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Conociendo La Voluntad De Dios

¿Cuántos desean hacer la voluntad de Dios? Seguro que todos


queremos hacer la voluntad de Dios. Pero esto nos lleva a
preguntarnos ¿cuántos verdaderamente conocen la voluntad
de Dios para sus vidas?

T
odos queremos hacer la voluntad de Dios porque sabemos que El solo
quiere lo mejor para nuestras vidas. Dios solo quiere lo excelente para
nosotros. Toda la vida la pasamos tomando decisiones. ¿Qué profesión
u oficio tendremos? ¿Dónde voy a estudiar? ¿Qué voy a estudiar? Me caso o
no me caso. Y si me caso con quién me caso. ¿Dónde voy a vivir? ¿Debo
comprar o alquilar? ¿Me conviene esta oferta de trabajo? ¿Qué marca de
automóvil debo comprar?

¿Qué quiere Dios que haga, cuál es su voluntad? Deseamos que Dios nos
ayude a tomar las decisiones correctas, pero no sabemos cómo obtener su
respuesta.

Algunos podrían pensar que es imposible conocer la voluntad de Dios. Sin


embargo la buena noticia es que esto no solo es posible sino que Dios lo ha
prometido. En Deuteronomio 4:29 Dios habla al pueblo a través de Moisés y
dice: “Mas, si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares
de todo tu corazón y de toda tu alma”. Ahí está la clave, tenemos que buscar
a Dios con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma, el nos promete que
le hallaremos. Y si le hallamos conoceremos cual es su voluntad para
nuestras vidas.

La forma en que vivimos es el resultado de las decisiones que tomamos. Es


necesario entonces tomar buenas decisiones en nuestras vidas. Y las mejores
decisiones que podemos tomar son aquellas que están de acuerdo con la
voluntad de Dios para nuestras vidas. Dios nos ha prometido que nos
ayudará en la toma de decisiones, ha prometido que dará sabiduría a todo
aquel que la pida. En Santiago 1:5 lo encontramos: “Y si alguno de vosotros
tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos, abundantemente y
sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada, porque el
que duda es semejante a la ola del mar, que es arrastrada por el viento y
echada de una parte a otra”. Si necesitas sabiduría para la toma de
decisiones, pídesela a Dios y el te la dará, pero tienes que pedirla con fe. Ahí
está la clave.

Dios no quiere mantener su voluntad en secreto. Pero es necesario pedirle a


Dios que nos diga, que nos revele cuál es su voluntad.

En las escrituras vemos muchos ejemplos de hombres y mujeres que hicieron


esto, le pidieron a Dios que le revelara su voluntad. En Éxodo 33:13 Moisés le
dice a Dios: “te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te
conozca, y halle gracia en tus ojos”. En el Salmo 27:11 David le pide a Dios:
“Enséñame, oh Jehová tu camino, y guíame por senda de rectitud”.

No debemos pensar que el conocer la voluntad de Dios es algo tan grande y


majestuoso que no está a nuestro alcance, o que es algo que solo está
disponible para unos pocos privilegiados. El Rey Salomón dice en Proverbios
15:19 que “la vereda de los rectos es como una calzada”. Un camino libre de
obstáculos y espinos. La voluntad de Dios no es un misterio, la podemos
descubrir poniendo en función la sabiduría que recibimos de Dios.

Ahora bien el conocer la voluntad de Dios en nuestras vidas no debe ser solo
para satisfacer nuestra curiosidad. Tenemos que realizar la voluntad de Dios.
En Colosenses 4:17 el apóstol Pablo dice: “Mira que cumplas el ministerio
que recibiste de Dios”. Dios quiere que nosotros no solo conozcamos su
voluntad, sino que la cumplamos. Cuando Pablo conoció que la voluntad de
Dios era que el predicara el evangelio, inmediatamente reconoció la
responsabilidad que esto conllevaba. Por eso en 1ra Corintios 9:16 el dice:
“ay de mí si no anunciare el evangelio”. Ay de nosotros si no hacemos la
voluntad de Dios.

Jesús dijo a sus discípulos en Marcos 3:35: “todo aquel que hace la voluntad
de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre”.

El hacer la voluntad de Dios podría parecernos algo imposible de lograr. Para


responder exitosamente al llamado de Dios tenemos que entender que no
podemos cumplir la voluntad de Dios con nuestras propias fuerzas, sino que
tenemos que depender del poder del Espíritu Santo en nosotros. Por eso
Jesús antes de partir le dijo a sus discípulos que fueran a Jerusalén y
esperaran porque allí recibirían poder, cuando sobre ellos viniera el Espíritu
Santo (Hechos 1:8).

Probablemente todavía te estás preguntando ¿cómo Dios me va a revelar su


voluntad? Quizás porque hemos leído en el Antiguo Testamento que Dios le
habló a Moisés a través de una zarza ardiente, o porque Jehová llamó a
Samuel con voz audible, esperamos que Dios nos manifieste su voluntad de
una manera espectacular. Ciertamente Dios puede hablar a nosotros como lo
hizo a Moisés o a Samuel. Pero no te sientes a esperar a que Dios te hable de
esa manera.

La mejor manera para oír la voz de Dios es a través de su Palabra. Quieres oír
la voz de Dios, lee su Palabra. Pero no te limites a leerla, medita en ella,
escudríñala. El Salmo 1 dice que Bienaventurado es aquel que en la ley de
Jehová está su delicia, y en su Ley medita de día y de noche. No leas la
Palabra para cumplir con una cuota, deléitate en ella sabiendo que estás
escuchando la voz de Dios.
La otra forma de conocer la voluntad de Dios es a través de la oración.
Cuando oramos estamos en comunión con Dios, conversamos con Él y
conocemos que es aquello que Él espera de nosotros. Cuando oramos Dios
habla a nuestros corazones. Eso solo lo experimentaremos cuando
ejercitamos la oración.

El Espíritu Santo que entra en nosotros al aceptar a Cristo como nuestro


salvador, nos revela la voluntad de Dios.

Por último el hacer la voluntad de Dios no es una alternativa, es la única


forma de vivir de la forma más excelente posible. No podemos chantajear a
Dios para hacer su voluntad: si me libras de este problema te prometo que
voy a hacer tu voluntad. Debemos hacer la voluntad de Dios aún cuando
existan alternativas que nos parecen más agradables. Otras cosas parecerían
más placenteras que el hacer la voluntad de Dios, pero al final son caminos
que nos apartan de Dios y de la salvación. En 1ra Pedro 3:17 dice: “Porque
mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere,
que haciendo el mal”. En 1ra de Juan 2:17 dice: “Y el mundo pasa, y sus
deseos; pero el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre”.

Si estamos dispuestos a escuchar la voz de Dios, Él nos ha prometido que nos


ayudará a tomar las mejores decisiones en todo momento. Si lo hacemos
podremos decir como el Rey David en el Salmo 40:8 “El hacer tu voluntad,
Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón”.

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