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ELECTRÓNICA E

INSTRUMENTACIÓN
Materia: Nivel:
Realidad OCTAVO “A”
Nacional Y
Geopolítica
Estudiante:
Edison Bonilla.
25 de Mayo del 2019
CRISIS DEL CAPITALISMO Y SU IMPACTO EN EL MUNDO

El capitalismo no es sólo un sistema económico. Es un sistema social, político y


económico que se ha ido desarrollando durante los últimos siglos y, como tal sistema
social, ha ido integrando, a la vez que produciendo, los diversos cambios sociales.
Entender el capitalismo como un sistema social remite a comprender la economía como
una faceta (un aspecto) que evoluciona formando parte del desarrollo de las sociedades.

El capitalismo del siglo XIX, fue el momento de un importante despegue de la


industrialización y de las transformaciones que llevó consigo, se basaba en la
consideración de que sin ninguna intervención, los mercados podían buscar su propio
equilibrio, el propio mecanismo encontraba sus ajustes y posibilitaba que los distintos
actores pudieran enfrentarse a las posibilidades también a las dificultades que la libre
competencia planteaba pronto se vio que el crecimiento económico no era suficiente
para garantizar un desarrollo de las sociedades. Los vertiginosos cambios mundiales
dificultan aún más lo que ya era una difícil comprensión anterior del de las
trasformaciones mundiales sus problemas de fondo: imperialismo, choques de naciones
y de bloques, de clases, fuerzas sociales, étnicas o religiosas, problemas ambientales o
género.

La expansión del capitalismo neoliberal y el régimen de acumulación


centralizado han generado una propensión a crisis recurrentes en distintas regiones del
planeta. En las últimas tres décadas se tiene conocimiento de seis crisis importantes.
Estas crisis han cumplido el cometido de brindar salidas al capitalismo mundial para
depurar capitales sobrantes y profundizar la concentración de capital, en este propósito
también han hecho su aparición las guerras desatadas por los países imperiales con la
finalidad de apropiarse de abastos de recursos naturales, como el petróleo en el caso de
Irak, o de derrocar o persuadir a regímenes políticos opositores con influencia
geoestratégica.

Se ha generado una dinámica destructora de empresas, empleos, poblaciones,


ecosistemas y culturas. La acumulación mundial centralizada ha propiciado la
concentración de capital, poder, riqueza y conocimiento en manos de una delgada élite
social en el plano transnacional y nacional, no obstante, los mecanismos centrales de la
gestión del capitalismo mundial están experimentando un deterioro
Las grandes corporaciones canalizaron sus ganancias hacia la inversión
financiera, y no tanto a la inversión productiva o el financiamiento a la innovación, con
el señuelo de acceder a ganancias extraordinarias. El sistema financiero internacional se
colapsó, al punto en que el crédito entre los propios segmentos e instancias del capital
financiero quedó pronto estancado.

La expansión capitalista generó una enorme capacidad de producción derivado


de la ampliación de cadenas globales de producción, la incorporación de abundantes
recursos naturales baratos y la sobreoferta de fuerza de trabajo barata. Sin embargo, uno
de los soportes de este boom fue la contención y disminución real de los salarios, lo cual
repercutió en un desplome de la capacidad de consumo masivo. La sobreexplotación del
trabajo significa no sólo la contención salarial y el empobrecimiento familiar, sino
también la exposición a riesgos y peligros laborales, el desgaste prematuro de la fuerza
laboral y la posibilidad de ser despedido y excluido de la producción y el consumo.

Los recursos naturales renovables y no renovables son incorporados


continuamente sin importar los daños ocasionados al ecosistema o el despojo al que son
sometidos pueblos enteros con la finalidad de explotarlos y generar mayor utilidad,
simultáneamente se están generando problemas contiguos como la contaminación, el
cambio climático y en algunos casos la escasez de recursos vitales, como el agua, y
necesarios, como el petróleo. Además el intercambio desigual en materia ambiental
especializa a los países subdesarrollados como proveedores de materias primas baratas
sin importar los daños ambientales y sociales vinculados.

Este modelo capitalista descansa en una distribución desigual del conocimiento


científico-tecnológico, el intercambio ecológico desigual, la transferencia de excedente,
la superexplotación del trabajo inmediato, la devastación del medio ambiente, la
privatización de los recursos naturales, la militarización de las relaciones
internacionales y la precarización de la vida humana.

Hoy en día, el modelo de sociedad está en crisis, asistimos a una crisis del
capitalismo y a una crisis del modelo político asociado a su moderna forma de gestión.
Una crisis económica extendida a las instituciones y gobiernos, e incluso a los valores
compartidos por el conjunto social, esta perplejidad sobre nuestro presente y nuestro
futuro obliga a repensar la necesidad de un nuevo compromiso social.

La actual crisis, además de expresar una depresión mundial de la economía, se


emparenta con una crisis de reproducción de la vida humana esto último no sólo tiene
una connotación ética y humanista preocupada por velar por la satisfacción de las
necesidades básicas de la población y del acceso a recursos productivos y de
subsistencia, sino que también pone en predicamento una de las principales fuentes de
riqueza social, la fuerza de trabajo y la naturaleza

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