You are on page 1of 15

El Choque Cultural Como Causa Del Abandono Del Ministerio Misionero

Alexandra Mantilla Quirós

Curso Técnicas de Investigación


Osías Segura D. Miss (ABD)
Noviembre 7, 2005
Introducción

Todo misionero que sale al campo de trabajo experimenta el fenómeno conocido como

choque cultural. El individuo pasa de ser un adulto hecho y derecho a un niño que no sabe como

comportarse en la nueva cultura, tiene que aprender como comunicarse y como conducirse. El

éxito o fracaso de su viaje dependerá de la manera como manejo el estrés de este periodo.

Para muchos misioneros es imposible superar esta etapa de crisis y regresan a sus hogares

frustrados y desilusionados. ¿Pero qué es lo que hace que algunos puedan adaptarse a una nueva

cultura y otros no puedan hacerlo?

La causa de esta falta de adaptación tiene que ver tanto con problemas internos como con

agentes externos. La capacidad para manejar el estrés, la autoestima, la familia, la preparación, la

supervisión y las agencias misioneras son aspectos fundamentales para sobrellevar esta etapa.

La mejor forma de evitar el retorno anticipado debido al choque cultural es conociendo

sus causas, consecuencias y las maneras para sobrellevarlo adecuadamente. Esto puede marcar

una diferencia importante en la eficiencia del misionero en su campo de trabajo.

En este estudio se plantea el estrés cultural como motivo del retiro anticipado de

misioneros, sus posibles causas y efectos que produce en las personas, además de las principales

razones por las cuales algunas personas no pueden adaptarse a la cultura huésped y consejos para

superar esta etapa.


El choque cultural o estrés cultural es un término que “se utilizó por primera vez en

1958” (Guanipa, 1997). Este se refiere “ al periodo de transición y los sentimientos de estrés y

ansiedad que acompañan a una persona durante el período temprano de su arribo a una nueva

cultura” (Dodd, 1995, p. 211 traducción mía).

No todas las personas experimentan el choque cultural con la misma intensidad, “cuanto

más exótica o diferente sea la sociedad ajena y cuanto más profundo sea el propio compromiso

en la vida social, mayor es el estrés” (Loss, 1996, p. 59).

Este fenómeno se debe principalmente a la diferencia de cultura e idiosincrasia entre las

personas y se tiene que,

la cultura, en su sentido más amplio, es lo que lo hace a uno extraño cuando está
lejos del hogar. Incluye todas aquellas creencias o expectativas acerca de cómo
actúa la gente, que se han convertido en algo así como una segunda naturaleza
para uno, como resultado del aprendizaje social. Cuando se está con miembros de
un grupo que comparten la propia cultura, uno no necesita pensar en ello, porque
se mira el mundo prácticamente de la misma manera, y todos saben al menos en
términos generales, qué esperar unos de otros. (Loss, 1996, p. 58)

La adaptación a esa nueva cultura comprende varias etapas según Paul Hiebert lo

cual se representa en la siguiente figura (1999, p. 373):

En los primeros meses de estadía se da un período de euforia donde la persona está

descubriendo esa nueva cultura, se enamora de ella de sus sabores, olores, música, todo es muy
diferente y llamativo. Este romance con la cultura huésped poco a poco va desapareciendo y el

nivel de satisfacción disminuye hasta estar en esta de choque donde todo se hace difícil, ya no

son los lindos niños que juegan en la calle sino lo insoportable que es el bullicio en esa ciudad. Si

la persona logra superar esta etapa de crisis se llega a una saludable adaptación cultural.

La ansiedad y el estrés son emociones distintas, “el estrés es como la presión eterna

ejercida sobre el individuo…la ansiedad es la tensión interna que resulta generalmente de

intentar mantenerse a la altura de esas presiones” (Loss, 1996, p. 22). El estrés de esta etapa de

choque no es del todo malo si se sabe manejar, “no es una fuerza totalmente indeseable…una

persona que no experimenta ningún estrés no experimenta preocupación para nada en la vida”

(Loss, 1996, pp. 22-23). Los Chinos utilizan una combinación de dos símbolos para hablar de

estrés, uno representa peligro y el otro oportunidad (Loss, 1996, p. 23). El estrés cultural “más

bien es un fenómeno sicológico que avanza lentamente, prácticamente inadvertido, y la persona

piensa que está funcionando normalmente” (Loss, 1996, p. 67).

Hay muchas causas que pueden provocar el estrés cultural y según Gabriela Cortés en su

artículo en línea algunas de ellas son:

• Enfrentamiento a culturas internas: no todo lo que el individuo a aprendido es válido

en la otra cultura.

• Fracaso en la comunicación

• Pérdida de signos y códigos: el individuo pierde sus modelos culturales de

interpretación que siempre lo habían ayudado hasta entonces a entender su medio ambiente.

• Crisis de identidad
Algunos de los síntomas que se experimentan en este período de estrés son: 1) dolores de

cabeza, transtornos estomacales y sueño, 2) excesiva preocupación por las relaciones y por la

salud, 3) sentimientos de incapacidad, 4) irritabilidad, 5) miedo a ser estafado, robado o

injuriado, 6) ansiedad, frustración, paranoia, 7) soledad y desorientación, 8) comunicación

defensiva (Dodd, 1995, p. 212).

La experiencia de vivir en un lugar de cultura diferente básicamente tiene cuatro

respuestas:

• Lucha: rechaza a los nativos del país, mira por debajo la cultura del país huésped y

actúa de forma etnocéntrica.

• Huye: remueve a su propia persona de la cultura, son los que viven encerrados en sus

casas y se mantienen aislados de todo contacto con la nueva cultura.

• Filtra: niegan la realidad. Esto se refleja de tres maneras: niegan las diferencias,

glorifican su cultura o se hacen nativos rechazando su antigua cultura y adoptando

con entusiasmo la cultura huésped.

• Flexibles: prueban cosas nuevas (Dodd, 1995, pp. 214-215).

Lo más importante para superar esta etapa de choque es saber manejar estas emociones y

canalizarlas de una manera positiva. ¿Pero qué es lo que hace que no todas las personas puedan

superar la etapa de choque? ¿Por qué a algunos se les hace tan difícil e insoportable que tienen

que abandonar el llamado que Dios les ha hecho?

En un estudio realizado por Mario Loss se determinó que las causas de la falta de

adaptación no eran externas. No habían disconformidades serias respecto a la vivienda, idioma o

apoyo financiero, pero si las habían en el terreno de las relaciones tanto con los nativos como con
los compañeros de misión, y la incapacidad de no estar a la altura de las expectativas (1996, pp.

14-15)

La lucha por mantener la autoestima encabeza la lista como una de las principales

razones de la falta de adaptación.

El famoso poema de Ruyard Kipling «Si…», describe a un hombre que cree en si


mismo.

‘Si logras no perder la cabeza cuando todos a tu alrededor la están perdiendo y te


culpan a ti de ello;
Si puedes confiar en ti mismo cuando nadie más te cree, y además hacerte cargo
de sus dudas;

Si puedes esperar y no cansarte de la espera,


O ser objeto de mentiras sin caer en ellas,
O ser odiado sin sucumbir al odio,
Y aun así no parecer ni demasiado bueno ni hablar con demasiada sabiduría;

Si puedes soñar, sin que los sueños te dominen;


Si puedes pensar, sin hacer de las ideas tu objeto;

Si puedes manejar el triunfo y el desastre,


Y tratar como iguales a esos dos impostores;

Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,


Torcida por quienes quieren hacer de ella una trampa para tontos,
O ver rotas las cosas por las que has dado tu vida,
Y agacharte y reconstruirlas con herramientas gastadas;

Si puedes hacer una pila de tus logros,


Y arriesgarlo todo a cara o cruz,
Y perder, y comenzar otra vez desde abajo,
Y nunca pronunciar una palabra acerca de tu pérdida;

Y si puedes obligar a tu corazón, tu nervio y tu fibra


A cumplir contigo mucho después que se han gastado;
Y segur así adelante cuando no hay nada de ti
Salvo la voluntad que les dice: “Sigan adelante”;

Si puedes hablar con las multitudes sin perder tu virtud,


O caminar con reyes, sin perder tu sencillez,
Si ni enemigos ni amigos entrañables te pueden herir;
Si todos cuentan contigo, pero nadie demasiado,
Si puedes llenar el imperdonable minuto
Con setenta segundos dignos de una larga carrera:
Tuya es la tierra y todo lo que en ella hay,
Y –lo que es más- ¡serás un hombre, hijo mío!’. (Loss, 1996, pp. 35-36)

Podemos definir la autoestima como “la evaluación que se hace el individuo y que

habitualmente sostiene con respecto a si mismo. Esto expresa una actitud de aprobación o

desaprobación, e indica hasta qué punto el individuo cree que es capaz, significativo, exitoso y

valioso.” (Loss, 1996, p. 37). El gran problema que se da en la comunidad cristiana es que se ha

enseñado que es malo amarse a uno mismo que eso conduce a orgullo y a vanidad y como

producto de esto se tienen las iglesias llenas de personas con una autoestima baja (Loss, 1996, p.

37).

Entonces ¿cómo se pueden relacionar el amor propio con la humildad?, esta unidad se

logra cuando se definen correctamente estos conceptos,

El amor a sí mismo no es egocentrismo; en realidad es lo opuesto. No es una


emoción dirigida hacia adentro, sino más bien un punto de partida central desde el
cual la emoción puede ser dirigida hacia afuera. La humildad no es pensar de
manera baja sobre nosotros mismos, sino más bien no pensar en absoluto en uno
mismo. Sólo la persona que ama su propio ser puede poner la atención en las
necesidades de los demás. El amor a si mismo no es egoísmo. (Loss, 1996, p. 38)

Como se observa ilustra en la figura siguiente existen tres tipos de personas: Los

primeros son aquellos que tienen una sana autoestima y se aman a si mismos. Estas personas son

capaces de enfocar su energía en los demás, no tienen que estar a la defensiva ya que están

seguros de quienes son y de que es lo que tienen.

La segunda clase de personas son inseguras y sólo piensan en si mismos. Son incapaces

de pensar y de preocuparse por otros, le temen a todo y a todos y se comportan a la defensiva. La

tercera clase es una variación de la segunda, son personas igualmente inseguras y egoístas sólo

que buscan disimular su problema ayudando a otros, lo hacen sólo por una imagen, por ejemplo
las personas que dan donativos para ayudar a los pobres con el único fin de que la gente los mire

y piensen lo buenos que son. Para ellos es muy importante la opinión que tienen los demás

respecto a su persona ya que dependen de esto para sentirse bien o mal.

(Loss, 1996, pp. 39-40)

“El amor propio es, en esencia, el amor por el propio ser; una apreciación del valor de

uno mismo como persona hecha a la imagen de Dios” (Loss, 1996, p. 36).

Cuando una persona se siente incapaz de estar a la altura de las expectativas que

se tienen de ella su subconsciente empieza a activar lo que se conoce como mecanismos

de defensa. Estos mecanismos son un medio que usa el individuo contra los sentimientos

de frustración que produce el fracaso. Son formas de negar la realidad (Loss 1996, p.51).

Según Loss existen tres categorías de mecanismos de defensa, y cada uno de estos tiene

patrones de conducta característicos:

• Mecanismos de Ataque: mayor esfuerzo, compensación, reinterpretación, transacción

y arranques de actividad.

• Mecanismos de Asignación de Culpas y Desviación de la Atención: racionalización,

conductas que atraen la atención e identificación.


• Mecanismos de Fuga: soñar desierto, retiro, represión y regresión (Loss, 1996, p. 51-

52).

Estos mecanismos defensa son comúnmente observados en los campos de trabajo

misioneros. En una entrevista realizada a Eliza Benavides el 15 de octubre del 2005, quien a

sirvió como misionera por 8 años en Kurdistán, comentó que durante su periodo de estrés

cultural ella se volvió muy sensible e irritable. Las emociones se ven muy afectadas y mucha

gente se desenfoca de su prioridad la cual es que ellos conozcan a Jesús.

En la entrevista realizada en 10 de octubre del 2005 a quien se le llamará Santiago

Castillo, ecuatoriano que vive en Costa Rica desde hace 25 años y que en la actualidad se

encuentra retirado de la labor misionera, dijo que él presentó mecanismos de fuga en esta etapa

de estrés, “soñaba con las cosas grandes que haría para el reino y en mis noches a solas ponía un

radio con la música de mi país y recordaba con lágrimas en mis ojos a mis viejitos”.

Otra misionera a quien se le llamará Diana Segura, entrevistada el 14 de octubre del

2005, quien estuvo 8 meses sirviendo en Nepal, comentó que su trabajo en el campo fue muy

difícil ya que de quienes experimento más oposición fue de los misioneros que llevaban tiempo

trabajando, “había muchas intrigas y engaños, no parecía que estuviera trabajando con cristianos,

de no haber sido por los niños hubiera salido corriendo de ahí”.

Benavides, comentó que otro factor importante que no permite asimilar el choque, es ir

cargando problemas personales desde su país de origen, “no se puede soportar la presión de la

cultura, el entorno y además Yo, mis propios conflictos, es demasiado grande para resistirla...es

imprescindible conocerse a uno mismo sus fortalezas y sus debilidades antes de partir al campo

porque allí va a salir lo mejor y lo peor de ti”.


Los misioneros no sólo enfrentan un gran estrés debido a las dificultades de su trabajo

sino que también tienen que lidiar con las expectativas demasiado altas que se esperan de ellos lo

cual produce en muchos culpabilidad y frustración.

La respuesta típica a la imagen inflada es trabajar duro para tratar de estar a la


altura de la misma. De alguna manera, el nuevo misionero tiene que cubrir la
brecha si quiere mantener algo de su autoestima. A medida que intensifica su
esfuerzo, desarrolla problemas emocionales, sicológicos, físicos y espirituales.
Cuando ve que no puede llegar, llega a la conclusión de que es imperfecto y que
no es aceptable para servir a Dios…Cuando las personas no pueden estar a la
altura de un nivel idealizado, se ponen máscaras. Encuentran formas de disimular
sus fallas. El ser humano no puede convivir con una imagen desvalorizada de si
mismo. (Loss, 1996, p. 75)

El vivir siendo alguien que no se es sólo genera personas amargadas, hostiles, críticas,

enfermas, neuróticas y agotadas. Esto produce mucha confusión y desánimo y grandes siervos de

Dios terminan por considerarse como inútiles. En la cultura occidental “cuando una persona no

se desempeña al nivel que se espera de ella, ya no se le considera útil y pronto se le reemplaza”

(Loss, 1996, p. 78). Pero Dios no trabaja así “Dios no está en contra del trabajo o del desempeño

cuando esto es un resultado del carácter, pero para él el trabajo es siempre una consideración

secundaria. En Éxodo 3.14, Dios dijo: ‘Yo soy el que soy’. No dijo ‘Yo hago lo que hago’”

(Loss, 1996, p. 79).

Otro factor que agrava esta situación es la falta de supervisión y de un cuidado pastoral

eficiente, Benavides dijo: “por 5 años no recibimos visita…el pastor es alguien a quien se le da

cuentas”, por otro lado Segura comentó que nunca recibió cuidado pastoral. Para poder superar

esta etapa es necesario tener alguien de confianza para poder desahogarse, para Castillo el

casarse con una tica al poco tiempo de estar viviendo aquí fue lo que le ayudo a superar sus

depresiones, “aunque sigo siendo un extranjero amo este país como que si fuera el mío”.
Por su parte Benavides comentó que hubo un tiempo de roces muy fuertes con una

compañera de misión con la cual dormía y a través de correos que le enviaba a una amiga ella

pudo sacar lo que tenía dentro y sentirse fortalecida por las oraciones de esa mujer.

Si a la baja autoestima, se le suman las utópicas expectativas y la falta de un cuidado

pastoral adecuado en la mayoría de los casos se produce la catástrofe, el misionero termina

sintiéndose tan decepcionado de si mismo que prefiere retirarse o bien su desempeño es tan

pobre que su iglesia o agencia lo retira del campo.

La mejor manera de prepararse para enfrentar el estrés cultural es conociendo un poco del

mismo pero aquí hay unos cuantos consejos que Loss da para manejarlo eficientemente:

• Establecer metas razonables.

• No tomar demasiado en serio la descripción del trabajo.

• Entregarse al gozo.

• Mantener una buena salud emocional.

• Recordar que se es humano.

• No tener temor de ser un tanto excéntrico.

• Ser flexible.

• No se tomarse a uno mismos demasiado en serio: si uno no se toma demasiado en

serio, no tomara demasiado en serio los problemas.

• Reducir el estrés donde sea posible.

• Hacer su cambio cultural en forma gradual.

• Perdonarse a si mismo. Perdonar a otros.

• Formar algunas amistades íntimas con la gente de la nueva cultura.


• Ser agradecido.

• Ser estimulador.

• Armarse de valor; alguien entiende (Loss, 1996, p. 97-112).

El choque cultural es sólo una de las causas que produce el retorno anticipado pero de

manera subjetiva se pueden dar algunos rubros para minimizar este fenómeno:

• Un claro llamado de parte de Dios para trabajo misionero…


• Una familia y / o cónyuge que sean de mucha ayuda.
• Una buena relación con los otros misioneros y colegas.
• La capacidad de mantener una sana espiritualidad sin ayuda externa.
• La capacidad de adaptarse a culturas diferentes y aprender idiomas.
• La supervisión constante, el cuidado pastoral y otra ayuda.
• Provisión financiera regular desde el país de origen. (Lewis, 1997, pp. 84-85)
Conclusión

El choque cultural es el conjunto de reacciones físicas y emocionales de una persona al

ser expuesto a una nueva cultura. El estrés cultural es algo que siempre va a existir pero

dependiendo de la forma como la persona lo afronte va a poder sobrellevarlo con éxito.

El estrés cultural no es experimentado de la misma manera por todas las personas, su

intensidad varia según el compromiso que tiene esta, alguien que planea hacer de la nueva

cultura su hogar lo experimenta con mucha mas fuerza que un turista.

Este es provocado por diversos factores tales como un fracaso en la comunicación, crisis

de identidad, enfrentamiento a culturas y la pérdida de signos y códigos, de un momento a otro

un individuo hecho y derecho se convierte en un niño que ya no sabe como comportarse.

La autoestima es uno de los factores principales para que no se logre una sana adaptación

cultural ya que provoca que la persona luche por mantener a flote la isla de su vida la cual siente

amenazada por las nuevas cosas que experimenta. Los misioneros tienen que tener expectativas

realistas para poder realizar un trabajo efectivo en el campo y es imprescindible el correcto

cuidado de este por parte de un pastor. Es importante conocer como está el trabajo en equipo,

agencia, misionero, pastor si este no funciona bien difícilmente se podrá realizar un buen trabajo

en el campo.

El choque cultural es un fenómeno que debe ser estudiado y conocido por los misioneros

para evitar el retorno anticipado de estos, el conocimiento de sus causas y consecuencias permite

que se de una mejor preparación en las iglesias y seminarios para enfrentar este fenómeno y

superarlo con éxito así lograr esparcir el evangelio a todo el mundo


Apéndices

Encuesta:

1. ¿Ha sufrido el fenómeno de choque cultural, cuénteme algunas de sus experiencias ?


2. ¿Qué cambios produjo en su conducta?
3. ¿Contaba usted con la visita regular de un pastor?
4. ¿A que se debe que algunas personas no puedan superar esta etapa de choque?
5. ¿Consejos para lograr una adaptación efectiva a la nueva cultura?
Bibliografía

ADENEY, Bernard T. “Cultural Value Orientations in Contrast”, en Strange Virtues: Ethics in a


Multicultural World. Downers Grove, Il. EE.UU.: InterVarsity Press, 1995, pp. 106-124.

ARONEY-SINE, Christine, “Surviving a stress-filled Environment: Manteining Emotional


Health”, en Survival of the Fitlest: Keeping Yourself Helthy in Travel and Service
Overseas. Monrovia, Ca. EE.UU.: MARC, 1994, pp.73-90.

CORTES, Gabriela. El Choque Cultural Stress [en línea]. 2002 [fecha de consulta: 19 Octubre
2005]. Disponible en: <http://www.azc.uam.mx/publicaciones/tye/elchoquecultural.htm>

CULBERTSON, Howard. Understanding Culture Stress [en línea]. 2002 [fecha de consulta: 19
Octubre 2005]. Disponible en: <http://home.snu.edu/~hculbert/shock.htm>

DODD, Carley H. “Adapting to Culture”, en Dynamics of Intercultural Communication.


Dubuque, Io. EE.UU.: WCB Brown & Benchmark, 1995, pp. 211-225.

GUANIPA, Carmen. El Choque Cultural? [en línea]. 1997 [fecha de consulta: 19 Octubre 2005].
Disponible en: <http://edweb.sdsu.edu/people/CGuanipa/choque.htm>

HIEBERT, Paul G. “The Cultural Perspective: Cultural Differences and the Comunication of the
Gospel”, en Perspectives on the Word Christian Movement, R. Winter y S. Hawthorne
(ed.). Pasadena, Ca. EE.UU.: William Carey Library, 1999, pp. 373-383.

KOTESKEY, Ronald. What Missionaries Ought to know about Culture Stress [en línea]. 2005
[fecha de consulta: 19 Octubre 2005]
<http://www.missionarycare.com/brochures/br_culturestress.htm>

LEWIS, Jonatán P. “Una Investigación de las Causas y las Curas al Retorno Anticipado”, en
Demasiado Valioso para que se Pierda: Exploración de las Causas y Curas del Retiro
Misionero Anticipado (Too Valuable to Lose), Guillerrmo D, Taylor (ed.). Wheaton, Il.
EE.UU.: Alianza Evangélica Mundial, 1997, pp. 102-116.

LOSS, Mario. Choque Transcultural: La vida misionera en un contexto cultural diferente


(Culture Shock). Miami, Fl. EE.UU.: Unilit, 1996.

You might also like