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Ser buenos padres

Nadie dijo que fuera fácil, es más nos advirtieron de que no era fácil. Pero de lo

único que no nos advirtieron es que sería tan difícil. El ser padres no es

complejo, el ser buenos padres sí.

El ser padres no solo es una tarea de desgaste físico, mental y emocional.

Evidentemente es una tarea muy satisfactoria, sino nadie tendría hijos. Pero no

es un camino de rosas, tiene muchas complicaciones. El ser buenos padres no

solo influirá en el futuro de la educación de nuestros hijos, también en nuestra

propia satisfacción con el rol de padres.

Mi hijo no para de repetir “mamá y tu sois unos mandones”, y yo no paro de


explicarla que es por su bien y por el de la propia familia, ya que yo tengo más

experiencia y más conocimiento de la vida; pero bien mirado, a ella eso le da

igual cuando la digo que deje de jugar porque hay que ir al baño…
Pistas para una satisfactoria labor de padres
1. Creo que la primera y la más recomendable, es no perder nunca la
perspectiva de tu hijo/a. No se nos puede olvidar lo que pensábamos
o sentíamos a su edad, en ese o aquel tema. Si ya se nos ha olvidado,
hay que hacer un esfuerzo por recordarlo. Y os recomiendo esto,
porque es precisamente la MAYOR DE LAS VENTAJAS DE LOS
PADRES. Nosotros ya hemos pasado por esa etapa, y más o menos
(con distintos matices), podemos saber qué piensa o qué siente si le
dices que deje de jugar X-Box o que hay que hacer las tareas. Podemos
jugar con ello, negociar con él y saber o predecir, con más o menos
acierto, cómo responderá. Está claro que con 3 años no nos vamos a
acordar de lo que pensábamos y de lo que sentíamos, pero un poco más
creciditos, sí podemos hacer el esfuerzo por recordarlo. Poneros en su
lugar y calcular sus reacciones, ahora adaptarlas a la situación
problemática que se plantea en ese momento y tendréis más opciones
de acertar con la medida que toméis. Suena complicado, pero lo
hacemos con nuestros amigos, familiares, pareja… ¿por qué a veces no
lo hacemos con nuestros hijos y tratamos simplemente de imponer sin
más nuestro criterio? Practicar, cada vez se nos dará mejor.
2. La comunicación es el principio fundamental para tener buenas
relaciones. Habla con ellos de todo lo que puedas, haz un esfuerzo,
aunque llegues cansado del trabajo. Pregúntales por su día, cuéntales
cosas del tuyo… Diles cosas bonitas y agradables, los elogios son un
arma potentísima en la educación de los niños. No dejes nunca de
decirles que les quieres, de darles un beso, un abrazo, de expresar
vuestras emociones. Sin comunicación es cuando comienzan las
especulaciones, el aislamiento, el alejamiento… y dejamos un buen día
de “conocer” a nuestros hijos.
3. Somos el primer ejemplo. Al menos, durante los primeros años de
vida, no solo somos el primer ejemplo, somos el único. Luego van
adquiriendo más modelos como profesores, amigos, ídolos juveniles…
Estos e importante de tener en cuenta, porque nuestras conductas,
estilos y formas de vida van a influirlos mucho. En mi casa nadie fuma,
y mi hijo mayor apenas sabe lo que es un cigarro. Si fuera, al
contrario, y fumáramos a diario en su presencia, a lo mejor de mayor
no fumaría, pero la conducta ya la ha aprendido desde pequeña.
También puede suceder lo contrario, que al final de mayor fume. Pero
con una buena educación disminuirán las probabilidades, (y además me
viene bien a mí también). La educación no solo es decirle lo que debe
hacer, es cundir con el ejemplo, en alimentación, en conducta, en
deporte, en hábitos de higiene, en lectura, en estudios, en
ocio, en habilidades sociales… Seamos un poco consecuentes.
4. Educar en las diferencias. La pluralidad es buena, no nos engañemos,
sino no hubiera habido genios a lo largo de la historia que hubieran
destacado del resto. Si tengo varios hijos, no tienen que ser iguales.
Puede que las pautas que les demos sean las mismas, pero no el
resultado, casi seguro. Admitamos esas diferencias, potenciemos lo
bueno, corrijamos lo inadecuado. Enseñémosles también a que se
acepten con esas diferencias.
5. Disfrutemos de la vida con ellos. El que suponen un aumento del
trabajo para los padres es completamente cierto. Pero cómo queramos
llevar esa carga es elección nuestra. Podemos verla como una carga
pesada y o cansarnos o estresarnos. O podemos verlo de otra forma, de
forma divertida, amena, entretenida. Riámonos con ellos, déjale que te
ayude a batir los huevos, vete a ver su partido de fútbol y anímale,
(aunque te apetezca echarte la siesta, al día siguiente te la echas),
llévatelos de paseo aunque sea tarde (al día siguiente ya dormirán un
pelín más)… Todo dentro de unos límites, todos necesitamos nuestras
rutinas y horarios.
6. Estilo educacional. Existen diversos estilos de educación: el
autoritario, el permisivo, el sobreprotector y el asertivo. De los cuatro
todos tienen sus pros y contras, pero el más beneficioso para tus hijos y
para vosotros es el asertivo. Las principales características de
este estilo en los padres son:
o Usa adecuadamente los premios y los castigos.
o Usa los elogios, el refuerzo verbal positivo.
o Usa el diálogo y la negociación.
o Estimula la independencia y la autonomía.
o Propone normas claras y adecuadas.
o Favorece el paso del control externo de la conducta del hijo al
propio autocontrol.

Las principales características de los niños, cuyos padres


tienen este estilo educativo, son las siguientes:
 Buen nivel de autoestima.
 Aprende a tomar decisiones.
 Adquiere responsabilidades.
 Respeta las normas.
 Buena capacidad de socialización.

7. Nos hemos equivocado. Si esto sucede, que pasará muy a


menudo, conviene aprender a pedirles perdón. Hay que
reconocer los errores, somos humanos, y hay que dar ejemplo
también de esta forma. Es un ejercicio buenísimo para ellos y
sobre todo para nosotros.

8. La paciencia es la mejor de las virtudes. Por mucho que lo


pienses, no lo hace para fastidiarte y sacarte de tus casillas. El
problema es que tus intereses y los suyos, en muchísimas
ocasiones chocan. Por eso la importancia de no perder su
perspectiva y jugar con esa ventaja. Ahora, lo complicado es
que ellos se pongan en tu papel. Una propuesta: si ya comienza
a tener cierta edad (10 años para arriba, por ejemplo), proponle
que durante un día se encargue él (o ella) de planificar la vida
en el hogar, con todas las responsabilidades que ello implica, no
le quitéis ninguna (comidas, horarios…) Si os solicita ayuda se
la otorgáis, si no, a ver el resultado. A lo mejor se da cuenta de
que vuestra posición tampoco es sencilla. Tener siempre la
mayor de las paciencias, es el mejor aliado en el trabajo de los
padres.

9. Evita los castigos. Hay más métodos para enseñarles a hacer


bien las cosas, infórmate de ellos. El castigo es la peor elección.
Con el castigo no aprenden cuál es la forma correcta de hacerlo,
solo la que no es correcta. Provoca resentimientos, tristeza (en
ellos y en ti), miedo ante un nuevo castigo, aprenden que es un
método de educación válido y en un futuro lo pondrán en
práctica… ¿De verdad quieres que aprendan todo esto? En
ocasiones parece que no hay otra alternativa, pero usarlo de
forma eficaz y sin provocar todo lo anterior es muy complicado.

10. Educa en la autonomía. La sobreprotección tiene sus


ventajas, pero solo lo son para los padres. Nos quita de
disgustos y de preocupaciones. ¡Mejor que no se apunte a
natación, no vaya a ser que se ahogue! Hay que abrir los ojos.
Debemos ENSEÑARLES A HACER LAS COSAS POR SÍ
MISMOS. Hay que darles la oportunidad de que se equivoquen,
de que se caigan, de que fallen. De los errores y la práctica se
aprende. Tienen que aprender a asumir responsabilidades, y
¿cómo van a hacerlo si me paso todo el día haciéndole yo todo?
Confía un poco más en él/ella. Todo esto, utilizando el sentido
común y la lógica, hay que tener bien presente la edad que
tiene vuestro hijo/a, para saber qué cosas puede y no puede
hacer todavía.

Como se dice vulgarmente, el ser padres es una aventura. Pero


tenéis muchas elecciones a lo largo del camino, de las que
escojas, puede depender que esa aventura tenga un buen final
o un final no deseado. Buena suerte.

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