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= Discusién sobre la ciencia politica éQué (no) es la ciencia politica y a qué (no) se dedica? * | ° Andrés Malamud Polislogo (UBA), Doctor en Ciencia Politica (UE), Tavestgador del Insirato de Ciencias Sociales de la Univessidad de Lisbos. LA CIENCIA POLITICA no es matematica, Ni literatu- 1a. Ni filosofia. La matemitica es una ciencia abstracta cuyos modelos ayudan a describis, explicar y hasta pre- decit la realidad... cuando son bien aplicados. Para aplicatlos bien, sin embargo, hacen falta otros co- nocimientos: fisicos, quimicos, sociolégicos 0 eco- némicos. La matemitica resulta sumamente ttil como herramienta de otras disciplinas, pero no debe confundirse con ellas La literatura és un arte que emplea como ins- trumento la palabra. Una obra literaria puede des- ctibir, sugerireiluminar hechos o argumentos, pero ‘no puede probarlos o refutarlos, Ciertamente, una buena calidad expresiva permite una mejor dival- gacidn del conocimiento. Pero este objetivo se li mita a la transmisién de saberes, no a su creacién © constatacién, La filosofia es considerada la madre de las cien- cias, pero no constituye exactamente una ciencia. ‘Trata de la esencia, propiedades, causas y efectos de las cosas naturales y sociales, pero lo hace me- diante juicios aormativos o de valor. En sintesis, su objeto no es tanto el ser como el deber set. En cambio, la ciencia politica indaga y sistematiza conocimientos sobre un conjunto de actividades relacionadas con el poder en las orga- nizaciones sociales. A diferencia de la matemitica, trabaja con hechos (sociales) y no sélo con con- ceptos. A diferencia de la literatura, es ciencia que aspira a la universalidad y no arte que se ennoble- ce en lo particular. A diferencia de la filosofia,tie- 5. J. 7 985 mm ne un objetivo empirico antes que normativo. En sintesis, es una ciencia social La interdisciplinariedad ya transdisciplinariedad son mecanismos de trabajo académico que parten del reconocimiento de dis- ciplinas cientificas preexistentes. Cruzamos las fronteras porque ellas existen, pero no las disolve- mos por el acto de atravesarlas, En tiempos de confusidn posmoderna conviene no subestimar la realidad. Por si acaso, va también esta observacién: Ia ciencia politica tampoco es astrologia 0 pitonisa. Las corrientes historicistas, en el sentido denigra- do pot Popper, han sido sistematicamente refuta- das por los acontecimientos. Para bien y para mal, 1 faturo est abierto tanto para la ciencia como para la politica La ciencia politica contemporinea se ha desa- tzollado sobre todo en Estados Unidos y Europa occidental. De los 50 mejores departamentos de ciencia politica en el mundo, 36 son estadouniden- ses y 13 europeos, de los cuales 10 son britinicos (Hix 2004). Las mejores revistas académicas estin cesctitas en inglés y tienen base en Estados Unidos © Gran Bretafia. Sin embargo, hay centros y publi- caciones de excelencia en otros paises: Australia, Irlanda, Suiza, Noruega, Holanda, Israel, Alema- ‘nia, Dinamarea, Italia, Canada y Japén estin entre los més destacados. En América Latina los cen- tros mis reconocidos se encuentran en Argentina, Brasil y México (Altman 2006), aunque el desarro- lo de ia ciencia politica en otros paises es crecien- LO QUE VENDRA. 121) te y Chile podria sumarse en breve a los tres gran- des. Las reas subdisciplinarias, temas de interés y estilos académicos varian de una sociedad a otra, pero lo fundamental no cambia: la concepcién de la ciencia politica como una ciencia social encar- ‘nada en una prictica profesional. Es cierto que existen discusiones importantes en el interior de Ia disciplina, Las més conocidas tienen que ver con la orientacién politica de sus cultores y con su eleccién metodolégica (Almond 1999). Sin embargo, el debate generado alrededor del més reciente manual de ciencia politica patro- cinado por la IPSA —la Asociacién Internacional de Ciencia Politica— (Goodin y Klingemann 1996, Schmitter 2003, Goodin and Klingemann 2002) demuestra que, pese alos desacuerdos, hay un cam- po comiin (tanto sustantivo como institucional) en cel que éstos son procesados. La mejor ciencia politica que se hace en el mun- does: + Empitica: su objeto es la realidad tal como es (considérese objetiva o construida) y no como ‘nos gustaria que fuese. Su objetivo es entender; transformar es misi6n del militante. Cuando un politdlogo es también militante debe tener el cuidado de no confundir, contaminandolas, ambas funciones: ello atentaria contra la com- prensién tanto como sobre la accién, istemitica: utiliza rigurosos métodos de dise- fio, recoleccién y anilisis que son seleccionados en funcién del problema de investigacién. Ra- zona a través de Ia inferencia légica (deduccién ¢ induccién), no de la voluntad o el dogma. Se diferencia entonces de dos casos extremos: la carencia de método y la sactalizacién de un mé- todo. Profesional: se vive de ella y pata ella, en ver de practicarla como hobby 0 de forma amateur. Flay requisitos de carrera que es preciso satisfacer: publicar bajo arbitra cientifico y concursar para obtener posiciones académicas son dos de los principales, aunque no los tinicos. CIENCIA POLITICA. (122) 05 one J 97 985 we “Hlaces” ciencia politica tiene tres dimensiones: producir conocimiento, formar politslogos y ejer cer In profesién. Ya se refirié Ia primera dimen- sida, relacionada con Ia investigacién y difusién. La formacién, a su vez, esta cambiando, Cada vez mas se pone el acento en ciclos cottos y continuos, antes que largos y definitivos. Por ejemplo, el Pro. ceso de Bolonia esta transformando a Europa en un espacio académico en el cual la formacién curticular se provee en tres ciclos: tes afios de li- cenciatura (0 bachillerato), dos afios de maestria y tres afios de doctorado, En otras palabtas, quien cestudie en una universidad europea obtendri un diploma de maestria al cabo de cinco aiios. En ese contexto, exigir cinco aiios para recibir un titulo de licenciado (como acontece en la UBA) genera una enorme desventaja competitiva. La teforma curricular resulta entonces imprescindible impostengable. Corresponde dedicar unas iitimas reflexiones al ejercicio profesional. Sélo un pequefio porcen- taje de los graduados en ciencia politica (entre el 10% y el 20%) se consagra a la actividad académi- ca. Aunque otros politdlogos realizan tareas do- centes 0 de formacién con cierta frecuencia, éstas ‘no constituyen su ocupacién principal. Un porcen- taje similar al anterior cuelga el diploma y trabaja cen freas no relacionadas con la disciplina. La ma- yoria, sin embargo, ejerce profesionalmente la cien- ‘ia politica de una variedad de maneras: como con- sultor en empresas, como asesor politico en insti- tuciones piiblicas, como periodista, como analisea, como ditigente politico. Los mecanismos de fun- cionamiento de la profesidn (evidencia, inferencia, responsabilidad) permiten la supetvivencia y la adaptacién a casi cualquier medio. Incluso a la rea- lidad. ia Referencias Almond, Gabriel (1999 (1988)) “Mesas separadas: escuelas 1 cortientes en las ciencias politeas”, en Almond, Gabsiel, Una disciplina segmentada. Fscuels y corsientes «en las ciencias poitcas, Mexico, DF, Fondo de Cultura Altman, David (2006) “From Fukuoka to Santiago: Tnsttutionaliztion of Political Science in Latin America", en PS: Politica Seine and Pots, Vl. 39, N° 1 Goodin, Robert E. y Hans-Dieter Klingemana (eds) (1998), 4 New Handbook of Palisa Scene, Oxford, (Oxford University Press. Goodin, Robert B. y Hans-Dieter Klingemann (2002) “Ia defence of the New Handbook: A comment on criticism by Schmitter and Gunnell”, en Exropean Political Scien, Vol. 1, N°2. Hix, Simon (2004) “A Global Ranking of Political Science Departments”, en Pot! Stales Resiew, Vol. 2 Schmitter, Phillipe (2003 [2002), “Siete tess (Aisputables) acerca del futuro de la ciencia politica ‘transatlantizada’ 0 ‘globalizada”, en POSTData, N° 9, Buenos Aires, septiembee es ge J or ma ct LO QUE VENDRA... (123)

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