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CASOS CLÍNICOS
INSUFICIENCIA CARDIACA CONGESTIVA, EDEMA PULMONAR,
HIPERTENSIÓN ARTERIAL Y FALLA CARDIACA.
V SEMESTRE
BARRANQUILLA
2019
EDEMA PULMONAR
- Medios diagnósticos:
El diagnóstico del edema agudo de pulmón se basa fundamentalmente en la
exploración física del enfermo y la radiografía de tórax. Es muy característica la
auscultación pulmonar en la que se oyen los llamados crepitantes húmedos, en ambas
bases pulmonares. La radiografía de tórax es el estudio más útil para el diagnóstico y
mostrará la presencia de líquido en el espacio pulmonar, en ocasiones también se
observará un aumento del tamaño del corazón (cardiomegalia). Para completar el
diagnóstico se realizará un electrocardiograma, que ayudará a identificar si existe una
cardiopatía de base que haya desencadenado el cuadro, y una analítica de sangre y
orina.
- Tratamiento:
El edema pulmonar agudo es una emergencia médica que exige una rápida evaluación
y un tratamiento apropiado.
Identificar el mecanismo fisiopatológico subyacente de la enfermedad. Administrar
oxígeno suplementario o de acuerdo a la gravedad, asistencia con ventilación
mecánica y uso de presión positiva al final de la espiración.
Restringir el ingreso de líquidos.
Administrar fármacos como: diuréticos 100 mg en bolo intravenoso,
broncodilatadores, antihipertensivos, aminas vasoactivas como dopamina y
dobutamina.
Administrar fármacos con efecto inotrópico positivo según prescripción: Amrinona
produce relajación directa del músculo liso vascular y vasodilatación periférica
(reduce la postcarga y la precarga). Se emplea cuando el paciente no responde a
glucósidos, diuréticos y vasodilatadores. Bolo inicial de 0.75 a 1.5 µg/kg durante 2 ó
3 minutos seguidos de venoclisis de 5 a 1º µg/kg/minuto.
INSUFICIENCIA CARDIACA CONGESTIVA (ICC)
- Definición:
La Insuficiencia Cardiaca Congestiva (ICC) es la incapacidad del miocardio para
bombear cantidad de sangre que resulten suficientes para cubrir las necesidades
metabólicas del organismo (8). Para la Sociedad Colombiana de Cardiologia y Cirugia
Cardiovascular la ICC aun puede ser entendida bajo su definición tradicional,
incluyendo la posibilidad de que también exista dificultad en el llenado del corazón;
pero debido a la diversidad de sus causas, síntomas y signos, y la variedad de
mecanismos involucrados en su aparición y evolución hacen necesario que en la
actualidad deba ser considerada de una manera más amplia y más compleja como un
síndrome clínico caracterizado por disnea y fatiga, inicialmente con el ejercicio y
posteriormente también en reposo, acompañado de alteraciones funcionales y
estructurales del corazón. (2)
- Fisiopatología:
Para entender la fisiopatología de la ICC debemos tener presente que el proceso de
aparición y desarrollo de la patología representa el punto final de un continuo iniciado
a partir de un evento determinado (2) subyacente; como por ejemplo:
➢ Causas abruptas como el Infarto Agudo del Miocardio (IAM), en el cual hay
pérdida de una cantidad importante de masa muscular miocárdica. (2)
➢ Causas más sutiles como el caso de una mutación genética que lleva a la
aparición de una cardiopatía. (2)
➢ O causas lentas como el daño valvular o la sobrecarga producida por la
Hipertensión (HT), estenosis aórtica, regurgitación ventricular que tarda años
en producir la disfunción ventricular. (2)
Por otro lado la ICC puede estar mediada por factores precipitantes tales como tensión
física, ambiental o emocional; fiebre, infección sistémica, anemia, embolia pulmonar,
nefropatías, aumento de la ingesta de sodio, preparados que provocan retención de
sodio (como los antiinflamatorios no esteroideos) o fármacos depresores del
miocardio (disopiramida, bloqueantes β). (8)
Cabe resaltar que el organismo utiliza mecanismos compensadores para un corazón
insuficiente tal como el aumento de la precarga gracias al fenómeno de Frank-
Starling, remodelamiento ventricular, activación neurohumoral con mayor liberación
de catecolaminas, y taquicardia (8). Estos mecanismos aunque buscan mantener la
tensión arterial y la perfusión periférica, tienen consecuencias pues posteriormente
promueven el deterioro progresivo de la función cardíaca hasta fases terminales. (1)
(2) A continuación se definen algunos de estos mecanismos que generan cambios en
la estructura del corazón:
Remodelación Ventricular
Se entiende por remodelación ventricular del corazón como la expresión genómica
resultado de la modificación molecular, celular e intersticial que se manifiestan
clínicamente como cambios en el tamaño, la forma y la fisiología del corazón luego
de una injuria (2). En estos cambios se ven involucradas las células miocárdicas las
cuales se elongan o hipertrofian tratando de mantener la función contráctil ante la
pérdida de músculo; este factor es determinante en los cambios en el tamaño del
ventrículo izquierdo el cual se vuelve más esférico en vez de elíptico por un
crecimiento mayor en el eje transverso. También cobran importancia el fibroblasto
pues la disfunción ventricular están asociados con alteraciones en la estructura de la
matriz extracelular, que afectan por ejemplo la función diastólica; el colágeno que al
reestructurarse se evidencian cambios como proliferación de células y fibrosis que
afecta a la función contráctil (mecánica) del músculo; y por otro lado tenemos la
vasculatura coronaria, que al modificarse su endotelio afecta el riego sanguíneo y la
demanda de oxígeno. (2)
Activación Neurohumoral
Hace más de una década se han explicado muchos de los fenómenos propios de la
ICC por medio del modelo neurohormonal (2). Este demuestra como la producción y
liberación de moléculas biológicamente activas (A-II, aldosterona, norepinefrina,
endotelina, FNT-D y otras citoquinas) pueden influir en el desarrollo de
consecuencias, como por ejemplo la hipertrofia ventricular, de la ICC (2). De hecho,
la activación de estas moléculas y los sistemas a los que pertenecen, son responsable
tanto de los síntomas como la evolución enfermedad, y podría ser determinante en la
naturaleza progresiva de la misma, siendo estas moléculas las responsables del daño
continuado de órganos del sistema cardiovascular. (2)
En general, lo que
sucede en la falla
cardíaca es la
estimulación de
sistemas que llevan
a retención de agua
y sodio,
vasoconstricción
periférica y
crecimiento celular,
buscando sostener
la presión arterial y
la función de
bomba del corazón,
contrarrestados por otros sistemas con efectos contrarios, los cuales, sin embargo, son
menos potentes que los primeros (2). Es por esto que los sistemas neurohumorales
interactúan entre sí, de tal forma que la activación de uno de ellos puede llevar a la
estimulación de otro o a su inhibición. (2)
Estadio A
En este estadio se encuentran los pacientes con alto riesgo para insuficiencia cardíaca, entre
los cuales están los pacientes con enfermedad coronaria, pacientes con hipertensión arterial,
diabetes mellitus o una combinación de ellas. (2)
Estadio B
Engloba a los pacientes que son asintomáticos pero con enfermedad cardíaca estructural. Son
los individuos que tienen disfunción ventricular asintomática en un estadio preclínico. (2)
Estadio C
Pacientes que han tenido o tienen signos y síntomas de insuficiencia cardíaca crónica, es
decir, una insuficiencia cardíaca clínicamente evidente que han respondido a la terapia
convencional y, además, poseen un daño cardíaco estructural. (2)
Estadio D
Son los pacientes en estado terminal de insuficiencia cardíaca crónica, son refractarios al
tratamiento médico, además, requieren reiteradas y prolongadas hospitalizaciones y/o
estrategias de soporte especializado. (2)
- Manifestaciones clínicas:
- Disnea Inicialmente
- Fatiga
durante el ejercicio
- Ortopnea
y luego en el
- Edemas periféricos
estado de reposo
- Dolor en hipocondrio derecho
del paciente.
- Ascitis
- Epidemiología
La insuficiencia cardiaca crónica (ICC) es el motivo más frecuente de hospitalización y
reingreso y representa la tercera causa de muerte cardiovascular en el anciano, suponiendo
entre el 1,8 y el 3,1% del coste sanitario global. (1)
La ICC es fundamentalmente una enfermedad de ancianos (la edad media de los pacientes
con IC en Europa es de 74 años) debido, por un lado, a la mejora en las terapias contra la
hipertensión y la cardiopatía isquémica, lo que propicia una mayor supervivencia tras infarto
de miocardio (IAM) sólo para desarrollar IC más adelante, y, por otro, al envejecimiento de
la población. El 90% de los casos incidentes de IC son mayores de 65 años con una
prevalencia que es edad dependiente (< 1% en menores de 65 años, 5-10% en el grupo entre
los 65 y los 79 años, y 10-20% en individuos por encima de los 80 años). (1)
- Medios diagnósticos:
- Hallazgos fisiológicos: Estertores, galope de S3, edema.
- Escalas para el diagnóstico de Insuficiencia Cardiaca
Complementarias
- Laboratorios
La realización, cuando esté indicada, de enzimas cardiacas (troponina, CPK), bioquímica
general, gasometría arterial, hemograma y pruebas de función tiroidea permite confirmar o
excluir patología subyacente, precipitante o coadyuvante. El péptido atril natriurético (BNP y
pro-BNP) es particularmente útil en Atención Primaria y urgencias, ya que posee un alto
valor predictivo negativo, lo que significa que puede excluir IC sin necesidad de pruebas más
caras o complicadas. Sus valores están elevados en IC descompensada, valvulopatías,
isquemia aguda, hipertrofia ventricular, hipertensión arterial y embolia pulmonar. Los
pacientes con niveles persistentemente elevados tienen peor pronóstico, pero no está claro su
utilidad en la monitorización del tratamiento ni pueden diferenciar los pacientes con IC por
disfunción sistólica de los que tienen disfunción diastólica. (1)
- Tratamiento:
El propósito de la prevención, diagnóstico precoz y tratamiento en ICC es la mejora de la
calidad y expectativa de vida. Se trata de reducir los síntomas, aumentar la tolerancia al
esfuerzo, disminuir las hospitalizaciones y reingresos, mejorar la experiencia de enfermos y
cuidadores al final de la vida y aumentar la supervivencia media, reduciendo al mínimo los
efectos secundarios y complicaciones propios de las medidas terapéuticas propuestas. (1)
Tratamiento no farmacológico
1. La educación (1) de enfermos, familiares y cuidadores es pieza fundamental en el
tratamiento de la ICC. Los pacientes cumplen mejor con el tratamiento si entienden su
insuficiencia cardiaca y la lógica de éste. De este modo, se debe ofrecer información sobre el
nombre, dosis, hora y ruta de toma de los fármacos pautados, exponer los posibles efectos
secundarios, la importancia del cumplimiento terapéutico y la posibilidad de que la mejoría
en síntomas, si aparece, pueda ser lenta y parcial. Se pueden clarificar aspectos de la vida
diaria como:
➢ Viajes: la mayoría de los pacientes pueden viajar, incluso largas distancias, pero
evitando la inmovilidad prolongada y la deshidratación (se les aconsejará que anden,
realicen ejercicios y beban regularmente). Deben recordar la necesidad de ajustar la
terapia diurética en función de la humedad y temperatura de la zona visitada
➢ Vida sexual: los pacientes con ICC pueden mantener relaciones sexuales dentro de las
limitaciones que marcan sus síntomas. Les recordaremos que tanto los síntomas como
los fármacos que se usan pueden disminuir la libido.
➢ Tabaco: se recomendará la abstención.
2. Ejercicio físico (1): la inactividad lleva al descondicionamiento físico y, como
consecuencia, a un empeoramiento de los síntomas y de la capacidad física. La realización de
programas de ejercicio físico en clases funcionales II y III produce una mejoría de síntomas
como la disnea y fatiga, y una reducción en las tasas de mortalidad y reingreso. En clase IV
debe guardarse reposo.
3. Control del peso (1): debe evitarse el sobrepeso y la obesidad con el fin de reducir el
trabajo cardiaco, disminuir la tensión arterial y mejorar el control lipémico. Los pacientes han
de pesarse diariamente y el tratamiento diurético se ha de revisar cuando aparezcan cambios
inesperados en el peso (aumento o pérdida de 2 kg en 3 días).
4. Alimentación (1): la caquexia es una complicación común en la ICC que se acompaña de
pérdida de masa muscular y tejido adiposo. Se recomienda hacer varias comidas a lo largo del
día para evitar náuseas y dispepsia.
5. Consumo de sal y líquidos (1): es aconsejable reducir la cantidad de sal usada al cocinar,
evitar platos preparados y los sustitutos de la sal. Hemos de desaconsejar la ingesta excesiva
de líquidos y recomendar una ingesta inferior a 2.000 cm3/día (incluyendo sopas, salsas,
alcohol y helados).
6. Alcohol (1): se permite el consumo de alcohol (una cerveza o una o dos copas de vino al
día), excepto en la miocardiopatía alcohólica en que se recomienda la abstinencia absoluta. El
paciente debe conocer otros efectos deletéreos del alcohol, como la precipitación de arritmias,
retención de líquidos y deterioro de la función cardiaca.
7. Inmunización (1): se recomienda la vacunación antigripal (anual) y neumocócica (tan sólo
una vez).
8. Apoyo psicológico (1): la depresión es frecuente en ICC y debe ser tratada activamente. Es
importante recordar que algunos fármacos antidepresivos pueden producir retención de
líquidos y alteraciones del ritmo cardiaco.
Tratamiento farmacológico
El uso de fármacos en ICC debe ser adaptado a cada paciente. Los pacientes incluidos en
ensayos clínicos en ICC que han dado lugar al desarrollo de guías clínicas no son
representativos de aquellos que se atienden en la «práctica clínica diaria de un geriatra»,
puesto que la edad media está por debajo de los 75 años y se tiende a excluir pacientes
institucionalizados y/o con comorbilidad neurológica, renal, hepática o respiratoria. Debemos
considerar referir a un especialista en cardiología a aquellos enfermos con cardiopatía
isquémica en que podría estar indicada la revascularización (intervenciones por cateterismo
cardiaco y/o cirugía abierta), pacientes con enfermedad valvular cardiaca que precisen de
intervención quirúrgica (por ej., reparación de válvula mitral), aquellos pacientes que se
puedan beneficiar de cardioversión eléctrica (por ej., fibrilación auricular en insuficiencia
cardiaca diastólica), enfermos con arritmias ventriculares (evaluar la indicación de
desfibrilador implantable) y aquéllos en los que podría estar indicada la terapia de
resincronización (marcapasos biventricular). (1)
7. Nitratos e hidralazina (1): Los nitratos se utilizan como tratamiento sintomático ante la
presencia de angina o con el objetivo de mejorar la disnea. No existen datos que indiquen que
mejoran los síntomas de IC a largo plazo. El desarrollo de tolerancia o taquifilaxia se presenta
con tomas frecuentes (cada 4-6 h), pero es menos importante cuando se toman espaciados
cada 8-12 h. La combinación de hidralazina y nitrato de isosorbida a dosis altas (300 mg de
hidralazina y 160 mg de isosorbida) es menos efectiva y peor tolerada que los IECAs, pero se
puede considerar en los pacientes que permanecen sintomáticos a pesar de tratamiento
optimizado con diuréticos, IECAs y BB o cuando no se puede administrar alguno de ellos.
8. Antiagregantes y estatinas (1): Se deben pautar para la prevención de episodios
trombóticos arteriales en pacientes con historia de enfermedad arteriosclerótica sintomática.
10. Otros fármacos con eficacia no comprobada en ICC incluyen (1) la amiodarona, el
nesiritide (análogo sintético similar al BNP) y la dobutamina (mejoría clínica de corta
duración).
11. Fármacos que precipitan o empeoran (1) los síntomas y que, por tanto, hemos de evitar
en lo posible en pacientes con ICC, incluyen los AINEs, bloqueantes alfaadrenérgicos,
calcioantagonistas (en especial diltiazem y verapamil), antiarrítmicos inotropos negativos,
inhibidores de la fosfodiesterasa (milrinona, amrinona) y análogos orales de la dopamina
(ibopamina).
FISIOPATOLOGÍA
La hipertensión arterial (HTA) se caracteriza básicamente por la existencia de una disfunción
endotelial (DE), con ruptura del equilibrio entre los factores relajantes del vaso sanguíneo
(óxido nítrico –NO-, factor hiperpolarizante del endotelio -EDHF) y los factores
vasoconstrictores (principalmente endotelinas). Es conocida la disminución a nivel del
endotelio de la prostaciclina-PGI2 vasodepresora y el aumento relativo del tromboxano-
TXA2 intracelular vasoconstrictor la matriz extracelular . Se ha descrito disfunción del
sistema ET1 en estados de proteinuria crónica, en la acumulación de matriz extracelular
glomerular e intersticial, así como en la nefropatía diabética, en la glomerulopatía
hipertensiva y en otros tipos de glomerulonefritis . El endotelio es la principal fuente de ET1,
pero no es la única. ET1 es sintetizada por las células epiteliales, las células musculares lisas
vasculares, los macrófagos y en el seno de numerosos tejidos en los que se liga a sus
receptores para ejercer su efecto. Sus dos receptores específicos, ETA y ETB, son capaces de
iniciar efectos biológicos sinérgicos o diferentes, en el seno de una misma célula o entre tipos
celulares distintos. La concentración extracelular local de ET1 es regulada en su mayor parte
por su internalización, y su aclaramiento por el receptor ETB endotelial.
EPIDEMIOLOGÍA
En Latinoamérica, el 13% de las muertes y el 5,1% de los años de vida ajustados por
discapacidad (AVAD) pueden ser atribuidos a la hipertensión. La prevalencia ajustada para la
edad de la hipertensión en la población adulta general en diferentes países de Latinoamérica
(encuestas nacionales o muestreos sistemáticos aleatorizados) varía entre el 26 al 42%.
OBJETIVOS DEL DIAGNÓSTICO DEL PACIENTE HIPERTENSO
La evaluación de un paciente con sospecha de HTA tiene tres grandes objetivos: confirmar la
presencia de HTA, establecer el RCV global e identificar alguna posible causa de HTA
secundaria. Para cumplir con ellos utilizamos como metodología y herramientas de
diagnóstico: la anamnesis, el examen físico y los exámenes complementarios.
− Detectar o confirmar la presencia de HTA (medición de la PA)
− PA en consultorio (PAC)
− Monitoreo ambulatorio de la PA de 24 horas (MAPA)
− Monitoreo domiciliario de la PA (MDPA)
− Establecer el riesgo cardiovascular global
− Factores de riesgo cardiovasculares
− Daño de órgano blanco (DOB)
− Condiciones clínicas asociadas y modificadores de RCV
− Identificar posibles causas de HTA secundaria
CLASIFICACIÓN DE LA HIPERTENSIÓN
Categoría Sistólica (mmHg) Diastólica (mmHg) PA normal < 130 y/o < 85
PA limítrofe 130-139 y/o 85-89
Hipertensión
HTA nivel 1 140-159 y/o 90-99
HTA nivel 2 160-179 y/o 100-109
HTA nivel 3 ≥ 180 y/o ≥ 110
HTA sistólica aislada ≥ 140 Y < 90
La hipertensión arterial generalmente se clasifica como: Primaria, Esencial o Idiopática
cuando la presión arterial en constantemente mayor de lo normal, sin causa subyacente
conocida. Representa el 85 a 90% de todos los casos de hipertensión. La hipertensión es
definida como Secundaria cuando la presión arterial es elevada como resultado de una causa
subyacente identificable, frecuentemente corregible (el restante 10 a 15% de los sujetos
hipertensos).
También se puede clasificar en:
● Hipertension resistente al tratamiento: es cuando el cuerpo no asimila de forma
absoluta un medicamento.
● Hipertensión de bata blanca:Es cuando al paciente se le aumenta la presión en los
servicios hospitalarios pero en su casa maneja las cifras tensionales normales.
● Hipertensión oculta: cifras tensionales altas ocasionalmente.
● Hipertensión Sistólica Aislada: Es la presión arterial sistólica (PAS) constantemente
>140 mm Hg con presión arterial diastólica (PAD) > 90 mm Hg. Como la PAS tiende
a subir con la edad, la prevalencia de la hipertensión sistólica aumenta con la edad, y
por encima de los 60 años de edad representa una forma común de hipertensión. Se ha
acumulado sólida evidencia acerca de la importancia de la PAS como factor de riesgo
mayor para las enfermedades cardiovasculares.
Pruebas de Laboratorio: Los principales objetivos son detectar otros factores de riesgo
cardiovascular, evaluar daños a órganos blanco, e identificar causas secundarias de
hipertensión. Siempre debe realizarse en la primera visita un hemograma, glicemia en ayunas,
urea, creatinina sérica y en orina, electrolitos, ácido úrico, colesterol total, HDLy LDL,
triglicéridos, pruebas de funcionalidad hepática, T3, T4 y TSH, además de un
electrocardiograma, una orina completa, y una estimación de la velocidad de filtración
glomerular.
TRATAMIENTO
NO FARMACOLÓGICO
Los cambios en el estilo de vida constituyen un pilar fundamental del tratamiento del
paciente hipertenso y deben ser indicados, y su cumplimiento eficientemente controlado en
todos los pacientes con esta enfermedad independientemente de su forma de presentación o
su probable etiología.
Las medidas higiénico-dietéticas deben ser implementadas en el tratamiento de todos los
hipertensos, por ser de bajo costo, no generar efectos colaterales indeseables y potenciar la
medicación antihipertensiva. El efecto hipotensor de los cambios en el estilo de vida solo se
sostiene si las medidas se mantienen a largo plazo. Su suspensión se acompaña de un rápido
incremento de la PA. Estas pautas de conducta deben recomendarse también a los individuos
normotensos con carga genética hipertensiva (p. ej., ambos padres menores de 60 años
medicados por HTA).
Crisis hipertensiva. Es aquella elevación aguda de la PA que motiva una consulta médica
urgente, con cifras de PA diastólica superior a 120 mmHg y/o PA sistólica por encima de 120
mmHg. Este término, a su vez, engloba a otros dos:
Fisiopatología
Las urgencias hipertensivas graves se deben, generalmente, a una elevación repentina de la
PA debido al aumento de las resistencias periféricas, consecuencia a su vez de la liberación
de sustancias presoras, como la angiotensina II, la noradrenalina y la hormona antidiurética.
Todo ello conduce a un deterioro arteriolar por alteración del endotelio y la deposición de
plaquetas y fibrina, perdiéndose también la autorregulación de la circulación, con lo que se
produce isquemia de los órganos periféricos; todo ese conjunto recibe el nombre de «necrosis
fibrinoide». Con ello, se produce un círculo vicioso, ya que la necrosis fibrinoide conlleva un
aumento de las resistencias periféricas y, por tanto, un mayor incremento de la PA. La
circulación arterial cerebral, la cardíaca y la renal disponen de mecanismos de autocontrol, de
forma que a pesar de las fluctuaciones de la PA sistémica, su flujo se mantiene constante en
estos órganos. Pero esta capacidad de autorregulación tiene unos márgenes que, si son
sobrepasados en exceso, dan lugar a un hiperaflujo arterial masivo y edema en los órganos
diana; por el contrario, si lo son por defecto, conducen a isquemia.
Epidemiología
la distribución de la crisis hipertensiva es paralela a la distribución de la hipertensión esencial
en la población general; por lo tanto, es más común en las personas de raza negra y adultos
mayores, mientras que los hombres tienen el doble de episodios de crisis hipertensivas que
las mujeres. en los pacientes hipertensos sin tratamiento, el 7% de ellos puede tener crisis
hipertensivas. en quienes tienen instaurado un tratamiento antihipertensivo, el 1% puede tener
una crisis hipertensiva durante la vida. Además, las personas que no reciben tratamiento
durante una emergencia hipertensiva tienen una mortalidad del 79% a los 10 meses. se debe
tener en cuenta que en la mayoría de los casos, los pacientes que sufren esta enfermedad son
hipertensos con manejo médico que tienen inadecuado control de la presión arterial . La falta
de adherencia a los tratamientos son factores de riesgo para crisis hipertensivas. a pesar del
desarrollo de los tratamientos antihipertensivos en las últimas 4 décadas, la incidencia de
crisis hipertensiva ha aumentado. se debe tener en cuenta que pacientes previamente
normotensos, por ejemplo, con eclampsia o glomerulonefritis, pueden sufrir crisis
hipertensiva con niveles de presión arterial mucho más bajos, que los pacientes hipertensos
crónicos. En los pacientes con crisis hipertensiva existe una prevalencia más alta de lo
esperado de hipertensión renovascular y feocromocitoma. Después del diagnóstico y el
tratamiento se recomienda realizar tamización para causas de hipertensión arterial secundaria.
Evaluación Médica
En cualquier paciente con crisis hipertensiva el objetivo ha de ser identificar las supuestas
causas y valorar el posible daño de los órganos diana. Para ello, el personal de salud dispone
de la historia clínica que debe incluir manifestaciones cardiovasculares, síntomas
neurológicos, problemas renales, los tratamientos antihipertensivos previos y el uso de drogas
ilícitas. además, obtener información de otras patologías como síndrome de cushing, lupus
eritematoso sistémico, enfermedades de la tiroides o esclerosis sistémica. el examen físico se
debe enfocar hacia los sistemas cardiovascular y neurológico. la PA se debe tomar en ambos
brazos para detectar cualquier diferencia significativa y en varias posiciones. otras pruebas
que se deben realizar son:
la palpación de pulsos para detectar su disminución o ausencia, fondo de ojo, la auscultación
cardiaca y pulmonar, evaluación de la esfera mental y buscar si hay signos de focalización, lo
que indica una enfermedad cerebrovascular. estudios de laboratorio como la creatinina,
uroanálisis, extendido de sangre periférica, ionograma, etc. imágenes diagnósticas y
electrocardiograma, los cuales pueden dar información acerca de la causa o complicaciones.
Tratamiento
Tratamiento farmacológico de la urgencia hipertensiva
Recordemos que en esta situación no existe ninguna lesión orgánica aguda ni de órganos
diana de forma mantenida; por tanto, no existe un riesgo vital inmediato. El tratamiento debe
pretender reducir la PA de una forma gradual a cifras seguras, que no normales, siendo el ob-
jetivo lograr unas cifras de PA diastólica entre 100 y 110 mmHg en las primeras 24 h,
normalizando estos valores en los días siguientes. Hay que evitar un descenso rápido de las
cifras tensionales, ya que ello puede conducir a una hipoperfusión de los órganos diana, sobre
todo en ancianos y en pacientes con arteriosclerosis. En general, no se requiere ingreso
hospitalario. El tratamiento con fármacos de la urgencia hipertensiva puede realizarse de
forma escalonada en tres pasos:
1. Fármacos por vía sublingual, pudiendo escoger entre nifedipino o captopril. La elección de
uno u otro estará condicionada por la existencia de situaciones que contraindiquen su uso; si
ambos estuvieran contraindicados, pasaremos directamente a la segunda fase. Las dosis de
nifedipino o captopril pueden repetirse según la respuesta cada 30 min hasta dos o tres veces;
si no se consigue la respuesta deseada se pasa a la siguiente fase.
2. Administración intravenosa de un diurético de asa, habitualmente la furosemida.
3. Si fracasan los dos pasos previos se usará labetalol por vía oral o i.v., aconsejando que
dicho fármaco se aplique en una sala de observación. Una alternativa al labetalol es el uso de
urapidil, también i.v. En esta fase podríamos incluir el uso de enalapril i.v., en bolos de 0,5 a
2 mg aplicados cada 30 min, pero su efectividad es muy variable en cada paciente y, además,
se controla sólo el 60% de los casos, por lo que no consideramos que deba ser un fármaco de
primera línea.