se
vieron desvirtuados en la práctica, al constituir de hecho un “consorcio de vencedores” centrado en asegurar a
las potencias victoriosas sus conquistas políticas y territoriales.
b) La Commonwealth:
Surgió a partir de 1907 para unir Gran Bretaña con los llamados Dominios (Canadá, Sudáfrica,
Australia, Nueva Zelanda, India e Irlanda – desde 1922). Es una organización sui generis, que adolece
de cierta imprecisión e incoherencia.
c)Consolidación del sistema internacional de protección de derechos y libertades:
Destacan la Organización de las Naciones Unidas, a nivel global, así como el Consejo de Europa y,
después, la UE, así como la Convención Interamericana de Derechos Humanos. Tras la Conferencia
de Yalta, se redactó la carta fundacional de la Organización de las Naciones Unidas en una
Conferencia organizada al efecto en San Francisco en 1945. En 1947 se puso en marcha el Plan
Marshall para la reconstrucción de Europa, que llevó a la creación de la OECE (Organización
Europea de Cooperación Económica) en 1949.
Ese mismo año se creó el Consejo de Europa para la defensa de los derechos y libertades, formado
inicialmente por el Benelux, Francia, Italia, Dinamarca, Suecia y UK. Sus órganos eran el Consejo de
Ministros, una Asamblea consultiva, la Comisión y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. En
1950 se aprueba el Convenio de Roma, para la salvaguarda de los derechos fundamentales y libertades
públicas. En el campo militar se crea primero la UEO y posteriormente la OTAN, que ya incluye a
Canadá y USA.
En 1975 se inaugura en Helsinki la Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea (CSCE),
participando el bloque de los países socialistas, así como USA y Canadá. El Acta final o Acta de
Helsinki estableció en su principio VII el “respeto de los derechos humanos y de las libertades
fundamentales, incluída la libertad de pensamiento, de conciencia o de religión”. En 1989 se introdujo
el concepto de la dimensión humana.
d) Los derechos en la UE:
La Comunidad Europea tiene como objetivo la integración económica de sus Estados miembros,
manteniendo la aspiración, como fin último, de alcanzar la unidad política de Europa, objetivo
inseparable del reconocimiento y defensa de unos principios y unos derechos comunes a todos los
Estados miembros.
Como se ha dicho antes, su precedente está en la CECA, creada en 1952. La iniciativa de creación de
la Comunidad Europea de Defensa (CED) quedó frustrada por el rechazo en 1954 del Parlamento
francés a ratificar el correspondiente Tratado constitutivo. Sí prosperó algo mas tarde la creación de
un mercado común europeo, precedente directo de la actual UE.
Los derechos representan una esfera de la vida del sujeto en la cual éste es soberano y actúa
libremente, a la vez que dicho ámbito queda protegido de intromisiones de los poderes públicos,
nacionales o internacionales, y de las acciones de otros sujetos. Los derechos son concreciones del
valor libertad en su vertiente positiva, definiendo esferas concretas de actuación del sujeto y ámbitos
de obligaciones determinadas del poder. A diferencia de la libertad en abstracto precisan de una clara
determinación de su ámbito y alcance por cuanto constituyen zonas concretas de autonomía en que
se desenvuelven las voluntades individuales. La función básica de los derechos es la articulación y
tutela de la libertad personal.
(Lo pongo en rojo porque el libro, además de tener muchisimas erratas asi como párrafos repetidos,
me he dado cuenta de que no existe epígrafe 4 en el Capitulo 1. Así que tengo que comprobarlo con
gente que también tenga el libro. Ahora mismo se queda tal como lo hizo el compañero autor de los
apuntes. Cuandito que sepa algo, os lo envio)
LECCIÓN 2. CONSTITUCIONALISMO MULTINIVEL: DERECHO DE PRODUCCIÓN
INTERNA
1. CONSTITUCIONALISMO MULTINIVEL
La extraordinaria complejidad de los OJ ha llevado a la doctrina a preguntarse y a indagar en
nuevos sistemas de articulación e interpretación de la realidad jurídica. El concepto de
constitucionalismo multinivel es fruto de estas preocupaciones y de las aportaciones doctrinales
subsiguientes. Esta teoría encuentra su más nítida utilidad interpretativa en el marco de la definición
de las relaciones entre el Derecho de la UE y el Derecho producido por los Estados miembros.
El multinivel puede configurarse como un paradigma “autónomo” en el marco del proceso de
integración europea, dirigido a explicar esta complejidad jurídica aplicable a los sistemas integrados
por subsistemas. La necesidad de interpretación multinivel del ordenamiento no se centra
exclusivamente en los niveles de producción jurídica “nacional” y “europea” sino que requiere integrar
otros niveles tanto en el plano “interno” como en el “externo”.
Aunque inicialmente el sistema multinivel aluda casi en exclusividad al plano legislativo, actualmente
debe integrarse en el análisis multinivel no sólo la producción legislativa sino la ejecución normativa y
la interpretación jurisprudencial. El constitucionalismo multinivel es de carácter inclusivo sobre todo
en la medida en la que se aparta del monopolio del Estado como espacio constitucional único.
El OJ es un ordenamiento complejo en el que coexisten un número muy elevado de normas de
distinta jerarquía, naturaleza, ámbito de aplicación y diferente origen. El ordenamiento articula las
normas emanadas de los órganos centrales del Estado y de los órganos de las CCAA que poseen
capacidad normativa en el ámbito de sus respectivos territorios. Y unas y otras coexisten con las
normas emanadas de organizaciones, instituciones o acuerdos internacionales. Las declaraciones,
acuerdos y normas relativas a derechos ocupan un lugar importantísimo pues el reconocimiento y
tutela de los derechos han encontrado en el ámbito internacional un marco fundamental.
Por tanto, el sistema de derechos y libertades español no es exclusivamente un sistema de
producción interna, sino también externa, supranacional e internacional.
Por otro lado, en el denominado nivel internacional debemos distinguir los documentos
internacionales que tienen su origen en acuerdos o pactos concretos de aquellos otros que han surgido
en el marco de una organización internacional específicamente creada para la tutela de los derechos o
que tiene entre sus objetivos esta tutela.
Podríamos decir que el sistema jurídico multinivel debe distinguir los siguientes niveles de
producción, ejecución e interpretación normativa:
Nivel de producción supranacional
◦ Derecho de la UE
◦ Derecho Internacional
Nivel de producción interna
◦ CE
◦ Derecho de los órganos centrales del Estado
◦ Derecho de los órganos territoriales
◦ Derecho de otros entes territoriales
En dicha clasificación, el término “Derecho” comprende todas las fuentes jurídicas implicadas
en cada caso incluyéndose por tanto la jurisprudencia emanada por los órganos jurisdiccionales que
en cada caso corresponda. El Derecho de la UE integra la jurisprudencia del Tribunal de Justicia y en la
mención al Derecho internacional queda comprendida la jurisprudencia del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos.
A pesar de que el OJ está compuesto por normas emanadas por diferentes órganos, nada
impide que lo podamos identificar como uno solo y mantenerse así el principio básico de la unidad del
OJ. Como venimos afirmando, una vez que las normas se incorporan a nuestro ordenamiento, se
consideran normas internas con independencia de su procedencia.
La circularidad de los distintos niveles jurídicos integrados en un mismo ordenamiento y la
interacción entre ellos son dos de las características del sistema jurídico multinivel.
El Ordenamiento jurídico se puede definir como un conjunto sistemático de normas. Se rige por
diversos principios, destacando los de:
- Jerarquía: clasifica las normas del OJ en función de su mayor o menor rango normativo.
- Competencia: distingue las normas en función del órgano que tenga atribuida la facultad de
su elaboración.
El OJ contiene asimismo valores, principios e instituciones que las propias normas expresan o aluden.
En él coexisten normas de diverso rango, así como normas emanadas de centros legislativos de
diferentes niveles territoriales.
La CE otorga valor de cosa juzgada a las sentencias del TC desde el día siguiente a su
publicación en el BOE, con los votos particulares, si los hubiere, sin que quepa recurso alguno contra
ellas. Las sentencias del TC que declaren la constitucionalidad de una norma con fuerza de ley y las
que no se limiten a la estimación subjetiva de un derecho, tienen plenos efectos frente a todos (art.
164.1 CE).
La jurisprudencia del TC es fuente del Derecho. De entre sus sentencias destacan las
denominadas sentencias interpretativas, en las que el TC realiza una interpretación de uno o mas
preceptos legales en relación con uno o mas artículos constitucionales, determinando así la única
interpretación válida o, por el contrario, la única interpretación inválida con lo cual acota el sentido de
esos preceptos constitucionales. Se limitan de esta manera el margen de discrecionalidad del
legislador ordinario para desarrollar los principios constitucionales. La doctrina viene considerándolas
parte fundamental de la jurisprudencia como fuente del Derecho por su relevancia en orden a la
interpretación de la CE, a pesa de que ésta no la menciona expresamente. Por otro lado, la doctrina
distingue las llamadas sentencias manipulativas, que evitan declarar la invalidez de una ley
alterando en cierta medida su tenor literal, con lo que varían propiamente el contenido dispositivo de
la norma, y con ello, el TC compite con el poder legislativo directamente formulando en positivo reglas
de Derecho. De producirse tal actividad, el TC rebasaría, en opinión de la autora, las competencias
atribuidas al TC como garante de la CE.
La interpretación que de una ley hace el TC se incorpora al texto y tiene el rango de éste. Asimismo, la
interpretación del TC de los preceptos constitucionales es igualmente vinculante para todos.
La jurisprudencia ordinaria queda, por otro lado, vinculada no solo a la CE, sino también a la
interpretación que de la misma hace el TC (art. 5.1 LOPJ).
5. CONTENIDO DE LA CONSTITUCIÓN
STC 31/2010 sobre el Estatuto de Cataluña. Los derechos incluidos en los EEAA están
vinculados a las competencias asumidas legítimamente por los diferentes territorios y
vinculantes para los poderes autonómicos y pueden considerarse complementarios de los
derechos reconocidos en el “espacio constitucional multinivel resultante de la integración
estatal, internacional y europea, de manera que se asumen explícitamente las consecuencias
de la interacción entre estos ordenamientos.
Los derechos estatutarios deben distinguirse de los derechos fundamentales ya que éstos “son
estrictamente aquellos que en garantía de la libertad y de la igualdad, vinculan a todos los legisladores,
esto es, CG y Asambleas legislativas de las CCAA, sin excepción. Esa función limitativa sólo pueden
realizarse desde la norma común y superior a todos los legisladores”. El TC afirma que los “derechos
reconocidos en EEAA han de ser cosa distinta” (sólo vinculan al legislador autonómico y derechos
además materialmente vinculados al ámbito competencial propio de la CCAA).
Habrá que atender a las categorías de “derecho” para concluir si su inclusión en un Estatuto
es o no constitucionalmente posible. Lo decisivo del TC será si los mandatos en ellos
comprendidos vinculan exclusivamente al poder público catalán y si sólo pretenden hacerlo
en el marco de sus competencias. Este tipo de derechos estatutarios que no son derechos
subjetivos, sino mandatos a los poderes público) operan como pautas para el ejercicio de las
competencias autonómicas.
Como señala críticamente G. Cámara “donde el legislador estatuyente recoció y garantizó
derechos, si éstos están incardinados en el ámbito competencial y no en el institucional, habría que
entender que sólo se establecen principios” necesitados de ulterior desarrollo aunque ello no les
“desprovee de su condición de derechos” y además pueden detectarse “derechos directamente
justiciables” que posibilitan su directa aplicación en caso de inexistencia de desarrollo legislativo.
Entre los principios rectores, tendentes a canalizar las políticas para el cumplimiento de los
derechos reconocidos, podemos encontrar la prestación de unos servicios públicos de calidad; lucha
contra sexismo, xenofobia, homofobia, protección de las personas en situación de dependencia, lucha
contra la marginación y pobreza.
Entre las garantías:
Vinculación de los poderes públicos y delos particulares a los derechos: se consagran
obligaciones de los poderes públicos en relación con el contenido de los derechos
incorporados al Estatuto.
Protección jurisdiccional: posibilidad de interponer recurso ante la jurisdicción
correspondiente de acuerdo con los procedimientos que establezcan las leyes procesales por
violación de los derechos estatutarios.
Efectividad de los principios rectores: el reconocimiento y protección de los principios
rectores de las políticas públicas informará las normas legales y reglamentarias andaluzas, la
práctica judicial y actuación de los poderes públicos, y podrán ser alegados ante los jueces y
tribunales de acuerdo con lo que dispongan las leyes que los desarrollen.
Defensa de los derechos: mantienen el reconocimiento de una institución de defensa de los
derechos (defensor del pueblo o denominaciones diferentes pero con igual alcance jurídico)
LECCIÓN 3. CONSTITUCIONALISMO MULTINIVEL. DERECHO DE PRODUCCIÓN
EXTERNA: LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN LA UE.
1. CONSTRUCCIÓN EUROPEA
Desde la creación de las Comunidades Europeas hasta el Tratado de Lisboa, el último Tratado
modificativo que ha entrado en vigor, se ha producido la consolidación de un fenómeno singular como
es la construcción de una Europa ligada por lazos económicos pero también sociales y culturales.
El Principio de Primacía es quizá la más importante característica del Derecho comunitario. Según la
jurisprudencia del TJ, el Derecho comunitario constituye un Ordenamiento jurídico propio que se
integra en el ordenamiento jurídico de los Estado miembros y que prima sobre la aplicación de
cualquier norma interna. Como consecuencia de este principio:
- El Derecho comunitario y el Derecho interno no se rigen por el principio de jerarquía, sino
por una variante del Principio de Competencia.
- No rige entre ambos el principio de ley posterior, ya que una norma nacional posterior a una
comunitaria no puede restar eficacia a ésta.
- Los órganos jurisdiccionales internos tienen la obligación de garantizar la primacía del
Derecho comunitario, inaplicando la norma interna en los casos en que proceda.
En cuanto a posibles conflictos entre normas comunitarias y normas de la Constitución de un Estado
miembro, la relación de primacía ha sido cuestionada en ocasiones. En este sentido, el art. I-10 del
Proyecto de Constitución Europea establece que “La Constitución y el Derecho adoptado por las
instituciones de la Unión en el ejercicio de las competencias que le son atribuidas primarán sobre el
Derecho de los Estados miembros”.
2. EL TRATADO DE LISBOA
2.1. ORIGEN
El Tratado de Lisboa cerró la grieta abierta por el fracaso del proyecto para elaborar un Tratado
Constitucional.
Es el fruto de negociaciones entre Estados miembros reunidos en una Conferencia
Intergubernamental en 2007, en la que participaron la Comisión y el Parlamento Europeo. Fue
firmado por los Jefes de Estado o de Gobierno de los veintisiete Estados miembros. La Conferencia
Intergubernamental recibió el mandato de elaborar un Tratado que modificara los Tratados vigentes
con el fin de aumentar la eficacia y legitimidad democrática de la Unión ampliada y la coherencia de su
acción exterior. Así, el Tratado de Lisboa, incorporó dos cláusulas substantivas que modificaron el
Tratado de la UE (que conservó su denominación) y el Tratado Constitutivo de la CE (pasó a llamarse
Tratado sobre e Funcionamiento de la Unión).
La Unión adquirió una única personalidad jurídica(con el objetivo de fortalecer su poder de
negociación, convirtiéndola en un actor más eficaz internacionalmente y socio más visible para otros
países y organizaciones) y la palabra “Comunidad” se sustituyó por “Unión”, la cual sucedió a la
Comunidad vigente hasta la entrada en vigor del Tratado de Funcionamiento.
El Tratado de Lisboa entró en vigor el 1 de Diciembre de 2009.
La reforma de Lisboa mantiene las “cuatro libertades originarias” pero la Unión tiene ahora
más capacidad de actuación en el campo de la justicio, libertad y seguridad para acometer la lucha
contra la delincuencia y el turismo.
b) Título II: Libertades --> agrupa junto a derechos y libertades clásicas, otros derechos más
novedosos (derecho de protección de datos o derecho de asilo).
c) Título III: Igualdad --> igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos y
consagrando las denominadas acciones positivas al establecer que el prinicipio no impide el
mantenimiento de medidas que ofrezcan ventajas concretas en favor del sexo menos representado.
d) Título IV: Solidaridad --> derechos relativos a las condiciones laborales con derechos ta
novedosos como el de acceso a unaprotección en caso de despido injustificado o derecho de acceso
a los servicios de colocación. Así como los de protección de medio ambiente o de la salud.
e) Título V: Ciudadanía --> derechos de participación política del ciudadano europeo,
derecho a una buena administración o al reconocimiento de la institución del Defensor del Pueblo.
f) Título VI: Justicia --> la Carta consagra el derecho a la tutela judicial (la protección que
ofrece la Carta es más amplia que la del Convenio Europeo de Derechos Humanos, ya que garantiza
un derecho a un recurso efectivo ante un juez) y al juez imparcial.
4. EL CONSEJO DE EUROPA.
4.1. CREACIÓN DEL CONSEJO DE EUROPA.
Tras el Congreso de La Haya de 1948, se crea en 1949 por el Tratado de Londres el Consejo de
Europa, formado por Bélgica, Luxemburgo, Holanda, Francia, Gran Bretaña Dinamarca, Irlanda,
Italia, Noruega y Suecia.
Con sede en Estrasburgo, contó en principio con un Comité de Ministros y una Asamblea.
Posteriormente se crearon la Comisión y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Desde la
aprobación del Protocolo 11º, éste último ha asumido las funciones de garantía de los derechos y
libertades. Hoy el Consejo de Europa cuenta con 46 miembros, manteniendo los fines fundacionales
de defensa de la paz, la justicia y la unión de sus miembros para la consecución del progreso
económico y social, en torno a la idea del Estado de Derecho y al reconocimiento de los derechos
humanos y de las libertades fundamentales.
4.5.2. Funciones.
El TEDH entiende de todos los asuntos relativos a la interpretación y aplicación del
Convenio y sus protocolos de conformidad con los arts. 33 (asuntos entre Estados), 34 (demandas
individuales) y 47 (opiniones consultivas) del Convenio.
Pueden acceder al Tribunal los Estados o los nacionales (personas físicas o jurídicas). Tiene
funciones consultivas a instancia del Comité de Ministros.
4.5.5. La sentencia.
Las sentencias fundamentadas de las Salas podrán ser remitidas a la Gran Sala en un plazo de
3 meses. Un colegio de 5 jueces de entre sus miembros aceptará la demanda de remisión si plantea
una cuestión grave de interpretación o aplicación del Convenio o sus Protocolos. La sentencia de la
Gran Sala será definitiva.
Las sentencias de las Salas son definitivas si:
- Las partes declaran que no recurrirán a la Gran Sala,
- La remisión a la Gran Sala no se ha producido dentro del plazo de 3 meses,
- El Colegio de la Gran Sala rechaza la demanda de remisión.
Las sentencias deben ser motivadas y públicas, adoptándose por unanimidad o por mayoría, en
cuyo caso puede unirse a la sentencia el voto particular del juez discrepante. La sentencia se remite al
Comité de Ministros, que vela por su ejecución.
- Capítulo III: “De los principios rectores de la política social y económica” (arts. 39 a 52). Junto a
ciertos derechos, se incluyen obligaciones de los poderes públicos: protección de la familia, de la
maternidad y de los niños; promoción del desarrollo económico; distribución equitativa de la
renta; régimen público de Seguridad Social; acceso a la cultura; tutela de derechos de los
trabajadores españoles en el extranjero; del medio ambiente; derecho a una vivienda digna;
promoción de la juventud; protección de disminuidos físicos y psíquicos y de la tercera edad; defensa
de los consumidores y regulación de las organizaciones profesionales.
- Capítulo IV: “De las garantías de las libertades y derechos fundamentales” (arts. 53 y 54): garantías
normativas e institucionales y Defensor del Pueblo.
- Capítulo V: “De la suspensión de los derechos y libertades” (art. 55): suspensión general de
determinados derechos en caso de declaración de estado de excepción o de sitio y suspensión
individual de derechos de acuerdo con lo establecido por LO y con intervención judicial y control
parlamentario en relación con investigaciones sobre bandas armadas o grupos terroristas.
En el caso de la persona física, la capacidad jurídica se supone a partir de la propia existencia (también
extranjeros).
De la validez de las personas jurídicas como sujetos de derecho da muestra el hecho de que el
Tribunal Constitucional ha reconocido su legitimidad para interponer Recursos de amparo.
El Tribunal Constitucional se planteó este problema en la STC 19/1983, de 14 de marzo, donde
estimó, para el caso concreto, que la Diputación Foral de Navarra poseía la titularidad del derecho
fundamental a la tutela judicial efectiva constitucionalizada en el art. 24.1 CE. Para llegar a tal
conclusión, argumentó que la titularidad de los ciudadanos de derechos fundamentales a la que
alude el art. 53.2 CE no limita ni excluye la posible titularidad de las personas jurídicas. En todo
caso, debe examinarse cada derecho en particular.
Por otra parte, la expresión todas las personas, que emplea el art. 24.1 CE comprende a juicio del
Tribunal a todas las personas físicas y jurídicas capaces de ser parte en un proceso.
En general, puede afirmarse que se reconoce a las personas jurídicas, además de la titularidad de
aquellos derechos que la Constitución atribuye directamente, también otros. El propio texto
constitucional permite esta interpretación cuando, en algunos de sus preceptos, se alude a la
persona jurídica y a entidades, comunidades o grupos.
Está igualmente extendido y confirmado por la jurisprudencia constitucional que las personas
jurídicas no gozan de todos los derechos que se les reconocen a las personas físicas, pero la
titularidad de aquellas en relación con algunos derechos y libertades fundamentales rige para las
personas jurídicas nacionales en la medida en que, por su naturaleza resulten aplicables a ellas ( STC
23/1989, 2 febrero). Así ocurre con el derecho a la inviolabilidad del domicilio, o el derecho a la
tutela judicial efectiva. Ahora bién, afirmó también el TC que no existe una necesaria equiparación
entre personas físicas y jurídicas. Siendo éstas una creación del Derecho, corresponde al
ordenamiento jurídico (Oj) delimitar su campo de actuación fijando los límites concretos y
específicos.
El reconocimiento de la titularidad de algunos derechos a las personas jurídicas permite no sólo la
defensa de los legítimos intereses de las mismas, sino, principalmente, la tutela indirecta de los
derechos e intereses de las personas individuales que las componen ( tesis confirmada por STC
139/1995, 26 septiembre).
La incorporación de la persona jurídica como titular de derechos no impide que quede excluida de
algunos de ellos que por su naturaleza y alcance pertenecen exclusivamente a la persona física (Ej.
Tratos inhumanos) y que, respecto de otros, pueda modularse la regulación legal en función de que el
titular sea persona física o jurídica.
En general, la LO 4/2000 reconoce a los extranjeros, en los mismos términos que a los españoles, los
derechos inherentes a la persona humana (la vida la integridad física...); en cuanto a otros
derechos, la ley distingue entre los extranjeros que se encuentren legalmente en España – posean
autorización de estancia o residencia - de aquellos otros que no posean esta condición. Los
extranjeros que se hallen legalmente en territorio nacional gozan, entre otros, del derecho de libre
circulación, del de reunión y manifestación, de asociación, de sindicación y huelga, en los términos
previstos legalmente para los españoles.
La ley orgánica prevé también el acceso de los extranjeros a determinados servicios esenciales,
como la asistencia sanitaria, con independencia de que tengan o no autorización de estancia o
residencia.
El cuanto a la L5/84 (LRDA), tiene por objeto cumplir el mandato CE en relación a que una ley
establecerá los términos en que los ciudadanos de otros países y los apátridas podrán gozar del
derecho de asilo y de la condición de refugiado.
El derecho de asilo protege a los extranjeros que sean perseguidos por actos políticos y a los que
hayan cometido delitos políticos o conexos que no se hayan realizado en España; la protección NO
se extiende a los actos de terrorismo. La concesión del derecho de asilo otorga al extranjero
inviolabilidad mientras se encuentre en territorio español.
Esta ley reconoce también la condición de refugiado en los términos contemplados en los tratados
y Convenios internacionales, y en especial en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de
Ginebra de 28 julio 1951 y el protocolo de Nueva York de 31 enero 1967.
Ambos documentos forman parte del Oj español por adhesión de fecha 22 de junio de 1978.
La ley 4/85 (LEP), regula, con todas las garantías, este acto de soberanía que, conforme a la ley
española, requiere reciprocidad.
7. LA EDAD
7.1. EDAD, CAPACIDAD DE OBRAR Y TITULARIDAD DE LOS Dº
La CE ha establecido que los españoles son mayores de edad a los 18 años ( art. 12 CE).
La edad, en concreto la mayoría de edad, es un elemento de incidencia directa en el reconocimiento
tanto de la titularidad como de la capacidad de obrar de las personas físicas. La capacidad de obrar
implica siempre, la previa existencia de la capacidad jurídica y, en su caso, de la titularidad.
En nuestro sistema de derechos, podemos distinguir tres casos en relación con la edad y la
titularidad:
A) Que el menor de edad no sea titular del derecho por ser la edad requisito necesario para
la atribución de dicha titularidad (derecho de sufragio, trabajo...)
B) Que se atribuya la titularidad del derecho al menor de edad pero que, por carecer éste de la
capacidad de obrar que acompaña a la minoría de edad, no pueda ejercerlo y/o defenderlo
directamente y precise de un representante.
Así, por ejemplo, los derechos a la integridad física y moral, prohibición de tortura y trato
inhumano o degradante, derecho a la propiedad privada, intimidad, imagen... En este caso,
existe un titular del derecho que puede ejercerlo a través de un tercero y ser receptor pasivo
de los efectos jurídicos, pero sólo puede incidir activamente en ellos y defenderlos a través
de un tutor o representante.
C) Que se le atribuya tanto la titularidad como la capacidad de obrar aun siendo menor de
edad. La L 41/2002, de 14 de Noviembre, establece que el menor será escuchado antes de
realizar cualquier acto médico que le afecte si tiene doce años cumplidos. Además, si el
menos tiene dieciséis, o está emancipado puede adoptar sus propias decisiones en este
ámbito.
Existe una tendencia legislativa favorable a la participacón del menor en las decisiones que le
afecten, cuando el ordenamiento no le reconoce la capacidad de actuar plenamente respecto de los
derechos de los que es titular o cuando estén afectados sus intereses jurídicos, reconociendo
relevancia jurídica a su manifestación de voluntad. El Ordenamiento gradúa dicha relevancia
jurídica en razón del grado de madurez de menor.
La CE en su art. 12, establece que la mayoría de edad se adquiere a los 18 años. A partir de este
momento y si no existe otra causa de restricción, el sujeto adquiere la titularidad de aquellos
derechos que requieren mayoría de edad y el pleno ejercicio de todos los que tenia y los que ha
adquirido como consecuencia de su mayoría de edad.
La edad fijada en el art. 12 CE es la misma que recoge el art. 1 del Convenio de los Derechos del
Niño.
El art. 24 de la Carta de los Dº Fundamentales, consagra los derechos de los menores en los
siguientes términos:
Los menores tienen derecho a la protección y a los ciudadanos necesarios para su
bienestar.
Pueden expresar su opinión libremente y ésta será tenida en cuenta en relación con los
asuntos que les afecten, en función de su edad y madurez
en todos los actos relativos de menores llevados a cabo por autoridades públicas o
instituciones privadas, el interés superior del menor constituirá una consideración
primordial; todo menor tiene derecho a mantener de forma periódica relaciones
personales y contactos directos con sus padres, salvo si son contrarios a sus intereses.
En la legislación sobre los derechos de los menores se han venido consolidando ciertos principios
generales que articulan el marco jurídico imprescindible para la regulación de éstos:
a) Principio de reconocimiento máximo de derechos . La tendencia general es la de extender los
derechos reconocidos a los menores.
b) Principio de tutela directa y subsidiaria. La tutela directa se encomienda a los progenitores, o en su
caso, a los tutores del menor, y la tutela subsidiaria es, en general, asumida por los poderes públicos.
c) Principio de interés superior del menor . Es decir, la ley prima el interés superior de los menores
sobre cualquier otro interés legítimo que pudiera concurrir.
d) Principio de audiencia. Derecho a ser oído. La legislación sobre menores tutela también la
posibilidad del menor de manifestar su voluntad en el marco del ejercicio de los derechos que le
correspondan.
La LO 1/1996, de protección jurídica del menor, incluye un catálogo de derechos entre los
que se encuentran algunos fundamentales:
Dº al honor, intimidad y propia imagen.
Dº información.
Libertad ideológica, de conciencia y de religión
Derecho de participación, asociación y reunión
Libertad de expresión
Dicha ley, contempla una sere de principios rectores de la acción adminsitrativa, tendentes a
garantizar los derechos delos menores. Las AAPP facilitarán a los menores la asistencia adecuada
para el ejercicio de sus derechos, y desarrollará políticas integrales encaminadas al desarrollo de la
infancia, y sercivio para los menores.
Principios rectores de la actuación de los poderes públicos:
la supremacía del interés del menor
el mantenimiento del menor en el medio familiar de origen salvo que no sea conveniente
para su interés
su integración familiar y social
la prevención de todas aquellas situaciones que puedan perjudicar su desarrollo personal
sensibilizar a la población ante situaciones de indefensión del menor
promover la participación y solidaridad social
la objetividad, imparcialidad y seguridad jurídica en la actuación protectora garantizando el
carácter colegiado e interdisciplinar en la adopción de medidas.
2. LÍMITES INTERNACIONALES:
Son los derivados de los compromisos de derecho internacional convencional adquiridos por el
Estado mediante incorporación a organizaciones internacionales o los generados como
consecuencia de la ratificación de convenios y tratados internacionales sobre la protección de los
derechos y libertades o sobre sus garantías.
4.1.CLASIFICACIÓN CRONOLÓGICA
Circunscribiéndose al Estado de Derecho, en función de la “Teoría de las generaciones”:
Derechos de primera generación.
Derechos de segunda generación.
Derechos de tercera generación.
Derechos de cuarta generación,
1. LA INTERPRETACIÓN
1.1. CONCEPTO Y CARACTERES DE LA INTERPRETACIÓN: LA INTERPRETACIÓN DE LA
CONSTITUCIÓN E INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL
La interpretación jurídica es el conjunto de procesos lógicos a través de los que se atribuye
un significado a una norma o se describe el sentido de sus enunciados. El proceso interpretación-
aplicación es un todo inescindible y consiste en la determinación de normas subconstitucionales. La
interpretación es un acto de conocimiento además de que, un sector doctrinal relevante, entienda
que es una actividad creadora, ya que se entiende que la actividad interpretativa de los jueces integra
un proceso creador de Derecho. La teoría de la interpretación no puede desvincularse del concepto
de Derecho. Para el positivismo formalista, el campo de la interpretación comenzaba y acababa en la
ley; para otras concepciones del Derecho que incorporan a la ley, principios y valores, la
interpretación alcanzará también a estos últimos.
Por ello, debemos distinguir entre interpretación de la CE (acotaría su desenvolvimiento en el
texto jurídico-formal de la CE) e interpretación constitucional (alcanzaría a los valores y principios
constitucionales, por ello la interpretación de la CE no puede fundamentarse en la estructura
tradicional de la interpretación de la ley). De ahí, que no pueda ser solamente interpretación de la CE
sino, interpretación constitucional del ordenamiento.
El método de interpretacón del Derecho constitucional presenta reglas especiales y propias
que responden a la particularidad de su objeto: la especificidad de la norma constitucional.
b) Consejo de Europa:
Convenio Europeo de Derechos Humanos (Roma, 1950).
Convenio de Biomedicina y Derechos Humanos.
Protocolo de prohibición de clonación humana.
c) UE:
Tratado de la UE y Tratados de Funcionamiento.
Carta de Dº Fundamentales de la UE
En sus sentencias el TC ha otorgado a los tratados y convenios internacionales carácter
interpretativo de las normas constitucionales, ya que:
a) Configuran el sentido y alcance de los derechos constitucionales.
b) Definen los perfiles exactos de su contenido.
Con todo el TC ha negado que los tratados y convenios sean parámetro de la constitucionalidad.
Deben considerarse a efectos de interpretación, no de validez; los tratados pueden ser lo primero
pero no lo segundo.
El TC afirma que no le corresponde, al conocer en recurso de amparo, examinar la observancia, per
se, de textos internacionales que obliguen a España, sino comprobar el respeto o infracción de los
preceptos constitucionales que reconocen derechos fundamentales y libertades públicas, sin
perjuicio del criterio de interpretación establecido por el art. 10.2 CE.
2.5 DERECHOS-GARANTÍA
En nuestro O. Constitucional algunos instrumentos de tutela se presentan bajo la forma de
derechos concretos que garantizan aspectos de otro del cual dimanan. La CE ofrece ejemplos
significativos: el derecho a la intimidad personal (art 18.1 CE) concreta un aspecto de la libertad
personal. El más destacado es el derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24 CE), configurado como
un derecho-garantía de todos los demás derechos.
3. GARANTÍAS JURISDICCIONALES
Definición de garantías jurisdiccionales: Son aquellas que pueden ser instadas para prevenir
o reparar la vulneración de un derecho.
Estos medios de aseguramiento pueden manifestarse en forma de procesos, ya sean judiciales
ordinarios o especiales, y también pueden consistir en mecanismos de garantía que operan dentro
del dichos procesos.
En la CE podemos distinguir entre :
Protección Jurisdiccional genérica se refiere a la tutela de los derechos y libertades a
través de las garantías jurisdiccionales que son comunes a todos los bienes e intereses del OJ.
La protección específica se refiere, por el contrario, a la que puede obtenerse a través de
procedimientos o instancias creados exclusivamente para el aseguramiento de los derechos
y libertades.
b)Contenido:
el derecho de acceso a los Jueces y Tribunales se concreta en el derecho a ser parte de un
proceso, poder promover la actividad jurisdiccional en pro de una decisión justa.
El derecho a obtener un fallo de los órganos jurisdiccionales fundado en Derecho; oblilga a la
motivación de las resoluciones judiciales. Mediante la motivación, el particular conoce las
razones y fundamentos que han llevado al organo jurisdiccional al fallo.
El derecho a que el fallo se cumpla o ejecute y el recurrente sea repuesto en su derecho o
compensado.
La atribución de la defensa es coherente con la atribución exclusiva del ius puniendi a los órganos
estatales así como con el principio de separación de poderes que atribuye al Poder Judicial la función
de administrar la justicia.
El art. 24.2 CE consagra los siguientes derechos procesales:
al Juez ordinario predeterminado por la ley. Esta garantía exige que el órgano judicial haya sido
creado por la norma jurídica y que ésta le haya investido de jurisdicción y de competencia con
anterioridad al hecho motivador de la actuación o proceso judicial y que su régimen orgánico o
procesa no permita calificarlo de órgano especial o excepcional.
A la defensa y asistencia al letrado.
A ser informados de la acusación formulada
a un proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías
a utilizar los medios de prueba pertinentes para su defensa
a no declarar contra sí mismo
a no confesarse culpable
a la presunción de inocencia.
Que los Tribunales emitan resoluciones acertadas es la finalidad que orienta todo el sistema procesal y
judicial; pero la CE no enuncia un imposible derecho al acierto del Juez y su pretendida lesión no
puede servir nunca de fundamento a una pretensión de amparo.
c) Titularidad: tanto la persona física (nacionales y extranjeros) como la jurídica. Los derechos
contenidos en el art. 14, la Sección 1ª, del Capítulo II, del Título I, se tutelarán ante los Tribunales
ordinarios conforme a un procedimiento basado en los principios de preferencia y sumariedad, y en su
caso, a través del recurso de amparo ante el TC. Este recurso también se aplicará a la objeción de
conciencia (art. 30.2 CE)
a) concepto y competencia: Es una garantía genérica del contenido de la CE, que se configura como
un medio de defensa de la integridad del contenido del texto fundamental.
Regulado en el art. 161.1 a) CE, procede inperponerlo ante el TC contra leyes y disposiciones
normativas con fuerza de ley que pudieran haber vulnerado cualquier precepto constitucional.
Se trata pues de una garantía jurisdiccional genérica, pues opera tanto en la protección de los
derechos y libertades como en otros aspectos contenidos en el texto constitucional.
d) Tramitación. Una vez admitida, el Alto Tribunal debe dar traslado de la misma al congreso y
Senado por conducto de sus Presidentes; se da traslado también al Gobierno por conducto del
Ministerio de Justicia. En el supuesto de que el objeto de recurso fuera una Ley o disposición con
fuerza de ley dictada por una CCAA, se dará traslado a los órganos legislativos y ejecutivos de la
comunidad afectada.
La personación y formulación de alegaciones deberán hacerse en el plazo de 15 días. Transcurrido este
plazo,, el Tribunal dictará sentencia en el plazo de 10 días, salvo que, mediante resolución motivada, el
propio Tribunal estime necesario un plazo más amplio, que en ningún caso podrá exceder de 30 días.
El TC resolverá cuestiones que susciten con carácter prejudicial por los órganos jurisdiccionales sobre
la validez de las referidas disposiciones, cuando de ella dependa el fallo del litigio principal. El
parámetro de validez de las normas forales:
el Tribunal considerará las leyes que se hubieran dictado para delimitar las competencias del
Estado y las diferentes CCAA o para regular o armonizar el ejercicio de las competencias de
esta.
El Tribunal podrá declarar insconstitucionalidad formal, los preceptos de un Decreto-Ley,
Decreto-Legislativo, ley que no hubiera sido aprobada con el carácter de orgánica o norma
legislativa de una CCAA en el caso de que dichas disposiciones hubieran regulado materias
reservadas a LO o impliquen modificación o derogación de una Ley aprobada con tal carácter
cualquera que sea su contenido.
En nuestro OJ, existen varios procesos para el amparo judicial de los derechos fundamentales, el
proceso contencioso-administrativo que puede instarse para la defensa de la igualdad (art 14 CE) y de
los derechos fundamentales (art 15 a 29 CE) y aunque ya no sea el caso, de la objeción de conciencia
(art 30.2 CE)
La aprobación de la Ley 29/1998, de 13 de julio, reguladora de Jurisdicción Contencioso-
administrativa, regula en sus arts. 114 a 122, lo relativo al contencioso-administrativo para la
protección de los derechos fundamentales de la persona.
a) Concepto: Garantía específica de algunos derechos y libertades prevista en el art 53.2 CE, cuya
resolución corresponde al TC de acuerdo con el art. 161.1.b) CE. La LO 2/1979 de 3 de octubre, del TC
ha desarrollado lo concerniente al procedimiento y consecuencias de este recurso.
2) Derechos protegidos por el Recurso de Amparo coinciden con los que son objeto de tutela
preferente y sumaria:
a) La igualdad consagrada en el art. 14 CE, no así el valor de igualdad del art. 1.1, ni el
principio de igualdad real y efectiva reconocido en el art. 9.2 CE
b) Los derechos fundamentales de la Sección 1, Capítulo II, Título I (s1c2t1) (arts. 15 a 29 CE)
c) La objeción de conciencia al servicio militar reconocida en el art. 30.2 CE. Pero no el resto
del art. 30CE.
En cuanto a los derechos objeto del recurso de amparo, el problema jurídico que se plantea es el de
determinar cuáles son los derechos y libertades que se contienen en los preceptos antes aludidos y
qué materia, por el contrario, aún incluida en dichos preceptos, no puede ser considerada como
derechos y libertades y, por tanto, no está comprendida en el ámbito de protección del recurso de
amparo. Por otro lado, no procede interponer recurso de amparo por violación de los derechos
contenidos en los Tratados y Convenios internacionales válidamente ratificados por España, sino en
la medida en que el derecho presuntamente violado se encuentre dentro de los protegidos por el
recurso de amparo de conformidad con el art. 53.2 CE.
3) Actos lesivos de los poderes públicos . El art 41.2 de la LO 2/1979 del TC, establece que el
recurso de amparo procederá contra “disposiciones, actos jurídicos o simple vía de hecho de los
poderes públicos del Estado, las CCAA y demás entes públicos de carácter territorial, corporativo o
institucional, así como de sus funcionarios o agentes” que violen cualquiera de los derechos y libertades protegidos
por este recurso. Los únicos actos que parecen quedar exentos de este recurso son los de los entes
públicos extranjeros o los de las organizaciones internacionales o supranacionales.
El art. 41.3 de la LOTC determina con claridad la finalidad del recurso de amparo que no es otra que
la de “restablecer o preservar los derechos o libertades por razón de los cuales se formuló el recurso.”
Se trata pues, de un mecanismo jurisdiccional para restablecer al particular en el ejercicio de sus
derechos y libertades vulnerados por la acción u omisión de un poder público.
Son recurribles en amparo:
3. las decisiones o actos sin valor de ley, emanados de las Cortes o de cualquiera de sus
órganos, o de las Asambles Legislativas de las CCAA, o de sus órganos que violen los
derechosy libertades susceptibles de amparo constitucional, podrán ser recurridos
dentro del plazo de 3 meses desde que sean firmes
4. las violaciones originadas por disposiciones, actos jurídicos, omisiones o simple vía de
hecho del Gº o de sus autoridades o funcionarios, o de los órganos ejecutivos colegiados
de las CCAA o de sus autorridades o funcionarios o agentes, podrán dar lugar al recurso
de amparo una vez que se haya agotado la vía judicial procedente, en el plazo de 20 días
contados desde el siguiente a la notificación de la resolución recaída en el previo
proceso judicial.
5. Las violaciones que tuvieran su origen inmediato y directo en un acto u omisión de un
organo judicial, cumpliendo estos requisitos:
1. que hayan agotado todos los medios de impugnación dentro de la vía judiciales
2. que la violación del derecho o libertad sea imputable de mdo inmediato y directo
de una acción u omisión del órgano judicial con independencia de los hechos que
dieron lugar al proceso que aquellas se produjeron
3. que se haya denunciado formalmente en el proceso la vulneración del dº
constitucinal tan pronto como hubiera lugar para ello.
4) Carácter subsidiario del recurso de amparo. Pues es preciso agotar la vía ante los tribunales
ordinarios y su incidencia es tanto subjetiva, pues tutela el derecho a instancia del particular, como
objetiva, pues, con tal defensa tutela también el Ordenamiento constitucional del que los derechos y
libertades son parte fundamental (STC 17/1981).
7) Suspensión: la interposición no suspende los efectos del acto o sentencia impugnados, pero,
cuando la ejecución del acto o sentencia impugnados produzca un perjuicio al recurrente que pudiera
hacer perder al amparo su finalidad, puede acordarse la suspensión total o parcial, siempre y cuando la
suspensión no ocasione perturbación grave a un interés constitucionalmente protegido, ni a los
derechos fundamentales o libertades de otra persona.
8) Sentencia: podrá otorgarlo o denegarlo. En el caso de que la Sentencia sea estimatoria del recurso
contendrá alguno de los siguientes pronunciamientos:
declaración de nulidad de la decisión, acto o resolución que hayan impedido el
pleno ejercicio de los derechos o libertades protegidos, con determinación de la
extinción de sus efectos.
Reconocimiento del derecho o libertad pública
restablecimiento del recurrente en la integridad de su derecho o libertad con la
adopción de las medidas apropiadas para su conservación.
Si la Sala o la Sección estiman el recurso porque sea la propia Ley la que lesione el derecho
fundamental, se elevará la cuestión de inconstitucionalidad al Pleno con suspensión del plazo para
dictar sentencia.
4. INSTITUCIONES DE GARANTÍA
Una tercera instancia de aseguramiento de los derechos y libertades podemos encontrarla en
instituciones que dedican a ello gran parte de su actividad o que son creadas a estos efectos.
Entre las primeras, podemos destacar la actividad del Parlamento y la del Ministerio Fiscal; y entre
las segundas, la del Defensor del Pueblo.
a) Concepto: La figura del Ministerio Fiscal suele vincularse al ejercicio de la acción penal y tiene
su origen en la sustitución del sistema inquisitivo en el enjuiciamiento penal por el actual sistema
acusatorio formal o sistema mixto en el que el Juez o tribunal se le sustrae la función de acusar. La
naturaleza del MF no es cuestión pacífica y depende en gran medida de las funciones que se
encomiendan a esta institución en los distintos OJ.
Se han formulado diversas tesis para conocer la definición conceptual:
que era un órgano adscrito a los Tribunales con una triple función: defensa
de la legalidad, de los intereses del Estado y de los particulares
que era un órgano del Estado con funciones en la Administración de Justicia,
dotada de imperium aunque sin competencias decisorias que le
corresponderían al Estado para el logro de la Justicia
que era un órgano administrativo del Estado al que se le encomendaba la
defensa de la legalidad y de los intereses del Estado en la actuación de los
Tribunales
que debía ser un órgano de la Admón de Justicia con funciones en la
jurisdicción penal.
L 50/1981, de 30 diciembre, por la que se regula el Estatuto Orgánico del MF, dispone que éste es un
órgano de relevancia constitucional con personalidad jurídico propia, integrado con autonomía
funcional en el Poder Judicial, y ejerce su misión por medio de órganos propios, conforme a los
principios de unidad de actuación y dependencia jerarquica y con sujeción a los de legalidad e
imparcialidad.
El Gobierno puede interesar del Fiscal General del Estado que promueva ante los Tribunales
actuaciones concretas para la defensa del interés público. La comunicación del Gobierno con el MF
se lleva a cabo a través del Ministro de Justicia y del Fiscal General del Estado, pero el Presidente
del gobierno, si lo estima necesario, puede dirigirse directamente al fiscal General.
La peticion del Gobierno, no tiene carácter vinculante y el FGE, oída la Junta de Fiscales de
Sala del Tribunal Supremo, resuelve sobre la viabilidad o procedencia de la solicitud y expone su
resolución al gobierno de forma razonada.
El art 124.1 CE, les atribuye la función de “promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad,
de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, de oficio o a petición de los
interesados, así como velar por la independencia de los Tribunales y procurar ante éstos la satisfacción del
interés social”
La Ley 50/1981, en su art. 1, reproduce el art 124 CE y especifica que corresponde al MF “ velar por el
respeto de las instituciones constitucionales y de los derechos fundamentales y libertades públicas con
cuantas actuaciones exija su defensa”.
Para el cumplimiento de sus funciones, el MF posee un conjunto de competencias, entre las que
destacan:
a) interponer recurso de amparo ante el TC, en los casos y formas previstos en la LO 2/1979
b) Intervenir en procesos de que conoce el TC en defensa de la legalidad en la forma en que las
Leyes establezcan.
c) Intervenir en procesos judiciales de amparo.
d) Defender la legalidad de los procesos contencioso-administrativos en que intervienen.
El MF resulta ser una institución de garantía de los derechos y libertades, en su función de defensor
de la legalidad.
La suspensión de derechos aparecía ya en las Constituciones de 1812, 1837, 1845, 1869, 1876 y
1931, así como en la Ley Orgánica del Estado, durante el régimen franquista.
3.4. SUJETOS.
La declaración de cualquiera de los estados de alarma excepción o sitio afecta a los sujetos
que se encuentren dentro del ámbito territorial señalado en dicha declaración o a todas las personas
que se encuentren en el país si ésta afectara a todo el territorio nacional.
4 ESTADOS EXCEPCIONALES.
4.1. ASPECTOS Y DISPOSICIONES COMUNES A LOS ESTADOS DE ALARMA, EXCEPCIÓN Y
SITIO.
De acuerdo con el mandato del art. 116.1 CE, sobre reserva de LO, se promulgó la LO 4/1981, de
1 de Junio, de los estados de alarma, excepción y sitio. Los arts. 162 a 165 del Reglamento del
Congreso de los Diputados regulan el procedimiento para la adopción y declaración de los estados
excepcionales.
El art. 116 se limita a enunciar los estados excepcionales y a establecer una regulación básica. La
LO4/1981 establece en su art. 1 que procederá “la declaración de los estados de alarma, excepción o
sitio cuando circunstancias extraordinarias hiciesen imposible el mantenimiento de la normalidad
mediante los poderes ordinarios de las autoridades competentes”. Establece asimismo el art. 1.2 que
tanto las medidas a adoptar como la duración de la declaración de cualquiera de los estados
excepcionales, serán las estrictamente indispensables para asegurar el restablecimiento de la
normalidad, siendo su aplicación en cualquier caso proporcionada a las circunstancias.
Dicha declaración tendrá carácter temporal, decayendo las medidas adoptadas bajo su
vigencia en el momento de expirar la declaración. Solo subsistirán las sanciones que ya fueran
firmes al expirar ésta. Por otro lado, la declaración de alguno de los estados excepcionales no
interrumpe el normal funcionamiento de los poderes constitucionales del Estado. Sin embargo, en
el estado de sitio la autoridad militar puede asumir competencias que normalmente no ejerce.
La declaración de uno de los estados excepcionales requiere publicidad y a tal fin debe
publicarse inmediatamente en el BOE, entrando en vigor en la fecha de publicación. Las medidas que
adopte la autoridad competente durante la vigencia del estado excepcional deben ser asimismo
ampliamente difundidas.
Los actos y disposiciones de la Adm. Públicas adoptados durante la vigencia del estado
excepcional son impugnables en vía jurisdiccional, teniendo los perjudicados en sus personas,
derechos o bienes, derecho a indemnización.
4.2.3. Efectos.
De acuerdo con el art. 11 LO 4/1981, el Decreto inicial declarando en estado de alarma debe
contener las medidas para el restablecimiento de la normalidad, que pueden ser completadas por
decretos posteriores, siempre dentro de las permitidas por el citado art.:
a) Limitar la circulación o permanencia de personas o vehículos en horas y lugares
determinados.
b) Practicar requisas temporales de todo tipo de bienes e imponer prestaciones personales
obligatorias.
c) Intervenir y ocupar transitoriamente fábricas, industrias, talleres, explotaciones o locales
de cualquier naturaleza, excepto domicilios privados.
d) Limitar o racionar el uso de servicios o consumo de artículos de primera necesidad.
e) Impartir las órdenes necesarias para asegurar el abastecimiento de los mercados y el
funcionamiento de los servicios y centros de producción afectados por el art. 4 LO 4/1981.
El Congreso puede aprobar la solicitud en los términos en que fue enviada por el Gobierno o
introducir modificaciones en la misma. La prórroga por otros 30 días ha de ser aprobada por el
Congreso según el mismo procedimiento.
Una vez aprobado por el Congreso, el Gobierno puede declarar el estado de excepción por Decreto
del Consejo de Ministros. En caso de requerir nuevas medidas, el Gobierno debe solicitar de nuevo
aprobación del Congreso. En caso de que el ámbito territorial esté comprendido en una sola CA, la
autoridad gubernativa coordinará su actuación con el gobierno de dicha CA.
El Gobierno puede poner fin al estado de excepción antes del plazo previsto mediante Decreto
acordado en Consejo de Ministros, dando inmediata cuenta al Congreso.
1. Libertad personal (art. 17 CE) : la autoridad gubernativa podrá detener a cualquier persona,
si existen sospechas fundadas de que vaya a provocar alteración del orden público, dando traslado
al juez competente en 24 horas.
2. Inviolabilidad del domicilio (art. 18.2 CE) : la autoridad gubernativa podrá disponer
inspecciones y registros domiciliarios para el esclarecimiento de presuntos delitos o para el
mantenimiento del orden público, por agentes de la autoridad provistos de orden formal y escrita, y
en presencia de algún miembro de la familia mayor de edad o dos vecinos.
3. Secreto de las comunicaciones (art. 18.3 CE) : la autoridad podrá intervenir toda clase de
comunicaciones, si es necesario para esclarecer hechos delictivos o mantener el orden público,
comunicando la intervención al juez competente en escrito motivado.
4. Libertad de circulación (art. 19 CE) : la autoridad puede intervenir y controlar toda clase de
transportes y la carga de los mismos, así como prohibir la circulación de personas y vehículos en las
horas y lugares que se determinen, exigiendo identificación a quienes se desplacen. Podrá exigirse a
personas determinadas, en razón de la peligrosidad asociada a estas para el mantenimiento de
orden público, que comuniquen con antelación cualquier desplazamiento fuera de su localidad de
residencia, o incluso disponer su salida de la localidad y realojo.
5. Libertad de expresión y derecho a la información (art. 20 CE) : la autoridad puede
suspender publicaciones, emisiones de radio y TV, proyecciones cinematográficas y
representaciones teatrales, así como secuestrar publicaciones, sin ejercer censura previa.
6. Derecho de reunión: la autoridad puede someter a autorización previa o prohibir reuniones
y manifestaciones, así como disolver reuniones y manifestaciones que puedan celebrarse, excepto
las de los partidos políticos, sindicatos y asociaciones empresariales, que se celebren en
cumplimiento de sus funciones y fines constitucionales. Loa agentes públicos deberán portar
autorización formal, salvo caso de flagrante delito.
7. Derecho a la huelga y al conflicto colectivo : la autoridad puede prohibir el ejercicio de
tales derechos.
8. Otras medidas: incautación de armas o explosivos, requerimiento a los extranjeros para
comparecer o renovar su permiso de residencia, intervención de industrias o comercios o
suspensión temporal de actividades.
4.4.3. Efectos.
Según el art. 32.3 LO 4/1981, el estado de sitio acumula los efectos de los dos estados anteriores,
mas la suspensión temporal de las garantías jurídicas del detenido del art. 17.3 CE.
Por otro lado, según el art. 33 LO 4/1981, el Gobierno asumirá todas las facultades extraordinarias
previstas en la propia declaración y en la LO respecto del estado de sitio y designará la autoridad
militar que, bajo la dirección del Ejecutivo, ejecute las medidas que procedan en el territorio a que el
estado de sitio se refiera.
Designada la autoridad militar, publicará y difundirá los oportunos bandos que contengan las
medidas necesarias, siempre conforme a la CE, la LO 4/1981 y la propia declaración de estado de
sitio. La declaración de estado de sitio puede determinar que algunos delitos comunes queden bajo la
jurisdicción militar (de acuerdo con el art. 117.5 CE).
Las autoridades civiles continuarán en el ejercicio de todas las competencias no conferidas a la
autoridad militar.
Todo ello constituye un régimen restrictivo en el ejercicio de estos derechos, mas que una suspensión.
El control judicial sale reforzado, si bien no hay referencia alguna al control parlamentario exigido
por el art. 55.2 CE.
La regulación actual “ha reforzado en conjunto la intervención judicial, a la vez que ha dejado muy
reducida la ampliación temporal de la detención preventiva, aunque, plantea el problema de la
ausencia de referencia alguna al control parlamentario exigido por el art. 55.2 CE”.
Este principio de igualdad se constituye durante el primer tercio del siglo XX, como un límite
al legislador ordinario que ve así circunscrita su discrecionalidad en la regulación mediante normas,
por el cumplimiento de esta igualdad en el contenido de las mismas.
Esta será la situación del principio de igualdad cuando se extienda la crisis del Estado liberal y su
incapacidad para regular la cada vez más compleja sociedad industrial. La transformación llegó de la
mano del intervensionismo económico a través de un nuevo modelo de estado: El Estado social.
Se desarrolló en los países más adelantados una política social cuyo objetivo inmediato era remediar
las pésimas condiciones vitales de los estratos más desamparados de la población.
Fueron estas primera intervenciones sectoriales parciales y sin otro alcance que atenuar el
problema concreto las que cimentaron el nuevo modelo de estado que no dejó de ser Estado de
derecho pero sí dejó de ser estado liberal.
La población ahora solicitaba servicios y prestaciones públicas. Este nuevo estado
interventor transforma también el principio de igualdad como un instrumento de transformación
social. Sólo un Estado social que propugna la redistribución y la nivelación social podía defender un
principio de igualdad que se superponga a las desigualdades naturales.
Será el constitucionalismo posterior a la Segunda Guerra mundial, el que definitivamente
incorpora esta nueva vertiente del principio de igualdad que ahora emerge como una igualdad
material que a partir de entonces coexiste con el más tradicional principio de igualdad formal, en sus
manifestaciones de igualdad ante la ley e igualdad en la ley.
La igualdad material o efectiva, es una excepción al principio de igualdad y se manifiesta
precisamente como una excepción de la obligación de aplicar rigurosamente el principio de
igualdad ante y en la ley, a la vez que representa, por lo general, la obligación de asumir por los
poderes públicos la acción transformadora que el estado social implica.
La igualdad en la ley vincula al legislador de la ley y del reglamento y se vulnera cuando la norma
distingue, sin justificación razonable, supuestos de hecho iguales, mientras que la igualdad en la
aplicación del Derecho vincula al operador jurídico (ejecutivo y judicial) que debe aplicar la norma.
Se vulnera la igualdad en la aplicación de la ley cuando uno de los operadores jurídicos mencionados
interpreta la norma en un supuesto concreto de manera distinta – perjudicial - a como lo venía
haciendo en casos anteriores sustancialmente iguales La igualdad en el contenido de la ley, no
significa la obligación de que la norma dé siempre y en todo caso un trato idéntico a todos los
supuestos similares; la igualdad ante la ley no opera respecto de personas o de grupos que se rigen
por estatutos distintos. Resulta así compatible con un trato diferenciado, siempre que las
situaciones o los sujetos posean algún rasgo distintivo que justifique la diferenciación.
Se aceptan las diferencias de trato para situaciones en las que puedan apreciarse diferencias
que deban ser relevantes en el caso concreto. La jurisprudencia aplica el Test de la razonabilidad
para determinar qué diferencias son compatibles con el derecho de igualdad. El TC analiza:
1. Si la diferencia de trato incluida en la ley obedece a la consecución de fines
constitucionalmente relevantes
2. Si esta diferencia de trato es proporcionada al fin que se persigue, de manera que no
consagre una excepción al principio de igualdad que no sea estrictamente precisa.
Desde el momento en que queda habilitada la diferenciación razonable se puede considerar que en
esta cláusula general de igualdad del art. 14 CE, podemos encontrar apoyo jurídico-constitucional
para las acciones positivas.
3.3 LA IGUALDAD PROMOCIONAL (ART. 1.1 CE) Y LA IGUALDAD REAL EFECTIVA (ART. 9.2 CE)
3.3.1. La Igualdad Promocional
La CE incorpora junto a la igualdad formal o igualdad ante la ley, otros aspectos del principio
de igualdad, entre ellos, el que podríamos denominar la igualdad promocional: representa el
compromiso del Estado social y democrático de Derecho en la consecución de este ideal y su
consagración en todos los ámbitos de la sociedad.
Jurídicamente, los valores poseen valor normativo supremo y habilitan para fundamentar en
ellos un recurso de inconstitucionalidad, pero proyectan un contenido que permite concretar y
resolver casos particulares. El sistema de valores y principios constitucionales, obliga a una
interpretación de la CE y de las leyes, que sea acorde con el carácter finalista de dichos valores y
principios.
El TC se ha appoyado en la igualdad “como valor supremo” para resolver casos concretos.
Ello se traduce en la eficacia derogatoria de la CE de todas aquellas disposiciones que no son
susceptibles de reconducirse por vías interpretativas al marco constitucional y la de la extensión del
amparo que el principio de igualdad reclama a todas aquellas situaciones de desigualdad que
persistan a la entrada en vigor de la CE.
4.9. EDUCACIÓN
Obligación de las autoridades educativas de prestar especial atención a que los curricula de
mujeres y hombres, en todos los niveles, sean valorados en términos de igualdad así como la
promoción de la incorporación de la mujer a los diferentes niveles de dirección y supervisión
educativa.
4.13. PROTECCIÓN
Cualquier persona puede recabar de los tribunales la tutela del derecho a la igualdad entre
mujeres y hombres.
La capacidad y legitimación para intervenir en los procesos civiles, sociales y contencioso-
administrativo corresponden a las personas físicas y jurídicas con interés legítimo. En los casos de
acoso sexual y por razón de sexo, la persona acosada será la única legitimada en los litigios que
pudieran pronunciarse.
2. EL DERECHO A LA VIDA
2.1. NATURALEZA JURÍDICA
El derecho a la vida constitucionalizado en el art. 15 CE, se ha interpretado como un derecho
de inmunidad frente al poder público y debe permitir al sujeto decidir plenamente sobre su propia
vida, incluida la decisión sobre el fin de la misma.
Esta tesis ha sido corroborada por la doctrina del TC el cual ha manifestado que del art. 15 no se
deriva una libertad personal, un derecho en suma que permita a la persona decidir si vivir o morir.
En ese sentido, la ley 41/2002, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y
obligaciones en materia de información y documentación clínica, permite una interpretación menos
rígida que la mantenida por el TC, interpretación que, de otra parte, va abriéndose camino en el
Derecho internacional.
La reforma del Código penal de 1985 introdujo el art. 417 bis, en el que se declaraba que no sería
punible el aborto practicado por un médico bajo su dirección, en centros sanitarios acreditados y
con consentimiento expreso de la mujer embarazada, cuando concurran alguna de las
circunstancias siguientes:
a) Que sea necesario para evitar un grave peligro para la vida o la salud o física o psíquica de la
embarazada y así conste en un dictamen emitido con anterioridad a la intervención por un
médico. En caso de urgencia por riesgo vital para la gestante, podrá prescindirse del dictamen
y del consentimiento expreso.
b) Que el embarazo sea consecuencia de un hecho constitutivo de delito de violación (art.
429 ant. CP), siempre que el aborto se practique dentro de las 12 primeras semanas de
gestación y que el delito hubiera sido denunciado.
c) Que se presuma que el feto habrá de nacer con graves taras físicas o psíquicas, siempre
que el aborto se practique dentro de las 22 semanas de gestación En el caso anterior no se
penaliza la conducta de la embarazada aun cuando la práctica del aborto no se realice en un
centro o establecimiento público o privado acreditado o no se hayan emitido los dictámenes
médicos exigidos.
El Oj español optó por la segunda opción, en su versión más restrictiva pues no incluyó la
indicación social y despenalizó los tres supuestos del aborto contemplados en el antiguo art. 417 bis
del Código penal cuyo contenido sigue vigente por aplicación de la disposición derogatoria única de
la LO 10/1995, de 23 noviembre.
2.6. EL DERECHO A LA REPRODUCCIÓN HUMANA
2.6.1 La reproducción humana: derecho con fundamento constitucional
La CE trata de la madre en el art. 39.2 y de los padres, abarcando ambos sexos, en el art. 39.3.
A las primeras se las protege integralmente; a los segundos se les exige que presten asistencia de
todo orden a sus hijos. La CE no reconoce un derecho expreso a tener hijos.
La configuración en nuestro texto constitucional de un derecho a la reproducción humana hubiera
contribuido eficazmente al tratamiento de los problemas derivados de la aplicación de técnicas
artificiales a la procreación humana y hubiera facilitado la interpretación en materias tales como la
maternidad de la mujer sola o la fecundación post mortem.
Los avances en las técnicas de fecundación in vitro permiten plantear la existencia o no de un derecho
a la reproducción humana, si no expreso en el texto constitucional, sí con fundamento en el mismo.
Los argumentos más relevantes en apoyo a dicha tesis son:
El derecho a la reproducción humana deriva, en primer lugar, del reconocimiento
constitucional de la libertad, como valor superior del Oj (1.1 CE) y como derecho en el art. 17.1
CE; de la dignidad de la persona, de sus derechos inherentes y del libre desarrollo de la
personalidad (art. 10.1 CE); del derecho a la intimidad personal y familiar (art. 18.1 CE); del
derecho al matrimonio (art. 32.1 CE); de la obligación de los poderes públicos de proteger
social, jurídica y económicamente, a la familia (art. 39.1 CE) y, en el ámbito jurídico
internacional, del derecho a fundar una familia (art. 12 Convenio de Roma).
Si el Oj no determina expresamente los límites de la libertad humana en determinado ámbito, el
sujeto puede actuar en él con plena autonomía. No se trata tanto, pues, de que el individuo haga lo
que la ley permita como de que pueda hacer todo aquello que la ley expresamente no prohíba.
En la CE, esta libertad genérica que fundamenta y justifica el régimen democrático se ha
concretado, además, en un amplio catálogo de derechos y libertades, entre los que se
encuentra el derecho a la libertad y la seguridad (art. 17.1 CE).
Doctrinalmente, se ha interpretado que el derecho a la libertad casi exclusivamente en relación con la
prohibición de la detención arbitraria.
En la CE puede defenderse la existencia del derecho a la libertad como “derecho autonomía que, en
principio, postula la no injerencia de los poderes públicos en la esfera de autonomía personal”, tal y
como se manifestó en el estado social y democrático de Derecho, por la obligación de los poderes
públicos en orden a garantizar el real y efectivo ejercicio de la libertad (art. 9.2 CE).
Así, la función que la CE asigna a este derecho adopta una doble faz:
1. Por un lado, se reconoce y tutela un ámbito de autonomía que no puede ser vulnerado y que se
configura como un verdadero derecho público y
2. Por otro, se establece la obligación de los poderes públicos de adoptar medidas necesarias para
hacer efectivo dicho derecho.
El TC no ha tenido oportunidad de pronunciarse con respecto a esta tesis. La libertad personal
permite una interpretación menos apegada a los conceptos de detención y prisión en la cual se
incluyen algunos aspectos muy esenciales de la autodeterminación de la persona, como el derecho
a la reproducción, que no han sido contemplados de manera expresa en el texto constitucional.
Esta interpretación del Derecho a la libertad permite dar solución, además, de a los problemas
derivados de la reproducción artificial, a otros varios como los concernientes a la donación de
órganos, tratamientos médicos, eutanasia, etc.
Precauciones :
el Juez no admitirá la demanda si con ella no se presenta un principio de prueba de los
hechos en que se funda y que el demandado puede pedir la reposición de la admisión,
discutiendo en la fase liminar del proceso la seriedad de la demanda de filiación
salvaguardia legal del acto de decidir la realización de las pruebas biológicas
El derecho a la integridad física y moral comprende las acciones de esterilización de los disminuidos
psíquicos contempladas en el art. 428 del CP como así señaló el TC en STC 215/1994, que resolvió el
caso atendiendo a la prestación de consentimiento por parte del representante de la persona incapaz.
Por último, la integridad moral que queda protegida en el art. 15 CE, es aspecto igual de relevante.
Las posibilidades de perturbar la integridad moral de las personas se han evidenciado en las
modernas sociedades donde este derecho resulta esencial.
4. PROHIBICIÓN DE TORTURAS Y TRATOS INHUMANOS O DEGRADANTES
4.1. CONCEPTO
El art. 15 CE, tras el reconocimiento del derecho a la vida y a la integridad física y moral,
prohíbe las torturas y los tratos inhumanos o degradantes que, obviamente, llevan aparejada la
vulneración de uno o de ambos de los derechos antes citados.
Las torturas y los tratos inhumanos o degradantes son “nociones graduadas de una misma escala, que
en todos sus tramos, denotan la causación, sean cuales fueran los fines, de padecimientos físicos o
psíquicos ilícitos e inflingidos de modo vejatorio para quien los sufre” (STC 137/1990).
En el caso más leve vulnerará el derecho a la integridad física y moral y en el más grave, atentará
contra el derecho a la vida, si los tratos inhumanos llegan a causar la muerte.
4.2. ÁMBITO
Respecto de la prohibición de las torturas y de los tratos inhumanos o degradantes, es
jurídicamente relevante determinar en cada caso si las acciones infligidas al sujeto constituyen o no
torturas o tratos inhumanos o degradantes.
Vulneran lo establecido en el art. 15 CE, las penas de innecesaria intensidad que puedan
considerarse inhumanas o atentatorias a la dignidad de la persona (STC 65/1986). Criterios que han
sido manifestados también por el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, entre otras, en su
sentencia de 25 de abril de 1978, caso Tyrer, en aplicación del art. 3 del Convenio Europeo que
coincide con el 15 CE.
En ocasiones las acciones producidas sobre el sujeto no pueden ser consideradas como actos
de tortura o tratos inhumanos. El TC, por ej. ha negado la consideración de tortura o trato inhumano
a determinadas acciones producidas en el campo de las intervenciones médicas.
2. LA LIBERTAD IDEOLÓGICA
2.1. CONCEPTO
Esta libertad se manifiesta en tres aspectos:
Una garantía e inmunidad que protege al sujeto contra las perturbaciones de esa esfera de
libertad por parte de los poderes públicos.
Una garantía de libre manifestación de sus opciones ideológicas
Una garantía contra las perturbaciones de terceros.
Esta libertad no se agota en una dimensión interna del derecho a adoptar una determinada
posición intelectual ante la vida y comprende, además, una dimensión externa de agere - licere, con
arreglo a las propias ideas sin sufrir por ello sanción o demérito ni padecer la compulsión o la
injerencia de los poderes públicos.
Para que los actos de los poderes públicos puedan ser anulados por violación de la libertad
ideológica, se requiere, cuando menos, de una parte, que dichos actos perturben o impidan de algún
modo la adopción o el mantenimiento en libertad de una determinada ideología o pensamiento, y
de otra, que entre los actos perturbadores de la libertad y el contenido de ésta exista una relación de
causalidad suficiente para articular la imputación del ilícito constitucional. La libertad ideológica
constitutye una especificación, proyección o manifestación concreta de aquella libertad abstracta y
genérica.
Posee una trascendencia objetiva que se manifesta en la neutralidad ideológica de los
poderes públicos, principio del que deriva la renuncia radical por el Estado a toda acción de
adoctrinamiento político, filosófico y moral y la imporibilidad para el ordenamiento de cualquier
valoración, positiva o negativa, de las plurales expresiones ideológicas de la comunidad.
Sin embargo, ello no impide que el propio ordenamiento constitucional profese una
determinada ideología, que es la que se plasma en el propio texto constitucional, basada en los
valores superiores del Oj ( libertad, justicia, igualdad y pluralismo político) y en la fórmula
organizativa del poder que es el Estado social y democrático de Derecho.
3.2. CONCEPTO
El art 16.1 CE comprende realmente tres distintas libertades:
Libertad ideológica
libertad religiosa
libertad de culto de los individuos y las comunidades
La libertad religiosa define una esfera de libertad del individuo que le permite exigir la
abstención del Estado, por un lado, y la protección del mismo contra los ataques de terceros que
vulneren dicho ámbito de inmunidad.
La CE dio paso a un estado aconfesional tal y como establece el art 16 CE, al afirmar que
ninguna confesión religiosa tendrá carácter estatal, siendo la consecuencia que los valores, principios
ni preceptos de ninguna religión pueden servir de parámetro ni de orientación a la legislación civil,
ni aquellos pueden medir la legitimidad de ésta conforme a sus principios.
La libertad religiosa garantiza al sujeto la posibilidad de actuar con total independencia, en
este campo y sin injerencias de los poderes públicos (STC 24/1982).
Sin embargo, este principio de aconfesionalidad en la CE es matizada en orden a exigir a los
poderes públicos que tengan en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española, manteniendo
las correspondientes relaciones de cooperación con la iglesia católica y con las demás confesiones
religiosas.
Así, el Estado ha suscrito Acuerdos con la Santa Sede (3-1-1979) y con otras confesiones.
El principio de aconfesionalidad se manifiesta también en la imposibilidad de reconocer
automáticamente validez a todas las resoluciones dictadas por los tribunales Eclesiásticos.
Ahora, tal reconocimiento opera en el marco del acuerdo citado y de las previsiones
contenidas en el CC, como señala la STC 66/1982.
Estos mismos principios impiden que las resoluciones dictadas por los Tribunales eclesiásticos
puedan ser recurridas en amparo ante el TC, ya que tal recurso solo cabe contra actos de los poderes
públicos o de otras instituciones públicas, funcionarios o agentes (STC 265/88).
El TC ha señalado en STC 20/1990 la importancia que la libertad ideológica tiene para la correcta
configuración del Estado social y democrático de Derecho y los valores superiores que propugna el
art. 1.1 CE
Tanto la libertad ideológica como la libertad religiosa poseen una amplia proyección en la
vida del individo tanto en su ámbito interno, como en su vertiente externa.
Son contrarios a la CE las injerencias de los poderes públicos (STC120/90) siempre que pueda
acreditarse que los actos perturbadores de la libertad impiden la adopción o el mantenimiento de
unos determinados principios y exista una relación de causalidad suficiente para determinar la
existencia de una verdadera vulneración de la libertad constitucional.
La libertad de culto queda desarrollada en el apartado 2 del art 2 citado, que confirma el derecho de
las iglesias, confesiones y Comunidades religiosas a establecer lugares de culto o de reunión con fines
religiosos, a designar y formar a sus ministros, a divulgar y propagar su propio credo, sea en
territorio nacional o en el extranjero.
El art 2.3 LOLR determina que para la aplicación real y efectiva de estos derechos, los poderes
públicos adoptaran las medidas necesarias para facilitar la asistencia religiosa en los
establecimientos públicos, militares, hospitalarios, asistenciales, penitenciarios y otros bajo su
dependencia, así como la formación religiosa en centros docentes públicos
3.5. LÍMITES
Los derechos y libertades no tienen carácter absoluto. Los límites de la libertad religiosa se
han regulado enel art 3.1 LOLR, que establece como único límite de las mismas la protección del
derecho de los demás al ejercicio de sus libertades públicas y derechos fundamentales, así como la
salvaguardia de la seguridad, de la salud y de la moralidad pública.
Expresamente excluye la LOLR las actividades, finalidades, entidades relacionadas con el estudio de
los fenómenos psíquicos o parapsicológicas o la difusión de valores humanísticos o espirituales u
otros fines ajenos a los religiosos.
Lo más relevante jurídicamente es determinar qué entidades no son religiosas y si se encuentran
dentro de lo previsto en este apartado.
4. Dº A NO DECLARAR SOBRE LA PROPIA IDEOLOGÍA, RELIGIÓN Y CREENCIAS
En STC 20/1990 afirma el TC que la libertad religiosa comprende la libertad de expresar una
concreta opción confesional en el ámbito social y a la libertad ideológica le corresponde el
correlativo derecho a expresarla, lo que garantiza el art. 20.1 CE
Este derecho es, pues, una garantía de la propia libertad ideológica, religiosa y de culto que el art.
16 CE consagra.
Con motivo de la STC 160/1987 el TC señaló que el derecho constitucional a no declarar las creencias,
los principios religiosos e ideologías no resultaba vulnerado cuando el propio sujeto socitara una
prestación o exención al Estado como era el caso del objetor para ser eximido de un deber
constitucional.
5. LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA
ARTÍCULO 30.2 CE
“La ley fijará las obligaciones militares de los españoles y regulará, con las debidas garantías, la
objeción de conciencia, así como las demás causas de exención del servicio militar obligatorio, pudiendo
imponer, en su caso, una prestación social substitutoria.”
5.1. CONCEPTO
Se trata de una demanda estrechamente ligada al ámbito más íntimo de conciencia. Las
libertades ideológica y religiosa tutelan una esfera de autonomía del sujeto profundamente vinculada
a su dignidad personal con los valores con los que cada ser humano quiere comprometerse.
El respeto a esta esfera de autonomía define una de las características esenciales del estado
democrático que no puede entenderse exclusivamente como ausencia de coacción sobre el individuo
en materia religiosa o ideológica sino que también implica la prohibición de que el Estado influya
sobre la formación y existencia de aquellas convicciones.
La objeción de conciencia es toda pretensión contraria a la ley motivada por razones axiológicas – no
meramente psicológicas, de contenido primordialmente religioso o ideológico, ya tenga por objeto
la elección menos lesiva para la propia conciencia entre las alternativas previstas en la norma,
eludir el comportamiento contenido en el imperativo legal o la sanción prevista por su
incumplimiento o, aceptando el mecanismo represivo, lograr la alteración de la ley contraria al
personal imperativo ético. Otra definición, seria el incumplimiento de una obligación legal y de
naturaleza personal cuya realización produciría en el individuo una lesión grave de la propia
conciencia o de las creencias profesadas.
Parece ampliamente aceptado que la objeción de conciencia consiste básicamente en manifestar la
incompatibilidad entre los dictados de la conciencia individual y determinadas normas del Oj al que
la persona se encuentra sujeta. Así los elementos necesarios son:
1. La existencia de una norma jurídica, con un contenido que pueda afectar a las creencias
religiosas o morales de los individuos, cuyo contenido no puede obviarse sin incurrir en
sanción.
2. La existencia de un dictado inequívoco de la conciencia individual opuesto al mandato
jurídico.
3. La ausencia en el Oj de normas que permitan diluir el conflicto entre la norma y la
conciencia individual.
4. La manifestación del propio sujeto sobre el conflicto surgido entre la norma y su
conciencia, sin que sea relevante la mera presunción sobre la existencia de conflicto, y en
consecuencia son inválidas las manifestaciones al respecto de terceras personas.
Con todo, la objeción de conciencia no es considerada un derecho fundamental respecto del cual el
Estado quedaría obligado a tutelar y garantizar, sino una forma de dar solución a la tensión, entre la
conciencia individual y las normas del Estado.
Creemos, por tanto, que el art 17.2 se refiere a la detención realizada por los cuerpos y fuerzas
de seguridad El plazo del art 17.2 debe entenderse como plazo máximo, pudiendo el legislador
ordinario modular dentro de este plazo.
Sin embargo hay una discrepancia entre el art 496 LECr y el 520.1.2 LECr, ya que el primero establece
24 horas y el segundo 72 horas. En la práctica parece utilizarse el plazo de 72 horas, quizá avalado
por la STC 341/1993, aunque otras STC toman en cuenta el plazo de 24 h (STC 224/1998).
Para los casos incluidos en el art 55.2 CE se establece un plazo máximo prorrogable con autorización
judicial por otras 48 horas más como máximo (STC 199/1987).
Debemos distinguir esta privación de libertad, aun provisional, de la necesaria presencia física de una
persona en dependencias policiales para la práctica de una diligencia por el tiempo estrictamente
necesario para llevarla a efecto, según estableció la STC 107/1985.
De otra parte, la prisión provisional, contemplada en el art 17.4 CE, se refiere a la privación de
libertad, también provisional, pero de carácter más estable y de ámbito temporal mayor que la
detención a la que hemos hecho alusión. Es una medida cautelar y constitucionalmente tiene
carácter excepcional en tanto supone una privación de libertad que no tiene como fin “la simple
averiguación de los hechos o la realización de diligencias” pero tampoco responde al cumplimiento de una condena.
La jurisprudencia del TC ha variado; primero solicitaba una motivación judicial adecuada (STC
3/1992), de manera que se llegó a configurar una suerte de “derecho fundamental” del detenido a no estar en
prisión mas tiempo del razonable.
Esta posición jurisprudencial varió en STC 47/2000, donde se planteó la autocuestión de
inconstitucionalidad en relación con los arts. 503 y 504 LECr, en la medida en que en dichos artículos
no se contenía esa exigencia, es decir, no contemplaban ni exigían para aplicar esta medida de
prisión provisional que la misma se adoptara para tutelar un fin constitucionalmente legítimo.
Concluidas las actuaciones tendentes a la tutela de la libertad personas del afectado, el Juez deducirá
testimonio para la persecución y castigo de los delitos que hayan podido cometerse. En los casos de
delito de denuncia falsa o simulación de delito, se procederá a las acciones pertinentes al efecto de
determinar las responsabilidades penales correspondientes. De otra parte, si el Juez apreciara
temeridad o mala fe por parte del solicitante de Habeas Corpus, será condenado al pago de las costas
del procedimiento; si no hubiera lugar a mala fe o temeridad, las costas se declararán de oficio.
El art. 25 CE, incorpora por un lado el principio de legalidad respecto de los delitos, faltas o
infracciones administrativas y por otro, los derechos de los privados de libertad y la prohibición de
imponer penas de privación de libertad por parte de la administración civil.
5. LA LIBERTAD DE CIRCULACIÓN
ARTÍCULO 19
“Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional.
Asimismo, tienen derecho a entrar y salir libremente de España en los términos que la ley establezca.
Este derecho no podrá ser limitado por motivos ideológicos o políticos.”
5.1. CONCEPTO
Estos derechos han ido progresivamente emancipándose de un genérico concepto de la
libertad personal y de las libertades de comercio e industria. Han tenido también reconocimiento
internacional.
Estas libertades reconocen al ciudadano “circular, residir y establecerse, ya sea transitoria o
establemente en cualquier parte del territorio nacional, sin más limitaciones que las previstas en
términos generales por la Ley. Límites que se refieren a razones de sanidad y seguridad pública.
Para A. Rodríguez Díaz, el artículo 19 CE, reconoce tres derechos distintos:
elegir libremente la residencia
entrar y salir libremente de España
circular libremente por el territorio español.
2. EL DERECHO AL HONOR
2.1. CONCEPTO Y TITULARIDAD
Es uno de los derechos de la personalidad, inherente a la dignidad de la persona, que define un
ámbito de la vida del individuo inmune a las perturbaciones de los poderes públicos y tercertos.
Rechaza cualquier intromisión no autorizada en al ámbito de su vida personal.
Es un concepto dependiente de normas, valores e ideas sociales vigentes en cada momento y
que responde a lo que denominamos concepto jurídico indeterminado. El derecho al honor, puede
tener una significación relativa y ser valorado de manera diferente en razón de los grupos sociales,
relatividad que influye en su régimen jurídico.
Se relaciona con la reputacón y fama de una persona, su prestigio profesional o su dignidad
personal: “la protección civil del honor quedará delimitada por las leyes y usos sociales que mantenga
cada persona reservado para sí o su familia”.
Elementos definitorios de su contenido:
íntima conexión entre derecho al honor y dignidad de la personal
carácter personal que hace de este derecho un derecho individual. El TC aceptó que las
personas jurídicas eran portadoras de prestigio y autoridad moral, conceptos no equiparables
al honor pero merecedores de protección.
Valoración de su posible vulneración en relación con la actividad profesional o laboral del
recurrente o proyección pública.
3.2. TITULARIDAD
Las personas físicas, nacionales o extranjeras, son titulares del derecho a la intimidad.
Por las peculiaridades de este derecho, conviene distinguir entre la persona física privada y aquella
que posee cierta relevancia pública. En estos casos, el derecho a la intimidad puede verse matizado.
Igualmente señala el autor la extrema dificultad para otorgar la titularidad del derecho a la
intimidad a las personas jurídicas ya que estas no son titulares de derechos de la personalidad y
no tienen ámbito de vida privada personal o familiar que pudiera ser hipotéticamente vulnerado.
4.2. TITULARIDAD
La persona física es titular del derecho a la propia imagen.
Como en los supuestos anteriores de derechos de la personalidad, la titularidad del derecho a la
propia imagen le corresponde a la persona física que es quien tiene imagen física en sentido
estricto. Como ha señalado la doctrina, las personas jurídicas no son titulares de este derecho por las
connotaciones físicas que el mismo tiene.
Los apartados 4 y 5, incorporan límites del derecho a la propia imagen en torno a dos ejes:
la esfera reservado que el sujeto haya salvaguardado para si y su familia
la relevancia o interés público de la persona cuyaimagen se reproduce.
La tutela judicial comprenderá la adopción de todas las medidas necesarias para poner fin a la
intromisión ilegítima de que se trata y, en particular, las necesarias para:
restablecer al perjudicado en el pleno disfrute de sus derechos
prevenir intromisiones inminentes o ulteriores
indemnización de los daños y perjuicios causados
apropiación por el perjudicado de lucro obtenido con la intromisión ilegítima en sus
derechos.
La Directiva incorporó un doble fin: la protección de los derechos de los afectados, por un lado y la
libre circulación de datos personales por otra.
7.2. TITULARIDAD
Titulares de este derecho pueden ser tanto las personas físicas como las personas jurídicas.
8.2. TITULARIDAD
Tanto las personas físicas como jurídicas son titulares de este derecho.
Las personas jurídicas no hablan materialmente por teléfono ni escriben cartas directamente, pero
sí reciben correspondencia y sus agentes, las personas físicas que actúan por ellas, sí realizan esas
actividades en relación con las funciones de dichas personas.
En cuanto a las personas físicas, el derecho al secreto de las comunicaciones le corresponde
también a los menores de edad en el ámbito familiar, aunque la doctrina se ha manifestado a favor de
reconocer también el derecho de los padres a controlar las comunicaciones de sus hijos en atención
a las obligaciones derivadas del art. 39 CE, e incluso del derecho de los menores a la educación (art.
27 CE).
2. LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
2.1. CONCEPTO
La importancia capital que la libertad expresión ha tenido y sigue teniendo en la
configuración y desarrollode las sociedades democráticas ha sido destacada tanto por las
jurisdicciones constitucionales como por el Tribunal Europeo de Derechos humanos.
Se ha señalado su imprescindibilidad en orden a configurar una opinión pública libre, ya que sin
libertad de expresión no puede haber participación genuina de los miembros de la sociedad en la
toma de decisiones políticas.
Se ha indicado su potencialidad como elemento de realización personal; de ahí que la libertad de
expresión se relacione con otras libertades igualmente básicas, como la libertad de conciencia, de
opinión o de religión.
La libertad de expresión ha sido considerada como una libertad de segunda generación.
La libertad de expresión, por su carácter básico, está más cercana a la primera generación de
derechos, aunque su transformación permita su ubicación en la segunda generación.
La libertad de expresión es la piedra de toque de todo régimen político. La libertad de expresión
permite al sujeto manifestar ideas, pensamientos, ideologías, creencias y opiniones a terceros, ya sea
en ámbitos privados o particulares, ya se realicen con mayor publicidad y ante un colectivo amplio.
Es una clásica libertad que demanda, en primer lugar, la abstención de los poderes públicos y, de otro
lado, su protección contra los posibles ataques de terceros.
El TC la ha definido como libertad de expresión en sentido estricto.
La libertad de expresión tiene por objeto pensamientos, ideas y opiniones, concepto amplio dentro
del que deben incluirse también las creencias y los juicios de valor, y debe ser diferenciada del
derecho a la información, que se refiere al acto de transmitir información, con el requisito de que
ésta sea veraz.
Así, según STC 223/1992, el art 20 CE incorpora dos distintos derechos, de una parte la libertad de
expresión, que cobija pensamientos, ideologías y opiniones y de otra el derecho a la información en
una doble dirección, comunicarla y recibirla.
La veracidad es totalmente irrelevante en los mensajes y comunicaciones que se amparan en la
libertad de expresión. Las opiniones y los juicios de valor no pueden someterse a prueba de
veracidad alguna. Al respecto ha afirmado el TC (STC 223/1992) que mientras los hechos por su
materialidad son susceptibles de prueba, los pensamientos, ideas, opiniones o juicios de valor no se
prestan, por su naturaleza abstracta, a una demostración de su exactitud.
2.2 TITULARIDAD
La titularidad corresponde a la persona física pero también a las personas jurídicas. Le
corresponde a todos los ciudadanos y les protege frente a cualquier injerencia de los poderes
públicos, e incluso frente a la propia ley en cuanto ésta intente fijar otros límites que los que la
propia CE admite (STC 6/1981). Se considera un derecho de los ciudadanos frente al poder.
3. EL DERECHO A LA INFORMACIÓN
3.1 CONCEPTO
El derecho a la información comprende la transmisión de datos y noticias veraces.
El requisito de veracidad es esencial en su configuración jurídica como reiteradamente ha señalado el
TC (entre otras STC 6/1988)
El derecho a la información participa tanto de los caracteres de los derechos sociales como de las
libertades clásicas, diferenciándose la libertad de expresión del derecho a la información por
configurarse una suerte de deber de informar que afecta más directamente a los profesionales de la
información y a las empresas informativas.
Se establece un específico deber de diligencia al informador, a quien se le puede exigir que lo que
transmita como hechos haya sido objeto de previo contraste con datos objetivos. En el caso de que
no se cumpla este deber de diligencia, se priva al que así hubiera actuado de la garantía
constitucional prevista en el art 20.1.d CE, pues, al fin, se trata de una actuación que vulnera el
derecho de todos a la información cierta.
El O. Constitucional no presta tutela a una conducta negligente, ni menos aun, afirma el TC, a la de
quien comunique como hechos simples rumores o invenciones, pero sí ampara, en su conjunto, la
información rectamente obtenida y difundida, aun cuando su total exactitud sea controvertible.
El apartado 3 del art. 20 CE, remite a la ley la regulación de la organización y el control
parlamentario de los medios de comunicación social dependientes del Estado o otros entes públicos.
3.3 TITULARIDAD
El derecho a comunicar información corresponde a todas las personas (STC 6/1981)
De este derecho pueden ser titulares las personas jurídicas, como las empresas dedicadas a la
información y a la comunicación que se convierten en empresas que facilitan el ejercicio pasivo de
un derecho: el de recibir información veraz.
5. LIBERTAD DE CÁTEDRA
Protege las actividades investigadoras y docentes a través de un conjunto de garantías que
aseguran:
a) Ausencia de perturbaciones y constricciones en el ejercicio investigador y docente
b) Autonomía y participación respecto de las anteriores actividades
c) Facultades de actuación respecto igualmente de la investigación y la docencia.
En los centros públicos, la libertad de cátedra tiene un contenido negativo uniforme que
habilita al docente para resistir cualquier mandato de dar a su enseñanza una orientación
ideológica determinada.
En el nivel de enseñanza universitaria, alcanza su máxima expresión: es más amplia por la
madurez del sujeto receptor del mensaje educativo y del contenido más reglado de dicho mensaje.
6. LÍMITES
El art. 20 CE incorpora un conjunto de previsiones respecto a los límites de los derechos y
libertades regulados en dicho precepto:
El primero de los límites es genérico para todo el sistema de derechos, y en caso de conflicto
entre derechos constitucionales se interpretaran éstos de conformidad con las reglas generales y
que sean al caso (la fórmula del art 10.2CE, la ponderación de derechos, la toma en consideración de
los bienes en conflicto, etc.).
Otro límite es la moralidad. En base a la DUDH y al art. 53.1 CE, la ley puede fijar límites, siempre
que su contenido respete el contenido esencial de los derechos y libertades, con el fin de satisfacer las
justas exigencias de la moral.
El convenio Europeo de Derechos Humanos prevé dos garantías
1. Que las medidas limitativas de los derechos estén previstas en la Ley y que sean
necesarias en una sociedad democrática para la consecución de todas o alguna de las
finalidades a que se refiere el art 10 del convenio
2. Que la aplicación de tales medidas no podrá efectuarse más que con la finalidad para la
cual han sido previstas
Estos principios están encaminados a la consecución de unos fines concretos. Estos fines son los
que deben guiar la articulación concreta de los diferentes niveles educativos y la fijación de los
objetivos que la educación debe perseguir:
pleno desarrollo de personalidad y capacidades
educación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales, igualdad de derechos y
oportunidades y no discriminación
educación en responsabilidad individual
formación para la paz
desarrollo de la capacidad de los alumnos para regular su propio aprendizaje
la citada LO establece que todos tienen derecho a acceder a niveles superiores de educación
e función de sus aptitudes y vocación.
Segun dispone la LO, las enseñanzas que ofrece el sistema educativo son:
educación infantil
primaria
secundaria obligatoria
bachillerato
formación profesionalesenseñanza de idiomas
enseñanzas artísticas
deportivas
educación de personas adultas
enseñanza universitaria.
El TC ha determinado que los menores están obligados a recibir la enseñanza obligatoria.
7.2.2. Titularidad
Corresponde a las personas físicas y también a las personas jurídicas. La atribución de esta libertad
a los extranjeros está en total dependencia con lo que la ley determine al efecto ya que no se trata de
un derecho de la persona, de un derecho humano en sentido estricto.
7.2.3. El derecho de los padres a que sus hijos reciban una formación religiosa
Este derecho constitucional permite a los padres exigir tanto en los centros públicos como en los
privados, que se respeten los criterios que ellos determinen en relación con la formación religiosa y
moral de sus hijos en el marco de lo establecido en la ley.
La previsión constitucional que se vin cula estrechamente al derecho de creación de centros
docentes no implica, el derecho de los padres a elegir precisamente un centro concvreto, sino a que
los centros organicen la enseñanza de modo que las opciones de los padres sean posibles. En los
centros privados, sin subvenciones públicas, la autonomía de la dirección para fijar las pautas y
criterios en relación con los principios religiosos y morales es muy amplia y disminuye en los casos
en los que los centros privados perciba fondos públicos.
La LO reconoce a los padres o tutores el derecho a escoger centro docente tanto público como
distinto de los creados por los poderes públicos.
Derechos que asisten a los padres o tutores:
recibir educacón, con la máxima garantía de calidad
escoger centro docente
recibir formación religiosa y moral
información sobre progreso y aprendizaje
participar en proceso de enseñanza y aprendizaje
1. EL DERECHO DE REUNIÓN
ARTÍCULO 21 CE:
1. “Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará de
autorización previa.
2. En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comunicación previa
a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteración del orden
público, con peligro para personas o bienes.”
1.1 CONCEPTO
El derecho de reunión es una manifestación colectiva de la libertad de expresión que se
ejercita a través de una asociación transitoria de personas que permite el intercambio, exposición y
manifestación de ideas de un colectivo que se reúne precisamente para esta manifestación conjunta
de una posición común.
Al respecto, el art 1.2, de la LO 9/1983, reguladora del Derecho de reunión, establece que a los
efectos de la propia ley, “se entiende por reunión la concurrencia concertada y temporal de más de 20
personas, con finalidad determinada”.
La ley ha optado por el número de 20 personas como podría haber optado por otro. Es indiferente el
lugar en que las personas concurran, si bien según sea o no de tránsito público el régimen será
distinto.
El art. 21.2 CE cita junto a las reuniones, las manifestaciones. Ambos pertenecen a la misma categoría
aunque la manifestación es una especie concreta de reunión en la que, junto con la unión de varias
voluntades en busca de un fin común, debe darse también la “publicidad del problema o la defensa de
intereses no ya en el ámbito de los propios manifestantes, sino ad extra: a modo de mensaje dirigido a
los restantes ciudadanos y/o poderes públicos.”
Para F.J. Bastida la manifestación es una reunión en movimiento, prueba de ello es que la
regulación legal no distingue entre reunión y manifestación, sino entre reuniones en lugares
cerrados y reuniones en lugares de tránsito público, equiparándose estas últimas a las
manifestaciones.
El derecho de reunión se caracteriza por los siguientes elementos:
1. Una agrupación de personas (elemento subjetivo)
2. El carácter transitorio de la reunión (elemento temporal)
3. Un fin lícito de la reunión (elemento finalista)
4. Un lugar común de celebración (elemento territorial)
La CE solo ampara las reuniones pacíficas y sin armas y requiere, además, que la intención de
ejercer este derecho de reunión sea notificada a la autoridad gubernativa si la manifestación tiene
previsto discurrir por vía pública.
En este sentido el art. 3.1 de la LO 8/1983 declara que ninguna reunión estará sometida al régimen
de autorización previa, y en su art 8, establece que la celebración de reuniones en lugares de
tránsito público y de manifestaciones deberá ser comunicada por escrito a la autoridad gubernativa
correspondiente por los organizadores o promotores de aquéllas, con la antelación de 10 días
naturales, como mínimo, y 30 como máximo. Si se trata de personas jurídicas la comunicación
deberá hacerse por su representante.
Cuando existan cusas extraordinarias y graves que justifiquen la urgencia de convocatoria y
celebración de reuniones en lugares de tránsito público o manifestaciones, la comunicación a que
hace referencia el párrafo anterior podrá hacerse con una antelación mínima de 24 horas.
La autoridad gubernativa asume la obligación de proteger las reuniones y manifestaciones
frente a quienes trataren de impedir, perturbar o menoscabar el lícito ejercicio de este derecho (art.
3.2 LO) La LO excluye de su regulación determinados tipos de reuniones en su art 2:
a) Las que se celebren por personas físicas en sus propios domicilios
b) Las que celebren personas físicas en locales públicos o privados por razones familiares o
de amistad
c) Las que celebren los partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales,
sociedades civiles y mercantiles, asociaciones, corporaciones, fundaciones, cooperativas,
comunidades de propietarios y demás entidades legalmente constituidas en lugares cerrados,
para sus propios fines y mediante convocatoria que alcance exclusivamente a sus miembros
o a otras personas nominalmente invitadas.
d) Las que celebren los profesionales con sus clientes en lugares cerrados para los fines
propios de su
profesión.
e) Las que se celebren en unidades, buques y recintos militares, a las que se refieren las
Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas, que se regirán por la legislación específica.
1.2 TITULARIDAD
No mencionada la titularidad de este derecho en la CE, corresponde a las personas físicas.
El art 4.3 de la LO 9/1983 menciona a las personas jurídicas, pero para atribuirles la responsabilidad
que corresponda a los promotores u organizadores, no como titulares del derecho de reunión.
A pesar de su carácter individual, el derecho de reunión posee una vertiente colectiva que se refiere
a su ejercicio, ya que es esencial en este derecho la existencia de un colectivo que ejercite el derecho
de reunión en un momento y lugar determinado.
Las reuniones sometidas a la LO, sólo podrán ser promovidas y convocadas por personas que se
hallen en el pleno ejercicio de sus derechos civiles (art 4.1 LO)
Los responsables de organización responden del buen orden de las reuniones y manifestaciones.
La asistencia de militares de uniforme, o haciendo uso de su condición militar, a reuniones o
manifestaciones públicas se regirá por su legislación específica.
La LO 11/2011, de 1 de Agosto, para la aplicación a la Guardia Civil del artículo 13.1 dela LO
9/2011, de 27 de Julio, de derechos y deberes delos miembros de las FFAA, extiende la regulación del
mencionado precepto a los miembtos de la Guardia Civil y declara derogado el art. 8.1 de la LO
11/2007. a partir de la entrada en vigor de la LO 9/2011, ls miembros de las FFAA podrán ejercer los
derechos de reunión y manifestación dentro del siguiente marco normativo:
no podrán organizar ni participar en lugares de tránsito público a manifestaciones o a
reuniones de carácter político o sindical
vistiendo el uniforme o haciendo uso de su condición de militar, no podrá organizar,
participar ni asistir en lugares de tránsito público o manifestaciones o a reuniones de
carácter político, sindical o reivindicativo.
Las reuniones que se celebren en las unidades deberán estar previa y expresamente
autorizadas por su jefe, que las podrá denegar motivadamente ponderando la
salvaguarda de la disciplina.
1.3 LÍMITES
Para que la reunión de un colectivo quede comprendida en el ámbito del Derecho
fundamental de reunión del art 21 CE, es requisito inexcusable que la reunión sea pacífica y sin
armas (STC 59/1990).
Si no se dan estos requisitos la autoridad gubernativa puede prohibir la realización de la reunión y
manifestación en un lugar público, ya que el apartado 2 del art. 21, condiciona el ejercicio de este
derecho a que pueda quedar alterado el orden público, con peligro para las personas o los bienes.
En este caso, la autoridad suspenderá o procederá a disolver las reuniones y manifestaciones en los
siguientes supuestos (art 5 LO):
a) Cuando se consideren ilícitas de conformidad con las leyes penales
b) Cuando se produzcan alteraciones del orden público, con peligro para personas o bienes.
c) Cuando se hiciere uso de uniformes paramilitares por los asistentes.
Toda manifestación en la que pudieran ejercitarse tanto violencias físicas como morales con
alcance intimidatorio para terceros, no resulta protegida por el art. 21 CE.
El TC expresamente ha señalado que la alteración del orden público debe necesariamente contener
amenaza para la persona o los bienes (STC 59/1990)
2. EL DERECHO DE ASOCIACIÓN
ARTÍCULO 22 CE:
1. “Se reconoce el derecho de asociación.
2. Las asociaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados como delito son ilegales.
3. Las asociaciones constituidas al amparo de este artículo deberán inscribirse en un registro a los solos
efectos de publicidad.
4. Las asociaciones sólo podrán ser disueltas o suspendidas en sus actividades en virtud de resolución
judicial motivada.
5. Se prohíben las asociaciones secretas y las de carácter paramilitar.”
2.1 CONCEPTO
Regulado también por el art. 20.1 de la DUDH y el art. 11 del CEDH de 1950, la normativa
actual está regida por la LO 1/2002, de 22 de marzo, del Derecho de Asociación, dando nueva
regulación a este derecho.
En nuestro Oj, el derecho fundamental de asociación da cobijo a los partidos políticos, asociaciones
de carácter especifico y sindicatos.
El derecho de asociación supone al creación de una estructura organizativa de carácter permanente
que puede operar jurídicamente (aunque puede ser disuelta).
El derecho de asociación habilita al sujeto para unirse establemente a otros para la consecución de
fines legales, sujetándose a determinadas normas, algunas vinculantes e impuestas por el Oj y las
demás dispositivas; estas últimas representan el margen de libertad de los asociados para
configurar internamente su propia asociación.
El art 22 ha configurado una esfera de libertad positiva y negativa. Tesis confirmada por el TC,
vinculando su interpretación a la cláusula del art 10.2 CE al señalar que “de acuerdo con el art 10.2 CE,
las normas relativas al derecho de asociación han de ser interpretadas de conformidad con la DUDH y
los Tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España”.
Este criterio permite afirmar que el derecho de asociación comprende tanto la libertad positiva de
asociación como la negativa de no asociarse.
El art 2.5 de la LO 1/2002 establece que la organización interna y funcionamiento de las Asociaciones
deben ser democráticos, con pleno respeto al pluralismo, declarando nulos de pleno derecho los
pactos, disposiciones estatutarias y acuerdos que desconozcan cualquiera de los aspectos del derecho
fundamental de asociación.
En su vertiente positiva, permite al sujeto asociarse libremente sin requerir autorización previa; en
su vertiente negativa, el derecho de asociación protege al sujeto contra la asociación obligatoria
(derecho a no asociarse reconocido en la STC 5/1981)
La libertad de asociarse representa la superación del recelo con que el Estado liberal contempló el
derecho de asociación, y la libertad de no asociarse es una garantía frente al dominio por el Estado
de las fuerzas sociales a través de la creación de corporaciones o asociaciones coactivas que
dispusieran del monopolio de una determinada actividad social.
El art. 3 de la LO, dispone que pueden constituir asociaciones, las personas físicas y jurídicas,
con arreglo a:
las personas físicas necesitan tener la capacidad de obrar y no estar sujetas a ninguna
condición legal para el ejercicio del derecho
los menores no emancipados de más de 14 años con el consentimiento, documentalmente
acreditado, de las personas que deban suplir su capacidad.
Los miembros de las FFAA habrán atenerse a lo que dispongan las Reales ordenanzas para las
FFAA y al resto de sus normas específicas para el ejercicio del derecho.
Los Jueces, Magistrados y Fiscales: según sus normas especificas.
Las personas jurídicas podrán constituir federación, confederaciones o uniones, previo
cumplimiento de los requisitos exigidos para la constitución de asociaciones.
Las personas jurídico-públicas serán titulares del derecho de asociación en los términos del
art. 2.6 LO.
2.2 TITULARIDAD
No se señala su titularidad en la CE, al no eludir a ningún sujeto. El art 2.1 LO 1/2002,
establece que todas las personas tienen derecho de asociarse libremente para la consecución de fines
lícitos, mientras que el art 2.6 declara que las entidades públicas podrán ejercitar el derecho de
asociación entre sí o con particulares como medida de fomento y apoyo, siempre que lo hagan en
igualdad de condiciones con éstos, al objeto de evitar su posición de dominio en el funcionamiento
de la asociación.
De ello se deduce que la titularidad corresponde a tanto a las personas físicas como a las jurídicas.
3.2. CREACIÓN
El art 1 de la LO 6/2002 establece que los españoles podrán crear libremente partidos
políticos conforme a lo dispuesto en la CE y en la propia LO.
Este mismo precepto consagra la libertad positiva y negativa de afiliación a este específico tipo de
asociaciones al declarar que dicha afiliación es libre y voluntaria.
3.3 TITULARES
El art. 1 de la LO 6/2002 afirma que los promotores de una partido político deben ser personas
físicas, mayores de edad, que se encuentren en pleno ejercicio de sus derechos, no estén sujetos a
ninguna condición legal para el ejercicio de los mismos y no hayan sido penalmente condenados
por asociación ilícita, o por alguno de los delitos graves previstos en los Títulos XXI a XXV del Código
Penal. De esta manera se excluye de manera expresa a las personas jurídicas.
El legislador orgánico ha reservado a los españoles el derecho a crear partidos políticos. Ahora bien,
dado que esa reserva debe conectarse con el derecho de participación política de los extranjeros
cuando se les reconozca el derecho a sufragio tanto activo como pasivo, dicha restricción no puede
afectar al derecho de los extranjeros a afiliarse a los partidos políticos ya constituidos, ni traducirse
en ninguna limitación de los derechos derivados de la afiliación.
4. EL DERECHO DE SINDICACIÓN
ARTÍCULO 7 CE:
“Los sindicatos de trabajadores y las asociaciones empresariales contribuyen a la defensa y promoción
de los intereses económicos y sociales que les son propios. Su creación y el ejercicio de su actividad son
libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser
democráticos.”
ARTÍCULO 28.1 CE:
“Todos tienen derecho a sindicarse libremente. La ley podrá limitar o exceptuar el ejercicio de este
derecho a las Fuerzas o Institutos armados o a los demás Cuerpos sometidos a disciplina militar y
regulará las peculiaridades de su ejercicio para los funcionarios públicos. La libertad sindical
comprende el derecho a fundar sindicatos y a afiliarse al de su elección, así como el derecho de los
sindicatos a formar confederaciones y a formar organizaciones sindicales internacionales o a afiliarse a
las mismas. Nadie podrá ser obligado a afiliarse a un sindicato.”
4.1. CONCEPTO
La CE ha contemplado la realidad sindical en dos preceptos diferenciados. Por un lado el art
7 CE, consagra la figura del sindicato de trabajadores y la de las asociaciones empresariales como
instancia de defensa y promoción de sus respectivos intereses, consagra la libertad de creación de
unos y otras y establece la obligación de ambos de adoptar una estructura y mantener un
funcionamiento democrático.
De otra, el art 28.1 CE, reconoce el derecho fundamental a la sindicación de los trabajadores.
Derecho que puede ser limitado o exceptuado en el caso de miembros de las FFAA o institutos
armados o cualquier otro cuerpo sometido a disciplina militar (Guardia civil).
El derecho de libre sindicación, comprende el derecho a fundar sindicatos y a afiliarse al de su
elección, así como el derecho de los sindicatos a formar confederaciones y a fundar organizaciones
sindicales internacionales o a afiliarse a las mismas.
El derecho fundamental de sindicación tiene en la CE una vertiente positiva – derecho a afiliarse, y
una vertiente negativa – derecho a no afiliarse, que protege al trabajador contra la afiliación
obligatoria. La LO del derecho a la asociación, incluye entre las asociaciones que se rigen por su
legislación propia (Art 1.3 LO): “ los partidos políticos, los sindicatos y las organizaciones empresariales”.
En cumplimiento de este mandato se aprobó la LO 11/1985, de 2 de agosto de libertad sindical, la
cual en su art 1.1 proclama que todos los trabajadores tendrán derecho a sindicarse libremente para la
promoción y defensa de sus intereses económicos y sociales.
El modelo de sindicación regulado en el art. 28.1 CE, ha pretendido conciliar los intereses sociales
de los trabajadores con el respeto a la libertad de empresa consagrado a su vez en el art. 38 CE.
La LO 11/1985 confirma lo establecido en la CE y distingue las facultades comprendidas en la libertad
sindicar ejercía a título individual de las que le corresponden a las organizaciones sindicales. Así,
comprende la libertad sindical ejercida a título individual:
a) El derecho a fundar sindicatos sin autorización previa, así como el derecho a
suspenderlos o a
extinguirlos, por procedimientos democráticos.
b) Derecho del trabajador a afiliarse con la sola condición de observar los estatutos del
mismo, o a
separarse del que estuviese afiliado
c) El derecho de los afiliados a elegir libremente a sus representantes dentro del sindicato
d) El derecho a la actividad sindical
Por otro lado, en el ejercicio de la libertad sindical, las Organizaciones sindicales tienen derecho a:
a) Redactar estatutos y reglamento, organizar su administración interna y sus actividades y
formular su programa de acción.
b) Constituir federaciones, confederadas y organizaciones internacionales
c) No ser suspendidas ni disueltas sino mediante resolución firme de la autoridad judicial
d) El ejercicio de la actividad sindical en la empresa o fuera de ella, que comprenda en todo
caso,
El derecho a la negociación colectiva
El ejercicio del derecho de huelga
El planteamiento de conflictos individuales y colectivos
4.2 TITULARIDAD
Pertenece a las personas físicas y, también a las jurídicas. La LO 4/2000 de derechos y
libertades de los extranjeros en España y su integración social, establece en su art. 11, que los
extranjeros tendrán derecho a sindicarse o a afiliarse a una organización profesional, en las mismas
condiciones que los trabajadores españoles, siempre que obtengan autorización de estancia o
residencia en España.
5. EL DERECHO DE HUELGA
ARTÍCULO 28.2 CE
“Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. La ley que
regule el ejercicio de este derecho establecerá las garantías precisas para asegurar el mantenimiento de
los servicios esenciales de la comunidad.”
5.1 CONCEPTO
Permite al trabajador suspender su actividad laboral como muestra de discrepancia por las
condiciones laborales y para la defensa de sus intereses.
El derecho de huelga estaba regulado por la ley 8/1980, del Estatuto de los trabajadores, modificado
por el RDL 1/1995, de 24 de marzo. La STC 11/1981 declaró la inconstitucionalidad de algunos
preceptos de la regulación de las relaciones de trabajo y sentó las bases de interpretación del
derecho de huelga. El TC estimó que:
a) El derecho de huelga es más que la simple libertad de huelga, ya que no consiste en el
levantamiento de las específicas prohibiciones, sino en el derecho de los trabajadores a
colocar el contrato de trabajo en una fase de suspensión y de este modo limitar la libertad
del empresario, a quien se le veda contratar otros trabajadores y llevar a cabo
arbitrariamente el cierre de la empresa.
b) El contenido esencial del derecho de huelga consiste en la cesación del trabajo en
cualquiera de las manifestaciones o modalidades, lo que no excluye que el legislador, pueda
considerar abusivas ciertas modalidades siempre que los tipos que admita sean bastantes por
sí solos para reconocer que el derecho de huelga existe como tal y eficaces para obtener las
finalidades del derecho de huelga.
c) El ejercicio del derecho de huelga puede quedar sometido por ley a algún tipo de
formalidades, siempre que no sean arbitrarias, que tengan por objeto proteger otros bienes e
intereses constitucionalmente protegidos y que no sean tan rígidas o difíciles de cumplir que
en la práctica hagan imposible el ejercicio del derecho.
d) Las huelgas de solidaridad están amparadas por el derecho de huelga
e) No se puede comparar el derecho de huelga, reconocido como derecho fundamental, con
el cierre patronal, que debe considerarse derecho cívico. Por tanto, los empresarios, no
pueden responder a una huelga con un cierre patronal.
5.2 TITULARIDAD
La Titularidad del derecho de huelga pertenece a los trabajadores, pero las facultades en que
consiste el ejercicio del derecho de huelga, en cuanto acción colectiva y concertada, corresponden
tanto a los trabajadores como a sus representantes y a las organizaciones sindicales ( STC 11/1981).
Al hablar el art 28.2 CE de los trabajadores, se excluye de protección del derecho de huelga a otros
tipos de personas como los pequeños empresarios, autónomos, etc.
6. EL DERECHO DE PETICIÓN
ARTÍCULO 29 CE:
1. “Todos los españoles tendrán el derecho de petición individual y colectiva, por escrito, en la forma y
con los efectos que determine la ley.
2. Los miembros de las Fuerzas o Institutos armados o de los Cuerpos sometidos a disciplina militar
podrán ejercer este derecho sólo individualmente y con arreglo a lo dispuesto en su legislación
específica.”
6.1 CONCEPTO
Hasta la aprobación del a LO 4/2001, de 12 noviembre, reguladora del derecho de petición,
había sido una norma preconstitucional la que había regulado este derecho.
El derecho de petición permite a cualquier persona dirigirse, individual o colectivamente, a los
poderes públicos, instituciones públicas, administración o autoridad, así como ante los órganos de
dirección y administración de los organismos vinculados o dependientes de administraciones
públicas, respecto de las materias de su competencia.
El objeto del derecho de petición, podrá referirse a cualquier asunto o materia comprendidos en el
ámbito de competencias del destinatario, con independencia de que afecten exclusivamente al
peticionario o sean de interés colectivo o general.
Es característico del ejercicio del derecho de petición que la queja o sugerencia no tenga
establecido en el OJ un procedimiento específico para formalizar la reclamación y que el núcleo
esencial esté constituido por una petición.
Este derecho debe ejercitarse por escrito, aunque puede utilizarse cualquier medio incluso
electrónico, siempre que permita acreditar su autenticidad.
De conformidad con el art 12 de la LODP, éste es susceptible de tutela judicial mediante las vías
establecidas en el art. 53.2 CE.
6.2. TRAMITACIÓN
Recibido el escrito de petición, la autoridad u órgano al que se dirija procederá a comprobar si
se cumplen los requisitos previstos por la Ley, previas diligencias, comprobaciones y
asesoramientos que estime pertinentes. Como resultado del examen realizado por la autoridad
u órgano destinatario, se declarará su inadmisión o tramitará la petición correspondiente.
Si el escrito de petición no reuniera los requisitos, o no reflejara los datos necesarios con la
suficiente claridad, se requerirá al peticionario para subsanar los defectos 15 días. Si no lo
hiciera, se le tendrá por desistido.
Se podrá requerir al peticionario para que aporte datos o documentos complementarios que
obren en su poder o cuya obtención esté a su alcance y que resulten estrictamente
imprescindibles para tramitar la petición. Si el peticionario no aporta esta documentación ello
no conlleva la inadmisibilidad de la petición.
6.3. TITULARIDAD
Toda persona natural o jurídica, prescindiendo de su nacionalidad, puede ejercer este
derecho, individual o colectivamente, en los términos y con los efectos establecidos en la LO 4/2001,
sin que de su ejercicio pueda derivarse perjuicio alguno para el peticionario. Sin embargo, puede
exigirse responsabilidad a quienes con ocasión del ejercicio del derecho de petición incurriesen en
delito o falta. Los miembros de las FFAA o institutos armados o Cuerpos sometidos a disciplina
militar, sólo podrán ejercer este derecho individualmente y con arreglo a lo dispuesto en su
legislación específica.
1. EL DERECHO DE PARTICIPACIÓN
ARTÍCULO 23 CE:
1. “Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de
representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal.”
1.1 CONCEPTO
El art 23.1 CE reconoce expresamente a los ciudadanos el derecho a participar en los asuntos
públicos, directamente o a través de los procesos electorales.
No tiene precedentes en nuestro derecho constitucional histórico; tan sólo en el derecho comparado,
con la C Francesa o la C Alemana.
La participación da unidad al sistema democrático, siendo fundamento del propio sistema.
El que hoy denominamos derecho de participación ha estado en la base de los grandes movimientos
revolucionarios que han cimentado los actuales sistemas democráticos.
La idea de participación va unida a la de limitación jurídica del poder y a la aparición y
consolidación del modelo de Estado de derecho.
El derecho de participación es un derecho fundamental que articula el sistema democrático de un
Estado social y democrático de derecho consagrado en el art 1.1 de la CE y es la forma de ejercitar la
soberanía y, como expresamente figura en el mismo, reside en el pueblo español del que emanan
todos los poderes del Estado.
Este derecho de participación, sin embargo, no habilita a los ciudadanos para exigir su
participación en todos los asuntos públicos, pues, como dice el TC, se requiere un especial
llamamiento o una especial competencia, si se trata de órganos públicos, o una especial legitimación
si se trata de Entidades o sujetos de Derecho privado, que la ley puede, en tal caso, organizar.
Se reconoce así, la legitimidad del establecimiento de requisitos y el sometimiento del ejercicio de
algunos derechos a procedimiento.
En cuanto al ámbito material de este derecho, se refiere a asuntos públicos, expresión que parece
aludir a la participación política, aunque no agota aquí su contenido, ya que deben incluirse en este
ámbito otras modalidades de participación social, económica, cultural, judicial siempre que tengan
carácter o relevancia pública.
1.2 TITULARIDAD
El sujeto del derecho corresponde a los ciudadanos, término que alude de manera directa a
la persona física ( STC 51/1984).
El protagonismo de los partidos políticos respecto del derecho de participación y su reconocimiento
como instrumento fundamental de la participación política, ha sido reconocido por el TC en STC
21/1990, en la que, aunque no se les reconoce titularidad del derecho de participación, se les atribuye
un interés legítimo a que se respeten las condiciones para el ejercicio del sufragio.
También ha señalado el TC que se vulnera el derecho de los ciudadanos a participar en los asuntos
públicos a través de representantes si se reconociera la facultad al partido político de privar de su
condición de representante a quien ha sido expulsado del partido político. Una vez elegidos los
representantes, éstos representan a todo el cuerpo electoral.
2.1.1 El referéndum
Es un instrumento de participación directa que permite someter al pueblo una consulta concreta o
un texto normativo legislativo: en este último supuesto recibe el nombre de referéndum legislativo
o constituyente cuando versa acerca de la CE o sus reformas.
El mandato constitucional ha sido desarrollado mediante la LO 2/1980, sobre regulación de las
distintas modalidades de referéndum.
En todos los casos, el referéndum se celebra por sufragio universal, igual, directo, libre y secreto.
Las mencionadas en los arts. 131 y 134.1 CE, referidas a la planificación de la actividad económica y a
los Presupuestos Generales del Estado.
En cuanto a los requisitos, la LO exige que la iniciativa legislativa popular se ejerza mediante la
presentación de una proposición de ley (consistente en un texto articulado de carácter normativo
precedido de una exposición de motivos; la relación de miembros que componen la Comisión
Promotora de la iniciativa, con expresión de los datos personales de todos ellos; y que dicha
propuesta sea avalada, al menos, por 500.000 electores cuyas firmas hayan sido autentificadas en la
forma que la misma ley establece).
Junto a la proposición de ley, los promotores deben acompañar un documento en el que se expliquen
y justifiquen las razones que estiman avalan la propuesta popular. La proposición de ley debe
depositarse ante la Mesa del Congreso de los Diputados que examinará la documentación y
admitirá o inadmitirá la propuesta en un plazo no superior a 15 días.
Son causa de inadmisión:
1. Que versen sobre materias excluidas
2. Que no hayan cumplido los requisitos exigidos. Si se trata de un defecto subsanable se
otorgará un mes de plazo para que los promotores complementen la documentación
3. Que versen sobre materias inconexas entre sí
4. Que exista previamente en cualquiera de las Cámaras un proyecto o una proposición de
ley sobre el mismo asunto.
5. Que sean reproducción de otra iniciativa legislativa popular presentada durante la
legislatura
6. Que exista previamente una proposición no de Ley aprobada por una Cámara que verse
sobre la materia objeto de la iniciativa popular Una vez que la Mesa del Congreso comunica
a los promotores que su proposición de ley ha sido admitida, comienza el proceso de recogida
de firmas, para la cual la LO habilita el plazo de 6 meses a contar desde dicha comunicación.
Este plazo puede ser prorrogado por la Mesa del Congreso cuando concurran circunstancias
de fuerza mayor que hayan impedido completar el proceso.
Si no se consiguen recoger las 500.000 firmas necesarias, la iniciativa legislativa popular caduca.
El parlamento no queda vinculado por el texto presentado por los ciudadanos, de ello, y de la
dificultad de lograr tal cantidad de firmas, cabe deducir la escasa virtualidad de la iniciativa
legislativa popular tal y como ha sido regulada en nuestro OJ.
Las autonomías constituidas conforme al procedimiento del art 143.2 CE pueden, transcurridos 5
años, mediante la reforma del Estatuto, ampliar sucesivamente sus competencias dentro del marco
constitucional.
La CE ha establecido otro procedimiento mediante el cual determinadas CCAA pueden alcanzar
desde su constitución el nivel superior de competencias al que alude el art 148.2 y para el que se
establece un plazo de 5 años.
Este procedimiento alternativo está contemplado en el art 151.1 CE.
2.2.2 Referéndum de aprobación de los EEAA elaborados por el procedimiento del art 151 CE.
ARTÍCULO 151 CE:
1. “....
2. En el supuesto previsto en el apartado anterior, el procedimiento para la elaboración del Estatuto
será el siguiente:
1. El Gobierno convocará a todos los Diputados y Senadores elegidos en las circunscripciones
comprendidas en el ámbito territorial que pretenda acceder al autogobierno, para que se constituyan
en Asamblea, a los solos efectos de elaborar el correspondiente proyecto de Estatuto de autonomía,
mediante el acuerdo de la mayoría absoluta de sus miembros.
2. Aprobado el proyecto de Estatuto por la Asamblea de Parlamentarios, se remitirá a la Comisión
Constitucional del Congreso, la cual, dentro del plazo de dos meses, lo examinará con el concurso y
asistencia de una delegación de la Asamblea proponente para determinar de común acuerdo su
formulación definitiva.
3. Si se alcanzare dicho acuerdo, el texto resultante será sometido a referéndum del cuerpo electoral
de las provincias comprendidas en el ámbito territorial del proyectado Estatuto.
4. Si el proyecto de Estatuto es aprobado en cada provincia por la mayoría de los votos válidamente
emitidos, será elevado a las Cortes Generales. Los plenos de ambas Cámaras decidirán sobre el
texto mediante un voto de ratificación. Aprobado el Estatuto, el Rey lo sancionará y lo promulgará
como ley.
5. De no alcanzarse el acuerdo a que se refiere el apartado 2 de este número, el proyecto de Estatuto
será tramitado como proyecto de ley ante las Cortes Generales. El texto aprobado por éstas será
sometido a referéndum del cuerpo electoral de las provincias comprendidas en el ámbito territorial
del proyectado Estatuto. En caso de ser aprobado por la mayoría de los votos válidamente emitidos
en cada provincia, procederá su promulgación en los términos del párrafo anterior.
3. En los casos de los párrafos 4 y 5 del apartado anterior, la no aprobación del proyecto de Estatuto por
una o varias provincias no impedirá la constitución entre las restantes de la Comunidad Autónoma
proyectada, en la forma que establezca la ley orgánica prevista en el apartado 1 de este artículo.”
La constitución en concejo abierto de los municipios a que se refiere el apartado b) requiere la petición de
la mayoría de los vecinos, decisión favorable por mayoría de dos tercios de los miembros del
Ayuntamiento y aprobación por la CCAA. El gobierno y administración municipales corresponden a un
Alcalde y una asamblea vecinal de la que forman parte todos los electores. Ajustan su funcionamiento a
los usos, costumbres y a lo establecido en la Ley y leyes de las CCAA,
3. SISTEMA ELECTORAL
3.1 CONCEPTO
Conjunto de reglas conforme a las cuales se produce el fenómeno electoral, se asignan los
escaños a los distintos candidatos según la fórmula adoptada y, en su caso, se resuelven los recursos
suscitados. Todo sistema electoral debe diseñarse respetando unas reglas básicas que, serían:
a) imparcialidad
b) la adecuación histórica a las tradiciones e instituciones del país
c) El control del excesivo fraccionamiento de las fuerzas políticas, que se considera como un
problema electoral importante
d) La pluralidad de opciones políticas, esencia de la democracia
3.2 ELEMENTOS
Elementos del sistema electoral español son:
a) El derecho de sufragio
b) La circunscripción electoral
c) La fórmula de escrutinio
d) El censo electoral
e) La campaña electoral
f) La administración electoral
Se reconoce este derecho como UNIVERSAL, se otorga a todos los ciudadanos sin excepción,
aunque se pueden solicitar ciertos requisitos para su ejercicio.
Reconocido en el art 23 CE al establecer que los ciudadanos tienen derecho a participar en asuntos
públicos, mientras que el art 14 CE constitucionaliza la igualdad de todos los españoles.
En consecuencia todos los procesos electorales españoles se celebran por sufragio universal de los
mayores de 18 años, que estén censados y en pleno uso de sus derechos.
Carecen de derecho de sufragio, según el art 3.1 LO del Régimen electoral general:
a) Los condenados por sentencia firme a la pena principal o accesoria de privación del
derecho de sufragio, durante el tiempo que se haya establecido.
b) Los declarados incapaces por sentencia firme
c) Los internados en hospital psiquiátrico.
Al derecho de sufragio acompañan una serie de elementos que, actualmente se consideran
circunstanciales al sistema democrático como son la igualdad de voto, voto secreto, el voto libre, el
voto directo.
La proporción exacta se produce cuando todos los escaños se consiguen con el mismo número de
votos, lo cual sólo acontece cuando la circunscripción es todo el territorio nacional; en los casos,
muy frecuentes, de que el territorio nacional se divida en circunscripciones, prácticamente todas
ellas plurinominales, la proporcionalidad es tanto más exacta cuanto mayor es la circunscripción.
(Es decir, en las circunscripciones donde se cubren mayor número de escaños)
Otras fórmulas son:
1. Fórmula proporcional de resto mayor
2. Fórmula proporcional de media mayor, con dos variantes
i. El sistema D’Hondt
ii. El sistema de Santa Lagüe
La CE exige el sistema proporcional para la elección del Congreso de los Diputados aunque no
determina la fórmula concreta a aplicarse.
Ha sido la LO del Régimen electoral General la que ha establecido que el reparto de escaños se
realizará mediante la fórmula proporcional de media mayor, conforme al sistema D’Hondt. Además,
este sistema se aplica a todas las elecciones españolas, incluidas las elecciones al Parlamento
Europeo, excepto las elecciones al Senado que se efectúan mediante el sistema de mayoría relativa
reducida en una unidad. Por otro lado, la LO del Régimen Electoral General ha establecido la
denominada barrera electoral que aparta del escrutinio a todas aquellas candidaturas que no
hubieran obtenido, al menos, un determinado porcentaje de los votos válidos emitidos.
El reparto de escaños se realiza conforme al sistema proporcional de D’Hondt:
1) No se tienen en cuenta las candidaturas que no hubieran obtenido, al menos, el 3% de los
votos válidos emitidos en la circunscripción. Barrera electoral del 3%
2) Se ordenan de mayor a menor, en una columna, las cifras de los votos obtenidos por las
candidaturas que hayan superado la barrera electoral
3) Se divide el número de votos obtenidos por cada candidatura por los números naturales
(1,2,3...) hasta el número de escaños de la circunscripción
4) Se procede a atribuir escaños a los cocientes mayores hasta que se agoten los escaños en
juego en la circunscripción
5) Cuando en la relación de cocientes coincidan dos correspondientes a distintas
candidaturas, el escaño se atribuirá a la que mayor número total de votos hubiese obtenido,
si hay empate, se resolverá por sorteo y los sucesivos de forma alternativa.
Si, como sucede en las elecciones al Congreso en España, las candidaturas se presentan en listas
cerradas y bloqueadas, los escaños obtenidos por cada candidatura se adjudicarán a los candidatos
incluidos en la lista por el orden en ella establecidos.
Una vez celebradas las elecciones locales, la Junta de Zona forma una lista con el número de
Diputados que corresponden a cada formación política que haya obtenido algún Concejal dentro del
partido judicial correspondiente.
Los Concejales de cada partido o formación política, reunidos de forma independiente, eligen, entre
ellos mismos, a quienes hayan de ocupar los puestos de Diputados Provinciales de su partido.
4.5.2 Senado
El art. 69.2 CE establece que se elegirán 4 Senadores por provincia, salvo las islas, Ceuta y Melilla.
En las provincias insulares, cada isla que posea Cabildo o Consejo insular propio constituye una
circunscripción a efectos de elección de Senadores y se eligen:
a. Tres senadores en cada una de las islas Mayores (Mallorca, Gran Canaria y Tenerife)
b. Un Senador en cada una de las siguientes circunscripciones: Ibiza, Formentera, Menorca,
Fuerteventura, Gomera-Hierro, Lanzarote y la Palma
c. Ceuta y Melilla dos senadores cada una
d. Cada CCAA designa, además, un senador y, además, otro por cada millón de habitantes de
su territorio. La designación de estos senadores se realiza por la Asamblea legislativa con
respeto al criterio de representación proporcional.
La fórmula establecida en el Régimen electoral para la elección del Senado ha sido la de mayoría
simple, a una sola vuelta, con voto reducido en una unidad.
4.6. ELECCIONES AL PARLAMENTO EUROPEO
Tienen derecho de sufragio activo en las elecciones al Parlamento Europeo (art 210 LOREG):
a) Los españoles y las personas residentes en España que, sin haber adquirido la
nacionalidad española:
a. Tengan la condición de ciudadanos de la Unión Europea
b. Reúnan los mismos requisitos que la Ley pide para ser elector a los españoles y
gocen del derecho de sufragio activo en los estados miembros de origen
c. Para que un ciudadano no español, de la UE pueda ejercer el derecho de voto en
España, deberá haber optado previamente en tal sentido.
b) La LOREG regula lo relativo a sufragio pasivo para las elecciones al Parlmento Europeo,
estableciendo que, además de los españoles son elegibles:
a. todas las personas residentes en España que, sin haber adquirido la nacionalidad
española tengan la condición de ciudadanos de la UE.
b. reúnan los requisitos para ser elegibles exigidos en esta ley para los españoles y sean
titulares del derecho de sufragio pasivo en el Estado miembro de origen.
Hoy, desaparecido el Servicio militar obligatorio, gran parte de los problemas jurídicos que
presentaba este precepto han decaído en su interés.
El RD 1735/2000, de 20 de octubre, por el que se aprueba el reglamento general de ingreso y
promoción de las fuerzas armadas, es reflejo de la modificación legislativa que introdujo la plena
profesionalización del Ejército en España.
El TC ha confirmado la necesidad de que, en el ámbito tributario, se respete el trato igual a todos los
sujetos en función de las diferentes capacidades económicas (STC 45/1989).
El reconocimiento del deber de contribuir a los gastos públicos faculta a los poderes públicos a
establecer tributos y a los ciudadanos a ser sujetos pasivos de los mismos. El mandato constitucional
vincula tanto a los poderes públicos como a los ciudadanos e incide en la naturaleza misma de la
relación tributaria (STC 76/1990).
El apartado 31.2, asigna a los poderes públicos la obligación y responsabilidad de realizar una
asignación equitativa de los recursos públicos conforme a criterios de eficiencia y economía.
El apartado 31.3 consagra la reserva de ley para la regulación de cualquier prestación personal o
patrimonial de carácter público.
Materia regulada principalmente en la Ley 230/1963 General Tributaria (sustituida por la nueva ley
58/2003 LGT de 17 de Diciembre de 2003). Establece en su Titulo preliminar, los principios generales
para la consecución de los objetivos del art 31 CE:
la ordenación del sistema tributario en función de la capacidad económica de las
personas obligadas a satisfacer los tributos y en los principios de justicia,
generalidad, igualdad, progresividad, equitativa distributiva de la carga tributaria y
no confiscatoriedad
la aplicación del sistema tributario de conformidad con los principios de
proporcionalidad, eficacia y limitación de costes indirectos derivados de
cumplimiento de obligaciones formales, asegurando el respeto de los derechos y
garantías.
La Ley incluye un elenco amplio de derechos y garantías de los obligados tributarios:
derecho a ser informado y asistido por la Admon tributaria sobre el ejercicio de sus derechos
y cumplimiento de obligaciones tributarias.
Derecho a ser reembolsado del coste de los avales y otras garantías aportados
derecho a utilizar las lenguas oficiales en el territorio de su comunidad autónoma,
derecho a conocer la identidad de las autoridades y personal al servicio de la Admon
tributaria bajo cuya responsabilidad se tramitan las actuaciones y procedimientos
tributarios en los que tenga la condición de interesado.
Derecho a no aportar documentos ya presentados por ellos mismos y que se encuentren en
poder de la Administración actuante.
3. EL DERECHO AL MATRIMONIO
ARTÍCULO 32 CE:
1. “El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica.
2. La ley regulará las formas de matrimonio, la edad y capacidad para contraerlo, los derechos y
deberes de los cónyuges, las causas de separación y disolución y sus efectos.”
El matrimonio se conforma como un derecho individual, en la sección 2ª, del Capítulo II, del Título
I, mientras que la familia se encuentra regulada en el art. 39, dedicado a los principios rectores de la
política social y económica, dentro de lo que podríamos denominar un grupo de preceptos que
recogen, entre otros aspectos, las obligaciones del Estado respecto a instituciones o sectores
especialmente protegibles. Los textos internacionales de protección de derechos han reconocido
ambas instituciones, frecuentemente con un doble carácter: como reconocimiento de un ámbito de
libertad en el caso del matrimonio y como obligación de asistencia y protección en el caso de la
familia. De lo establecido en el art. 32 CE y en los arts. 42 a 107 del CC puede extraerse los caracteres
del matrimonio como figura jurídica:
d) Igualdad entre los cónyuges: Este mandato constitucional debe ser respetado, en todo
caso, por la ley, de manera que sea efectivamente igual su posición en el ejercicio de derechos y
deberes inherentes a esta institución (STC 45/1989)
El art 32.2 estableció, tras viva polémica en sede constituyente, que la ley debía regular, entre otros
aspectos, las causas de separación y disolución del matrimonio.
La Ley 30/1981, de 7 de julio, por la que se modifica la regulación del matrimonio en el Código Civil
y se determina el procedimiento a seguir en las causas de nulidad, separación y divorcio, adoptó las
normas civiles al art. 32.2 de la CE.
La CE no ha identificado el modelo de familia que manda proteger en el art 39 CE. Por tanto, es
constitucional que los poderes públicos otorguen protección a realidades no basadas en el
matrimonio. La familia es, para la CE, objeto de protección en si misma y... la norma que así lo
quiere no puede ser, por ello, reducida a un mero expediente para la indirecta protección del
matrimonio (STC 222/1992).
5. EL DERECHO DE FUNDACIÓN
ARTÍCULO 34 CE:
1. “Se reconoce el derecho de fundación para fines de interés general, con arreglo a la ley.
2. Regirá también para las fundaciones lo dispuesto en los apartados 2 y 4 del artículo 22.”
6. LA LIBERTAD DE EMPRESA
ARTÍCULO 38 CE:
“Se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado. Los poderes
públicos garantizan y protegen su ejercicio y la defensa de la productividad, de acuerdo con las
exigencias de la economía general y, en su caso, de la planificación.”
Se encuentra estrechamente vinculado a otros preceptos constitucionales como el art. 33 ya
citado, el art. 128, que regula la función pública de la riqueza o el art. 131, que se refiere a la
planificación de la actividad económica. El TC se ha pronunciado en diversas ocasiones en torno a
la denominada Constitución económica, definiéndola como el conjunto de normas destinadas a
proporcionar el marco jurídico fundamental para la estructura y funcionamiento de la actividad
económica.
La CE no establece un modelo económico específico, pero sí un modelo económico genérico que
rechaza, al menos, dos soluciones extremas: la absoluta libertad económica y la pura estatalización
de la economía. El TC se ha manifestado expresamente (STC 46/1983), al reconocer la libertad de
empresa como un derecho fundamental, aunque no esté protegido por el recurso de amparo, pues
tiene un contenido esencial garantizado frente al legislador según lo establece el art. 53 CE.
Entre las condiciones básicas para el ejercicio de la libertad de empresa constitucionalizada se halla
la libre circulación de bienes en todo el territorio nacional, aunque las CCAA pueden disciplinar
determinados aspectos de ciertas actividades empresariales (STC 52/1988).
La CE ha incorporado como principios económicos básicos, el principio de unidad y de
subordinación de la riqueza al interés general y en segundo lugar, el principio de interacción del
sector público y del sector privado.
El art 128 CE, reconoce la iniciativa pública en la actividad económica. Habilita este precepto a la
ley para que se reserve, en su caso, al sector público recursos y servicios esenciales y que pueda
acordarse la intervención de empresas si lo exige el interés general.
7. COLEGIOS PROFESIONALES
ARTÍCULO 36 CE:
“La ley regulará las peculiaridades propias del régimen jurídico de los Colegios Profesionales y el
ejercicio de las profesiones tituladas. La estructura interna y el funcionamiento de los Colegios deberán
ser democráticos.”
Los Colegios profesionales son considerados corporaciones sectoriales de Derecho público (SSTC
23/1984 y 76/1983), para cuya regulación el art. 36 CE ha establecido la reserva de ley y la exigencia
que se establece para los partidos políticos y los sindicatos de que su estructura interna y
funcionamiento sean democráticos.
La actividad de los Colegios profesionales no sólo está encaminada a la defensa de intereses privados
(fines que podrían conseguir mediante el derecho de asociación), sino que también tienen la
función de garantizar el ejercicio de determinadas profesiones tituladas para garantía de la
sociedad, aunque pueda resultar discutible la colegiación obligatoria y la sujeción tanto de los
profesionales como de los particulares.
La ley reguladora de los Colegios profesionales, señala como fines de estos:
1. la ordenación del ejercicio de las profesiones;
2. la representación exclusiva de las mismas; y
3. la defensa de los intereses profesionales de los colegiados.
8. LOS PRINCIPIOS DE LA POLÍTICA SOCIAL Y ECONÓMICA.
8.1 POSICIÓN CONSTITUCIONAL
Reconocidos y regulados en el Capítulo III, del Título I (art. 39 a 52 CE), se ha señalado que
su característica principal es la de no ser directamente exigibles ante los Tribunales de Justicia sino de
conformidad con las normas que los desarrollen.
Así, estos principios dependen para su efectivo ejercicio o realización, de la acción de los poderes
públicos y, en consecuencia, de los programas de política económica y social que los gobernantes
lleven a cabo.
Como es conocido, el Estado Social articuló una intervención económica sistemática que sustituyó
progresivamente a las estructuras liberales.
Mediante la intervención pública en la economía se pretende alcanzar no sólo objetivos económicos
en estricto sentido, sino fines de redistribución económica y equilibrio que promuevan la igualdad
y la justicia en la sociedad.
El Capítulo III de la CE incorpora las obligaciones del Estado respecto de sectores de población y de
ámbitos precisados de apoyo, tutela y promoción.
Las obligaciones del Estado que se regulan, tienden a la consecución de una serie de objetivos, que
podríamos sintetizar en:
La consecución de un nivel de calidad mínima para toda la población
La lucha por la igualdad real y efectiva
La protección de sectores de población que se encuentran en situación de inferioridad
La protección de los recursos naturales y la organización de los servicios para lograr la mayor
efectividad de los mismos.
El Capítulo III no tiene sólo valor declarativo o programático, posee valor jurídico
indiscutible aunque su articulación dentro del OJ debe realizarse en función de la estructura de
cada uno de los preceptos contenidos en este capítulo (ya que unos son principios, otros obligaciones
directas para el legislador y otros, como ya se mencionó, son verdaderos derechos).
Nos encontramos ante preceptos cuya eficacia no es inmediata sino mediata a través de la Ley que
los desarrolle, aunque de los mismos parece derivarse la obligación de los poderes públicos de
acometer su desarrollo legal, ya que, en caso contrario, se anularía su eficacia jurídica. Parece pues,
que los preceptos contenidos en los artículos 39 a 52, no reconocen al sujeto una esfera de autonomía
o libertad que le permita demandar a los poderes públicos su abstención, en alguno de los casos, o
una prestación concreta en otros.
Pero, por ser la Constitución toda ella normativa y de aplicación directa, se puede considerar que los
preceptos contenidos en este capítulo III, pueden alegarse, si no como derechos directamente
exigiles, sí como principios y como obligaciones de los poderes públicos que han podido, en
determinados casos, ser exigidos, incluyendo incluso las obligaciones de desarrollo de los preceptos.