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Reseñas

La civilización empática. La carrera hacia


una conciencia global en un mundo en crisis
Jeremy Rifkin
Barcelona. Paidós (2010)

Exiguo debe ser el predicamento de la socio- nivel y una calidad de vida dignos. Éste es el
logía cuando Jeremy Rifkin, profesor de Whar- desafío histórico que afronta el siglo XXI.
ton ‒una de las más importantes escuelas de Antes que dar soluciones concretas para este
negocios del mundo‒ y posiblemente el analista o aquel país o grupo de intereses, Rifkin trata de
global y futurólogo con más audiencia del establecer la condición de posibilidad de que
mundo, aborda, en su ensayo más extenso y surja una dinámica global de cooperación para
ambicioso, la colosal empresa de encontrar una la sostenibilidad ecológica y la justicia social.
salida a la crisis estructural de la sociedad indus- Su respuesta es psicológica: la universalización
trial y omite casi cualquier referencia a las cien- de la capacidad de sentir empatía con otros seres
cias de la vida social. humanos –y no-humanos. “Solamente una
El trabajo de Rifkin está muy bien documen- acción concertada que establezca un sentimien-
tado –fruto del trabajo de docenas de colabora- to colectivo de afiliación con la totalidad de la
dores durante cuatro años de investigación‒, lo biosfera nos dará una oportunidad de garantizar
que le permite derivar del consenso global de las nuestro futuro”, proclama y, a continuación, se
ciencias naturales un diagnóstico claro: la bios- pregunta: “¿Podremos alcanzar la conciencia
fera no soportará mucho tiempo la detracción de biosférica y la empatía global a tiempo para evi-
recursos ni las emisiones de gases de efecto tar el colapso planetario?” (p. 606) Todo el volu-
invernadero actuales, y el grado de agotamiento minoso ensayo de Rifkin es un intento de probar
de las reservas de hidrocarburos asegura que, en que esta solución es plausible.
adelante, la energía convencional será más cara. A tal fin, busca primero invertir la idea de la
Corolario: es imprescindible una reconversión naturaleza humana recibida de la filosofía moder-
de la economía global para hacerla sostenible, na y la Ilustración. Acusa a Descartes, Hobbes,
es decir, basada en energías y fuentes materiales Locke, Kant, Bentham y Freud de naturalizar al
renovables. De ahí se deriva (tácitamente) que sujeto calculador racional materialista (agresivo
implicará una sustancial reducción de los bienes ‘individualista adquisitivo’) movido por un ego-
materiales disponibles. Y con igual sigilo se ísta erotismo utilitario ‒el homo economicus clá-
infiere una conclusión expresa: para que la sico‒, que sería el artefacto de unas condiciones
nueva sociedad sea estable debe ser más equita- sociales y comunicativas negativas; por el con-
tiva y justa que la actual –no puede basarse en la trario, la naturaleza humana sería primordialmen-
depauperación de los menos favorecidos (no te emotiva, afectuosa, solidaria y altruista. Rifkin
debería empobrecer, en ningún caso –no hace respalda esta aserción con una vasta sinopsis de
falta decirlo‒ a las clases medias del mundo des- las investigaciones científicas que, en décadas
arrollado; ni a los pobres del resto del mundo, recientes, han construido esa nueva visión ‒y que
obviamente), sino, al contrario, ofrecerles un constituye, a mi juicio, lo mejor de esta obra.

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Juan Manuel Iranzo Reseña: La civilización empática. La carrera hacia una conciencia global en un mundo en crisis

La escuela psicoanalítica de las relaciones de ‒fuerza física, comunicación oral y pictográfi-


objeto y la teoría de la conducta de apego des- ca‒ viviría bajo la conciencia mitológica; el
cubrieron, en el estudio psicológico de la socia- neolítico ‒leña y riego más escritura‒, tendría
bilidad infantil, que la afectividad y la vincula- conciencia teológica; la sociedad industrial
ción anteceden y tienen precedencia frente a la habría visto seguirse las energías eólica e
agresividad y la libidinosidad. Ambas escuelas hidráulica, la máquina de vapor, el motor de
“vieron que nuestra especie es un animal afec- combustión interna, las centrales eléctricas y las
tuoso y muy social que anhela la compañía, abo- energía renovables, así como los medios de
rrece el aislamiento y presenta una predisposi- comunicación impresos, eléctricos y electróni-
ción biológica a sentir empatía por otros seres.” cos, dando lugar, algo confusamente, a tres for-
(p. 82-83) Esas ‘facultades morales’ son un mas sucesivas de conciencia personal: ideológi-
emergente evolutivo. Así lo muestra la observa- ca, psicológica y empática.
ción de las relaciones afectivas en los primates Rifkin resume: “las sinergias creadas por un
y la evidencia paleontológica que indica que la régimen de energía y de comunicaciones facili-
inteligencia humana y la adquisición del len- tan el desarrollo de unas organizaciones sociales
guaje derivan de las exigencias cooperativas de más complejas que, a su vez, forman el contex-
una vida social profusa y compleja. El descubri- to para un cambio cualitativo en la conciencia
miento de las neuronas-espejo, que serían la humana. Estos cambios en la conciencia se tra-
base intuitiva de la empatía, y la constatación ducen en una dialéctica entre una oleada empá-
neurológica de que el razonamiento normal tica creciente y un aumento del déficit entrópi-
necesita de la emoción y de la sensación corpo- co. En esta dialéctica, la oleada empática suele
ral constituye la base neurológica que explica el llegar al máximo cuando también llega al máxi-
desarrollo psicológico paralelo de la conciencia mo la energía que fluye por la sociedad (…)
personal y las capacidades empáticas de res- Cuando las externalidades entrópicas acaban
puesta y aprendizaje moral. superando el valor de la energía que fluye por
Estos trabajos apoyan la idea de un gran las infraestructuras de la sociedad, la civiliza-
potencial empático humano. No obstante, Rif- ción se marchita y, en algunos casos, acaba por
kin descuida recordar que también somos com- desaparecer. (…) La interacción entre una olea-
petidores estratégicos y que las condiciones del da empática y un déficit entrópico suele acabar
contexto social tienen un peso determinante en en desastre ‒aunque no siempre‒.” (p. 246-7) Y
la actualización de unos u otros repertorios afec- de aquí infiere que el momento actual es entró-
tivos de decisión y acción. Asimismo, nada en picamente crítico: “La factura entrópica que
las eminentes investigaciones científicas que nuestra especie ha generado afecta ya a toda la
recoge justifican las digresiones epistemológi- Tierra y amenaza con extinguirnos masivamen-
cas, de dudoso tono ‘romántico’, a que se entre- te” (p. 605)
ga prolijamente y en las que redefine en térmi- Dejando de lado que, en su afán por encum-
nos ‘empáticos’ las nociones de verdad, libertad, brar la empatía, Rifkin llega a insinuar que es
igualdad y moralidad, y hasta postula una nueva por afán de potenciar su sociabilidad que los
vía epistémica que superaría las limitaciones de seres humanos idean nuevas tecnologías y per-
la Fe y la Razón tradicionales. Estas especula- siguen el crecimiento económico, el punto más
ciones son irrelevantes para la tesis del poten- débil de su lectura es que no integra ninguna
cial cooperativo de la empatía y poco contribui- consideración de cómo las condiciones sociales
rán al cambio global. Por el contrario, pueden de entorno influirían en la transformación de
extender dudas sobre las partes verdaderamente una supuesta forma de conciencia personal
sólidas de la exposición. específica en modos de acción social concretos
En segundo lugar, Rifkin procede a un rein- –histórica y culturalmente tan diversos. Proba-
terpretación de la Historia: ésta se dividiría en blemente porque no pretende explicar socioló-
varias fases caracterizadas por un régimen ener- gicamente ningún suceso particular sino probar
gético y una tecnología de comunicación que lo que, en el presente, existe ya, embrionariamen-
regularía y, derivadamente, engendraría una te, la forma de conciencia que permitiría salvar
forma de conciencia propia. El paleolítico cierto ideal emancipatorio de la sociedad

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moderna/industrial –el ideal liberal (en el voca- za de los vínculos de afecto y solidaridad social.
bulario político estadounidense, socialdemócra- O a los cada vez más numerosos y diversos índi-
ta en Europa). ces de ‘bienestar humano’ que miden la calidad
Ofrecería evidencia de ese hecho la Encues- de vida –frente al nivel de vida, inferido del de
ta Mundial de Valores que dirige Inglehart, que transacciones mercantiles: PIB. Una sociedad
indica una alta correlación entre un cierto económicamente más modesta e igualitaria y
umbral de bienestar privado y servicios públicos con más conciencia social sería más feliz. Bien.
y la extensión de valores post-materialistas, así Después de todo, el crecimiento material es una
como una tendencia a la universalización de la estrategia económica inviable. Bien, también.
empatía (al menos entre los jóvenes de países Pero miles de millones de personas que han
avanzados), que se manifestaría, por ejemplo, nacido y crecido en la sociedad de consumo de
en el auge del voluntariado. También la prolife- masas, o que aspiran a participar –algo o algo
ración y éxito de programas pedagógicos basa- más‒ de ella quieren –y los pobres necesitan‒
dos en la empatía, que consigue que haya entre más cosas, y desconfían de cualquier panegírico
los alumnos menos violencia, más cooperación apenas edulcorado de la perspectiva de tener
atención, deseo de aprender y pensamiento crí- que adoptar alguna forma de ‘minimalismo
tico. No obstante, otros datos son más ambi- material’ –que durante demasiadas décadas se
guos: los jóvenes de la era de las ‘redes sociales’ ha venido denominando despectivamente
telemáticas oscilan entre el narcisismo de la ‘pobreza’.
autoestima ciega (o el sueño de ser famosos) y La mayor carencia del análisis de Rifkin es
un mayor apego a sus allegados y el altruismo que desconoce o ignora las condiciones de eco-
de un voluntariado más cosmopolita y biosféri- logía institucional y situacional que transfor-
co. El ‘Yo’ es cada vez más relacional, pero sus man, o no, cierto grado de empatía en actos
ideas pueden ser cada vez más vicarias y efectivos de solidaridad –la acción social coo-
estereotipadas; sería un yo-social ‘dramatúrgi- perativa por antonomasia. Ni la obra de la últi-
co’ que puede ser tanto sincero y auténtico ma Nobel de Economía, la politóloga Elinor
como hipócrita e histriónico. Ostrom, que ha investigado exhaustivamente
La importancia de estos datos aumenta por la las condiciones sociales de la cooperación auto-
escasa evidencia de cambios infraestructurales organizada, ni el trabajo del sociólogo Randall
en la dirección –que apunta tímidamente‒ de la Collins, colega de Rifkin en la Universidad de
desmaterialización y la democratización de los Pennsilvania, que ha mostrado cómo el sentido
mercados. Las redes de producción eléctrica con de la acción personal se deriva de los símbolos
energías renovables donde edificios y vehículos de solidaridad colectiva compartidos y carga-
sean centrales, unidas a una infraestructura del dos de energía emocional en los rituales de
hidrógeno como medio de almacenaje, y admi- interacción social se mencionan en este libro. Y
nistradas por ‘redes inteligentes’ capaces de ges- ambos parecen de cierta relevancia para pensar
tionar eficientemente ese mercado energético cómo podría la vivencia empática desplazar al
atomizado de productores-distribuidores están consumo competitivo del centro de la vida
en fase de concepto. La dificultad de su mate- social global.
rialización no se examina. La evidencia de mer- Sin una mayor empatía, opina Rifkin, la tran-
cados que prosperan por renunciar a algunos sición a ‘la sociedad sostenible y equitativa’ es
derechos de propiedad intelectual, por desmate- imposible. Seguramente. Pero sin un conoci-
rializar sus productos, por derivar de la venta de miento sociológico minucioso de cómo resolver
productos al alquiler o venta de ‘derechos de en beneficio general los dilemas de acción colec-
acceso’ o a la prestación de servicios derivados tiva que se plantearán en innumerables ocasiones
de su uso es, lamentablemente, anecdótica. y contextos a lo largo de los próximos y decisivos
Ciertamente, sí hay un creciente interés polí- años, las probabilidades de éxito y el alcance de
tico y mediático por dar pábulo, por ejemplo, a éste parecen predeciblemente exiguos.
los estudios sociológicos que muestran que la
‘felicidad’ se compone de un nivel ‘suficiente’ Juan Manuel Iranzo
de seguridad y bienestar material y de la rique- Zaragoza, 21 de junio de 2010

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