¡Hay una barca en la orilla para ti!
¿Qué miedos
¿Sientes con frecuencia que tu vida gira en
torno a lo mismo? Los días se repiten
iguales.
A veces te sientes el rey o la reina del
universo… pero en otros momentos te das
de bruces contra la pared. Se ha quedado
pequeña tu pecera.
¡Mójate! Atrévete a vivir de otra manera. Hay
otro modo de vivir y de soñar.
¿Qué diferencia hay entre el mar y una
pecera?
No lo sabrás hasta que no abandones tu
comodidad, lo que todos hacen, y metas tú
mismo los pies en el océano.
Suelta el ancla. ¿Qué te frena?
tienes?. Haz una lista. No es bueno
emprender una aventura llevando
REMA MAR
inseguridad en el equipaje.
¡Suelta el ancla! ¡La aventura solo es para
los que se lanzan!
ADENTRO
(Lc 5, 4)
Rema, tienes todo el océano dentro.
¿Qué cómo se hace?
Dedica al menos 5 minutos al día para
orar.
Déjate envolver por la maravilla de la
naturaleza.
Mira a tu alrededor ¡sal de ti mism@!
Comprométete con los demás.
Comparte tu fe en grupo.
Celebra la alegría de vivir en la
Eucaristía.
DEJA QUE DIOS PONGA UN NOMBRE
NUEVO A TU BARCA
Agustinas Misioneras
Provincia Santa Mónica
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Jesús estaba junto al lago de Genesaret
y vio dos barcas situadas al borde del
lago. Los pescadores habían bajado a
tierra y estaban lavando las redes.
Subió a una de las barcas, que era de
Simón, y le pidió que la separase un
poco de tierra. Se sentó en ella, y
enseñaba a la gente desde la barca.
Imagínate la escena:
Jesús aparece en tu vida cotidiana,
en las actividades en las que estás
“enredad@”. Sube a tu barca,
¿Qué te dice?
¿Dónde le ves?
¿Qué le respondes?
Le dijo a Simón: “Rema mar adentro y
echa las redes para la pesca”. Simón le
respondió: “Maestro, hemos estado
trabajando toda la noche y no hemos
pescado nada, pero ya que Tú lo dices,
echaremos las redes”.
¡Toda la noche pescando sin pescar
nada! Y a Jesús no se le ocurre otra
cosa que pedirles que sigan faenando…
¿Y si a ti te pidiera lo mismo?
¿Volverías a intentar algo en lo que
ya has fracasado: tu propia
aceptación, errores del pasado,
desengaños, impotencias…?
¿Te fiarías de Él?
Así lo hicieron, y pescaron tan gran
cantidad de peces que casi se rompían
las redes.
Dios siempre se pasa, da
infinitamente más de lo que pide.
Al ver esto Simón Pedro cayó a los pies
de Jesús, diciendo: “Señor, apártate de
mí, que soy un pobre pescador”. Y es
que todos se quedaron pasmados.
¡Te sorprenderías de lo que Dios es
capaz de hacer por ti y desde ti!