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Freakonomics Levitt & Dubner or) Prot Latodra A INTRODUCCION: EL LADO OCULTO DE TODAS LAS COSAS ‘A cualquiera que haya vivido en Estados Unidos principios dolos novents y prestase una pizea de atencidn a las noticias de la noche o al peribdico de cada dia se le perdonarta el haberse muer: to de miedo. Eloulpable era crimes, Habia ido aumentanlo iraplacable ‘mente —una grifica que trazara el indice de criminalidad en cual quiet ciudad nortesmericana durante las ltimas dcadas semejaba vuna pista ce esgut de peril y parecia snuncir el fn del mundo tal y come lo conocfamos. La muerte por arma de fuego, intencio- aiada 0 no, se habia convertide en algo corriente, al igual que el asalto y el robo de coches, el atraco y la violacién, El erimen vio- lento era on compaiero horripilance y cotidiane. ¥ las cosas iban a poor. As lo afirmaban todos los expertos La causa era el denominado «superdepredador», Durante wn tiempo escuvo omnipresence: folminando con Is mirada desde Ia portads de los semanatios, abriéndse paso com arrogancia carte los informes gubernamentales de treinta censimetros de eroson. Fra un adolescente canijo de la gran ciudad eon una pistola barata en Iz rmanoy nada en el corazén salvo crueldad, Habia miles como él ai fuera, nos decfan, una gencracin de aesinos a punto de sumir al pais en el més profundo caos, Ex 1995, el crimindlogo James Alan Fox redacts un informe para la oficima del fiscal general del Estado que detallaba con gra- vedad el pivo de asesinetas perpatrados por adolescentes que se avecinaba. Fox praponia un escenario optimise y otro pesimis En el escenario optimist, crea que la tasa de homicidios comet dos por adolescentes se incrememtaria en otro 15% en fe década siguiente; en el escenario pesimista, serfa mis del doble. «La pr6si sma oleada criminal sera de tal envergadura—sentencié—, que hard que 1995 se recaerde como los buenos tempos.» ‘Otros crimindlogos, polislogos y doctos analistas plantearon 1 mismo fararo horrible, como lo hizo ef presidente Clinton. Sa hemos que tenemos alrededor de seis aftos para solucionar el pro- blema dele delincuenciajuvenil —declars—, o nvestto pals se vera inmetso en el caos y mis sucesores no promunciarin discursos acer- ‘eae ls maravillosas opoctunidiades de la economta global, sino que tataréa de que la gente consiga sobrevivie en fas calles de ‘nuestras ciudades.» El dinero de los inversores inteligentes se en- contraba claramente en el eimen, YY entonces, en higar de seguir aumemtando, la criminalidad comenz6 a descender. A descender y descender y descender atin rus. La caida resulté sorprendenteen varios semtidos: era omaipce sente, ls actividades criminals, en todas sus categories, disminufan alo largo ¥ ancho del pais era eonstante, con descensos cada voz mayores afo tras afi; y completamente imprevista, sobre todo pra los grandes expertos que venian prediciendo lo contrat. ‘La magnitud del cambio resultaba increble. El indice de asesi- nao adolescents, en lugar de aumentar ef 100% o incluso el 15%, como habia advertido James Alan Fox, cay mas del 50% en cin 60 aiios. Fn 2000, el indice de asesinatos en Estados Unidos habia descendido al menor nivel en treintay cinco aos. Tambign lo hi cieron los indices de todos los tipos de actos cuimizalesrestantes desde las agresiones hasta los robos dle caches. ‘Aun cwandeslos expertos no habian anticipado el descenso dela criminalidad que, de hecho, ya se estaba produciendo cuando rea- Hzaron sus espeluznantes predicciones—, ahora se apressrabau a explicarlo, La mayor parte de sus eorias resultaban perfectamente legis. La economia emergente de los noventa,argumentatan, 2yu- «gia hacer rtroceder el crimen. Fu a proliferacisn de ls leyes para el control de las armas, decfan. Era el tipo de estategins policiales innnovadoras que se aplicaron ema ciudad de Nueva York, onde los seesinatos deseendieron de 2.262 en 1990 a 540 en 2008, Estas reorfas no silo eran ldgies, sino que ademas resufaban alentadoras, porque atribuian ef descenso de la criminalidad aint ciativas humans especifcas y recientes. Silo que habia acabado son ol crimen era ei control de armas y las estrategias policales eligentes, bueno, entonces el poder de detener alos criminales siempre se habia hallado a nuestse alcance. Como lo haria la si- uiente ver, Dios nos libre, que el crimen se agravara de semej te forma Estas tcorias sc abvicron paso, al parecer sin cuestionamiento alguao, dead le bacas de los experts «los dos de os periods. yaa opinién publica. En breve pasarom a formar pane de la si biduria convencional Sélo presentaban un problema: que a0 ersn cients Entreeanto, exists otto factor que habia contribuido enorme- nente al extracedinario descenso de lacriminalidad en los noven- ta. Tabia tomado forma veinte aiios antes e implicaba a una joven de Dallas llamada Norma MeCorvey. ‘Como la maviposa del proverbio que bate sus alas en un con tine y fin vey aher6 de forma espectacular el curso de los acontecimicatos sin pretender hacerlo. Lo tinico que ella queria era aborsar. Era una mujer de veintin aos, pobre, sin edueacion, no cuslificads, alco naliea y consumidors de drogas, que va habia entregado a das bi- jas en adopeidn y ahora, en 1970, se encontraba de nuevo emba- ute provoca un huracin en otro, Norma McCor- razada. Pero en Texas, como en casi todos los estades del pais en esa 6poca, el aborto era ilegal, La causa de MeCorvey fue adopta- dia por geate mucho mis poderosa que ell. La convictieron en la lnigante principal en una demands eoleetiva por la Iegalizacién del ahorto. El demandado era Henry Wade, fiscal dl distrvo del Con- ddado de Dailas. #1 caso legé finalmeate a ‘Tribunal Suprema de Estados Unidos; para entonces, el nombre de McCorvey habia sido disirarado como Jane Roe. El 22 de enero de 1973, el wibunal fa lib favor de a seforita Roe, permisiendo asf el aborto legaizado en todo el pais. Aunque entonces ys era demasiado tarde para que !seforita MeCorvey/Roe abortase: habia dado a luz y entregedo al nifo en adopeiéin. (Afios més tarde renunciaria a la causa de la legalizacién del shorto y xe convertisia en una gctivist pro vida “En lo que respecta al erimon, resulta que no todos los nifios nacen iguales. Ni mucho menos. Décadas de extudios han demos trado que un nifo que nace en un entorno familiar adverso tiene "ruches més probablidades de convertirse en un delincueare, Y los nillones de mujeres con mayores probabilidades de aboctar ta el caso «Roe contra Wailes —madres pobres, slteras,adolescentes para quienes cl abortoilegal resultaba excesivamente cosioan © inacsible— con frecuencia eonstiatsn exe modelo deadversida. Eran esas mujeres cuyos hijs, en caso de nacer, tendefan muchas més probabilidades que la media de convertisse en delinewentes Pero como conseevencia del caso «Ros contra Wadler, es0s nifos ‘0 macian, Esta causa poderosa tend un eleco tan dristico como Iejanor afos unis tarde, justo eusndo esos nifios que no nacieron haba alcanzado ls edad de coavertree en delincuents, el indi- ede eriminaldad comenza a caee en picado, No fue el control de armas o un fuerte crecimiento econéini- «0.0 las nuevas strategias poicaes lo que fealmente ateroperé la dla de erimen en Estados Unidos. Fue, entre otos fatares, el he- «ho de que la fuente de riminales potencales se habia visto red «ida deforma dristcs, ‘Ahora bien, cuando los experios en Is eaida de ls criminalidad (aotiguos catastofists) relataban sus teorias alos medios de comu- nicacion, eusnas veces citron la legalizasién del aboro como una Ninguna. Conicatara um agente inmobilisvio para vender una exsa const tuye le combinacién por excelencia del comercio y la camaraderia, Elevalia los encantos dela vvienda, toms algunas ftos,esable- ce elprecio, redacta un anuncio tentadlor, muestra la cass con ent siasmo, negocialas ofertas y Beva la operaciéna buen término. Ea la vanta de una casa valorada én 300,000 ddlares los tpices honoratios sel 6% de un agente aleanzan los 13.000 clare. Dieciocho mil dé lates, repetimos: evo es mucho dinero. Pero también es cierto quae nunca habriamos podido vender la casa y obtener 300,000 dalaves por nuestra cuenta. Elagente sabia cémo—gcudles fueron ss pala- bras?—

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