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Sergio Alfsen Romussi, Totémesis, J.C. Sáez Editor, 2009.

por Eduardo Farías A.

Hace días que en la repisa de mi pieza se encontraba Totémesis de Sergio Alfsen


Romussi, y encontré una reseña de Felipe Ruiz en el wordpress de la revista
Contrafuerte. A partir de lo escrito por Felipe Ruiz, entré a leer Totémesis. En este
poemario, el elemento textual más evidente es la experimentación en el poema, que
Felipe Ruiz postula que es uno de los frutos de la escritura de la Novísima. Desde mi
perspectiva, esta afirmación se debe a una posición poética-política de Felipe Ruiz, y no
corresponde a una proposición de lectura con respecto al libro. Pues, por ningún motivo
se puede considerar que la experimentación poética sea una propiedad privada exclusiva
de la Novísima, ni menos podemos admitir que en la Novísima se encuentre el punto de
origen, el principio. La reseña de Felipe Ruiz es, simplemente, una estrategia de campo
cultural.
Si relacionamos la experimentación poética de Totémesis con la Novísima, la
bisagra intertextual sería el desborde en (y de) la escritura. Sin embargo, ese desborde
también se encuentra en la escritura poética de Rodrigo Lira, desborde que está
vinculado con la mirada del hablante lírico y con la construcción rítmica del poema.
Relacionar intertextualmente a Rodrigo Lirta con Totémesis no es una idea
descabellada, pues el vínculo estaría en distintos momentos del poemario de Sergio
Alfsen.
Primero. En el poema Fotombra, el hablante lírico dice: “libros pregonando: su
propina es mi sueldo” (21). Esta frase se encuentra en el poema Ars Poétique, Proyecto
de obras completas, de Rodrigo Lira, pero escritura de manera diferente: El Autor le
pide al Lector diScurpas por la molestia (Su Propinaes Misuerdo)” (33).
Segundo. La manipulación ortográfica de la palabra en Totémesis, es otro
elemento que se relaciona con la poética de Rodrigo Lira, procedimiento que evidencia la
construcción sonora de la palabra como se aprecia en “ek statis” (23) del poema
Metempsicosis. Además, la construcción rítmica del verso en Totémesis puede ser
vinculada con Rodrigo Lira, como se aprecia, por ejemplo, en el siguiente verso de
Metempsicosis: “prohibido proverbio de probetas promiscuas en la pulverización eximia
de las estatuas” (23), o en el siguiente verso de Hipnocidio: “no renuncio ecléctico al
ósculo del súcubo” (25).
Tercero. Bajo la experimentación, subyace la transformación de la mirada del
hablante lírico como un estado alterado de conciencia. Por una parte, en Totémesis están
presente la ayahuasca, la cocaína, el éxtasis, la amapola, el hachís y la marihuana, drogas
que producen estados psicoactivos y psicotrópicos. Por otra parte, en Totémesis existe
un poema titulado Alucinogenia.
Cuarto. Ricardo Piglia en El último lector plantea que: “Leemos restos, trozos
sueltos, fragmentos, la unidad de sentido es ilusoria.” (20) Esta práctica de lectura me
sirve para describir una parte de la escritura de Totémesis, ya que se plantea como un
discurso fragmentario, en la cual la unidad de sentido no es evidente; más aún, es una
escritura fragmentaria que está desbordada, que se transforma en una avalancha de
palabras que no pueden ser contenidas ni por comas ni por puntos. Ejemplo de esto:
“aproximado no prójimo en amparo piel retratado azar y presagio fortuito insecto tacto
etéreo de cruces en oferta mecánico” (11) o “Alcohólico coincido faz o hiedra en cerrojo
suerte escupido plagio yazgo promesa en horca renuncio pulas en pelaje pétreo” (15)
Esta avalancha, este desborde de la escritura en la escritura misma se sostiene por la
exclusión de comas y puntos, y por la combinación sintáctica de las palabras que, por
una parte, se muestran como pequeños trozos que se unen en la cadena lingüística, y
que, por otra parte, reflejan el punto de vista peculiar del hablante lírico. Además, el
desborde escritural se realiza en la inclusión de enunciados en lenguas extranjeras,
específicamente, en latín y en inglés.
Quinto. Podemos leer la experimentación en Totémesis como escritura
automática, técnica literaria desarrollada por André Breton y los surrealistas. La
escritura automática es el proceso parar generar la escritura desde el pensamiento
inconsciente del escritor. El propósito es vencer la censura que ejerce el pensamiento
consciente sobre el inconsciente. Para lograr este propósito, el escritor deja fluir su
pensamiento sin ninguna coerción moral, social, ética, o de cualquier tipo, y es por ello
que la voluntad creadora se manifiesta libre de cualquier represión. Debido a la falta de
puntuación, debido a que la escritura está fragmentariamente desbordada y que no
posee a simple vista la unidad de sentido convencional de cualquier texto, podemos
plantear que la escritura de Totémesis es automática, como, por ejemplo, se aprecia en
los siguientes extractos: “ansío jugo vaginal de vieja virgen […] he vomitado lugares no
placeres” (11) Todo el poemario responde a este tipo de escritura.
La particularidad de la mirada del hablante lírico se aprecia por la inusual
combinación sintáctica de las palabras, que a su vez desarticula su mirada convencional
acerca de la realidad, ejemplo de ello: “el fuego mea un feto en pena y nace la sombra de
una mariposa idéntica” (11) De tal forma, la condición que logra Totémesis como
escritura automática se encuentra condicionada por el punto de vista del hablante lírico,
quien mira y afirma la realidad de una forma totalmente diferente.
Además, en Totémesis existen dos registros de voz del hablante lírico que se
diferencian por la letra cursiva. Esta diferencia formal en la letra implica que existe un
sentido en su utilización. Al diferenciarse la letra se afecta, inevitablemente, la
identificación del hablante lírico. Entonces, surge la pregunta, ¿la letra cursiva nos habla
de otro hablante o del mismo?
Por mi parte, la letra cursiva no permite afirmar que existe otro hablante lírico. En
este caso, la letra cursiva marca un quiebre en la escritura automática, pues en ella está
presente el pensamiento consciente, ese pensamiento que reprime, según los
surrealistas, la construcción poética. Por ejemplo, como expuse anteriormente, el vínculo
intertextual con Rodrigo Lira se aprecia en el poema Fotombra: “libros pregonando: su
propina es mi sueldo” (21). En este caso, la letra en cursiva evidencia que existe una
interrupción, una respuesta consciente en la escritura automática. Sin embargo, de esto
se puede dudar. En el poema Esquizorcismo aparece: “me osifico karma farmacéutico”.
(31) El uso de la cursiva en Totémesis abarca también enunciados que podemos
considerar como construcciones automáticas.
Ricardo Piglia en El último lector dice que “un lector es también el que lee mal,
distorsiona, percibe confusamente.” (19) Por definición, la lectura es una acto rebelde.
Desde tal perspectiva, como lector intentaré rastrear en esta escritura desbordada, en
esta escritura automática algún sentido.
Dentro del poemario existe una reproducción de un acrílico titulado Tótem, y que
por supuesto se relaciona con el título del poemario. El tótem es un objeto, ser o animal
sobrenatural, que algunas tribus lo toman como su emblema, de tal manera, en el
totemismo se entiende al Tótem como el origen de un determinado grupo, que se cree
descendiente de este objeto. En la escritura de Totémesis se evidencia esta circunstancia
en el primer poema. Primero, todo está escrito en cursiva, lo cual, a mi modo de ver, se
constituye como el momento previo a la escritura automática, y muestra, en segundo
lugar, como el hablante lírico construye su voz a partir de un objeto inanimado, como se
aprecia en el siguiente verso: “Rugido inamovible de piedra” (9), y construye su psique a
partir de la animalidad: “Psique no humana anidada sombra […] / Imán animal” (9)
Entonces, el hablante lírico construye su voz poética resumiéndose tanto en el objeto
(piedra) como en la animalidad, aspectos esenciales que definen al Tótem. Esta “psique
no humana anidada sombra” preserva la dicotomía occidental: humano-animal, luz-
sombra. Por ende, no existe un cambio de paradigma en la transformación de la voz
poética. Este poema es la confesión del hablante lírico, y resemantiza el resto del
poemario.
La vinculación del hablante lírico con el tótem, y con la piedra específicamente, se
aprecia en el poema Alucinogenia: “no duermo no como no piedra era yo hace no
mucho” (11)
Otro aspecto esencial del totemismo es cuando se asume el tótem como principio
de origen. En Totémesis, el hablante lírico en el final del poema Claustromancia dice:
“fui todos los hombres de todos los tiempos sin ser yo aún exhumado” (15) Se configura a
través de los poemas una antropología, como se aprecia en el final del poema
Metempsicosis: “el hombre ha muerto / repito: / despierto” (24) El hablante no está
dentro de la humanidad, es todos pero no ha muerto.
La dicotomía humano-animal se disuelve en el poema Antropomorfina, cuando el
hablante escribe “zoociedad” (17), y no sociedad. La destrucción de la dicotomía,
también, se aprecia en el poema Posta callampa, cuando el hablante describe la
animalidad como un lugar: “Templo coloquial de kiltros sementales” (27) El momento
que culmina la destrucción se encuentra en el poema Esquizorcismo cuando el hablante
dice: “NO CAMINO: / REPTO” (32) La segunda entrada del verbo reptar en el
Diccionario de la Lengua Española dice: “andar arrastrándose como algunos reptiles.”
Una acción tan humana como caminar se transforma en el movimiento de algunos
animales. Y esa acción, también, es realizada por el hablante lírico al ocupar la primera
persona.
Existen otras entradas de lectura, por mi parte, enuncie las que me interesaban. Para
concluir con esta parte, los títulos también evidencian la experimentación poética en
Totémesis. En su gran mayoría son construcciones a partir de dos palabras que se unen.
Por ejemplo: Fotombra = foto + sombra, Psicosoma = psico + soma, Claustromancia =
claustro + mancia, Antropomorfina = Antropo + morfina. La exepción a la regla es el
poema Posta callampa.

Totémesis es el quinto poemario publicado en la colección Poesía de J.C. Sáez editor, y


su interior contiene en total 21 poemas y la reproducción de un acrílico. Respecto de la
portada, la colección Poesía tiene una uniformidad en su diseño, ya que están divididas
por la dualidad entre el blanco (parte superior) y el negro (parte inferior). Este diseño
circula desde la cubierta a la contracubierta, y la proporción entre los dos colores tiende
marcadamente hacia el negro, es decir, la proporción no es
equivalente.
En la cubierta se encuentra el título, el nombre del autor y el
logo editorial. El diseño del título y del nombre del autor está
directamente relacionado con el diseño de Bicha de Federico Eisner,
mientras que con los otros poemarios existe una diferenciación
menor: La insidia del sol sobre las cosas, Cala y Clavados de Germán
Carrasco. A partir de la comparación de estos elementos en cada
poemario publicado en la colección Poesía, se aprecia una evolución
importante en el diseño del título y del nombre del autor en la
cubierta, mientras que es una constante la proporción entre el blanco
y el negro. Además, en el color negro siempre se ha incluido una imagen; en Totémesis
es una reproducción en blanco y negro de un Acrílico del mismo autor que tiene por
título Tótem que se encuentra en la página 7 y en color. A partir de Bicha de Federico
Eisner, y ahora con Totémesis, el diseño editorial de la cubierta es sobresaliente, pues
está bien trabajado, y pulcro en su totalidad.
El lomo de Totémesis es un aspecto fundamental de la edición respecto de los
demás libros publicados por J. C. Sáez editor. Debido a que el poemario tiene un número
reducido de páginas, el lomo no es lo suficientemente ancho como para contener el logo
editorial, el título y el nombre del autor. Por ende, está vacío, y esta circunstancia en el
libro es un posible problema porque la identificación del libro se produce a través de la
información entregada en el lomo cuando la exhibición se realiza en un estante de la
librería. Si Totémesis se exhibe en la estantería de una librería, se pueden producir dos
situaciones. Por una parte, el consumidor puede no darse cuenta de la existencia del
libro en la librería, o, por el contrario en la primera mirada del consumidor ante un libro
que no tiene rótulo en el lomo puede sentir la inquietud, la curiosidad
de saber de qué libro se trata. Por mi parte, me acerque al libro por la
segunda opción. Además de simple curiosidad, tenía la sospecha de
que era un libro publicado por J. C. Sáez editor. El diseño de la
colección es particular, en relación a las demás.
En el color blanco de la contracubierta se encuentra el logo
editorial, y en el color negro un texto promocional del libro escrito por
José Kozer. Las ediciones de J.C. Sáez editor tienen solapa anterior y
posterior manteniendo por supuesto la regla general.
Con respecto al interior del libro, en la página de créditos de
Totémesis existe una información ausente, la cual es el año de edición del poemario.
Totémesis, a través de su ISBN en la Agencia ISBN de la Cámara Chilena del Libro,
aparece publicado el 22 de Abril de 2009.
La diagramación afecta sustancialmente al producto. La tipografía utilizada por J.
C. Sáez editor es común en los 5 poemarios de autor, y por supuesto contiene serif, pero
sinceramente no puedo identificarla. La diagramación en la caja tipográfica puede ser
calificada, por una parte, como una diagramación normal, pues en la parte superior de la
página se encuentra centrado el título de cada poema, mientras que en la parte inferior
está el folio de la página, también centrado; y, por otra parte, cada poema impone su
propia diagramación, aspecto vinculado con la experimentación poética. Esta riqueza en
la diagramación del cuerpo del poema es un acierto en el diseño del libro, ya que crea un
ritmo visual de lectura.
El aspecto más importante en la diagramación, y que permite, a mi modo de ver,
la publicación misma del libro es que los poemas están siempre diagramados en las
páginas recto, es decir, las páginas que van a la derecha y que llevan folio impar. Esta
decisión editorial permite que Totémsis alcance las 54 páginas. Recordemos que
Totémesis contiene 21 poemas, un número bajo de poemas para ser publicados en un
libro normal, y si en la diagramación se hubiesen ocupado tanto las páginas recto como
las verso, Totémesis, según mis cálculos, hubiera tenido 40 páginas. ¿Por qué es tan
importante esto? Fundamentalmente, es más complicado vender un libro de 40 páginas
que uno de 54 páginas, y más aún, si su género es la poesía. La decisión editorial de la
diagramación interior del texto se vuelve un aspecto trascendente en el PVP (precio de
venta al público) del libro, y en las posibles ganancias que están proyectadas en el
momento de la publicación.
Bibliografía
Alfsen, Sergio. Totémesis. J. C. Sáez editor, 2009.
Lira, Rodrigo. Proyecto de obras completas. Editorial Universitaria, 2003.
Piglia, Ricardo. El último lector. Anagrama, 2005.

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