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La F.I.M.E.M. desde su creación comparte el objetivo del carácter público, laico y gratuito de
los procesos de formación, que empiezan con la primera infancia pero que continúan a lo
largo de toda la vida para los/as ciudadanos/as de todas las edades.
El trabajo pedagógico de la F.I.M.E.M. está dirigido a los/as ciudadanos/as del mañana pero
también a los/as educadores/as a quienes se les pide desarrollar un papel fundamental, de
gran responsabilidad y de atención, relacionado con la obra educativa que consigamos
ejercer.
Impulsa para un enfoque crítico ante a la realidad, pone en el centro de los procesos de
formación la conciencia y la responsabilidad, cualidades imprescindibles para un ejercicio
activo de la ciudadanía y para la transformación
Para ello es necesario establecer un acercamiento crítico a las disciplinas, la capacidad para
la reestructuración del saber y la promoción de las competencias para enfrentarse con la
complejidad y las interacciones entre los saberes en sus interconexiones e
interdependencias, además de establecer relaciones entre las metodologías de investigación
y las prácticas que estimulen el tanteo, personal y de grupo, basadas en la experimentación
del método activo en el aprendizaje por medio de la comparación constante, de la interacción
pedagógica y científica.
Hay que subrayar cada vez más la importancia de este enfoque en el aprendizaje, hoy en día
confirmado por los descubrimientos de las neurociencias que reafirman al método
cooperativo y de intercambio como posibilidad de construcción de una pluralidad de
conocimientos, favoreciendo el reconocimiento de la multiplicidad de los diferentes puntos de
vista y de las posibles soluciones a problemas diversos.
Las nuevas tecnologías y los sistemas de comunicación relacionados con ellas constituyen
nuevos horizontes y precisan nuevas y más complejas competencias. La FIMEM trabaja para
que la cooperación promueva redes de conocimiento que sean compartidas por la
comunidad de educadores.
Los procesos educativos no pueden ignorar del contexto que ha surgido al final del segundo
milenio, caracterizado por la globalización y marcado por profundos desequilibrios, por
injusticias, por crisis cíclicas y por un modelo neoliberal de desarrollo, establecido de manera
acrítica sobre las leyes del mercado. No puede haber educación sin emancipación social y
cultural de los pueblos, sin acceso a la escuela y a la educación, sin lucha en contra de las
nuevas formas de analfabetismo, fenómeno que marca también profundamente a los países
desarrollados.
La F.I.M.E.M. se compromete, a través de sus movimientos, a solicitar la realización de
programas de acceso al estudio para todos y a elevar la calidad de la educación prevista y
recomendada por organizaciones y movimientos internaciales como los Foros Mundiales de
Educación, la UNESCO; regionales, como la Comunidad Europea, el Proyecto Regional para
América Latina y el Caribe (PRELAC; La Habana, 2002) y movimientos internacionales como
los Foros Mundiales de Educación.
Trabajamos para construir una escuela no centralizada sino con autonomía pedagógica y
administrativa, de investigación, como contexto de vida en la cual se experimenten formas de
autogestión y de democracia directa, participativa e incluyente.
No es únicamente la clase la que tiene que tener una organización cooperativa, sino todo el
sistema escolar en su conjunto y las instituciones que la gobiernan; para lograr una escuela
abierta, transparente, lugar de construcción, con un proyecto no determinado por el exterior y
con su propia identidad cultural.
Educar en la ética pública y el sentido del bien común permite confiar a los niños y a las
niñas la responsabilidad del mundo en el que vivimos. Para que esto se realice la educación
debe propiciar que en los nuevos ciudadanos compartan los elementos de su propia cultura,
sin imposiciones.
Sólo así será posible formar identidades complejas, rompiendo con estereotipos y prejuicios,
saliendo del egocentrismo, el etnocentrismo, y eurocentrismo, que por mucho tiempo han ido
condicionando nuestra percepción del mundo; lo anterior permitirá constituir identidades
fuertes y versátiles, de género, sociales, culturales, de especie y planetarias.
La educación popular pone com eje la relación entre la escuela y el trabajo elegido
libremente y realizado por medio de la cooperación del grupo, dentro del cual cada quien
puede expresar naturalmente sus propias potencialidades. A través de las actividades
cotidianas la escuela se renueva y se incorpora al entorno social al cual pertenece.
Pensamos que los niños/as tienen características comunes a su propia condición infantil que
les permiten relacionarse, comunicarse, demostrar empatía, sin importar la diferencia de
orígenes. Por eso creemos que nuestra tarea de educadores consiste también en hacerles
desarrollar un sentido de no dependencia, de tal forma que crezcan sin ser condicionados
por las elecciones de sus padres o de sus profesores y sin ser condicionados por los
modelos adultos. Los hijos no son propiedad de los padres y debemos ponerlos en
condiciones de elegir libremente su trayectoria de vida.
Trabajamos por una escuela fundada sobre el sujeto que aprende, entendido como parte de
un grupo, coordinado por adultos partícipe y competente y por un contexto que funcione
como una comunidad de prácticas y de aprendizajes cooperativos.
Si la escuela es un entorno democrático, tiene que estar abierta para todos/as: personas con
necesidaddes educativas especiales, con dificultades en el aprendizaje o en el
comportamiento. Es necesario rechazar la idea según la cual estos sujetos constituyen un
obstáculo para el aprendizaje de los entendidos como “normales” considerándolos, en
cambio, como aportadores de recursos para todos, un estimulo para el cambio metodológico
y relacional y la apertura hacia nuevos marcos de compromiso pedagógico y de
investigación.
Esta práctica pedagógica permite superar obstáculos y promueve una cultura de solidaridad
y de paz, y educa para resistit ante los mitos de la competitividad y del individualismo. Hoy
tiene sentido hoy definir nuestra pedagogía popular2 frente a las nuevas pobrezas y
marginalidades, y aportar nuevas formas de ciudadanía y de integración en un mundo cada
vez mas globalizado.
Para lograr una ciudadanía mundial e intercultural de los niños y las niñas tenemos que
recordar que los derechos no se pueden ejercer igual en cualquier lugar, sino que dependen
de las condiciones de vida y de los recursos de los cuales se dispone.
La F.I.M.E.M. reconoce la urgente demanda de formación que, frente a las nuevas formas de
marginación, expresa necesidades de inclusión y de acogida, y juzga que la autentica
riqueza para el futuro, consiste en las garantías de la formación y en el acceso democrático a
los saberes.