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LENGUAJE INCLUSIVO

ÍNDICE
• Bienvenida

• Mirar a través de las gafas violeta

• El lenguaje

• El Sexismo en los espacios educativos

• Hablar de género

• Invisibilización de las mujeres en el discurso

• Hablar de género

• Antecedentes internacionales y nacionales del uso del lenguaje inclusivo

• Incluir. Visibilizar. Nombrar

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BIENVENIDA

Les damos la bienvenida al 3er y último módulo del PROGRAMA PROVINCIAL DE PREVENCIÓN DE LAS
VIOLENCIAS DE GÉNERO EN EL ÁMBITO EDUCATIVO “Escuelas Libres de Violencias de género”, que se
articula entre el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y el Ministerio de Educación de la Provincia
de Córdoba.

El Programa se ha propuesto favorecer procesos de reflexión y sensibilización en el ámbito educativo


que posibiliten la transformación y deconstrucción de los patrones socio-culturales que naturalizan y
profundizan las violencias de género.

Busca propiciar el análisis y la reflexión sobre esta problemática, facilitando el intercambio de insumos
teóricos, prácticos, didácticos y de información entre los/las docentes participantes de cada una de las
instancias de formación; promover estrategias y acciones institucionales con perspectiva de género, en
la dinámica cotidiana, que favorezcan la igualdad de derechos y la participación activa y reflexiva de
estudiantes de distintos niveles y modalidades en la prevención de la violencia de género.

Además, procura alentar la articulación entre organizaciones sociales locales, a fin de generar sinergias
y potenciar acciones de prevención de la violencia de género y la promoción de derechos.

Se proponen herramientas y recursos para pensar a la escuela como espacio de educación en igualdad;
nociones en un marco de Derechos Humanos, la conceptualización sobre sexo y sobre género, las
diversidades, los estereotipos y la violencia de género, el ciclo de la violencia y los mitos del amor
romántico en su primer módulo presencial.

Luego, en la segunda parte del programa, en su modalidad virtual, se abordan los marcos normativos
internacionales, nacionales y provinciales para promover una lectura integral sobre las violencias de
género.

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Este tercer y último módulo, nuevamente en formato virtual, pretende poner el énfasis, de una manera
dinámica y propositiva, en la fortaleza del lenguaje como vehículo transformador. Así, a partir de textos,
ejemplos y actividades, desafiamos los modos de nombrar, la fortaleza de decir y la riqueza de mostrar
para existir.

Sean entonces

bienvenidas y bienvenidos

bienvenidxs

bienvenid@s

bienvenides

bienvenidas/os,

a este tercer momento de formación.

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Durante siglos se habló de “los hombres
descubren mundos”, “los hombres inventan
máquinas”, “los hombres hacen guerras”,
“los hombres hacen esto y aquello…”. las
mujeres quedaron invisibles en la historia y Lenguaje libertario: Este libro intenta
ocultas por el genérico masculino en el contener un lenguaje inclusivo y no
lenguaje. sexista. Pero la pretensión es no caer en
Por eso queremos elegir una forma De estereotipos discriminatorios ni manuales
redactar que sea inclusiva. Para agilizar la fríos o letras correctas y de laboratorio. La
lectura y no decir repetidamente “los”, búsqueda es de una libertad dinámica que
“las”, utilizaremos la X como símbolo que transpire cambios y puede ser cambiada.
representa a lo masculino y lo Por eso se intercambian femeninos,
femenino así como también a personas masculinos, x, todas y todos o barras de
trans. Sabiendo que hay identidades ellos/ellas en la corazonada de letras que
diferentes y que pueden expresarse nuevas convoquen a ser leídas y a abrir fronteras
identidades a partir de los cambios sin corsets ni reglas fijas.
culturales y sociales y que el lenguaje es
una construcción social. La revolución de las mujeres. No era sólo
una píldora. Luciana Peker. Eduvim. 2017
CON VOS. Construyendo vínculos de buen
trato en los noviazgos, amistades y
relaciones.
Cartilla e confecciòn. Jakairá Traslasierra.
2017

Los textos citados se presentan como introductorios en publicaciones y cartillas que contribuyen a
repensar y leer en clave de géneros el texto. Se ofrecen como recurso amigable para brindar un marco
a la incorporación del lenguaje inclusivo.

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MIRAR A TRAVÉS DE LAS “GAFAS VIOLETA”

En este Tercer Módulo del Programa Escuelas Libres de Violencias de Género, nos proponemos abordar
un aspecto que sigue generando controversias en las aulas: el lenguaje inclusivo.

En el recorrido temático desarrollado a través de las diferentes instancias de capacitación, hemos ido
profundizando nociones y conceptos tendientes a incorporar perspectiva de género. Esto implica:

• Reconocer la existencia entre los géneros de una relación de poder favorable a los varones y
discriminatoria para las mujeres.

• Considerar que dicha relación ha sido construida social e históricamente y es constitutiva de la


vida de las personas.

• Constatar que las relacione de género atraviesan todo el entramado social y se articulan con
otras relaciones sociales como las de clase, etnia, edad, preferencia sexual, religión.

• Optar por una concepción epistemológica que se aproxima a la realidad desde la mirada de los
géneros y sus relaciones de poder.

• Sostener que la cuestión de los géneros no es un tema aislado o particular, sino que las
relaciones de desigualdad tienen sus efectos en la producción y reproducción de la
discriminación, adquiriendo expresiones concretas en todos los ámbitos de la cultura: el
trabajo, la familia, la política, la pareja, las organizaciones, el arte, la ciencia, la salud, la
sexualidad, la historia, etcétera.

• Adherir al compromiso de crear condiciones para el ejercicio de una lectura crítica y


problematizadora de todos los ámbitos de la vida social, con vistas a sensibilizar, analizar y
transformar la situación de discriminación de lo femenino.

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Muchas veces, las desigualdades pasan desapercibidas porque las naturalizamos y pensamos que son lo
NORMAL.

El primer paso para educarnos en una sociedad igualitaria es analizar la existencia de las desigualdades
entre mujeres y hombres existentes a nuestro alrededor, para así combatirlas.

Cuando comenzamos a ver las desigualdades de género que antes no percibíamos, estamos mirando a
nuestro alrededor con otros ojos, nos estamos poniendo “las gafas de género”, o “gafas violeta”. Así
que les invitamos a mirar la realidad a través de este “cristal”, para así avanzar en la de-construcción de
desigualdad de género.

Violeta es el color

Hay diversas explicaciones que tratan la relación del color violeta con la lucha de las
mujeres. La versión más aceptada es la que vincula el morado con los hechos acaecidos
en la fábrica textil de Estados Unidos en 1908, cuando las trabajadoras de la empresa
Cotton New York se declararon en huelga. El dueño de la compañía acabó con las
movilizaciones de forma dramática. Prendió fuego al edificio, lo que provocó la muerte
de 129 mujeres que estaban encerradas en la fábrica. La leyenda cuenta que las
empleadas estaban trabajando con telas de color violeta y que el humo que salía de la
fábrica tenía ese color y pudo apreciarse a kilómetros de distancia.

Por su parte la activista inglesa del siglo XIX Emmeline Pethick, lo explicaba de esta
manera: "El violeta, color de los soberanos, simboliza la sangre real que corre por las
venas de cada luchadora por el derecho al voto, simboliza su conciencia de la libertad y
la dignidad".

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EL LENGUAJE

“Es un derecho inalienable el poder nombrar y ser nombrado y nombrada con respeto a la propia
identidad. Cuando el lenguaje común, universaliza el masculino como patrón para abarcar toda la
realidad, expresa a través de la lengua el estado de discriminación de la mujer”.

Convención Nacional Constituyente 1994

El lenguaje verbal como el visual describen el mundo, pero también lo construyen, de allí la importancia
de analizarlo con espíritu crítico desde una perspectiva de género. Palabras e imágenes pueden
ayudarnos a comprender el mundo o por el contrario alimentar el desprecio hacia otras personas.

Conocemos lo que nombramos, si no ponemos palabras a la realidad, ésta no existe para la sociedad,
por lo tanto el lenguaje representa al mundo, es el instrumento con el cual las personas nombran y
expresan lo que piensan y sienten.

El lenguaje en sí mismo no es masculino ni femenino. El lenguaje, a priori, no es sexista ni excluyente,


pero sí el uso que hacemos las personas del mismo. En él se proyectan estereotipos aprendidos que
responden a la construcción de modelos culturales androcéntricos que sitúan la mirada masculina como
universal y generalizable a toda la humanidad.

El tipo de lenguaje que usamos no es inocente. Si usamos un lenguaje que toma como norma y medida
de la humanidad solo a una parte de ella (lo masculino), ayudamos a que persista en el imaginario
colectivo la percepción de que las mujeres son subsidiarias, secundarias y prescindibles. A ese uso
llamamos uso sexista del lenguaje. Se entiende por lenguaje inclusivo entonces, o por lenguaje no
sexista, aquel que ni oculte, ni subordine, ni excluya a ninguno de los géneros y sea responsable al
considerar, respetar y hacer visible a todas las personas, reconociendo la diversidad sexual y de género.

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Cambiar el uso del lenguaje implica también un cambio cultural, y nos convoca a construir otro sistema
de valores, otra forma de entender, de pensar y de representar al mundo.

La propuesta de utilizar un lenguaje no sexista o lenguaje igualitario en cuanto al género se orienta a


evitar opciones léxicas que en este ámbito puedan interpretarse como sesgadas, discriminatorias o
excluyentes.

Históricamente las mujeres han estado ausentes del ámbito de lo público: la política, la economía, el
mundo académico, etc. como actividades reservadas solo para los hombres. Esto se explica por una
organización social en la que el poder es ejercido por el hombre y ha supuesto, la división por sexos del
trabajo y apartamiento de las mujeres de la vida pública y su confinamiento al ámbito doméstico, como
resultado la mujer fue excluida también del lenguaje, no nombrada.

Hoy la realidad ha cambiado. En todos los ámbitos de la educación, en la política y en diversas


profesiones, están presentes los diferentes géneros reclamando por su reconocimiento a un mismo
nivel que los hombres. Los cambios sociales incorporados en el ámbito público deben reflejarse también
en la lengua, adaptándose a las nuevas necesidades. Nuestra lengua debe ser capaz de expresar
igualdad de derechos y oportunidades, con un lenguaje no sexista que no invisibilice a nadie, que
incluya y no excluya, que represente a toda la humanidad.

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EL SEXISMO EN LOS ESPACIOS EDUCATIVOS

El término “sexismo” se utiliza en las Ciencias Sociales para designar aquellas actitudes que introducen
la desigualdad y la jerarquización en el trato que reciben las personas sobre la base de la diferenciación
de sexo.

Bonal (1997) indica que la investigación sobre el sexismo en la escuela surge a partir de los años ‘80.
Anteriormente la Sociología de la Educación ignoró la cuestión de la desigualdad sexual. Hasta los años
‘70, la Escuela fue considerada como el mejor lugar para garantizar la igualdad de oportunidades,
porque permitía que una persona alcanzase el nivel de estudios que respondiera a sus capacidades y
méritos y, en consecuencia, accedería a mejores puestos de trabajo. La crisis económica y educativa de
los años ‘70 acabó con la visión igualitarista de la escuela. La constatación de que el éxito y el fracaso
escolar seguían dependiendo del origen social de los individuos cambió por completo las expectativas
sociales y políticas de la educación.

La sociología de la educación, por lo tanto, se centró en develar las formas visibles y ocultas de la
discriminación social. Pero no fue hasta los años ‘80 que alcanzó a identificar el problema de la
discriminación por razones de género.

Como venimos diciendo en los módulos anteriores existen múltiples elementos sexistas que forman
parte de nuestra práctica educativa cotidiana. Estos suelen permanecer enmascarados tanto en el
currículum explícito (formal), por ejemplo en materiales educativos: libros de texto, guías y manuales de
consulta, carteles, murales, afiches, cuentos y leyendas; recursos didácticos: canciones, juegos y
juguetes, películas, videos, materiales alternativos.

Durante años los libros de texto fueron una referencia de aprendizaje y tuvieron un carácter
prescriptivo respecto a los roles de género. Así, encontrábamos ilustraciones donde hombres y mujeres
eran representados desarrollando roles tradicionales, estereotipados, que representaban una realidad
muy diferente a la que hoy vivimos.

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Diferentes estudios e investigaciones ponen al descubierto cómo las figuras femeninas estaban menos
representadas, apareciendo en roles considerados del ámbito de lo doméstico, del mundo privado:
lavando platos, en la cocina, cuidando de los niños.

Así mismo, es necesario revisar las prácticas discursivas que tienen lugar en los ámbitos educativos.
Analizar si nuestras expresiones orales y escritas tratan de manera igualitaria a niños y niñas, si a la hora
de referirnos a papás y a mamás nuestro lenguaje es incluyente; si en nuestras intervenciones
recuperamos el lugar de las mujeres a lo largo de la historia con una mirada crítica y no estereotipada,
etcétera.

Hoy, la escuela debe contribuir a educar a las nuevas generaciones en la igualdad entre los géneros,
favoreciendo a la eliminación de cualquier tipo de sexismo. Si bien no es la única responsable de la
transmisión de pautas estereotipadas, sí es la máxima responsable de educar en igualdad de género y
eliminar aquellos contenidos que tienen efectos discriminatorios entre los y las estudiantes.

SEXISMO y ANDROCENTRISMO

El sexismo es un mecanismo por el que se concede privilegio a un sexo en desventaja con el otro.

El androcentrismo se basa en conceder el privilegio al punto de vista del varón y considerarlo


como medida, norma y universal humano.

El sexismo es, entonces, pre-condición del androcentrismo. El androcentrismo es la razón detrás de


la mayoría de las construcciones sexistas, así como de la resistencia a la incorporación de soluciones
incluyentes.

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INVISIBILIZACIÓN DE LAS MUJERES EN EL DISCURSO

Conocemos lo que nombramos. Si no ponemos palabras a una realidad, ésta no existe para la sociedad.
En consecuencia, el lenguaje primordial para representar el mundo, instrumento con el que el ser
humano nombra y expresa lo que piensa y siente, debería reflejar también la realidad de las mujeres, su
existencia y sus aportaciones.

Históricamente, las mujeres han estado ausentes del ámbito de lo público: la política, la economía, el
mundo académico, etcétera, parecían actividades reservadas a los hombres. Este hecho se explica por la
persistencia de un sistema ‘patriarcal’, es decir, de una organización social en la que el poder es ejercido
por el hombre y que ha supuesto, de hecho, la división por sexos del trabajo y el apartamiento de las
mujeres de la vida pública y su confinamiento en el ámbito privado. Como resultado de ello, la mujer
fue excluida también del lenguaje, no nombrada, apenas representada detrás de formas masculinas.

Sin embargo, la realidad es que, hoy en día, las mujeres están presentes en el mundo de la educación,
de la política o de cualquier profesión al mismo nivel de los hombres. Los cambios sociales que ha
supuesto su incorporación efectiva al ámbito de lo público deben verse reflejados en la lengua, que ha
de adaptarse a las nuevas necesidades. Hasta hace poco, raramente las mujeres accedían a
determinadas profesiones y titulaciones: era difícil nombrar catedráticas de universidad, por ejemplo,
porque estas apenas existían. Pero como hemos visto, ahora sí las hay. Nuestra lengua, debe ser capaz
de expresar su presencia.

Por otro lado, el lenguaje no sólo refleja nuestra visión de la vida y de las personas, sino que construye
también la realidad. De manera que, si creemos en la igualdad, en un mundo en que hombres y mujeres
tengan los mismos derechos y las mismas oportunidades, debemos usar un lenguaje no sexista. Esto es:
un lenguaje que exprese la presencia de hombres y de mujeres, que no invisibilice a nadie, que incluya y
no excluya, que represente a toda la humanidad y no solamente a algunos. El uso no sexista del
lenguaje es una de las formas que tenemos de mostrar que estamos a favor de la igualdad.

¿Conocés a…?

Virginia Wolf (1882 - 1941). Novelista y ensayista inglesa cuya obra representa una síntesis de su
vida como mujer y como escritora. Entre sus textos más conocidos se destaca “Un cuarto propio”,
en el que reivindica que las mujeres que quisieran dedicarse a la escritura deberían tener dinero y
espacios propios. Página 101 | MODULO 3
HABLAR DE GÉNERO

A esta altura queremos insistir con la siguiente aclaración: cuando hablamos de perspectiva de género o
de igualdad de género, el término género no equivale a mujeres, sino que hacemos referencia a un
sistema de relaciones sociales que involucra y afecta a personas tanto del género femenino como del
masculino. Esas construcciones sociales y culturales son dispositivos de poder y utilizan el lenguaje para
nombrar o silenciar. El lenguaje participa en la distribución de poder en una sociedad.

Como ya vimos en el Módulo I el género es un concepto que refiere al conjunto de valores,


sentimientos, actitudes, expresiones, modales, y roles asignados a través de la cultura a las personas,
por el hecho de nacer de un sexo u otro, que varían en función de cada sociedad y del momento
histórico.

La palabra género tiene origen en el latín genus/generis y tiene una multiplicidad de usos y
aplicaciones según el ámbito en el que sea utilizada.

En el ámbito textil suele ser equivalente a tejido o tela.

En el plano científico, indica una forma de agrupación de los seres vivos, según aquellas
características que pueden compartir varios de ellos entre sí.

En las artes, el género es una categoría o clasificación que se emplea para organizar las obras
según sus características formales o sus contenidos.

En tanto, el género como característica gramatical se asigna a sustantivos, artículos, adjetivos,


participios y pronombres, clasificándolos en masculino y femenino de acuerdo al uso asignado, a
menudo heredado del latín.

Desde las ciencias sociales, como ya abordamos en el Módulo 1 de esta capacitación, género es
una construcción histórica y social que asigna a los sexos diferentes significados, formas de
comportamiento y roles

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La cuestión de género y sus imposiciones históricas que parecen “naturales” y se vienen repitiendo
incesantemente a través del tiempo no están ajenas al plano del lenguaje.

Éste es también un terreno de expresión de las desigualdades recreadas por la cultura jugando un papel
fundamental en la creación de distinciones y omisiones entre las personas. Así, se transmiten, refuerzan
y transforman significados y sentidos sobre lo masculino y lo femenino. Es por ello que el uso del
lenguaje nunca es neutro en relación al género

El uso del masculino como forma generalizadora para referirse a mujeres y varones, ha sido impuesto y
admitido por las instituciones que reglamentan y regulan la gramática. Sin embargo, las condiciones
socio-políticas y culturales de los últimos tiempos vienen enfatizando sobre estos usos discriminatorios
del lenguaje y por más que la tradición académica diga que es correcto y normativo usar el masculino
para referirse tanto al género masculino como al femenino, las transformaciones sociales indican lo
contrario.

Aunque la tradición académica diga que la norma es usar el masculino como universal, las
transformaciones sociales indican lo contrario. El lenguaje en sí, no contiene una regla que sostenga
eso.

Según lo ejemplifica el material “Recomendaciones para un uso no sexista del lenguaje”, publicado por
Unesco en 1996, “cuando empezó a haber mujeres que ejercían la medicina o la abogacía, al principio
se hacía referencia a ellas empleando fórmulas tales como ‘una mujer médico’, o ‘una mujer abogado’.
Otras fórmulas eran: ‘el médico, sra. X’, ‘el abogado, sra. X’, o bien con el artículo en femenino y el
nombre de la profesión en masculino: ‘la médico, sra. X’, o ‘la abogado, sra. X’. Había vacilación, no se
sabía muy bien cómo designarlas, ya que tradicionalmente ‘la médica’, o ‘la abogada’, lo mismo que ‘la
ministra’, ‘la embajadora’, o ‘la alcaldesa’, aunque de uso común, no habían sido otra cosa que las
mujeres de los sujetos que ejercían la profesión o desempeñaban el cargo correspondiente. La Real
Academia tardó en aprobar e incluir en su diccionario las voces ‘médica’ y ‘abogada’ con el sentido de
mujeres que se hallan legalmente autorizadas para profesar y ejercer la medicina o la abogacía. En su

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decimonovena edición (1970), el D.R.A.E. no había incluido aún nombres femeninos de profesiones
como ‘ingeniera’, ‘arquitecta’, o ‘arqueóloga’, a pesar de que en 1970 eran ya muchas las mujeres que
ejercían esas profesiones.

Cabe señalar que el reconocimiento de ambas perspectivas como marcos de discriminación son
ignoradas por cantidad de intelectuales, instituciones públicas y académicas, como la Real Academia
Española.

Una academia Real


La Real Academia Española fue convocada en 1713 por el Marqués de Villena, en su Palacio
de la Plaza de las Descalzas bajo el lema “Limpia, fija y da esplendor”. Actualmente es
financiada por una Fundación cuyas autoridades son el Rey de España, el Gobernador del
Banco de España y el Director de la propia Academia.
La integran 46 notables que ocupan “sillas” tradicionalmente distribuidas de acuerdo a las
letras del alfabeto latino, tanto mayúsculas como minúsculas. Actualmente sólo ocho de
estos lugares son ocupados por mujeres y apenas han sido 11 en toda su historia, frente a
475 varones. Ninguna mujer ha accedido a la titularidad del organismo.

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ANTECEDENTES INTERNACIONALES Y NACIONALES
del uso del lenguaje inclusivo

Ya en el año 1987 la UNESCO acordó la Resolución 14.1 como antecedente de la incorporación de un


lenguaje igualitario y la eliminación del sesgo sexista. En el apartado 1 de este documento recomienda
evitar el empleo de términos que se refieren a un solo sexo, salvo si se trata de medidas positivas a
favor de la mujer. A su vez, la Resolución 109 (de 1989) recomienda a los estados miembros promover
la utilización del lenguaje no sexista.

UNESCO
El lenguaje –por su estrecha relación con el pensamiento– puede cambiar gracias a la
acción educativa y cultural, e influir positivamente en el comportamiento humano y en
nuestra percepción de la realidad.

Al adoptar dichas disposiciones, la Unesco afirmó que “…habrá quizá quienes piensen que intentar
liberar el lenguaje de ciertos usos lingüísticos sexistas equivale a poner la carreta delante de los bueyes,
ya que el lenguaje, que refleja los prejuicios sexistas acumulados durante generaciones, no cambiará
hasta que la igualdad de las mujeres con los hombres no se sancione realmente en la práctica y,
consecuentemente, los prejuicios sexistas que el lenguaje transmite vayan desapareciendo
paulatinamente con el tiempo. Sin embargo, pese a su dimensión conservadora y su carga tradicional, el
lenguaje –por su estrecha relación dialéctica con el pensamiento– puede cambiar gracias a la acción
educativa y cultural, e influir positivamente en el comportamiento humano y en nuestra percepción de
la realidad”.

Asimismo, se han elaborado diversos instrumentos para un uso no sexista del lenguaje y variedad de
guías han sido producidas para instituciones educativas y de gobierno de habla hispana.

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A su vez, la Unión Europea, a través del Comité de Ministros del Consejo de Europa, aprobó a principios
de 1990 una recomendación sobre el sexismo en el lenguaje. Tal medida, promovió en diversos países
europeos, como España, la adopción de políticas específicas vinculadas con la materia.

En el plano normativo de nuestro país, la Constitución Nacional incorpora la acción afirmativa para el
logro de la igualdad real en el artículo 75, inciso 23. Allí establece entre las atribuciones del Congreso:
“legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad de oportunidades y de trato,
y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta constitución y por los tratados
internacionales vigentes sobre derechos humanos (…)”.

CONSTITUCIÓN NACIONAL

El principio de igualdad está contemplado por nuestra Constitución en el artículo 16 y


establece que nuestra Nación no admite privilegios de ningún tipo: todas las personas
somos iguales ante la ley.

Estas acciones positivas no son otra cosa que la concreción de medidas que garanticen condiciones de
igualdad para todas las personas que habitan el suelo argentino, consagrada en el art. 16 de la
constitución histórica de 1853. Este principio de igualdad está presente invariablemente en los tratados
de Derechos Humanos con jerarquía constitucional:

- el artículo 7 de la Declaración Universal de Derechos Humanos,


- el artículo 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
- el artículo II de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,
- el artículo 24 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de
Costa Rica)
- y, por supuesto, en la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (CEDAW).

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Particularmente, y como vimos en el Módulo II, la CEDAW enfatiza el papel activo que le cabe al Estado,
el enfoque de derechos recomendado para la elaboración de las políticas públicas y la necesidad de
generar cambios culturales para conseguir y afianzar la igualdad en todos los campos de la vida social.

Entre muchas otras disposiciones, esta Convención pone en cabeza de los Estados parte la adopción de
medidas positivas para modificar los patrones socioculturales de hombres y mujeres con miras a
alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que
estén basadas en la idea de la inferioridad o CEDAW superioridad de cualquiera de los sexos o en
funciones estereotipadas de hombres y mujeres (Artículo 5º).

Por otra parte, en los Principios de Yogyakarta sobre la aplicación de la legislación internacional de
derechos humanos en relación con la orientación sexual y la identidad de género, se compromete a los
estados, entre otras cuestiones a: adoptar todas las medidas apropiadas, incluyendo programas de
educación y capacitación para alcanzar la eliminación de actitudes y prácticas prejuiciosas o
discriminatorias basadas en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquier orientación sexual,
identidad de género o expresión de género.

La gramática no es sino una serie de convenciones y normas elaboradas por personas. La lengua (el uso
gramatical y el vocabulario) es una institución humana y, como tal, modificable para adaptarse a nuevas
situaciones. De hecho, como institución social que es, la lengua ha variado y se ha transformado a lo
largo de la historia de la humanidad. Si nuestro vocabulario y nuestra gramática se construyeron en
unas condiciones socio-históricas en las que las mujeres y la diversidad estaban invisibilizadas (que han
empezado a cambiar), es imprescindible que la palabra llegue en nuestro auxilio para realzar su
presencia en el mundo tras siglos de ignorancia y exclusión. Y es fundamental que la escuela se
pregunte por un uso del lenguaje donde cada quien tenga existencia, que no oculte, que no subordine,
que no discrimine, que no excluya, y que no quite la palabra a nadie.

En el ánimo de contribuir en este proceso histórico y universal de erradicar las


diferencias entre los géneros, el lenguaje inclusivo pretende remover obstáculos
que dificulten o impidan la verdadera igualdad.

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INCLUIR, VISIBILIZAR, NOMBRAR

El masculino genérico es el recurso aceptado por la R.A.E. para designar a grupos de hombres y mujeres.
Según este uso los sustantivos, artículos y adjetivos en masculino subsumen el femenino.

El lenguaje inclusivo considera esta norma discriminatoria, ya que de este procedimiento se deriva:

• Que las mujeres son invisibilizadas


• Que las mujeres aparecen subordinadas, en posición de objeto pasivo, objeto del habla
• Que lo femenino se menciona como inferior cuando se trata de una comparación
• Que impide la identificación de las mujeres entre sí y reconocer sus experiencias como
colectivas
• Que jerarquiza los sexos al no aceptar como válida la inversión de la regla por la cual un
colectivo mixto podría nombrarse en femenino
• Que considera irrelevante la presencia y el protagonismo de las mujeres al no especificarlo.
• Rechaza el femenino para designar el masculino como si fuera una degradación
• Trivializa la utilización del femenino al presentarlo como una concesión galante o algo que
suscita la sonrisa
Las observaciones y sugerencias que siguen a continuación están dirigidas a nombrar con justicia y
precisión en femenino y masculino, y a quienes busquen una representación femenina y masculina
ecuánime, rigurosa y veraz.

Una manera de indicar la presencia de sexismo en el lenguaje es la aplicación de la “regla


de inversión”, que consiste en probar si el texto funciona al sustituir los términos femeninos
por los correspondientes masculinos y viceversa.

En una frase como “el diputado Fulano y su mujer” puede comprobarse que usualmente se
alude a los varones por su rol profesional o su cargo, mientras que la referencia a las
mujeres tiene que ver con su condición sexuada. Desde la perspectiva del lenguaje
igualitario se propondría sería “el diputado/la diputada Fulana/o y su pareja”, por ejemplo.

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Género gramatical y expresiones sexuadas

La mayor dificultad para construir un texto en lenguaje inclusivo consiste en poder incorporar la mirada
de la igualdad, ya que la propia lengua en su riqueza cuenta con innumerables recursos para evitar la
discriminación.

En la lengua castellana los sustantivos tienen género gramatical, es decir, obligatoriamente son
femeninos o masculinos, y a veces femeninos y masculinos. Esto lo reconocemos por el artículo que los
acompaña:

-El árbol es un sustantivo masculino / La planta es un sustantivo femenino

-Mar es un sustantivo femenino y masculino porque lleva artículo masculino o femenino


indistintamente: el mar – la mar.

Cuando hablamos de personas, tenemos:

• sustantivos femeninos: la maestra


• sustantivos masculinos: el maestro
• sustantivos que pueden ser femeninos o masculinos según sea el artículo que los preceda: la
periodista / el periodista

Independientemente de su género gramatical, hay sustantivos (femeninos o masculinos) referidos a


personas que no son sexuados. Es decir, se refieren a seres humanos, pero no dicen nada de su sexo:

• la víctima, la criatura, la visita, la persona: son sustantivos femeninos que pueden utilizarse
indistintamente para referirse a mujeres o a hombres.
• el personaje, el ser humano, el sujeto: son sustantivos masculinos referidos a mujeres y
hombres indistintamente

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La gran mayoría de sustantivos utilizados para referirse a los seres humanos son sustantivos sexuados,
bien porque poseen doble forma para el género (es decir, tienen una forma femenina y una forma
masculina, según se la apliquemos a mujeres o a hombres: diputada/diputado) bien porque, aunque de
una única forma, su género viene marcado por el artículo o adjetivo que los acompaña (la estudiante –
el estudiante).

El problema de discriminación e invisibilidad femeninas se produce cuando utilizamos un sustantivo


sexuado masculino, que tiene su femenino correspondiente, para referirnos a mujeres y hombres. Por
ejemplo:

• Los cordobeses trabajan más de diez horas diarias

Esa frase ignora que existen cordobesas que están en la misma situación laboral.

Así mismo se produce discriminación e invisibilidad cuando se nombra a un colectivo compuesto


mayoritariamente por mujeres mediante un término femenino que no hace referencia a los varones:
amas de casa, enfermeras. En tales casos, el nombre femenino nos impide imaginarnos a hombres
llevando un hogar o a enfermeros en los hospitales. Para evitarlo, se puede acudir a la doble forma:
amas y amos de casa; enfermeros y enfermeras, o usar nombres colectivos que den cabida a los dos
sexos: personal de enfermería.

El gran problema con el que nos encontramos cuando queremos escribir un texto libre de sexismo es la
cantidad de palabras sexuadas que se usan en masculino: pronombres, artículos, sustantivos, adjetivos
y participios.

La sugerencia es recurrir, siempre que sea posible, a la utilización de términos no sexuados o de


palabras comunes (sin variación por el género) –sean pronombres, adjetivos o sustantivos–, eliminando
los artículos o determinantes sexuados.

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Lamentablemente, no siempre posible encontrar sinónimos no sexuados de términos sexuados.
Partimos de que los problemas se nos van a presentar en sustantivos sexuados, adjetivos, participios y
pronombres y de que cada una de esas clases gramaticales admite sus propios tratamientos.

Sin embargo, lo cierto es que la lengua castellana pone a nuestra disposición gran cantidad de
mecanismos para cada una de las clases (sustantivos, adjetivos, participios, pronombres y artículos). Lo
óptimo es la múltiple combinación alternada de todos ellos, de manera que la lectura sea fácil y variada.

Por ejemplo:

• ADJETIVOS

Intervendrán distintos especialistas / Intervendrán diferentes especialistas

Están capacitados para / Son capaces de

Todos los representantes / La totalidad de representantes

Según han denunciado muchos especialistas / Según han denunciado gran cantidad de especialistas

Los restantes docentes / El resto de docentes

• SUSTANTIVOS

Según han denunciado muchos expertos / Según han denunciado gran cantidad de especialistas

Firmas de las madres asistentes / firmas de asistentes, firmas de las personas asistentes

Estimados padres… / Estimadas familias

Podrán ser candidatos / podrán presentar su candidatura

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• SUSTANTIVOS COLECTIVOS AUTÉNTICAMENTE GENÉRICOS:

Persona, personal, equipo, colectivo, público, pueblo, población, gente

• SUSTANTIVOS ABSTRACTOS:

Profesorado, alumnado, estudiantado, vecindario, clientela, magistratura, ciudadanía, electorado, la


niñez, la juventud

• ARTÍCULOS Y DETERMINANTES

Se pedirá a los estudiantes que garanticen su presencia / Se pedirá a cada estudiante que garantice su
presencia

Unos dos mil asistentes / Aproximadamente dos mil asistentes

Los responsables supervisarán / Tales responsables supervisarán

• CAMBIO DE ORDEN DE APARICIÓN, PARA ELIMINAR ARTÍCULOS Y DETERMINANTES


MASCULINOS

Los estudiantes del turno tarde Marisa López y Nicolás Aguirre / Marisa López y Nicolás Aguirre,
estudiantes del turno tarde

• PARTICIPIOS

Los que no estén incluidos en la lista / Quienes no figuren en la lista

No podrá ser declarado apto / No podrá aprobar /no podrá aceptarse

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• METONIMIAS:

el cargo, la actividad, la profesión, el lugar: Córdoba en lugar de los cordobeses; la Inspección en lugar
de los inspectores; las candidaturas en vez de los candidatos, etcétera.

• DOBLES FORMAS (Artículos, determinantes y adjetivos en masculino y femenino en la misma


expresión):

Las y los representantes de cuarto grado recibieron una distinción

Muchos y muchas docentes han trabajado en la propuesta

Gran cantidad de estudiantes, preocupados y preocupadas por la situación

• OTROS EJEMPLOS:

Los profesores podrán retirar sus planillas / Las planillas pueden retirarse

Serán sancionados quienes no cumplan/ Quienes no cumplan recibirán sanciones

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El lenguaje administrativo está plagado de ejemplos en donde el género masculino se considera
como universal. Un ejemplo en el ámbito de la educación, podría ser esta circular:

“La Coordinación de la Modalidad de Educación Física se dirige a ustedes con el propósito de difundir
el Proyecto ‘Encuentro Provincial de Profesores de Educación Física. Nuevas Miradas sobre las
prácticas pedagógicas de la Educación Física y el Deporte’ que se adjunta en Anexo I. El mencionado
Encuentro representa una posibilidad para que los profesionales de Educación Física participen de
espacios de capacitación, análisis y debate sobre las prácticas actuales de la Educación Física y el
Deporte y sienten las bases para conformar una comunidad de aprendizaje”.

En este caso, la palabra “profesores” asimila al varón como universal, invisibilizando a las profesoras.

Podés profundizar conceptos y encontrar más ejemplos en estos videos:

https://www.youtube.com/watch?v=MyRXI2KMgiA

https://www.youtube.com/watch?v=W1vfrg3X0y8

https://www.youtube.com/watch?v=RW66_GirK6k

https://www.youtube.com/watch?v=e-Fs0TzHE5A

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Otras formas de incluir con la palabra

Otros usos lingüísticos excluyentes son:

• Los duales aparentes: palabras que cambian de significado según se apliquen a un género u
otro. Suele ocurrir en palabras que designan cargos o profesiones, que las formas femeninas
poseen un significado inferior o negativo con respecto a la forma masculina.

Por ejemplo:

SECRETARIO: Persona que por oficio público da fe de escritos y actos.

SECRETARIA: Asistente.

SARGENTO: Militar.

SARGENTA: Mujer autoritaria y de modales bruscos.

• Asociaciones lingüísticas peyorativas: son palabras que en su versión femenina se traducen


valores o prejuicios sociales y no criterios lingüísticos.

Por ejemplo:

HOMBRE PÚBLICO: el que tiene presencia e influjo en la vida social.

MUJER PÚBLICA: Prostituta.

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• Los saltos semánticos: cuando una palabra con apariencia de genérico (que incluye a hombres y
a mujeres) revela más adelante que su valor era específico (sólo incluía a varones).

Por ejemplo:

El seguro médico cubre a los AFILIADOS y a sus mujeres.

• Las asimetrías en el trato mujeres/hombres: cuando al dirigirse a mujeres se usan diminutivos o


vocablos que las infantilizan aunque con mucha menos frecuencia se aplican a los varones.

Por ejemplo:

“Mamita”, “Mi amor”,

“Linda” en las recepciones de centros de salud, en negocios, etcétera.

• Aposiciones redundantes: cuando se destaca la condición sexuada de las mujeres por encima de
otros rasgos o atributos que son pertinentes al asunto.

Por ejemplo:

El trabajador / La mujer trabajadora

Se designó al rector / Se designó a una mujer rectora

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El nuevo Código Civil y Comercial en Argentina: un marco referencial

A partir de su reforma, nuestro Código Civil incluyó significativos cambios en relación al trato
igualitario de las personas. A partir de esto, el lenguaje utilizado en disposiciones y documentos
no puede bajo ningún aspecto discriminar por motivos de género.

Algunos cambios:

No se habla de hombres ni de mujeres, habla de personas. Un uso adecuado del lenguaje deberá
priorizar esa forma por sobre otras.

En vez de referirse a “los menores de edad” se refiere a “las personas menores de edad”.

En relación al matrimonio, éste produce los mismos efectos ya sea que esté constituido por dos
personas de distinto o igual sexo y ninguna norma podrá restringir, limitar ni excluir la igualdad
de derechos. La igualdad en materia de derechos para las parejas del mismo sexo, implica un
cambio cultural en la referenciación a quienes integran el matrimonio, que debe tenerse en
cuenta en la redacción. Así, se prioriza los “cónyuges/las cónyuges” o “esposo/esposa”, por sobre
“marido y mujer”.

En cuanto la familia y lo que respecta a las fuentes de filiación, el Código Civil reconoce
legalmente a todas las familias: aquellas formadas por dos mamás, dos papás y no solamente las
conformadas por una madre y un padre. En consonancia con esta transformación, la
comunicación sobre maternidades y paternidades deberá referirse a todas las familias.

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Barras, arrobas y equis

En los últimos años han surgido diferentes herramientas de colectivos sociales, organizaciones,
publicaciones y personas intentando incluir la presencia de las mujeres y de lo femenino en distintos
tipos de textos.

Advertimos una serie de procedimientos, como la barra (/), la arroba (@) la X, o la E reemplazando a O y
A (amigues, jugadorxs, etcétera). A continuación se analizan algunas ventajas e inconvenientes de estos
usos.

• La barra

Entre los usos que la Ortografía de la Academia recoge para el signo barra (/) se halla el de indicar dos o
más opciones posibles cuando se emplea entre dos palabras (solo/sólo, así mismo/asimismo) o entre
una palabra y un morfema (Querido/a amigo/a).

Los dobletes del tipo o/a, o-a, o(a), constituyen una buena solución para textos breves o con apariciones
espaciadas.

La dificultad es que si se opta por esta forma de concordancia, deberá aplicarse no sólo a los
sustantivos, sino a todos los elementos oracionales que con ellos concuerdan: adjetivos, participios, etc.

• La arroba (@)

La arroba se trata de un claro ejemplo de cómo lenguaje y sociedad guardan una estrecha relación. La
amplia difusión de las tecnologías de la información y de internet nos ha hecho familiarizarnos con el
uso de la arroba y de esta forma comienza a aparecer en textos del castellano como una grafía más. En
cuanto a su utilización dentro de una propuesta de lenguaje no sexista, se utiliza generalmente en
sustitución de la terminación “-os” del masculino usado como genérico con la intención de introducir la
doble marca de género, masculino y femenino.

Si bien puede resultar un recurso alternativo en un cierto tipo de mensajes o de textos con un contexto
no muy formal, no es recomendable su utilización, pues a los problemas que plantea la barra (/) se une
el de que no se trata de una grafía de la lengua castellana.

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CONCLUYENDO:

En definitiva, estas nuevas formas de nombrar se proponen propiciar una reflexión acerca del
lenguaje que utilizamos, sobre expresiones cotidianas que nos pasan inadvertidas.
Usamos la lengua y somos parte de ella, modificándola en nuestros usos coloquiales,
incorporando lunfardos, neologismos, dialectos. De la misma manera podemos contribuir a
transformar nuestras expresiones para que el lenguaje sea más justo y más igualitario con la
sociedad donde vivimos.
La lengua está viva y la creamos y recreamos todos los días; y al mismo tiempo la lengua “crea y
recrea” el mundo, lo construye con los valores y la ideología que transmite, con la visión del
mundo que encierra y nos enseña cuando la aprendemos.

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BIBLIOGRAFÍA

• Guía para el uso del lenguaje no sexista e igualitario en la HCDN (2015). Honorable Cámara de
Diputados (y Diputadas) de la Nación. Argentina
(http://www4.hcdn.gob.ar/dependencias/dprensa/guia_lenguaje_igualitario.pdf)

• PEKER, Luciana (2017). “La revolución de las mujeres. No era sólo una píldora”. Eduvim.

• CON VOS. Construyendo vínculos de buen trato en los noviazgos, amistades y relaciones. Cartilla
e confecciòn. Jakairá Traslasierra. 2017

• BONAL, Xavier (1998). Sociología de la educación. Paidos

• “Recomendaciones para un uso no sexista del lenguaje”, Unesco, 1996.

• RUIZ REPULLO, & MORENO LLANEZA (2016). “Cambios Sociales y Género- Aprender es
crecer”. GRUPO ANAYA S.A. Madrid.

• BONILLA ALARCÓN, Jorge: "Hacia una coeducación eficaz". Formación Continuada


Logoss, 2011

• Real Academia Española. http://www.rae.es/

• Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. CEDAW.

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