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APRENDIZAJE AUTORREGULADO

¿Cómo puede usted diseñar prácticas educativas basadas en las teorías del aprendizaje autorregulado?

La premisa de las teorías constructivistas enfatiza la idea que el aprendizaje es el resultado de un trabajo conjunto entre el
profesor y el estudiante, donde las dos partes son activas. En esta postura, el profesor asume el rol de “experto-aprendiz”
en el aula (Chacarro 2007), quien como experto, guía al estudiante para que sea el protagonista en el logro de las metas de
aprendizaje.
En este orden de ideas el aprendizaje autorregulado (SRL), es el modelo que mejor favorece un proceso de aprendizaje,
donde estudiante y profesor trabajen en equipo, con responsabilidad compartida, centrando la atención en el proceso más
que en el resultado del aprendizaje. El SRL, involucra el comportamiento, la cognición, la metacognición, la motivación
y la socialización, llevando al estudiante a estar activo y apropiado de su proceso de aprendizaje y su rendimiento
(Zimmmerman, 2001). Los diferentes aspectos que se involucran en el SRL, permiten al estudiante estar activo en el
proceso de regulación ya que son interactivos y se afectan con las diferentes estrategias de autorregulación que emplee el
estudiante, generándose asi un proceso cíclico. La autonomía del estudiante en este proceso a su vez influye en la
motivación la que determinará la elección, iniciación, dirección, magnitud y calidad de la acción que persigue alcanzar un
fin determinado (Huertas 1997).
Las prácticas educativas basadas en el SRL se centran en el estudiante, deben generar tareas que le permitan, la
implementación de metas claras, que van variando en su nivel de dificultad, permitiendo acciones de monitoreo y
evaluación del desempeño. A partir de los resultados de esta evaluación, el estudiante y docente pueden revisar las
estrategias empleadas con el objetivo de mejorar el rendimiento hacia el logro de las metas propuestas originalmente. Si es
necesario se genera un nuevo plan y se reinicia el proceso de monitoreo y evaluación del proceso, lo que ha sido
denominado “proceso cíclico de autorregulación”, por autores como Kramarski y Zimmerman (2018).
En el proceso de autorregulación es importante destacar que los roles del estudiante y el docente presentan características
propias, aunque tienen responsabilidad compartida, por una parte el docente, además de ser gestor del conocimiento, debe
ser activo, práctico, creativo, adaptable a diferentes contextos, reflexivo facilitando así, que el estudiante tome adecuadas
decisiones durante el proceso de aprender y lo más importante, ayuda al estudiante a identificar qué hacer con el
conocimiento y donde aplicarlo. Por otra parte el estudiante es activo, pues construye su propio proceso de aprendizaje,
puede tomar decisiones sobre su aprendizaje, opinar y sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje, dentro de un grupo de
alternativas que ofrece el profesor, puede regular aspectos relacionados con su comportamiento, su emoción, cognición y
motivación, así mismo puede controlar algunas características del contexto en el que aprende.
Cabe destacar que el estilo cognitivo del estudiante, (aspecto individual que determina la forma como un estudiante se
enfrenta al proceso de aprender), bien sea independiente o dependiente, influye en la manera como aborda su proceso de
aprendizaje y en el nivel de autorregulación alcanzado (Vargas e Ibáñez, 2014).
Respecto a la evaluación, se evidencian dos frentes: la evaluación o reflexión hecha por el estudiante de su propio
proceso, que determina el camino a seguir en el desarrollo del plan inicial y a su vez, favorece la autorregulación a través
de acciones de monitoreo del plan establecido, y la evaluación del docente se orienta a determinar la efectividad de su
planteamiento y los efectos en el estudiante.

Escrito por
Nelly Galeano Sánchez

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