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“SENTIDO CRÍTICO”
¡Quiero insistir en esto, hermanos, porque yo creo que lo que hoy más necesita un salvadoreño maduro es
sentido crítico. No estén esperando hacia dónde se inclina el obispo, o qué dicen otros, o qué dice la orga-
nización. Cada uno debe ser un hombre, una mujer crítica. “por sus frutos se conoce el árbol”. Miren que
produce y critiquen de acuerdo con las obras: al gobierno, a la organización política popular, al partido
político, al grupo tal. No se dejen llevar, no se dejen manipular. Son ustedes, el pueblo, el que tiene que
dar la sentencia de justicia a lo que el pueblo necesita!
ACOMPAÑANDO LA VIDA
ENERO 2011.
Zona costa, Usulután.
Con lenguaje simple, que era trasmitido en traducción simultánea a más de un centenar de Jefes de Estado
y dignatarios de la Comunidad Europea, el Cacique Guaicaípuro Cuauhtémoc, logró inquietar a su au-
diencia cuando dijo:
"Aquí pues yo, Guaicaipuro Cuauhtémoc he venido a encontrar a los que celebran el encuentro.
Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar
a los que la encontraron hace solo quinientos años.
Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa.
El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrie-
ron.
El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a
venderme.
El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses aunque sea vendiendo se-
res humanos y países enteros sin pedirles consentimiento.
Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses.
Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente
entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos
de plata provenientes de América.
¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo
Mandamiento.
¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre
de su hermano!
¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que califican al en-
cuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arran-
que del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos!
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¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero
de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa.
Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la
devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios.
Yo, Guaicaipuro Cuauhtémoc, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis.
Tan fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de un plan ""MARSHALLTESUMA"",
para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los
cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la
civilización.
Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos: ¿Han hecho los herma-
nos europeos un uso racional, responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente
adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional?
Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a nuestros hermanos europeos las viles y
sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés, que los hermanos europeos les cobran a los
pueblos del Tercer Mundo.
Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo
del 10 por ciento, acumulado solo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia.
Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto, informamos a los descubridores
que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata,
ambas cifras elevadas a la potencia de 300.
Es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras, y que supera amplia-
mente el peso total del planeta Tierra.
Muy pesadas son esas moles de oro y plata. ¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre?
Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico
interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los su-
puestos del capitalismo.
Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indios americanos.
Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Conti-
nente, y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de
Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica..."
Cuando el Cacique Guaicaipuro Cuauhtémoc dio su conferencia ante la reunión de JEFES DE ESTADO
DE LA COMUNIDAD EUROPEA, no sabía que estaba exponiendo una tesis de Derecho Internacional
para determinar LA VERDADERA DEUDA EXTERNA. Ahora solo resta que algún gobierno, latinoa-
mericano tenga el valor suficiente para hacer el reclamo ante los Tribunales Internacionales.
Si tienes amigos honestos, hazles conocer este discurso. Ellos también han sido vendidos.
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EPIFANIA: TEOFANIA DE UN GRAN CONFLICTO.
EVANGELIZACIÓN POR LOS AGRADECIDOS A LOS LEGALISTAS Y RITUALISTAS.
Epifanía es la fiesta popularmente conocida por la fiesta de “los reyes magos” que buscan al niño Jesús,
recién nacido y le obsequian regalos. En la Iglesia oriental es la fiesta de Navidad: la encarnación de Dios
en su mundo a través de Jesús.
San Mateo es el único evangelista que tiene este texto. Y es comprensible. Mateo no habla de “reyes”
sino de magos de oriente. Tampoco habla de camellos ni dromedarios. No cabe duda que se inspira en la
repatriación después del exilio cuando el Pueblo escogido por Dios retorna a su tierra gracias al empera-
dor pagano de Persia: Cyro. Y que en este suceso histórico trajeron buenos regalos como lo describe Isa-
ías 60,1-6.
En cuanto se habla ahí de oro e incienso, Mateo añade mirra ya que su experiencia propia sabe de las un-
ciones y del embalsamiento que recibió el cuerpo de Jesús.
¿Quién es este Mateo? Un hombre sumamente agradecido al frente de una comunidad cristiana cuya ma-
yoría eran judíos convertidos a la fe en Jesús.
Mateo ha conocido muchos momentos sumamente felices. Así es la historia de todos los seres humanos.
Entre los muchos momentos durante su vida con Jesús mencionamos algunos:
1. Su vocación. Mateo era un hombre marginado y excluido por los judíos. Era publicano, cobrador
de impuestos para los romanos y por eso considerado pecador e impuro, porque constantemente
entraba en contacto con sus superiores que eran romanos, paganos e impuros. Como pecador e
impuro no tenía ningún derecho en la religión judía, era detestable y excluido.
De repente se presenta un judío: Jesús de Nazaret y lo llama al seguimiento. Mateo es tomado en
cuenta. Jesús come en su casa y habla con otros amigos publicanos y come junto a ellos. Esto le
costó muchas críticas para Jesús pero era de enorme felicidad para Mateo. (La vocación causa mu-
cha felicidad en cualquier ser humano)
2. La resurrección de Jesús. Cuando todos los discípulos y las discípulas estaban totalmente derrota-
dos con la crucifixión de Jesús, surge el hecho de la resurrección y la venida del Espíritu. A partir
de este momento súper feliz podía empezar la propia misión. Y Mateo como los otros formaron
las Comunidades Cristianas, contando el Evangelio de Jesús. El hombre excluido y rescatado
empezó a evangelizar, a salvar a personas marginadas y excluidas para una vida en libertad. Que
enorme felicidad: salvar a otros. (Cualquier persona humana que salva a otras personas experi-
menta eso.)
3. Cuando Mateo está escribiendo y predicando los hechos y las palabras de Jesús, era el tiempo en
que muchos paganos se convirtieron al movimiento de los cristianos. ¡Qué momento de felicidad!
Lo mismo que le había sucedido a él mismo le estaba sucediendo a tantos marginados y excluidos.
Enorme felicidad.
Pero los judíos que se habían convertido no estaban felices con eso. Querían que primero se hicie-
ran judíos con todas las leyes y todos los ritos. Que gran conflicto se originó, hasta que se tenía
que hacer un concilio (Hechos 15), una reunión de los apóstoles para aclarar dicho asunto. Pues
así, desde su propia vocación, desde su experiencia feliz, que Mateo exhortó a su comunidad
compuesta por judíos, escribió su teofanía, basada en el antiguo testamente, en Isaías, textos que
conocían los judíos para iluminar lo que estaba pasando.
“¿No se acuerdan pues, la experiencia del retorno del Exilio en Babilonia? ¿No saben pues que era
Cyro, que nos había concedido la libertad? ¿No se acuerdan que los exiliados retornaban con tanto
regalo y la oportunidad de reconstruirnos como pueblo de Dios?”
Mateo elabora su Teofanía, la aparición de Dios en la historia. Nuevamente está sucediendo.
Nuestro Dios está pasando por nosotros con la conversión de los paganos. Recibámoslos!
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Lo que pasa es que había una ceguera. Un eclipse de fe. No entienden lo que pasa. Herodes tampoco en-
tendió. El representante del pueblo era un vende patria. Ni sabía donde Jesús iba a nacer. Ni conocía las
escrituras.
Lo mismo puede pasar con nosotros. Puede ser que Dios nos está llamando, pero como estamos en prácti-
cas de leyes y de ritos no entendemos el llamado. Nos olvidamos que Jesús nace entre los pobres. Nuestro
oro, incienso y mirra, resultan ser símbolos vacíos porque no traen claridad, se reducen a ritos. Por eso no
llegan a Belén.
Así lo dice una canción popular: “No se si eran reyes, no se si eran tres, lo más importante es que llegan a
Belén”.
Y así es. No importa de donde vienen, lo importante es que llegan a Jesús, y a los pobres.
No importa de donde vienen. Importa adonde llegan.
Así es hoy día. No importa si vienen de Hugo Chávez o de Fidel Castro. Lo importante es llegan a los po-
bres, con la misión milagro, con los estudiantes de medicina que en sus propios países no pueden pagar el
costo.
Jesús es para todos y todas. Los pobres son para todos y para todas. Lo más importante es que lleguen.
No cabe duda que el relato de San Mateo es Evangelio puro. Es entender a Jesús en su nueva época. La
conversión de los paganos es revelación de Dios.
Quizás una anécdota para concluir: es costumbre en la cena pascual de los judíos poner una silla demás.
El significado de esta silla extra es para simbolizar la espera a la venida del Mesías. Puede servir para la
invitación del que no ha llegado que puede ser el pobre.
Lo que pasa es que ahora ponen una silla extra sin esperar a nadie. Se hizo rito, y un rito vacío.
¿Puede ser que nuestros ritos y leyes también vacían la vida?
Lo más importante de la vida es que llegamos a Belén. A Jesús pobre. Con o sin silla vacía.
En los zoológicos más modernos, al lado de los parques de los animales salvajes hay también salas donde
exhiben pájaros exóticos. Están guardados en nichos en las paredes con luz eléctrica. Ahí hay pequeños
arbolitos donde se pueden posar, comederos y recipientes de agua. Los nichos no están protegidos ni con
vidrio ni con cedazo. Porque los corredores por donde pasan los visitantes están en la oscuridad y los ni-
chos son iluminados. De manera que cuando sale un pájaro fuera del nicho luego, buscando la luz entra
nuevamente.
Dice el cuento que por aquello de la casualidad por la puerta de afuera, al momento que entró un visitante,
entró también un pájaro de la calle y se fue directamente a un nicho. En poco tiempo se desarrolló ahí una
conversación entre los pájaros. El pájaro de la calle dijo: “¿Qué están haciendo aquí? ¡Todo tan reducido!
Afuera, podemos volar lejos, sentarnos en árboles altos, en picado tomar aguas de los ríos, y comer gusa-
nos gordos en las ramas de los árboles.” Los pájaros exóticos escuchaban con interés. Nunca habían oído
eso. Pero los pájaros mayores aconsejaron: “No lo crean. Aquí no nos falta nada. Podemos volar nuestro
poquito, beber agüita, sentarnos en arbolitos y tenemos comida a tiempo. Es falso lo que cuenta el entro-
metido.” Y así fue. Ningún pájaro creía lo que contaba el extraño visitante. De manera que este último
tuvo que aprovechar el momento de que un visitante distraído entraba y que dejó la puerta de entrada me-
dia abierta, para aprovechar nuevamente la salida al mundo libre.
Dice el cuento que al tiempo los pájaros lindos convocaron a una reunión a los mayores diciendo: “Es
cierto que aquí no nos falta nada, tenemos comidita y agüita y podemos volar nuestro poquito pero ¿Por
qué tenemos alas tan fuertes?
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Ninguno de los mayores podía dar la respuesta.
Esto parece ser la historia de Juan el Bautista en el desierto cerca del Jordán. “¿Por qué están tan encerra-
dos en sus sinagogas y en el Templo de Jerusalén? Y Juan el bautista enseña:” Mira: aquí está el desierto
por donde nuestro pueblo narra que durante 40 años caminaron, se defendieron para luego pasar por el río
Jordán. Aquí decidieron hacerse de verdad el Pueblo de Dios.
Ahí sonó su predicación del Reino de Dios, de compromiso con tanta gente sumergida, excluida, margi-
nada, enferma y hambrienta, pobre y olvidada. Juan quería compromiso con la historia real, no con una
historia ficticia, irreal y simbólica de leyes y ritos.
Y Juan vio venir a Jesús. Y aunque dice en el Evangelio que no lo conocía, lo señaló como el Cordero de
Dios, la esperanza para el pueblo. Vio la paloma del Espíritu que aleteaba en el primer capítulo del Géne-
sis para anunciar la creación, aleteando esta vez sobre Jesús, anunciando la nueva creación. Es decir: Juan
tenía esa intuición.
Esta intuición nos parece a la intuición de María Julia Hernández, aquí también presente, cuando empezó
a grabar las homilías de Monseñor Romero. Sabía que este era el profeta de Dios aunque nosotros no lo
conocíamos todavía en aquel momento.
Eso es lo que queremos hacer hoy día. Nuevamente, en la sangre de nuestros mártires renovar nuestra en-
trega a los pobres, combatiendo injusticias y corrupción.
Octavio, derramó su sangre cuando estaba dirigiendo un encuentro cristiano de formación de jóvenes,
para el seguimiento de Jesús. Silvia entregó su vida acompañando al pueblo para una nueva creación.
Hoy nosotros estamos en nuestra “visita ad limina”. Estamos frente a la entrega de nuestros Mártires. Es
nuestra disciplina cristiana.
Quiero terminar con este cuento. En el cantón donde vivo yo, una vez, vi saltar un conejo. Un perro de un
vecino también lo había visto y empezó a correr detrás ladrando como alborotado. De repente todos los
perros del vecindario empezaron a ladrar y a correr detrás del perro primero. Duró un buen tiempo. El co-
nejo se había metido en su cueva, pero el primer perro siguió ladrando como insatisfecho. Los demás pe-
rros poco a poco se cansaron de ladrar y regresaron a sus casas. El primer perro siguió ladrando. Entonces
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pregunte a su dueño: “¿Por qué el suyo sigue ladrando?” Y el vecino sabiamente contestó: “Es el único
que ha visto el conejo.”
Eso es lo que pasa con nosotros. Muchos gritan, rezan, cumplen ritos. Pero luego se apagan y se con-
forman con la rutina. No han visto a los mártires. No han visto al Cordero. Nosotros que estamos aquí
profesamos que hemos visto a Jesús en la historia. En Monseñor Romero. En nuestros mártires. En la
Iglesia Latinoamericana.
¿Están dispuestos a renovar su compromiso con los pobres?
¿Están dispuestos a apoyar la justicia?
¿Están dispuestos a dar a conocer a los mártires?
Un admirador de ustedes.
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El papa Juan Pablo II será beatificado el próximo 1º de mayo, informó este viernes El Vaticano, después
de que el papa Benedicto XVI firmara el decreto que valida un milagro atribuido a su carismático prede-
cesor.
La beatificación del Papa polaco, paso previo a la canonización, se llevará a cabo en tiempo récord, infe-
rior a los cinco años habitualmente necesarios para iniciar el proceso. Juan Pablo II falleció el 2 de abril
de 2005.
La celeridad se explica por la "imponente reputación de santidad de la que gozó el papa Juan Pablo II
durante su vida, en su muerte y después de su muerte", explicó El Vaticano en un comunicado.
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La comisión de cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos aprobó esta
semana un milagro atribuido a la intercesión de Juan Pablo II, paso clave antes de elevarlo la gloria de los
altares.
Se trata de la curación "inmediata e inexplicable", en junio del 2005, de la monja francesa Marie Simón-
Pierre, quien sufría el mal de Parkinson, que también afectó al jefe de la Iglesia católica, indicó la comi-
sión.
La monja, de 50 años, enfermera de profesión, según el postulador se curó tras oraciones y pedidos a Juan
Pablo II pocos meses después de la muerte del pontífice.
La canonización requerirá la ratificación de otro milagro.
Juan Pablo II estuvo al frente de la Iglesia católica durante 27 años. Durante su sepelio, sus fieles clama-
ron: "¡Santo súbito!" (¡Santo ya!).
Los preparativos en la basílica de San Pedro en el Vaticano se habían iniciado ya el jueves ante la posible
beatificación.
Por tradición, los restos de los pontífices que han sido beatificados suelen ser trasladados de la cripta, en
el sótano de la basílica, donde están enterrados, al piso principal.
El ex presidente polaco Lech Walesa, católico ferviente y fundador del sindicato Solidarnosc que luchó
contra el régimen comunista en los años 80- afirmó que se siente "doblemente feliz" por el anuncio de la
beatificación.
"Me siento doblemente feliz. En primer lugar, porque un hombre que en vida era un santo se convertirá
oficialmente en santo. En segundo lugar, porque tendremos por fin un santo de nuestra época, alguien a
quien conocimos bien", declaró a la AFP.
La actuación de Juan Pablo II en Polonia y su influencia tuvieron un peso determinante en la caída de los
regímenes comunistas de Europa Oriental, según coinciden numerosos historiadores.
Juan Pablo II, fue víctima de un atentado el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro, que lo dejó
gravemente herido. Tres balas disparadas por el turco Ali Agca lo hirieron en el abdomen y en la mano.
Sus 27 años de pontificado pasaron a la historia por los viajes apostólicos realizados en el mundo entero
-incluyendo a 26 países de América Latina- y por haber renovado a la Iglesia Católica tras la crisis provo-
cada por las reformas iniciadas con el Vaticano II, consideradas demasiado radicales por algunos.
Juan Pablo II, se pronunció en esos años por la paz y el entendimiento internacional, la defensa de los de-
rechos humanos, la promoción de una gran Europa del Atlántico a los Montes Urales y la solidaridad en-
tre el Norte y el Sur.
También propició la reconciliación con los judíos, la protección de la vida humana desde antes del naci-
miento y la reafirmación de los principios tradicionales de la Iglesia católica en el campo de la moral se-
xual.
Para ciertos sectores de la opinión pública, la principal sombra de su obra concierne su firme rechazo de
los métodos anticonceptivos y del uso del preservativo en un mundo donde el sida se cobraba millones de
víctimas. Esas posturas crearon incomprensión entre los propios feligreses católicos.
Actualmente, hay quienes le reprochan su falta de determinación y transparencia para tratar las denuncias
de abusos de pedofilia por parte de responsables religiosos.
No cabe duda que el Pontífice Juan Pablo II, ha marcado una pauta en la Iglesia. Sus numerosos viajes a
tantos países lo demuestran. Abrió los muros del Vaticano para hacerse presente en el mundo.
No obstante será recordado como el Papa restaurador de la antigua cristiandad, cortando las novedades
del Concilio Vaticano II.
Fue el Papa Juan XXIII, quien abrió los muros de la Iglesia de la cristiandad. Juan XXIII, habló del ag-
giornamento, de abrir las ventanas para “sacudir del polvo imperial a la sede de San Pedro”
Fue Juan XXIII, quien habló de la Iglesia de los pobres. Fue Juan XXIII, quien convocó el concilio Vati-
cano II. Fue en este concilio que se realizaron los cambios profundos. La “Iglesia” se definió como el
Pueblo de Dios y la jerarquía al servicio del Pueblo de Dios. Los cambios en la liturgia que promovió el
Concilio Vaticano II eran renovadores. El idioma del latín se cambió en el idioma vernáculo. Con ello la
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Biblia, la Palabra de Dios, se tradujo y llegó a estar al alcance de la feligresía. (Todavía falta mucho para
eso porque muchos pobres no pueden leer todavía en el tercer mundo). Pero con todo ahí está la Biblia al
alcance. Y la Biblia es el único libro de los pobres. Los pobres normalmente no escriben su historia. La
historia es de los vencedores y los pobres son siempre los vencidos. Pero la Biblia es la excepción. Narra
la historia de Dios con los pobres: narra la liberación de la esclavitud, la repatriación después del exilio, la
lucha de los Macabeos, la vida y obra de Jesús de Nazaret, la vida de los hechos de los apóstoles. Los
pobres de hoy pueden reconocerse en este espejo.
También se cambió la posición del altar: esta vez cara al pueblo. Aunque de hecho así se hace la liturgia,
todavía no podemos decir que la Iglesia está “cara al pueblo”.
Y también la vestimenta separatista y elitista de los sacerdotes cambió. Esto permite que el sacerdote pue-
da estar en medio del pueblo, y conocer sus angustias.
Con Juan Pablo II, empezó definitivamente la restauración. El posible acceso a la Palabra de Dios fue li-
mitada por la doctrina del Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica y el Nuevo Derecho Canónico como di-
rectrices sobre la sagrada Escritura. También vemos una nueva apreciación del latín en las grandes cele-
braciones. Los sacerdotes nuevamente promueven la sotana y el cuello romano para distinguirse de los
fieles. Quieren aparecer como un rango mayor.
En América Latina fue prohibida la Teología de la liberación. Muchos teólogos de la Liberación fueron
regañados, condenados hasta expulsados.
Las CEB`s son totalmente marginados. Basta ver su bonita encíclica sobre “La Iglesia de América” donde
en ningún momento se menciona las CEB`s, lo más típico de América Latina.
El control sobre los seminarios se hizo más rígido. El nombramiento de obispos y cardenales es asegurado
por el movimiento “Opus Dei”.
No cabe duda que en todo reinaba la restauración contra el aggiornamento de Juan XXIII.
Basta recordar su viaje a Nicaragua donde desde su arribo regañó con el índice extendido a Ernesto
Cardenal. Y cuando la misa pontifical se inició y la gente clamaba por la paz, gritó con voz potente “¡Si-
lencio!” No se pudo cantar la misa campesina ni tener la memoria de los mártires tan apreciado y exigido
por el pueblo.
No dudamos de la gran personalidad de Juan Pablo II, pero si destacamos que ha sido el restaurador de la
renovación cristiana en la Iglesia Católica, y como tal frustración de la esperanza del pueblo pobre en
América Latina.
CUBA, LA ESPERANZA
El 8 de enero, hace medio siglo, Fidel Castro entraba triunfalmente en La Habana luego de recorrer la isla
envuelto en un desbordamiento de júbilo, cariño y adhesión popular casi unánime, sin precedente en la
historia de Cuba y difícilmente igualado nunca por otro líder en parte alguna.
Aunque el triunfo rebelde se produjo el primero de enero, coronado por la gran huelga general revolucio-
naria que liquidó el postrer intento de Washington de sustituir al tirano en fuga por un gobierno títere,
transitar la ruta de Santiago de Cuba –en el oriente, escenario principal de la guerra revolucionaria– hasta
la capital tomó a la caravana guerrillera ocho días más.
Fidel concedió la mayor prioridad a la Caravana de la Libertad, como fue conocida, que cumplió un obje-
tivo primordial al reafirmar tempranamente y con toda claridad el carácter profundamente popular de la
revolución y contribuir a la consolidación de la victoria. No tenía mayor prisa por llegar a La Habana, ya
firmemente en manos de Che Guevara y Camilo Cienfuegos –apoyados por las milicias urbanas del Mo-
vimiento 26 de Julio-, quienes tras derrotar en memorable campaña a las fuerzas de la dictadura en el cen-
tro de Cuba habían recibido de la Comandancia General rebelde la orden de marchar aceleradamente
hacia allí con sus columnas y ocupar los principales puntos estratégicos.
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Ante las multitudes que exclamaban “gracias Fidel” en decenas de pueblos y ciudades a lo largo de la
marcha, el comandante enfatizó tres ideas: eran el ejército y el liderazgo revolucionarios los agradecidos
al pueblo, pues sin su apoyo no habría sido posible el contundente triunfo obtenido (desmoronó no sólo la
dictadura de Batista y sus cuerpos represivos, sino el aparato estatal y la institucionalidad en que se soste-
nían la dominación imperialista y oligárquica en la república impuesta por la intervención yanqui de fines
de 1898); la victoria de la guerra revolucionaria, por consiguiente, era del pueblo de Cuba y de nadie más,
no obstante que –puede argüirse– el Movimiento 26 de Julio y, en particular, su líder indiscutible hubie-
ran tenido un papel decisivo en la elaboración y conducción de su estrategia y táctica. Aunque llegar hasta
ahí había demandado grandes sacrificios, lo más difícil estaba por venir y el concurso del pueblo seguiría
siendo indispensable.
La caravana dejó sentado lo que sería, y ha sido hasta hoy, el modo de hacer política del poder revolucio-
nario: “con los humildes, por los humildes y para los humildes”. Ello da la clave en gran parte, desde la
perspectiva de los 50 años transcurridos – o 56 si partimos del ataque al cuartel Moncada, que ya sembró
la semilla– para explicarse la insólita revolución socialista y la resistencia de Cuba, país pequeño y subde-
sarrollado, contra la implacable hostilidad de la más grande potencia militar de la historia, su cercano ve-
cino. Más sorprendente cuando, décadas después, en medio de las severas penurias impuestas a los cuba-
nos por el derrumbe del llamado socialismo real y el simultáneo recrudecimiento del bloqueo y ante la ge-
neralización en el mundo de las políticas neoliberales, los dirigentes y el pueblo de la isla decidieron de-
fender al precio que fuera necesario la soberanía nacional y la equidad socialista contenida en las con-
quistas revolucionarias fundamentales. En gesto que trascendería con creces los límites de la isla, la di-
rección de la Revolución adoptó, en consulta con los ciudadanos, una estrategia de supervivencia e in-
serción en la economía mundial, que, si exigía perentoriamente un grado de apertura económica, fue con-
cebida de modo que no implicara privatizar los bienes públicos ni abandonara a nadie a la acción ciega
del mercado.
Sin ir más lejos, de no haber ofrecido Cuba ese ejemplo moral en una situación tan peligrosa y adversa,
difícilmente los actuales procesos populares latinoamericanos contra el neoliberalismo y por la integra-
ción latinocaribeña, e incluso contra el capitalismo, hubieran despuntado tan temprana y vigorosamente
hasta trasformar en apenas dos décadas a favor de los pueblos la correlación de fuerzas en la región. Se ha
dicho con razón que Cuba abrió el camino a la liberación de América Latina del yugo imperialista. Cabría
añadir que lo hizo dos veces: inmediatamente después del triunfo de la Revolución, cuando dio inicio a un
singular ciclo internacional de rebeldías populares por su magnitud y escala, y también en el momento en
que se derrumbó el socialismo real y, como a las puertas del Infierno de Dante, pareció inscribirse en el
horizonte de los de abajo la terrible sentencia “abandonad toda esperanza”. Entonces la esperanza se lla-
mó Cuba.
La capacidad de resistir y defender sus conquistas de justicia social demostrada por los dirigentes y el
pueblo cubano ante el recrudecimiento del bloqueo y la hostilidad de Estados Unidos tras el colapso so-
viético evidenció que la hegemonía de aquel también podía ser desafiada exitosamente en las nuevas
condiciones de la unipolaridad y de una ideología dominante que proclamaba eternos las políticas neoli-
berales y el llamado pensamiento único. Pese a la ofensiva cultural y el barraje mediático neoconservado-
res los pueblos pudieron percibir que la llama cubana de rebeldía seguía ardiendo. No obstante las de-
serciones y la gran confusión ideológica que aquejaban al campo revolucionario y popular, ello ejerció un
enorme estímulo entre quienes mantuvieron la voluntad de lucha en los cuatro puntos cardinales, despertó
la de otros e hizo que se mantuviera viva la solidaridad con el pueblo de la isla.
El ejemplo cubano definitivamente contribuyó a desencadenar los movimientos populares contra el neoli-
beralismo, particularmente en América Latina, donde éstos se han manifestado con fuerza singular y lo-
grado transformar el mapa político. Impulsados por jalones como el Caracazo (1989), la rebelión indígena
de Chiapas (1994), la lucha del Movimiento de los sin Tierra de Brasil, de los pueblos indios bolivianos y
los levantamientos plebeyos que derrocaron a presidentes serviles a Washington en Argentina, Ecuador y
Bolivia, gracias a su eclosión surgieron un conjunto de nuevos gobiernos, heterogéneos en su orientación
ideológica pero más independientes de Estados Unidos y favorables a la integración y unidad regional. La
elección de Hugo Chávez como presidente de Venezuela en 1998 –un fruto del Caracazo– marcó el
comienzo de este proceso, del que ha sido uno de sus adalides más activos y dinámicos junto al boliviano
Evo Morales y al ecuatoriano Rafael Correa, siempre con la solidaridad de Cuba.
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Algunos de los nuevos gobiernos se han destacado por reivindicar la soberanía popular mediante
procesos constituyentes de honda raíz democrática, a la vez que proceden al control por la nación de los
recursos naturales, privilegian lo público sobre lo privado, instrumentan políticas económicas
antineoliberales y solidarias, se distancian del libre mercado, fortalecen la acción del Estado como
redistribuidor de la riqueza con orientación social y validan los derechos de los pueblos indígenas y
afrodescendientes, incluyendo formas de autorganización autonómica. Son los casos de Venezuela,
Bolivia y Ecuador. En los dos primeros, Estados Unidos y las oligarquías, enfrentados a los pueblos
movilizados, han desplegado ya reiterados planes por desestabilizar el nuevo orden y recurrido al golpe
de Estado o su intento pero a diferencia de otros tiempos han sufrido duros reveses.
Fue este el contexto que hizo posible el rechazo al Alca ante las mismas narices de George W. Bush en la
Cumbre de las Américas celebrada en Mar del Plata; el surgimiento de Unasur y su posterior freno al
golpismo separatista patrocinado por Washington en Bolivia; la fundación del Alba, de Petrocaribe y el
rechazo por el Grupo de Río a la agresión yanqui-uribista contra Ecuador, entre otros desarrollos. Como
colofón, la triple cumbre latinocaribeña de Bahía de Sauipe, en Brasil significó un importante paso de
avance hacia la integración solidaria latinoamericana al margen de Estados Unidos que exigió poner fin al
bloqueo a Cuba, acogida a plenitud por el concierto de gobiernos de la región en la persona de Raúl
Castro. El liderazgo y el consenso de que goza Lula influyeron mucho en el éxito de la cita, apoyados por
el peso geopolítico de Brasil. La triple cumbre clausuró definitivamente el capítulo del aislamiento de La
Habana en América Latina al punto que Barak Obama corre el riesgo de defraudar prematuramente las
expectativas que ha levantado en la región si no hace pronto algo verdaderamente sustantivo por cambiar
la política agresiva de Washington hacia la isla e iniciar en serio el levantamiento del bloqueo.
Cuba, que ha luchado incansablemente por la liberación de América Latina y la unidad de sus pueblos
desde el triunfo de su revolución en 1959 y ha sido un actor protagónico en la configuración de la nueva
realidad política de la región a la que ha brindado, además de su ejemplo, el importante concurso de sus
médicos, sus maestros, su experiencia y el privilegio de contar con la sabiduría política de Fidel Castro,
libra a la vez importantes batallas internas. Enfrenta múltiples y colosales desafíos en diversas esferas que
han sido planteados muy claramente por Fidel y Raúl, en particular desde el trascendental discurso que
pronunciara el primero en la Universidad de La Habana en octubre de 2005. En resumen, se trata de con-
tradicciones que obstaculizan el camino revolucionario emprendido en el Moncada, cuya exitosa solución
radica en el difícil empeño de combinar la resistencia con el rediseño y renovación a fondo de su opción
socialista en la amenazadora cercanía de su poderoso vecino. Allí la nueva esperanza.