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EL HOMBRE ALGORITMO | Panamá Revista

10-13 minutos

“La opinión pública es cada día mas autónoma, debilita el poder de


los lideres, de las organizaciones y de los partidos, y no depende
del aval de los medios de comunicación ni de ninguna institución.
La red aumentó exponencialmente la autonomía de la gente y eso
esta en la base de la crisis de la democracia representativa.
Antiguamente, los ciudadanos sentían la necesidad de que los
representaran estructura políticas, sindicales y de otros ordenes.
Ahora se conectan con el mundo cuando quieren, obtienen
información, pueden transmitirla casi sin limites, no sienten la
necesidad de que otros hablen por ella y no quieren ser
representados”

Jaime Durán Barba y Santiago Nieto “La política en el siglo XXI-


Arte, Mito o Ciencia”

Duran Barba es el último positivista. O al menos eso parece


desprenderse de la lectura de su último libro escrito en conjunto
con su socio Santiago Nieto. La idea de Ciencia con C mayúscula,
del “método científico para la política”, las referencias a Galileo
Galilei, Newton, Einstein, no dejan lugar a dudas. El método
duranbarbista no se considera a sí mismo como una hipótesis, ni
siquiera como una teoría, sino como una verdad científica. La
transformación definitiva del concepto mismo de la política a
causa del desarrollo tecnológico: en definitiva, un diagnóstico
empírico e inapelable. Una teleología histórica que parte de
Cristóbal Colón para terminar en Mauricio Macri. Un sentido de la
Historia, ni más ni menos.

¿Tiene razón Durán Barba? La lectura del escenario político, y el


aspiracional “moderno” y “horizontal” de las campañas
electorales de este año parecerían darle la razón. Todos quieren el
“método”, aunque mas no sea para usarlo con otros fines
(pensando ingenuamente que en este caso el fondo es separable
de la forma). El ego a cielo abierto que destilan tanto el libro
como sus declaraciones periodísticas parece justificado. Durán
Barba invierte la ecuación de la economía de la soberbia
latinoamericana. Un ecuatoriano que triunfa en Buenos Aires,
capital de esa Francia Wannabe, el país mas politizado y “culto” de
América Latina, y demuele sus certezas. Como si pudiese
pasearse, socarrón, por la Avenida Corrientes y decir: “Yo les gané
a todos ustedes”.

"El método duranbarbista no se considera a sí mismo como una


hipótesis, ni siquiera como una teoría, sino como una verdad
científica"

La Argentina política del 2013 a esta parte remeda en algo a la


película “La Gran Apuesta”. En esta última, un grupo de
financistas prevé la crisis inminente del sistema financiero del
2008, opera en consecuencia, y de esta quiebra obtienen
millonarias ganancias. En Argentina, todos aquellos que
apostaron a la crisis de la burbuja subprime del peronismo,
empezando por Macri pero siguiendo con Massa y la misma
Cristina Fernández obtuvieron dividendos de la caída. Y quebraron
aquellos que no. El verdadero trasfondo y triunfo político del
duranbarbismo se da en el marco de esta realidad empírica.

¿Y porque no habría de caer el peronismo? Desde fines de los


años 80 el mundo no asiste mas que a una sucesión infinita de
caídas y desmoronamientos. El Muro de Berlín y las Torres
Gemelas. Lehman Brothers, Ghadaffi y Hosni Mubarak. El Partido
Republicano, el Bolivarianismo  y el Partido Socialista  francés.
Todo lo sólido se desvanece en el aire, es la divisa. Con un Cisne
Negro de logo en la bandera. Esta erosión de los poderes
establecidos, este “fin del Poder” es el escenario global, el mundo
en el cual se mueve y triunfa la política duranbarbiana.

Sin embargo, la trampa de la ciencia duranbarbista es que es en


parte diagnóstico y en parte programa. En parte interpreta que así
es el mundo y en parte quiere que así lo sea. Hay una agenda: una
guerra a la intensidad política. A la “sobre-politización” entendida
como el pecado original argentino.
"la trampa de la ciencia duranbarbista es que es en parte
diagnóstico y en parte programa"

En este sentido, la solución duranbarbiana a la crisis de la


representación política -y de ahí su nihilismo- consiste en
profundizarla. El timbreo como puesta en escena del fin del
poder. La imagen “horizontal” del hombre mas poderoso de la
Argentina tomando mate con un panadero emocionado, como si
fuesen iguales, disuelve la idea de responsabilidad política. Al
final del día, uno vuelve a hacer pan, y el otro a la Presidencia de
la República. Y la equivalencia entre uno y otro, esencialmente
falsa, cristaliza la idea de la política como mero acompañamiento
terapéutico. No resuelve los problemas, los admite y los entiende.
Y a veces, si es necesario, también los relata. Los saca a pasear
un rato el fin de semana.

Las imágenes de la “desdramatización” del Poder. La banda del


ejército francés tocando “Daft Punk” y el Perrito Balcarce en el
Sillón de Rivadavia. Una desacralización que muestra en carne
viva la obsolescencia  de la política como actividad, su “chiste”, su
perdida de sentido. Como si solo fuese posible estetizar actos de
cercanía, en vez de gobernar. Como esos padres que se visten
parecido a sus hijos y quieren ser sus amigos. Y con la
resignación de que las grandes decisiones ya se toman
definitivamente en otro lado. Ahora le dicen gradualismo.

"La imagen horizontal del hombre mas poderoso de la Argentina


tomando mate con un panadero emocionado, como si fuesen
iguales, disuelve la idea de responsabilidad política"

¿Cuál es el reemplazo del poder fallecido? La Sociedad, con S


mayúscula. Gobernar como el equivalente de colocar un espejo
gigante delante de la sociedad. Y los focusgroup como piedra
angular del método científico para intepretarla. En realidad, el
anteúltimo paso antes del Partido de la Red. Una concepción
liberal pero no republicana. Como sostiene Alejandro Galliano
acá: “Hay un conflicto inevitable entre la lógica del focusgroup y la
del republicanismo, quizás porque ambas son tecnologías, cajas
de herramientas para tejer vasos comunicantes entre la sociedad y
el Estado. La filosofía política del focus parte de un sujeto
consumidor, permeable, de identidades flotantes, que se realiza en
lo privado, sin mediación entre un deseo no necesariamente
racional y el mercado como única red institucional que une los
fragmentos de una sociedad altamente segmentada. Y, lo más
importante, es un individuo cuantificable, previsible.” Sarmiento vs
Macri

Es así que en realidad la eliminación de todas las instituciones


políticas intermedias (sindicatos, partidos, iglesias, Estado)
rompe todas las barreras que aún existían entre el ciudadano (hoy
individuo) y el Mercado, postulando una nueva clase de
representación política análoga al funcionamiento del
consumidor en la economía capitalista, cuyo resultado real es
amplificar el poder real de los que ya lo tenían. Aunque todos nos
tuteemos y subamos videos a Youtube.

El político duranbarbiano tiene que ser en este contexto, y con


esta lógica, de baja intensidad, casi invisible, apenas una fina
polea de transmisión, lo mas anodina y simpática posible, entre el
individuo y el mercado. Un gestor, un mero administrador, al cual
le ha sido prohibido morder la fruta prohibida de la política, su
sentido nuclear: la decisión. El algoritmo no genera un Hitler ni un
Stalin, pero tampoco un Churchill o un Mandela. El político de la
era de la Inteligencia Artificial y la automatización ya no decide en
el sentido profundo del término, solo interpreta vía tecnológica
los resultados de un algoritmo y luego, si puede, ejecuta. Y, sino,
simula que lo hace. Él mismo es el resultado de un algoritmo, y,
por ende, solo un promedio de lo que debe representar. “Parecido
a vos”, tal vez demasiado. Tal vez incluso un poco peor. En ese
sentido, es lógico también que profundice la Grieta. Como Spotify
o Netflix, ofrece siempre mas de lo que al consumidor ya le
gustaba.

"una nueva clase de representación política análoga al


funcionamiento del consumidor en la economía capitalista, cuyo
resultado real es amplificar el poder real de los que ya lo tenían"

La composición utilizando algoritmos es la nueva tendencia


musical en el mundo del rock. Mediante distintas herramientas
tecnológicas, es posible establecer el “minuto a minuto” de una
canción, los acordes que “pegan” y los que no. El resultado es una
homogeneización creciente de la producción musical, una
indiferenciación estética cada vez mayor: todo suena lógicamente
igual. Y en la política algorítmica sucede exactamente lo mismo.
Representa el fin de la creación y la imaginación, del aporte
individual, de la acción pionera. De la política como arte. La niega
en su misma esencia, y la mediocridad que emana de ahí no es un
error, sino su misma búsqueda final: el Hombre Algoritmo.

Thomas Carlyle hablaba de cómo las sociedades para avanzar en


determinados momentos precisos de su historia necesitaban de
grandes hombres, que pudiesen interpretar y liderar hacia el
futuro: los llamó los Héroes, y son la antítesis perfecta del
Hombre Algoritmo. En el fondo, son concepciones opuestas de lo
que significa representar. Una que se sostiene en el puro
presente, la otra que rompe el determinismo histórico y aventura
alguna idea de futuro. La crisis del liderazgo es precisamente
esto: la crisis de una idea de futuro. El Héroe decide muchas
veces contra la Historia, e incluso muchas veces contra los
deseos inmediatos de sus representados. Introduce una novedad.
De realizarse, es probable que un timbreo en la Francia de 1940
hubiese dado como resultado la inmediata idea de rendirse frente
al poderío militar nazi. De hecho, es lo que sucedió. Pero Charles
de Gaulle, quizás el paradigma mas perfecto del héroe en la
historia del siglo XX, cruzó solitario el Canal de la Mancha y dijo
“no”. ¿Existe algo más mesiánico que proclamar “Francia soy yo”?
¿Existió algo mas necesario? ¿O era el viejo General un “intenso
sobrepolitizado”?

"El Héroe decide muchas veces contra la Historia, e incluso


muchas veces contra los deseos inmediatos de sus
representados"

En el curso de un puñado de décadas, es probable que la mitad de


la población mundial se encuentre desempleada por la feliz
“sociedad del conocimiento”, que la crisis ecológica regale
algunos tsunamis por año y que el fin del crecimiento continuo
augure una era de conflictividad social improcesable por los
canales ordinarios. La robotización del trabajo, se acepte o se
demore, no tiene solución inscripta en el desarrollo “normal” de
las cosas o en el mero sentido del “Progreso”. Harán falta
decisiones políticas. Decisiones heroicas

Por esto es el enemigo fundamental: “liderazgo autoritario”,


“Mesianismo”, “Macho Alfa”, la muerte del Héroe es la piedra
angular del programa duranbarbiano. De lo quiere y necesita, no
solo de lo que describe. Como si dijese, “que el algoritmo que
está matando al rock, mate también la política”.

"De realizarse, es probable que un timbreo en la Francia de 1940


hubiese dado como resultado la inmediata idea de rendirse frente
al poderío militar nazi"

https://www.youtube.com/watch?v=XV6BvL17hB4

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