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1.

- La institución elegida para responder el práctico es la Unidad Penal N°1 de la ciudad de Rio
Grande. Depende del gobierno de la provincia de TDF, del Servicio Penitenciario.
Alberga en sus cinco pabellones alrededor de 115 internos, todos hombres.
La mayor parte del personal son hombres, aunque algunas mujeres trabajan allí en el área de
sanidad, como parte del servicio criminológico (una psicóloga y una trabajadora social) y algunas
pocas agentes penitenciarias.
Las relaciones que allí se dan entre cuerpo, naturaleza y cultura remite a la transformación de la
visión medieval y católica de que la mujer puede incitar al pecado de la carne (hipertexto, 2.1) hacia
una visión del peligro físico y la amenaza social. Hay un dominio masculino, sustentado en una
“aparente” disposición de fuerza física requerida para generar respeto en los internos, se ocupan
lugares diferenciales entre agentes: por ejemplo los guardias que controlan las puertas de acceso a
los pabellones, definen los grados de proximidad con los reclusos, notándose que el personal
femenino desaparece a medida que se aproxima al contacto, siendo este breve y custodiado.
Mantener alejadas a las mujeres sugiere una forma de mantener el orden institucional. La visión de
parte del personal masculino hacia los internos es de la de ver al interno como un posible agresor
sexual, que no controla su instinto sexual (hipertexto 2.2), siendo que muchas veces estas actitudes
hacia la mujer están basadas en la diferencia de jerarquías, siendo los mismos agentes (jefes)
quienes tienen actitudes sexistas. Siendo el cuerpo de los agentes quienes más expresan esta
distinción entre sexo y amor, destinando el primero a la expresión del poderío masculino.

2.- Con respecto a la institución sanitaria elegida, quisiera elegir nuevamente el área de sanidad del
servicio penitenciario. Ella es un área dependiente de la unidad penal y atiende casos agudos.
Principalmente rige todo lo que tiene que ver con el tratamiento del cuerpo de los internos.
Administran medicamentos, organizan turnos y estudios con el Hospital regional. Todo se vuelca en
un legajo sanitario de cada uno de los internos. El médico general es quien decide por la necesidad
de intervención.
Con respecto al cuerpo de los internos, ellos tienen poca representación del mismo. Es un cuerpo
que sangra ante las sucesivas peleas que ordenan la convivencia interna. Pocas veces salen al
hospital a hacerse estudios, solo para pacientes con enfermedades crónicas. Muchos de ellos toman
medicación psiquiátrica como una manera de estar calmados. Representa una forma de
disciplinamiento del cuerpo. Las visitas conyugales están reguladas pero no son las únicas
relaciones sexuales consentidas. En este sentido se puede citar las investigaciones de Fuller (Fuller
1997) cuando en el análisis de las relaciones sexuales de hombres con otros hombres manifiesta
comportamientos que afirman su poder más que una orientación sexual. Dentro de la clasificación
los agresores DIS (particularmente ASI) son quienes gozan de menor jerarquía, ya que se los
considera anormales, por estar más alejados de los parámetros de la heteronormatividad, no
contemplando la diversidad.
Las consecuencias de este tipo de prácticas institucionales se traduce muchas veces en mayor grado
de violencia al egresar de la institución.

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