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EXPOSICION

En la República Argentina, las jurisdicciones nacionales y provinciales también contribuyeron a


modificar sustancialmente la realidad municipal. La estabilización económica, los profundos
procesos descentralizadores encarados por el gobierno central y la reforma constitucional, han
contribuido a la revitalización de la instancia local como depositaria de las expectativas de la
población y receptora de la protesta ciudadana. Durante este período, los estados Nacional y
provinciales impulsaron programas de capacitación y asistencia técnica a los municipios; sin
embargo, estas acciones se caracterizaron por carecer de diagnósticos de situación adecuados,
por responder a urgencias eleccionarias, por tener una presencia discontinua y/o por
emprenderse desde distintos organismos públicos sin coordinación y -en algunos casos- en
franca competencia. Sumado a ello se ha observado, en muchos de estos programas, la
sensibilización de los actores locales a favor de la aplicación de herramientas que los propios
marcos jurídicos de los municipios impiden aplicar, lo que provoca desde el desgaste de la
motivación hasta el empeoramiento de la situación inicial por el fracaso de las iniciativas. Sin
lugar a dudas contribuir a que los municipios puedan abordar exitosamente estos procesos de
cambio es prioritario para el equilibrio del sistema; de lo contrario, la “sobrecarga de tensiones
y demandas sobre las instituciones municipales también hace que el estallido en el último
eslabón impacte sobre la escena nacional vía los medios de comunicación” (García Delgado,
1997b, 16).

El “régimen municipal”3 argentino comprende distintas formas de gobierno con particulares


denominaciones y estructuras organizativas: municipios –con o sin carta orgánica-, comunas,
delegaciones, comisiones municipales, vecinales o de fomento4. No obstante esta diversidad,
en todas ellas puede reconocerse la existencia de tres elementos comunes e
interdependientes5: el social, el territorial y el institucional (Hernández, 1984; Ossorio, 1998).

El municipio ha sido definido6 como:

"una comunidad natural7 con vida propia e intereses específicos, con necesarias relaciones de
vecindad. Como consecuencia de ello es una institución política administrativa-territorial, que
sobre una base de capacidad económica, para satisfacer los fines de un gobierno propio, se
organiza independientemente dentro del Estado, para el ejercicio de sus funciones8”.

Esta suerte de "vida propia" e "intereses específicos" de cada gobierno local, influidas por la
impronta que las distintas circunstancias históricas, políticas, económicas, sociales y aún
antropológicas dejan en los municipios, fueron conformando a lo largo del tiempo y en los
distintos ámbitos geográficos, estructuras de naturaleza y características particulares. No
obstante, es posible establecer rasgos comunes entre las experiencias internacionales más
conocidas, analizar la evolución de dichos modelos y observar la influencia que ejercieron.

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