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INTRODUCCIÓN A LA BIBLIA
POR:
CARLOS ALFREDO PÁRRAGA
TUTOR:
P. ANTONIO MENDOZA DE LA CRUZ
AGOSTO
2017
INTRODUCCIÓN A LA BIBLIA
INTRODUCCIÓN
La Biblia es el libro más importante y popular del mundo. Sus verdades han vencido
las pruebas del tiempo y toda oposición, y su influencia se ha extendido por todo el mundo.
Estudiarla, es una de las decisiones más sabias e importantes que se puedan tomar ya que un
buen estudio llevaría a un mejor conocimiento y así a un mejor estilo de vida, si se lleva su
mensaje a la práctica.
Además, la Biblia es la fuente primera y principal de nuestra fe, ella nos da ya desde el
principio tres ideas reveladas de suma importancia: la idea de Dios, del hombre y del mundo.
Es la Historia de la Salvación escrita por inspiración del Espíritu Santo, espejo para nuestra
propia historia y del actuar de Dios en nuestras vidas.
Para ello estas pocas líneas están hechas para dar un servicio a quien desee afianzar su
conocimiento, ayudando a comprender algunos criterios muchas veces desconocidos, y desde
luego a abrir el apetito para profundizar en ellos, con lo cual afianzará su fe, robustecerá su
esperanza y crecerá en el amor a Dios.
BIBLIA
¿Qué es?
Al hablar de la Biblia se pueden dar muchas respuestas sobre lo que se conoce que es.
Se la conoce como la Palabra de Dios dirigida a los hombre; también como el libro de Dios, la
historia del amor de Dios; como la Historia de Israel y la salvación del hombre; todas estas en
cuanto a su contenido.
Así, se pueden dar muchas definiciones que haría notar la grandeza y hermosura de este
libro, pero es bueno quedarnos con la definición que aparece en el documento del Concilio
Vaticano II “es un conjunto de libros, escritos por inspiración del Espíritu Santo, es decir, que
tienen a Dios por autor y como tales han sido confiados a la Iglesia” (Dei Verbum 11.)
Palabra de Dios, se la conoce así, ya porque es él mismo que se comunica con nosotros
a través de la Biblia.
Libro de la Revelación, ya que Dios se nos revela, es decir, corre el velo cuando la
leemos; la palabra vino a nosotros dando a conocer su misterio, haciéndose cercano a nosotros
y porque los que la escribieron lo hicieron por revelación de Dios.
Testamento, esta palabra viene del latín “testamentum”, del griego “diazeque” y a su
vez del hebreo “berit” que significan “pacto”, “alianza”; entonces se denomina así por el pacto
de Dios con Abrahan y sobre todo con Moisés conocida como antigua alianza, y la nueva
alianza es la de Jesús.
Autor.
Como se puede notar en la definición anterior del documento del Vaticano II se afirma
la doble paternidad de los libros sagrados y en el mismo literal de la Dei Verbum menciona
“En la redacción de los libros sagrados Dios eligió a hombres, que utilizó usando de sus propias
facultades y medios, de forma que, obrando él en ellos y por ellos, escribieron, como
verdaderos autores, todo y sólo lo que él quería”.
Entonces, se trata de libros con una doble autoría. Son libros escritos por hombres, a
los que llamaremos Autores Sagrados, sobre los que el Espíritu de Dios estuvo ejerciendo una
acción especial, de tal forma que también a él debemos atribuirle estos libros. El hombre
tampoco será un simple instrumento en las manos de Dios. Dios como que toma al hombre a
su servicio, pero dejándole ser él mismo. Pero sin lugar a dudas, el único autor de la Biblia es
Dios bajo la actuación del Espíritu Santo, como lo afirma la Verbum Dómini, 19 “se reconoce
toda la importancia de autor humano, que ha escrito los textos inspirados y, al mismo tiempo,
a Dios como el verdadero autor”.
Contenido.
Y porque todo el plan de salvación trazado por Dios había trazado se realiza plenamente
en Jesucristo y por él se realiza también en nosotros.
DIVISIÓN
Antiguo Testamento
El Antiguo Testamento nos presenta la historia de Israel desde el 1800 antes de Cristo
hasta nuestra era. Leemos en él su historia -la historia vulgar de un pequeño pueblo, entre otros
muchos-, pero también y sobre todo el significado que ese pueblo percibió en su propia historia.
Comprende todo lo sucedido desde la creación del mundo, hasta que llegó el tiempo de
la venida del Hijo de Dios.
Los Proféticos, recogen los mensajes que Dios envió a su pueblo por medio de hombres
santos llamados profetas que denunciaban las injusticias y anunciaban su perdón
misericordioso para los que se convirtieran. A este grupo pertenecen: Isaías, Jeremías,
Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías,
Ageo, Zacarías y Malaquías.
Los Sapiensales, nos enseñan una doctrina de cómo vivir como hijos de Dios, también
se los llama Didácticos, poéticos o doctrinales. A este grupo pertenecen: Job, Salmos,
Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Sabiduría y Eclesiástico.
Nuevo Testamento
Evangelios, que contienen los dichos y hechos de Jesús, entre ellos están: Mateo,
Marcos, Lucas y Juan.
Los Escritos paulinos, cartas atribuidas al apóstol Pablo dirigida a las diferentes
iglesias primitivas, entre ellas: 1-2 a los Corintios, a los Gálatas, a los Efesios, a los Filipenses,
a los Colosenses, 1-2 a los Tesalonicenses, 1-2 a Timoteo, a Tito, a Filemón y a los Hebreos.
Como ya se ha dicho, la Biblia es un conjunto de libros, cada uno de los 73 libros está
dividido en capítulos, que suelen indicarse en la Biblia con números grandes. Y cada capítulo
está dividido en renglones, que se llaman también versos o versículos y están señalados con
números pequeños.
Entonces, para buscar en la Biblia una cita tienes que buscar tres cosas: el nombre del
libro, el capítulo y el versículo. Ejemplo Mateo 5, 8-12, esto significa que hay que leer todos
los versículos del ocho al doce del capítulo ocho del evangelio de Mateo.
Con el fin de abreviar los títulos de los libros bíblicos, se suelen emplear sus siglas
correspondientes. Estas siglas o abreviaturas las encontramos normalmente en una de las
primeras páginas de la Biblia.
Si se hacen varias citas de distintos capítulos o de distintos libros, se separan con punto
y coma (;). Ejemplo: Mc 3,7; 5,11 se lee: evangelio de Marcos, capítulo tercero, versículo 7 y
capítulo quinto, versículo 11. Otro ejemplo: Lc 10,2-8; Jn 7,14 se lee: evangelio de Lucas,
capítulo décimo, versículos dos al ocho, y evangelio de Juan, capítulo séptimo, versículo
catorce.
Además, si después de la cifra de un versículo encontramos una ‘a’, quiere decir que se
cita tan sólo la primera parte del versículo; una ‘b’ se refiere a la segunda parte del versículo;
una ‘s’ quiere decir que se están citando también los siguientes versículos o capítulos.
Hemos dicho que la Biblia es un libro que tiene no sólo un autor humano, como
cualquier otro libro, sino que es un libro en el que también nos habla Dios, y un libro en el que
Dios habla no sólo para los hombres del tiempo en que fueron escritos los libros, sino también
para los hombres de todos los tiempos. Podemos, pues, distinguir, al menos teóricamente, tres
niveles, que hemos de tener en cuenta para llegar a captar en plenitud el mensaje que los libros
bíblicos nos trasmiten:
Nivel actualizante. La Biblia es también palabra de Dios para nosotros. A este nivel,
habrá que hacer una traducción del mensaje bíblico para el hombre de hoy.
Para esto, hay que tener ciertas condiciones para una buena lectura de la Biblia. En
primer lugar la oración, pidiendo a Dios que nos ilumine para entender el mensaje; hacer una
lectura pausada con humildad, sabiéndonos necesitados de Dios; no buscar ciencia profana y
explicación lógica, sino un mensaje espiritual; buscar comentarios serios y explicaciones de
buenos libros de expertos de Biblia; y empezar a leerla en el orden más fácil conocido:
Evangelios, Hechos, Génesis, Éxodo, resto de libros del Antiguo Testamento y luego las Cartas
del Nuevo Testamento.
Nos dice el Concilio Vaticano II: “Los cristianos deben recibir los libros sagrados con
devoción, porque expresan un vivo sentido de Dios, contienen enseñanzas sublimes sobre Dios
y una sabiduría salvadora acerca del hombre, encierran tesoros de oración y esconden el
misterio de nuestra salvación” (Dei Verbum, 15).
Actitud Crítica, muchos especialistas la leen con espíritu crítico, en el sentido científico
de la palabra, viéndola desde el punto de vista de las ciencias, es buena actitud, pero no basta,
pues saldríamos eruditos de la Biblia y no tocaría el centro de nuestra persona.
Actitud Histórica, puesto que en la Biblia se narran hechos del Pueblo de Dios y de sus
personajes y sus relaciones con otros pueblos y culturas del Oriente medio, podemos
acercarnos con ojos de historiador, pero no obstante, tampoco esta actitud es la correcta,
llegaríamos a ser unos historiadores nada más.
Con fe y con amor, en ella se nos ofrece todo el misterio de salvación del hombre, es
Dios mismo que nos habla como Padre y nos sustenta amorosamente con su palabra.
Con respeto y veneración, porque es Dios mismo que nos habla, que se dirige a
nosotros.
Con espíritu de Humildad, con apertura de corazón para dejarse transformar por su
palabra, reconociéndonos necesitados de él.
Con espíritu de Oración, como nos dice la Dei Verbum, 22 “la Biblia es la fuente
principal de la oración y de la vida religiosa de los cristianos”.
LA BIBLIA Y LA IGLESIA.
Tradición y Magisterio.
Por último, como afirma el Papa Benedicto XVI: “En definitiva, mediante la obra del
Espíritu Santo y bajo la guía del Magisterio, la Iglesia trasmite a todas las generaciones cuanto
ha sido revelado en Cristo” (Verbum Dómini, 18).
CONCLUSIONES