You are on page 1of 2

EL PRIMO DEL DIABLO DE LA CATEDRAL

Por: Pablo Nicoli Segura.

Pablo Calle Daza fue uno, sino el más destacado, escultor arequipeño del siglo pasado.
Nació en Yanahuara el 15 de Enero de 1908 y falleció en Mayo del 2001. Fue una persona
que desde niño apreció el arte y casi de forma casual empezó a ayudar en un taller de
muebles a un ebanista que le dio la oportunidad de demostrar su valía y aunque nunca tuvo
un maestro que le enseñara el arte de esculpir la madera fue un autodidacta que a base de
estudio y una buena disposición, además de exigencia en su trabajo, logró hacerse de un
nombre en el arte arequipeño.
Nos cuenta su hijo, el señor Jaime Calle Begazo que su padre siempre fue un perfeccionista
y eso puede verse reflejado también en todas las obras escultóricas del artista en ciernes y
cuya obra más relevante es seguramente la “réplica” del diablo que forma parte del púlpito
de La Catedral de Arequipa y que Pablo Calle bautizó con el nombre de El Ángel Caído
cuando la elaboró entre 1938 y 1940, en su taller de la calle Mercaderes 318. Pero cuando
hablamos de una “réplica” y después de contemplar por segunda vez la escultura, pues la
primera fue en Marzo del año 2001 cuando se expuso en los salones de una desaparecida
entidad financiera en Mercaderes (Banco Wiese), nos percatamos que la obra de Calle es
algo más voluminosa y sobre todo que muestra detalles que la escultura del diablo de La
Catedral no posee, nos referimos a la imitación de las venas en la piel, por ejemplo en las
manos y brazos del Ángel Caído, además de otros detalles en la cabeza, el cuerpo y las
alas,
que nos llenan de asombro y nos hacen pensar que esta reproducción parece aún mejor
trabajada que su hermano mayor que erige en La Catedral y que llegó de Francia en 1879.
El señor Jaime Calle nos explica que su padre y desde niño quedó prendado por la
escultura del diablo de La Catedral, especialmente cuando salía del colegio Independencia,
que en aquellos años -los de la niñez de Pablo- estaba ubicado en la calle San Agustín y
podía darse un tiempo para contemplarla; con el tiempo elaboró una serie de bocetos y
dibujos, de todos los ángulos (en esos años la fotografía era aún un lujo), que le sirvieron
después de referencia para confeccionar su propia obra de arte, para esto mandó traer de
Iquitos la madera –cedro- que le serviría de material para elaborar su Ángel Caído y que no
está hecho de una sola pieza, sino que como un rompecabezas fue armado en partes, por
lo que por dentro del cuerpo es hueco. Precisamente fue la orden de los hermanos de la
iglesia de La Recoleta de Arequipa quiénes le solicitaron al artista la confección de un
púlpito para su iglesia y a Calle se le ocurrió elaborar uno que fuera similar al de La Catedral
con su diablo incluido. Al recibir la obra los hermanos recoletos aceptaron el púlpito pero
rechazaron la escultura del Ángel Caído, por lo que el artista se quedó con la misma y que a
manera de anécdota se nos refiere que la obra se quedó también en la casa familiar de los
Calle, en Ferroviarios, para espantar a presuntos ladrones, una suerte de guardián del
hogar.
La obra de Pablo Calle ganó la Medalla de Oro de la Municipalidad, fue festejada y
aplaudida en el 400 aniversario de Arequipa y ha sido motivo de inspiración para relatos
fantásticos en la literatura arequipeña.
Fue tanto el amor del artista por su obra que cuando la familia Alvarado –hermanos- quiso
comprar la escultura con la intensión de llevársela a Bolivia, el artista rechazó el
ofrecimiento del dinero valorado en 50,000 dólares pues opinaba que el Ángel Caído le
pertenecía a la ciudad de Arequipa y que debía permanecer en ésta, lo cual se ha cumplido
pues después de tantos años la talla sigue estando en nuestra ciudad.

Querido Javier, demonios dentro de iglesias hay INCONTABLES en el mundo, incluido uno
en la Catedral de Lima, pero púlpitos con demonios, eso si hay pocos. Saludos

You might also like