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INDICE

INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 2
1. DEFINICIÓN DE ÉTICA .............................................................................................3
2. ORIGEN Y ETIOLOGÍA DE LA BIOÉTICA ..................................................................4
3. CARACTERÍSTICAS DE LA BIOÉTICA .......................................................................5
4. PRINCIPIOS BIOÉTICOS ...........................................................................................5
4.1. Principio de beneficencia ................................................................................................. 6
4.2. Principio de no-maleficencia ........................................................................................... 6
4.3. Principio de autonomía ..................................................................................................... 7
4.4. Principio de justicia ............................................................................................................. 7
5. CORRIENTES EN BIOÉTICA ......................................................................................8
5.1. Principialismo ........................................................................................................................ 8
5.2. Principialismo moderado de Diego Gracia ................................................................... 8
5.3. Utilitarismo y funcionalismo ............................................................................................... 9
5.4. Contractualismo .................................................................................................................. 9
5.5. Ética de mínimos ................................................................................................................. 9
5.6. Ética del cuidado.............................................................................................................. 10
5.7. Bioética casuística ............................................................................................................ 10
6. BIOÉTICA EN MEDICINA .......................................................................................10
7. FORMACIÓN BIOÉTICA ........................................................................................12
8. BIOÉTICA EN EL MUNDO ACTUAL ........................................................................13
9. BIOÉTICA EN EL PERÚ ............................................................................................14
CONCLUSIONES .................................................................................................. 16
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ......................................................................... 17

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INTRODUCCIÓN

Desde hace años en nuestro medio existe un genuino interés en conocer el


significado del término bioética, y se le invoca tanto en cursos como en congresos,
comités de ética de investigación o asistenciales.
La bioética como ciencia surge por una parte, en respuesta al problema de la
deshumanización de las ciencias de la vida, ya cada vez se realizaban mayor
cantidad de experimentos en los cuales el respeto por la vida era mínimo o nulo,
por otra parte ante los avances tecnológicos de la medicina que, planteaban y
plantean problemas del orden ético, ante estas situaciones y teniendo en cuenta
el gran avance que tuvo a partir de la década del sesenta los movimientos por el
derecho de las personas, el movimiento por los derechos de los consumidores, y lo
que se podría denominar como la segunda revolución enciclopédica pero, a un
nivel de masificación dado por la sociedad de consumo, que llenó los negocios
de revistas o diarios con enciclopedias médicas, hecho que le resto al médico el
monopolio exclusivo de los conocimientos sobre el cuerpo humano y sus
enfermedades más comunes.
En la práctica es una rama de la ética aplicada, que en el campo de la medicina
ayudará en especial en el momento de la toma de decisiones, donde no solo se
tomarán en cuenta las consideraciones clínicas, sino que también aparecerán
juicios de valor de la persona o paciente y del equipo sanitario.
La idea central de la bioética es el respeto de la vida humana, idea que está
presente en todas las corrientes del pensamiento ético. La libertad humana, la
igualdad de derechos y la solidaridad son los principios rectores de la disciplina en
torno a los cuales parece haber consenso universal.
El siguiente trabajo nace con el transcurso del tiempo y del intento de
proporcionarle a la Bioética un marco epistemológico adecuado. Toda ciencia
naciente o toda ciencia como tal debe en primer lugar tener un marco de trabajo,
una metodología que la identifique y que la diferencie de las demás ciencias, no
sólo por su fin sino también por la forma con que se acerca a ese fin. De esa
manera se puede trabajar desde un marco teórico adecuado.
Para eso se parte del análisis de lo que se entiende por interdisciplinariedad, para
seguir con el análisis de la bioética como ciencia interdisciplinaria.

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1. DEFINICIÓN DE ÉTICA

La definición de ética es compleja, dado que el ámbito cultural en el que


se desempeña el gobierno, es cambiante y no se puede caracterizar lo
ético como sinónimo de honestidad, es necesario adoptar un marco global
en el proceso de toma de decisiones.
Los funcionarios públicos son percibidos en oportunidades con presunción
de culpabilidad, lo que ha impedido una buena gestión.
El concepto de ética se asocia con la moral y la bondad. La ética exige de
los funcionarios públicos valores como la vocación, la aptitud y ser
diligentes. Su función debe ser la de trabajar y servir.
Los funcionarios públicos han tenido influencia en la sociedad desde
tiempos pretéritos. La obligación de cumplir con las órdenes de los
superiores, conduce al planteamiento de cuestiones éticas referentes a los
límites y consecuencias de sus actuaciones.
La ética es una parte de la filosofía que trata de la moral y obligaciones de
los individuos.
Etimológicamente Ética se deriva de la palabra griega ETHOS que significa
¨morada¨, cimentada en la estructura de la persona. Por lo tanto es la
ciencia de los actos humanos encaminados hacia el bien.
La ética es un conocimiento de la conducta propia dirigida a orientar
nuestra actividad hacia el bien, evitando destruirnos. Parte de la persona
humana, se vale del conocimiento de sus actos y termina por elevarla. La
ética es la ciencia de las acciones humanas.
De la espiritualidad de la persona humana derivan sus rasgos
característicos: La persona es un ser individual separado de los otros,
irrepetible, gracias a su espíritu. La persona es libre y responsable de sus
propios actos debido a su inteligencia, mediante la cual es capaz de
entender no sólo las cosas sino el fin de éstas, sus actos y el sentido de su
propia vida. La persona es intimidad. La espiritualidad del alma humana
hace posible esta intimidad, por la que el alma se ve a sí misma como origen
de las funciones personales. Sólo por el alma espiritual el hombre tiene
conciencia, ésta consiste en el acto y el hábito del alma por el cual ésta

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aplica la ciencia y establece el juicio práctico de la sindéresis-haz el bien y
evita el mal-resumen de la ley natural.

2. ORIGEN Y ETIOLOGÍA DE LA BIOÉTICA

La bioética es una rama de la ética, de reciente desarrollo, al menos tal


como se la entiende modernamente. Este término procede de la fusión de
los términos griegos “bios” que significa “vida” y “ethos” que significa
“ética”, por tanto, significa “ética de lo vivo”. Está encargada de
proporcionar y examinar los principios de conducta más adecuados para
el ser humano en relación con la vida (vida humana, animal y vegetal).
Entre las múltiples definiciones que existen de la bioética, podemos afirmar
que se trata del estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito
de las ciencias de la vida y el cuidado de la salud, examinada a la luz de
los valores y de los principios morales.
Debemos aclarar que, a diferencia de la ética médica, la bioética no se
limita al entorno médico, sino que aborda múltiples cuestiones (ejemplo:
medio ambiente y derechos de los animales).
En síntesis, se trata de la reflexión con carácter ético de los problemas
morales de la sociedad plural contemporánea en la que estamos
sumergidos. Sobre todo está centrada en las profesiones que se inscriben en
el ámbito de la salud, como la Psicología Clínica.

Algunos de los temas más conocidos dentro de la bioética aplicada son:


 El aborto y el estado del embrión
 La eutanasia
 La genética y clonación humana
 La investigación y ensayos clínicos
 Medio ambiente y animales (dentro de esta área destaca el autor
Peter Singer)
 La relación entre médico y paciente
 Donación de órganos
 Tratamiento del dolor

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3. CARACTERÍSTICAS DE LA BIOÉTICA

El autor Diego Gracia en su libro Fundamentación y Enseñanza de la


Bioética cuando se refiere a las características de la bioética- plantea que
en la actualidad, los códigos deontológicos o principios que los
profesionales de la medicina o de cualquiera otra actividad se
comprometen a respetar, son insuficientes debido al volumen y a la
gravedad de los problemas éticos.
La bioética pretende atender tales necesidades, a través de métodos de
resolución de problemas éticos con los siguientes requisitos básicos: ética
civil, ética pluralista, ética autónoma, ética racional y más allá del
convencionalismo.
Ética civil: las personas tienen derecho a que su libertad de conciencia sea
respetada, las instituciones sociales están obligadas a establecer los
mínimos morales exigibles a todos pero no podrán fijarse de acuerdo con
mandatos de las morales religiosas, sino desde criterios seculares, civiles o
racionales.
Ética pluralista: es pertinente la aceptación de la diversidad de enfoques y
posturas, una acción es inmoral cuando el beneficio de alguno se consigue
mediante el perjuicio de otros. El pluralismo es la condición de posibilidad
de la ética.
Ética autónoma: el criterio de moralidad no puede ser otro que el propio
hombre, la razón humana se constituye en norma de moralidad inapelable.
Ética racional: la racionalidad humana tiene siempre un carácter abierto,
con un momento a priori o principalista y otro posteriori o consecuencialista.
La razón ética se desarrolla a ese doble nivel.
Más allá del convencionalismo: la bioética moderna aspira a ir más allá de
los convencionalismos morales y tener carácter universal. La razón ética
aspira al establecimiento de leyes universales, abiertas a un proceso de
continua revisión.

4. PRINCIPIOS BIOÉTICOS

La relación del médico u odontólogo con su paciente debe estar

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fundamentada en sólidos principios éticos, válidos, vigentes y de
aceptación general, que garanticen a ambos protagonistas un correcto
proceder y una armoniosa relación.

4.1. Principio de beneficencia

En el ámbito médico, este principio obliga al profesional de la salud


a poner el máximo empeño en atender al paciente y hacer cuanto
pueda para mejorar su salud, de la forma que considere más
adecuada. Es un principio ético básico que se aplica primariamente
al paciente, aunque también a otros que pueden beneficiarse de un
avance médico en particular. Es el principio ético primero de las
actuaciones médicas y responde al fin primario de la medicina, que
es el promover el bien para el enfermo y la sociedad; en él se han
fundamentado los códigos médicos, desde el Juramento de
Hipócrates.
La palabra beneficencia tiene aquí su sentido etimológico, no el de
una caridad ineficaz y paternalista y resulta más adecuada que el
de benevolencia, en cuanto subraya el hecho de tener que hacer
efectivamente el bien y no simplemente querer hacerlo o desear
hacerlo.

4.2. Principio de no-maleficencia

La práctica médica ha estado asociada con la máxima latina


primum non nocere, “sobre todo, no hacer daño” que los médicos
hipocráticos practicaban y enseñaban. Este principio es distinto a la
beneficencia, ya que el deber de no dañar es más obligatorio que la
exigencia de promover el bien. Implica, sobre todo, el imperativo de
hacer activamente el bien y de evitar el mal. El daño que se hace a
una persona es más rechazable, en ciertas circunstancias, que el de
no haber promovido su bien; la exigencia ética es más imperativa.
De este principio se derivan para el médico normas concretas como
“no matar”, “no causar dolor”, etc.

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4.3. Principio de autonomía

Este principio se basa en la convicción de que el ser humano debe


ser libre de todo control exterior y ser respetado en sus decisiones
vitales básicas. Se refiere al respeto debido a los derechos
fundamentales del hombre, incluido el de la autodeterminación. Es
un principio profundamente enraizado en el conjunto de la cultura
occidental, aunque ha tardado en tener repercusiones en el ámbito
médico. Significa el reconocimiento de que el ser humano, también
el enfermo, en un sujeto y no un objeto.
Cabe aclarar que el reconocimiento de este principio no significa
que la decisión moral no tenga en cuenta el bien de los demás; la
autonomía no significa automáticamente que el paciente haga o
elija lo que quiera. Sucintamente, el principio de autonomía significa,
en el terreno médico, que el paciente debe ser correctamente
informado de su situación y de las posibles alternativas de
tratamiento que se le podrían aplicar.
Asimismo, significa que deben respetarse las decisiones de los
pacientes que, después de una adecuada información, tienen la
suficiente competencia para tomar la decisión. En cualquier caso, no
debe entenderse de manera absoluta el principio de autonomía: no
se respetan las opciones del enfermo, aunque posea competencia,
cuando son contrarias a las normas de la práctica profesional o a la
ética del médico. La conclusión más concreta del reconocimiento
del principio de autonomía en el enfermo se centra en el llamado
“consentimiento informado”, que regula la relación entre el médico
y su paciente.

4.4. Principio de justicia

Se refiere a la obligación de igualdad en los tratamientos y, respecto


del Estado, en la distribución equitativa de los recursos para prestar
los servicios de salud, investigación, etc. Tradicionalmente, la justicia
se ha identificado con la equidad, con dar a cada uno lo que le

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corresponde. Esta justicia o equidad no significa que se deba tratar
a todos los pacientes de la misma forma, pero sí que cada uno tenga
acceso a los servicios médicos adecuados, dignos y básicos.
Asimismo, en el trato con el paciente, el médico u odontólogo no
deben anteponer juicios de valor ni hacer distinciones por origen
racial, sociocultural o socioeconómico, creencias religiosas,
ideológicas o de otra índole, sino que el médico solamente debe ver
en el paciente al ser humano sufriente que acude a él en busca de
alivio a su dolor o sufrimiento.

5. CORRIENTES EN BIOÉTICA

5.1. Principialismo

Basada en principios, está muy extendida entre los profesionales de


la salud y la investigación biomédica, siendo objeto de aplicación
para fundamentar cualquiera de los ámbitos conflictivos a que nos
hemos referido anteriormente cuando hablamos de la bioética. Su
origen, como es conocido, se encuentra en la creación por parte del
Congreso de los Estados Unidos de una Comisión Nacional
encargada de identificar los principios éticos básicos que deberían
guiar la investigación con seres humanos en las ciencias del
comportamiento y en biomedicina (1974). En 1978, como resultado
final del trabajo de cuatro años, los miembros de la Comisión
elaboraron el documento conocido con el nombre de Informe
Belmont, que contenía tres principios: el de autonomía o respeto por
las personas, por sus opiniones y elecciones; el de beneficencia, que
se traduciría en la obligación de no hacer daño y de extremar los
beneficios y minimizar los riesgos; y el de justicia o imparcialidad en la
distribución de los riesgos y de los beneficios.

5.2. Principialismo moderado de Diego Gracia

Diego Gracia Jerarquiza los principios distinguiendo dos de rango


superior (no-maleficencia y justicia) y dos de rango inferior

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(beneficiencia y autonomía). No dedica espacio a la
fundamentación antropológica y la mayoría de sus alumnos optan
por una ética de carácter deliberativo, en algunas ocasiones
arbitraria, conflictiva y en gran parte llegan a conclusiones relativistas

5.3. Utilitarismo y funcionalismo

Es un planteamiento de raíz empirista, materialista y basado en las


teorías de Bentham y Stuart Mill. Considera que es bueno aquello que
produce el mayor bienestar y beneficio para el mayor número de
personas. Se realiza un cálculo costo-beneficio y el resultado práctico
es lo que se decide.

5.4. Contractualismo

Sigue la tradición empirista y hobbesiana, y ante la imposibilidad de


llegar a una ética universal, la única posibilidad remanente es el
consenso y el contrato social en bioética. El autor más representativo
de esta posición es H.T. Engelhardt jr. Para él la única fuente de
autoridad es el consenso pues cualquier otra argumentación es débil
y no hay posibilidad de establecer principios de carácter universal.

5.5. Ética de mínimos

Es una forma del contractualismo de Engelhardt. Se basa en el mismo


supuesto: ante la imposibilidad de establecer principios con validez
universal, sólo nos queda acordar una “ética de mínimos” que todos
compartamos y que sea el fundamento de la convivencia.
En lengua castellana, la autora más importante de esta corriente es
Adela Cortina en la Universidad de Valencia, con ella Victoria Camps
en la Universidad Autónoma de Barcelona y Javier Sádaba en la
Universidad Autónoma de Madrid. Algunos ven que uno de los límites
de esta posición es el de reducir la ética a política, es más, sustituir la
ética con la política haciendo que la ética permanezca en el ámbito
de lo privado y la política (mínimos) en lo público.

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5.6. Ética del cuidado

Teoría que encuentra su fundamento en la filosofía fenomenológica


y que ha sido desarrollada por numerosas autoras como la psicóloga
feminista C. Gilligan. Está inspirada en las obras del filósofo francés P.
Ricoeur y en el pensamiento de matriz fenomenológica y dialógico,
centra su atención en la categoría del cuidado con excelentes
resultados, pero necesita también una concepción antropológica
que oriente la acción. Consideramos que el pensamiento
fenomenológico y dialógico puede enriquecer enormemente la
reflexión bioética introduciendo categorías como la relación, la
empatía y la alteridad.

5.7. Bioética casuística

La casuística en bioética se disocia, al menos en parte, de aquella


clásica que trataba de aplicar los principios a casos concretos. No es
un método deductivo, sino con expresión de Carson Strong, una
propuesta basada en casos donde el argumento se desarrolla
comparando el caso en estudio con un paradigma. De esta
comparación emergen ciertos factores morales relevantes que
variarán de un caso a otro. Su resultado, como el de toda casuística,
no es una certeza: siempre queda abierto a la valoración de nuevos
factores. La conclusión será mejor o peor, dependiendo de lo
plausible de su comparación con el caso paradigmático. Este modo
de razonamiento no pretende resolver todos los casos morales que
aparecen en ámbito médico, pero sí supone una buena ayuda en la
mayoría de ellos. En algunos se llegará simplemente a la conclusión
de que no se ha hallado un paradigma adecuado, o que son varios
los que podrían tomarse en consideración.

6. BIOÉTICA EN MEDICINA

Los crecientes avances en la investigación biológica y sus aplicaciones en


medicina nos reconfortan, si bien a la vez pueden crear problemas éticos

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en los postremos días, quizás horas, de un enfermo. Cuando una vida se está
extinguiendo cabe esperar que la conducta del médico responda no sólo
a sus conocimientos y a los medios científicos de que dispone, sino también
a la voluntad del enfermo o, en caso de incapacidad, del acompañante
que vela por él. Se desea que el facultativo y su equipo, aparte de
entregarse a la medicación, sientan empatía hacia la persona que sufre.
Por fortuna, un manual explícito, o cuando menos implícito, establece cada
vez con más contundencia unas normas de actuación encaminadas a
salvaguardar de innecesario padecimiento el final de una vida. Es en esta
esfera donde trabajan los cuidados paliativos, destinados tanto al enfermo
como a sus parientes u otros cuidadores. El objetivo es que los profesionales
sanitarios mitiguen el sufrimiento tanto desde la medicina como desde la
ayuda psicológica. Hacer de la última secuencia una andadura más
soportable. Ya no cuenta la antigua idea de que nos hallamos en un valle
de lágrimas y nos toca llorar. Ahora creemos merecer en este valle el
máximo bienestar.
Por lo demás, tenemos derecho a estar informados de qué nos sucede, qué
posibilidades tenemos de seguir adelante, qué alternativas existen. Y somos
dueños de aceptar o no lo que se nos proponga. Surge en este punto la
potestad de rehusar terapias agresivas que sin conducir a la curación lleven
a una pervivencia dolorosa. El concepto de eutanasia pasiva se hace así
presente en forma de no prolongar la agonía en vano. Se trata de renunciar
a terapias y experimentos penosos en un proceso incurable. Pese a que
puede surgir una objeción de conciencia por parte del médico, existe el
recurso de esgrimir la voluntad del enfermo. Un paternalismo mal
interpretado no debe superponerse a la autonomía personal, expresada en
el mismo momento o con antelación en un documento reconocido
oficialmente en que se manifieste la voluntad de no recibir ciertos
tratamientos.
Todas las personas aspiramos a decidir sobre nuestra vida, empresa
prácticamente inalcanzable de tan impotentes como somos, y viene a
suceder a fin de cuentas que al menos resulta más asequible decidir sobre

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nuestra muerte.

7. FORMACIÓN BIOÉTICA

El estudiante de Medicina necesita aprender los signos característicos de


una pancreatitis, los criterios diagnósticos de una leucemia, la técnica de
una buena exploración física. Pero al mismo tiempo, debe descubrir la
influencia de sus actos y consejos en los pacientes, estudiar y reflexionar
sobre los principios generales de la Ética y ver cómo aplicarlos en casos
concretos. La formación ética entraña la dificultad de que no existe una
receta para cada caso. No consiste en aprender una serie de reglas que se
aplican de manera automática. Es mucho más. Es una actitud que empapa
a la persona, que la compromete. Es un estilo de vida.
Los años de universidad constituyen una etapa de la vida donde se fraguan
los grandes ideales, donde se consolida la personalidad. En esta época se
marcan, en gran medida, las grandes directrices que van a guiar el
quehacer profesional de una persona. Es de radical importancia que entre
esas líneas maestras se encuentre la de una sólida formación bioética.
Pues este es el reto. La dificultad estriba en cómo llevarlo a cabo. La Bioética
no se puede enseñar como el que da una lección magistral de filosofía o
de estética. Si la Bioética está llamada a impregnar toda la labor sanitaria,
no puede ser algo teórico, sintético, apartado de la vida. Desde luego que
el primer paso, los cimientos de este gran edificio, ha de ser el de una
adecuada fundamentación antropológica, la asimilación de los principios
fundamentales de la ética. Sin esta formación de fondo se corre el riesgo de
caer en una casuística estéril. Tenemos que tener presente la mentalidad
dominante en la sociedad. Se ha perdido en gran parte la concepción
realista de la persona. Se habla muchas actitudes éticas, pero éstas no se
fundamentan en la naturaleza racional del hombre y de las cosas. Se ha
desvinculado la moral de la verdad. La ética se ha centrado en el plano de
la emotividad y se ha llegado a la convicción de que no es posible una
verdad moral común. Estamos inmersos en un relativismo moral que
desemboca en una ética de opciones. Para mantener la convivencia social

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con estos presupuestos se ha recurrido al principio de tolerancia, entendido
como la aceptación de un mínimo ético que se exige a todos y se debe
respetar. Pero como este mínimo carece de un fundamento racional, es
únicamente fruto de un consenso, de un equilibrio de fuerzas y de intereses,
al final se llega a imponer la postura moral más laxa.
Este es el aire que se respira en la atmósfera social y del que no están
exentos ni los estudiantes ni los profesionales sanitarios. Por eso, una
adecuada fundamentación es imprescindible, es lo esencial, pero hay que
ver cómo se enfoca. A mi modo de ver, hay que procurar transmitir esas
ideas madres en conexión con la vida, aplicadas a las situaciones con las
que nos encontramos a diario en los hospitales y centros de salud. No
podemos perder de vista que la sociedad actual no admite fácilmente el
enunciado de principios absolutos. A los estudiantes de nuestro tiempo es
difícil plantearles que acepten sin reticencias normas generales de
comportamiento que se presentan como inmutables, universales e
imperecederas. Es cierto que no podemos renunciar a esos principios sin
renunciar al mismo tiempo a lo que es el hombre y su dignidad, pero hay
que saber transmitirlos, saber vestirlos de la manera adecuada.

8. BIOÉTICA EN EL MUNDO ACTUAL

El término “bioética” fue utilizado por primera vez por V. R. Potter hace poco
más de treinta años (Potter, 1970). Con este término aludía Potter a los
problemas que el inaudito desarrollo de la tecnología plantea a un mundo
en plena crisis de valores. Urgía así a superar la actual ruptura entre la
Ciencia y la Tecnología de una parte y las Humanidades de otra. Ésta fisura
hunde sus raíces en la asimetría existente entre el enorme desarrollo
tecnológico actual que otorga al hombre el poder de manipular la
intimidad del ser humano y alterar el medio, y la ausencia de un aumento
correlativo en su sentido de responsabilidad por el que habría de obligarse
a sí mismo a orientar este nuevo poder en beneficio del propio hombre y de
su entorno natural. La bioética surge por tanto como un intento de
establecer un puente entre ciencia experimental y humanidades (Potter,

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1971). De ella se espera una formulación de principios que permita afrontar
con responsabilidad -también a nivel global- las posibilidades enormes,
impensables hace solo unos años, que hoy nos ofrece la tecnología.

9. BIOÉTICA EN EL PERÚ

Hay diversidad de conceptos sobre la enseñanza de la ética, oscilando


entre los que opinan que la ética no se enseña y los que opinan que la ética
médica se reduce a la deontología e incluso que la explosión de problemas
de malpraxis publicitados por la prensa local se debe a la falta de
enseñanza del Código de Deontología. Por tanto, los Programas de ética
son dispersos y variados tanto en temas como en metodologías. En junio de
1998, el Colegio Médico del Perú convocó la I Jornada Nacional de
Enseñanza de la Ética y Bioética en el Perú con la participación del
programa Regional de Bioética OPS/OMS. En esta jornada se puso de
manifiesto la falta de Fundamentación de los programas y la falta de
Metodología. La mayoría de las veces la ética es enseñanza como una
asignatura más, sólo que más corta, que se limita a la exposición de temas,
muchas veces con poca fundamentación y donde al final prima la
ideología de cada expositor, con poca relevancia para el estudiante de
pregrado y de postgrado, dándose el caso que hay universidades que
enseñan ética sólo en pregrado mientras otras lo hacen sólo en postgrado
y otras lo resumen en un curso de deontología.
En un artículo escrito por Llanos, el año 1990, a propósito de la enseñanza
de la bioética en Perú, decía: "Actualmente existe un conflicto entre dos
orientaciones de la ética médica: una que la hace dependiente de la
bioética, y otra que la hace depender de la ética profesional.
A fines de los años sesenta, tanto en Perú como en el resto del mundo, la
bioética se impartía en las cátedras de filosofía y teología. Luego, en
general se tendió a integrarla en la enseñanza de la medicina, aunque en
Perú se sigue dictando en las mismas cátedras, la bioética ha ido ganado
terreno y ha adquirido su propia identidad. En la actualidad, constituye algo
así como la filosofía de la medicina, plantea la enseñanza de la

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antropología médica y la epistemología médica y se difunde como una
disciplina independiente. Sin embargo, en el Perú todavía no ha alcanzado
este grado de reconocimiento y difusión. Este panorama apenas se ha
modificado a pesar de la urgente necesidad de hacerlo.
Un estudio transversal descriptivo realizado en 1991 por Ortiz, evalúa a un
grupo de docentes de medicina de la UPCH y a dos grupos de estudiantes
de medicina de la LIPCH (cada grupo de los estudiantes ubicado en los
extremos de la formación profesional). Se realiza la evaluación de la Ética y
algunos valores relacionados a la medicina. Encuentra una minusvaloración
del sentido humanitario respecto al afán científico, una minusvaloración de
la Vida del anciano y que el concepto de conservación de la vida es menos
valorado en los estudiantes del último año. A pesar de que en los años que
se hizo esta evaluación ya se impartía el curso de ética en la universidad.
Todas las consideraciones anteriores más la situación actual de Perú nos
lleva a proponer lo siguiente:
 Una enseñanza de la bioética en Perú acorde a la realidad que
vivimos comprometida con el progreso y el desarrollo de la sociedad.
Donde se respeten como principios fundamentales la justicia y la no
maleficencia, con especial atención a la equidad y la solidaridad.
 Una enseñanza en la que se enseñen los fundamentos de la bioética
y que estos puedan ser aplicados a los casos y que se desarrolle a
todos los niveles pregrado, postgrado y formación continuada.
 Una enseñanza de la bioética integrada con el resto de las materias
clínicas con metodología adecuada y actual que lleve al desarrollo
de actitudes.
 Se observa la necesidad de formación de profesionales de medicina
en la fundamentación de la bioética.
 Así mismo se observa la necesidad de estudios de campo donde se
pueda hacer un análisis objetivo de la enseñanza de la bioética en
el Perú.

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CONCLUSIONES

 Siendo la bioética una ciencia nueva y, que surge de la necesidad de


enfocar problemas concretos desde un aspecto interdisciplinario, por lo
tanto depende de fondo, que las otras ciencias que la componen, logren
una unión y entendimiento. Hablar de una universalidad o no, es hablar de
que grado encontramos en las ciencias que hay en su interior y, viendo que
cada región puede tener su ética, que cada región puede tener su forma
de entender la medicina y que, cada cultura es por sí misma respetable,
podemos decir que la bioética, que en cierta forma es la suma de todos
esos elementos, también va a tener raíces particulares en cada pueblo o
región, y cada bioética regional o de cada pueblo tendrá su propio rasgo,
o no; pero será la que surja de ese pueblo y no de la imposición de una
bioética que venga ya predigerida y ya totalmente elaborada, será la idea
de ese pueblo.
 Desde ellas y en el diálogo fraterno y enriquecedor es que, van a surgir a
través de las coincidencias y salvando las diferencias, una bioética
verdaderamente universal, sino, si se impone una bioética sobre las demás,
cualesquiera que ésta fuere, lo único que lograríamos es obligar y, por lo
tanto, la esencia de la bioética que es la de proteger y liberar al hombre
estaría desvirtuada, transformándose en una nueva forma de imperialismo,
sumándose a los ya conocidos imperialismos culturales y económicos.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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 Comisión Nacional de Bioética. (2015, 30 julio). Características básicas de la
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