R.·.L.·. S.·.

Alpha DELTA Omega N° 95

Valle de Cochabamba

A:. L:. G:. D:. G:. A:. D:. U:.

S:. F:. U:.

EQUILIBRIO EMOCIONAL Y TOLERANCIA

QQ:. HH:. :

A manera de introducción, repasemos algunos conceptos que nos permitan establecer

una base para este trazado, para ver si el equilibrio emocional y la tolerancia tienen
alguna importancia en la vida de un hombre cualquiera.

En el ámbito de lo humano, el equilibrio es un estado de la energía vital en el que todos

los órganos funcionan en armonía, y ésta se conserva, sin agotarse.

Las emociones son fenómenos psico-fisiológicos, que representan modos eficaces de

adaptación a cambios en las demandas ambientales, o circunstancias, que rodean al ser
humano. Dicho de otro modo, son impulsos que inducen a la acción, y que están
cargados de energías físicas capaces de poner en movimiento tanto glándulas
hormonales como vísceras y músculos en el cuerpo.

Alcanzar un estado de equilibrio emocional significa, antes que la eliminación de las

emociones, mantenerlas bajo control aplicando disciplina y conocimientos adquiridos.

Por otro lado, podemos definir la ecuanimidad como una manifestación mental del
equilibrio emocional, que se traduce en serenidad e imparcialidad en el juicio, y que es un
requisito básico para el desarrollo espiritual de la persona.

Volvamos a las emociones.

Los chinos decían que las emociones son como un mono: juguetonas, traviesas,
incansables y totalmente imprevisibles, provocando reacciones irreflexivas en los
hombres. Estos instintos primitivos son provocados por percepciones sensoriales, es
decir, por la percepción de sucesos externos que llegan a la conciencia a través de los
canales con los que se conecta nuestro cerebro con el mundo exterior, esto es, nuestros
sentidos físicos: vista, oído, olfato, tacto, gusto.

Las emociones y los pensamientos a que estas puedan dar lugar, provocan la secreción
de docenas de hormonas que activan centenares de puntos diferentes de nuestro cuerpo.
El torrente sanguíneo se inunda con sustancias neuro-químicas que provocan estados de
alegría, placer, amor, felicidad, satisfacción, alivio, euforia, devoción, disfrute sensual,
tristeza, enfado, ira, cólera, indignación, fastidio, hostilidad, temor, disgusto, vergüenza,
sorpresa, asombro, desconcierto, humillación, preocupación, pesimismo, autocompasión,
culpabilidad, remordimiento, soledad…. En fin, todas aquellas que nos resultan familiares

1
 R.·.L.·. S.·. Alpha DELTA Omega N° 95
Valle de Cochabamba

en mayor o menor grado. Todos pasamos por estos estados emocionales en algún
momento de nuestras vidas. Algunas personas las sufren permanentemente, y en
algunos casos se dan extremos patológicos, tales como las manías.

Debemos considerar un estado de desequilibrio emocional a aquel en el cual nuestra vida

esta dominada, o es fácilmente afectada, por alguna emoción, como cuando, por ejemplo,
somos iracundos, entramos con frecuencia en estados depresivos, vivimos resentidos
contra algo o contra alguien, o nos ofendemos con facilidad.

Otra ocurrencia frecuente, provocada por las características actuales de nuestro entorno,
nuestras “circunstancias” contemporáneas, es el estrés, definido como la tensión física y
emocional que se produce en respuesta a las presiones externas o internas. En una
cantidad limitada, el estrés puede ser motivador y estimulante para alcanzar logros
profesionales. En efecto, los empleados que son aptos para trabajar bajo presión son
preferidos y buscados por una mayoría de empleadores.

Yo me atrevería a decir que esos empleadores son unos asesinos.

Cuando el estrés no es controlado adecuadamente, puede producir serios problemas de

eficiencia laboral y de salud.

A nivel mental, el exceso de estrés se manifiesta como tensión, irritabilidad, falta de

concentración, síndrome de fatiga crónica, insomnio, preocupación, tristeza.

A nivel físico, las manifestaciones son variadas, correspondiendo a mecanismos mentales

de respuesta a amenazas externas mediante una actitud de lucha o escape, y se asocia
a un mayor riesgo en casos de enfermedades cardiacas, tales como angina de pecho,
infartos y arritmia. También provocan incremento en la densidad de la sangre,
aumentando la probabilidad de formación de coágulos, tal vez como preparación del
cuerpo para una posible herida en la lucha que se intuye.

Otro efecto es la disminución de la respuesta inmunitaria con el aumento consiguiente de

la predisposición a padecer infecciones y una mayor probabilidad de desarrollo de cáncer,
ya que las células cancerígenas pueden ser destruidas por un sistema inmunológico que
funcione correctamente.

Se dan problemas gastro-intestinales tales como diarrea, estreñimiento, dolor abdominal,

acidez estomacal, síndrome de colon irritable, propensión al desarrollo de ulceras
pépticas, colitis.

Se puede esperar también un cuadro de obesidad, ya que suele acudirse a la comida

para reducir el estrés, o un aumento de la grasa abdominal debido a la liberación de
cortisol, una de las principales hormonas del estrés.

2
 R.·.L.·. S.·. Alpha DELTA Omega N° 95
Valle de Cochabamba

La pérdida de peso es otra consecuencia, al desencadenarse una hiperactividad de la

glándula tiroides, que estimula el apetito pero que hace que el cuerpo queme las calorías
con mayor rapidez.

No está ausente la diabetes, al relacionarse el estrés crónico con el desarrollo de una

suerte de resistencia a la insulina, que hace que el organismo no la pueda usar de
manera eficaz para regular los niveles de glucosa en la sangre.

En fin, QQ:. HH:., ya para qué seguir detallando el efecto del estrés en los dolores
articulares y musculares, el sueño, las disfunciones sexuales y reproductivas en hombres
y mujeres, las alergias, los problemas en la piel, los dientes, las encías, la caída del
cabello, etc., etc.

Lo dicho basta como ejemplo de que la falta de equilibrio emocional no es buena para la
salud de los masones.

La pregunta que se provoca es: ¿Como se logra un estado de equilibrio emocional? Mi

respuesta personal es que, si lo supiera, probablemente seria un hombre feliz. A falta de
una receta, hagamos algunas consideraciones sobre este tema.

Ya lo habíamos dicho antes: no es con la supresión, sino con el dominio de nuestras

emociones, a través de una vigilancia constante y de una fuerte autodisciplina, que
buscaremos ese equilibrio.

Decía algún sabio chino que la emoción en el corazón es como el veneno en un alimento,
como el fuego latente en las cañas, y que hay que tener conciencia de esto.; que cuando
las personas superiores hacen su trabajo, no se sienten exaltadas cuando se les concede
prestigio, no se sienten engrandecidas cuando se las honra, no prestan atención cuando
se las trata con familiaridad, no recelan cuando se las trata con frialdad, y,
definitivamente, no se las puede humillar.

Así pues, las emociones no agitan al hombre superior.

Para alcanzar un dominio sobre nuestras emociones, no estará demás que desarrollemos
un cierto nivel de auto confianza, que aprendamos que el corazón tiene sus razones que
la razón ignora, que busquemos conocernos a nosotros mismos y tomemos conciencia de
lo que somos, que aprendamos a superar el resentimiento y a ser tolerantes y, de ser
posible, seamos capaces de practicar la empatía.

Hay dos clases de personas, por la forma en la que llevan su vida: Unas son los que se
dejan llevar por los acontecimientos, sintiéndose frustradas la mayor parte del tiempo,
porque sienten que algo les falta… no saben que es y menos como obtenerlo. Otras, mas
lucidas, aprenden a darle a su vida el rumbo que quieren.

3
 R.·.L.·. S.·. Alpha DELTA Omega N° 95
Valle de Cochabamba

Las primeras recorren su camino repitiendo los mismos errores vez tras vez, corriendo en
pos de sobrevivir y de adquirir cosas con las cuales darle un propósito a su vida,
acumulando bienes y compromisos, ambiciones y temores, para llegar al final de sus días
y darse cuenta que nada de lo logrado puede ser llevado al otro lado del rió Estigia,
cuando ya es tarde para enmendar el camino, porque la muerte les alcanzó.

Las personas que tienen lucidez y conocimiento sobre el propósito de su vida, cuando
mas saben sobre si mismas y tienen mas claro lo que deben hacer, y por qué lo tienen
que hacer, pueden ampliar su equilibrio y confianza en si mismas. Toda actividad que
realizan es a la vez ejecución, motivación y entretenimiento, queda poco margen para el
desarrollo de una condición de estrés, por muchos desafíos que puedan aceptar, ya que
no se sienten ni vacías ni poco productivas. Para ellas, el equilibrio es interno y no
depende de bienes materiales ni de la voluntad de otras personas.

A pesar que Blaise Pascal, muerto en 1662, había intuido que el dominio del intelecto no
era absoluto, durante los siglos siguientes se ha sobre-valorado la inteligencia racional,
descuidando al mismo tiempo la parte afectiva y volitiva del ser humano. El conocimiento
de los sentimientos, las emociones, la pasión y la voluntad del hombre en el ejercicio de
sus actos, ha sido desconocido hasta hace poco tiempo. Daniel Goleman ha rescatado el
valor de las emociones en la interpretación del quehacer humano y de su importancia
para el éxito o fracaso de las personas en cuanto seres sociales.

En todo lo que realizamos, utilizamos tanto sentimientos cuanto raciocinio. Pero es

frecuente que las emociones avasallen al intelecto, aplastando la razón. El descontrol de
las emociones negativas obscurece el entendimiento y hace actuar irracionalmente al
hombre, provocando no pocas veces la desgracia. Este es el motivo que debe inducirnos
a aprender a manejar bien nuestra parte emocional para mantener el equilibrio entre el
corazón y la cabeza.

Teniendo una mente intelectual y una mente emotiva, debemos aceptar que ambas están
intercomunicadas continuamente y son esenciales la una para la otra. Esto se hace
evidente cuando se nos presenta un problema de difícil solución, ya que usualmente nos
produce un estado de angustia, duda y preocupación, y cuya adecuada solución nos
produce alivio y satisfacción.

Un alto grado de preparación académica no evita el desequilibrio emocional, de hecho, se

puede observar el efecto contrario: los intelectuales tienden a ser maniáticos.

En nuestros días, la competitividad en el campo profesional, el efecto alienante de los

medios de comunicación masiva, el desacato a las leyes, la sobrepoblación, el
incremento en el costo de la vida, y otros fenómenos de tipo social, hacen que el
desequilibrio emocional de las personas alcance niveles de un paroxismo enfermizo, con
un absoluto abandono de los valores y una exacerbación de los vicios. Este fenómeno es
mas fuerte en las clases sociales mas instruidas.

4
 R.·.L.·. S.·. Alpha DELTA Omega N° 95
Valle de Cochabamba

La conciencia de uno mismo nos da la posibilidad de ordenar nuestra vida afectiva, de

auto-motivarnos y de auto-dominarnos, haciéndonos mas creativos y permitiéndonos
alcanzar nuestros objetivos en un ambiente de tranquilidad y paz interior. También nos
hace hábiles para reconocer las emociones de los que nos rodean, y desarrollar una
actitud de tolerancia y empatía, impidiendo que nos dejemos manejar por las emociones
negativas ajenas.

Finalmente, otra de las emociones negativas que debemos aprender a dominar es el

resentimiento. Las personas que alguna vez nos han hecho daño siguen siendo nuestros
deudores, por mucho tiempo que haya pasado, aun estén ya muertas. El recordar el daño
que nos han causado mantiene abiertas las heridas. El tiempo no es ningún bálsamo para
ellas. El resentimiento amarga la existencia, le quita la paz interior que tan necesaria le
es. El único y eficaz remedio contra el resentimiento es el perdón, absoluto y sin
condiciones: es pasar el badilejo en nuestra relación con los demás.

Veamos ahora, QQ:. HH:., cuales son las herramientas con que contamos para controlar
las emociones negativas inducidas en nosotros por otras personas. En mi criterio, son dos
las más importantes: la Tolerancia y la Empatía.

La tolerancia, palabra que proviene del latín tolerare, significando sostener, soportar, es
una noción que define el grado de aceptación frente a un elemento contrario a una regla
moral, civil o física. En nuestro caso, define la capacidad de un individuo de aceptar una
cosa con la que no esta de acuerdo. Y por extensión moderna, es la actitud de un
individuo frente a lo que es diferente de sus propios valores.

Difícilmente podría, este concepto, ser mejor explicitado que en la forma en dicen que lo
puso Voltaire dirigiéndose al señor Le Riche: “Señor abad, odio lo que usted escribe, pero
daría mi vida para que usted pueda seguir escribiendo”.

Para considerar el ser tolerante, hay que reconocer que probablemente nadie es dueño
de la verdad absoluta y que el conocimiento que tenemos de las cosas es mas bien
subjetivo, sobre todo a la luz de la física quántica y el principio de incertidumbre de
Heisenberg, que indica que el solo hecho de observar un fenómeno supone ya su
alteración debido a los medios utilizados en dicha observación. Así, cada persona tiene
un punto de vista singular de un determinado hecho o fenómeno, tan valido como el de
cualquiera otra.

En contrapartida, la intolerancia va de la mano con la presunción del dominio del

acontecer y del futuro, y corresponde generalmente a cosmovisiones elementales,
esquemáticas, emocionales y dogmáticas, que se implantan perversamente en la mente
de la gente desde lo cultural y desde el sistema social dominante, que producen
oscurantismo y estancamiento en el proceso evolutivo de la humanidad.

La rebelión de la humanidad contra la intolerancia declara la libertad, con sus conceptos

asociados de igualdad, fraternidad, solidaridad, justicia y paz. Estos conceptos, entonces,

5
 R.·.L.·. S.·. Alpha DELTA Omega N° 95
Valle de Cochabamba

deben ser entendidos como acompañantes de la tolerancia, y por consiguiente, se puede

concluir que la tolerancia desarrolla en el ser humano la habilidad de adaptarse a los
problemas de la vida diaria.

Concluyamos diciendo que la tolerancia es un requisito de la libertad, que es propia de la

vida humana. No es una ofrenda ni una concesión ni un sacrificio por los demás. No está
demás, tampoco, enfatizar que la Tolerancia se aplica solo en el ámbito de las ideas y
costumbres enraizadas en una cultura, no corresponde allá donde se quebrantan las
normas de convivencia generalmente aceptadas. Hemos de aceptar también que
atentando los vicios a la libertad del hombre, cabe ser intolerante con ellos.

Más allá de la tolerancia, y en un paso adicional hacia la evolución espiritual del ser
humano, está el desarrollo de la empatía como una característica de la personalidad.

La empatía es la capacidad cognitiva de sentir en un contexto común lo que un individuo

diferente puede percibir. Describe la capacidad intelectiva de una persona de vivenciar la
manera en que siente otra persona y de compartir sus sentimientos, lo cual puede llevar a
una mejor comprensión de su comportamiento o de su forma de tomar decisiones.

Es la habilidad para entender las necesidades, sentimientos y problemas de los demás,

poniéndose en su lugar, y responder correctamente a sus reacciones emocionales.

Las personas empáticas son aquellas capaces de escuchar a los demás y entender sus
problemas y motivaciones. No significa esto que deban estar de acuerdo con ellas. No
implica que dejen de lado sus propias convicciones y asuman las de los otros.

Se puede estar en desacuerdo con alguien, sin por ello dejar de ser empáticos y respetar
su posición y aceptar como legitimas sus motivaciones. Lo importante para una persona
es aprender a “leer“ emocionalmente a los otros, entenderles y comprenderles, para
aceptarles y evitar situaciones de alta emotividad que podrían provocar un estado de
desequilibrio emocional, en uno o ambos actores.

La falta de capacidad para reconocer los sentimientos de los demás conduce a la

ineptitud y la torpeza en las relaciones humanas. Por eso, hasta las personas
intelectualmente mas brillantes pueden llegar al fracaso en sus relaciones personales, y
resultar arrogantes, insensibles y odiosas.

Es todo y cuanto, QQ:.HH:.

M:. M:. Arturo Echeverría Zenteno. Valle de Cochabamba, 10 de Abril de 2017, E:. V:.