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Vida, testimonio y palabra de Monseñor Romero

“JUSTICIA”
¡Hoy se habla mucho de justicia y tal vez la interpretamos mal. La justicia, según la palabra de Dios de hoy, quiere decir la acción, la
intervención misericordiosa de Dios, manifestada en Cristo, para borrar del hombre su pecado y para darle la capacidad de obrar como
hijo de Dios!
(Homilía 4 de junio de 1978, V p. 24).
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ACOMPAÑANDO LA VIDA
OCTUBRE 2010.
Zona costa, Usulután.
SEÑOR, AUMENTANOS LA FE. (Lc.17,5)
SI TIENES FE COMO UN GRANITO DE MOSTAZA…(Lc.17,6)
Esta fue la exclamación de los discípulos hacia Jesús: “Señor, auméntanos la fe”. ¿De dónde viene este grito? No
cabe duda que proviene de la impotencia ante la realidad.
La situación real en tiempos de Jesús era dura. El país estaba invadido por el imperialismo romano. Tuvieron que
pagar impuestos para la manutención del ejército invasor. Tenían que pagar los impuestos para el templo y los
diezmos para la religión. Basta con abrir los textos de los evangelios para encontrarnos con tantos enfermos y
hambrientos. Y ¿Cómo realizar un cambio? ¿Cómo hablar, anunciar, vivir y procurar el Reino de Dios con su
justicia? Los discípulos han de haberse sentido totalmente impotentes.
Además la religión ya se había apartado de esta lucha. La religión se había enclaustrado en un mundo paralelo,
simbólico e irreal. La religión de los fariseos había secuestrado a Dios en leyes y ritos que no cambiaban la reali-
dad, más bien aumentaban la miseria y la exclusión. Además los enfermos eran hasta culpados de su enfermedad:
“era por sus pecados”. Los discípulos que constataban y experimentaban esta realidad se sentían impotentes.
Más bien el poder estaba en manos del Anti-Reino.
Por otro lado, los discípulos estaban frente a un Jesús extra-ordinario. Este Laico de Nazaret, hablaba y actuaba
con autoridad y con libertad entera. No tenía miedo. Era impresionante. Curaba a enfermos y no le importaba si
era día sábado expulsaba demonios de la sumisión y del miedo y retornaba la libertad a los seres humanos. Daba
de comer a los hambrientos y enseñaba la manera de eliminar el hambre: compartiendo y repartiendo. Confron-
taba y se enfrentaba con los fariseos y el poder religioso con palabras devastadoras y gestos proféticos como su-
cedió en el templo. Experimentando al Nazareno, Laico, fuerte y libre, los discípulos se dieron cuenta que lo úni-
co que le importaba era su Dios: Yaveh, que significa Libertador, El que está en la liberación y a quien Jesús lla-
maba Papi (Abba) sabiendo que quería la vida para todos los pobres, sus hijos, apresados en un sistema de opre-
sión y exclusión por otros seres humanos. Y experimentaban los discípulos que este Nazareno tenía el Espíritu
de Dios, el Espíritu de la libertad de los hijos de Dios.
¿Cómo seguir pues a este Jesús en esta realidad? “Señor, auméntanos la fe” fue su grito. Se sentían impotentes.
También es nuestro grito de ahora. El hambre aumenta, el desempleo nos arruina, migrar es poner en peligro su
vida. La brecha entre ricos y pobres se hace un verdadero abismo. La violencia es estructural y puntual. Los Cai-
nes aumentan y hay el gran Caín estructurado en criminalidad organizada. Las inundaciones arruinan las cosechas
de los campesinos y los acaparadores están aumentando los precios. La corrupción florece. La primera pregunta
de un abogado defensor es: “Hay que comprar o no?” Con eso hace saber que la justicia se compra, se compran
los fiscales y los jueces.
Por otro lado la Iglesia enterró desde Monseñor Romero su profecía. Es una Iglesia del silencio sin mensaje.
Están actuando en un mundo paralelo simbólico, para la otra vida.
Hablan de Dios y manipulan a Dios para tranquilizar y silenciar las consciencias de aquellos que piensan y sien-
ten que algo tienen que hacer. No pueden pronunciarse porque no es de su incumbencia. ¿De dónde pues pue-
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den agarrarse los pobres hoy día? Dios es para salvar almas, dicen, en la vida después de la muerte y los pobres
preguntan: “Habrá vida ANTES de la muerte?
Todo parece un diluvio de maldad, y la Biblia dice que son pocos que se escapan de esta maldad, solo la familia
de Noé.
¿Cómo seguir hoy día a Jesús, aquel laico de Nazaret? Parece imposible.
Y Jesús contesta: “Si tienen la fe de un granito de mostaza…”(Lc.17,6)
Como Jesús realizó signos milagrosos para animar a los discípulos, también hoy día existen estos signos milagro-
sos para los seguidores de Jesús.
En El Salvador, miles de campesinos y campesinas, harapientos y hambrientos, sin preparación ni educación, lo-
graron poner en jaque al imperio más poderoso de la historia durante 12 años. Ellos tenían fe en que podían
salvar a los pobres de El Salvador. Tuvieron la fe de un granito de mostaza. Jugaron sus vidas porque querían
aportar para el Reino de Dios, para la justicia, para la Verdad, defendiendo la vida de los pobres, haciéndose soli-
darios en el amor y con entera libertad. Sabían que Dios quería otro El Salvador y con el Espíritu de Dios en
alto, no rezaron dogmas de otro mundo, sino se jugaron la vida para un Reino que de verdad era nuevo. Los hé-
roes y mártires nos hablan de esta fe del granito de mostaza. Nos inspiran en nuestra impotencia. El Reino de
Dios es para hoy y aquí. No rezaron el credo pero jugaron sus vidas para la esperanza de los pobres. No sabían
de memoria el catecismo pero fueron fieles al Dios del Reino.
El último día del mes de septiembre 2010 y los primeros días de octubre se dio el golpe de estado contra el presi-
dente de Ecuador: Correa. Correa fue aquel que estuvo en El Salvador este año para honrar a Monseñor Rome-
ro. En esta oportunidad dijo: “Para los pobres el Norte está en el Sur” Con esto decía claramente que la esperan-
za no estaba en el imperio (como quiere decir “el sueño norteamericano”) sino en la solidaridad de los pueblos
que se inició en el sur del continente. Hoy, por su lucha por los pobres lo querían destituir con un golpe de esta-
do, que gracias al Dios de los pobres y con los pobres, fracasó. Los pobres se tomaron las calles, cercaron el
hospital donde Correa estaba de rehén y cercaron el palacio presidencial. El pueblo pobre tenía la fe del granito
de mostaza. Los ricos y poderosos junto al imperialismo no lograron acabar en Ecuador con el ALBA, la espe-
ranza de los pobres. Los pobres actuaron como los pobres de Venezuela en 2002. Porque está claro que el impe-
rio, el Anti-Reino no se conforma con la justicia y la vida. Ya derrocaron a Mel Zelaya en Honduras en 2009.
Querían derrocar a Colom en Guatemala cuando el abogado Rosemberg se suicidó echando la culpa de su
muerte al Presidente. En 2008 los poderosos de Bolivia querían eliminar a Evo Morales y en Paraguay se frustró
un golpe contra el presidente Lugo. La decisión de parte del Anti-Reino está tomada. No pueden permitir que
los pobres tengan esperanza.
Pero ahí está la fe del granito de mostaza.
Y también en nuestro propio país, donde vemos la realidad desde los ojos de la fe del granito de mostaza logra-
mos recibir la respuesta de Jesús. Las organizaciones sociales y civiles luchan contra las amenazas de la vida, con-
tra la minería, contra las represas. Y esas empresas son poderosas.
Y también, nuestro nuevo gobierno ha lanzado la nueva forma de salud. Ya inició en los 74 municipios más po-
bres del país, con un médico, una enfermera, un trabajador social y otros, que ahora van a visitar los enfermos en
sus casas y hacen la salud preventiva. Doctores cubanos solidarios nos ayudan en ese andar.
Y la sala de lo constitucional de la Corte Suprema de Justicia hace sus decretos para una nueva forma de eleccio-
nes que hace temblar las cúpulas de los partidos; hace un decreto para la transparencia de los fondos estatales y
decreta que la prensa es libre pero no libertina. Los grandes tiemblan, el pueblo recupera la esperanza.
Hay señales milagrosas hoy día que responden a la exclamación: Señor, aumenta nuestra fe. Y hay personas que
tienen la fe como un granito de mostaza.
Y cada uno puede sembrar este granito por donde educa a sus hijos, por donde trabaja o estudia. El Reino de
Dios se construye aquí en la tierra, y nuestro Dios manda su Espíritu a cada uno para defender la justicia, la vida,
la verdad contra toda opresión y exclusión, contra toda corrupción y encubrimiento, contra cualquier amenaza a
la vida de los pobres. El Espíritu de Dios nos hace libres para vivir el amor solidario.
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LA FE COMO UN GRANO DE MOSTAZA ESTABA EN
ABRAHAM, EL PADRE DE LA FE.
En su libro “Abraham y Sara”, Carlos Mesters, el genial biblista de nuestros tiempos, describe los primeros 11
capítulos del Génesis como un análisis de la realidad que desemboca en la Fe de Abraham. Este análisis, que
hace la Biblia, aún sigue vigente en nuestros días.
Según este análisis hay cuatro capas de suciedad, de maldición, entremezcladas entre sí, que corrompen la vida
humana.
En el origen está la separación del hombre con Dios Padre. El ser humana tira la Palabra de Dios a un lado y
hace caso a la serpiente. El Vaticano II dice que esta separación entre Fe y Vida continua siendo el mayor mal de
nuestro tiempo.
Claro cuando esto sucede, pierde el ser humano los ojos para ver en el otro un hermano y fácilmente se con-
vierte en Caín, quien mata a su hermano. Esa es la segunda capa de maldición que contamina la fuente de la vida.
En El Salvador hay 12 asesinatos por día. En el mundo fabrican “bombas inteligentes” para matar y una nación
invade a otra matando a diestra y siniestra.
Y sin Padre Dios, y sin hermano ¿Qué hace? Busca una forma de defender su vida fabricando un Dios según el
tamaño que el mismo desea, y usa a Dios en provecho propio. Es la tercera contaminación de la vida. La Biblia
dice que son pocos los que se escapan de eso, solo Noé y su familia. Esto sigue sucediendo cuando en la necesi-
dad, el ser humano busca a Dios para aprovecharlo en provecho propio; cuando un estado desde la Iglesia decla-
ra la guerra; cuando los usureros quieren recibir la bendición de sus bancos y los ejércitos de sus armas; cuando
los poderosos pronuncian bendiciones en nombre de Dios; cuando predicadores favorecidos por el sistema ha-
blan a los pobres de conformidad y que a través de diezmos, promesas o sacrificios y rezos conseguirán el cielo.
Es la confusión total descrito en el diluvio.
Frente a esa mezcla de maldad solo hay dos caminos:
1. Reconocer que este Dios manipulado no existe y hacerse Dios y dueño del mundo. Eso está descrito en la
construcción de la Torre de Babel: declararse Dios y dueño de los demás. Esto sigue sucediendo cuando
los poderosos creen que pueden dominar la vida de otros explotándolos. Esto sucede constantemente
hoy cuando los organismos financieros y los multinacionales tienen amarrados a los países pobres. En El
salvador Pacific Rim quiere condenar a través de la OMC a 200 millones de dólares porque no permiten
sacar oro del suelo salvadoreño, a costa de envenenar la vida.
2. El segundo camino es: rechazar el Dios inventado y ponerse a la orden del verdadero Dios, liberador y
empezar el camino para formar el Pueblo de Dios, el pueblo de la fe. Esto es lo que hizo Abraham. Abra-
ham tuvo que dejar a los dioses falsos (Judith 5,7) y emprender el camino descubriendo poco a poco el
Dios Liberador. Es lo que nos falta porque no creemos que sin el dios dinero, o poder, o grandeza, o téc-
nica, o desarrollo, o sin placer podemos vivir. Abraham es el Padre de la Fe. Él tiene una misión que
cumplir en este mundo, la misión del Pueblo de Dios.
3. Abraham es pues, todo aquel que, en nombre de su fe en Dios y por causa de su amor a la vida,
se levanta contra toda una situación de injusticia y de maldición, creada por los hombres, y que
Para cambiar esta situación, está dispuesto a abandonar todo,
a cambiar lo cierto por lo incierto,
lo seguro por lo inseguro,
lo conocido por lo desconocido,
el presente por el futuro.
¿Será este camino que supone el granito de mostaza de que habla Jesús? ¿Será que Abraham nos invita a
emprender también el camino y formar nuevamente el Pueblo de Dios? ¿Será esto que decía Hélder Câmara
cuando hablaba de que los cristianos son “minorías Abrahamicas”? ¿Será que usamos a Dios en provecho propio
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cuando lo encerramos en nuestros ritos y leyes en un mundo simbólico? ¿Será que somos cómplices de la ex-
plotación, cuando no luchamos en esta nuestra tierra por la justicia y la vida?
Veamos pues a Abraham y pidamos al Señor que nos aumente la fe.
El camino de la fe en Jesús es el camino de la esperanza que comenzó en Abraham. Creer en Jesús es entrar en
esta historia, en esa esperanza. Es la esperanza de la llegada del Reino de Dios, o sea de la transformación de la
humanidad al Reino de la Justicia, de la Verdad, de la Vida, del Amor Solidario y de la Libertad.
Y los seres humanos somos llamados a la misma corriente de esperanza, participando en la formación del Reino
de Dios en esta tierra.

MILAGRO EN LA MINA SAN JOSÉ DE CHILE: EVANGELIO DE FE EN


VIVO Y TRANSMITIDO EN DIRECTO: ¡33 MINEROS RESCATADOS!
El día 9 de agosto hubo un enorme derrumbe en la mina San José en el Norte de Chile. 33 mineros quedaron
atrapados. Estaban a 700 metros debajo de toneladas de tierra y roca. En este momento nadie sabía si habían
muerto o estaban con vida.
Afuera de la mina se buscaba con intensidad con los planos, con medidas, con todo lo que estaba al alcance para
saber si estaban vivos y, si acaso estaban vivos, donde se encontraban con precisión. Tenían que poder descubrir
las posibilidades de rescate. Se organizaron desde la presidencia de la república, con ministros y técnicos. En esta
organización para salvar posibles vidas, en esa resistencia para no claudicar se vio la FE EN EL DIOS DE LA
VIDA.
Adentro de la mina, sin posibilidad de poder encontrar camino, buscaban posibilidad de comunicación afuera.
Conscientes de que podía durar tiempo, los mineros estaban “entre Dios y el diablo” como dijo un minero resca-
tado; es decir entre la fe que da esperanza y el desánimo y la resignación. Se agarraron a Dios y empezaron a
organizarse. Tenían que limitar la poca comida que tenían para los 33. Tenían que definir donde iba a estar el lu-
gar para que podían hacer sus necesidades físicas. Alguien tenía que hacerse de “doctor” para controlar los sínto-
mas vitales, las depresiones, los dolores. Otros tenían la tarea de animación. Entre todas esas tareas de organiza-
ción vivieron su FE EN EL DIOS DE LA VIDA.
Después de varios días se logró ubicar a los mineros con vida. Afuera nadie sabía en que condiciones: ¿si estaban
heridos, golpeados, enfermos o qué? Adentro nació un rayito de luz. Sabían desde este momento que no estaban
solos, que otros estaban haciendo lo posible. La fe se convirtió en esperanza.
Afuera y muy lejos nació la solidaridad. Vino ayuda técnica. El Salvador se puede sentirse orgulloso en este mo-
mento que la CEL mando una excavadora de alta potencia para ayudar. Pero la solidaridad se extendió a través
del mundo. Y se logró ubicar un tubo hasta el lugar donde los 33 se encontraban. ¡700 metros abajo! A través de
este tubo lograron pasar comida, medicina, cámaras de audio y de Televisión, papeles con mensajes hacia los fa-
miliares afuera. La esperanza aumentó. A pesar de que sabían que podía durar 3 a 4 meses el rescate. Era tiempo
de no desanimarse. Los familiares les estaban esperando y no abandonaron el lugar de las operaciones. Los mine-
ros enviaron mensajes de esperanza, de ánimo. Lograron la comunicación más deseada, mientras la organización
interna siguió desarrollándose. Afuera hablaban de plan A, de plan B, y hasta de plan C para recuperar estas vi-
das. A través de la Televisión se tuvo imágenes desde adentro, se vieron las caras barbudas y las sonrisas de espe-
ranza de los mineros. El mundo entero los vio. Presidentes de todos los países enviaron votos de apoyo, futbo-
listas, estrellas del entretenimiento, figuras notables, hasta el Papa, y pueblos en general, ofrecieron su solidari-
dad.
Vino el momento cero, después de un poco más de 2 meses, pero antes del tiempo anunciado de tres o cuatro
meses, de iniciar el rescate. Cientos de técnicos trabajando, 350 cadenas de televisión y radio, más de mil millo-
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nes de miradores y admiradores, en los canales de TV, todos los familiares cercanos estaban deseando y
esperando el éxito del rescate. Momentos de angustia afuera y adentro. ¿Será posible? ¿No habrá atraso? ¿No ha-
brá algún fracaso? Esta última pregunta ya salió sobrando porque habían visto tanto afán, afuera y adentro que el
“fracaso posible” fue eliminado de las mentes y de los corazones. Ya se empezó a hablar del “MILAGRO EN
LA MINA”. El Milagro estaba en ejecución. Solo esperaban el momento en que los enterrados, 700 metros de-
bajo de la tierra, aparecieran y caminaran delante del mundo entero.
Y, sucedió. En la capsula de rescate, donde voluntariamente había descendido un rescatista, para dar las últimas
instrucciones, prepararon al primero y 30 minutos más tarde apareció en la superficie de la tierra. ¡Júbilo! ¡Ale-
gría! ¡Lágrimas de emoción! ¡Encuentro familiar y nacional! ¡Felicitaciones por el coraje, por la técnica, por la so-
lidaridad, por la fe! Mientras tanto. La capsula volvió a bajar y trajo el segundo minero. Este había sido el anima-
dor del grupo abajo. Salió brincando de felicidad y ánimo toda la conglomeración de gente familiar, técnica, soli-
daria. Brincó gritando la consigna: “CHI, chi, chi,…Le, le, le, CHILE” Y así siguió el rescate de los 33 mineros,
que habían cumplido su tarea abajo, fueron rescatados para una vida nueva. Fue un rescate sin interrupción, ade-
más de la reaparición de varios rescatistas que voluntariamente habían bajado al lugar del desastre para ayudar en
la ubicación dentro de la capsula, para no tener ningún inconveniente. Y salieron todos, unos con recuerdos,
otros con los cascos autografiados por todos, otros con piedritas de la mina como recuerdo del entierro y de la
resurrección. Los mineros rescatados, por ahora no les cavia la felicidad por el encuentro de sus queridos y de su
pueblo con el presidente a la cabeza, solidarios. Solo la emoción de haber recuperado sus vidas les llenaba con
nuevos sueños.
Quienes no estaban presentes eran los dueños de la mina. Conscientes que no habían previsto escaleras de esca-
pe, ni habían pagado los seguros de los trabajadores, no colaboraron tampoco con el rescate. Con los mineros
que aparecen a la luz del día aparecerán también las culpas de los que solo pensaban en ganancias y no en la vida.
Pero con todo: ¡Un éxito rotundo! ¡Un verdadero milagro! ¡Dios presente en este rescate! ¡Signo para encontrar
la verdadera fe! Porque, ¿Cómo se hizo el milagro? Una mujer vendedora en torno a la mina exclamaba: “Antes
solo se hablaba aquí de cobre, el precio del cobre ha bajado, ha subido, volvió a bajar… pero ahora por fin se ha-
bla de la vida de los seres humanos, eso por fin está en la agenda.”
Y efectivamente el Presidente de Chile hizo saber que: “ahora si habrá ley de seguridad para todos los mineros, y
no solo para los mineros, sino para todos los trabajadores.”
Nuestro Dios actúa a través de sus criaturas y no aparte de ellos. Aquí, se juntaron la fe de los mineros en su
organización con paciencia y ánimo y los esfuerzos de la tecnología y los técnicos, y todo sostenido por la espe-
ranza de los familiares y los pueblos, desde sus presidentes hasta el pueblo entero que resultó en un solo grito de
júbilo. En esto está presente nuestro Dios. Nuestro Dios no puede hacer los signos milagrosos sin nosotros. Él
ocupa la acción de sus criaturas en un anhelo por la vida. Así lo dijo Jesús: Sepan, que el Reino de Dios está en
medio de ustedes.” (Lc.17,21)
Nuestro Dios actúa a través de las manos y pies, los ojos y los oídos de sus criaturas. Y aquí se juntaron todos en
bien de la vida. ¡Qué signo milagroso! Quiere decir: ¡Qué se puede hacer un mundo mejor! Gracias a Dios por
este SIGNO MILAGROSO.
Reflexiones posteriores:
- Que bonita señal de Dios para nuestras vidas. La desanimación ya no cabe cuando hay fe, esperanza y so-
lidaridad. A nosotros y cada uno debe construir el Reino donde Dios pueda reinar a través de nuestras
acciones.
- Más de algún minero se declaraba ateo. Posiblemente porque solo había experimentado desgracia. Ahora
ha visto a Dios en acción a través de las manos y de la inteligencia y la solidaridad entre los 33. Eso
cambia grandemente la vida.
- Que ridículos y mezquinos quedan ahora los sindicalistas de salud en El Salvador que paralizan los hospi-
tales reclamando un bono de 300 dólares, cuando saben que no hay fondos y ellos tienen el escalafón de
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aumento. Y mientras el gobierno de El Salvador está invirtiendo fondos en los 74 municipios más pobres
para que tengan acceso a la salud. Dan lástima esos sindicalistas con su afán de desestabilizar un gobierno
que está haciendo esfuerzos para los pobres, para que tengan vida. Y solo cuando una persona falleció
por falta de atención médica, les entró la pena para levantar la huelga.
- Todos podemos reflexionar. Tantos asesinos que matan hasta 12 personas por día, frente a la señal de la
solidaridad con los enterrados en Chile; tantos que arruinan la vida en la naturaleza, talando árboles y con-
taminando ríos para obtener más ganancia; tantos como Pacific Rim que quieren envenenar las aguas con
mercurio para sacar ganancias del oro; tantos y tantas con indiferencia frente a la vida; y hasta el Presiden-
te Obama quien felicita a los mineros y los que les rescataron la vida pero olvida que en su imperio hay 5
cubanos presos desde 12 años y de por vida por haber salvado su propio país: los Estados Unidos de
actos terroristas; todos y todas estamos invitados a conocer el milagro de Dios presente en la salvación de
los mineros en Chile y hacer nuestra parte.
- El presidente de Chile, el pueblo chileno, la tecnología y la solidaridad nos han dado el ejemplo estre-
chando sus manos por la vida. Somos testigos. El 13 de octubre de 2010 es la señal que la vida puede
salvarse aquí y ahora si construimos la hermandad y todos mano a mano trabajamos por la vida. Somos
testigos de esta fe del Dios presente en las criaturas.
- Pero, hay un “pero”, ¿Será que querían comprar el milagro, para que ya no lo logremos ver y apreciar?
Algún empresario ya ofreció 10.000 dólares a cada minero para su nueva vida. Otro ofreció un viaje a
Grecia. Otros ofrecieron asistir a un partido de Real Madrid. Harán una película de lo ocurrido. Y las
ofertas corren. ¿Será el dinero y las ofertas que hacen callar el milagro de la vida? ¿Se hablará más de los
obsequios que del rescate? ¿Serán más admirables los regalos que la vida? ¿Podría ocurrir que los mine-
ros ya no se atreven a hablar sobre el valor de la vida, porque están rodeados de ofertas materiales? Espe-
ramos que los mineros y todos los que hemos admirados su valor y la solidaridad seamos capaces de re-
sistir a esta “compra” y logremos dar testimonio de cómo pueda ser el mundo de Dios cuando nos
préstamos a defender la vida con todo. EVANGELIO EN VIVO Y EN DIRECTO.

EL VIAJE HISTÓRICO DEL GOBIERNO DE EL SALVADOR A CUBA.


(LA EXPIACIÓN DE UN PECADO HISTÓRICO DICE MAURICIO FUNES)
(Y UNA ACCIÓN DE GRACIAS POR TANTAS AYUDAS RECIBIDAS)
En los primeros días de octubre 2010 el Presidente de El Salvador con una comitiva de 40 personas entre mi-
nistros, empresarios y técnicos emprendieron un viaje a la Isla caribeña de Cuba.
Fue un viaje histórico porque durante casi 50 años El Salvador no tenía relaciones diplomáticas con Cuba (desde
1961). El Salvador fue el último país latinoamericano en reanudar esas relaciones a partir del nuevo gobierno,
cuando Mauricio Funes el primer día de su gobierno restableció dichas relaciones.(1 de junio 2009)
Semanas antes de dicho viaje había la gran polémica entre el gobierno y la derecha de El Salvador. El ex -manda-
tario y mal llamada “presidente de la paz”, Alfredo Cristiani, primero permitió y luego desmintió la posible parti-
cipación de que algún diputado de ARENA participaría en dicho viaje, porque “no tenían nada que aprender de
Cuba” sabia balbucear. No dijo que empresarios salvadoreños entre ellos Kriete (Taca) y el mismo tiene bonanci-
bles negocios (medicinas y vacunas) con la isla.
El alcalde de San Salvador, el arenero Norman Quijano, sabia decir todavía la noche anterior al viaje que “desea-
ba éxito a los viajeros y que no se olvidaran de llevar papel higiénico y pasta dental ya que eso no había en Cuba,
y que llevaran también unos limones porque en la isla no conocían el perfume”. Eso dicho en público y ante las
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cámaras televisivas da una imagen del odio, de la rabia, de la grosería que es capaz la derecha con sus ofensas
groseras.
Pero con todo, viajaron. Y los viajeros se dejaron entrevistar por el canal 21 de El Salvador, presente en el viaje.
Llama poderosamente la atención lo que dijeron en las entrevistas. “No sabíamos. Es sorprendente. Es admira-
ble lo que hay aquí en cuanto a la educación, la salud, la cultura. No hay violencia alguna; que pueblo más culto
etc.” decían diputados de la derecha salvadoreña (Gana, PCN, Lideres por el cambio) “El Salvador está muy mal
informado en cuanto a Cuba”.
Con eso tienen material para reflexionar como es y quien es que da la información al pueblo salvadoreño.
Solo Rodolfo Parker (Democracia Cristiana) sabía decir que habían sido bien acogidos, pero que su interés es en-
contrarse con los presos salvadoreños en Cuba. (Hay tres presos salvadoreños en cuba por terrorismo. Fueron,
tiempo atrás, reclutados por el terrorista Posada Carriles, para poner bombas en hoteles de Cuba y lograr que la
noticia fuera que el pueblo cubano se está revelando. El último capturado es Chávez Abarca, que fue a Venezue-
la para organizar disturbios contra Chávez. Parker, vio esto como una petición humanitaria pero no le fue conce-
dida. Mauricio Funes, dijo que eso no era el objetivo del viaje: encontrarse con terroristas salvadoreños.)
En las entrevistas dadas por el canal 21 con representantes del gobierno cubano y con empresarios salvadoreños
se destaca lo siguiente:
Los representantes de Cuba (el canciller) se nota el interés por la solidaridad en todo. Ellos quieren ayudar, cola-
borar con la salud y la educación, intercambiar experiencias positivas, contribuir, acercamiento de los pueblos,
aporte y cuidado para la vida humana y la vida del planeta.
Mientras en boca de los empresarios se oye solamente palabras como rentabilidad, negocio, ganancia, facilidades,
ventajas, acuerdos financieros etc...
¡Da pena!
Cuba ha aportado ya a El Salvador, a pesar de las adversidades. Vinieron cantidad de médicos a combatir el
dengue. (Ya que Cuba tiene una gran experiencia en este combate. Cuba fue infestado por el dengue cuando
aviones norteamericanos regaron el virus del dengue sobre la isla y Cuba tuvo que hacer todo su empeño para
erradicar esta enfermedad). Pero incluso estos médicos que vinieron a El Salvador fueron despedidos prematura-
mente. Incluso, uno de ellos fue asesinado aquí.
Después del “Mitch” Cuba lanzó la fundación del ELAM (Escuela Latino Americana de Medicina) donde en la
actualidad 515 médicos salvadoreños ya son graduados.
Actualmente hay médicos cubanos en El Salvador que están colaborando contra la enfermedad de la insuficien-
cia renal.
Y ellos agradecieron la solidaridad con Cuba. ¿Cuál? Posiblemente se referían al pueblo salvadoreño quien si tie-
ne confianza en la Isla.
Es, por otra parte una lástima, que en la comisión no estaban representados los organismos populares de El
Salvador, como los luchadores para el medio ambiente, cooperativistas etc.. Posiblemente hubiera sido más
fructífero.
Pero bien, esperamos, aunque dudamos, que los empresarios salvadoreños comulgan con las bonanzas de Cuba.
Ellos solo ven sus negocios.
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A LOS CIEN AÑOS DEL NACIMIENTO DE DOM HÉLDER CÂMA-
RA
Urgencia de volver a la Iglesia de los pobres
Ver a la Iglesia “en pobreza y sin poder” nunca ha tenido mucho éxito, y si se hace de ello algo central ni siquiera
en el Vaticano II, tan importante y decisivo en muchas otras cosas. Sí lo tuvo en Medellín, y en Puebla todavía
pudo salir con bien ante graves maniobras en su contra. Pero desde hace tres décadas el deterioro es inocultable.
Dice Comblin: “Después de Puebla comenzó la Iglesia del silencio. La Iglesia empezó a no tener nada que
decir”. Y aunque Aparecida ha supuesto un pequeño freno, en la Iglesia no ha ocurrido todavía aquel “revertir la
historia” que exigía Ellacuría para sanar una sociedad gravemente enferma. La conclusión es que hay que volver
a una Iglesia de los pobres, y trabajar por ello. En El Salvador, después de Monseñor Romero, el deterioro es cla-
ro, y de ahí la necesidad de recomposición eclesial.
El Vaticano II. Juan XXIII deseaba que el Concilio reconociese que la Iglesia es “una Iglesia de los pobres”. El
cardenal Lercaro tuvo un emotivo y lúcido discurso sobre ello al final de la primera sesión en l962, y Monseñor
Himmer pidió con toda claridad: “hay que reservar a los pobres el primer puesto en la iglesia”. Pero ya en octu-
bre de l963 el obispo Gerlier se quejaba de la poca importancia que se estaba dando a los pobres en el esquema
sobre la iglesia. También los obispos latinoamericanos más lúcidos captaron pronto que a la inmensa mayoría del
Concilio el tema les era muy lejano, aunque siempre se mantuvo un grupo que querían seguir la inspiración de
Juan XXIII, entre ellos un buen número de latinoamericanos. Se reunieron confidencialmente y con regularidad
en Domus Mariae, para tratar el tema “la pobreza de la Iglesia”.
El 16 de noviembre de 1965, pocos días antes de la Clausura del Concilio, cerca de 40 padres conciliares celebra-
ron una eucaristía en las catacumbas de santa Domitila. Pidieron “ser fieles al espíritu de Jesús”, y al terminar la
celebración firmaron lo que llamaron “el pacto de las catacumbas”.
El “pacto” es un desafío a los “hermanos en el episcopado” a llevar una “vida de pobreza” y a ser una Iglesia
“servidora y pobre” como lo quería Juan XXIII. Los signatarios -entre ellos muchos latinoamericanos y brasile-
ños, a los que después se unieron otros- se comprometían a vivir en pobreza, a rechazar todos los símbolos o
privilegios de poder y a colocar a los pobres en el centro de su ministerio pastoral. El texto tendría un fuerte in-
flujo en la teología de la liberación que despuntaría pocos años después.
Uno de los propulsores del pacto fue Dom Hélder Câmara. Este año celebramos el centenario de su nacimiento,
el 7 de febrero de 1909 en Fortaleza, Ceará, en el Nordeste de Brasil. Como homenaje a su persona y exigencia a
nosotros, publicamos a continuación el texto.
“El pacto de las catacumbas: una Iglesia servidora y pobre”
Nosotros, obispos, reunidos en el Concilio Vaticano II, conscientes de las deficiencias de nuestra vida de pobre-
za según el evangelio; motivados los unos por los otros en una iniciativa en la que cada uno de nosotros ha evita-
do el sobresalir y la presunción; unidos a todos nuestros hermanos en el episcopado; contando, sobre todo, con
la gracia y la fuerza de nuestro Señor Jesucristo, con la oración de los fieles y de los sacerdotes de nuestras
respectivas diócesis; poniéndonos con el pensamiento y con la oración ante la Trinidad, ante la Iglesia de Cristo y
ante los sacerdotes y los fieles de nuestras diócesis, con humildad y con conciencia de nuestra flaqueza, pero
también con toda la determinación y toda la fuerza que Dios nos quiere dar como gracia suya, nos compromete-
mos a lo que sigue:
1. Procuraremos vivir según el modo ordinario de nuestra población en lo que toca a casa, comida, medios de lo-
comoción, y a todo lo que de ahí se desprende. Cfr. Mt 5, 3; 6, 33s; 8-20.
2. Renunciamos para siempre a la apariencia y a la realidad de la riqueza, Especialmente en el vestir (ricas vesti-
mentas, colores llamativos) y en símbolos de metales preciosos (esos signos deben ser, ciertamente, evangélicos).
Cfr. Mc 6. 9; Mt. 10, 9s; Hech 3,6. Ni oro ni plata.
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3. No poseeremos bienes muebles ni inmuebles, ni tendremos cuentas en el banco, etc, a nombre propio; y si es
necesario poseer algo, pondremos todo a nombre de la diócesis, o de las obras sociales o caritativas. Cfr. Mt 6,
19-21; Lc 12. 33s.
4. En cuanto sea posible confiaremos la gestión financiera y material de nuestra diócesis a una comisión de laicos
competentes y conscientes de su papel apostólico, para ser menos administradores y más pastores y apóstoles.
Cfr. Mt 10, 8; Hech 6, 1-7.
5. Rechazamos que verbalmente o por escrito nos llamen con nombres y títulos que expresen grandeza y poder
(Eminencia, Excelencia, Monseñor…). Preferimos que nos llamen con el nombre evangélico de Padre. Cfr.
Mt 20, 25-28; 23, 6-11; Jn 13, 12-15.
6. En nuestro comportamiento y relaciones sociales evitaremos todo lo que pueda parecer concesión de privile-
gios, primacía o incluso preferencia a los ricos y a los poderosos (por ejemplo en banquetes ofrecidos o acepta-
dos, en servicios religiosos). Cfr. Lc 13, 12-14; 1 Cor 9, 14-19.
7. Igualmente evitaremos propiciar o adular la vanidad de quien quiera que sea, al recompensar o solicitar ayudas,
o por cualquier otra razón. Invitaremos a nuestros fieles a que consideren sus dádivas como una participación
normal en el culto, en el apostolado y en la acción social. Cfr. Mt 6, 2-4, Lc 15, 9-13; 2 Cor 12, 4.
8. Daremos todo lo que sea necesario de nuestro tiempo, reflexión, corazón, medios, etc. al servicio apostólico y
pastoral de las personas y de los grupos trabajadores y económicamente débiles y subdesarrollados, sin que eso
perjudique a otras personas y grupos de la diócesis.
Apoyaremos a los laicos, religiosos, diáconos o sacerdotes que el Señor llama a evangelizar a los pobres y trabaja-
dores, compartiendo su vida y el trabajo. Cfr. Lc 4, 18s; Mc 6, 4; Mt 11, 4s; Hech 18, 3s; 20, 33-35; 1 Cor 4, 12 y
9, 1-27.
9. Conscientes de las exigencias de la justicia y de la caridad, y de sus mutuas relaciones, procuraremos
transformar las obras de beneficencia en obras sociales basadas en la caridad y en la justicia, que tengan en cuen-
ta a todos y a todas, como un humilde servicio a los organismos públicos competentes. Cfr. Mt 25. 31-46; Lc 13,
12-14 y 33s.
1O. Haremos todo lo posible para que los responsables de nuestro gobierno y de nuestros servicios públicos de-
cidan y pongan en práctica las leyes, estructuras e instituciones sociales que son necesarias para la justicia, la
igualdad y el desarrollo armónico y total de todo el hombre y de todos los hombres, y, así, para el advenimiento
de un orden social, nuevo, digno de hijos de hombres y de hijos de Dios. Cfr. Hech 2, 44s; 4, 32-35; 5, 4; 2 Cor 8
y 9; 1 Tim 5, 16.
11. Porque la colegialidad de los obispos encuentra su más plena realización evangélica en el servicio en común a
las mayorías en miseria física cultural y moral —dos tercios de la humanidad- nos comprometemos:
• a compartir, según nuestras posibilidades, en los proyectos urgentes de los episcopados de las naciones
pobres;
• a pedir juntos, al nivel de organismos internacionales, dando siempre testimonio del evangelio, como lo
hizo el papa Pablo VI en las Naciones Unidas, la adopción de estructuras económicas y culturales que no fabri-
quen naciones pobres en un mundo cada vez más rico, sino que permitan que las mayorías pobres salgan de su
miseria.
12. Nos comprometemos a compartir nuestra vida, en caridad pastoral, con nuestros hermanos en Cristo, , sa-
cerdotes, religiosos y laicos, para que nuestro ministerio constituya un verdadero servicio. Así,
• nos esforzaremos para “revisar nuestra vida” con ellos,
• buscaremos colaboradores para poder ser más animadores según el Espíritu que jefes según el mundo;
• procuraremos hacernos lo más humanamente posible presentes, ser acogedores;
• nos mostraremos abiertos a todos, sea cual fuere su religión. Cfr. Mc 8, 34s, Hech 6, 1-7; 1 Tim 3, 8-10.
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13. Cuando regresemos a nuestras diócesis daremos a conocer estas resoluciones a nuestros diocesanos, pi-
diéndoles que nos ayuden con su comprensión, su colaboración y sus oraciones.
Que Dios nos ayude a ser fieles
La Iglesia de Monseñor Romero. Leído hoy el pacto, llama la atención que, en lo fundamental, trata un solo
tema: la pobreza. Pero por ser ése el quicio alrededor del cual giraba todo -no, por ejemplo, la administración de
los sacramentos—, el pacto de las catacumbas produjo frutos importantes en Medellín y, poco a poco, en otras
Iglesias. Históricamente, llevó a la lucha por la justicia y la liberación. Eclesialmente, a la opción por los pobres.
Teologalmente, al Dios de los pobres. Todo eso llegó a El Salvador, y Monseñor Romero lo puso a producir y lo
bendijo, junto a la novedad salvadoreña de los mártires.
Monseñor conoció en Puebla a aquellos obispos del pacto y de Medellín y regresó muy contento. “Me acuerdo
de una de las primeras noches de la reunión de Puebla, cuando conocí a Monseñor Hélder Câmara y a Monseñor
Proaño y al Cardenal Arns del Brasil. Cuando supieron que yo era el arzobispo de San Salvador me decían:
‘Usted tiene mucho que contarnos. Sepa que lo sabemos y que ese pueblo es admirable, y que sigan siendo fieles
al Evangelio como han sido hasta ahora´”. Es evidente la admiración que sentían por Monseñor, y la que Monse-
ñor sentía por ellos.
En la actualidad también hay “pactos”. Pedro Casaldáliga es su portavoz más elocuente. En su circular del 2009
escribe: “pacto”.
Dom Hélder Câmara era uno de los principales animadores del grupo profético. Hoy, nosotros, en la convulsa
coyuntura actual, profesamos la vigencia de muchos sueños, sociales, políticos, eclesiales, a los que de ningún
modo podemos renunciar. Seguimos rechazando el capitalismo neoliberal, el neoimparialismo del dinero y de las
armas, una economía de mercado y de consumismo que sepulta en la pobreza y en el hambre a una gran mayoría
de la Humanidad. Y seguiremos rechazando toda discriminación por motivos de género, de cultura, de raza. Exi-
gimos la transformación sustancial de los organismos mundiales (ONU, FMI, Banco Mundial, OMC). Nos
comprometemos a vivir una “ecológica profunda e integral”, propiciando una política agraria-agrícola alternativa
a la política depredadora del latifundio, del monocultivo, del agrotóxico. Participaremos en las transformaciones
sociales, políticas y económicas, para una democracia de “alta intensidad”.
Como iglesia queremos vivir, a la luz del Evangelio, la pasión obsesiva de Jesús, el Reino. Queremos ser Iglesia
de la opción por los pobres, comunidad ecuménica y macroecuménica también. El Dios en quien creemos, el
Abba de Jesús, no puede ser de ningún modo causa de fundamentalismos, de exclusiones, de inclusiones ab-
sorbentes, de orgullo proselitista. Ya basta con hacer de nuestro Dios el único Dios verdadero. “Mi Dios, ¿me
deja ver a Dios?”. Con todo respeto por la opinión del Papa Benedicto XVI, el dialogo interreligioso no sólo es
posible, es necesario.
Haremos de la corresponsabilidad eclesial la expresión legítima de una fe adulta. Exigiremos, corrigiendo siglos
de discriminación, la plena igualdad de la mujer en la vida y en los ministerios de la iglesia. Estimularemos la li-
bertad y el servicio reconocido de nuestros teólogos y teólogas. La Iglesia será una red de comunidades orantes,
servidoras, proféticas, testigos de la Buena Nueva: una Buena Nueva de vida, de libertad, de comunión feliz. Una
Buena Nueva de misericordia, de acogida, de perdón, de ternura, samaritana a la vera de todos los caminos de la
Humanidad.
Seguiremos haciendo que se viva en la práctica eclesial la advertencia de Jesús: “No será así entre vosotros” (Mt
21, 26). Sea la autoridad servicio. El Vaticano dejará de ser Estado y el Papa no será más Jefe de Estado. La Curia
habrá de ser profundamente reformada y las Iglesias locales cultivarán la inculturación del Evangelio y la ministe-
rialidad compartida. La Iglesia se comprometerá, sin miedo, sin evasiones, en las grandes causas de la justicia y de
la paz, de los derechos humanos y de la igualdad reconocida de todos los pueblos. Será profecía de anuncio, de
denuncia, de consolación.
Jon Sobrino
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INTENTO GOLPISTA
El 30 de septiembre vivimos una jornada tan convulsa como absurda. A primeras horas de la mañana, en un cuartel al
norte de Quito, cientos de policías se sublevaron rechazando una Ley de Servicio Público que, según ellos (o quienes les
mal informaron) les recortaba unas bonificaciones y condecoraciones.
El presidente Rafael Correa fue al cuartel e intentó dialogar con los policías. Nada. Gritos, insultos, amenazas. Correa,
desde una ventana del cuartel, les explicó que la Ley no les quitaba nada, al contrario, les mejoraba sus ingresos. Nada.
Ante la violencia creciente de los policías, el presidente, en un gesto tan valiente como temerario, se abrió la camisa y les
dijo: Señores, si quieren matar al presidente, aquí está, mátenlo, pero seguiremos con una sola política de justicia, de equi-
dad. Nada sirvió. Cuando Correa quiso salir del cuartel, los policías lo empujaron y le arrojaron bombas lacrimógenas. Casi
lo asfixian y tuvo que ser llevado al Hospital de la Policía, donde fue encerrado en el tercer piso. Ahí lo mantuvieron se-
cuestrado todo el día.
La sublevación policial se extendió por todo el país. Guayaquil, Cuenca, Ambato, Riobamba, Loja, Esmeraldas... resultaba
inexplicable que por un motivo tan pequeño estos “chapas” (apodo peyorativo que el pueblo da a los policías) armaran un
caos tan grande.
En RADIALISTAS no podíamos trabajar (por eso, no les enviamos ningún radioclip). Íbamos de la televisión a la radio y
de la radio al internet. Al final, fuimos a la calle a sumarnos a la creciente multitud que rechazaba el golpe de estado. Pasa-
mos por la Asamblea Nacional donde los policías sublevados tenían también secuestrados a diputados y diputadas. A las
afueras del edificio, un grupo del MPD (partido radical que, como se sitúa a la izquierda de la izquierda, le hace el juego a
la derecha) apoyaba a la policía (esa misma policía que en todas las manifestaciones los ha masacrado). Fuimos a la Plaza
Grande de Quito, donde al mediodía ya se congregaban cientos, y luego miles de ciudadanas y ciudadanos apoyando al
presidente Correa. Mejor dicho, apoyando el proceso democrático del país.
Los sublevados no cedían. Fueron tres veces al Hospital donde mantenían secuestrado al presidente para forzarle a que re-
tirara la cuestionada Ley. Correa les preguntó si alguno de ellos la había leído. Ninguno. Era evidente que los policías habí-
an sido mal informados y estaban siendo manipulados por otras fuerzas en la sombra.
Seguía la revuelta de los policías, el “chapazo”, como lo calificó Radio La Luna, emblemática emisora que encabezó la re-
sistencia contra el anterior y corrupto gobierno de Lucio Gutiérrez. Era el mundo al revés. Veías policías quemando llan-
tas en las calles y gritando consignas golpistas. Policías tirando piedras contra los civiles. Policías arrojando bombas, dispa-
rando contra la gente que no les apoyaba, golpeando a mujeres, a peatones, con sus toletes... Ellos, pagados por el pueblo
para cuidar el orden, convertidos en delincuentes con uniforme.
El ejército no. El ejército ecuatoriano mantuvo su dignidad y apoyó al gobierno elegido democráticamente. Cuando se de-
claró el estado de excepción, el ejército se hizo cargo de las cosas. Lo primero fue proteger la Radio y la TV pública que
estaba siendo invadida por policías desaforados que rompieron las puertas de ingreso y quisieron justificar su conspiración
ante los televidentes y radioescuchas.
Ya de noche, decenas de camiones militares rodearon el hospital para rescatar al presidente. Parecía una película mal he-
cha. Militares disparando contra policías, dos muertos y un montón de heridos. En medio de la balacera, el ejército logró
ingresar al hospital y rescatar a Correa. Lo llevaron a la Plaza Grande, al mismo balcón donde 200 años proclamó Bolívar
la independencia de Quito. Desde allí, el presidente habló a la multitud, agradeció la solidaridad demostrada por el pueblo
y se comprometió a castigar a los responsables de esta absurda revuelta.
¿Qué hay detrás de esta intentona de golpe de estado? Todos los dedos señalan al depuesto presidente Lucio Gutiérrez, un
vendepatria que no se resigna a haber sido expulsado por el pueblo quiteño de ese mismo palacio donde ahora hablaba
Correa.
Pero, ¿quién está detrás de Gutiérrez? Esta es la pregunta fundamental. Con seguridad, la extrema derecha, la oligarquía
ecuatoriana que tampoco se resigna a no poder seguir saqueando las arcas públicas como antes hacía impunemente. ¿Y no
habrá alguien más detrás? ¿Será coincidencia el intento de golpe contra Chávez en Venezuela, el golpe contra Zelaya en
Honduras, el intento de golpe contra Evo Morales en Bolivia, y contra Lugo en Paraguay y ahora contra Correa en Ecua-
dor?
De inmediato, todos los países de la OEA, de la UNASUR, de la Unión Europea, han apoyado la democracia ecuatoriana.
También al interior del país, los movimientos sociales, la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del
Ecuador), la Coordinadora Política de Mujeres, los muchísimos periodistas dignos que defienden el estado de derecho,
han rechazado esta intentona golpista y han expresado su apoyo al proceso democrático que vive el Ecuador.
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Equipo RADIALISTAS

UNASUR APROBÓ CLÁUSULA DEMOCRÁTICA CONTRA GOLPES


DE ESTADO EN LA REGIÓN
El Gobierno de Ecuador informó este domingo que la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) estableció la Cláusula
Democrática, con la finalidad de prever eventuales intentos o golpes de Estado en los países de la región.
El documento aprobado por la Unasur ”advierte a los golpistas para que no apunten contra la democracia, pues serán ais-
lados inmediatamente”, explicó el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño.
La medida establece el aislamiento en la nación donde ocurra un golpe de Estado, además del cierre de fronteras de aque-
llos países limítrofes con la nación afectada.
Patiño indicó que entre las restricciones se incluyen la suspensión del comercio, el tráfico aéreo, la provisión de energía y
cualquier otro suministro.
Unasur demandó la sanción cuando el pasado jueves el presidente de Ecuador, Rafael Correa, fue secuestrado por 11 ho-
ras en el Hospital Metropolitano de la Policía, en Quito.
En referencia a este problema, a la sangrienta sublevación policial, el ex ministro de Gobierno, Gustavo Larrea manifestó
que “hay que defender la democracia”.
“Hay que defender la democracia y el estado de derecho”, sostuvo el ex titular ecuatoriano.
“Creo que es momento de rectificaciones; la democracia se construye con más democracia; yo respaldo al Gobierno, pero
creo que esto (el motín) es consecuencia de sus propios errores”, agregó.
Del mismo modo, Larrea reiteró su apoyo a la administración del presidente Correa y también ratificó sus señalamientos
contra el directivo del Partido Sociedad Patriótica, Fidel Araujo, quien también se desempeñó como abogado del coronel
retirado y ex presidente Lucio Gutiérrez.
Gutiérrez es acusado como presunto instigador de los luctuosos sucesos del pasado jueves, día en que se anunció el Esta-
do de excepción.
Pese al decreto de estado de emergencia, que se vence el próximo martes, las actividades escolares en colegios públicos y
privados se reanudarán este lunes. En este sentido, se suspendieron los conciertos y otros eventos públicos programados
para este fin de semana.
Por su parte, el mandatario ecuatoriano realizó su acostumbrado programa sabatino y dejó abierta la posibilidad de una
consulta popular para ratificar la Ley de Servicio público, que desató el conflicto policial.
El mandatario ecuatoriano explicó el pasado viernes que los conspiradores convencieron a los insubordinados de que el
Gobierno con la Ley iba ''reducir los sueldos''.
Lo que persigue el Estado con esta norma es que las fuerzas del orden ''tengan un salario digno'', sin embargo, ``se fijan en
banalidades´´ como las prebendas que fueron derogadas: cestas navideñas, condecoraciones, entre otras, explicó el gober-
nante.
Correa insistió en que el intento de derrocar a su gobierno se debió a la manipulación de grupos de oposición que tergiver-
saron el instrumento legal para provocar la situación irregular.
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EE.UU. SE DISCULPA POR INOCULAR ENFERMEDADES VENÉREAS EN GUATE-
MALA
Estados Unidos pidió disculpas este viernes por financiar un estudio en los años 1940, en el que cientos de guatemaltecos
fueron deliberadamente infectados con sífilis y gonorrea sin su consentimiento.
El estudio, realizado entre 1946 y 1948 en Guatemala, era “claramente falto de ética” y “condenable”, dijeron en un comu-
nicado la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, y la secretaria de Salud, Kathleen Sebelius.
Los investigadores que realizaron aquel estudio involucraron poblaciones vulnerables, entre ellas enfermos mentales, y no
les informaron la intención de su trabajo ni qué es lo que iba a pasar con ellos.
Los participantes fueron alentados además a contagiar enfermedades venéreas a otros y algunos de los que contrajeron sí-
filis luego no fueron tratados.
Unas 1.500 personas formaron parte del estudio. Al menos un paciente murió durante los experimentos, aunque no está
claro si la muerte fue consecuencia de los experimentos o motivada por algún problema médico subyacente.
“Aunque estos hechos ocurrieron hace más de 64 años, estamos indignados de que esta condenable investigación pueda
haber ocurrido bajo el pretexto de un estudio para la salud pública”, dijeron Clinton y Sebelius.
“Lamentamos profundamente que haya sucedido y pedimos disculpas a todos los individuos que fueron afectados por
estas repugnantes prácticas investigativas”, dijeron, anunciando el lanzamiento de una exhaustiva investigación sobre los
detalles del estudio.
“El estudio de inoculación de enfermedades de transmisión sexual realizado de 1946 a 1948 fue claramente falto de ética”,
precisaron.
El objetivo del estudio en Guatemala, que fue financiado con una beca por los Institutos Nacionales de Salud de Estados
Unidos y la Oficina Sanitaria Panamericana, que luego se convirtió en la Organización Panamericana de la Salud, tenía el
objetivo de investigar nuevas formas de prevenir las enfermedades venéreas.
Los primeros experimentos en Guatemala consistieron en inocular sífilis o gonorrea a prostitutas, a las que permitieron
luego que tuvieran relaciones sexuales sin protección con soldados o prisioneros.
En una segunda fase, “cuando algunos de estos hombres se contagiaron, el enfoque de la investigación cambió y se pasó a
inocular directamente a soldados, prisioneros y pacientes de hospitales psiquiátricos”, según los documentos del estudio.

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