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Capitulo 8 LA TRANSICION URUGUAYA DESDE EL GOBIERNO ‘TECNOCRATICO-MILITAR COLEGIADO Charles G. Gillespie Introduccién: El desarrollo y Ia crisis de la democracia uruguaya Por primera vez en la historia del Uruguay, en 1973 los militares como institucién instrumentaron un gélpe, a consecuencias del cual los politicos del pais fueron desplazados por oficiales de alto rango. A pe- sar de que siguié habiendo un presidente civil como figura decorativa, el poder estaba en la Junta de Oficiales Generales y la cipula militar, que fueron instalados como directores de la mirfada de organismos estatales, empresas ptiblicas y ministerios uruguayos. Habia habido dictaduras militares en el siglo pasado, pero ellas se identificaron con el Partido Colorado, que controlé ininterrumpidamente el gobierno desde 1865 has- ta 1958. Los militares no desempefiaron papel alguno —més alld de la aquiescencia en su inicio— en el régimen autoritario “moderado” de 1933-1942. Quienes han estudiado a Uruguay y a Chile tradicional- mente disputaron acerca de cual de los dos paises era el "més de- mocratico” de América latina, antes de sus destinos similares en 1973. No obstante, la ausencia de militarismo hizo de Uruguay la nacién Politicamente mas envidiada por los latinoamericanos en este siglo. La 262 Américalatina izquierda era débil,y las luchas de clases no Hlegaban a manifestarse en «un conflicto politico heroico,o siquiera muy abierto. Pero la perduracién de los moderados y a menudo conservadores partidos "tradicionales” (Colorado y Blanco) casi desde la independencia (1828) no puede atri buirse ala supervivencia de una “oligarquia” por medio de una coopta- ‘ign electoral clientelista de las masas, ni a las ingeniosas pero dudosas leyes electorales del pais.' En contraste con la Argentina, la “oligar- quia” uruguaya estaba agotada como consecuencia de repetidas guerras civiles entre los dos partidos durante el siglo XIX, que condujeron a la formacién de lo que Real de Azia ha denominado el patriciado. El Esta- do siguié en las manos de una clase politica relativamente auténoma, :mientras que la econom(a de exportacién en abierta expansién, basada en ‘came vacua y lana, era controlada por nuevos ricos menos criollos. La poblacisn, a diferencia de la de Chile, era homogéneamente europea, y la participaci6n politica alcanzé antes niveles altos? ‘Ninguna comprensién de la democracia uruguaya es posible sin refe- rencia al batlismo, alas ideas krausistas de don José Batlle y Ord6fez, aque se hizo cargo del Partido Colorado y utiliz6 sus dos presidencias {1903-1907 y 1911-1915) para promover reformas politicas y sociales que favorecian a las mujeres, a los nifios ya los obreros. Aunque el proyecto politico batllista era transformar la economia politica del pats, y to- Gavia desafia alos idedlogos neoliberales medio siglo més tarde, fue re- sistido tanto por facciones conservadoras del Partido Colorado como por los blancos tradicionalmente antiestatistas y partidarios del campo. Batlle presioné en favor de la promulgacién de la Constitucién de 1918 (que por primera vez introdujo la eleccién presidencial directa por voto secreto), pero sus oponentes supieron explotar sus planes acerca de un ejecutivo colegiado, incorporandlo la idea de la “coparticipacin” en el gobierno del partido minoritario (siempre los blancos). De ese modo, pa- rad6jicamente, mientras que Batle iba a lograr en la instrumentacién de las reformas un éxito mucho mayor que el de Yrigoyen, lider del Partido Radical de la Argentina, la subsistencia de espacios politicos para la ‘oposicién hizo que la democracia uruguaya fuera la mds pluralista y du~ radera, No obstante, Baille no logré crear una organizacién partidaria ccentralizada y disciplinada, y el hecho de que confiara en facciones ri- vales para asegurar la victoria sobre los blancos se convertiria en el tal6n de Aquiles de la democracia uruguay. atransiibn uruguaya 263 Después de la muerte de Batlle, en 1929, el Partido Colorado se fac cionaliz6 de modo ereciente, al desencadenarse disputas dindsticas entre 5s hijos y sobrino, En la gran prosperidad de la déceda que sigui6 a la Segunda Guerra Mundial, Luis Batlle, el sobrino, pudo revivificar ¢l ‘contenido populista del batllismo, ampliando las asignaciones estatales ‘para el bienestar y, sobre todo, favoreciendo a los obreros mediante la {nstrumentacin de un modelo clisico de industralizacin sustitutiva de {importaciones (ISD, siguiendo los lineamientos de la CEPAL. El también se vio limitado por la reintroducci6n de un ejecutivo colegiado en 1952- 1967, pero incluso mas por el agotamiento de a ISI dentro de los confines del mercado-uruguayo y por la crisis comercial que se inicié después del fin del boom de la Guerra de Corea. Por primera vez en casi cien afios, los ‘blancos, comprometides con politicas econémicas més liberales, ganaron la eleccién de 1958, Los dictados de la estrategia electoral, sin embargo, iban a dar por resultado un crecimiento ininterrumpido del sector ppilblico, inflacion en aumento y ctisis fiscal, lo cual produjo la quiebra bancaria de 1965, Los descalabros de la repuiblica “rebotaron” en ultra- mar. Después de que el “Pacto del chinchuilin" estableciera en 1931 el prin- cipio de la designacién en empleos pablicos por un sistema de botin, fanlo ‘para el gobierno como para la oposicién, los blancos se equipararon a los ‘olorados en la extensi6n de las redes de padrinazgo en el electorado r- bano répidamente creciente, por medio de clubes politicos leales a jefes individuales (caudillos)? La migracién rural-urbana, el sector piblico relativamente amplio, y la contigiidad de las elecciones hicieron que la prictica del clientelismo no s6lo fuera posible, sino crecientemente in- Gispensable. Un resultado fue la ausencia de voto clasista, y el factor ‘crucial de que no se forjaran vinculos entre los sindicatos y los principales partidos." Otro fue la desarticulacién acelerada de los partidos tradi- Gionales y la creciente burocratizacién y parélisis del Estado. Quizés {nevitablemente, se culp6 de la crisis que se profundizaba al pesado eje- ccutivo colegiado, que fue reemplazado en 1967 por una constitucién presi- ddencialista mucho més fuerte, la cual en alguna medida tomé como mo- delo la que de Gaulle le habia dado a Francia en 1958. ‘La ereaci6n de una presidencia fuerte no hizo més que exacerbar las ‘contradicciones del sistema, y no tuvo efecto alguno que promoviera par- tidos més disciplinados o cohesivos. Se conservé la ley electoral que per- 264 América latina ‘lia el voto combinado de lists competidoras leales a lideres rivaleg de{mismo partido, haciendo extremadament dificil el voto racional, 4 Neces haciéndolo imposible. En las elecciones de 1971, los eoloradcy, Hberalesy democrétcos ayudaban a elegira un hombre que casino tens ‘inguna conexién previa con el parti, pero que fue designado como ay -= qPoderado por el presidente Pacheco, ya que a consituciénno consent In reeleccin de funcionaros. Puesto que los seis candidatos coloredaa Juntos reuniron 13.000 votos més que sus tres rivals Blancos l ley elec toral tradicional conocida como de “voto doble simulténeo” Nevé a lg proclamacién como presidente del candidato colorado con més votce Gordaberry), a pesar del hecho de que el lider blanco (Wilson Ferrel) {uo un caudal electoral mucho mayor. Después de asumir la presiden,

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