Professional Documents
Culture Documents
El estudio de los hongos comienza antes que el de las bacterias. En 1677, Hooke
construye unas lentes y estudia las manchas amarillas de las hojas de una rosa, donde
observa que estaban constituidas por organismos filamentosos, los cuales describe en
detalle e ilustra con dibujos.
En 1729, Micheli describe el género Aspergillus entre otros hongos. En la primera mitad
del siglo XIX se realizan progresos en el estudio de los hongos y no es hasta entonces
que aquellos parásitos para el hombre comienzan a atraer la atención. En la actualidad
existen aproximadamente de 50 000 a 100 000 especies “aceptadas” de hongos. De las
mismas, alrededor de 200 son patógenas a los animales y al hombre bajo ciertas
circunstancias; de estas, una pequeña porción puede causar enfermedad en el humano.
Además, los hongos sintetizan lisina, por biosíntesis del ácido L-aminolipídico; tienen
microtúbulos compuestos de la proteína tubulina, ergosterol en sus membranas
celulares (sitio donde actúan algunos fungistáticos como los polienos e imidazoles
bloqueando su formación), centríolo, mitocondria, ribosoma 80 S, núcleo rodeado de
membrana, retículo endoplásmico y mitocondrias. Son heterotróficos y la mayoría
obtiene sustancias orgánicas preformadas del medio ambiente. Los hongos vierten
enzimas hidrolíticas en sus alrededores, las cuales degradan el sustrato en pequeñas
subunidades y de esta forma es que ellos lo absorben. Los patógenos humanos poseen
las enzimas necesarias para obtener nutrientes directamente del hospedero. El material
alimenticio de reserva es el glucógeno.
MORFOLOGIA
Los hongos son reconocidos en el laboratorio por su morfología macroscópica y
microscópica, y de acuerdo con ello se dividen en dos grupos:
REPRODUCCION
Los hongos se reproducen sexual y asexualmente. Desde el punto de vista médico la
reproducción asexual es la más importante, pues la mayoría de los hongos patógenos
para el hombre sólo se reproducen de esta forma.
Esporas Asexuales
Se producen por meiosis y de acuerdo con su origen pueden ser:
1. Zigosporas: fusión de la punta de dos hifas cercanas y se desarrollan esporas grandes
de paredes gruesas.
2. Ascosporas: dentro de una célula especializada llamada asca se forman de cuatro a
ocho esporas.
3. Basidiosporas: en la superficie de una célula especializada llamada basidio se forman
cuatro esporas.
FACTORES PREDISPONENTES
Morfología E Identificación
A la observación microscópica se ven células redondas, ovales o gemantes que se
denominan blastosporas o blastoconidias, las cuales cuando quedan unidas y se
alargan forman un filamento denominado pseudohifa. En el cultivo en el medio de
Sabouraud podemos ver colonias blancas, blandas, cremosas, con olor a levadura. A la
observación de las mismas en el microscopio hallamos blastoconidias en la superficie y
en la profundidad, el pseudomicelio compuesto de pseudohifas; en las uniones de estas
últimas se ven blastoconidias agrupadas en racimos, y a veces hay clamidosporas en
los extremos.
Tratamiento
Se aplica dependiendo de la forma clínica. Puede ser, por lo tanto, local y sistémico.
Tópicos Nistatina: tabletas orales para infecciones gastrointestinales, pues no se
absorbe; ungüentos, cremas, óvulos, cremas vaginales, gel y aerosol. Ketoconazol,
miconazol: ungüentos, geles, óvulos. Soluciones: violeta genciana al 2 %, propionato de
sodio, ácido bórico del 1 al 4 %, soluciones saturadas de bicarbonato.
Morfología E Identificación
Cryptococcus neoformans crece en la mayoría de los medios de cultivo empleados en
el laboratorio de micología. En agar Sabouraud o en agar extracto de malta, las colonias
se desarrollan en 36 a 72 horas a 25-30 °C o a 37 °C. Estas colonias son de color blanco
amarillento a crema, y se tornan más oscuras al envejecer. Su aspecto es mucoide,
poco elevadas, brillantes, de bordes enteros y húmedas.
Se piensa que la infección criptocócica se adquiere por inhalación del hongo hacia el
interior de los pulmones, aunque algunos casos infrecuentes de criptococosis cutánea
parecen originarse en traumatismos menores. La infección pulmonar tiende a
desaparecer espontáneamente y suele ser asintomática. La diseminación hematógena
silenciosa permite que el hongo aparezca en el cerebro formando racimos de
criptococos en las zonas perivasculares de la sustancia gris cortical, en los ganglios
basales y, en menor grado, en otras zonas del sistema nervioso central. La reacción
inflamatoria que rodea a estos focos suele ser escasa. En los casos más crónicos es
típica una aracnoiditis basal intensa. Las lesiones pulmonares se caracterizan por una
inflamación granulomatosa intensa. Lo mejor para ver los criptococos en los tejidos es
teñirlos con plata de metenamina o con el ácido peryódico de Schiff. Aunque la
obtención de una positividad intensa al teñir los tejidos con mucicarmín tiene valor
diagnóstico, esta tinción varía de intensa a nula.
La criptococosis pulmonar produce dolor de pecho en alrededor de 40% de los pacientes
y tos en casi 20%. La fiebre es leve cuando se presenta. En la radiografía de tórax se
aprecian uno o más infiltrados densos que suelen estar bien circunscritos. Son raras la
cavitación, los derrames pleurales y las adenopatías hiliares. No hay signos de
calcificación y rara vez se advierten bandas fibrosas.
Diagnóstico
La criptococosis pulmonar se manifiesta en la tomografía computadorizada (computed
tomography, CT) como nódulos con bordes lisos o relativamente indefinidos y
atenuación homogénea. En casos raros se observan lesiones opacas con aspecto de
vidrio despulido. El cultivo del esputo es positivo sólo en 10% de los casos, y el antígeno
se detecta únicamente en un tercio. En ocasiones, C. neoformans aparece en una o
más muestras del esputo como un saprofito endobronquial. Para el diagnóstico suele
ser necesaria la biopsia.
Tratamiento
La anfotericina B sola o en asociación con la 5-fluorocitosina se ha utilizado durante
mucho tiempo como terapia de elección en el tratamiento de la criptococosis. La dosis
puede variar en dependencia de la forma clínica y del estado del paciente. Los derivados
azólicos han ocupado un lugar importante en los esquemas de tratamiento. El
ketoconazol no resultó de utilidad en la criptococosis del SNC. Los triazoles, fluconazol
e itraconazol, han mostrado buenos resultados, con porcentajes de éxito (50 a 60 %)
similares a los reportados para la terapéutica con la anfotericina B
3. HISTOPLASMOSIS.
Histoplasma capsulatum var. capsulatum es un hongo dimórfico, que habita en suelos
enriquecidos con excretas de aves y murciélagos, en regiones de todos los continentes.
Es el agente etiológico de la histoplasmosis, una de las micosis sistémicas más
estudiadas a escala mundial. Por razones de brevedad, se le suele denominar
simplemente H. capsulatum. Su fase sexual o estado teleomorfo se ha denominado
Ajellomyces capsulatus.
Morfología E Identificación
A temperaturas inferiores a 35 °C, H. capsulatum crece formando colonias con un
micelio blanco algodonoso con abundantes hifas aéreas; al microscopio se observan
macroconidios tuberculados, esféricos, de pared gruesa, que miden de 8 a 14 m de
diámetro y microconidios lisos o ligeramente rugosos de 2 a 4 m de diámetro; no produce
pigmentos difusibles en el medio de cultivo. Pueden presentarse, también, colonias de
color pardo con un micelio aéreo escaso, aplanado, de color canela a pardo oscuro con
hifas tenuemente pigmentadas, estrechas, y gran número de macroconidios
tuberculados.
Pulmonar crónica. Esta es una forma clínica que se desarrolla en el adulto, varón, entre
la tercera y la cuarta décadas de la vida, residente en áreas endémicas. Constituyen
factores predisponentes el hábito de fumar y los defectos anatómicos preexistentes. Más
del 90 % de los pacientes dan resultados positivos en las pruebas serológicas que
detectan anticuerpos específicos. Estos pacientes pueden responder favorablemente al
tratamiento con anfotericina B; sin embargo, si la enfermedad pulmonar de base
continúa su avance, el tratamiento antimicótico resulta ineficiente. Los síntomas iniciales
son: tos productiva, posibles hemoptisis, disnea y eventualmente otros signos de
enfermedad respiratoria crónica (pérdida de peso, inanición, cianosis).
Diagnóstico
El cultivo del agente causal es el mejor método para diagnosticar la histoplasmosis,
aunque suele ser difícil. Los hemocultivos se efectúan mejor con la técnica de la lisis-
centrifugación, utilizando placas que se guardan a 30°C, por lo menos durante dos
semanas. En los adultos deben cultivarse unos 15 ml de sangre. Los hemocultivos
sistemáticos en caldo suelen ser poco útiles. Para diagnosticar la histoplasmosis
diseminada suelen dar buenos resultados los cultivos de la médula ósea, lesiones
mucosas, muestras dehígado y líquido del lavado broncoalveolar. La mejor manera de
diagnosticar la histoplasmosis pulmonar crónica es cultivar el esputo, si bien el
crecimiento del hongo exige dos a cuatro semanas para hacerse visible, y entretanto
pueden aparecer otros microorganismos en la placa. Se necesita una considerable
experiencia para hacer el diagnóstico basándose en los frotis (de sangre o líquido del
lavado broncoalveolar) teñidos con Giemsa, o de los tejidos infectados (como pulmón,
médula ósea, ganglios linfáticos), o de las lesiones de las mucosas teñidas con plata de
metenamina, aunque estas técnicas proporcionan pronto los resultados y se obtienen
muestras que pueden enviarse fácilmente al laboratorio apropiado. Las lesiones con
intensa caseosis pueden albergar muy pocos microorganismos.
Tratamiento
En las formas benignas de la enfermedad, en individuos inmunocompetentes,
generalmente no es necesario el tratamiento antimicótico. La sulfamidoterapia fue
empleada con resultados aceptables, en las formas incipientes de la enfermedad, en la
década de los años 40. La anfotericina B constituye el antimicótico de elección para el
tratamiento de la histoplasmosis. De los compuestos azólicos, uno de los más utilizados
ha sido el ketoconazol, y en los últimos años, en inmunocompetentes, ha demostrado
ser efectivo el tratamiento con itraconazol como primera opción y anfotericina B como
alternativa, tanto para las formas pulmonares como diseminadas
4. COCCIDIOIDOMICOSIS.
Coccidioides immitis es un hongo dimórfico, que habita en suelos de regiones áridas y
semiáridas del continente americano. Es el agente causal de la coccidioidomicosis,
micosis sistémica caracterizada por una gran variedad de manifestaciones clínicas. No
se conoce su fase sexual o estado teleomorfo.
Morfología E Identificación
Las colonias características, cuando se cultivan en agar Sabouraud, a temperatura
ambiente (25 a 30 oC), son de color blanco a blanco grisáceo, algodonosas, secas, sin
bordes bien delimitados, que se desarrollan en 2 a 4 días, las cuales pueden ser
fácilmente confundidas con otros hongos. Al microscopio se observan abundantes hifas
ramificadas, tabicadas, de pared fina, que se fragmentan con facilidad para dar lugar a
una gran cantidad de conidios de forma alargada o rectangular llamados artroconidios
(de 2 a 4 m de largo), que se encuentran separados entre sí por una célula "vacía", de
pared fina. Muchas veces para la identificación de los cultivos sospechosos de C. immitis
se hace necesario la demostración del dimorfismo mediante la inoculación de animales
de laboratorio. Cuando el hongo crece en los tejidos de un hospedero susceptible, se
desarrollan estructuras esféricas llamadas esférulas, de 20 a 80 m de diámetro, de pared
gruesa, que contienen esporas globosas en su interior, llamadas endosporas, de 2 a 5
m de diámetro. Cada esférula puede contener hasta cientos de endosporas; cuando la
esporulación se completa, la pared de la esférula se rompe y se liberan las endosporas
que crecen hasta convertirse en nuevas esférulas. Estas mismas estructuras pueden
obtenerse cuando se cultivan en medios de cultivo especiales, de 39 a 40 oC y con
atmósfera de CO2 al 20 % a partir de la fase filamentosa. Para la confirmación de la
identidad de los cultivos, por su elevada especificidad, se recomienda la prueba de
exoantígenos. Con este mismo fin ha sido diseñada una sonda específica no radioactiva
de ADN que permite su identificación rápida y específica.
Diagnóstico
Cuando se sospecha una coccidioidomicosis, deben examinarse el esputo, la orina y el
pus en busca de C. immitis practicando cultivos y preparaciones en fresco. En las
peticiones al laboratorio se debe indicar claramente la sospecha de coccidioidomicosis,
porque el moho debe manipularse con muchísimo cuidado para evitar la infección del
personal de laboratorio. En las biopsias hay que distinguir las esférulas más pequeñas
de las formas sin gemación de Blastomyces y Cryptococcus, aunque la forma de las
esférulas adultas tiene valor diagnóstico.
Las pruebas serológicas son muy útiles para diagnosticar la coccidioidomicosis. La
aglutinación del látex y las pruebas de difusión en gel de agar sirven para detectar en el
suero los anticuerpos contra Coccidioides. La prueba de fijación del complemento se
emplea para estudiar el LCR y para confirmar y cuantificar los anticuerpos encontrados
en el suero con las pruebas de detección sistemática.
Tratamiento
Aunque en la mayoría de los individuos inmunocompetentes la infección primaria cura
espontáneamente, la anfotericina B es la droga de elección, sobre todo en los casos
diseminados y graves. Sus efectos adversos son bien conocidos: cefalea, náuseas,
vómitos, escalofríos, daño hepático y renal, entre otros, por lo que su administración
debe realizarse bajo estricto control facultativo. En la meningitis coccidioidal se
recomienda la administración por vía intratecal de anfotericina B, aunque muchas veces
los resultados son pobres.
El ketoconazol ha sido útil en la infección primaria sintomática con buen pronóstico. En
casos de enfermedad progresiva o diseminada su acción es limitada. En dosis muy
elevadas puede tener efectos hepatotóxicos y antiandrogénicos, los cuales pueden
considerarse mínimos en comparación con los de la anfotericina B. El itraconazol
también ha sido empleado, con resultados superiores a los del ketoconazol y sus efectos
tóxicos son mucho menores. El uso combinado de cualquiera de estos azoles con
anfotericina B parece ser una buena opción terapéutica que se encuentra en estos
momentos en evaluación. En ocasiones es necesaria la resección quirúrgica de
cavidades pulmonares colonizadas.
5. PARACOCCIDIOIDOMICOSIS.
Paracoccidioides brasiliensis es un hongo dimórfico, agente etiológico de la
paracoccidioidomicosis (antes conocida como blastomicosis suramericana), una micosis
sistémica del continente americano, de curso agudo, subagudo o crónico, que se
caracteriza por presentar lesiones pulmonares primarias casi siempre asintomáticas, de
donde se disemina a mucosa orofaríngea, ganglios linfáticos, piel y diversos órganos de
la economía. No se conoce su fase sexual o estado teleomorfo.
Morfología E Identificación
A temperatura de 25 a 30 oC, en los medios de cultivo habituales, como agar Sabouraud
y agar Sabouraud con antibióticos, crece muy lentamente, dando lugar a colonias
blancas, algodonosas, las cuales no pueden ser diferenciadas macroscópicamente de
otros hongos patógenos como Blastomyces dermatitidis o Histoplasma capsulatum. Al
microscopio se pueden observar filamentos micelianos tabicados y clamidosporas
terminales o intercalares, de 4 a 6 m de diámetro y escasos conidios piriformes, de 2 a
3 m, sobre conidióforos cortos. Cuando se cultiva a 37 oC, en agar sangre u otro medio
enriquecido, se desarrolla la fase levaduriforme con colonias de aspecto cremoso,
rugoso o cerebriforme, de color blanco amarillento, entre 10 a 15 días;
microscópicamente se observan unas típicas levaduras redondas, que pueden medir
entre 10 y 40 m de diámetro, rodeadas de uno o varios brotes o yemas (2 a 6 m), unidos
a la célula madre por una base estrecha. Esta es la típica imagen de "timón de barco" o
de "huella de oso". La demostración del dimorfismo, mediante la conversión de la fase
miceliana (M) a levaduriforme (L) y viceversa, resulta de gran valor en la identificación
de P. brasiliensis.
Morfología E Identificación
Blastomyces dermatitidis es un hongo dimorfo que crece a la temperatura ambiente
como un moho blanco o bronceado, mientras que en el hospedador o a 37°C adopta
forma de células levaduriformes redondas y con gemación. Este hongo se puede
identificar por su aspecto, su dimorfismo, las pequeñas esporas transportadas por las
hifas del moho o los resultados de la hibridación del ácido nucleico. Cuando se cultivan
cepas de diferente sexo en un medio especial, como el agar con extracto de levaduras
o extractos del suelo, aparecen las estructuras esporuladas que caracterizan al estado
perfecto (teleomorfismo) del hongo, denominado Ajellomyces dermatitidis.
Manifestaciones clínicas
Algunos pacientes presentan una neumonía aguda que cura espontáneamente. La
fiebre, la tos con expectoración, las mialgias y el malestar suelen desaparecer al cabo
de un mes. Los infiltrados pulmonares se resuelven lentamente conforme B.
dermatitidis desaparece del esputo.
En la inmensa mayoría de los casos, la blastomicosis comienza de forma gradual y
sigue un curso progresivo crónico. Son frecuentes la fiebre, la tos, la pérdida de peso,
la lasitud, las lesiones cutáneas y los dolores torácicos. Las lesiones cutáneas
predominan en las partes expuestas y se agrandan durante semanas pasando de
pequeñas pápulas a lesiones verrugosas, costrosas o ulceradas bien delimitadas. El
dolor y las adenopatías regionales son mínimos. Las lesiones crónicas grandes curan
por el centro dejando cicatrices y contracturas. Las lesiones de mucosas y laríngeas
se manifiestan por placas induradas, indoloras, bien delimitadas e hipertróficas, que a
menudo se confunden con las del carcinoma de células escamosas. Los datos de las
radiografías de tórax son anormales en cerca de 66% de los pacientes, con una o más
zonas densamente consolidadas de neumonía o infiltrados nodulares que
ocasionalmente contienen zonas de cavitación. En ocasiones se desarrollan
engrosamiento de la pleura o pequeños derrames pleurales, pero son raros los
grandes derrames pleurales, como es la calcificación del pulmón o de los ganglios
hiliares. Los pacientes pueden experimentar síndrome apneico del adulto (adult
respiratory distress syndrome, ARDS) aunque éste suele ir precedido de síntomas
indolentes. Los pulmones de los pacientes con ARDS están llenos de una miríada de
microorganismos, y estos sujetos mueren a menudo en plazo de unos cuantos días
después de su ingreso en el hospital. Son infrecuentes la calcificación, la adenopatía
hiliar y los grandes derrames pleurales. Ocurren lesiones osteolíticas en cerca de 25%
de los pacientes y pueden abarcar casi cualquier hueso. Las lesiones óseas, que se
manifiestan en las radiografías como lesiones osteolíticas circunscritas, se manifiestan
desde el punto de vista clínico como abscesos fríos o senos que drenan o se
extienden hasta una articulación vecina y producen una artritis indolente productiva de
pus durante la aspiración. Las lesiones prostáticas y epididimarias se manifiestan por
tumoraciones induradas no hipersensibles. La epididimitis blastomicótica puede
acompañarse de hidrocele o seno que drena.
Diagnóstico
El diagnóstico de la blastomicosis se establece demostrando la presencia del hongo
en un cultivo del esputo, el pus o la orina. Un experto puede diagnosticar la
blastomicosis basándose en el aspecto del microorganismo en un frotis reciente o un
corte histopatológico. También se puede ver el hongo en la citología del esputo, pero
con frecuencia pasa inadvertido.
Tratamiento
Pocos pacientes han desarrollado solamente lesiones pulmonares transitorias, pero no
existen guías de referencia que permitan distinguir entre estos pacientes y los que
experimentarán avance local o diseminación de la enfermedad. Por este motivo, debe
recibir tratamiento toda persona que sufra este padecimiento. La anfotericina B
intravenosa es el fármaco preferente en quienes tienen infección de avance rápido,
enfermedad grave o lesiones en el sistema nervioso central. Como la reacción a la
anfotericina B es más rápida que la obtenida con cualquier agente del grupo de los
azoles, es menos apropiado el itraconazol intravenoso
7. ASPERGILOSIS (OPORTUNISTA).
La aspergilosis involucra una serie de enfermedades, la mayoría de ellas de tipo
oportunista, causadas por algunas especies del género Aspergillus, siendo las más
frecuentes: el Aspergillus niger, A. fumigatus, A. flavus, A. terreus y A. clavatus.
La aspergilosis sistémica es una micosis oportunista que forma parte de una extensa
gama de procesos patológicos producidos por un moho habitualmente saprófito y que
producen alergia respiratoria, micotoxicosis e infecciones superficiales tales como
otomicosis y onicomicosis.
Puede ocasionar padecimiento a nivel pulmonar y oftálmico. La palabra Aspergillus fue
originalmente usada por Micheli en 1729, por la similitud microscópica que tiene con el
aspergillum (del latín asperge, que significa rociar o esparcir), instrumento que se usa
en las ceremonias religiosas para la bendición. Los primeros casos de aspergilosis
fueron vistos en animales (pájaros) y el primer reporte de un humano correspondió a
una aspergilosis broncopulmonar realizado por Virchow en 1856.
Morfología E Identificación
Crece en los medios de cultivo ordinarios como Sabouraud y papa dextrosa agar (PDA)
a 28 °C. Las colonias se desarrollan rápidamente de 3 a 5 días. Estas varían según las
especies en cuanto a su textura, pudiendo ser planas, granulosas, polvosas,
aterciopeladas, tomando diferentes tonalidades en su pigmento que van desde color
negro (A. niger), verde (A. fumigatus), verde amarillento (A. flavus) y beige (A. terreus).
En la microscopia se observan las siguientes estructuras anamórficas:
Conidióforo. Es una hifa erecta, de pared gruesa, que se produce en el micelio aéreo
en forma perpendicular al sustrato, y que suele nacer de la llamada célula pie (foot cell);
salvo excepciones, los conidióforos no son ramificados, pueden ser lisos o rugosos
(grupo A. flavus), pigmentados o hialinos. Su extremo terminal se dilata constituyendo
la vesícula.
Vesícula. Es la parte apical del conidióforo; puede tener forma globosa, elíptica,
hemisférica o de moza.
Fiálides. Son las estructuras digitiformes productoras de los conidios que se desarrollan
en la zona fértil de la vesícula.
Conidios. Son esporas o propágulos asexuales unicelulares que se originan en el
extremo más estrechado de las fiálides. Su forma es globosa, ovalada o elíptica, y su
superficie puede ser lisa, rugosa o equinulada y de color variable, que determina el de
la cabeza conidial y de toda la colonia. Los conidios son hidrofóbicos y secos, fácilmente
transportables por el aire.
Cabeza conidial. Está constituida por los elementos descritos anteriormente y tiene
importancia básica como criterio de identificación y clasificación de Aspergillus. Existen
otras estructuras de interés en la identificación de grupos y especies como: células de
Hülle, esclerocios y ascocarpos (estructura sexual).
Patogenia
La presencia en la atmósfera de conidios de diferentes Aspergillus puede ocasionar
enfermedad en el hombre, que se manifiesta por diversos mecanismos patogénicos: Por
procesos de hipersensibilidad en sujetos con atopía, ocasionando asma, rinitis y
aspergilosis broncopulmonar alérgica. Por procesos de hipersensibilidad en sujetos no
atópicos, causando broncoalveolitis alérgica. Por infecciones superficiales, ocasionando
infecciones ungueales o micosis del conducto auditivo externo. Por infecciones
viscerales no invasivas que afectan las cavidades sinusales, pulmonares o pleurales.
Por infecciones viscerales invasivas:
Aspergilosis pulmonar invasiva y aspergilosis necrotizante crónica. Algunas especies de
Aspergillus producen micotoxinas que para algunos autores desempeñan un papel
importante en la producción de infecciones.
Las personas sanas que inhalan masivamente esporas de Aspergillus pueden sufrir
una neumonitis aguda difusa que cura espontáneamente. En estos casos se detectan
granulomas epitelioides con células gigantes y zonas piógenas en el centro que
contienen hifas. La evolución ordinaria es la recuperación espontánea al cabo de unas
semanas. Los pacientes de esta clase deben investigarse en busca de enfermedad
granulomatosa crónica subyacente.
Aspergillus puede colonizar a los pacientes que experimentan una enfermedad de los
pulmones subyacente y tienen, en consecuencia, lesiones del árbol bronquial o quistes
o cavidades del parénquima pulmonar. Las esferas de hifas contenidas en quistes o
cavidades (aspergilomas), por lo general en los lóbulos pulmonares superiores,
pueden alcanzar varios centímetros de diámetro y ser visibles en la radiografía de
tórax. No se produce invasión hística.
Manifestaciones clínicas
La aspergilosis broncopulmonar primaria se observa en pacientes con asma
preexistente (en particular dependiente de glucocorticoides) o fibrosis quística, y
produce crisis intermitentes de sibilancias, infiltrados pulmonares causados por
taponamientos bronquiales transitorios, eosinofilia del esputo y la sangre, fiebre de
grado bajo y manchas parduscas o verdosas en el esputo. Estas manchas contienen
hifas de Aspergillus, moco denso, eosinófilos y cristales de Charcot-Leyden. Algunos
pacientes con exacerbaciones repetidas desarrollan bronquiectasias centrales y pérdida
progresiva de la función pulmonar.
La aspergilosis pulmonar endobronquial saprofita se manifiesta por tos productiva
crónica, a menudo con hemoptisis, en un paciente con una neumopatía crónica previa
como tuberculosis, sarcoidosis, bronquiectasias o histoplasmosis. Aspergillus puede
propagarse desde su localización endocavitaria o endobronquial a la pleura en el curso
de un absceso pulmonar bacteriano o durante la intervención quirúrgica de éste. Los
pacientes que supuestamente tienen una neumonía necrosante crónica por Aspergillus
sufren en la mayor parte de los casos una colonización endobronquial saprofita y un
proceso pulmonar atribuible a otra enfermedad, con o sin infección bacteriana
sobreañadida. Los pacientes con neumonía crónica y Aspergillus en el esputo
presentan, en principio, una neumonía de otra causa (p. ej., histoplasmosis) o neumonía
por Aspergillus con una inmunodepresión subyacente (p. ej., una enfermedad
granulomatosa crónica o una infección por VIH).
La aspergilosis invasora en los hospedadores inmunodeprimidos se manifiesta por un
infiltrado pulmonar agudo con consolidación intensa y que empeora rápidamente, siendo
más frecuente en los pacientes con leucemia aguda y en los receptores de un trasplante
de tejidos. La infección avanza extendiéndose directamente por los planos hísticos y por
diseminación hematógena al pulmón, el cerebro y otros órganos. La tomografía por
computadora se ha mostrado especialmente valiosa para el diagnóstico de la
aspergilosis pulmonar invasora en los pacientes con neutropenia. El primer dato de la
CT es uno o más nódulos pulmonares pequeños. A medida que el nódulo se agranda,
el denso núcleo central del tejido infartado se rodea de edema o hemorragia formando
un reborde brumoso, lo que se denomina signo del halo. Este reborde desaparece en
unos días a medida que se agranda el núcleo denso. Cuando se recupera la función de
la médula ósea, el núcleo central infartado se cavita y da origen al signo de la media
luna. Aspergillus puede invadir a los pacientes inmunodeprimidos a través de pequeñas
heridas de la piel o de las mucosas de las vías respiratorias superiores. En los pacientes
con neutropenia, fiebre, y epistaxis mínimas, las primeras lesiones deben buscarse en
la nariz. En la mucosa se observan placas rojo escarlata que pronto se necrosan y
adquieren un color blanco y luego negro. Es frecuente que el proceso se extienda
rápidamente a las estructuras próximas, como los senos paranasales, la órbita y la cara,
hayan o no aparecido lesiones pulmonares.
Diagnóstico
El aislamiento repetido de Aspergillus en el esputo o la demostración de las hifas en el
esputo o el líquido de lavado broncoalveolar sugiere colonización o infección. Incluso un
solo aislamiento de Aspergillus en el esputo de un paciente con neutropenia y neumonía,
en particular si es un niño o una persona que no fuma, sugiere el diagnóstico de
aspergilosis invasora. En los pacientes con SIDA avanzado, fiebre y tos, el aislamiento
de Aspergillus en las secreciones respiratorias suscita la posibilidad de aspergilosis; de
ahí la conveniencia de realizar inmediatamente broncoscopia. Las masas del hongo
alojadas en los pulmones suelen detectarse en la radiografía. Se pueden demostrar
anticuerpos IgG contra los antígenos de Aspergillus en el suero de muchos pacientes
colonizados y prácticamente en todos los pacientes con masas de hongos. Los
pacientes con aspergilosis broncopulmonar alérgica tienen anticuerpo IgE sérico
específico contra los antígenos de Aspergillus, y a menudo también anticuerpo IgG. No
se cuenta con una prueba estandarizada para identificar estos anticuerpos. Las
concentraciones séricas de IgE suelen pasar de 1 000 ng/mililitro.
Tratamiento
Como tratamiento tópico se han utilizado: nistatina, solución de tolciclato, solución de
anfotericina B, solución de ketoconazol. Se utiliza de forma sistémica: antihistamínicos,
desensibilización inmunológica, corticoterapia (prednisona), anfotericina B, itraconazol,
anfotericina B (liposomal).
8. MUCORMICOSIS (OPORTUNISTA).
La mucormicosis es el término con el que se denominan las infecciones oportunistas
producidas por especies de hongos pertenecientes al orden Mucorales. Algunos autores
prefieren el término zigomicosis porque los Mucorales pertenecen a la clase de los
zigomicetos y así agrupa a los hongos del orden Entomophtorales, que también
ocasionan un tipo particular de micosis.
El primer caso conocido de mucormicosis data de mediados del siglo XIX; el hongo
llamado Mucor fue aislado de un pulmón en un enfermo con neoplasia. Un siglo más
tarde se demostró que la forma clínico-patológica más frecuente era la rinocerebral y se
definió como infección oportunista. Estos hongos se caracterizan por dar cuadros
agudos rinocerebrales y pulmonares, que cursan con trombosis, invasión vascular e
infartos. Se presenta en pacientes diabéticos descompensados e inmunosuprimidos. Se
conoce una gran diversidad de agentes etiológicos de mucormicosis, aunque sólo unas
pocas especies son aisladas con mayor frecuencia; todas ellas son termotolerantes y la
mayoría se puede encontrar creciendo en la naturaleza sobre sustratos orgánicos
Morfología E Identificación
Las principales características de estos hongos son: Micelio no septado (cenocítico,
multinucleado) con reproducción sexuada por producción de zigosporas y reproducción
asexuada por esporangiosporas, es decir, endosporas (por lo general) producidas en
formaciones más o menos esféricas llamadas esporangios, que están en el extremo
terminal de las hifas fértiles denominadas esporangióforos. Los zigomicetos se clasifican
de acuerdo con el origen del esporangióforo, la localización de los rizoides respecto al
estolón, así como la forma y tamaño de estas estructuras y de las esporas.
Tratamiento
Por lo general, el tratamiento exitoso de la forma pulmonar se ha efectuado con
anfotericina B. En la actualidad se han obtenido buenos resultados cuando se asocian
compuestos azólicos sistémicos como ketoconazol e itraconazol. En la forma
rinocerebral siempre ha sido necesario el desbridamiento quirúrgico.