Professional Documents
Culture Documents
Traducido con permiso del libro Glimpses of Grace: Treasuring the Gospel in Your
Home © 2013 por Gloria Furman, publicado por Crossway Books.
A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas han sido tomadas de La
Santa Biblia, Nueva Versión Internacional (NVI) ©1999 por Bíblica Inc. Las citas
marcadas con la sigla RVC han sido tomadas de La Santa Biblia, Versión Reina
Valera Contemporánea ©2011 por Sociedades Bíblicas Unidas.
Poiema Publicaciones
info@poiema.co
www.poiema.co
ISBN: 978-1-944586-37-9
Impreso en Estados Unidos
SDG
Para David,
quien cada día me recuerda tiernamente:
“Este es el día en que el Señor actuó;
regocijémonos y alegrémonos en Él”.
Salmos 118:24
Contenido
Prefacio9
Reconocimientos11
Introducción13
Parte 1
Tu fundamento en medio de lo cotidiano
1. Cotidiano mucha con probabilidad de milagros 23
2. No pitufees el evangelio 33
3. El poder de las parábolas 51
4. Cristo en ti, la esperanza de gloria 63
Parte 2
Lo milagroso en medio de lo cotidiano
5. Poder divino y promesas hermosas para los trasnochos 77
6. El pan de vida y panecillos de desayuno 91
7. Gracia abundante para cada invitado 103
8. Él nos limpia y nos deja blancas como la nieve 115
9. La presencia constante de Dios en medio de nuestro dolor 133
10. Unida a Cristo pero necesitando amistades 147
11. Tesoros en vasijas de barro, no en porcelana fina 161
12. El ídolo de una casa perfecta 173
13. ¿El contentamiento en Cristo viene con siesta incluida? 183
Conclusión193
Notas195
Índice general 199
Índice de las Escrituras 201
7
Prefacio
10
Reconocimientos
Aliza, Norah y Judson: este libro hubiera sido muy aburrido y más corto
de no ser por sus hermosas personalidades.
Estoy agradecida por todo el apoyo que he recibido de la comunidad
virtual del blog Domestic Kingdom (Reino Doméstico), así como de Collin
Hansen y de Tony Reinke. También me siento agradecida por el ánimo
de mi amiga Jennie Allen, quien logró convencerme de escribir algo más
largo que una entrada en un blog. Mil gracias a Justin Taylor y a Lydia
Brownback, y al equipo de Crossway.
Mis hermanos en Cristo de la Iglesia del Redentor en Dubái interce-
dieron por mí, y muchas de mis dulces hermanas dieron de su tiempo y
ayuda para que pudiera escribir este libro: Sarah Wilson, Sarah Lawrence,
Laura Davies, y Kanta Marchandani. Don y Becky, gracias por recibirme
a mí y a mi bebé parlanchín en su casa para que pudiera dedicarme a es-
cribir allí, y por no frustrarse con las tazas de café que dejaba por toda la
casa y las migajas de galletas que terminaban debajo de la cama.
Cuando Kevin and Katie Cawley me dieron una copia de A Gospel
Primer for Christians (Una introducción al evangelio para cristianos)
de Milton Vincent, no tenía idea de lo que esa valiente recomendación
significaría para mí. Ese libro transformó mi vida. Samantha Muthiah,
gracias por conseguirme una copia de The Organized Heart (El corazón
organizado) de Staci Eastin y por todas las conversaciones siguientes que
tuvimos acerca de la centralidad del evangelio.
11
Reconocimientos
12
Introducción
Hoy es lunes
Creo que lo que más me emocionaba cuando empezaba a escribir este
libro era que tenía que rendir cuentas en cuanto a la disciplina de meditar
en estas preguntas cada día. ¡Qué felicidad!
Y lo único que supera escribir acerca de cómo atesorar el evangelio en
tu hogar es comer galletas saladas con crema de vainilla mientras escribes.
¡Ahora tengo casi un gramo de sal sonando dentro de mi teclado!
Destellos de gracia habla acerca de nuestra vida presente, durante el
tiempo conocido como el “ya, pero todavía no” en la historia redentora
de Dios. Jesús no está en la tumba, ¡Él está vivo! El triunfo del Domingo
de Resurrección es la realidad en la que vivimos cada momento de cada
día. Las cosas en nuestro hogar tienen el potencial de hacernos gozar en la
realidad de la resurrección. Nuestros hogares también tienen el potencial
de distraernos cuando no fijamos nuestros corazones en lo que no se ve,
sino en lo que se ve: la inmensa pila de platos sucios en el fregadero.
En este libro quiero demostrar que el evangelio es un tesoro para
nosotras, especialmente en nuestros hogares, y que nos mueve a gozarnos
en la esperanza de la gloria de Dios. Debido a que Dios es bueno, tene-
mos un sinnúmero de razones por las cuales alabarle en nuestros hogares.
“¡Alaben al Señor porque Él es bueno, y Su gran amor perdura para siem-
pre!” (1Cr 16:34).
16
Introducción
20
Parte 1
Tu fundamento
en medio
de lo cotidiano
1
con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la
derecha de Dios. Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las
de la tierra, pues ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo
en Dios”.
El poder de Dios se perfecciona en nuestro ministerio, prosperando
las obras que hacemos por la fe (2Ts 1:11). Así que, ese enésimo pañal
sucio, cuando lo vemos a la luz de la esperanza y las promesas que están
en la Palabra de Dios, puede ser un gran instrumento en las manos de
Dios para transformar tu corazón.
29
Tu fundamento en medio de lo cotidiano
Gracias a Dios que hubo alguien que sí le agradó. Jesús hizo todo sin
quejarse, incluyendo ir a la cruz a morir en mi lugar, cargando mi pecado
sobre Él. Jesús es el único hombre que vive en sumisión sincera a Dios
el Padre. La Biblia enseña que Jesús no solo es mi ejemplo a seguir, sino
que también es mi Salvador. Su muerte expiatoria hizo exactamente eso:
expió (pagó por) mis pecados. Y no permaneció muerto. Jesús es Aquel
quien dice: “Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y
tengo las llaves de la muerte y del infierno” (Ap 1:18). Cuando me aferro
a Jesús por medio de la fe y confieso que es mi única esperanza para poder
agradar a Dios, Dios me declara como justa. La justicia de Cristo pasa a
ser mía. Eso es gracia.
La gracia que me fue dada en la cruz, y la gracia venidera que anhelo,
impiden que caiga en estas dos actitudes letales:
1. “Soy la peor ama de casa. Yo sé que debo hacer un mejor trabajo,
y no tengo excusas. ¿Por qué no puedo ser como fulana que hace todo
tan bien?” Me lleno de culpa y condenación, y me dejo dominar por
mi orgullo. Sí, orgullo. Prefiero lamentarme y odiarme a mí misma que
arrepentirme y buscar en Cristo la aceptación y el poder que necesito para
vivir cada momento.
2. “Soy la mejor ama de casa. La verdad es que es bastante impresio-
nante cómo puedo hacer tantas cosas a la vez. Mis amigas siempre me lo
dicen. Con disciplina logro hacer todo lo que me propongo. No importa
lo que pase, hago lo que tenga que hacer y, por supuesto, sin descuidar mi
apariencia. Sinceramente, no entiendo cómo es que fulana, que además
tiene menos responsabilidades que yo, no puede ni con lo que tiene”. Me
lleno de justicia propia y orgullo. Prefiero gloriarme en mí misma en vez
de gloriarme en Cristo, quien entregó Su vida en la cruz para asegurar mi
futuro.
Así que la gracia me ayuda a siempre recordar la realidad del evan-
gelio y el futuro que me fue prometido. Por lo que Cristo ya hizo a mi
30
Cotidiano con mucha probabilidad de milagros
favor y por lo que hará por mí en el futuro, puedo rechazar tanto la culpa
como la vanagloria.
Milton Vincent lo dijo así: “La justicia de Dios, que me es atribuida
a través de Cristo, no es meramente algo sobre lo cual descanso, sino que
es la principal realidad salvífica con la que Dios me gobierna”.3
Más aún, como resultado de la obra de Cristo en la cruz, tengo todo
lo que necesito para vivir como Dios manda (2P 1:3–4), y todas estas
cosas son regalos inmerecidos. Dios es increíblemente bueno conmigo
“por su gran misericordia” (1P 1:3).
32
2
No pitufees el evangelio
Mi historia
Nací en un país donde había libertad religiosa para proclamar el evangelio
de Cristo a través de la radio, anunciarlo en vallas y discutirlo libremente
en público. Incluso, viví parte de mi infancia en una sección de mi país
llamada “el cinturón bíblico”, porque hay una iglesia en cada esquina.
Mis padres cumplieron fielmente con llevarme siempre a la escuela domi-
nical, a todas las reuniones de la iglesia y a la escuela bíblica vacacional.
Ahora que vivo en esta parte del mundo, me doy cuenta del privile-
gio que tuve. Que mis padres me hayan llevado a la iglesia, hayan cele-
brado festividades cristianas, y me hayan hablado acerca de Jesús, es una
gracia que mis vecinos aquí nunca han conocido.
No recuerdo específicamente las ocasiones en las que escuché el evan-
gelio de Jesucristo en mi infancia. Pero sí recuerdo la primera vez que la
luz de la gloria de Dios en Cristo resplandeció en medio de la oscuridad
33
Esperamos que hayas disfrutado de esta
pequeña muestra del libro Destellos de Gracia.